La Segunda Guerra Mundial en Color

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'Tren Truce desde St Nazaire' - 19 de enero de 1945
Fallschirmjäger (paracaidistas) de la guarnición de St. Nazaire esperan la llegada de un tren vacío que regresa de Nantes después de haber transportado a 13.000 civiles franceses evacuados de St.Nazaire. Estarían comprobando que ningún personal no autorizado haya abordado el tren en su viaje de regreso.
El tren había salido de la estación de Cordemais hacia Nantes después de que se hicieran reparaciones en las líneas de ferrocarril. Los refugiados llegaron a Nantes, dejando atrás la ciudad en ruinas que no había tenido carbón, gas, electricidad ni pan, durante meses.
 

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Goliath, el "tanque escarabajo"
En la imagen dos vehículos Goliath siendo preparados el 1º de Octubre de 1944, Varsovia.
El Leichte Ladungsträger SdKfz 302 (o 303) "Goliath", apodado "tanque escarabajo" por los Aliados, fue un vehículo de demolición a control remoto que fue utilizado por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Ere el vehículo más ligero de la serie Landunsträger, y el más utilizado de los tres. El Goliath era un pequeño vehículo equipado con dos motores de 2.5 kW capaces de propulsarlo a velocidades de hasta 10 km/h. En las últimas versiones fue provisto de un motor que funcionaba con gasolina.
El Goliath era controlado por un equipo de operadores con un joystick que se conectaba al vehículo a través de un cable de tres hilos de hasta 653 metros que permitía utilizar controles relativamente directos como izquierda, derecha, adelante y detonación. El cable estaba enrollado alrededor de un carrete dentro del vehículo detrás de los motores. El explosivo estaba contenido en el compartimento más delantero.
El Goliath tenía un peso total de aproximadamente 370 kilogramos, con un peso explosivo de 60 kilogramos. Mientras tanto, la longitud total del vehículo era de 1,5 metros y 0,56 metros de altura. Debido al gran peso y al gran tamaño del Goliath, requirió transporte en remolque, un remolque que a menudo fue proporcionado por el SdKfz 2 "Kettenkrad".
En lo que respecta al blindaje, el Goliath recibió una placa de acero limitada de 5 mm, una cantidad que apenas era suficiente para proteger incluso contra el fuego de armas pequeñas. Tácticamente, el uso del Goliath fue limitado considerando cuán fácilmente podía ser eliminado antes de que fuera utilizado sobre el terreno.
En la práctica, los Goliath a menudo se usaban contra vehículos aliados, especialmente en Anzio y Normandía, sin embargo, los resultados fueron mixtos. Los Goliath fueron desplegados nuevamente en el Levantamiento de Varsovia de 1944, cuando las tropas polacas descubrieron que los cables de control del vehículo podían cortarse fácilmente. La acción de separar al Goliath de su joystick lo volvía completamente inútil. En total, unos 7 500 Goliath fueron construidos durante la Segunda Guerra Mundial.
 

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Jagdpanzer 38 t Hetzer en Praga 1945.
El Hetzer fue concebido como una forma de utilizar el confiable pero pequeño chasis Panzer 38t como base para la evolución del destructor de tanques Marder en un arma antitanque autopropulsada completamente cerrada.
Presentado por primera vez en julio de 1943, el Hetzer demostró ser mecánicamente confiable, y aunque tenía un diseño incómodo, era fácil de producir y sus equipos lo apreciaban.
El Hetzer sirvió tanto en el frente oriental como occidental en un número bastante grande (según los estándares alemanes de la guerra tardía), donde su tamaño diminuto lo hizo extremadamente efectivo en una emboscada.
A pesar de tener una armadura lateral delgada y un recorrido limitado en el arma principal, el Hetzer aún funcionó bien, incluso contra los grandes vehículos rusos como las series JSII e ISU.
La producción se llevó a cabo principalmente en
Checoslovaquia, con la producción continuada después de la guerra, con muchos de estos vehículos finalmente utilizados por Suiza, ¡las últimas variantes se retiraron en 1973!
Al contrario de lo que puede indicar su nombre, la finalidad de los cazacarros alemanes no era buscar los tanques enemigo y “cazarlos” en terreno abierto, sino intentar sorprenderles desde posiciones perfectamente escogidas a modo de emboscada. La función del jagdpanzer era meramente defensiva y cuanto mayor fuese la habilidad del comandante de la unidad en escoger las mejores posiciones, mayor seria el éxito de la “caza”. De forma preferencial, estas posiciones solían situarse en los flancos del avance de las formaciones acorazadas enemigas, con una buena cobertura y con obstáculos naturales o artificiales delante de las disposiciones de los cazacarros, tales como ríos, pantanos o campos de minas, para de esta manera impedir que fuesen atacados, bien por infantería enemiga o por los mismos tanques que debían ser cazados.
Al igual que con los cañones de asalto, los cazacarros aumentaban su efectividad cuando estaban concentrados perdiéndola cuando por diversas razones actuaban en grupos aislados o incluso individualmente.
Las unidades de cazacarros que acompañaban a la infantería en el avance, solían quedarse en un objetivo ya capturado a la espera de un posible contraataque, si éste no se producía se retiraban a la línea de reserva hasta un próximo avance. Si las tropas de a pie eran atacadas por el enemigo, los cazacarros principalmente se enfrentaban en posiciones defensivas contras las fuerzas acorazadas sumándose su potencia de fuego a la de los cañones anticarro emplazados. En una retirada, la movilidad era esencial, saltando de posición a posición defensiva ayudando al repliegue ordenado de la infantería hasta llegar a una nueva línea de frente.
La principal característica armamentística de los cazacarros era su supremacía general en el propio cañón, así panzer versus jagdpanzer, era una relación siempre favorable al cazacarros por lo que siempre intentaban atacar a los tanques con la mayor distancia posible, de esta manera podían alcanzar a los carros enemigos antes que estos pudiesen hacer fuego efectivo desde sus cañones. En las estepas rusas y en el desierto africano, los espacios abiertos y su consecuente falta de posiciones de tiro estáticas con buena cobertura, “obligaban” a los cazacarros a utilizar su movilidad para mantener la distancia necesaria para aprovecharse de su generalmente mayor potencia de fuego.
 
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