El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la Directora General de la Agencia de Apoyo y Adquisiciones de la OTAN (NSPA), Stacy Cummings, participarán el próximo 23 de enero de una ceremonia en la cual se rubricará un acuerdo para la para la adquisición de munición de artillería de 155mm. La compra forma parte de los esfuerzos de la Alianza atlántica para incrementar las existencias de sus stocks, así como para continuar con la asistencia a Ucrania.

La adquisición de munición de artillería se ha convertido en prioridad para la OTAN y muchos de los países que la integran. Las razones están a la vista luego de las lecciones aprendidas en los casi dos años que lleva el conflicto en Ucrania, contienda en la cual el arma artillería ha demostrado una vez más el porqué fue bautizada como “La Reina de las Batallas”.

El conflicto ucraniano dejó en evidencia las carencias de muchas de las fuerzas armadas de la OTAN en lo que refiere a reservas de munición para hacer frente a una contienda de alta intensidad. También quedó expuesto el retroceso que ha sufrido la industria de la defensa europea, la cual aún continúa realizando esfuerzos para re-acomodar su capacidad de producción.

A una semanas de que la Guerra en Ucrania cumpla tres años, no son pocos los países de la OTAN que han comprendido tardíamente la necesidad de ponerse al día con sus reservas de munición y de expandir su capacidad industrial para garantizar cierto autoabastecimiento. Alemania, Polonia, Noruega, Finlandia, Suecia son algunos de los países que han dado luz verde a diversas iniciativas para atender en el mediano plazo los requerimientos actuales.

Sin embargo, desde algunos sectores ya se ha advertido que las soluciones puestas en marcha no llegarían a tiempo para cubrir las necesidades de un conflicto que amenaza con extenderse. Oficiales de las Fuerzas Armadas de Suecia y Noruega no solo han señalado que Europa está en una carrera contra-reloj de lo que podría ser una guerra más extensa, sino que también han destacado que lo que sucede en los campos de batalla de Ucrania es un adelanto de lo que podría tener lugar en un futuro no tan lejano.

Entre uno de los puntos críticos destaca la artillería, arma sobre la cual Rusia y Ucrania han sustentado sus logros en el terreno. Lógicamente la infantería y la caballería también también cumplen un rol vital, pero ha sido la superioridad artillera la que ha marcado la diferencia a la hora de romper la paridad determinada por el combate estático. La disponibilidad de munición y reservas suficientes logró inclinar la balanza para uno u otro bando, tal como se ha podido apreciar en los últimos meses.

Actualmente, Rusia está demostrado superioridad gracias a la llegada de stocks de munición de artillería provenientes de Corea del Norte. La situación para Ucrania no solo se agravó por este apoyo, sino que también viene sufriendo la pausa de la asistencia militar proveniente de EE.UU.

En lo que ha sido una previsión tardía, Europa está intentando suplir la baja del caudal norteamericano, razón por cual en los últimos meses se han implementado iniciativas para consolidar las cadenas de producciones locales en el mediano plazo. El desafío no es menor ya que no solo implica re-adecuar e incrementar la inversión en recursos humanos, materiales y presupuestarios, sino que la producción tendrá que estar a la altura de los requerimientos que demandan los campos de batalla modernos.

La OTAN también deberá considerar en el corto plazo la expansión de sus medios artilleros, tanto remolcados como autopropulsados, ya que los mismos son un objetivo prioritario y han demostrado que, bajo las condiciones de combate de alta intensidad, sufren de desgaste prematuro. En este apartado, algunos países ya han adoptado medidas, como por ejemplo Francia: Nexter ha logrado incrementar la capacidad de producción de su vehículo de combate de artillería (VCA) CAESAR.

Otro ejemplo es Polonia, país que se ha planteado contar en el mediano plazo con una formidable fuerza de artillería. Para ello recurrió a proveedores locales como extranjeros para producir y adquirir sistemas tales como los VCA AHS Krab y K9 Thunder, y lanzadores múltiples de cohetes K239 Chunmoo (Proyecto HOMAR-K) y M142 HIMARS.

Imagen de portada ilustrativa. Créditos: Armée de Terre

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