Fuerza Aérea: Los B-21 de prueba podrían realizar misiones de combate, Northrop puede ampliar la producción en la Planta 42
14 de julio de 2025 | Por
John A. Tirpak
Una expansión de producción del bombardero de próxima generación de la Fuerza Aérea, el Raider B-2 1, que se planea en el presupuesto fiscal 2026 del servicio, podría acomodarse en gran medida dentro del fabricante de aviones Northrop Grumman's existente Palmdale, California, planta, según la Fuerza Aérea. El servicio también dijo que al menos dos de los bombarderos volarán en 2026. Mientras se usen para las pruebas, se pueden configurar rápidamente para operaciones de combate si es necesario.
Northrop Grumman can expand B-21 bomber production at the existing plant, and early test planes could be used in combat, the Air Force said.
www.airandspaceforces.com
El B-21 Raider continúa realizando pruebas de vuelo en la Base Aérea Edwards, California, USAF
Mirá, laburando en proyectos de I+D con los yankis, uno empieza a notar ciertas cosas que se repiten. Y no es por bardear, pero hay una forma muy particular que tienen de encarar los proyectos, que a veces termina saliendo carísima.
Primero, está el tema de cómo valoran el laburo individual. Aca cada uno es como una especie de “rockstar” técnico, y eso está buenísimo para la motivación, pero también pasa que cada quien quiere hacer su parte lo más completa, robusta y a prueba de todo. ¿El resultado? Terminás con módulos o sistemas que están sobre diseñados, con specs que parecen pensadas para ir a Marte, no para lo que realmente se necesita.
Después está la obsesión con la integración. Se juntan a hablar de cómo se van a juntar. Reuniones para alinear, para revisar, para validar, para planear la próxima reunión. Y ojo, no digo que esté mal coordinarse, pero a veces se vuelve un loop infinito que consume tiempo, guita y energía.
Y ni hablar de la tendencia a sobredimensionar todo. Es como que tienen pánico a que algo falle, entonces meten redundancia sobre redundancia, márgenes de seguridad gigantes, y terminás con un sistema que cuesta el doble y pesa el triple.
En resumen, el modelo yankee de desarrollo tiene cosas muy buenas ,son metódicos, apuntan a la excelencia, y no escatiman en calidad, pero también tiene su lado oscuro: si no se controla, se te va de las manos en costos y tiempos. Y en proyectos como el B-21, donde todo es ultra secreto y de altísima tecnología, eso se multiplica por mil.