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El 30 de octubre de 1961, la arma más grande construida por la humanidad fue echa estallar sobre la isla de Novaya Zemlya en el mar ártico. El dispositivo fue nombrado como “Ivan,” y era una bomba de hidrógeno que fue construida en solamente quince semanas por los ingenieros en la URSS, usando componentes disponibles de otras armas nucleares.
Fue pensado como exhibición de la superioridad soviética durante la guerra fria con los Estados Unidos. Los rusos habían levantado el muro de Berlín dos meses antes, y acababan de terminar tres años de pruebas atmosférica de armas nucleares. Antes de Ivan, la explosión más grande que se había visto en el mundo era de 15 megatons.
El arma terminada pesó 27 toneladas, y aunque estaba desarrollada para ser aerotransportada era demasiado grande para caber dentro de la bahía de bombas del bombardero soviético más grande de esa era, el Tu-95. Por lo tanto, un Tu-95 fue modificado especialmente para dicha tarea, incluyendo el retiro de las puertas de la bahía de bombas para permitir que la bomba sobresalga, también el avión tenia una capa de una pintura reflexiva especial para reducir al mínimo el daño por calor que sostendría luego de la explosión. A Ivan también se le adoso un paracaídas para evitar que descienda demasiado rápido, dándole así al bombardero un tiempo adecuado para salir del alcance de la ráfaga.
Mucho del análisis matemático del arma fue pasado por alto, y las valoraciones fueron tomadas de otras bombas ya utilizadas. Esto condujo incertidumbre sobre el funcionamiento del sistema, sumado a las modificaciones de diseño de última hora. A pesar de las dudas e incertidumbres, el 30 de octubre de 1961 el Tu-95 dejo caer a Iván de una altitud de 34.500 pies sobre la zona de prueba nuclear de la bahía de Mityushikha en Novaya Zemlya. Los censores barométricos a bordo de la arma detonaron la bomba en aproximadamente 13.000 pies a las 11:32.
A pesar de el tiempo nublado, el flash de la luz due visible hasta 1.000 kilómetros de distancia, aunque el sonido de la ráfaga alcanzaría esa distancia varios minutos después. La bola de fuego gigante se alzo cerca de 34.000 pies en el aire, lanzando violentamente un poder más explosivo 3800 bombas de Hiroshima y equivalente a cincuenta millones de toneladas métricas de TNT. A cientos kilómetros del punto cero el calor de la explosión habrían infligido quemaduras de terceras grado, incluyendo la destrucción total de las estructuras de madera y algunas ventanas rotas en Finlandia. La onda de choque atmosférica de la explosión viajó alrededor de la tierra tres veces antes de que se disipó.
La nube en forma de hongo se estiró sesenta kilómetros en el cielo, y tenía un diámetro de cerca de cuarenta kilómetros. La ionización de la explosión interrumpió las radiocomunicaciones para mas de una hora.
Una pocas hora después de la explosión, enviaron un equipo a la zona cero para tomar fotografías. Un testigo comento: “La superficie de tierra de la isla se había nivelado, se había barrido a tal punto que parecía una pista de patinaje. No hay un rastro de la desigualdad en el de tierra… El análisis de la explosión demostró que el área de la destrucción completa tenía un radio de 25 kilómetros de la zona cero.
Naturalmente, los Estados Unidos se sintieron humillados. Los E.E.U.U. pronto siguieron el juego con una serie extensa de pruebas de armas nucleares.
Ivan- designado tambien “Tsar Bomba” o “rey de bombas” - fue diseñado originalmente para rendir una explosión de 100 megatones, pero los soviéticos decidieron que tal ráfaga crearía un riesgo demasiado grande por el polvillo radiactivo nuclear, dudaban que el sistema de lanzamiento no pudiera alcanzar la zona de seguridad antes de la detonación. Antes de la prueba, los ingenieros substituyeron una porción del uranio radiactivo por plomo, cortando su potencial explosivo por la mitad, 50 magatones “menos”. Un análisis posterior demostró que el polvillo radiactivo de una detonación de 100 megatones habría dado lugar a niveles mortales del polvillo radiactivo radiactivos sobre un área enorme.
Incluso con la mitad de su fuerza, el alcance de Ivan era tan grande que lo hacia totalmente impráctico. Mucha de la energía de la explosión era irradiada hacia arriba al espacio, y la que no se hizo eran tan excesivas que usar el dispositivo en cualquier parte poblada habría tenido efectos nocivos sobre los intereses rusos. Sirvió nada más como una demostración de la fuerza, y en ese aspecto, respondió a su propósito mas que bien. Por suerte nunca mas se ha construido otra arma con la energía destructiva del Tsar Bomba.