Estados Unidos y su política frente al terrorismo

Sebastian

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El Senado acusa a la CIA de mentir y de hacer interrogatorios brutales

Obama asegura que el informe debe contribuir “a dejar esas prácticas en el pasado”

Marc Bassets / Yolanda Monge Washington 9 DIC 2014 - 19:13 CET50

Estados Unidos vuelve a asomarse a la guerra sucia de la era Bush, a las prácticas irregulares que definieron la guerra contra los terroristas de Al Qaeda en los años posteriores al 11-S, divideron al país y dañaron la imagen de EE UU en el mundo. Un informe del Senado, publicado este martes tras meses de negociaciones sobre su contenido, denuncia la inefectividad de las torturas de la CIA y los engaños de los responsables de la agencia de espionaje a la Casa Blanca y Congreso.

El informe, elaborado por la mayoría demócrata en el Senado, ofrece un retrato descarnado de uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Estados Unidos: el programa secreto de detención e interrogatorios que la Administración del republicano George W. Bush puso en marcha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que murieron casi tres mil norteamericanos.

El presidente George W. Bush dijo reiteradamente durante sus años en la Casa Blanca que el programa de detención e interrogatorios era "humano y legal" y daba resultados para desmantelar complós terroristas y capturar a líderes de Al Qaeda. Mientras tanto, la CIA coordinó filtraciones de información clasificada a medios de comunicación, “incluyendo información errónea”, para contrarrestar las “críticas, moldear la opinión pública y evitar acciones del Congreso para restringir” el programa.

“Ninguna nación es perfecta”, dijo el presidente Barack Obama tras publicarse el informe. “Pero una de las fortalezas que hace a América excepcional es nuestra voluntad de afrontar abiertamente nuestro pasado, encarar nuestras imperfecciones, hacer cambios y mejorar”.

La investigación de los demócratas del Senado —de la que se han desmarcado los republicanos— se lee como un acta de acusación contra la Agencia Central de Inteligencia, el servicio de espionaje exterior de EE UU. Cuestiona la legalidad de sus acciones. Pone en duda la honestidad de sus responsables cuando afirmaban a sus superiores que los llamados métodos de interrogación reforzada —el eufemismo usado para describir torturas como el ahogamiento simulado o ‘waterboarding’— sirvieron para desarticular tramas terroristas o detener a jefes de Al Qaeda. Y describe torturas crueles y condiciones de detención degradantes, más intensas de lo que aparentemente creían los responsables políticos.

El informe —resultado de tres años de trabajo en el Senado más dos de negociaciones con la Casa Blanca y la CIA sobre los fragmentos que podían desclasificarse— revela que los jefes de la CIA ocultaron información clave a los altos cargos de la Administración de Bush, incluido el presidente. La CIA aparece como una agencia fuera del control político, mal preparada para combatir a Al Qaeda y proclive a las chapuzas que en ocasiones pusieron en riesgo la seguridad de EE UU en vez de protegerla. La brutalidad de las técnicas llegó a ser tal en algunos casos que personal de la Agencia trató de ponerles fin, pero altos cargos de la organización de espionaje ordenaron proseguir con ellas.

La Casa Blanca distribuyó nada más hacerse público el informe un comunicado en el que aseguraba que las prácticas de tortura de la CIA a sospechosos de terrorismo durante la década pasada no ayudaron a los “esfuerzos contra el terrorismo” ni a los intereses de seguridad nacional de su país.

El informe “documenta un programa preocupante” de interrogatorio a sospechosos de terrorismo entre 2001 y 2009, y debe contribuir “a dejar esas prácticas donde pertenecen, en el pasado”, finaliza Obama en su comunicado.

Bush y sus colaboradores no salen bien parados. Por ser los encargados de impulsar y supervisar el programa de detención e interrogaciones. Y porque, si las afirmaciones del informe son ciertas, vivieron en la inopia durante buena parte de los años posteriores al 11-S. La batalla por las torturas en los años de Bush, que pareció cerrarse cuando Obama llegó a la Casa Blanca en 2009 y prohibió las torturas, se reabre.

"Tenemos que trabajar en una especie de lado oscuro”, dijo el entonces vicepresidente Dick Cheney, cinco días después del 11-S. “Tenemos que pasar tiempo en las sombras del mundo de la inteligencia”. “Merecen muchos elogios”, dice Cheney ahora. “En lo que a mí respecta”, declaró a ‘The New York Times’, “deberían ser condecorados, no criticados”. Cheney, como Bush, niega sentirse engañado por los responsables de al CIA, al contrario de lo que asegura el informe.

Las discrepancias no acaban aquí. En un texto introductorio al informe, la senadora demócrata, Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, se refiere a las prácticas de la CIA como “torturas”, una palabra que Bush y sus colaboradores se resisten a utilizar.

Otro punto de discusión es si los interrogatorios “reforzados” permitieron extraer confesiones valiosas a los detenidos. Para Bush y los suyos, fueron decisivos. Responsables de la CIA en aquella época sostienen que incluso contribuyeron a localizar a Osama bin Laden, el cerebro de los atentados del 11-S, ejecutado por un comando de EE UU en 2011 en Pakistán. El informe de Senado sostiene lo contrario: no sólo las torturas fueron inútiles sino que la CIA exageró sobre su efectividad, otro engaño en una lista larga de engaños que revelan los investigadores del Senado. Lo que suscita un consenso en EE UU es la necesidad de pasar página judicial. No se ha proceso a ninguno de los torturadores —sus identidades permanecen ocultas— ni tampoco ha habido ninguna comisión de la verdad.

El informe cuenta con 20 puntos y tiene descripciones muy duras y detalladas sobre las técnicas que la Agencia Central de Inteligencia usó en los años posteriores a los ataques terroristas de Al Qaeda contra Nueva York y el Pentágono.

El documento tiene 524 páginas, que son resumen de un memorando de más de 6.000 cuyo contenido no será hecho público. Doscientas de las 500 páginas se dedican a la historia del programa de interrogatorios y se documentan 119 casos de presos –al menos 39 de los cuales sufrieron las torturas consideradas como Técnicas de Interrogatorio Reforzadas-. La investigación fue realizada solo por los miembros demócratas del Comité y cuenta con una réplica republicana por parte de los miembros de ese partido del Comité.

Las técnicas para ‘romper’ a los sospechosos y obtener información sobre células de Al Qaeda iban desde la privación de sueño -hasta una semana sin dormir-, hasta las amenazas de carácter sexual, el tristemente famoso waterboarding (asfixia simulada por agua), o las amenazas de muerte a manos de los interrogadores americanos –al sospechoso del bombardeo contra el portaaviones USS Cole, Al Nashiri, se le amenazó con atravesarle la cabeza con un taladro-.

Con la aprobación del personal médico de la CIA, a algunos prisioneros se les sometió a la técnica conocida como 'alimentación rectal' o 'hidratación rectal', ya que el jefe de interrogatorios de la Agencia consideraba que el procedimeinto lograba "un total control sobre el detenido".

Respecto a la técnica de waterboarding, que el cerebro del 11-S sufrió hasta 83 veces, fue aplicada a más prisioneros de los que la CIA reconoce, solo tres.

El informe expone que el director de la CIA, George Tenet, publicó en enero de 2003 directrices oficiales sobre los métodos de interrogación y las condiciones de confinamiento en los centros de detención. En ese momento, dice el informe, 40 de las 119 arrestados ya habían sido detenidos.

El documento señala que un centro al que denomina con el seudónimo ‘Cobalt’ llegó a albergar “más de la mitad” de los 119 detenidos identificados. Dicho centro inició sus operaciones en septiembre de 2002. Se llevaron a cabo “interrogatorios frecuentes, no autorizados y no supervisados de detenidos usando técnicas duras físicas de interrogación que no formaban parte -y nunca lo hicieron- del programa formal de interrogación reforzadas”.

Otra de los conclusiones es que la CIA “no estaba preparada” cuando empezó a operar el programa, más de seis meses después de recibir, el 17 de septiembre de 2001, una autorización del presidente Bush, en un memorándum de notificación de acciones encubiertas, para detener secretamente a sospechosos que supusieran un riesgo para EE UU o prepararan atentados terroristas. Pero esa autorización “no hacía referencia a las técnicas de interrogación”.

Pero pocos episodios de la historia reciente están tan estudiados como el de las torturas y las detenciones. Se han publicado decenas de libros y centenares de artículos. Los excesos de la CIA han sido motivo de series y películas. Y ahora, el informe del Senado, el esfuerzo más completo para entender el periodo.

Los programas de Bush son ilegales desde 2009. Pero la era Bush no ha terminado. La guerra contra el terrorismo —y el uso de tácticas cuestionadas, como el uso de aviones no pilotados, o las escuchas electrónicas de la NSA— sigue con Barack Obama.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/09/actualidad/1418144432_841703.html
 

Sebastian

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Las claves del informe sobre los interrogatorios de la CIA
EE UU publica un informe sobre el tratamiento a sospechosos de Al Qaeda tras el 11-S

yolanda monge Washington 9 DIC 2014 - 20:49 CET93
Sobre más de 6.000 páginas se pactó en el Senado el pasado mes de abril que solo 524 fueran accesibles al público por razones de seguridad nacional. Cerca de doscientas de las más de 500 páginas se dedican a la historia del programa de interrogatorios y se documentan 119 casos de presos –al menos 39 de los cuales sufrieron las torturas consideradas como Técnicas de Interrogatorio Reforzadas (EIT, Enhanced Interrogation Techniques, siglas en inglés)-. La investigación fue realizada por la mayoría demócrata del Senado y cuenta con una réplica republicana por parte de los miembros de ese partido en el Comité de Inteligencia que preside Dianne Feinstein.

Tras cinco años de recopilación de documentos, investigaciones y negociaciones, 20 puntos resumen las conclusiones sobre el uso de controvertidos métodos de interrogatorio a sospechos y miembros de Al Qaeda retenidos en instalaciones secretas –‘black sites’, en inglés- en diferentes lugares del mundo en los años posteriores a los ataques terroristas del 11-S.

Estos son los más relevantes.

El uso por parte de la CIA de las técnicas reforzadas de interrogatorio no fue un medio efectivo para adquirir información que sirviera al espionaje o lograra la cooperación de los detenidos.
Según la CIA, siete de los 39 presos que fueron sometidos a las brutales técnicas de interrogatorio no proporcionaron ninguna información útil. Es más, en algunos casos, los interrogados –se evita el término torturado- ofrecieron datos falsos, lo que se tradujo en mala información para el espionaje.

La justificación de la CIA para usar esas técnicas de interrogatorios se basaba en una falsa declaración de que eran efectivas.
La Agencia hizo creer a la Casa Blanca, el departamento de Justicia y al Congreso que se evitaban complós terroristas como consecuencia directa de la aplicación sobre ciertos detenidos de esas técnicas de interrogatorio.

Los interrogatorios de la CIA a los detenidos fueron mucho peores y más brutales de lo que la CIA reconoció a la Casa Blanca, el Congreso y otros, así como las condiciones de confinamiento.
Empezando por el primer detenido de la Agencia, Abu Zubayda –hoy en Guantánamo-, y siguiendo con otros muchos, la CIA aplicó técnicas durísimas –calificadas como torturas por la senadora Feinstein- durante días e incluso semanas. Entre los métodos empleados para ‘romper’ a los sospechosos se encontraba el waterboarding (asfixia simulada por agua); la privación de sueño; la violencia sexual; la amenazas de muerte: y el walling (golpear contra un muro al detenido), entre otras.

En algunos casos, las técnicas aplicadas fueron tan duras que el personal de la CIA pidió que se suspendieran pero los altos mandos ordenaron continuar con ellas.

Con la aprobación del personal médico de la CIA, a algunos prisioneros se les sometió al método conocido como 'alimentación rectal' o 'hidratación rectal', ya que el jefe de interrogatorios de la Agencia consideraba que el procedimiento lograba "un total control sobre el detenido".

La CIA proporcionó de forma repetida información incorrecta al departamento de Justicia, lo que impidió un apropiado análisis legal del programa de detención e interrogatorios, así como de forma activa impidió que el programa fuera supervisado por la Casa Blanca y el Congreso.

La Agencia coordinó filtraciones de información clasificada a medios de comunicación, incluyendo información errónea, para contrarrestar las críticas, moldear la opinión pública y evitar acciones del Congreso para restringir el programa.

La CIA no estaba preparada cuando empezó a operar el programa, más de seis meses después de recibir, el 17 de septiembre de 2001, una autorización del presidente George W. Bush, en un memorándum de notificación de acciones encubiertas, para detener secretamente a sospechosos que supusieran un riesgo para EE UU o prepararan atentados terroristas.

Para 2005, la CIA había ‘subcontratado’ la gran mayoría de las operaciones que tenían que ver con el programa de interrogatorio ascendiendo al 85% la subcontratación hacia su final. Cuando comenzó a ponerse en práctica el método de detención, la Agencia contrató a dos psicólogos que habían trabajado antes para el Ejército pero que carecían de experiencia en operaciones de interrogatorio.

La CIA no reprendió o hizo responsable a nadie por lo sucedido así como marginó e ignoró las numerosas críticas que se efectuaron desde el interior de la organización.

En 2006, la CIA ponía fin al programa de detención e interrogatorios debido en parte a la falta de cooperación por parte de otros países. La Agencia necesitaba contar con el máximo secretismo y eso no quedaba garantizado después de que George Bush admitiera la existencia del programa en septiembre de aquel año. Desde el inicio del programa fue muy difícil para la CIA encontrar países dispuestos a colaborar y proporcionar lugares clandestinos de detención. A excepción de un país –cuyo nombre, como todos, está tachado en el informe-, la CIA se vio forzada a reubicar a todos y cada uno de los prisioneros de los países en los que había establecido un centro de detención debido a la presión de los gobiernos o la salida a la luz pública del programa.

Este martes ha concluido una larga espera y más de 10 años después de que el último operativo de Al Qaeda fuera sometido a waterboarding (asfixia simulada con agua), estas eran algunas preguntas y las respuestas sobre cómo, por quién, para qué y qué beneficios –si alguno- tuvo el controvertido programa.

¿En qué ha consistido el trabajo de los investigadores del Senado?
Durante los cuatro años de investigación, se analizaron más de seis millones de cables, memorandos y otros documentos oficiales. El esfuerzo requirió de la creación de protocolos e instalaciones especiales para analizar los documentos, así como de un acuerdo de colaboración entre la CIA y el comité, rodeado de polémica. En agosto, la CIA admitió que algunos de sus empleados espiaron ordenadores reservados para los investigadores del Senado, como había denunciado en marzo Feinstein.

¿Por qué ha tardado tanto en publicarse el informe?
Principalmente por la disputa entre el comité del Senado y la CIA -con la Casa Blanca de apoyo- sobre qué detalles del informe debían de ocultarse o matizarse. Es habitual que, al desclasificar documentos confidenciales, el Gobierno revise y elimine algunos detalles amparándose en la protección de la seguridad nacional. La senadora Dianne Feinstein ha criticado una injerencia desproporcionada.

¿Qué opina la CIA y la Administración Bush del informe del Senado?
Tras la difusión del informe, la CIA tiene previsto publicar un documento que refutará sus principales conclusiones. Según el diario The New York Times, el actual director de la CIA, John Brennan, ha estado preparando junto a ex altos cargos de la agencia una contraofensiva para rebatir el informe del Senado y minimizar su impacto público. El expresidente Bush y sus más próximos asesores han decidido apoyar a la que era la cúpula de la CIA durante su etapa en la Casa Blanca. “Estos son patriotas y diga lo que diga el informe, si disminuye sus contribuciones a nuestro país, estará fuera de lugar”, dijo el expresidente en una entrevista a la cadena CNN.

¿En qué consisten las Técnicas de Interrogatorio Reforzadas (EIT, Enhanced Interrogation Techniques, siglas en inglés) y de qué sirvieron?
En abril de 2009, el Departamento de Justicia hizo públicos unos informes en los que detallaba las técnicas de interrogación usadas por la CIA y que se elevaban a diez, entre otras la privación del sueño; la manipulación en la dieta; la desnudez forzada; golpear el abdomen o abofetear la cara para producir desconcierto; amenazas de carácter sexual; encierro con insectos; y por supuesto el tristemente famoso waterboarding así como el llamado walling (sostener al detenido contra un muro mientras se le sujeta cuello y cabeza con una toalla…).

Tanto republicanos como demócratas sabían del uso de las técnicas. Obama reconoció el pasado agosto que “se había torturado a algunos tipos”. ¿Sirvieron las técnicas EIT para capturar a Osama Bin Laden? El informe es categórico: no.

¿Qué ha hecho el presidente Barack Obama sobre los métodos de tortura?
El último miembro de Al Qaeda en ser interrogado con la técnica del ahogamiento simulado por waterboarding lo fue en 2003. Pero no fue hasta enero de 2009 cuando, nada más llegar a la Casa Blanca, Barack Obama acabó con el polémico programa secreto de detención e interrogación de la CIA. Sin embargo, su Administración no ha llevado a la Justicia a ningún empleado de la agencia por esos hechos. La práctica de la detener e interrogar sospechosos en otros países continuó.

Obama apoya la difusión del informe, pero su Administración ha trabajado intensamente entre bastidores para ocultar detalles. El presidente calificó a principios de agosto como tortura las técnicas empleadas por la CIA para interrogar a sospechosos y enfatizó que se cruzó una “raya”. Sin embargo, pidió tener en cuenta el contexto de miedo generalizado tras los atentados de septiembre de 2001 para “no juzgar con demasiada dureza” a quienes “hicieron cosas que estaban mal”.

¿Cuántas personas han respondido ante la Justicia por torturas?
Ninguna. Y el informe no prevé revelar la identidad de los torturadores. De hecho, el comité no ha podido entrevistar ni a uno solo de los operativos de la CIA que formaron parte de la guerra sucia de Bush. Al llegar al poder, el presidente Obama abogó por pasar página. Hoy es difícil que haya ya consecuencias jurídicas.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/09/actualidad/1418100476_905071.html
 

Sebastian

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Exespías de la CIA salen en defensa de la agencia ante informe sobre torturas

Afirman que el informe del Senado sobre las torturas está “lleno de errores” y que no responde a la “realidad” que la CIA vivió en la época a la que se refiere
Silvia Ayuso Washington 9 DIC 2014 - 21:06 CET22

Ante la avalancha de críticas suscitadas por el informe estadounidense que relata la “brutalidad” e “ineficiencia” de las prácticas de tortura que la CIA practicó durante la era Bush, exespías y antiguos altos responsables han reaccionado con un mensaje contundente: “La CIA salvó vidas”.

Ese es el nombre de la página web (www.ciasavedlives.com) creada por este equipo -ya no vinculado a la CIA- para responder con artículos, declaraciones y documentos desclasificados al informe presentado este martes por la senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia que durante siete años revisó las controvertidas prácticas de la CIA tras el 11-S, como el “waterboarding” o ahogamiento simulado.

“Nosotros, como antiguos altos funcionarios de la Agencia Central de Inteligencia, hemos creado esta página web para presentar documentos que de manera concluyente demuestran que el programa fue: autorizado por el presidente, supervisado por el Consejo de Seguridad Nacional y considerado legal por el fiscal general en múltiples ocasiones”, destaca su declaración de intenciones.

Con argumentos pretenden también rebatir las conclusiones del informe del Senado, que sostiene que las prácticas empleadas por la CIA fueron “brutales” y pese a ello “ineficaces”, puesto que no lograron arrancar los testimonios buscados a los prisioneros.

El informe de Feinstein está “plagado de errores factuales y de interpretación” y además “no se corresponde en absoluto con la realidad que los líderes y funcionarios de la CIA vivieron”, sostienen del documento, al que además califican como “el peor ejemplo de supervisión del Congreso en todos sus años de servicios para el gobierno”.

La web “constituye un lugar único para la otra parte” que defiende a la CIA, explicó a la revista Foreign Policy Bill Harlow, un portavoz de la Agencia Central de Inteligencia durante el gobierno de George W. Bush en que se centra el devastador informe del Senado.

En ella colaboran también los exdirectores de la CIA Michael Hayden y George Tenet. Este último afirma que con los documentos que han presentado -y seguirán presentando- en esta web se demostrará que “en momentos de grave amenaza a EE UU, el programa sirvió para salvar vidas de estadounidenses y de aliados y para prevenir otro ataque mortal masivo en territorio americano”.

De cara a la publicación del informe, antiguos altos miembros de la CIA y del propio Gobierno Bush aumentaron su presencia mediática las últimas semanas, pero sobre todo en los pasados días, para defender la actuación de los agentes. A ellos se unió hasta el expresidente Bush, que en CNN afirmó el domingo que el personal de seguridad implicado y sus antiguos altos funcionarios son “gente realmente buena” y “patriotas”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/09/actualidad/1418155378_474546.html
 

Sebastian

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El secreto protege a los países implicados
El informe elude citar las cárceles clandestinas en Afganistán, Polonia o Rumania
Joan Faus Washington 9 DIC 2014 - 23:08 CET11


Cercanías de la ciudad polaca de Stare Kiejkuty, donde organizaciones de derechos humanos apuntan que se ubicó una cárcel secreta de la CIA / AP

El informe del Senado sobre el programa de interrogatorio y detención de la CIA no detalla los países que acogieron centros de tortura. La CIA empezó a pensar en otoño de 2001, tras los atentados del 11-S, en instalar prisiones secretas en el extranjero, que operaron entre 2002 y 2006. Por exigencia de la agencia, el documento difundido ayer simplemente los detalla con la palabra país —que aparece en 291 ocasiones— y los clasifica con ocho colores. Sin embargo, las descripciones de algunos de estos países y de los episodios que tuvieron lugar allí permiten deducir cuáles son.

Según un análisis del documento que hace el diario The Washington Post, había nueve centros secretos: cuatro en Afganistán y el resto en la base naval de EE UU en Guantánamo (Cuba), en Polonia, Rumania, Lituania y Tailandia. El informe tampoco facilita los nombres de los centros. El mencionado con mayor frecuencia (en 166 ocasiones) es el denominado Cobalt, que llegó a albergar “más de la mitad” de los 119 detenidos identificados en el documento. Esa cárcel inició sus operaciones en septiembre de 2002. Según la publicación The Daily Beast, a partir del análisis de los detalles descritos se llega a la conclusión de que trata del centro conocido como Salt Pit en Afganistán.

Como anticipo del malestar que podía generar en algunos países la difusión del informe, el presidente, Barack Obama, y la primera ministra polaca, Ewa Kopacz, hablaron por teléfono el lunes. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó en julio al Gobierno polaco a indemnizar a dos presuntos terroristas que estuvieron confinados en uno de esos centros secretos.

El informe del Senado detalla la indignación que causó en algunos países la difusión de sus actividades y la opacidad con la que operaba dentro y fuera de EE UU. “La CIA exigía secretismo y cooperación a las naciones para cooperar en los centros clandestinos”, señala. El documento sostiene que la CIA “no informó a dos secretarios de Estado” sobre las ubicaciones de las prisiones secretas y que pidió a los embajadores que no hablaran del programa con funcionarios del Departamento de Estado, pese a las implicaciones diplomáticas de la colaboración y el hecho de que “los líderes políticos de los países de acogida eran generalmente informados”.

El informe menciona nueve centros secretos de la CIA: cuatro en Afganistán y el resto en la base naval de Guantánamo (Cuba), en Polonia, Rumania, Lituania y Tailandia

“Desde el principio del programa, la CIA afrontó desafíos significativos en la búsqueda de naciones dispuestas a acoger sitios clandestinos de detención”, revela. Con la excepción de un país sin detallar, “la CIA fue forzada a recolocar a los detenidos fuera de cada uno de los países en los que había centro de detención por la presión del gobierno de acogida o revelaciones públicas del programa”. El documento asegura que uno de los factores que llevó al fin del programa en 2006 fue la “reducción de la cooperación” de naciones.

El documento no entra en detalles sobre cómo eran transportados los detenidos ni dónde hacían escala. Según una investigación judicial, en enero de 2004, 13 agentes secretos de la CIA hicieron escala en Palma de Mallorca en un avión civil en el que permaneció secuestrado Jaled el Masri, un alemán de origen libanés, que posteriormente fue traslado a una cárcel de Kabul donde fue torturado.

El pasado septiembre, el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno decidió archivar el caso del vuelo de la CIA que recaló en Palma de Mallorca alegando la imposibilidad de lograr “la identificación real de los miembros de la tripulación”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/09/actualidad/1418161530_698935.html
 

Jorge II

Serpiente Negra.
Y es más, viendo el informe, los métodos de torturas bien conocidas mucho antes del 11 de setiembre, creo que el problema radica en su cumplimentación donde se les fue la mano, además, como digo siempre este informe que salió a la luz debe ser lo mínimo y lo que se quiere que se sepa sea por internas o por otras cuestiones pero vamos a ver el 10% de la triste realidad.
Vale también que el problema de las torturas es terrible obviamente para el torturado pero también para el torturador porque a la larga le afecta bastante si es que no tiene un buen tratamiento psicológico.
Todo esto es terrible, pero hay que tener en cuenta que el pueblo estadounidense es muy responsable de esto, porque avalaron con su voto en una reelección la guerra legal contra el terrorismo e ilegal contra los prisioneros terroristas o no, por ende tienen que hacerse cargo.
 
Los think tanks sobre terrorismo no son muchos, al menos los que tienen cara visible, en este caso presentaron un informe anual de los último diez años sobre el terrorismo mundial, un indice que ya habían editado por primera vez el año pasado, creo que será muy interesante el del año que viene porque dará vuelta varios de los gráficos, especialmente en los que conciernen a Europa.





Hice una selección de los gráficos más representativos, comparativamente cambiará radicalmente el índice del año que viene.











http://economicsandpeace.org/wp-content/uploads/2011/09/Terrorism-Index-Report.pdf

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Trump confirma que un hijo de Osama bin Laden ha muerto en una operación
antiterrorista de EEUU entre Afganistán y Pakistán
 
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