EL PANHARD EN MALVINAS
(por Armando S. Fenandez Revista Soldados)
Y ALLI ESTA. Desde hace un cuarto de siglo, su cañón de 90mm apunta hacia Gíreles Ridge, el ultimo lugar hacia el que disparo, cumpliendo ordenes de fuego. El viejo auto blindado Panhard, perteneciente al “3 de Fierro”, ya no es mas que un montón de chapa oxidada. Pero las marcas del combate lo ennoblecen todavía y el viento del Atlántico Sur sigue acunando su sueño.
El 19 de abril de 1982, desde las entrañas de un C-130 Hércules, salieron dos vehículos blindados Panhard. Eran los primeros vehículos de ese tipo que llegaban a Malvinas e iban al mando del entonces Subteniente Gustavo Adolfo Tamaño. En tres posteriores vuelos sucesivos se les uniría el subteniente Fernando Chércoles con otros seis vehículos más. Los azorados policemen de las islas, contemplaron, al igual que los pobladores, el paso de los blindados a ruedas por las calles de Puerto Argentino.
Estos vehículos, reforzados por elementos del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 9, conformaron las secciones “cobra” y “Águila”. El 16 de abril, junto con a otros elementos de la Brigada de Xma Infantería Mecanizada, arribo a las islas el Escuadrón de Exploradores de Caballería Blindado 10, que mas tarde y a las ordene del entonces Capitán Rodrigo Soloaga combatirían bravamente al sur del Monte Longdon.
El Mayor Domingo Carullo fue puesto al frente del Escuadrón Blindado, que ocupaba la zona de Moody Brook. A partir del 1º de Mayo, el escuadrón fue sometido a ataques aéreos y navales Británicos. Las primeras bajas se experimentaron el 10 de junio, bajo el fuego de artillería enemiga. Allí resultaron heridos los soldados Gerardo Mancididor y Juan Carlos Costa. El 12 de junio, el escuadrón Panhard que ocupaba posiciones de combate al oeste de Puerto Argentino, fue duramente castigado por la artillería británica. En ese ataque fueron heridos el Subteniente Tamaño, el cabo primero Alegre y el soldado conscripto Iglesias. Los vehículos Argentinos se replegaron, pero retomaron el combate por la tarde y sus cañones rompieron fuego sobre la infantería inglesa que avanzaba. Una y otra vez se replegaron y otras tantas veces volvieron, para proteger a la infantería Argentina que se replegaba ante el embate ingles.
Bajo un infierno de lodo, proyectiles que caían y humo de pólvora, los Panhar combatieron hasta agotar sus municiones. El 14 de junio, rodando sobre un blanco manto de nieve que cubría el paisaje malvinero, el Escuadrón Panhard se desplegaba aprestándose a cubrir el repliegue del Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM5), cuando llego la orden de cese del fuego.
Se detuvieron los motores, y sus tripulantes; los ya legendarios “boinas negras” se cuadraron y saludaron, junto a sus vehículos, cuyo blindaje estaban acribillados por las esquirlas de la artillería enemiga. La batalla había concluido y ellos, como otros tanto combatientes, habían dado lo mejor de sus desde sus puestos de combate.
DURANTE EL CONFLICTO
TERMINADO EL CONFLICTO