Noticias relativas al conflicto

INFOBAE 02 DE ABRIL DE 2017.(hay videos en la nota en la pagina web)

Pudieron haberse matado en la misma batalla: Infobae los reunió 35 años después

Combatieron en Monte Harriet. Con las balas silbando sobre sus cabezas. El Coronel Mayor Lautaro Jiménez Corbalán, del Regimiento 4 de Monte Caseros, y el Teniente Coronel David Wheen, del 42 Comando de los Royal Marines, vuelven a estar frente a frente para hablar de los horrores de aquella guerra, el coraje y los miedos, la paz y reconciliación

Por Gaby Cociffi 2 de abril de 2017
Directora Editorial de Infobae | [email protected]



David Wheen, capitán del 42 Comando de los Royal Marines, cavando una trinchera en Malvinas
"Esa noche" es la del 11 de junio de 1982 en Monte Harriet. Una noche muy oscura y fría -siete grados bajo cero-, donde los británicos avanzaban a través de un campo minado. Los 42 Comandos -bajo las órdenes del teniente coronel Nick Vaux- debían tomar esa posición. David Wheen comandaba la Compañía L que marchaba en la primera línea de combate.

El fuego de artillería del Regimiento 4 -a cargo del teniente Coronel Diego Soria- demoraba el avance inglés. Jiménez Corbalán y sus hombres defendían el monte bajo un increíble bombardeo que llegaba desde una fragata en la costa.

El Harriet parecía estallar en llamas. Proyectil tras proyectil, metralla tras metralla, silbaban sobre las cabezas de los soldados. Se preguntaron si alguien iba a sobrevivir a esa noche. La negra madrugada estaba iluminada por resplandores de bombas y balas trazantes. La escena parecía irreal, la sangre de los muertos no lo era.


Algunos de los oficiales del Regimiento 4 de Monte Caseros que combatieron en Malvinas. Lautaro Jímenez Corbalán (el tercero de pie, de derecha a izquierda) era subteniente y tenía 20 años
Desde las diez y media de la noche hasta la madrugada del 12 -"nueve y media de la mañana se rinden los últimos argentinos", aclara Jiménez Corbalán- combatieron frente a frente. Uno podría haber matado al otro. Pero ahora están aquí, de pie entre estas cruces blancas. Y hablan. Escuchémoslos.

David Wheen: En el instante en que ambos sobrevivimos a la guerra, y la pelea terminó, dejamos de ser enemigos. Nos convertimos en camaradas de armas.

Lautaro Jiménez Corbalán: En el momento de la batalla tenés que sobrevivir y tenés que matar. Pero no sentís odio por tu enemigo. Sólo cuando matan a un compañero… Ahí querés matar al otro, sale el instinto salvaje de querer eliminarlo.

DW: Es extraordinario poder estar frente a frente. Puede que hayamos tratado de matarnos el uno al otro, pero no por motivos personales sino porque eso era lo que nuestros trabajos requerían de nosotros. Yo no te odiaba, ¿por qué habría de hacerlo? No te conocía…

LJC: En ese momento nosotros tampoco teníamos odio. Eran nuestros enemigos. El problema es que existe una disputa ancestral entre los dos países por Malvinas. Eso fue lo que nos motivó a estar ahí, y llegado el caso a matar o morir.


Frente a la cruz que recuerda al Capitán de Fragata Pedro Giachino, caído el 2 de abril durante la recuperación de las islas Malvinas
-¿Por qué que valía la pena matar o morir por Malvinas?

DW: Cuando me llamaron al frente, cuando la guerra parecía inminente, lo primero que pensé fue "¿Por qué yo? ¿Por qué no podría haber sido el turno de alguien más?". Fue una conversación que tuve conmigo mismo: ¿Estaba dispuesto a ir a morir a esa guerra? ¿Era una causa justa?

-¿Sentían que era una causa justa?

DW: Lo era. Me di cuenta que estábamos haciendo lo correcto, que era algo por lo que valía la pena morir. Solo después, ya en las islas, se volvió un tema de matar o ser matado. Es muy difícil darse cuenta de eso hasta que llega el momento en que uno está protegiéndose de las balas…

LJC: Yo fui por la Patria, porque era una causa justa. Pero en el día a día la supervivencia es por tu compañero. El que tenés al lado es la síntesis de la Patria, ¿sabés por qué? Porque en los Regimientos no somos todos amigos y venimos de distintos lugares y culturas, pero todos somos argentinos.


El entrenamiento de los Royal Marines en el Canberra. Antes de Malvinas Wheen había estado preparando a los comandos durante tres meses en el frío de Noruega
-¿Qué recuerdan de aquella terrible batalla?

DW: Mi compañero recibió disparos en ambas piernas a 100 metros de la línea de salida del Monte Harriet. Mi operador de radio, que estaba a mi lado, también recibió disparos en ambas piernas. Pensé: "Esta va a ser una noche terrible". Fue una noche terrible. Fue una noche memorable. Pero sobrevivimos y estamos acá para compartir la experiencia.

-¿Tiene un soldado miedo a morir en la guerra?

LJC: Es desesperante pensar tu propia muerte. Te das cuenta que te falta mucho por vivir y que en un segundo se termina todo. Pero tener la certeza de que vas a morir es la mejor forma de preparar el espíritu. Si no estás preparado para morir, no sos un soldado.

DW: Todos estábamos muertos de miedo. Pero si nos tocaba caer en la batalla iba a ser por una causa justa, porque una agresión no puede salir gratis. Dejé a mi mujer Vivian y a mis tres hijos pequeños de 7, 5 y 4 años -Lissa, Charles y Sarah- sólo porque pensé que la causa valía la pena.


Un óleo de un pintor inglés donde se representa la batalla del Harriet. El soldado con boina que aparece a la izquierda es David Wheen
La primera vez que soñó con ser un marine David Wheen tenía seis años. Vio a un comando cruzar el río colgado de una cuerda. "Quiero hacerlo", dijo. El marine tomó al niño, lo colgó en sus espaldas y se lanzó sobre las aguas. El chiquito de Devon, un condado al sureste de Inglaterra, nunca pudo sacarse de la cabeza a ese superhéroe de carne y hueso que lo había hecho vivir una aventura única. A los 17 años ingresó en el Commando Training Centre de Devon. Le siguió un durísimo entrenamiento en Noruega, mudanzas a Hong Kong, Singapur y Bangladesh, enfrentamientos en Irlanda del Norte y guerras de Irak y el Golfo para apoyar a los kurdos. "Amé ser marine durante 32 años, cada día de mi vida", resume Wheen.


Un óleo que representa a la batalla del Monte Harriet, de la pintora argentina Sonia Ruibal. Allí están los hombres de Jiménez Corbalán
Lautaro siempre jugó con soldaditos en su Corrientes natal. A los cinco años se vestía de soldado y el tío Périco era su ídolo: nada le gustaba más que verlo llegar con su uniforme del Ejército. Estaba escrito que iba a estudiar en el Liceo Militar General Espejo, en Mendonza, y luego en el Colegio Militar en el Palomar. Malvinas lo encontró como cadete del cuarto año, encargado de la sala de armas. Allí, un viernes muy temprano, escuchó en una radio que se habían recuperado las islas. Cinco días más tarde lo ascendieron a subteniente. Y el 9 movilizaron a todos los oficiales. Lo enviaron a Monte Caseros: "Hay que custodiar las fronteras con Chile", le ordenaron. Se sintió frustrado: quería ir al Sur. Sus deseos se cumplieron solo ocho días después: pasó por Chubut, luego por Río Gallegos y el 27 de abril aterrizó en Malvinas. "Todos cantábamos felices. Queríamos estar allí", recuerda Jiménez Corbalán.


El diario que el militar argentino mantuvo durante la guerra. En la tapa escribió, en inglés y en español, su último deseo por si moría en combate: que se lo entregaran a su familia
El militar argentino saca de su bolsillo una pequeña libreta. Está envuelta en una bolsita de plástico. La toma con delicadeza, como si se tratara de un tesoro, y se la muestra all militar inglés. Tiene las hojas manchadas de barro. "Es el diario que yo escribí en la guerra", le dice.

"Al principio lo hice porque sentí la necesidad de escribir lo más importante que estaba viviendo para compartirlo con mi familia. Pero cuando empezó la guerra pensé que quizás era lo único que les iba a quedar de mí".

En la tapa del diario, en inglés y en español, Lautaro escribió: "Se ruega a quien encuentre esta libreta retornarla a la familia Jiménez Corbalán. Es el último deseo de un oficial argentino. Gracias".

"Si encontraban mi cuerpo en un campo de batalla alguien iba a enviar el diario a mi familia". David responde con tres palabras: "Fuiste muy sabio".


Jiménez Corbalán le llevó de regalo su libro “Malvinas en primera línea” (Nicolás Stulberg)
Los antiguos enemigos repasan día por día las páginas donde se detallan situaciones de guerra, batallas y reflexiones personales. En este momento la guerra no los separa, los une.

-Hace 35 años, de haber tenido oportunidad, uno le hubiese disparado al otro… Y hoy están aquí lejos de los rencores.

LJC: Lo importante acá es rescatar que es posible un acercamiento, sin odio, porque fue todo muy respetuoso. Terminado el combate había una preocupación por la salud del otro. Y no solamente por la del hombre propio sino por el enemigo. Los ingleses, lo debo decir en público, fueron muy cuidadosos con los heridos. Yo les debo respeto por eso.

DW: Los que combatimos ya no somos enemigos. Este es un problema político. Y la solución de todos estos temas, a largo plazo, es política y no militar. Fue una guerra con honor, con respeto y sin odios.

-Para un Royal Marine, ¿cómo fue enfrentarse a los soldados argentinos?

DW: Mi primer contacto fue en el Puerto de San Carlos, donde los pilotos fueron inmensamente valientes. Cada una de nuestras naves recibió algún tipo de impacto. Si daban la vuelta para volver a pasar por sobre los buques, iban a ser derribados… Y los pilotos lo seguían haciendo. Después llegaron las batallas terrestres, con mil rondas de artillería disparadas por ustedes. Y te digo, la artillería no es divertida. Tuve siete heridos graves por esquirlas. Las batallas fueron muy duras.


Foto tomada el 12 de junio de 1982 a los pies de Monte Harriet, luego de la batalla. Un marine inglés asiste a un soldado argentino herido. “Hubo respeto y cuidado por los heridos de ambos bandos”, coinciden los militares
Hablan de sus soldados, de sus muertos, de los prisioneros. Se emocionan. Revelan detalles de las batallas que hielan la sangre. Jiménez Corbalán le regala el libro que escribió: "Malvinas en primera línea". David Wheen le enseña la presentación que hizo en las academias militares norteamericanas luego de la guerra y una pintura inglesa que lo tiene como protagonista en la batalla de Harriet y que ilustra la tapa de un libro de la guerra. Cuentan anécdotas. Lautaro le habla de sus tres hijos Francisco -que es teniente-, María Juliana y María Guadalupe. David agrega que su hijo mayor también es militar "y ya tiene más medallas que yo". Hay orgullo, complicidad, respeto. Hablan un mismo idioma. Y no es el de la guerra.

Vuelven a las anécdotas. Wheen cuenta que estuvo a cargo de los prisioneros luego de la rendición. Y que dos comandantes argentinos, lo invitaron a comer con ellos. "Fue una reunión memorable: siete días antes habíamos estado tratando de matarnos, pero ahí estábamos, compartiendo una comida… ¡que era horrible, pero al menos estaba cocinada! Estuvimos en todo de acuerdo, salvo en el status de Malvinas. Pero ahí estuvimos de acuerdo en estar en desacuerdo".


Una de las fotos de la guerra que guarda el teniente coronel David Wheen. “Todas las batallas fueron muy duras”
Jiménez Corbalán relata que en el repliegue hacia Monte William, en medio de la noche cerrada, tuvo que atravesar un campo minado. David lo mira: "¿Y cómo estás entero?". "Pisé una trampa explosiva que me hizo volar por los aires y caí herido, porque yo encabezaba la fila de mis hombres. Les había dado la orden de retroceder, en caso de que alguno explotara. Me creyeron muerto, pero igual volvieron a buscarme. El soldado Carlos Salvatierra y mi radio operador Alberto Flores me salvaron la vida".

"Tenemos tanto que hablar", coinciden. El argentino lo invita a una cena con varios de los oficiales que estuvieron en el Harriet. Allí estarán aquellos que lo enfrentaron con sus fusiles y su coraje: Alfredo Pasolli, Alfredo Delpierre, José Lafuente, Edgardo Duarte Iachnicht, Jorge Farinella, el médico Juan Cucchiara, Alfredo Martínez, Mario Juárez, Ricardo Toran y Marcelo Llambias. "Un asado argentino para que nos permita conocernos mejor. Todos tenemos la necesidad de saber qué pasó en la batalla".









David Wheen pregunta, de pronto, por Ramón Castillo, un soldado al que conoció en septiembre de 2015 en Londres cuando Rugby sin Fronteras organizó un partido entre veteranos de ambos países. En 1982 Ramón se había presentado en el Regimiento de Monte Caseros como voluntario para ir a las islas "para cumplir con la Patria". Batalló en distintos frentes hasta que llegó la cruenta batalla del Monte Harriet, donde cayó prisionero. Cuando conoció a Wheen en Londres sintió que ese encuentro era sanador: "Somos compañeros de armas". Infobae invitó a Castillo a Buenos Aires. La emoción del encuentro se sintetiza en dos frases:

-Me alegro de que estés vivo, de no haberte matado, le dijo Wheen.
-Te bendigo a vos y a tu familia por eso, respondió el soldado argentino.




Wheen y Jiménez Corbalán dejan una flor en la cruz de Hipólito González, muerto en la batalla del Monte Harriet (Nicolás Stulberg)
-A 35 años del conflicto ¿Es posible la reconciliación?

LJC: Me parece que el término reconciliación se da cuando dos partes resignan sus posturas, y este no es el caso. Creo que mientras exista una controversia es difícil hablar de reconciliación. Yo no me tengo que reconciliar con él, porque no tengo un problema personal con David. Lo tuve hace 35 años, no ahora. El problema de ahora lo tengo con la política del Reino Unido, que insiste en retener una colonia. No hay un problema tampoco con el pueblo inglés.

DW: El problema son los políticos. La mayoría de los oficiales argentinos fueron a academias militares en Inglaterra o a las universidades de Oxford o Eton. Cuando yo cené con los oficiales argentinos, me dijeron que las últimas personas con quienes querían ir a la guerra eran los ingleses.

LJC: Las guerras son el fracaso de la condición humana. Los soldados son quienes menos desean la guerra, aunque parezca paradójico. Y creo que el gran desafío de la humanidad es arreglar los problemas sin violencia. Pero mientras exista la violencia, hay que estar preparados para hacerle frente. De lo contrario, somos corderos que vamos al matadero. De todas maneras, apuesto fuerte a que este problema va a tener una solución sensata, la más justa que se pueda. A tantas décadas del comienzo del conflicto nos merecemos, tanto los argentinos como los británicos, sentarnos a arreglar el problema y dialogar en serio. La paz siempre es posible, pero la paz con justicia.

DW: Alguien que combatió en la guerra no quiere volver a hacerlo. Es un gran privilegio haber luchado por la Patria, pero ya está. La paz es mucho mejor. Es irrelevante que hayamos sido enemigos y que hayamos estado en bandos enfrentados. Porque todos somos seres humanos, todos estábamos muertos de miedo, todos teníamos una idea parecida de cómo íbamos a sobrevivir durante la guerra, y todos estamos agradecidos de estar vivos. Estrechar la mano de mi antiguo enemigo es algo extraordinario. Hoy podemos ser amigos, definitivamente. Y si los que peleamos sentimos eso, ¿qué pueden decir aquellos que nunca estuvieron en un campo de batalla?

Producción periodística: Demian Bio

Entrevista Ramón Castillo: Fernanda Jara
Muy buen enfoque....y me quedo picando: "Después llegaron las batallas terrestres, con mil rondas de artillería disparadas por ustedes. Y te digo, la artillería no es divertida". Don Gabino Suarez tuvo mucho que ver....
 
Hoy Macri se reunió en Países Bajos con Virginia Gamba. No creo que hayan hablado de Malvinas, ya que ella tiene un cargo importante en la ONU en otro sector, pero es una persona cercana políticamente (hasta se había mencionado como reemplazante de Malcorra, en caso de que ésta hubiese ganado la presidencia de la ONU).
Virginia Gamba es una reconocida autora de temas estrategicos, cosa que incluye obligatoriamente a nuestras "Malvinas".

LA PRINCIPAL EXPERTA EN LA CUESTIÓN MALVINAS, VIRGINIA GAMBA, DIJO QUE LO QUE CAMBIA CON EL NUEVO LÍMITE DEL MAR ARGENTINO Y SU PLATAFORMA CONTINENTAL RECONOCIDO POR LA ONU, ES QUE LOS ISLEÑOS NO PODRÁN DEFENDER MÁS QUE TIENEN DERECHOS SOBRE LOS RECURSOS EN LAS AGUAS QUE RODEAN LAS ISLAS. ESO LOS OBLIGARÁ A PEDIRLE A LONDRES QUE VENGAN A NEGOCIAR CON BUENOS AIRES. ES EL CAMBIO MÁS IMPORTANTE QUE GAMBA VE EN EL VOTO DEL 11 DE MARZO EN LA COMISIÓN DE LÍMITES DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL, DE LA ONU, QUE EXAMINÓ LA PROPUESTA ARGENTINA QUE DATA DE 2009. EN UN DIÁLOGO EXCLUSIVO CON WWW.ZULETASINTECHO.COM, GAMBA DIO DETALLES INTERPRETATIVOS DE ESTA NOTICIA QUE CAMBIA EL PANORAMA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES DE LA ARGENTINA. SUS DECLARACIONES SON COMO ESPECIALISTA EN MALVINAS, Y NO EN EL ROL ACTUAL DE “JEFA DEL MECANISMO CONJUNTO INVESTIGADOR DE LA ONU Y LA OPAQ (ORGANIZACIÓN PARA LA PROHIBICIÓN DE ARMAS QUÍMICAS), SOBRE EL USO DE ESE TIPO DE ARMAMENTO EN SIRIA, Y LA DETECCIÓN DE EVENTUALES RESPONSABILIDADES EN CRÍMENES DE GUERRA”, QUE DEPENDE DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU.

Pregunta: ¿Afecta la decisión de ONU aceptando los limites argentinos en el Atlántico Sur a la resolución del diferendo por las Malvinas e Islas?

Virginia Gamba: Si. Por supuesto. Lo que el nuevo límite del Mar Argentino logra es un reconocimiento internacional demostrando la integridad física del territorio y el mar argentino. Las Malvinas e islas adyacentes son argentinas tanto por historia como por geografía. Ahora podemos demostrar ambas realidades en la comunidad internacional.

P: ¿Cómo afecta esto a la posición de Gran Bretaña? ¿Tienen que obedecer a ONU? Porque no lo han hecho desde 1965, cuando se les ordenó negociar con la Argentina la soberanía…

V.G.: Eran otros tiempos y otro contexto, pero aun así Inglaterra no tenía otra alternativa que sentarse a negociar con la Argentina. De ahí el hecho funesto de los intereses monopólicos de la Malvinas Islands Company y su poderoso grupo de presión en Londres que arruinó en forma consistente todo lo que Londres podía negociar con Argentina desde 1965 hasta 1982, como lo explico en mi capítulo del libro “Repensando las Malvinas” que está publicando Archibaldo Lanús con la editorial El Ateneo este mes de abril.



P: ¿Cómo afectó la guerra?

V.G.: Justamente, luego de la guerra de 1982 Gran Bretaña, calladamente, corrigió errores cometidos y se encargó de dos cosas. Primero, de permitir a los isleños tener status de ingleses y de poder comprar su propia tierra, y tener sus propios negocios casi siempre basados en el incremento de logística local necesaria para apoyar la nueva base militar, la cual no tiene uso militar sino económico para las islas, como lo dije en mi artículo para el diario Ámbito Financiero el dos de abril del 2012 (LOS SEIS MITOS QUE AÚN ENCUBREN EL CONFLICTOhttp://www.ambito.com/diario/noticia/631174/ vía @ambitocom). Segundo, separar la gobernación de las islas Malvinas de la de Georgias y Sandwich del Sur. Gran Bretaña busca que Malvinas se negocien con los isleños directamente, pero se encargó de que los otros dos grupos de islas dependan directamente de la corona y no de los malvinenses. Además de estas dos maniobras, buscó que la Comunidad Europea aceptase a los tres grupos de islas y al territorio antártico como bases extraterritoriales de Europa para su explotación futura como lo dice en el anexo II del Protocolo de Lisboa del 2005, algo que Argentina no peleó en Bruselas. Lo interesante que sucedió después de la guerra también fue el cambio del perfil del habitante de las islas: los inmigrantes a las islas ahora superan tres a uno a los habitantes originales, con lo cual el perfil del malvinero cambió, siendo más europeos y de otras nacionalidades, que gente nacida y criada allí.

P: ¿Estamos peor que entonces?

A.G.: No necesariamente. De allí la verdadera importancia estratégica de lo que logró nuestra COPLA que se viene de anunciar por Cancillería. En los últimos años Gran Bretaña se escudó en los deseos de los habitantes de las islas Malvinas para rehusar sentarse a la mesa a negociar la soberanía directamente con la Argentina, como está obligada por el Comité de Descolonización de la ONU. Incluso llevó adelante un referendo en las islas al respecto. Por su parte, el gobierno argentino no pensó en desconectar Georgias y Sándwich de las Malvinas para forzar a una negociación directa por Georgias y Sandwich con la corona, donde el referendo no aplica. Tampoco hizo mucho para convencer a Europa de presionar a Gran Bretaña por la soberanía en Malvinas. Argentina lanzo más bien una campaña en América del Sur para negar opciones a los isleños al no ser reconocidos como manejando su propio territorio. Eso funcionó bastante bien, aunque los isleños todavía tienen mucho rédito de compañías petroleras en la exploración del lecho marino, de la pesca y de los negocios que le trae el turismo militar y la base militar en sí. Mientras los isleños pensaran que la ONU no iba a definirse en cuanto a soberanía en un territorio en disputa, podían explotar esa franja gris en los negocios que hacían.

P.: ¿Esto cambia con este reconocimiento de la ONU?

V.G.: Lo que la definición del nuevo territorio argentino en el mar logra es cerrar la franja gris. Le doy un ejemplo: el día después del anuncio de Cancillería, los diarios ingleses informaban que los habitantes de las islas pedían claridad a Londres porque ahora las islas están situadas en el mar argentino y naturalmente el lecho del mar circundante a las islas es argentino. Los isleños tienen autonomía de gobierno local, pero dependen de la corona en temas de defensa y política exterior. Sin claridad sobre este tema no tienen forma de sostener la explotación del mar que los rodea, porque ese mar y el lecho del mar son argentinos. Europa ahora lo sabe y las compañías privadas también.

P: Entonces, ¿ahora se podrá negociar la soberanía?

V.G.: Digamos que ahora los isleños, si desean continuar actuando como entes independientes, tendrán ellos que buscar a la Argentina a través de Londres. El énfasis en buscar una salida negociada al diferendo, por lo menos por Malvinas, cambió. No es la Argentina que deberá convencer a Londres de sentarse a negociar. Los isleños tendrán que convencer a Londres de venir a negociar con la Argentina. Y todo esto gracias a la labor increíble de un grupo de argentinos que pelearon a través del derecho, por casi veinte años, a lo largo de muchos gobiernos. Como dijo la Canciller, la tarea que se vino a anunciar ahora con la extensión del territorio argentino es una política de estado ya que sobrepasa a muchos gobiernos en el tiempo.

P: La Argentina con política de estado, es medio surreal ¿no?

V.G.: Es importante decir que el tema Malvinas y Atlántico Sur siempre fue un tema que une y no que divide a los argentinos. Es un tema de futuro y no de pasado como lo dije varias veces en artículos que saqué en el diario Ámbito Financiero, Clarín, La Nación y Tiempo Argentino. Hay pocos temas en la que todos los argentinos nos podemos poner de acuerdo y la protección de nuestro territorio es uno de ellos. Yo siempre dije que la titánica lucha por las Malvinas, ya enmarcada en nuestra Constitución, y ahora siempre a través del derecho – como lo logra demostrar este gran hito que logró la COPLA – es un proyecto de construcción de la unión nacional. Las Malvinas es un camino, no es un fin. Es un camino a mostrar que las políticas de estado unen en vez de dividir a los argentinos y nos dan una visión de una Argentina mejor. Tenemos que ser consecuentes, como queda demostrado en lo que pasó ahora. Con el triunfo de la COPLA decimos que somos capaces de ser consecuentes, y eso es algo que también aumenta nuestra estatura a nivel internacional.

Quién es Virginia Gamba

Virginia Gamba es la principal experta mundial en el tema Malvinas y lidera hoy el Mecanismo Conjunto Investigador de la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) sobre el uso de ese tipo de armamento en Siria y la detección de eventuales responsabilidades en crímenes de guerra. Antes ha sido alta representante adjunta de la ONU para Asuntos de Desarme, en uno de los cargos más altos de esa organización que haya ejercido un argentino, pero sus declaraciones de hoy son exclusivamente en su papel de experta en el tema Malvinas. Gamba es una especialista en estrategia y desarme de prestigio internacional y autora de los libros más importantes sobre el conflicto de Malvinas. Ha vivido en Perú, Gran Bretaña, Suiza, Estados Unidos y Sudáfrica, en donde coordinó el exitoso programa de desarme de sociedad civil para el presidente Nelson Mandela. Ha sido profesora en universidades de todo el mundo, fue asesora del ministerio de Defensa bajo el gobierno de Raúl Alfonsín. En 1995 compartió el Premio Nobel de la Paz como miembro de la organización pro desarme nuclear Pugwash. En 2012 ganó un premio internacional de Poesía Mística por su libro “Proof”. Detalles de su vida los ha contado en el libro “Chocolate chino en Budapest: Experiencias y esperanzas de una mujer sin fronteras (Buenos Aires: Sudamericana, 2011). Antes de reincorporarse a la ONU en el cargo que tiene ahora, Gamba fue durante varios años la jefa de estudios de la Escuela de la Policía Metropolitana bajo el gobierno de Mauricio Macri. Como experta en el tema Malvinas, ha escrito “Señales de Guerra” junto a Lawrence Freedman (1990), el libro más completo sobre el conflicto de 1982. También ha colaborado en el nuevo libro del embajador Juan Archibaldo Lanús “Repensando Malvinas, una causa nacional” (Buenos Aires: El Ateneo, 2016), que se presentará el próximo 14 de abril en la facultad de Derecho de la UBA.

FUENTE: zuletasintecho.com
 

Sebastian

Colaborador
A 35 años de la Guerra de Malvinas, ¿Aventura dictatorial o guerra justa?

By Santiago D’lucca - 02/04/2017



Opinión.

Buenos Aires (2 de Abril, 12.00hs) Poco mas de 30 años han pasado ya desde aquel 2 de Abril de 1982 donde se recuperaron las islas y en Argentina aun quedan muchas preguntas sin responder, pero hay una que es la que mas opiniones divide, fue la guerra de Malvinas una gesta patriótica o el ultimo intento de perpetuarse en el poder de una dictadura que languidecía?

Aparte de los partidos políticos y de los voceros del sistema, que siempre tan serviles al imperialismo descalifican deliberadamente la Guerra de Malvinas también hay algunos sectores de la izquierda que la cuestionan por considerarla una mera aventura de la dictadura militar.

Esta postura anti-guerra toma un dato irrefutable de la realidad: el conflicto armado lo condujo la misma dictadura que impuso el genocidio sobre el pueblo Argentino.
Pero elige olvidar un hecho fundamental: la gesta fue un enfrentamiento bélico entre un país cuasi-colonial atacado hace mas de 150 años y una potencia imperial usurpadora de territorio, que declaró la guerra.

La reconquista de las islas fue un abierto desafío al orden colonialista e imperialista global y por esta razón objetiva se desprende que sin dudas fue una causa justa, anti imperialista, más allá de quién circunstancialmente la haya dirigido.

Salvando las distancias y sin tratar de imponer al lector paralelismos incontrastables, es lo que sucede actualmente en el conflicto de Siria, donde el pueblo Sirio y sus autoridades luchan contra el imperialismo global y sus ambiciones.

Hoy 35 años después de la guerra hay 4 reclamos que siguen tan vigentes como el 14 de Junio de 1982 cuando se disparo el ultimo obús de artillería:
https://www.almasdarnews.com/article/hama-defensas-yihadistas-se-derrumban-mientras-ejercito-sirio-recupera-4-pueblos/
* Memoria en primer lugar, para no olvidar y rendir el homenaje que merecen todos los soldados que dieron sus vidas en defensa de nuestro territorio, nuestras Islas y los que volvieron y fueron escondidos por años de gobiernos desmalvinizadores. Ellos cayeron bajo el fuego de las balas del imperialismo británico, que contó con el apoyo norteamericano y que todavía sigue ocupando nuestras Islas.

* Justicia, para que el gobierno escuche y atienda las necesidades de los ex combatientes, ya que la desidia del Estado durante todos estos años ha llevado a cientos de ellos a la depresión e incluso al suicidio.

* Verdad, para rechazar y marcar los intentos desmalvinizadores que llevaron adelante los sucesivos gobiernos nacionales después de la caída de la dictadura militar, desde Raúl Alfonsín, hasta el día de hoy con el entreguismo de Mauricio Macri y su canciller Malcorra.

* Después de todo este tiempo y a pesar de todos los intentos por borrarlas de nuestra memoria y esconder a nuestros héroes, hay una oración de su himno que hoy esta mas vigente que nunca y nos compromete a no bajar los brazos, ningún suelo mas querido, de la patria en extensión. Malvinas tierra Argentina.
https://www.almasdarnews.com/articl...malvinas-aventura-dictatorial-o-guerra-justa/
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
REPERCUSIÓN DE PRENSA BRITÁNICA POR 2 DE ABRIL
lunes 3 de Abril de 2017
Inglaterra amenazó a España con guerra como Malvinas por Gibraltar
Poco espacio dedicaron los diarios británicos a recordar el conflicto bélico de 1982. Por el contrario, hicieron énfasis en otro enfrentamiento.




A 35 años de la Guerra de Malvinas, la prensa británica le brindó poco lugar entre sus titulares al recuerdo del conflicto desatado en 1982.

Por el contrario, los principales diarios se concentraron en compararla con el actual enfrentamiento desatado tras el "brexit" que atraviesan Gran Bretaña y España por Gibraltar, un enclave situado en el extremo sur de la península ibérica.

El exlíder del Partido Conservador británico, Michael Howard, sostuvo ayer que la primera ministra británica Theresa May "defenderá" a los gibraltareños como Thatcher hizo con las Malvinas. "Hace 35 años otra primera ministra mujer envió una fuerza especial al otro lado del mundo para proteger a un grupo pequeño de ciudadanos británicos contra otro país de habla hispana, y estoy absolutamente seguro de que nuestra actual primera ministra mostraría la misma resolución en relación con Gibraltar de lo que hizo su predecesora", dijo. Howard habló en calidad de lord e influyente miembro del Partido Conservador.

Menos alarmista pero igual de firme pareció el ministro de Defensa, Michael Fallon, quien sostuvo ante la BBC la intención del Gobierno británico de "proteger Gibraltar hasta el final". "Vamos a cuidar de Gibraltar. Va a ser protegido de todas las maneras porque su soberanía no puede ser modificada sin que la población esté de acuerdo y ya dejó muy claro que no quiere vivir bajo soberanía española", dijo Fallon.

En los ojos de los diarios ingleses, la mirada hacia las Malvinas es muy diferente a la de Argentina. Mientras que acá se realizaron vigilias y diversos actos para conmemorar y recordar a los caídos en la guerra, allí se concentraron en otros titulares . "¡Las recuperaremos! Argentina amenaza a Inglaterra 35 años después de la guerra", tituló el diario británico Daily Star. Incluso, un artículo del Telegraph se dedicó a resaltar que la marina británica está ahora mucho más débil que hace 35 años, pero igual aseguran que podría paralizar a España.



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BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
CLARIN 02 DE ABRL DE 2017

A 35 años de Malvinas

La receta de los escones
Una historia de hospitalidad en mitad de la guerra.




En una hoja con renglones, una letra redonda algo ladeada hacia la derecha da las onzas exactas, las cucharadas precisas y las pintas justas para cocinar los escones, siguiendo la tradición británica. La receta (de la foto de esta página) viajó desde las Islas Malvinas hacia el continente, entre las pocas cosas que tenía el piloto argentino Alberto Phillipi. El piloto se había eyectado de su avión el 21 de mayo de 1982. Cayó al mar, nadó hasta llegar a la costa, caminó hacia el sur durante tres días hasta que se encontró con Tony Blake, un isleño que gerenciaba una de las estancias de propiedad británica. Lo que siguió fue una historia de hospitalidad en mitad de la guerra.

Blake lo hospedó en su casa, previo pacto de caballeros. Phillipi le había pedido que lo entregara a las tropas argentinas; Blake, que en su casa no hiciera nada que provocara una situación incómoda. Deshidratado, Phillipi bebió agua, se bañó, recibió ropa limpia, buena comida y se deleitó con los escones que le preparó la esposa del dueño de casa.

Una mañana llegaron los argentinos a buscar al piloto. El mensaje les había llegado correctamente. Phillipi volvió al continente con la receta que antes de partir le había escrito Lyn, la esposa de Blake. La guerra terminó y los dos hombres siguieron en contacto, primero por radio y después por mail. También se visitaron. La primera vez que Phillipi volvió a las Islas llevó la receta de los escones, ahora cambiada al sistema internacional de unidades y, claro, en castellano. Su esposa la había traducido para que estuviera en Malvinas con los gramos, las cucharadas y los litros precisos.


A 35 años de Malvinas



Alberto Phillipi

Piloto de caza de Skyhawk

"Eyectarse del avión es como tener que abandonar a un amigo herido. Adentro uno se siente seguro, tiene calefacción, aire acondicionado, combustible y municiones para defenderse en caso de ser atacado. Es duro abandonar toda esa seguridad y pasar a estar en un medio ambiente desconocido. Es como el comandante que abandona su buque.

"Cuando me eyecté, a una velocidad muy superior a la máxima permitida, me desmayé. Recuperé el conocimiento cayendo con el paracaídas sobre el estrecho de San Carlos. Seguí el procedimiento de emergencia: inflé el bote y el chaleco salvavidas, caí al agua. El paracaídas se aplastó y me fue arrastrando hacia la costa.

"A unos cien metros, más o menos, antes de tocar tierra quedé enredado en los cachiyuyos, unas algas. Entonces saqué el cuchillo de supervivencia y corté todo lo que me unía al agua. Cuando finalmente llegué a la costa estaba agotado, no podía incorporarme. En cuatro patas me alejé del mar. Quedé tirado de espaldas, intentando recuperar el aliento mientras seguía viendo a los aviones en combate arriba mío.

"Eran las cuatro de la tarde y sabía que a las cinco, cuando se pone el sol, la temperatura baja en picada. Así que me preocupé por buscar un lugar reparado y cavé con el cuchillo un pozo de zorro, que es una cueva de medio metro de profundidad donde cabía acurrucado, sería mi refugio para pasar la noche. Logré dormir, aunque cada tanto me despertaba tiritando de frío. Al día siguiente, como no quería caer prisionero de los ingleses, agarré todos mis petates y empecé a caminar hacia el sur. Lo hice durante tres días. Al tercero enganché un corderito, lo degollé, lo cuereé, lo desviceré y lo cociné. Con las bengalas logré quemar la turba para el fuego. Comí un poco, me guardé el resto y seguí caminando.

"Al cuarto día vi a un grupo de tres vehículos. Les hice señas con mi espejo y giraron hacia mí. Cuando estaban a unos doscientos metros vi que eran dos tractores. Ahí fue cuando me arrepentí de haber hecho señas porque eran evidentemente ingleses o kelpers.

"Se bajaron varios ocupantes, los vi conversar entre ellos hasta que uno saltó un alambrado y se acercó con un gesto amistoso, sonriente. Me extendió la mano y nos saludamos. Me presenté como un piloto argentino eyectado el 21 de mayo, y que quería volver con mi gente. En forma muy amistosa me dijo que no me hiciera problema, que ellos me llevarían con los argentinos. Caminamos hacia los autos, me presentó a sus compañeros y me llevó a su casa. Me atendió muy bien. Me indicó que me sacara la ropa sucia porque la iban a lavar. Me asignó la habitación del dueño de casa, que vivía en Inglaterra, y me ofreció una ducha y ropa limpia.

"Cuando le pregunté cómo le íbamos a avisar a los argentinos de mi posición, me contó que cada día a las diez de la mañana estaban autorizados a usar la “medical net” (red médica), que pasaba los partes sanitarios y novedades de las distintas estancias. Los mensajes los escuchaban en Puerto Argentino, donde una doctora les indicaba qué hacer. Esa misma mañana, Tony les dijo que quería hablar con algún miembro de las Fuerzas argentinas. Les explicó que había un piloto en su casa y que podían pasarlo a buscar cuando quisieran. Y efectivamente, al día siguiente vinieron.

"En ningún momento hubo un gesto no amistoso o una frase en mi contra, o de la Argentina. Ni siquiera hablamos de la guerra. Me dijo que él lamentaba lo que estaba sucediendo porque la isla era un paraíso de paz, y que ya nada no volvería a ser lo mismo.

"Por otra parte, no sé cuántos de nosotros, si encontráramos a un soldado o piloto inglés, hubiéramos llamado a las fuerzas inglesas para devolvérselos. ¿Cuántos de nosotros haríamos eso? Yo no sé si lo hubiera hecho".



Tony Blake

Gerente del establecimiento agrario NorthArm

"Durante la guerra cumplíamos con nuestras labores agrícolas sin perder de vista dónde estaban los argentinos. Una mañana, mientras patrullábamos la zona, vimos las huellas de Alberto Phillipi en la arcilla. Cuando al fin lo encontramos estaba totalmente deshidratado, lo único que quería era agua. No quería comer. Se las había arreglado para atrapar una oveja, matarla y hacerse algo de comer. No tenía un pelo de tonto. Pero se rindió. Creo que nosotros éramos ocho y fue por eso. Teníamos dos Land Rovers y untractor. Cuando lo divisamos nos bajamos para identificarnos y traerlo al asentamiento.Le conté que la casa roja grande era mía y que el gran edificio negro de atrás tenía un pequeño cobertizo.Le dije: “Si me das tu palabra de oficial y caballero, te quedas en la casa roja, pero si no te vamos a encerrar en el galponcito”, que era el único sitio seguro que teníamos. Afortunadamente hablaba inglés y eso era una gran ventaja. Me dio su palabra de que se comportaría como corresponde y la mantuvo religiosamente.

"Las primeras horas bebió tanta agua que tuvimos que pararlo, ya que podía tener un efecto adverso.

"Tenía solamente su overol de vuelo por lo que le di algo de ropa y se acomodó para pasar la noche. Al día siguiente, lo llevé a dar una vuelta por el lugar. Como era de esperar, nos encontramos con otros isleños. Yo no estaba muy convencido de cuál sería la reacción. Pero fue contraria a la que esperaba.

"Un tipo que yo sabía que era “antiargentino”, cuando le presenté a Alberto se llevó la mano al bolsillo trasero, lo que me sobresaltó un poco. Pero sacó una botella de ron y le dijo: “Eres muy afortunado, tómate un trago”. Alberto me miró y yo le dije: “Lo mejor es que te tomes un trago”. Y eso hizo.

"Teníamos montones de cosas en común. Ambos cazábamos ciervos, así es que hablamos sobre armas y armas de uso civil. Además, los dos éramos radioaficionados. Nunca tocamos los temas militares y menos hablamos de política en ese tiempo.

"Cuando se marchó estaba muy agradecido, y así fue desde entonces. Antes de partir, me dio sus datos y su frecuencia de radioaficionado y nos mantuvimos en contacto. Con el advenimiento del correo electrónico, nos seguimos comunicando, hasta hoy. Primero fui yo a visitarlo a la Argentina. Allí tampoco hablamos de política. Nos llevamos muy bien.

"Yo sólo traté de mantenerme civilizado en una situación un tanto difícil. Ambos lo intentamos; él igual que yo. Hacía poco había tenido a su hijo menor, creo que tenía un año en esa época, por lo que le dimos un regalito para el nene y, como a él le gustaban los escones ingleses, mi esposa le escribió la receta para que la suya pudiera hacerlos.

"Ese fue el tipo de relación que generamos en circunstancias que podrían considerarse bastante difíciles. Era cuestión de encontrar cosas afines de las que hablar, para no meternos en situaciones conflictivas. Y ambos lo hicimos. Lo humanitario prevaleció".
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
A 35 años de Malvinas

Pelear y sobrevivir en el mar a los veinte
Tres miradas de juventud, tres experiencias de guerra que, por inabordable que sea el mar como lugar, hallan un rincón.


A 35 años de Malvinas, un fotoreportaje de Adriana Groisman con las historias de los sobrevivientes-



En el relato del inglés Martin Elstow, un día, el 25 de mayo de 1982, funciona como una etiqueta que devela distintas capas de sentido. Pero no hay convivencia posible entre ellas: su cumpleaños número 22, la vivencia de los ataques aéreos a la fragata Broadword y al destructor Coventry, y la icónica fecha patria de Argentina.

Los otros relatos invocan un crucero “generoso”, “con vida”, un barco “con alma”. Así describen dos ex combatientes argentinos la esencia del ARA General Belgrano, hundido el 2 de mayo de 1982, tras el ataque del submarino británico HMS Conqueror. Entonces, con 323 muertes, los argentinos sufrieron casi la mitad de bajas que ocurrieron en toda la Guerra de Malvinas.

A ese domingo le siguieron las peores escenas:más de treinta horas a bordo de balsas, con temperaturas bajo cero y los coletazos del oleaje. Walter Morales invoca la carencia de aquello más básico: una balsa llena de personas garantizaba calor humano, pero una vacía...

En su relato, los sentidos aparecen torturados, entre el intenso olor a piel quemada, las inclemencias del mar y una balsa caprichosa que cada tanto se da vuelta. Y cuenta:“Más de una vez soñé con el crucero como buque fantasma. Sueño con el mar y amanezco empapado en sudor, no sé por qué”.

El mismo episodio pero en otra balsa conducen a una historia alternativa, la de Juan Carlos Ruviera. Su testimonio rescata los valores de la camaradería y la esperanza. La fe es un horizonte posible, una búsqueda que se fueron trasmitiendo entre compañeros. Para él, las horas a la deriva fueron un espacio parentético plagado de contradicciones. La sensación de tocar los límites de la vida mientras escuchaba, en boca del mar, un mensaje claro: “Ahora los voy a dejar descansar”.

Martin Elstow

Ametralladora antiaérea, HMS Broadsword

"Cumplí 22 años durante la guerra, el 25 de mayo, el día de la fiesta patria argentina. Estaba a bordo del buque Broadsword, acompañado por el Coventry. Al norte de la isla Pebble nos atacaron dos oleadas de aviones Skyhawks. La primera nos impactó en el costado del buque y la cubierta de despegue. Más tarde, otra oleada atacó el Coventry, que se hundió. Se perdieron 19 vidas, creo. El día en que cumplía 22 años debí rescatar 37 sobrevivientes y 5 muertos.

"Los tripulantes del Coventry tenían quemaduras tan terribles que no sabía cómo agarrarlos. Estaban destrozados, con la piel como jirones y gritaban de manera desgarradora. Otros estaban inconscientes. Me preguntaba: “¿Cómo te voy a subir al bote?” Tras recoger a los sobrevivientes volví al barco. Otro tipo, Jumper Collins, también cumplía años. Me miró y dijo “qué cumpleaños”. Prometimos nunca celebrar nuestro nacimiento ese día, el 25 de mayo".

Walter Morales

Conscripto, ARA General Belgrano

"Tenía 20 años y me faltaban quince días para irme de baja cuando el Belgrano fue hundido. Fui de los primeros en abandonar el barco. Estaba en la balsa 4, así que alcancé a ver toda la escena: unos saltando del barco, otros en el agua, haciendo gestos para que alquien los ayudara. Y los sonidos, como una ruptura de acero adentro del barco; cadenas y cosas que se desparramaban. Pero la gente no gritaba. Sin pánico, se hablaban unos a otros y daban indicaciones.

"El Belgrano no fue sólo una masa de acero, un buque de guerra: fue una persona más. Tuvo alma. Cuando entró el primer torpedo se expandieron muchas bolas de fuego. Fue un milagro que no explotaran ni el combustible ni las municiones. Nos dio tiempo a salir y hasta sacamos a los que estaban en enfermería. Tuvimos suerte de que el petróleo junto al barco no se prendiera fuego y que no explotara la famosa Santa Bárbara, donde estaban las municiones.

"Estuvimos 36 horas en el mar, mojados de la cintura para abajo, arrodillados o abrazados a las rodillas, en posición fetal. Nos orinamos encima para darnos calor. También, adentro de las bolsas de supervivencia, para que hicieran las veces de bolsas de agua caliente que poníamos entre las personas que más sufrían el frío. Compartimos cada ración. Sentimos el olor a piel quemada de los heridos. Algunas balsas tenían 30 personas, pero otras sólo tres. En esas, con el viento y la temperatura que había, se perdieron muchas vidas. Entre ellas, la de mi mejor amigo.

"A veces había largos silencios. En esas 36 horas nos mantuvimos despiertos unos a otros para hacer guardia y señales con las bengalas y luces. Las primeras 24 horas fueron las peores y más graves. De golpe venía una ola de 6 a 8 metros de altura, vientos de 120 kilómetros por hora.

"Nos pasaba que de vez en cuando la balsa se daba vuelta, con una sensación térmica debajo de cero. Entonces nos quedábamos con lo que era la base de la balsa de techo, y el techo como base. Teníamos que resurgir, ponernos todos sobre un costado y tirar de una piola que había adentro de la balsa para que se volviera a girar completamente y retornara a la posición normal. Me acuerdo que había una pequeña luz intermitente, que se apagaba y prendía en el contacto del agua. Parpadeaba de acuerdo al movimiento de las olas.

"Los oleajes que caían sobre el techo de la balsa nos empujaban hacia abajo. Parecía que se te venía un departamento encima. El agua se filtraba por las puertas. Había una ventanita con un cierre relámpago y un velcro… cada dos por tres abríamos las ventanitas para hacer señales con las bengalas, pero cuando se nos empezaban a congelar las manos, las cerrábamos.

"Cada vez que la balsa se daba vuelta nos sacudíamos como si estuviéramos adentro de un lavarropas. De golpe se calmaba y al rato otro sacudón, y pensabas: “¿Cuánto más soportará esta balsa? ¿Aguantará los vientos? ¿Aguantará estas presiones del agua? ¿Se rajará? ¿Se desinflará? ¿Aguantará venticuatro horas? ¿Más de treinta? ¿Más de cincuenta?” A las 4 de la tarde, el cielo estaba prácticamente oscuro. Nunca sabíamos si era de día o de noche.

"Tuve una sensación a lo largo de las 36 horas. A pesar del oleaje y el viento, yo hice mi silencio. Le rezaba a Dios, pensaba en mi familia. Se me cruzaban muchas imágenes por la cabeza, como la cara de mi abuelo, que había fallecido dos años antes. Pensar en él me dio la fuerza que necesitaba para salvarme.

"Teníamos un compañero muy herido y siempre lo hacíamos hablar para saber que estaba bien. Estaba muy grave y lamentablemente ocurrió: nos dormimos un rato y no lo escuchamos quejarse o pedir agua. Entonces supimos que ya era tarde. Nosotros éramos 12, y decidimos unánimemente quedarnos con su cuerpo en la balsa. Lo seguimos cuidando como si estuviera vivo. Hoy, la familia tiene donde dejarle una flor en el continente. Esto fue muy importante. Veinte años después conocí a su hija y le conté sobre el padre.

"Más de una vez soñé con el crucero como buque fantasma. Sueño con el mar y amanezco empapado en sudor, no sé por qué. Quienes pasan por la zona deben sentir un clima distinto, algo que no se puede explicar".

Juan Carlos Ruviera

Conscripto, ARA General Belgrano

"Mi balsa estaba en la popa y al tirarla se pinchó. Entonces, la mitad de nosotros fue a otra balsa, y la segunda mitad, a un bote de goma. Tratábamos de alejarnos del buque porque se estaba yendo a pique, y como no podíamos poner en marcha el motor fuera de borda (tal vez por la desesperación), usamos las manos como remos. Uno saca fuerzas no sé de dónde.

"Cuando por fin llegamos a una balsa, nos tiramos adentro y vimos el hundimiento del buque. No estábamos tan lejos, así que pudimos ver cómo el buque, mansamente, se iba acostando. Y así se fue de la superficie marina, sin llevarse ninguna balsa.

"El crucero fue muy generoso con nosotros porque si bien algunas balsas estaban cerca, con serio peligro de ser tiradas hacia abajo, no se llevó ninguna. Y mientras se hundía, se escuchaban ruidos, creo que de las calderas que explotaban. Ese fue el último adiós que nos dio.

"Desde entonces, cada 2 de mayo revivo escenas y pienso que me gustaría poder volver a escuchar esos ruidos, que fueron como un último gemido. De alguna manera, ahí están los compañeros que se fueron, y la sensación es que uno se quiere despedir… Así como se fueron ellos, bien podría haber sido cualquiera de los 770 que estamos vivos.

"Había una gran camaradería entre todos, tanto en la parte de arriba como en la de abajo del buque. Éramos como una sola persona. No había distinción de grados porque sabíamos que teníamos que ser uno para el otro. Nos cuidábamos mutuamente.

"Por ejemplo, en la balsa llevábamos a una persona quemada. Este hombre lo único que hacía era pedirnos agua y abrazarnos. Y también me acuerdo de que yo tenía de compañero a un cabo segundo, Vázquez era su apellido, con quien nos hacíamos caricias cara contra cara porque la barba nos raspaba y eso nos daba algo de calor. No sé si realmente daría resultado, si ésa era una forma posible de hacer circular mejor la sangre, pero a nosotros en esos momentos nos hacía bien.

"El lunes 3 de mayo, cerca de las tres y media o cuatro de la tarde, el cabo primero Rivas agarró la Biblia y la empezó a leer. En ese momento, todos empezamos a rezar, suplicando que viniera la calma. Pensábamos que ya no había posibilidad de sobrevivir porque no teníamos manera de emitir señales. Y que este cabo primero decidiera por su cuenta empezar a rezar fue como darnos una misa de cuerpo presente. De verdad nos estábamos despidiendo.

"Pasamos 33 horas a bordo de esa balsa. El mar nos llevó a momentos límite, pero al mismo tiempo también nos dio una pausa, como si nos estuviera diciendo “ahora los voy a dejar descansar”.

"Al mar lo recuerdo con mucho respeto porque si bien nos jugó una mala pasada, hay que decir que nos dejó sobrevivir. El mar nos desafió y nos dio una lección de vida.

"Haber sobrevivido es un peso muy grande, una carga muy pesada en el recuerdo y en el dolor. Ser sobreviviente del crucero General Belgrano significa, para mí, haber entrado en una historia en la que me hubiera gustado no entrar".
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
A 35 años de Malvinas

Dos caras unidas por una costura
La historia cruzada del Altieri y Bramley, un conscripto argentino y un soldado inglés, es parte del reportaje de Adriana Groisman.


A Altieri y Bramley, un conscripto argentino y un soldado inglés, primero los unió la guerra; después, haber luchado en el mismo campo de batalla, Monte Longdon; y finalmente, la propuesta de Adriana Groisman de unir, ellos mismos, sus fotos con una costura, de modo de intentar cerrar alguna herida, pensar en una posible reconciliación. Después de décadas de haber estado en bandos enemigos, se eligieron para quedar unidos en la imagen que ilustra este suplemento especial del Tema del domingo en su tapa y contratapa, y en el libro Voces de la tempestad. Ellos se eligieron por la vivencia de esa noche oscura del 11 de junio de 1982, cuando sus vidas cambiaron para siempre .

Jorge Altieri

Conscripto argentino, Monte Longdon

"Para el resto de la sociedad, la Guerra de Malvinas ya terminó. Pero para mí está todos los días latiendo. Me levanto, me pongo los pantalones, me ato las zapatillas con una sola mano, me tengo que vestir con una sola mano, tengo que ir al baño y mirarme en el espejo con un ojo solo -el otro lo tengo cerrado porque tiene una prótesis-. Tengo que limpiarme ese ojo para tener más o menos los dos párpados a un mismo nivel. Entonces, para mí, la guerra nunca puede terminar, la Guerra de Malvinas continúa.

"Para mí, un día como hoy -nublado, feo- me recuerda a Malvinas. Me gusta salir a caminar bajo la lluvia porque siento que las gotas de agua son como las lágrimas de mis compañeros, que me limpian toda la bronca que tengo en el cuerpo por todo lo que nos sucedió. Tengo a Malvinas todos los días en la cabeza, tengo que buscar la forma de distraerme, de sacarme ese fantasma de la noche del 11 de junio en que sentí a Orozco y a Quintana morir.

"Tengo que sacarlo de mi cabeza. ¿De qué forma? Hubo un momento el 11 de junio -el día en que empezó el combate- en que el subteniente Baldini miraba la pantalla del radar para detectar si había movimiento de gente. Él pasaba la información al puesto de combate en Puerto Argentino, y de allá le decían que eran ovejas que caminaban por ahí, pero el subteniente reiteraba y reiteraba, y ellos insistían en que no era así. Entonces apagaron el radar, y entre los militares que estaban ahí, dijeron: “Esto lo sabemos solamente nosotros, no podemos informarles a los soldados que existe la posibilidad de entrar en combate porque vamos a tener una gran deserción”.

"En los días anteriores había habido problemas con soldados que se pegaron tiros. En la primera sección, donde estaba yo, a tres soldados conscriptos y a un sargento se les escaparon disparos en el pie. Es por eso que el subteniente pensó que si decía que íbamos a entrar en combate iban a huir todos.

"Pero no fue así. Si nos hubieran informado de lo que estaba por pasar creo que hubiera sido más drástica la pelea. Hubiera habido más bajas por parte de ellos que las que tuvimos nosotros. Es que algunos soldados estaban adentro de la carpa durmiendo, como estábamos Sánchez y yo. Nos podrían haber matado ahí, dormidos. Hubiéramos muerto por la negligencia de nuestras Fuerzas Armadas, que no nos advirtieron lo que estaba por suceder".

Vincent Bramley

Regimiento de paracaidistas, Monte Longdon

"La gente pelea cuerpo a cuerpo, literalmente a un metro de distancia. Estás ahí, viendo cómo a algunos los estrangulan hasta que mueren; a otros los pasaron a bayoneta o les dispararon. Todo esto ocurre en un espacio menor al de cuatro canchas de tenis.

"Te sorprendería saber lo que algunas personas son capaces de hacer en circunstancias como estas. Vi a algunos soldados muy pero muy experimentados, a quienes yo tenía en alta estima, que no quisieron meterse en lo peor del combate y, a la vez, a un chico de 17 o 18 años transformarse en un personaje realmente feroz, capaz de eliminar a un enemigo casi a mano limpia. En un campo de batalla te volvés un animal, o un ladrón. O un carroñero.

"Es la única manera de mantenerte cuerdo. Comenzás a actuar de manera inhumana, como si estuvieras desconectado de tu manera de ser normal. Vi a algunos saqueando los cadáveres o escarbando dentro de los búnkeres. Yo mismo lo hice. Es como si hubiese sido lo más normal del mundo hurgarle los bolsillo a alguien y llevarte sus cartas.

"Por Dios, ¿para qué quería esas cartas? Al mirar los cuerpos tirados ahí, para mí no eran siquiera humanos. No me afectaba para nada -ni siquiera el estado en el que estaban-. Lo que sí me afectó fue ver muertos a algunos de mis propios colegas, que habían sido mis amigos desde hacía muchos años.

"Cuando ves el Monte Longdon desde lejos parece un monte pequeño que podría estar en Escocia o en Gales. A medida que te vas acercando, te das cuenta de su fuerza y su potencia. La subida por la ladera oeste tiene doscientos metros y es muy empinada. Cuando vas subiendo, sobre todo en horas de oscuridad, te das cuenta de lo grande que es y por eso, en muchos casos, nos pasaron de largo algunos argentinos que después aparecieron de repente. Es como un laberinto de riscos y rocas con pequeños lugares para esconderse.

"Recuerdo que cuando aclaró, la artillería comenzó a disparar y un proyectil impactó en el suelo, explotó en la forma de una lluvia de metal fundido. Eran millones de esquirlas que volaban en todas las direcciones. Podían verse cuerpos destrozados de quienes hasta hace apenas unas horas habían sido mis amigos.

"Ese fue un golpe enorme que me dio en el estómago: me di cuenta de que estaba en el infierno y que no podía salir".
 

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VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
A 35 años de Malvinas

El peso de un encuentro cercano
Por más de una década, la fotógrafa Adriana Groisman retrató a combatientes argentinos y británicos, a los isleños y al paisaje de las batallas. Durante ese trabajo les propuso, además, un acercamiento a los antiguos adversarios.



La liviandad de volar, el sol, las nubes, el viento: cualquier intuición pueril de un cielo ligero se corrompe de lleno frente al peso infundido por el odio, en esa suerte de olla a presión que suelen describir las situaciones extremas.

Se trata de contextos especiales, cuando las metas quedan circunscriptas a un objetivo preciso. Incumplir, en consecuencia, cuestionará la entereza del hombre, al menos a los ojos de quien se ve signado por la rigidez de la verticalidad. Cumplir y sostener es la medida. Ganar, el horizonte. Así lucen las palabras teñidas de exigencia del piloto inglés David Morgan.

El día, 8 de junio de 1982. Morgan defendía, con cuerpo y armas, un grupo de buques ingleses que la Argentina atacaba desde el aire, en una parte de la isla que -paradójicamente- llaman Agradable.

“Me sentí extremadamente feliz cuando derribé el primer Skyhawk”, admite, en su relato, el piloto, mientras al mismo tiempo recalcula: “No era cruel o deshumanizado: estaba furioso”.

Su enfrentamiento aéreo con el argentino Héctor Sánchez, aclara, “se volvió personal”. Tan esencialmente personal que años después de la guerra debieron concretar un encuentro amistoso. Héctor Sánchez quería conocerlo o, como describe, “necesitaba” conocerlo: “Sólo dos personas que pasaron por las mismas experiencias pueden entender. Por eso yo necesitaba conocerlo, beber con él y compartir el relato de nuestras misiones”. Morgan había derribado compañeros de Sánchez delante de sus ojos.

“La clave de la capacitación para llegar a ser piloto de caza es no dejar que las emociones se interpongan”, enseña Morgan. Pero quién dice que no se interponen en el final de la historia.

David Morgan,

Piloto de caza de Sea Harrier

"Al ver que una barcaza de desembarco nuestra había sido impactada, sabiendo que mi tarea era protegerla y que había fallado, jamás me enojé tanto. Había resuelto matar a los pilotos. No era cruel o deshumanizado: estaba furioso.

"Si lo pensás objetivamente, no era algo personal. Pero los combates que libré con Héctor Sánchez el 8 de junio fueron extremadamente personales. Su grupo atacaba una barcaza de desembarco nuestra. Habíamos estado “sentados” allá arriba, a diez mil pies de altura, y no llegamos a tiempo. El primer Skyhawk atacó la barcaza y no dio en el blanco. El segundo sí, con una bomba grande. Ahí se me volvió personal.

"Me quedaba el combustible justo para regresar al buque cuando vi el grupo de Héctor en formación para el ataque. Vi un avión y luego otro, y luego dos más, en una fila escalonada, abalanzándose sobre la barcaza. Oscurecía.

"Bajé en picada, y mientras perseguía a uno, vi a otro aparecer a mi izquierda. Me volví y le disparé mi primer misil, a una distancia muy corta. Lo vi meterse derecho en la turbina. Después, una gran bola de fuego.

"Me sentí feliz cuando derribé el primer Skyhawk. Luego ataqué el segundo. Disparé el misil, pero él frenó y giró a la derecha, que es lo que se debe hacer. Sin embargo, el misil pasó por la nariz del avión y le dio detrás de la cabina: le voló toda la parte trasera. La cabina giró 90 grados. Sólo la cabina. No había nada tras las alas.

"En medio de la euforia, dos segundos más tarde se abrió un paracaídas justo frente a mí y le pasé apenas por debajo, muy cerca. Sentí un gran vuelco emocional: pasé de la empatía por ver el piloto vivo a un enorme enojo, mientras le disparaba al tercer avión.

"La clave de la capacitación para ser piloto de caza es no dejar que las emociones se interpongan en tu trabajo, que es claro y preciso. Yo era consciente de muchas de mis emociones, pero no había manera de expresarlas. No podías manifestarlas durante el vuelo, obviamente, y el informe de la misión al final del vuelo siempre era muy profesional y específico. Rara vez había alguna expresión de emoción, un “que lo parió” o algo así.

"Yo sólo había completado 30 de las 90 horas del curso del avión de caza Sea Harrier, por lo que me designaron auxiliar de un hombre con mucha experiencia, Gordie Batt. Iba a realizar una misión que consistía en lanzar bombas de 500 kilos sobre la pista de aviación, y estábamos utilizando, en la computadora, un programa para apuntar las bombas totalmente nuevo, que alguien había traído en el bolsillo de su campera. Como no había visto el programa, le dije a Gordie Batt: “Voy a cumplir esta misión, así que necesito instrucciones sobre el sistema de apuntado del armamento”. Se puso con un lápiz en mano sobre el tablero para darme la información, pero de pronto indicó: “... esto es una tontería, mejor yo tomo la misión y te explico todo cuando vuelva”. Le contesté que estaba bien y me fui a tomar un té mientras lo oía arrancar. Cuando despegó, un gran destello surgió detrás de mí. Giré para ver la explosión. Y era Gordie.

"Pasé más de 20 años sintiéndome culpable porque él se muriera en la misión que me tocaba.

"En cuanto a Héctor Sánchez, prestó servicio en el Golfo Pérsico como parte del contingente argentino. Ya camino a casa, pasó una semana por el Reino Unido. La primera vez que nos reunimos fue a 10 años del conflicto. Yo estaba muy nervioso. Podía ser un encuentro desastroso: él me había visto matar a dos de sus amigos. Pero lo primero que dijo cuando nos encontramos fue “no te preocupes David, nosotros estábamos haciendo nuestro trabajo”. Y luego nos abrazamos y todo anduvo bien.

"El que participe en una guerra seguro tendrá problemas emocionales. Yo me creía inmune hasta que sucedió. Fue muy difícil volver a la vida normal y tomar decisiones que no fueran de vida o muerte. Después de 18 meses sentí que me había curado solo, pero mi familia se desintegró y comencé a beber en exceso. Pasaron 10 años hasta que empecé a superarlo. Bueno, aunque no voy a volver a ser completamente “normal”. Pero al menos casi todo está bajo control".



Héctor Sánchez

Piloto de caza de Skyhawk

"Encontrarme con el enemigo que mató a mis amigos era una necesidad: sacar un poquito el peso que se lleva en la mochila, la carga de lo que se vivió, el trauma de una guerra y las disonancias internas que te quedan después del conflicto.

"El 8 de junio fuimos cuatro aviones a atacar a los buques ingleses en Bahía Agradable. Volábamos la zona donde más temprano había sido el ataque a los buques ingleses de desembarco. Se los veía incendiados. Largaban una gran columna de humo, pero los ingleses ya habían desembarcado y tenían todo el armamento con ellos. Cuando entramos en la zona, nos tiraron con todo lo que tenían disponible: misiles, cañones antiaéreos y la propia Infantería nos tiraba con sus fusiles. O sea, todo eso se veía desde el aire.

"Tuvimos que atravesar barreras de plomo. Yo incluso sentí un par de impactos en el avión cuando sobrevolábamos la zona. Lo anecdótico era que íbamos volando tan bajo (era nuestra protección ante el adversario) que podías distinguir la figura de los soldados que se tiraban a los costados para evitar que les pegaras con el avión. Así de bajo volábamos. Emprendimos la búsqueda en el mar de los buques ingleses cuando fuimos interceptados por los Sea Harriers. Uno de los pilotos era David Smith, y el líder, David Morgan.

"En ese ataque derribaron a mis tres compañeros. Yo vi cómo derribaron a dos de ellos. Al primero, el misil le explotó en la cola y él se eyectó: todo pasó en fracciones de segundos, pero sentí un alivio al ver que se había abierto el paracaídas. Lamentablemente cayó en el agua y no sobrevivió. Un misil le pegó al avión de Vásquez en el medio: vi una gran bola de fuego y de fragmentos. Me dolió mucho y me distraje viendo cómo esos restos iban cayendo al mar.

"Nunca nos había pasado nada igual. Todas las otras misiones habían sido buenas. Cuando aterricé, vi a los mecánicos esperando a mis compañeros, y como yo sabía que no iban a volver, exploté.

"El 8 de junio me marcó mucho. Participé, estuve ahí, pero no pude hacer nada para ayudar a mis compañeros, para defenderlos… y para colmo, a los pocos días terminó la guerra, con lo que no pude tomar revancha, vengar la muerte de mis amigos atacando al enemigo. Lloré mucho. Esa fue mi última misión.

"Cuando un conflicto termina, siempre te queda un trauma. Sobre todo si perdiste la guerra. El heroísmo con el que combatimos por nuestro país todavía no fue reconocido acá. Eso es muy doloroso y se hace muy difícil para nosotros recordar todas estas cuestiones.

"Con el tiempo, empecé a leer mucho sobre el conflicto;trataba de encontrar los relatos de mi adversario. Siempre me gustó leer historias aeronáuticas de la Primera y la Segunda Guerra (mundiales), y esa idea del romanticismo del combate entre caballeros, la lucha de voluntades de dos militares profesionales apasionados por el duelo. Así empezó mi deseo de conocer a quien fue mi adversario.

"Es difícil de explicar, pero yo quería conocer a David Morgan.

"La primera vez que nos vimos fue en Londres, en la casa de Maxi Gainza, un amigo en común, y él llegó después que nosotros. Cuando entró en la casa y lo vi, apuré el paso para ir a saludarlo. Él me estiró su mano para saludarme y yo lo abracé, algo inesperado para un inglés, pero lo recibió bien. No me rechazó.

"Después fuimos a cenar a un restaurante. Ahí le pregunté: “¿Qué te pasa? Te veo muy apagado”. Y él me dijo: “A pesar del tiempo que pasó yo no sabía cómo ibas a reaccionar al encontrarme porque yo maté a tus compañeros. Yo los derribé”.

"Sólo dos personas que pasaron por las mismas experiencias pueden entender. Por eso yo necesitaba conocerlo, beber con él y compartir el relato de nuestras misiones.

"Charlamos en su casa sobre lo que aconteció el 8 de junio. Fue una descarga de ansiedad intensa. El encontrarlo me ayudó en algo, no sé si a cerrar, pero sí a calmar un poco esos fantasmas. Algunos no se van nunca, pero no podés quedar anclado a ese dolor. Reencontrarme con mi enemigo le dio algo de paz a mi alma".
 
De motu proprio del parlamento holandés a horas del desencadenamiento del Brexit y de que Escocia lance un nuevo referendum.


Abril será un mes interesante en Europa, y en particular esta semana donde se definen los lineamientos del Brexit, Gibraltar picó en punta como piedra de la discordia, lo que sugiere que habrá algo de alboroto sobre las relaciones entre los Estados miembros de la UE y el Reino Unido. Una vez afuera del espacio común supongo que las relaciones no quedarán demasiado amistosas, sólo por intereses particulares de cada Estado y no por afinidad fluirán acuerdos de cualquier tipo.
Tendremos que estar muy atentos a los alcances de las decisiones de política exterior de España con respecto al Peñón, el artículo de más abajo señala detalles muy interesantes para el futuro, para nuestro futuro sobre Malvinas, ni quiero pensar si se llega a hablar de soberanía compartida al estilo Hong Kong, algo ofrecido por los españoles a los británicos el año pasado sobre el Peñón.
Cultivar las relaciones con la UE también puede traer agua para nuestro molino.
El título principal que precede a la traducción del artículo es mío, perdón si para algunos peca de optimismo.


El desencadenamiento del Brexit tendría implicancias inciertas sobre el futuro de algunos enclaves coloniales del Reino Unido, hoy es el turno de Gibraltar, mañana será Malvinas?

Gibraltar es un territorio disputado, que el Reino Unido posee desde hace siglos. Los británicos consideran que cualquier acuerdo sobre el Brexit se aplicará automáticamente a Gibraltar, que consideran como su territorio soberano.
Por su parte España sostiene que cualquier acuerdo necesitará su bendición ya que la región no es parte del Reino Unido, como es el caso de Irlanda del Norte, sino que se trata más bien de una colonia con status disputado.
El 31 de marzo, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, develó los principios que guiarán las negociaciones de divorcio y la futura relación entre el Reino Unido y los 27 Estados miembros restantes.

Territorio disputado

Contrariamente a lo que algunos funcionarios esperaban, el documento hace una específica referencia a Gibraltar. Las orientaciones apoyan el pedido de Madrid de no autorizar ningún acuerdo para el territorio disputado.
Una vez que la isla abandone la Unión, “ningún acuerdo entre la UE y el Reino Unido se aplicará al territorio de Gibraltar sin un acuerdo entre España y el Reino Unido”, se señaló.
Se trata sin lugar a dudas del tema más espinoso entre España y el Reino Unido, y una verdadera piedra de la discordia en las negociaciones a venir con la Unión en su conjunto.
Le párrafo refleja “claramente” el interés de España, reconoció un responsable europeo.
Estas últimas semanas, el primer ministro español, Mariano Rajoy, insistió sobre el hecho de que cuando el Reino Unido abandone la Unión, las cuestiones concernientes a Gibraltar “deberán tener en cuenta la opinión de España y obtener so voto favorable”.
Según el responsable, el párrafo reconoce que hay dos bandos en esta disputa. Sin embargo señala que una vez que el Reino Unido haya dejado la UE, la situación “será diferente”. La UE afirma claramente que ella apoyará los intereses de sus 27 Estados miembros, y entre los dos, España será el único país que pertenece al club.
El proyecto de orientaciones será discutido por los gobiernos nacionales en las siguientes cuatro semanas. Los dirigentes deberán allí aportar su apoyo durante una cumbre extraordinaria el 29 de abril.
Un responsable europeo declaró que él tenía “razones para pensar” que el párrafo sobre Gibraltar quedará. Sin embargo, hasta último momento, nadie sabrá que posición manifestará la UE sobre el futuro controvertido del Peñón... (continúa...)


http://analisis-global.blogspot.com.ar/2017/04/el-desencadenamiento-del-brexit-tiene.html?spref=tw
 

Eduardo Moretti

Colaborador
Andrés Cisneros: "Si no solucionamos Malvinas, en 40 años vamos a perder la Antártida"

El ex diplomático habló del reclamo por las islas y de la importancia de efectuar los pedidos en los organismos internacionales

LUNES 03 DE ABRIL DE 2017 • 23:25

En Odisea Argentina estuvo el ex vicecanciller argentino Andrés Cisneros y se refirió a la situación en Venezuela, al reclamo por las Malvinas y a las políticas bilaterales del gobierno argentino ante Gran Bretaña.

Además, remarcó la urgencia de las acciones diplomáticas: "El tema de Malvinas hay que solucionarlo porque son tierras nuestras, si no solucionamos Malvinas, en 40 años vamos a perder la Antártida".

Para Cisneros, también es imprescindible "terminar con la victimización argentina" y abandonar la idea de que las culpas están afuera. "Esto es una falacia, Malvinas es una realidad que confirma esta falacia, pero la victimización que se limita a las Malvinas la extendemos a toda nuestra realidad", afirmó-

Cisneros indicó que los pasos a seguir deben incluir "reponer las circunstancias previas a la guerra y hacer una cooperación que nos permita hermanar a las dos sociedades para que la discusión final fuera más sencilla".

Consultado sobre la situación en Venezuela, Cisneros sostuvo: "Los populistas se están yendo y el único caso en el que los populistas se están yendo y no a los empujones es Argentina, este es un ejemplo que Macri no está aprovechando, la participación en la OEA es tibia".

El ex funcionario explicó cuál debiera ser la estrategia diplomática más conveniente para pedir la soberanía sobre las Islas: "El reclamo de Malvinas hay que mantenerlo en todas partes menos en la relación bilateral con Gran Bretaña. El verdadero cambio se produce en la opinión pública, en la mayoría de los temas es la opinión pública la que manda", señaló

Cisneros indicó que los pasos a seguir deben incluir "reponer las circunstancias previas a la guerra y hacer una cooperación que nos permita hermanar a las dos sociedades para que la discusión final fuera más sencilla".

http://www.lanacion.com.ar/2004188-...lvinas-en-40-anos-vamos-a-perder-la-antartida
 
Reponer las circunstancias antetiores a la guerra? Reclamar en todos lados menos en la relación bilateral? Parece contradictorio con el plazo de tiempo que pone....

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Andrés Cisneros: "Si no solucionamos Malvinas, en 40 años vamos a perder la Antártida"

El ex diplomático habló del reclamo por las islas y de la importancia de efectuar los pedidos en los organismos internacionales

LUNES 03 DE ABRIL DE 2017 • 23:25

En Odisea Argentina estuvo el ex vicecanciller argentino Andrés Cisneros y se refirió a la situación en Venezuela, al reclamo por las Malvinas y a las políticas bilaterales del gobierno argentino ante Gran Bretaña.

Además, remarcó la urgencia de las acciones diplomáticas: "El tema de Malvinas hay que solucionarlo porque son tierras nuestras, si no solucionamos Malvinas, en 40 años vamos a perder la Antártida".

Para Cisneros, también es imprescindible "terminar con la victimización argentina" y abandonar la idea de que las culpas están afuera. "Esto es una falacia, Malvinas es una realidad que confirma esta falacia, pero la victimización que se limita a las Malvinas la extendemos a toda nuestra realidad", afirmó-

Cisneros indicó que los pasos a seguir deben incluir "reponer las circunstancias previas a la guerra y hacer una cooperación que nos permita hermanar a las dos sociedades para que la discusión final fuera más sencilla".

Consultado sobre la situación en Venezuela, Cisneros sostuvo: "Los populistas se están yendo y el único caso en el que los populistas se están yendo y no a los empujones es Argentina, este es un ejemplo que Macri no está aprovechando, la participación en la OEA es tibia".

El ex funcionario explicó cuál debiera ser la estrategia diplomática más conveniente para pedir la soberanía sobre las Islas: "El reclamo de Malvinas hay que mantenerlo en todas partes menos en la relación bilateral con Gran Bretaña. El verdadero cambio se produce en la opinión pública, en la mayoría de los temas es la opinión pública la que manda", señaló

Cisneros indicó que los pasos a seguir deben incluir "reponer las circunstancias previas a la guerra y hacer una cooperación que nos permita hermanar a las dos sociedades para que la discusión final fuera más sencilla".

http://www.lanacion.com.ar/2004188-...lvinas-en-40-anos-vamos-a-perder-la-antartida
O sea, dejamos de reclamar Malvinas por unos 20 añitos, mientras tanto UK soluciona sus problemitas internos (brexit mediante), nuestra maravillosa sociedad profundiza aun mas su amnesia y su desinteres en el tema, los kelpers terminan declarandose "Estado libre asociado" o similar, con soberania propia proyectada sobre el Sector Antartico Argentino y mares adyacentes. Es verdad Cisneros, NO hay que victimarse, no. Hay que volver a educar a nuestra sociedad con los valores supremos de Nacion, Patria y Argentinidad, lo cual incluye el respeto irrestricto a la integridad territorial. Aunque sea ese concepto representado por un humilde pedregullo en el Beagle, un cascote en Tarija, un gramo de tierra colorada en Clorinda o Iguazu, o un grano de arena en Malvinas (y no con los anti-valores que vienen mamando nuestra gente desde hace 35 años).Esa sera la genuina "opinion publica" ARGENTINA, a la que Ud. y su socio alfonsinista se refieren, que va a estar en condiciones de hacer valer sus derechos soberanos donde fuera y con quien fuera. No hay que perder un minuto. Mucho menos otros veinte años. Cordial Saludo!!!
 

Daniel G. Gionco

Veterano Guerra de Malvinas
Tras 35 años, un ex combatiente de Malvinas recuperó su placa identificatoria, que guardaba un oficial inglés

Fue gracias a una misión de Paz de la ONU.

http://www.lanacion.com.ar/2005254-...dentificatoria-que-guardaba-un-oficial-ingles

¿Ya utilizábamos las placas de perro? Creí que solo la redonda que se partía...

En la Armada se usaba ese tipo de placas.
La mía, ni siquiera estaba grabada:

http://www.aposmalvinas.com.ar/4cosas.htm

A si que le puse una tela adhesiva arriba, y le escribí mi número de revista.
 

Daniel G. Gionco

Veterano Guerra de Malvinas
El mensaje de Hunt a Niella se vende por 24.000 libras

La histórica nota que el gobernador colonial Rex Hunt le dirigió "radiofónicamente" al capitán del ARA Bahía Buen Suceso, Osvaldo Marcelino Niella, se puso en venta, tras ser encontrada en un viejo diario personal:




Nótese que el "científico del BAS" Neil Shaw que trascribió el mensaje recibido por radio, ha incurrido en faltas de ortografía.

Ver:

http://www.dailymail.co.uk/news/art...tinian-soldiers-goes-sale-34-years-later.html

Cordialmente:
 
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