Nuevo Orden Mundial


The Guardian: Las acciones de Occidente en Ucrania y Taiwán podrían sumir al mundo en "una guerra global"​


Publicado:3 ago 2022 23:49 GMT

Las actuales políticas de los países occidentales hacia Ucrania y Taiwán aumentan el riesgo de "una guerra global", afirmó el columnista del diario The Guardian Simon Jenkins.

"Ucrania y Taiwán merecen todo el apoyo diplomático, pero no se puede permitir que se tambaleen hacia una guerra global o una catástrofe nuclear", indicó Jenkins en su artículo publicado este miércoles.

Según él, EE.UU. y sus aliados se adhieren a una política de "ambigüedad estratégica" cuando declaran su disposición a brindar asistencia militar a Taiwán, al tiempo que honran su compromiso con el principio de una sola China. En este contexto, calificó la visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, de "descaradamente provocativa".

Lo mismo ocurre con Ucrania: Washington y Londres reiteran la necesidad de apoyar a Kiev para que Rusia fracase, mientras que ignoran el hecho de que sus acciones conducen a una reacción más fuerte de Moscú, señaló el periodista británico.

Jenkins subrayó que los países occidentales deben evitar el riesgo de "una catástrofe", en lugar de provocarla. "Ambas partes están ahora coqueteando con el desastre. Occidente debería estar dispuesto a retroceder, y no darlo por derrotado", sostuvo.
 

Experto explica por qué China quiere fortalecer la cooperación estratégica con Rusia​


Publicado:5 ago 2022 13:19 GMT

El ministro de Exteriores chino Wang Yi declaró este viernes que Pekín está dispuesto a reforzar la cooperación estratégica con Rusia durante el encuentro con su homólogo ruso Serguéi Lavrov en Camboya.

Al respecto, el director del Instituto de China y la Asia Contemporánea de la Academia de Ciencias de Rusia, Kiril Babáev, señaló en declaraciones al diario ruso Vzglyad que hay dos ámbitos donde Pekín está interesado en intensificar su colaboración con Moscú: el político y el económico.

"En el marco de cooperación económica las partes acordaron alcanzar los 200.000 millones de dólares en intercambios comerciales para finales de año. Hay mucho que hacer para ello. En primer lugar, establecer importaciones estables de China a Rusia y evitar que disminuyan los suministros energéticos rusos a China", subrayó Babáev.

En este contexto, resaltó que el curso de las autoridades de Japón de cortar los lazos económicos con Rusia puede abrir nuevas oportunidades para inversores y corporaciones chinas. "Tokio está muy celoso de esto, pero no puede hacer nada al respecto, ya que está sometido a una intensa presión por parte de EE.UU.", afirmó el especialista.

A nivel político, ambos países son miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y del BRICS. "Ambas organizaciones muestran una buena dinámica de desarrollo y de fortalecimiento de los vínculos entre los participantes", recalcó el experto. En este sentido, indicó que Moscú y Pekín "deben contribuir" a que la OCS y el BRICS pasen a "un nuevo nivel de desarrollo" y se comprometan a garantizar "la estabilidad de la cooperación en Eurasia en el caso de la OCS y, quizás, en todo el mundo si se trata del BRICS".

Babáev cree que las naciones del Sudeste Asiático perciben "positivamente" la profundización de la cooperación en Eurasia, porque sirve a los intereses de todos. "Los países de la región actualmente cooperan muy activamente tanto con China como con Rusia", enfatizó el analista, al señalar que la mayoría de los países de la región se consideran como amistosos por Moscú.
 

¿El fin de la globalización? Lo que se rompe con la visita de Pelosi a Taiwán y la arriesgada apuesta defensiva de EE.UU. contra China​

Ociel Alí López
Publicado:5 ago 2022 13:38 GMT

La visita a Taiwán de la presidenta de la cámara de representantes del Congreso de EE.UU., Nancy Pelosi, fue una acción temeraria pero no irracional, y dice mucho del agresivo juego que establece el gobierno de su país en el tablero mundial.

Washington movió un alfil que acecha al rey. Pero no para jaquearlo sino para apresurarlo. Para moverlo de su zona de confort. Para inquietarlo.

Básicamente para darle una patada a la existente mesa de acuerdos que permitió el advenimiento de la globalización, definida como el auge comercial ilimitado que se instauró al finalizar la Guerra Fría.

Con su arribo, Pelosi rompe el acuerdo de 1979 en el que EE.UU. reconoce a una sola China, cuya capital es Pekín, Taiwán es expulsado de Naciones Unidas y se establece que no puede haber visitas oficiales de funcionarios internacionales a la isla, sino únicamente encuentros de carácter privado. Ahora en cambio, la representante estadounidense dice a Taipei: "Queremos que el mundo los reconozca".

Así como lo hizo expandiendo la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia oriente, rompiendo acuerdos tácitos con Rusia, en esta ocasión el mensaje es el mismo: Washington quiere cambiar las reglas. Ya no le sirve la actual arquitectura mundial, donde era el otro hegemón, y decide replantear el juego más allá de los consensos que daban estabilidad al mundo.

Así como lo hizo expandiendo la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia oriente, rompiendo acuerdos tácitos con Rusia, en esta ocasión el mensaje es el mismo: Washington quiere cambiar las reglas. Ya no le sirve la actual arquitectura mundial.
Lo que muy probablemente ha culminado con este viaje y con el conflicto ucraniano es justamente la globalización, tal como la conocimos desde los noventa, y que tanta prosperidad y sensación de triunfo había causado en los EE.UU.

Cuando el secretario general de la ONU, António Guterres, a escasas horas de la llegada de la presidente de la cámara de diputados a Taipéi, dijo que el mundo estaba a "un solo malentendido o error de cálculo de la aniquilación nuclear", hacía referencia a esta arrojada acción vanguardista, casi kamikaze, que ha embravecido a un país con pretensiones de ser la principal potencia comercial del mundo.

La guerra comercial que inició el expresidente Donald Trump con las sanciones a China, ahora extremadas con la visita de Pelosi, ha finiquitado el concepto mismo de la "integración mundial" y ha regresado el mundo a una nueva guerra fría, muy parecida a la existente en la segunda postguerra, con los mismos puntos críticos.

¿Por qué acabar con la globalización?

Si el proceso de mundialización parecía inexpugnable y apenas amenazado por grupos terroristas, islámicos y algún "extremista" estilo Corea del Norte, resulta que ahora es el propio actor que diseñó la globalización el que ha preferido "trancar el juego" y forzar a que se barajen nuevamente las piezas, cueste lo que cueste, en el escenario económico mundial.

No se trata de un "borracho belicoso" que abre frentes por doquier, sino de que a EE.UU. ya no le interesa el mundo tal como está, que tiene que parar el posicionamiento de China como primera potencia económica y eso, según sus cálculos, tiene que hacerlo ahora y no dentro de cinco o diez años, cuando China sea el corazón de la "globalización realmente existente" y no la que soñó cuando era el único actor de peso.

EE.UU. creó la globalización para sus intereses y ahora quiere levantar cortinas de hierro justo ahí donde las derribó. ¿O es que acaso el conflicto ucraniano no es un muro a Berlín? Recordemos que todo comenzó con el Nord Stream 2, que le proporcionaba a Europa y a su industria el precio de los combustibles a menos de la mitad del precio que ahora deben pagar.

La pandemia ha sido un catalizador de este conflicto debido a los estragos que causó en Occidente y el escenario favorable que permitió a China para acelerar su ventaja comercial, ante una recalentada economía estadounidense y europea.

Con el viaje en cuestión ha culminado también esa llamada "ambigüedad estratégica" con la que EE.UU logró, junto a China, cercar lo que se llamaba la Unión Soviética, que terminó cayendo.


Joseph Wu, la presidenta Tsai Ing-Wen y las delegaciones del Congreso de Taiwán junto a Nancy Pelosi. 2 de agosto de 2022Taiwan MOFA Via Sipa USA / Legion-Media

Es lógico que Washington rompa este acuerdo con Pekín en torno a Taiwán, que no le sirve para romper la alianza ya no ideológica aunque sí comercial y geopolítica entre Pekín y Moscú, ambos cada vez más cerca desde que se arrecieran las sanciones de EE.UU. contra sus economías.

Entonces, EE.UU. ahora ha decidido rediseñar las relaciones internacionales, avivar viejos conflictos, y redefinir su interacción con países que veía como "potencias menores", que ya no lo son tanto.

En definitiva, Washington patea la mesa geopolítica, no a pesar de las dificultades financieras o comerciales que esto trae, sino justamente a partir de ellas mismas, porque la estabilidad comercial favorece a China, que mantiene un 'sprint' de crecimiento que EE.UU. no puede frenar desde la estabilidad y la "sana competencia" comercial que, bien o mal, ha venido imperando desde comienzos de los noventa.

Este es sin duda un raro "fin de las ideologías". Por un lado, no hay lucha entre sistemas o modelos económicos contrarios, sino entre distintas formas de capitalismo. Pero en paralelo también se van desempolvando los retratos de Chiang Kai-shek y Mao Tse-Tung, lo que recuerda el viejo choque ideológico como si su desenlace definitivo no hubiera tenido lugar.

EE.UU. quiere volver (y vaya que en cierta forma lo está logrando), al esplendor de la guerra fría en la que había cortinas de hierro, dos Chinas y la OTAN acechaba a Rusia.

¿Una jugada defensiva o ofensiva?

Al corto plazo la jugada de Pelosi parece muy ofensiva y riesgosa por la crisis mundial que se ha acelerado desde la llegada del presidente de EE.UU., Joe Biden, a la Casa Blanca. Pero, al largo plazo, puede ser vista más bien como defensiva porque su objetivo es bloquear el juego de China ante su acelerado crecimiento, que podría sobrepasar en pocos años a la economía estadounidense.

La apuesta de EE.UU. es frenar ese avance antes de que tenga efecto el aumento considerable en presupuesto militar de China, que se disparó como respuesta al conflicto ucraniano.

Este es sin duda un raro "fin de las ideologías". Por un lado, no hay lucha entre sistemas o modelos económicos contrarios, sino entre distintas formas de capitalismo.
El teatro de operaciones que emerge a partir de la visita de Pelosi es fundamentalmente marítimo. China es un país que puede ser cercado por sus costas, debido a que está rodeada por islas que son enemigas o potenciales enemigas. Además, su comercio depende mucho del estrecho de Malaca (paso comercial más transitado del mundo).

La reciente Alianza estratégica militar entre Australia, Reino Unido y EE.UU. (Aukus), establecida el año pasado, ya había marcado una nueva cancha, incorporando al primero como país activo en la contienda actual que, con la anunciada fabricación de una flota de submarinos de propulsión nuclear, puede intervenir en el nuevo teatro de operaciones que se expande a todo el Indo-pacífico y especialmente en torno a las rutas comerciales chinas.

Ahora, comenzaremos a ver la postura de los países que hacen parte de la "Ruta de la Seda 2.0", diseñada por Pekín, y la reacción de Europa, que cada vez funge como aliada automática de EE.UU. pero cuya crisis económica no aguanta más conflictos comerciales.

Pelosi, a la caza de votos

Al evento debe darse también una lectura relacionada con los intereses internos (político-electorales) que ha sabido explotar bien Pelosi con su arribo a Taipei. Pensamos, sobre todo, en las elecciones de medio término.

Erigirse como la "vanguardia antichina" roba votos al expresidente Donald Trump (en campaña) y a los republicanos, que han lucido divididos a la hora de calificar el viaje.

Pelosi toma la iniciativa política y le da a los demócratas un "oxígeno nacionalista", que posiblemente le permita cosechar votos en noviembre.

La estrategia de China

A China no le interesa un conflicto en sus fronteras. Tampoco le conviene intensificar la guerra comercial con EE.UU. ni mucho menos atizar ahora un conflicto con Taiwán.

Como se dice en el dominó: "quien va ganando la partida, no tranca el juego".

Pero China va a tener que actuar y como no se puede permitir una guerra en sus mares y estrechos, va a tener que presionar financieramente a Taiwán. Sería muy sabio de su parte si se inhibe de caer en la provocación, pero tampoco puede mostrar una debilidad que termine de aupar una reconsideración de Occidente sobre Taipei, cuyo gobierno es apenas reconocido ahora por un puñado de pequeños países y por ninguna potencia mundial.

Pekín se encuentra en una encrucijada, no debe alterar la estabilidad comercial que le da tantos dividendos, pero ello tampoco puede llevarlo a ser permisivo con la intención de EE.UU. de cambiar el estatus actual de Taiwán, porque su próximo paso puede ser aun más atrevido.

China es conocida por su sabiduría y paciencia, que ahora más que nunca tendrá que aplicar.

Ociel Alí López es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América Latina.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.
 


Bloomberg: La campaña liderada por EE.UU. de aislar a Rusia y China se queda corta​


Publicado:5 ago 2022 20:02 GMT

Los intentos de los países del Grupo de los Siete (G7), liderados por EE.UU., de aislar a Rusia y China se quedan cortos, lo que se demuestra en la posición de los países que forman parte del llamado Sur Global, según un artículo de Bloomberg publicado este 5 de agosto.

En particular, la agencia señala que solo la mitad de los países del Grupo de los Veinte (G20) se ha unido a las sanciones contra Moscú por su operativo militar en Ucrania. Esto pese a que altos funcionarios de las naciones del G7 trataban de convencer al resto del mundo de la necesidad de reforzar la presión sobre Rusia. "Les ha sorprendido la falta de adhesión de los Estados del G20, incluso si esos países no se empeñan en ayudar a Moscú a eludir las sanciones", apunta el medio.


Refiriéndose concretamente a la política exterior de Washington, desde Bloomberg acentúan que la situación actual es "una realidad incómoda" a la que el secretario de Estado, Antony Blinken, se enfrenta durante su gira por el sudeste asiático y África. "Gran parte del mundo no está dispuesta a seguir los esfuerzos de EE.UU. y Europa para aislar Rusia".

Tal postura complica, por ejemplo, las iniciativas del G7 de imponer un tope a los precios del petróleo ruso, mientras que "envalentona" al presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, "en sus respectivos programas globales".

China, la India, Sudáfrica y otros países que optan por dialogar con Moscú​

En vez de sancionar a Rusia, China está incrementando las importaciones de gas y petróleo rusos. Así, Pekín gastó un 72 % más en las entregas energéticas de Moscú con respecto a los datos del año anterior.

Mientras, China está "lejos de estar sola" en su rechazo a las restricciones antirrusas. Así, el primer ministro indio, Narendra Modi, conversó con Putin sobre las posibilidades de aumentar el comercio entre las naciones.


Por su parte, el mandatario sudafricano, Cyril Ramaphosa, criticó la política de sanciones. A su vez, Turquía se negó a adherirse a las restricciones, considerando que esto iría en detrimento de sus intereses políticos y económicos. Arabia Saudita también mantiene buenas relaciones con Rusia a través de su cooperación en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), se reseña en el material.

Entre otros países que optan por no deteriorar sus relaciones con Moscú figuran naciones de América Latina. Bloomberg recuerda que el Mercosur rechazó la solicitud del presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, para dirigirse a los líderes del bloque comercial durante la cumbre celebrada a finales de julio. Asimismo, en África, donde el canciller ruso, Serguéi Lavrov, subrayó el papel histórico de Moscú en su apoyo a los movimientos descolonizadores en el continente, tampoco condenaron las acciones rusas.

Esfuerzos de Washington para contener a Pekín​

El medio también recuerda los esfuerzos de la Casa Blanca y sus aliados de "crear una coalición de democracias" contra Pekín. En esta línea, alude a las declaraciones del secretario adjunto del Departamento de Comercio, Alan Estevez, quien declaró a mediados de julio en una audiencia en el Congreso que las medidas de Washington y otros 37 países de imponer controles a las exportaciones de Rusia ayudan a "proporcionar un modelo para avanzar más", para un nuevo sistema que contrarresta "las amenazas de China".


Sin embargo, Washington y sus aliados solo gozan de "éxito limitado" en esta dirección. Como prueba, la agencia indica que Indonesia, país que este año acoge los eventos del G20, continúa sellando grandes pactos comerciales con compañías estatales chinas.

El gigante asiático también continúa expandiendo su influencia en África, manteniendo una vez en tres años la cumbre con los líderes del continente en el marco del Foro de Cooperación. Aparte de los intereses económicos, Pekín usa estos eventos para obtener apoyo de las naciones africanas en la ONU.

En un intento de "recuperar la narrativa no solo contra China, sino también contra Rusia", la Administración del presidente Joe Biden ya invitó a los líderes africanos a participar en la cumbre liderada por EE.UU. prevista para mediados de diciembre de este año. Según el comunicado oficial de la Casa Blanca, el encuentro busca reforzar "el compromiso de EE.UU. y África con la democracia y los derechos humanos", entre otros objetivos.
 

Embajador chino en París: La mano de EE.UU. está tanto en la crisis de Ucrania como en la de Taiwán​


Publicado:5 ago 2022 20:19 GMT

La mayoría de los países del mundo no apoyan las acciones de Occidente en relación con Ucrania, por lo que no se unen a las sanciones antirrusas, afirmó este viernes el embajador chino en Francia, Lu Shaye.

"En el contexto de la crisis de Ucrania, la mayoría de los países en desarrollo no están de acuerdo con la alianza occidental y no apoyan las sanciones contra Rusia", dijo Shaye al canal LCI.

Según el diplomático, Washington "está perdiendo cada vez más su influencia, incluyendo la región de Asia-Pacífico", cuyas naciones "quieren desarrollar las economías nacionales, mejorar la vida de las personas y buscan la paz y la tranquilidad", ante lo cual "EE.UU. quiere causar discordia en el entorno regional".

"Esto no está en el interés de los países de la región, pero el interés de EE.UU. es mantener su hegemonía", subrayó.

La llegada de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán el martes fue el detonante de la actual crisis entre Pekín y Washington, señaló el embajador.

"Esto violó el compromiso asumido por la Administración estadounidense", dijo Shaye, explicando que la visita de Pelosi cuestiona el principio de una sola China.

La propaganda llevada a cabo por las autoridades taiwanesas está cambiando la opinión pública en la isla frente a la China continental mientras que "no es el pueblo de Taiwán el que realmente quiere esta separación", aseguró.

Según Shaye, "la posición de China es constante: Pekín siempre está a favor de que se respete la integridad territorial y la soberanía de los países".

"También estamos a favor de tomar en cuenta las preocupaciones legítimas de cada país, incluyendo Rusia", indicó.

En su opinión, "la causa fundamental de la crisis ucraniana fue la expansión de la OTAN a partir de la década de 1990", que "representa un grave problema para la seguridad de Rusia".

"Rusia ha ofrecido en muchas ocasiones a Occidente sentarse a la mesa de negociaciones para discutir este asunto, pero EE.UU. y la OTAN siempre se han negado a hacerlo", enfatizó.
 

Los bancos de Turquía están adoptando el sistema de pagos ruso: Erdogan​

Al Arabiya

Cinco bancos turcos han adoptado el sistema de pagos Mir de Rusia, dijo el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, a su regreso de conversaciones con el presidente Vladimir Putin en el balneario de Sochi en el Mar Negro.
Hay desarrollos serios con respecto al trabajo que los bancos turcos están haciendo en la tarjeta Mir de Rusia, dijo la agencia estatal turca Anadolu citando a Erdogan en el avión. Eso es un alivio tanto para los turistas rusos como para Turquía, dijo a los periodistas.
El pago en rublos será una fuente de apoyo financiero tanto para Rusia como para Turquía, dijo,....

Nota completa:
 

Las exportaciones de China están aumentando sorprendentemente​

Después de los difíciles meses de los bloqueos por corona, las exportaciones en China están aumentando nuevamente. Esto también se debe al comercio con Rusia, que está sujeto a sanciones de Occidente.
 

Expertos del WSJ: Europa podría luchar con Asia por los suministros de gas licuado​


Publicado:7 ago 2022 09:29 GMT

Ante la actual crisis energética en Europa y la inminente llegada del invierno, sus países podrían luchar con Asia por los suministros del gas natural licuado (GNL). Así lo sostienen dos expertos en materia de hidrocarburos Daniel Yergin y Michael Stoppard en un artículo de opinión publicado el 3 de agosto en el diario The Wall Street Journal.


Los autores señalan que hoy en día se trata de una "guerra energética" en la que ya arrancó "la cuenta hacia atrás" ante la llegada del invierno. En este sentido, recuerdan que antes los suministros de gas rusos, que en 2021 representaron el 38 % del consumo europeo total, eran sostenibles, pasara lo que pasara a nivel político.

Sin embargo, en las últimas semanas se ha producido un considerable recorte de las entregas por parte del gigante ruso Gazprom, que tuvo que disminuir los suministros a un 20 % de la capacidad máxima por una serie de cuestiones técnicas agravadas por las sanciones occidentales impuestas contra Moscú debido al conflicto en Ucrania.

La situación incide en el alza de los precios de dicho hidrocarburo, unas siete u ocho veces superiores a la cifra normal, atrayendo "como un imán" las importaciones del gas licuado que "normalmente irían a otras partes del mundo", sostienen Stoppard y Yergin.


En particular, las exportaciones estadounidenses de GNL, que habitualmente se dirigen a los países asiáticos, este año han cambiado de rumbo, dado que dos tercios de las entregas llegaron a Europa, estima el artículo. Mientras, los suministros de GNL por parte de Rusia "podrían ser perturbados", advierten los especialistas. "Un repunte económico en China, al salir de los cierres de covid-19 o un invierno frío en Asia, establecerán una lucha con Europa por el suministro de GNL, lo que hará subir aún más los precios", pronostican.

Enumerando los esfuerzos de los países del bloque comunitario para intensificar la construcción y el uso de la infraestructura necesaria para el GNL, Stoppard y Yergin destacan que "ninguno de estos proyectos estará listo para este invierno o para el próximo", por lo que, por ejemplo, Alemania ya tuvo que volver a poner en marcha plantas eléctricas carboneras desactivadas, mientras que el canciller del país Olaf Scholz declaró esta semana que continuar con el uso de las últimas tres centrales nucleares "puede tener sentido" para paliar la crisis.


Según los especialistas, "la única respuesta importante" ante el panorama actual que le queda a Europa es la reducción de la demanda, algo que se materializó este 5 de agosto, cuando el Consejo Europeo adoptó la reducción voluntaria de la demanda del gas en un 15 %. La medida contiene varias exenciones en vista del rechazo que generó la propuesta inicialmente, lo que se manifestó en la postura de Grecia, Portugal y España, entre otras naciones.

Entretanto, el actual agravamiento de la situación energética en Europa se definirá por el factor del clima. "Esto es lo que ni el señor [presidente ruso Vladímir] Putin ni los líderes europeos pueden controlar. Pero hay una cosa en la que todos pueden estar de acuerdo: El invierno se acerca", concluyen.


 

EE.UU. intenta jugar la "carta de Taiwán" para contener a Pekín, denuncia el embajador chino en Rusia​


Publicado:10 ago 2022 13:53 GMT

En una entrevista con la agencia de noticias TASS, el embajador chino en Rusia, Zhang Hanhui, recordó que Taiwán es una parte integrante de China, y sobre la visita a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, afirmó que fue una "locura que ha provocado un aumento de las tensiones en la zona del estrecho de Taiwán". También dijo que el verdadero objetivo de Estados Unidos es "jugar la carta de Taiwán a toda costa para contener el desarrollo de China".

El embajador aclaró que la cuestión de Taiwán es el asunto más importante, clave y sensible en las relaciones chino-estadounidenses. También afirmó que todas las consecuencias de la crisis actual recaen enteramente en el lado estadounidense y en las fuerzas separatistas.

El diplomático calificó la visita de Pelosi de "farsa de actuación" y agregó que la decisión de ir a la isla es como "dispararse en el pie". A la vez, indicó que el único y verdadero camino para las relaciones entre China y Estados Unidos es el del "respeto mutuo y la coexistencia pacífica, para evitar la confrontación, y la cooperación mutuamente beneficiosa".

"Estados Unidos está acostumbrado a actuar como un juez moral y a señalar con el dedo a otros países", argumentó Zhang Hanhui. También dijo que "no deben hacerse la ilusión de que pueden hacer pasar arbitrariamente lo negro por lo blanco", y declaró que China no tolerará los intentos de escalar las tensiones, provocar enfrentamientos y ahondar en las divisiones de la región.

El diplomático argumentó que China no puede permitir que la "ley de la selva" promovida por Occidente vuelva a dominar las relaciones entre países. También dijo que China y Rusia seguirán defendiendo el sistema internacional, con la ONU como punto de partida, y el orden mundial basado en el derecho internacional.
 

Por temor a pelear en Taiwán, Biden promulgó una ley que retira parcialmente la producción de microchips de la isla a los Estados Unidos.​



El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, expresó su preocupación por "una posible invasión del ejército chino a Taiwán". Además, en este caso, no estamos hablando del hecho de que Biden esté al menos algo preocupado por el destino del pueblo de Taiwán. Resulta que al presidente estadounidense le preocupa que si comienzan las hostilidades en Taiwán, la industria estadounidense, incluido el ejército, pueda perder microchips producidos por empresas taiwanesas. Hasta la fecha, el nivel de dependencia estadounidense de los elementos semiconductores taiwaneses es de al menos un 70 %. Si este mercado colapsa, entonces para los Estados Unidos se convertirá no solo en un golpe doloroso, sino en una situación verdaderamente crítica.


En ese sentido, Biden decidió diversificar la producción de semiconductores. El presidente de los Estados Unidos firmó una ley relevante, lo que sugiere que los Estados Unidos tiene la intención de invertir más de $ 50 mil millones en la producción de microchips en los próximos años. De hecho, estamos hablando de un retiro parcial de la producción de microchips de la isla a los Estados Unidos.

El propio Biden dijo que se avecina una batalla histórica por la tecnología en el siglo XXI:

Debemos ganar esta pelea.

La nueva ley prevé el apoyo financiero del estado de aquellas empresas estadounidenses que pretendan invertir en el desarrollo de la industria de los microchips en suelo estadounidense. Hasta el momento, dos empresas estadounidenses, Qualcomm y GlobalFoundries, han anunciado (según Biden) grandes sumas de dinero en la producción de semiconductores.

Esta decisión de las autoridades estadounidenses puede tener un impacto negativo en el mercado de microchips de Taiwán. El hecho es que en un futuro cercano puede haber una salida de inversiones estadounidenses del sector de alta tecnología de Taiwán. Y esto conducirá inevitablemente a la pérdida de puestos de trabajo de miles de empleados en la industria de los semiconductores.
 

Argos

Colaborador
Colaborador

Por temor a pelear en Taiwán, Biden promulgó una ley que retira parcialmente la producción de microchips de la isla a los Estados Unidos.​



El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, expresó su preocupación por "una posible invasión del ejército chino a Taiwán". Además, en este caso, no estamos hablando del hecho de que Biden esté al menos algo preocupado por el destino del pueblo de Taiwán. Resulta que al presidente estadounidense le preocupa que si comienzan las hostilidades en Taiwán, la industria estadounidense, incluido el ejército, pueda perder microchips producidos por empresas taiwanesas. Hasta la fecha, el nivel de dependencia estadounidense de los elementos semiconductores taiwaneses es de al menos un 70 %. Si este mercado colapsa, entonces para los Estados Unidos se convertirá no solo en un golpe doloroso, sino en una situación verdaderamente crítica.


En ese sentido, Biden decidió diversificar la producción de semiconductores. El presidente de los Estados Unidos firmó una ley relevante, lo que sugiere que los Estados Unidos tiene la intención de invertir más de $ 50 mil millones en la producción de microchips en los próximos años. De hecho, estamos hablando de un retiro parcial de la producción de microchips de la isla a los Estados Unidos.

El propio Biden dijo que se avecina una batalla histórica por la tecnología en el siglo XXI:

Debemos ganar esta pelea.

La nueva ley prevé el apoyo financiero del estado de aquellas empresas estadounidenses que pretendan invertir en el desarrollo de la industria de los microchips en suelo estadounidense. Hasta el momento, dos empresas estadounidenses, Qualcomm y GlobalFoundries, han anunciado (según Biden) grandes sumas de dinero en la producción de semiconductores.

Esta decisión de las autoridades estadounidenses puede tener un impacto negativo en el mercado de microchips de Taiwán. El hecho es que en un futuro cercano puede haber una salida de inversiones estadounidenses del sector de alta tecnología de Taiwán. Y esto conducirá inevitablemente a la pérdida de puestos de trabajo de miles de empleados en la industria de los semiconductores.

Nahhh... otra vez?



Simples peones.


Relacionado. Por acá vienen los tiros, al parecer.

 


Bloomberg: La campaña liderada por EE.UU. de aislar a Rusia y China se queda corta​


Publicado:5 ago 2022 20:02 GMT

Los intentos de los países del Grupo de los Siete (G7), liderados por EE.UU., de aislar a Rusia y China se quedan cortos, lo que se demuestra en la posición de los países que forman parte del llamado Sur Global, según un artículo de Bloomberg publicado este 5 de agosto.

En particular, la agencia señala que solo la mitad de los países del Grupo de los Veinte (G20) se ha unido a las sanciones contra Moscú por su operativo militar en Ucrania. Esto pese a que altos funcionarios de las naciones del G7 trataban de convencer al resto del mundo de la necesidad de reforzar la presión sobre Rusia. "Les ha sorprendido la falta de adhesión de los Estados del G20, incluso si esos países no se empeñan en ayudar a Moscú a eludir las sanciones", apunta el medio.


Refiriéndose concretamente a la política exterior de Washington, desde Bloomberg acentúan que la situación actual es "una realidad incómoda" a la que el secretario de Estado, Antony Blinken, se enfrenta durante su gira por el sudeste asiático y África. "Gran parte del mundo no está dispuesta a seguir los esfuerzos de EE.UU. y Europa para aislar Rusia".

Tal postura complica, por ejemplo, las iniciativas del G7 de imponer un tope a los precios del petróleo ruso, mientras que "envalentona" al presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, "en sus respectivos programas globales".

China, la India, Sudáfrica y otros países que optan por dialogar con Moscú​

En vez de sancionar a Rusia, China está incrementando las importaciones de gas y petróleo rusos. Así, Pekín gastó un 72 % más en las entregas energéticas de Moscú con respecto a los datos del año anterior.

Mientras, China está "lejos de estar sola" en su rechazo a las restricciones antirrusas. Así, el primer ministro indio, Narendra Modi, conversó con Putin sobre las posibilidades de aumentar el comercio entre las naciones.


Por su parte, el mandatario sudafricano, Cyril Ramaphosa, criticó la política de sanciones. A su vez, Turquía se negó a adherirse a las restricciones, considerando que esto iría en detrimento de sus intereses políticos y económicos. Arabia Saudita también mantiene buenas relaciones con Rusia a través de su cooperación en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), se reseña en el material.

Entre otros países que optan por no deteriorar sus relaciones con Moscú figuran naciones de América Latina. Bloomberg recuerda que el Mercosur rechazó la solicitud del presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, para dirigirse a los líderes del bloque comercial durante la cumbre celebrada a finales de julio. Asimismo, en África, donde el canciller ruso, Serguéi Lavrov, subrayó el papel histórico de Moscú en su apoyo a los movimientos descolonizadores en el continente, tampoco condenaron las acciones rusas.

Esfuerzos de Washington para contener a Pekín​

El medio también recuerda los esfuerzos de la Casa Blanca y sus aliados de "crear una coalición de democracias" contra Pekín. En esta línea, alude a las declaraciones del secretario adjunto del Departamento de Comercio, Alan Estevez, quien declaró a mediados de julio en una audiencia en el Congreso que las medidas de Washington y otros 37 países de imponer controles a las exportaciones de Rusia ayudan a "proporcionar un modelo para avanzar más", para un nuevo sistema que contrarresta "las amenazas de China".


Sin embargo, Washington y sus aliados solo gozan de "éxito limitado" en esta dirección. Como prueba, la agencia indica que Indonesia, país que este año acoge los eventos del G20, continúa sellando grandes pactos comerciales con compañías estatales chinas.

El gigante asiático también continúa expandiendo su influencia en África, manteniendo una vez en tres años la cumbre con los líderes del continente en el marco del Foro de Cooperación. Aparte de los intereses económicos, Pekín usa estos eventos para obtener apoyo de las naciones africanas en la ONU.

En un intento de "recuperar la narrativa no solo contra China, sino también contra Rusia", la Administración del presidente Joe Biden ya invitó a los líderes africanos a participar en la cumbre liderada por EE.UU. prevista para mediados de diciembre de este año. Según el comunicado oficial de la Casa Blanca, el encuentro busca reforzar "el compromiso de EE.UU. y África con la democracia y los derechos humanos", entre otros objetivos.

FM Sudafricano Pandor a US Secretario de Estado Bliken :

'Intimidacion condescendiente y Bullying no es aceptable por parte de nuestros
"socios"

Saludos,
 

¿El fin de la globalización? Lo que se rompe con la visita de Pelosi a Taiwán y la arriesgada apuesta defensiva de EE.UU. contra China​

Ociel Alí López
Publicado:5 ago 2022 13:38 GMT

La visita a Taiwán de la presidenta de la cámara de representantes del Congreso de EE.UU., Nancy Pelosi, fue una acción temeraria pero no irracional, y dice mucho del agresivo juego que establece el gobierno de su país en el tablero mundial.

Washington movió un alfil que acecha al rey. Pero no para jaquearlo sino para apresurarlo. Para moverlo de su zona de confort. Para inquietarlo.

Básicamente para darle una patada a la existente mesa de acuerdos que permitió el advenimiento de la globalización, definida como el auge comercial ilimitado que se instauró al finalizar la Guerra Fría.

Con su arribo, Pelosi rompe el acuerdo de 1979 en el que EE.UU. reconoce a una sola China, cuya capital es Pekín, Taiwán es expulsado de Naciones Unidas y se establece que no puede haber visitas oficiales de funcionarios internacionales a la isla, sino únicamente encuentros de carácter privado. Ahora en cambio, la representante estadounidense dice a Taipei: "Queremos que el mundo los reconozca".

Así como lo hizo expandiendo la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia oriente, rompiendo acuerdos tácitos con Rusia, en esta ocasión el mensaje es el mismo: Washington quiere cambiar las reglas. Ya no le sirve la actual arquitectura mundial, donde era el otro hegemón, y decide replantear el juego más allá de los consensos que daban estabilidad al mundo.


Lo que muy probablemente ha culminado con este viaje y con el conflicto ucraniano es justamente la globalización, tal como la conocimos desde los noventa, y que tanta prosperidad y sensación de triunfo había causado en los EE.UU.

Cuando el secretario general de la ONU, António Guterres, a escasas horas de la llegada de la presidente de la cámara de diputados a Taipéi, dijo que el mundo estaba a "un solo malentendido o error de cálculo de la aniquilación nuclear", hacía referencia a esta arrojada acción vanguardista, casi kamikaze, que ha embravecido a un país con pretensiones de ser la principal potencia comercial del mundo.

La guerra comercial que inició el expresidente Donald Trump con las sanciones a China, ahora extremadas con la visita de Pelosi, ha finiquitado el concepto mismo de la "integración mundial" y ha regresado el mundo a una nueva guerra fría, muy parecida a la existente en la segunda postguerra, con los mismos puntos críticos.

¿Por qué acabar con la globalización?

Si el proceso de mundialización parecía inexpugnable y apenas amenazado por grupos terroristas, islámicos y algún "extremista" estilo Corea del Norte, resulta que ahora es el propio actor que diseñó la globalización el que ha preferido "trancar el juego" y forzar a que se barajen nuevamente las piezas, cueste lo que cueste, en el escenario económico mundial.

No se trata de un "borracho belicoso" que abre frentes por doquier, sino de que a EE.UU. ya no le interesa el mundo tal como está, que tiene que parar el posicionamiento de China como primera potencia económica y eso, según sus cálculos, tiene que hacerlo ahora y no dentro de cinco o diez años, cuando China sea el corazón de la "globalización realmente existente" y no la que soñó cuando era el único actor de peso.

EE.UU. creó la globalización para sus intereses y ahora quiere levantar cortinas de hierro justo ahí donde las derribó. ¿O es que acaso el conflicto ucraniano no es un muro a Berlín? Recordemos que todo comenzó con el Nord Stream 2, que le proporcionaba a Europa y a su industria el precio de los combustibles a menos de la mitad del precio que ahora deben pagar.

La pandemia ha sido un catalizador de este conflicto debido a los estragos que causó en Occidente y el escenario favorable que permitió a China para acelerar su ventaja comercial, ante una recalentada economía estadounidense y europea.

Con el viaje en cuestión ha culminado también esa llamada "ambigüedad estratégica" con la que EE.UU logró, junto a China, cercar lo que se llamaba la Unión Soviética, que terminó cayendo.


Joseph Wu, la presidenta Tsai Ing-Wen y las delegaciones del Congreso de Taiwán junto a Nancy Pelosi. 2 de agosto de 2022Taiwan MOFA Via Sipa USA / Legion-Media

Es lógico que Washington rompa este acuerdo con Pekín en torno a Taiwán, que no le sirve para romper la alianza ya no ideológica aunque sí comercial y geopolítica entre Pekín y Moscú, ambos cada vez más cerca desde que se arrecieran las sanciones de EE.UU. contra sus economías.

Entonces, EE.UU. ahora ha decidido rediseñar las relaciones internacionales, avivar viejos conflictos, y redefinir su interacción con países que veía como "potencias menores", que ya no lo son tanto.

En definitiva, Washington patea la mesa geopolítica, no a pesar de las dificultades financieras o comerciales que esto trae, sino justamente a partir de ellas mismas, porque la estabilidad comercial favorece a China, que mantiene un 'sprint' de crecimiento que EE.UU. no puede frenar desde la estabilidad y la "sana competencia" comercial que, bien o mal, ha venido imperando desde comienzos de los noventa.

Este es sin duda un raro "fin de las ideologías". Por un lado, no hay lucha entre sistemas o modelos económicos contrarios, sino entre distintas formas de capitalismo. Pero en paralelo también se van desempolvando los retratos de Chiang Kai-shek y Mao Tse-Tung, lo que recuerda el viejo choque ideológico como si su desenlace definitivo no hubiera tenido lugar.

EE.UU. quiere volver (y vaya que en cierta forma lo está logrando), al esplendor de la guerra fría en la que había cortinas de hierro, dos Chinas y la OTAN acechaba a Rusia.

¿Una jugada defensiva o ofensiva?

Al corto plazo la jugada de Pelosi parece muy ofensiva y riesgosa por la crisis mundial que se ha acelerado desde la llegada del presidente de EE.UU., Joe Biden, a la Casa Blanca. Pero, al largo plazo, puede ser vista más bien como defensiva porque su objetivo es bloquear el juego de China ante su acelerado crecimiento, que podría sobrepasar en pocos años a la economía estadounidense.

La apuesta de EE.UU. es frenar ese avance antes de que tenga efecto el aumento considerable en presupuesto militar de China, que se disparó como respuesta al conflicto ucraniano.


El teatro de operaciones que emerge a partir de la visita de Pelosi es fundamentalmente marítimo. China es un país que puede ser cercado por sus costas, debido a que está rodeada por islas que son enemigas o potenciales enemigas. Además, su comercio depende mucho del estrecho de Malaca (paso comercial más transitado del mundo).

La reciente Alianza estratégica militar entre Australia, Reino Unido y EE.UU. (Aukus), establecida el año pasado, ya había marcado una nueva cancha, incorporando al primero como país activo en la contienda actual que, con la anunciada fabricación de una flota de submarinos de propulsión nuclear, puede intervenir en el nuevo teatro de operaciones que se expande a todo el Indo-pacífico y especialmente en torno a las rutas comerciales chinas.

Ahora, comenzaremos a ver la postura de los países que hacen parte de la "Ruta de la Seda 2.0", diseñada por Pekín, y la reacción de Europa, que cada vez funge como aliada automática de EE.UU. pero cuya crisis económica no aguanta más conflictos comerciales.

Pelosi, a la caza de votos

Al evento debe darse también una lectura relacionada con los intereses internos (político-electorales) que ha sabido explotar bien Pelosi con su arribo a Taipei. Pensamos, sobre todo, en las elecciones de medio término.

Erigirse como la "vanguardia antichina" roba votos al expresidente Donald Trump (en campaña) y a los republicanos, que han lucido divididos a la hora de calificar el viaje.

Pelosi toma la iniciativa política y le da a los demócratas un "oxígeno nacionalista", que posiblemente le permita cosechar votos en noviembre.

La estrategia de China

A China no le interesa un conflicto en sus fronteras. Tampoco le conviene intensificar la guerra comercial con EE.UU. ni mucho menos atizar ahora un conflicto con Taiwán.

Como se dice en el dominó: "quien va ganando la partida, no tranca el juego".

Pero China va a tener que actuar y como no se puede permitir una guerra en sus mares y estrechos, va a tener que presionar financieramente a Taiwán. Sería muy sabio de su parte si se inhibe de caer en la provocación, pero tampoco puede mostrar una debilidad que termine de aupar una reconsideración de Occidente sobre Taipei, cuyo gobierno es apenas reconocido ahora por un puñado de pequeños países y por ninguna potencia mundial.

Pekín se encuentra en una encrucijada, no debe alterar la estabilidad comercial que le da tantos dividendos, pero ello tampoco puede llevarlo a ser permisivo con la intención de EE.UU. de cambiar el estatus actual de Taiwán, porque su próximo paso puede ser aun más atrevido.

China es conocida por su sabiduría y paciencia, que ahora más que nunca tendrá que aplicar.

Ociel Alí López es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América Latina.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

Excelente análisis.
Resulta extraño ver a EEUU abrir tantos frentes al mismo tiempo, más a sabiendas que esta situación puede alentar a sus competidores a unirse, y torna al mercado extremadamente volátil.

Pero bajo las observaciones del artículo se pueden leer las posibles motivaciones de tal accionar.
EEUU reacciona tarde al arrollador avance chino, y bajo tal panorama, el actual status quo ya no le favorece como en los 90s cuando era la potencia dominante indiscutida.

Por lo tanto es momento de patear el tablero, ya que la estabilidad comercial que se estaba experimentando en las últimas décadas beneficia más a China que al propio EEUU.

Para los norteamericanos es ahora (que todavía siguen manteniendo el predominio tecnológico y militar) o nunca.
 
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