Noticias de la Fuerza Aérea Argentina

Justo estaba en el hospital con un tema de salud de mi hermana y no se porque estaba convencido de que pucara.org era tuya!!! Jaja perdón

Yo no!!! es de Santiago Rivas y un grupo de colaboradores que estoy en contacto con algunos de ellos pero no es mia.............. mi principal medio es uno super famoso..... es Facundo Rovira todas las redes sociales........ te lo recomiendo!!! buen pibe

Saludos
 
Si Facu pero siempre pensando en aviones civiles con poca o nula capacidad militar, lo debatimos un monton de veces, si sr van a comprar SdA por lo menos que sean duales o sea que le aporten una herramienta a la institucion, para mi el FK27 fue el mejor ejemplo, a la mañana transporte de pasajeros con LADE y a la tarde lanzando paracaidistas o llevando carga militar
Tenemos que recuperar eso a como de lugar, quizas ahora por corto tiempo los F27 pero ya se tiene que estar trabajando en un reemplazo definitivo y si no es occidental sera Ruso, Chino o Marciano
Abrazo pibe!!

No hay opción facil, incluso el C-295 de por si ya es algo caro y no se iba a comprar ya antes del problema del veto........ y los Hercules tienen que hacer misiones que un Fokker F-50 o F-27 podrían hacer y ahorrar horas de vuelo del C-130

Saludos
 

Eduardo Moretti

Colaborador

Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño

En los hangares donde se realiza el mantenimiento de las emblemáticas aeronaves de la Fuerza, trabajan quienes integran el staff de este sistema de armas, en su mayoría compuesto por hombres. También están ellas, quienes, sin limitaciones, se le animan a la colosal máquina.​

Por Patricia Fernández Mainardi
28 de Noviembre de 2020

Mecánicas: En los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar,  dos mujeres trabajando para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones. Foto: Fernando Calzada.
Mecánicas: En los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar, dos mujeres trabajando para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones. Foto: Fernando Calzada.
Si algo saben las mujeres que integran las filas de las Fuerzas Armadas Argentinas es que, en la actualidad, no hay obstáculos para alcanzar sus sueños y proyecciones profesionales. Sin ir más lejos, recientemente, la teniente Sofía Vier se convirtió en la primera piloto de Caza de la Fuerza Aérea Argentina. Y, en 2015, vimos a la primera mujer en alcanzar el grado de general en el Ejército.

Desde los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar, DEF dialogó con dos de las mecánicas que trabajan para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones, desde las vinculadas a la campaña antártica hasta el apoyo realizado en el marco de la pandemia.

“Desde chica, siempre sentí la vocación de ser mecánica”, confiesa la cabo principal Sofía Gómez Roldán. Con 30 años, se desempeña en la parte de mantenimiento menor del Hércules. Oriunda de Villa Mercedes, provincia de San Luis, cuenta que, por tener familiares militares, supo que podía cumplir con su sueño en las Fuerzas Armadas: “Me preparé para entrar a la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea, donde se forman los mecánicos, rendí los exámenes y pude ingresar. Yo quería ser mecánica de avión y, cuando se lo dije a mis padres, se sintieron muy orgullosos por mi decisión. Siempre me ayudaron y apoyaron en todo”.

Una vez adentro, y gracias a su promedio, Sofía pudo ir destinada a la Ira Brigada Aérea del Palomar, donde se realiza el mantenimiento de este sistema de armas: “Ya llevo ocho años acá. El primer día, cuando vi llegar al avión, gigantesco, tuve la impresión de que no iba a poder llegar a conocerlo en profundidad. Pero, con el paso del tiempo, adquirí experiencia. Además, la Fuerza nos dio cursos para poder trabajar en lo que es primera línea y, con el tiempo, llegué a familiarizarme con el Hércules”.

Hay agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa una de las mecánicas. Foto: Fernando Calzada.
"Hay agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa una de las mecánicas. Foto: Fernando Calzada.
¿Qué tareas lleva adelante? “Aquí recibimos los vuelos y resolvemos las novedades que puedan impedir que un avión salga o aquellas con las que regresa la aeronave después de haber volado”, explica Sofía. Junto a ella, trabajan, aproximadamente, siete mujeres más. “No somos muchas. Quizá cuesta un poco ingresar a un ambiente que solía estar ocupado exclusivamente por hombres. Pero, la verdad es que nuestros compañeros nos ayudan un montón. Sin obstáculos, hacemos el trabajo. Quizá hemos sido dos o tres mujeres bajando una hélice, pero concretamos la misión”.

“Tengo amigas civiles y militares. Cuando les cuento sobre mi trabajo a las primeras, se sorprenden. Para ellos es un montón, pero, para nosotras, es algo de todos los días. En definitiva, es nuestra vida. Pasamos muchas horas trabajando junto a los Hércules”, confiesa Gómez Roldán y, además, comenta que es muy difícil planificar actividades fuera del horario de trabajo debido a que las distintas misiones imponen desafíos que deben ser resueltos para que el C-130 pueda despegar. “Con la pandemia, debimos hacer vuelos al exterior y al interior del país. Trabajamos mucho para que el avión pudiera despegar con el objetivo de llevar insumos a distintos destinos. Entrábamos a las ocho de la mañana y salíamos a las 12 de la noche. También nos pasó que debíamos estar preparados para recibir un avión a las dos o tres de la mañana. La verdad es que fue muy duro, pero nos llenó de orgullo poder pertenecer a este sistema de armas, tan emblemático de la Fuerza. Sabíamos que, detrás de nuestro trabajo, quizá, ayudábamos a una familia. Fue una gran satisfacción haber podido colaborar”, confiesa.

Sofía, quien también es instrumentadora quirúrgica, hace hincapié en la importancia de contar con un grupo de trabajo a la hora de hacer frente a las diferentes tareas: “Acá uno pasa muchas horas, fines de semana, feriados y fechas importantes, como Navidad. Somos una gran familia”, dice y resume: “Me saco el sombrero frente a mis compañeros. Hay cariño y compañerismo. Nos ponemos la camiseta siempre, más aún en este año tan difícil, de pandemia, en el que debimos trabajar el doble para sacar todo adelante. Para mí, es un orgullo pertenecer al equipo del Hércules, una aeronave que trajo compatriotas para que pudieran reunirse con sus familias”.

“VENDÍ TODAS LAS COSAS QUE TENÍA PARA PODER VIAJAR”

En el mismo hangar se encuentra la cabo primero Marina Castro, una jujeña que relata con orgullo los obstáculos que superó. “Soy de la localidad de Palpalá. Un día, fue gente de la Armada a dar charlas sobre la carrera y le pregunté a mi papá si podía ir una vez que terminara el secundario. Me dijo que no, porque eso significaba instalarme en Buenos Aires”, cuenta. Más tarde, se recibió en una escuela industrial como técnica electromecánica.

La cabo primero Marina Castro y la cabo principal Sofía Gómez Roldán trabajando sobre el Hércules C-130. Foto: Fernando Calzada.
La cabo primero Marina Castro y la cabo principal Sofía Gómez Roldán trabajando sobre el Hércules C-130. Foto: Fernando Calzada.
El tiempo no había borrado sus deseos; sin embargo, debió inscribirse en la universidad en otra carrera. “Entré a la facultad con una beca y me anoté en la carrera de ingeniería industrial, pero me di cuenta de que no me gustaba. Además, lo económico representaba un verdadero desafío, porque yo tenía que estudiar y trabajar. Así que, un día, le dije a mi mamá que no me iba a anotar en las materias del segundo cuatrimestre porque quería entrar a la Fuerza Aérea”, cuenta Marina, quien, con 22 años, estaba cada vez más cerca de cumplir su sueño. De hecho, su elección fue estratégica: la Escuela de Suboficiales estaba en Córdoba y, de esa manera, cumplía con el deseo de su papá de no viajar a Buenos Aires.

“Vendí todas las cosas que tenía para poder viajar. Me compré los pasajes, comencé a salir a correr y agarré las carpetas del secundario para repasar las materias. Finalmente, me fui a Córdoba. Era la primera vez que salía de Jujuy, creo que lloré hasta Santiago del Estero”, bromea Marina, quien también relata que ese domingo se subió al micro con su traje de candidata, preparada para asistir a la Escuela. “Llegué pidiendo indicaciones. Yo, con mi trajecito y pequeño bolso. Es más, recuerdo que el colectivero me dijo que me iba a dejar cerca y se pasó. Para colmo, llovía. Fue dramático”, cuenta Marina y sonríe al recordar la anécdota. “Hoy, mis padres están muy contentos y orgullosos”, agrega.

Ella no fue la única que siguió a la Fuerza. Mientras estaba en Buenos Aires, le compró un regalo a su hermana y le pidió a un compañero, que viajaba a Jujuy, que se lo llevara: “Mi hermana se terminó casando con él y hoy tienen una hija. Ella lo siguió a Comodoro Rivadavia, porque él está destinado en el sistema Twin Otter. Como él vuela mucho a la Antártida y mi hermana estudia Abogacía, mis padres se mudaron con ellos para ayudarla”.

Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño. Foto: Fernando Calzada.
Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño. Foto: Fernando Calzada.
Desde un principio, Marina pudo elegir trabajar con el Hércules. “Gracias a Dios, pude hacerlo. A mí se me abrieron las puertas, tuve mucha suerte, aunque debí acostumbrarme un poco, porque se trabaja con elementos muy pesados”, comenta.

¿Es más difícil esta labor para las mujeres? Marina afirma que no y cuenta que, por el contrario, hasta pueden agilizar varios de los trabajos. En algunas ocasiones, para acceder a un lugar de la aeronave, los varones deben utilizar más herramientas; sin embargo, ellas, con sus manos, pueden hacerlo sin necesidad de otros artefactos. “Es un cincuenta y cincuenta. Todo es cuestión de agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa.

“Para mí, la Fuerza Aérea es mi vida, no me importa el sacrificio. Si salgo de una guardia, pese al cansancio, me acerco a ayudar para que el avión pueda estar en servicio”, expresa y comenta que una de las cosas que más satisfacción le genera es ser testigo de los reencuentros que suceden gracias al Hércules. “Ocurrió en los vuelos de pandemia y también sucede cada vez que vuelven de Marambio. Es algo muy lindo ver las sonrisas de esas personas que están esperando que el avión las lleve al continente y, más tarde, presenciar ese encuentro con sus familias”, se emociona.

* Esta nota fue producida y escrita por un miembro del equipo de redacción de DEF

 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador

Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño

En los hangares donde se realiza el mantenimiento de las emblemáticas aeronaves de la Fuerza, trabajan quienes integran el staff de este sistema de armas, en su mayoría compuesto por hombres. También están ellas, quienes, sin limitaciones, se le animan a la colosal máquina.​

Por Patricia Fernández Mainardi
28 de Noviembre de 2020

Mecánicas: En los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar,  dos mujeres trabajando para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones. Foto: Fernando Calzada.
Mecánicas: En los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar, dos mujeres trabajando para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones. Foto: Fernando Calzada.
Si algo saben las mujeres que integran las filas de las Fuerzas Armadas Argentinas es que, en la actualidad, no hay obstáculos para alcanzar sus sueños y proyecciones profesionales. Sin ir más lejos, recientemente, la teniente Sofía Vier se convirtió en la primera piloto de Caza de la Fuerza Aérea Argentina. Y, en 2015, vimos a la primera mujer en alcanzar el grado de general en el Ejército.

Desde los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar, DEF dialogó con dos de las mecánicas que trabajan para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones, desde las vinculadas a la campaña antártica hasta el apoyo realizado en el marco de la pandemia.

“Desde chica, siempre sentí la vocación de ser mecánica”, confiesa la cabo principal Sofía Gómez Roldán. Con 30 años, se desempeña en la parte de mantenimiento menor del Hércules. Oriunda de Villa Mercedes, provincia de San Luis, cuenta que, por tener familiares militares, supo que podía cumplir con su sueño en las Fuerzas Armadas: “Me preparé para entrar a la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea, donde se forman los mecánicos, rendí los exámenes y pude ingresar. Yo quería ser mecánica de avión y, cuando se lo dije a mis padres, se sintieron muy orgullosos por mi decisión. Siempre me ayudaron y apoyaron en todo”.

Una vez adentro, y gracias a su promedio, Sofía pudo ir destinada a la Ira Brigada Aérea del Palomar, donde se realiza el mantenimiento de este sistema de armas: “Ya llevo ocho años acá. El primer día, cuando vi llegar al avión, gigantesco, tuve la impresión de que no iba a poder llegar a conocerlo en profundidad. Pero, con el paso del tiempo, adquirí experiencia. Además, la Fuerza nos dio cursos para poder trabajar en lo que es primera línea y, con el tiempo, llegué a familiarizarme con el Hércules”.

Hay agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa una de las mecánicas. Foto: Fernando Calzada.
"Hay agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa una de las mecánicas. Foto: Fernando Calzada.
¿Qué tareas lleva adelante? “Aquí recibimos los vuelos y resolvemos las novedades que puedan impedir que un avión salga o aquellas con las que regresa la aeronave después de haber volado”, explica Sofía. Junto a ella, trabajan, aproximadamente, siete mujeres más. “No somos muchas. Quizá cuesta un poco ingresar a un ambiente que solía estar ocupado exclusivamente por hombres. Pero, la verdad es que nuestros compañeros nos ayudan un montón. Sin obstáculos, hacemos el trabajo. Quizá hemos sido dos o tres mujeres bajando una hélice, pero concretamos la misión”.

“Tengo amigas civiles y militares. Cuando les cuento sobre mi trabajo a las primeras, se sorprenden. Para ellos es un montón, pero, para nosotras, es algo de todos los días. En definitiva, es nuestra vida. Pasamos muchas horas trabajando junto a los Hércules”, confiesa Gómez Roldán y, además, comenta que es muy difícil planificar actividades fuera del horario de trabajo debido a que las distintas misiones imponen desafíos que deben ser resueltos para que el C-130 pueda despegar. “Con la pandemia, debimos hacer vuelos al exterior y al interior del país. Trabajamos mucho para que el avión pudiera despegar con el objetivo de llevar insumos a distintos destinos. Entrábamos a las ocho de la mañana y salíamos a las 12 de la noche. También nos pasó que debíamos estar preparados para recibir un avión a las dos o tres de la mañana. La verdad es que fue muy duro, pero nos llenó de orgullo poder pertenecer a este sistema de armas, tan emblemático de la Fuerza. Sabíamos que, detrás de nuestro trabajo, quizá, ayudábamos a una familia. Fue una gran satisfacción haber podido colaborar”, confiesa.

Sofía, quien también es instrumentadora quirúrgica, hace hincapié en la importancia de contar con un grupo de trabajo a la hora de hacer frente a las diferentes tareas: “Acá uno pasa muchas horas, fines de semana, feriados y fechas importantes, como Navidad. Somos una gran familia”, dice y resume: “Me saco el sombrero frente a mis compañeros. Hay cariño y compañerismo. Nos ponemos la camiseta siempre, más aún en este año tan difícil, de pandemia, en el que debimos trabajar el doble para sacar todo adelante. Para mí, es un orgullo pertenecer al equipo del Hércules, una aeronave que trajo compatriotas para que pudieran reunirse con sus familias”.

“VENDÍ TODAS LAS COSAS QUE TENÍA PARA PODER VIAJAR”

En el mismo hangar se encuentra la cabo primero Marina Castro, una jujeña que relata con orgullo los obstáculos que superó. “Soy de la localidad de Palpalá. Un día, fue gente de la Armada a dar charlas sobre la carrera y le pregunté a mi papá si podía ir una vez que terminara el secundario. Me dijo que no, porque eso significaba instalarme en Buenos Aires”, cuenta. Más tarde, se recibió en una escuela industrial como técnica electromecánica.

La cabo primero Marina Castro y la cabo principal Sofía Gómez Roldán trabajando sobre el Hércules C-130. Foto: Fernando Calzada.
La cabo primero Marina Castro y la cabo principal Sofía Gómez Roldán trabajando sobre el Hércules C-130. Foto: Fernando Calzada.
El tiempo no había borrado sus deseos; sin embargo, debió inscribirse en la universidad en otra carrera. “Entré a la facultad con una beca y me anoté en la carrera de ingeniería industrial, pero me di cuenta de que no me gustaba. Además, lo económico representaba un verdadero desafío, porque yo tenía que estudiar y trabajar. Así que, un día, le dije a mi mamá que no me iba a anotar en las materias del segundo cuatrimestre porque quería entrar a la Fuerza Aérea”, cuenta Marina, quien, con 22 años, estaba cada vez más cerca de cumplir su sueño. De hecho, su elección fue estratégica: la Escuela de Suboficiales estaba en Córdoba y, de esa manera, cumplía con el deseo de su papá de no viajar a Buenos Aires.

“Vendí todas las cosas que tenía para poder viajar. Me compré los pasajes, comencé a salir a correr y agarré las carpetas del secundario para repasar las materias. Finalmente, me fui a Córdoba. Era la primera vez que salía de Jujuy, creo que lloré hasta Santiago del Estero”, bromea Marina, quien también relata que ese domingo se subió al micro con su traje de candidata, preparada para asistir a la Escuela. “Llegué pidiendo indicaciones. Yo, con mi trajecito y pequeño bolso. Es más, recuerdo que el colectivero me dijo que me iba a dejar cerca y se pasó. Para colmo, llovía. Fue dramático”, cuenta Marina y sonríe al recordar la anécdota. “Hoy, mis padres están muy contentos y orgullosos”, agrega.

Ella no fue la única que siguió a la Fuerza. Mientras estaba en Buenos Aires, le compró un regalo a su hermana y le pidió a un compañero, que viajaba a Jujuy, que se lo llevara: “Mi hermana se terminó casando con él y hoy tienen una hija. Ella lo siguió a Comodoro Rivadavia, porque él está destinado en el sistema Twin Otter. Como él vuela mucho a la Antártida y mi hermana estudia Abogacía, mis padres se mudaron con ellos para ayudarla”.

Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño. Foto: Fernando Calzada.
Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño. Foto: Fernando Calzada.
Desde un principio, Marina pudo elegir trabajar con el Hércules. “Gracias a Dios, pude hacerlo. A mí se me abrieron las puertas, tuve mucha suerte, aunque debí acostumbrarme un poco, porque se trabaja con elementos muy pesados”, comenta.

¿Es más difícil esta labor para las mujeres? Marina afirma que no y cuenta que, por el contrario, hasta pueden agilizar varios de los trabajos. En algunas ocasiones, para acceder a un lugar de la aeronave, los varones deben utilizar más herramientas; sin embargo, ellas, con sus manos, pueden hacerlo sin necesidad de otros artefactos. “Es un cincuenta y cincuenta. Todo es cuestión de agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa.

“Para mí, la Fuerza Aérea es mi vida, no me importa el sacrificio. Si salgo de una guardia, pese al cansancio, me acerco a ayudar para que el avión pueda estar en servicio”, expresa y comenta que una de las cosas que más satisfacción le genera es ser testigo de los reencuentros que suceden gracias al Hércules. “Ocurrió en los vuelos de pandemia y también sucede cada vez que vuelven de Marambio. Es algo muy lindo ver las sonrisas de esas personas que están esperando que el avión las lleve al continente y, más tarde, presenciar ese encuentro con sus familias”, se emociona.

* Esta nota fue producida y escrita por un miembro del equipo de redacción de DEF

Siento orgullo por sus palabras,es la mistica de la ESFA que cultivaron estas Suboficiales durante tres años y que la Primera Brigada Aerea termina de moldear...lean entre lineas sus sabias palabras y encontrarán las respuestas a sus interrogantes..."con tan poco hacen mucho todos los dias del año...."
Fui su Director de ellas dos,recuerdo ese dia lunes de incorporacion de los Candidatos,con toda la Ruta 20 inundada y los jovenes mojados.
Esa imagen de tener que vender todo para pagar el pasaje a Cordoba es gratificante aun en la situacion,porque la ESFA,la FAA le dieron una oportunidad de vida.
Felicitaciones,buena semilla sembrada en la tierra fertil de la Fuerza Aerea.
 
Última edición:

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
IX BRIGADA AÉREA: EJERCICIO “ROMEO I”
Se llevó a cabo un adiestramiento a los tripulantes pilotos y no pilotos en tareas de abastecimiento aéreo mediante procedimiento de entrega por lanzamiento aéreo de carga, búsqueda y salvamento simulando aeronave accidentada
Entre los días 16 y 20 de noviembre, se concretó el “ROMEO I”, ejercicio de comprobación de la IX Brigada Aérea con la participación troncal del Sistema de Armas DHC-6 Twin Otter perteneciente al Escuadrón VII de Transporte Aéreo Militar.
Se trató de un adiestramiento a los tripulantes pilotos y no pilotos en tareas de abastecimiento aéreo mediante procedimiento de entrega por lanzamiento aéreo de carga, búsqueda y salvamento simulando aeronave accidentada. Este ejercicio se llevó a cabo en coordinación con personal de la División Operaciones de la Unidad, la Empresa Argentina de Navegación Aérea S.E. (E.A.N.A.) y la División de Gestión de Tránsito Aéreo Militar (DGTAM).
La evacuación sanitaria se llevó a cabo desde el Aeródromo Río Mayo hacia la IX Brigada Aérea, en la que participó personal del Servicio Pararescate del Grupo Aéreo 9 junto al equipo médico del Escuadrón Sanidad del Grupo Base 9.
También se efectuó, en dicho ejercicio, asalto aéreo con práctica de procedimientos STOL (del inglés de Short Take-Off and Landing, despegue y aterrizaje cortos) en los Aeródromos de Río Mayo y Lago Musters.
Durante las distintas actividades desarrolladas, el Grupo Técnico 9 configuró la aeronave DHC-6 Twin Otter para tareas de fotografía aérea, abastecimiento aéreo y evacuación sanitaria. Así mismo sus integrantes se prepararon para recibir, junto al personal de sanidad, S.E.I. y de la Terminal de Cargas de esta Unidad, a los evacuados del simulado accidente.

Solo el Twin Otter opera asi...
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
REINAUGURACIÓN DEL PABELLÓN ESTUDIO
En el marco del 60º aniversario de la creación del Instituto de Formación Ezeiza, se efectuó la reinauguración del Pabellón Estudio, lugar por el que transitan los aspirantes en sus horas de capacitación académica.
La ceremonia fue presidida por el jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, brigadier Xavier Issac, quien estuvo acompañado por el director General de Educación, brigadier Walter Brun; representantes de la Polícia Federal; directores generales; el suboficial del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, suboficial mayor Gustavo Ferreyra; autoridades del Instituto; personal militar superior y subalterno.
La bendición que recibieron las nuevas instalaciones estuvo a cargo del capellán castrense Claudio Raby, quien manifestó: “…concédenos, por tu favor, que todos los que acudan a él para enseñar o aprender, busquen siempre la verdad, y el bien, crezcan en el amor a la Patria y en la imitación de las virtudes musicales”.
Al finalizar el jefe de Estado Mayor, brigadier Issac, resaltó el trabajo en equipo que llevan a delante las autoridades del Instituto, conjuntamente con todos los organismos que aportaron sus medios y que “conforman al espíritu inquebrantable de la Fuerza Aérea”.

 

Daniel1962

Moderador
Miembro del Staff
Moderador
mmm...como que la transcripción estaba cruda, por ahí la levantó para pasarla en limpio. Hay otras opciones pero no me animaría a decirlas.

(¿las otras opciones eran la abduccion alienigena del sitio o un DoS attack (Denial of Service) por parte de hackers samoanos?) :D

¿Te referís a detalles como...
"Tuvimos cien Mirage, hemos tenido cien A-4." (textual, copié el texto original ayer antes que lo cambiaran)
y ahora dice
"Tuvimos gran cantidad de Mirage, hemos tenido otro tanto de A-4."?

Y sobre esta frase:

"Pero su recuperación avanza muy bien, nos mandan videos de la Brigada, lanzando una bomba de 1000 kilos después de 26 años,"

Pregunto: ¿Una bomba de 1000 kilos vendria a ser una bomba de 1.000 lbs o sea de 454kg? :confused:
¿O una bomba de 900kg?
¿O tenemos bombas de 1000kg?
 
Ya lo expliqué que las formas con que Rusian Helicopters accedió a realizar la ICM se harán todas las veces que haya una situacion similar,ya sucedió en la inspeccion de 1500 hs,se realizó en la VII Brigada Aerea bajo supervision de tecnicos e ingenieros rusos.
Los motores siempre habrá que enviarlos a Rusia.
Sin lugar a dudas que desde la inspeccion de 1500 hs y esta ICM el personal especializado del AMQ y GT7 aquilatarán una experiencia unica en este tipo de helicopteros,aclaro,que el AMQ le hacia las ICM completas incluidos los motores a los CH-47,toda la familia Sikorsky,y familia Bell,mas los H-500,vamos a ahorrar palabras,todos los helicopteros de la FAA fueron mantenidos,inspeccionados en el AMQ siempre,incluidos sus motores.
El tema de las horas de vuelo,es normal.Hubo tiempos calendarios que estuvieron en inspeccion,y otras veces porque el PAO no los soportaba presupuestariamente,descansaban....no todo es tan lineal.

BIGUA82, en estos casos asi, no es mejor tener otro motor, asi, mientras recorren el motor en Rusia, el helicoptero puede estar en servicio, y cuando el motor en Rusia este listo se lo guarda para la proxima ICM?, espero se entienda mi pregunta
 
Yo entendi 12 Tutucas Block III en Tandil, y si da, 6/12 mas en Gallegos mas adelante?. Tambien abrir Chamical?.:rolleyes:.

D: Tandil siempre fue la unidad de caza.

XI: "Exactamente, está cerca del centro de poder Buenos Aires, que es el sitio a defender, por eso tenemos Moreno y Tandil, eso hay que tenerlo en cuenta.

De esta manera creemos que tienen que ir a Tandil y si llegamos a tener más de 12 aeronaves, desplegaremos un escuadrón en Río Gallegos."
 
Última edición:
Yo entendi 12 Tutucas Block III en Tandil, y si da 6/12 mas en Gallegos mas adelante?. Tambien abrir Chamical?.:rolleyes:.

D: Tandil siempre fue la unidad de caza.

XI: Exactamente, está cerca del centro de poder Buenos Aires, que es el sitio a defender, por eso tenemos Moreno y Tandil, eso hay que tenerlo en cuenta.

De esta manera creemos que tienen que ir a Tandil y si llegamos a tener más de 12 aeronaves, desplegaremos un escuadrón en Río Gallegos.

claro, anda al otro tema y avisale a michelun, se va a poner muy contento :D
 
Homero pensando.

Tambien entendi que una vez salido del servicio el A-4, ahi los reemplazarian por Pampa. Serian todos o algunos quedarian en Mendoza?.


D: ¿La idea es que el nuevo avión vaya a Villa Reynolds o a Tandil?

XI: No sé, pensamos más en Tandil y los Pampa III en Reynolds, pero probablemente ya no esté para decidirlo.
 
Última edición:
Arriba