Imágenes del conflicto de Malvinas < fotos >

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En esta tercera “oleada” llegaban ahora los aviones Mirage V (Dagger), procedentes de San Julián, armados con bombas y cañones para seguir atacando a los buques en el Estrecho.

La escuadrilla Ratón atacó a la Fragata HMS Brilliant, sobre la margen occidental del Estrecho y le causaron algunos daños (2da. Vez que recibía una ataque aéreo argentino) dejando averiada a la embarcación.


 

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Despegaron dos escuadrillas de A-4B de Río Gallegos quedando después del reabastecimiento cinco aviones a cargo del primer teniente Filippini por fallas técnicas del jefe de la primera escuadrilla.

Cincuenta millas antes de llegar a las islas, perforan la capa de nubes y van al rasante. Cambiaron de ruta para evitar pasar por sierras en condiciones de visibilidad nula. A 3 minutos del blanco, aceleraron a 900 km/h.

Volaban a 3 metros de las olas cuando Autiero dijo: “A la derecha”. La fragata también los vio y se guareció delante de un acantilado con una elevación de 234 metros de altura, para obligar a los aviones a lanzar las bombas antes de tiempo o estrellarse en la salida.
La nave abrió fuego formando una cortina de pequeños haces rojos. Había explosiones en el aire delante de las cabinas y arriba. En distancia de tiro, levantaron hasta 15 metros para lanzar bombas. Filippini luego de lanzar la suya cuando tiró palanca atrás y hacia la derecha para escapar, sintió un fuerte golpe. Había impactado contra una antena de la nave con su tanque de combustible.
Al pasar por la boca Norte del estrecho vieron una explosión en la fragata atacada. Un chorro de humo negro hasta la mitad del canal salía por el lugar de los impactos.
La HMS Argonaut fue impactado con varias bombas (que no explotaron, para su suerte) pero sus motores quedaron fuera de servicio, perdió el timón (y casi choca con el acantilado), estalló su caldera y finalmente estallaron los motores de tres misiles (Seacat) que tenía en su bodega.
Un nuevo buque de batalla británico había sido dejado fuera de combate por la Fuerza Aérea Argentina y esta vez, al costo de un raspón.
 

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A las 14 horas la fragata HMS Ardent recibió la orden de navegar hacia el noroeste para arrimarse a otros navíos a fin de recibir mayor protección antiaérea. En eso estaba –con rumbo hacia la Fragata HMS Yarmouth- cuando fue avistada por otra escuadrilla de la Fuerza Aérea, que recién llegaba al Estrecho (habiendo perdido, por derribo de Harrier, uno de sus integrantes). Eran tres Mirage V Dagger piloteados por el capitán Mir González, el teniente Bernhardt y el capitán Robles. Se lanzaron directamente sobre ella y esta vez la Ardent recibió un demoledor castigo, una bomba le destruyó el helicóptero y demolió el techo de su hangar, mientras que una segunda bomba – que no explotó- fue alojada en la popa. Sus fuegos aumentaron y despedía intenso humo.

Finalmente, pese a que posteriormente fue ayudada por su gemela Yarmouth, la fragata HMS Ardent comenzó hundirse, lo cual culminó a la mañana siguiente.

 

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El 21 de mayo desde San Julián salía la escuadrilla de los A-4C indicativo Pato que estaba integrada por el capitán Eduardo Almoño, el teniente Néstor Edgardo López y por el primer teniente Daniel Manzotti. Y se agregó el capitán Jorge García, quien provenía de la escuadrilla posterior indicativo Rondo. Todos ellos sobrevolaron la isla Gran Malvina y cerca del poblado Chartres fueron interceptados por una PAC de Sea Harrier FRS-1 del Escuadrón Aéreo Naval 800 del HMS Hermes. Se vieron obligados a lanzar sus bombas y escapar. La fragata HMS Brilliant, quien cumplía funciones de CIC (centro de información y control) los interceptó eficazmente. Los aviones ingleses dispararon sus misiles AIM-9 Sidewinder que derribaron al primer teniente Manzotti y al teniente López.

De inmediato llegó el Mula I abordo de un A-AB se trataba del capitán Pablo Carballo que volaba solo, pues sus numerales se habían vuelto por distintos problemas técnicos. Carballo iba rozando los acantilados del estrecho de San Carlos cuando avistó los mástiles de la fragata HMS ARDENT detrás de un islote, no dudo, la atacó de inmediato, primero la cañoneó y luego –ya casi encima de ella- le arrojó su bomba de 500 kgs. La fragata ARDENT había recibido su primera banderilla. No eran daños que la pusieran en peligro de hundimiento pero tenía fuegos en su interior.
 

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El 22 de mayo de 1982 el Guardacostas Río Iguazú estaba efectuando el traslado de tropas y un cañón desde Puerto Argentino a Darwin cuando fue atacado por un Harrier en el Canal San Carlos. El Timonel lo encalló en la costa para evitar su hundimiento. Después del ataque fue auxiliado por el Bell 212 de la Fuerza Aérea Argentina que trasladó 50 hombres entre heridos, tripulantes y el cañón de artillería que llevaba. El maquinista que había tomado el puesto de artillero estaba mal herido como consecuencia de su duelo con el Harrier y se salvó gracias a la premura con que fue llevado al hospital.
El helicóptero H-85 comandado por el entonces teniente Luis Longar y el primer piloto teniente Gustavo Brea se dirigió al lugar donde estaba encallada la embarcación aterrizando sobre la costa en forma perpendicular a la misma. Subiendo a los heridos y ya con los motores acelerados prestos a despegar, se divisa la presencia de tres aviones Sea Harrier volando en el Estrecho de referencia de Este a Oeste, pero al seguir aquellos su curso, se comienza a volar a muy baja altura siguiendo abrigos que la costa brindaba, para luego arribar al Hospital Conjunto de Puerto Argentino con éxito.

En este marco histórico, los comodoros retirados “VGM” Luis Longar y Gustavo Brea, tripulantes del Bell 212 H-85 en el Conflicto del Atlántico Sur, recibieron en el día de ayer por parte de la Prefectura Naval Argentina el distintivo “Prefectura en Malvinas” y una maqueta del Guardacostas Río Iguazú.



 
Extracto del informe Rattenbach V Parte- Cap XV
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882. Existen numerosos actos de valor extraordinario producidos en todas las FF.AA. y FF.SS. en el teatro de la guerra por quienes, sirviendo a su deber, acreditaron la vigencia de nuestras mejores tradiciones castrenses.

885. Si en las condiciones mencionadas nuestras FF.AA. supieron infligir daños fuera de toda proporción a la Fuerza de Tareas Conjunta del Reino Unido, a tal punto que éste se vio obligado a desplegar la mayor parte de sus fuerzas anfibias, podemos afirmar que han cumplido airosamente con su deber.
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En la Batalla Aérea de Malvinas el Escuadrón Fénix tuvo su Bautismo de Fuego siendo destacada su actuación, con reconocimiento internacional. Se cumplieron múltiples misiones de retransmisores de radio, fotografía aérea, traslados de personal y material, y maniobras de diversión.

Cuando había mal tiempo los aviones del Fénix se dirigían hacia el enemigo en formación de combate simulando ser aviones de guerra que atacaban picando desde lo alto hasta que una vez que se encontraban bajo el lóbulo del radar enemigo emprendían un veloz regreso sin ser detectados. Esto obligaba a los ingleses a un continuo desgaste en condiciones que generalmente ocasionaban accidentes.

En una misión de diversión en la madrugada del 22 de mayo un misil Sea Dart pasa entre el Lear Jet fotográfico de la Fuerza Aérea y el de propiedad de la señora Amalia Lacroze de Fortabat, miembros del Escuadrón Fénix.
El misil pasa sin impactarlos debido a la ambigüedad que producía en su selector de blanco más cercano, la equidistancia simétrica de los aviones en su aproximación dio tan exacto el ángulo entre el avión de la izquierda y el de la derecha que pasó entre ambos sin definirse.
 

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Ante la necesidad de contar con información acerca de los buques enemigos que se dirigían al Teatro de Operaciones, la Fuerza Aérea asume la responsabilidad de efectuar exploración lejana en el mar utilizando en forma improvisada los Boeing 707 y los Hercules C-130.

El 22 de mayo un Boeing 707B TC-92 transformado en avión vigía del mar, volaba a 13.000 metros de altura sobre el Atlántico Meridional (a unas 1.200 millas náuticas al este de Río de Janeiro), detectando e identificando los buques británicos que normalmente procedían de la Isla Ascensión y se dirigían a la zona de operaciones de la flota en el Atlántico Sur.

Al ser alertada por su radar sobre ecos navales, la tripulación dirigió el avión en descenso, por entre nubes intermedias, hacia la zona de los ecos y sorpresivamente avistó al portacontenedor Atlantic Conveyor que iba escoltado por varios buques de batalla. No imaginaban que en esa escolta navegaban dos destructores misilísticos, el HMS Cardiff y el HMS Bristol.
El vicecomodoro Ritondale no tuvo demasiado tiempo para pensar ya que un tripulante vio un misil en pleno ascenso hacia el enorme avión. Entones tomó los comandos, redujo los cuatro motores, sacó los frenos de aire e inició una violenta picada en viraje a la derecha. En eso estaban cuando les pasaron a no más de 50 metros de su nariz dos cilindros negros, al tiempo que un misil Sea Dart rozó casi su cola, en ascenso en curva a la izquierda y explotando sin causar daños. Otro Sea Dart (ya sin motor) fue visto frente a la cabina, pero no impactó.
Pusieron rumbo noreste y se alejaron en vuelo rasante hasta que comprobaron que habían salido de la cobertura del radar del enemigo y del alcance de sus misiles. Tras iniciar un ascenso para 14.000 metros de altura, en El Palomar pudieron ver que el costado del fuselaje y parte del empenaje horizontal estaban de color marrón, producto de la cercana explosión del Sea Dart.
El resto de sus tripulantes eran el vicecomodoro Barbero; el suboficial mayor Vignolo, los suboficiales principal Rosales y Roque; el suboficial auxiliar Amengual y el cabo principal Enrique.
 
El 22 de mayo, el Cardiff atacó a un Boeing 707 de reconocimiento argentino, matrícula TC-92 del Segundo Escuadrón de Transporte Aéreo, Grupo 1. El avión fue detectado mientras seguía de cerca al Grupo Bristol, y el Cardiff recibió la orden de atacar. El destructor disparó dos misiles Sea Dart contra el avión a las 11:40 (hora local) desde la distancia máxima; el primero se quedó corto, y el segundo misil falló debido a las maniobras evasivas realizadas por la tripulación del avión. Después del ataque, el TC-92 descendió por debajo de la cobertura radar y regresó a su base en El Palomar.

Foto de alguna de las tripulaciones del TC-92


La tripulación de ese día:

Vicecomodoro O. Ritondale

Vicecomodoro W.D. Barbero

Suboficial Principal A. Rosales

Suboficial Auxiliar J. Amengual

Suboficial Mayor O. Vignolo

Suboficial Principal G.F. Roque Allende

Cabo Principal L.C. Enrique
 

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El 22 de mayo, el Cardiff atacó a un Boeing 707 de reconocimiento argentino, matrícula TC-92 del Segundo Escuadrón de Transporte Aéreo, Grupo 1. El avión fue detectado mientras seguía de cerca al Grupo Bristol, y el Cardiff recibió la orden de atacar. El destructor disparó dos misiles Sea Dart contra el avión a las 11:40 (hora local) desde la distancia máxima; el primero se quedó corto, y el segundo misil falló debido a las maniobras evasivas realizadas por la tripulación del avión. Después del ataque, el TC-92 descendió por debajo de la cobertura radar y regresó a su base en El Palomar.

Foto de alguna de las tripulaciones del TC-92


La tripulación de ese día:

Vicecomodoro O. Ritondale

Vicecomodoro W.D. Barbero

Suboficial Principal A. Rosales

Suboficial Auxiliar J. Amengual

Suboficial Mayor O. Vignolo

Suboficial Principal G.F. Roque Allende

Cabo Principal L.C. Enrique

Para respasar
https://www.zona-militar.com/foros/...cto-de-malvinas-fotos.258/reply?quote=1067341
 
El 22 de mayo de 1982 el Guardacostas Río Iguazú estaba efectuando el traslado de tropas y un cañón desde Puerto Argentino a Darwin cuando fue atacado por un Harrier en el Canal San Carlos. El Timonel lo encalló en la costa para evitar su hundimiento. Después del ataque fue auxiliado por el Bell 212 de la Fuerza Aérea Argentina que trasladó 50 hombres entre heridos, tripulantes y el cañón de artillería que llevaba. El maquinista que había tomado el puesto de artillero estaba mal herido como consecuencia de su duelo con el Harrier y se salvó gracias a la premura con que fue llevado al hospital.
El helicóptero H-85 comandado por el entonces teniente Luis Longar y el primer piloto teniente Gustavo Brea se dirigió al lugar donde estaba encallada la embarcación aterrizando sobre la costa en forma perpendicular a la misma. Subiendo a los heridos y ya con los motores acelerados prestos a despegar, se divisa la presencia de tres aviones Sea Harrier volando en el Estrecho de referencia de Este a Oeste, pero al seguir aquellos su curso, se comienza a volar a muy baja altura siguiendo abrigos que la costa brindaba, para luego arribar al Hospital Conjunto de Puerto Argentino con éxito.

En este marco histórico, los comodoros retirados “VGM” Luis Longar y Gustavo Brea, tripulantes del Bell 212 H-85 en el Conflicto del Atlántico Sur, recibieron en el día de ayer por parte de la Prefectura Naval Argentina el distintivo “Prefectura en Malvinas” y una maqueta del Guardacostas Río Iguazú.

Sin desmerecer ni un poquito la labor de los pilotos de Bell 212, acá copio y pego del borrador de mi libro otra versión de los hechos, porque hay otros protagonistas del incidente que son frecuentemente olvidados: el entonces Teniente Manuel Jardel, sus suboficiales acompañantes y el UH-1H AE-417.

El Ataque a la PNA Río Iguazú

Mientras tanto, la Guarnición Malvinas movilizaba algunos pertrechos en preparación de lo que parecía ser el siguiente movimiento británico: el ataque a la guarnición de Darwin-Prado del Ganso. Alrededor de las 04:30 hs de la madrugada, había partido del Apostadero Naval Malvinas (ANM) la patrullera clase Z28 PNA Río Iguazú (GC-83). En su bodega de carga llevaba dos obuses Oto Melara M56 de 105 mm desarmados -junto con 19 efectivos del GA Aerot 4 que los operarían-, repuestos para los aviones IA-58A Pucará que operaban desde la BAM Cóndor, además de provisiones, medicamentos, ropa de abrigo y mantas para la guarnición. El amanecer encontró a la patrullera entrando al Seno Choiseul en dirección al muelle de Prado del Ganso; pero su travesía no había pasado inadvertida a la vigilancia británica.

Hacia las 08:32 hs, la nave fue avistada por una PAC de Sea Harriers FRS.1 del 800 Sqdn. Según las fuentes británicas, la sección estaba formada por el Lt Cdr Rodney Vincent Fredericksen (en el Sea Harrier XZ460/26) y el Lt Martin Hale (en el XZ499/99). Mientras Fredericksen vigilaba desde la altura que no aparecieran cazas argentinos, Hale realizó varias pasadas de ametrallamiento con sus cañones Aden de 30 mm. La tripulación de la Río Iguazú intentó repeler el ataque con sus únicas armas de dotación, dos ametralladoras Browning M2HB de 12,7 mm. Como resultado de los daños sufridos durante el ataque, la patrullera quedó encallada y escorada en la costa de la Bahía Button, a unos 23 km de Darwin. Entre su tripulación se registraron un fallecido -el Cabo 2do Julio Omar Benítez- y tres heridos. Uno de los Sea Harrier se retiró del área humeando tras haber sido alcanzado por proyectiles de 12,7 mm, pero los británicos niegan haber sufrido cualquier avería o pérdida en el incidente. No obstante, resulta muy sospechoso que días después la Royal Navy blanqueara que el 23 de Mayo (“casualmente” un día después del ataque) uno de sus Sea Harrier (ZA192/92) piloteado por el Lt Cdr Gordon Batt explotó al chocar inexplicablemente con la superficie marina a unas 90 millas náuticas al NE de Puerto Argentino. Causa mucha suspicacia el hecho que, de los seis Sea Harrier “oficialmente” perdidos durante la guerra, cuatro lo fueran por accidentes operacionales, y sólo dos por acción enemiga. Esto teniendo en cuenta que se trataba de aviones nuevos (diez años o menos) y especialmente diseñados para operar en el medio aeronaval.

Cuando la noticia del ataque llegó a Puerto Argentino -hacia las 09:00 hs- el UH-1H AE-417 y su tripulación (Teniente Manuel Jardel, Sargento 1ro Carlos Medina y Cabo 1ro David Cardozo) estaban de turno en el Centro de Operaciones Tácticas (COT). El jefe del componente naval de la Guarnición Malvinas, Contralmirante Edgardo A. Otero, ordenó directamente a Jardel y sus tripulantes que partieran en búsqueda de los heridos. Como apoyo en caso de un nuevo ataque aéreo británico sobre la patrullera, llevó también a dos suboficiales de la FAA armados con lanzaderas portátiles del misil antiaéreo de fabricación soviética 9K32 Strela-2 (SA-7 “Grail” para la OTAN).

El AE-417 con sus tripulantes fue el primer helicóptero en llegar al auxilio del personal a bordo de la Río Iguazú. Apenas se posó en el terreno, marinos de la PNA se acercaron llevando todas las bajas sufridas (el fallecido y los tres heridos). Jardel se negó a que cargaran los restos de Benítez, aduciendo con buen grado de razón que había que dar prioridad a los vivos, y trasladar a los fallecidos en sucesivos viajes luego. Entonces fueron cargados los heridos –el Oficial Principal Gabino Oscar González, el Cabo 2do Carlos Alberto Bengoechea y el Suboficial Ayudante de 3ra Juan José Baccaro- junto con seis tripulantes más de la averiada patrullera. Jardel, Medina y Cardozo despegaron rápidamente con destino al Hospital Militar en Puerto Argentino, donde los heridos fueron atendidos con presteza. Minutos más tarde llegó al lugar el Bell 212 H-85 de la FAA (tripulado por los Tenientes Luis Longar y Gustavo Brea, y dos suboficiales artilleros de puerta) proveniente de la BAM Cóndor, que trasladó al fallecido Benítez y a otros efectivos hacia Puerto Argentino.

La reticencia de Jardel a trasladar el cadáver del suboficial de la Prefectura no fue bien recibida en la fuerza paramilitar, y esto probablemente haya influido en el hecho que la evacuación de los heridos nunca fuera debidamente reconocida por la PNA, que sí ha reconocido y premiado los vuelos de asistencia posteriores realizados por los Bell 212 basados en Prado del Ganso.
 
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Marcantilan

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En la Batalla Aérea de Malvinas el Escuadrón Fénix tuvo su Bautismo de Fuego siendo destacada su actuación, con reconocimiento internacional. Se cumplieron múltiples misiones de retransmisores de radio, fotografía aérea, traslados de personal y material, y maniobras de diversión.

Cuando había mal tiempo los aviones del Fénix se dirigían hacia el enemigo en formación de combate simulando ser aviones de guerra que atacaban picando desde lo alto hasta que una vez que se encontraban bajo el lóbulo del radar enemigo emprendían un veloz regreso sin ser detectados. Esto obligaba a los ingleses a un continuo desgaste en condiciones que generalmente ocasionaban accidentes.

En una misión de diversión en la madrugada del 22 de mayo un misil Sea Dart pasa entre el Lear Jet fotográfico de la Fuerza Aérea y el de propiedad de la señora Amalia Lacroze de Fortabat, miembros del Escuadrón Fénix.
El misil pasa sin impactarlos debido a la ambigüedad que producía en su selector de blanco más cercano, la equidistancia simétrica de los aviones en su aproximación dio tan exacto el ángulo entre el avión de la izquierda y el de la derecha que pasó entre ambos sin definirse.
Hola Biguá,

Este óleo creo representa a PEPE 1 (My Ricardo González y Cap Ricardo Ceaglio) y PEPE 2 (1er Ten Edgardo A. Acosta y Alf Juan J. Redonda), dos Learjet LR-35 (Escuadrón Fénix) en misión diversión y exploración, los cuales detectaron una estela de un misil lanzado por el Coventry (de los tres que les lanzó) y, abriendo la formación y descendiendo lograron evadirlo (esta maniobra de descenso abrupto, igualmente, hizo que el Coventry considerara que existía un derribo “probable”), para aterrizar finalmente en Río Gallegos con una terrorífica historia para contar.

Slds!
 

BIGUA82

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Si asi es Mariano,mantuvieron la formacion cerrada y a una orden rompieron,en la jerga aeronautica espantaron,el Pepe 2 redujo potencia,asi la distancia entre aviones fué mas grande,el Sea Dart entonces no supo a quien tenia enganchado y pasó por el medio,al reducir potencia ,espantar y descender 10.000 fts/min,es asi que en el CIC del "gatillo facil" HMS COVENTRY creyeron en un posible derribo,hecho que materializa el HMS EXETER semanas despues con un LR-35.
 

Patanglén

soʌ sɐʇsǝ ɐʇlǝnʌ opɐp oɥɔǝɹǝp lɐ ʎoʇsǝ oʎ
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... No obstante, resulta muy sospechoso que días después la Royal Navy blanqueara que el 23 de Mayo (“casualmente” un día después del ataque) uno de sus Sea Harrier (ZA192/92) piloteado por el Lt Cdr Gordon Batt explotó al chocar inexplicablemente con la superficie marina a unas 90 millas náuticas al NE de Puerto Argentino.

A esta altura es por todos conocido que personal argentino de distintas armas (alguno que incluso participó en este foro) desmienten rotundamente que haya existido un derribo durante el ataque a la Río Iguazú. Hay bibliografía nacional reciente sobre el tema que también lo desmiente.

Nuevamente la conspiranoia se refugia debajo de la alfombra del ocultamiento británico, cuando en realidad son compatriotas nuestros los que descartan ese derribo.

Las publicaciones de Prefectura, tras años de insistir con dicho derribo ya no hacen mención a este reclamo, y en su sitio oficial hace unos años que tampoco figura. (Intento comprobarlo nuevamente en estos momentos, pero la nueva página de la PNA es insufrible).

La muerte de Batt se la disputan los Tigercat de la IMARA, los bitubos del EA, los de la FAA, el Río Iguazú, los operadores de Roland... todos en fechas y circunstancias distintas...

Cuántas veces y durante cuántos días murió Batt en su FRS.1?

Saludos!
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
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El hecho historico del ataque al PNA RIO IGUAZÚ lo desarrollé en varios post hace unos años atras,el primero narrando el hecho en sí y los otros respondiendo a señores foristas con inquietudes,si alguien necesita repasarlos estan aun en el tema de la ROA de la BAM CONDOR como testigos,no mudos como se dice comunmente ya que "hablan" de lo ocurrido.
 

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David contra Goliat en Malvinas: la hazaña de los pilotos que hundieron al poderoso Coventry y averiaron una fragata inglesa
Entrevistados por Infobae, los legendarios pilotos de las secciones Zeus y Vulcano describen cómo lograron asestarle con bombas convencionales uno de los peores golpes a la flota británica


Base Aérea de Río Gallegos, 25 de mayo de 1982.
—Ojalá que hoy podamos festejar el aniversario de la Patria como corresponde—arengó Cruz, el indicativo que eligió para honrar a la cruz de Cristo y a la Cruz del Sur, al asomar en el comedor de la base.
El capitán Pablo Carballo estaba listo para combatir. Se había colocado el traje antiexposición y el equipo de supervivencia que además del salvavidas y del bote inflable, incluía una navaja para poder cortar las cuerdas de su paracaídas en casos de eyección.

El jefe de escuadrilla les insuflaba ánimo a los pilotos de A4-B Skyhawk del legendario Grupo 5 de Caza. Sabía que ése día debían entrar en acción. Aunque las órdenes fragmentarias demoraban en llegar. Con sus compañeros se dirigió al "submarino", el estrecho sector de la base que escondía la sala donde se estudiaban las rutas de vuelo sobre la profusa cartografía malvinense. Un laberinto de bahías, ensenadas y pequeñas islas de costas recortadas que a los pilotos de tanto escudriñarlas se les aparecían en sueños como hologramas.

El capitán Pablo Carballo, el alférez Jorge Barrionuevo, el teniente Carlos Rinke y el 1er teniente Mariano Velasco del Grupo 5 de Caza en la base de Río Gallegos de la Fuerza Aérea durante la guerra de Malvinas.
La tensa espera a que el teléfono sonara y arribara luego la orden secreta saturaba el ambiente de ansiedad y miedo disimulado. Las misiones casi suicidas, especialmente aquel día patrio, suponían una lotería entre vida o muerte. A Carballo lo atribulaba el pánico de perder a alguno de sus hombres. El más joven de los pilotos tenía sólo 23 años y el inicio de la jornada había sido devastador.
Por la mañana, un verdugo de última generación, el destructor HMS Coventry, trillizo del Sheffield y del Glasgow y emblema del poderío naval británico, había abatido con sus deletéreos misiles Sea Dart de largo alcance (65 km) a los pilotos Hugo del Valle Palavery Jorge García. En su haber, también había postrado a un helicóptero y averiado con sus cañones Oerlikon y MK8 a una lancha patrullera.
Palaver había sido derribado a gran altitud con la asepsia de esa precisión computarizada de los Sea Dart mientras regresaba de una misión en San Carlos. Alcanzado por otro misil, García se había eyectado pero no había rastros de él en el océano. (Sólo un año después, su cuerpo sería encontrado en una playa de la isla Golding, al sur de la isla Bordón. Hoy descansa en la parcela A-fila 4/02 del cementerio de Darwin).
Cerca de mediodía llegaron las dos misiones de las ocho planificadas por la Fuerza Aérea aquel 25 de mayo. Las acciones de combate confluían en una trampa mortal de combinada destreza misilística, al noroeste de Gran Malvina.

El ágil destructor HMS Coventry podía desarrollar una velocidad de 30 nudos (56 km/h) y era un as de la Royal Navy por su capacidad defensiva de misiles Sea Dart y cañones navales MK8 y Oerlikon
"Contacto de piquete antiaéreo"
Los observadores terrestres de la Armada, apostados en la isla Bordón, habían detectado al piquete de radar, que abatió a Palaver y a García, a unos 30 km al norte de la isla Bordón. La posición fue transmitida a uno de los aviones de exploración de la Fuerza Aérea que a su vez se la retransmitió al comando en el continente.
El temible Coventry y su escolta, la fragata Broadsword, dotada con misiles Sea Wolf de corto alcance (15 km), maximizaban su capacidad ofensiva al operar en dupla. La orden de John "Sandy" Woodward, comandante de la task force, era eliminar a los cazas argentinos mientras las tropas británicas aseguraban las cabezas de playa en San Carlos.

La fragata misilística Tipo 22 HMS Broadsword estaba equipada con los Sea Wolf que alcanzaban una distancia de 15 km. En 1995 fue adquirida por la marina brasileña que la rebautizó con el nombre de Greenhalgh
El capitán del Coventry, David Hart Dyke, le había insistido al almirantazgo en que su buque era vulnerable si acechaba un ataque argentino desde tierra; sus misiles de largo alcance eran más eficaces bien alejados de las costas. Pidió adentrase en el océano para truncar el juego sorpresivo y a las escondidas de los pilotos enemigos y ante la negativa de Woodward, concluyó: "Como en el ajedrez, se sacrifican piezas para el jaque mate final. Yo iba ser una de esas piezas", según testimonió en su libro Four Weeks In May.
Pero la asimetría, en realidad, era inversa. El Conventry y la Broadsword fraguaban un tabique antiaéreo casi imposible de doblegar. Al menos para seis vetustos Skyhawks que luego, por fatigas mecánicas, se restringirían a cuatro.

La ruta planificada para Zeus y Vulcano una vez detectado el piquete de radar. Sin embargo, por la distancia no fue necesario el reabastecimiento al regreso de la misión. Gentileza: “Malvinas, la batalla aérea” .
Las órdenes imponían planes de vuelo taxativos. Zeus, la primera sección liderada por Carballo junto a su "numeral de hierro", el Teniente Carlos Palo Rinke, debía despegar a las 14, evadir peinando el océano los potentes radares del binomio inglés, capaces de detectarlos a 200 millas (320 km), y sorprender por tierra desde la isla Bordón para destripar a uno de los blancos navales.

El capitán Pablo Carballo y su “numeral de hierro” Carlos Rinke.
Un minuto después despegaría Vulcano, al mando del 1er teniente Mariano "Cobra" Velasco, con su numeral, el alférez Jorge Bam Bam Barrionuevo. Debían llegar hasta la isla Rasa en el extremo NW de la Gran Malvina, acariciar las bruscas ondulaciones del terreno en dirección este hasta alcanzar la isla Bordón. Siempre besando el suelo para despistar a los radares. Y arremeter en el tramo final a toda potencia para descargar sobre el otro blanco tres bombas BR de 500 libras (227 kilos) cada una y en cada raqueta.Similar armamento se había dispuesto para Zeus. No habría reabastecimiento. No era necesario cuando las operaciones se realizaban al oeste del Estrecho de San Carlos.
Sería un vuelo sigiloso de poco más de una hora hasta localizar a los buques, intentar evadir los misilazos, la artillería y a los Harriers si acecharan como buitres, hasta montarse sobre el flanco más vulnerable y evacuar las bombas en los veloces objetivos navales.

El numeral Jorge Bam Bam Barrionuevo, que tenía apenas 24 años en el 1982, y el jefe de la sección, Mariano “Cobra” Velasco delate de sus Skyhawks.
La bomba más grande
—Señor, déjeme salir con la bombola— le rogó Carballo al jefe del escuadrón, el Vicecomodoro Gustavo Zini. Así había bautizado a las bombas MK 17 de fabricación inglesa de 1000 libras (454 kg) que, una en cada Skyhawk, lanzarían con Rinke.
—Carballo, ¡cumpla la orden! —decretó Zini. Aunque la insistencia de "Cruz" terminó disuadiendo al jefe.
En la pista, los técnicos repartían rosarios. A 800 km/h y por distintas rutas, Zeus y Vulcano buscaron reeditar la epopeya de David contra Goliat. A medida que se aproximaban, "Cruz" recordaba las palabras de su mujer: "Cumplí con tu deber que yo voy a saber cuidar de tus hijos". Y frente a eso se retrucaba: "Qué suerte que soy piloto de combate; si reviento, no voy a sufrir".

El teniente Carlos Rinke tenía 26 años cuando combatió en Malvinas
En la mente de Palo, en cambio, afloraba un dejo de gratitud: "Por ahora, sigo participando. Pero todo puede cambiar". A sus 26 años, Rinke sabía de eso. Lo había experimentado junto a su jefe 48 horas antes en el ataque a la HMS Antelope. Conocía la intimidad de ese instante fatídico que antecede a la catástrofe.
Como le sucedió al primer teniente Lucas Guadagnini que enfrentó el granizo del fuego antiaéreo, alcanzó a arrojar su bombola pero, tacleado en el aire, se estrelló y desintegró contra la antena de la fragata enemiga. Ninguno de sus compañeros en la misma faena pudo siquiera observar la tragedia. En el aire suele ocurre así: una milésima de segundo que otros ojos no logran captar en la huida y sobreviene el ocaso.
"Escobar, ¿pero queeé hiciste?"
La inventiva del bioquímico Ernesto Haggi se había probado eficaz. La costra salina ya no se adhería en los parabrisas de los Skyhawk al surfear la superficie marina. Salvo en uno: el de Carballo. El eficiente mecánico, el cabo Ricardo Escobar, lo había limpiado con tanto ímpetu que había eliminado aquel milagroso líquido protector. Con la visibilidad esmerilada, "Cruz" debió improvisar otra ruta. No podía cepillar el terreno de las islas. Una mínima elevación "ciego" hacia adelante suponía una muerte segura. Decidió bordear el recorte sinuoso de las costas por el mar, sin mayores desniveles que las olas, hasta alcanzar el primer punto de notificación en Gran Malvina. Su leal numeral lo seguía a la par. Al alcanzar isla Rasa, al oeste de la isla Bordón, "Rayo", un avión de apoyo, reconfirmó la ubicación de la Broadsword y el Conventry. Navegaban en fila india hacia el este.
Cobra y Bam Bam venían rezagados según el plan de vuelo y sin contacto visual con los Zeus, cuando delante de las estelas que Carballo y Rinke abrían sobre el mar, otearon dos puntos en el horizonte.

“Cumplí con tu deber que yo voy a saber cuidar a tus hijos”, le dijo Mirta, la mujer de Carballo cuando supo que el piloto iba a combatir en las islas.
—Ok, chicas, estoy a la vista. Viva la Patria—sacudió Cruz por la radio.
"Las vimos a unos 35 km de distancia, a unos dos minutos de vuelo, maniobrando de manera frenética en el horizonte, relata Rinke a Infobae.
Los pilotos desconocían que hacía rato que el piquete naval los estaba esperando a los cuatro. No sólo los habían auscultado con los radares, también habían interceptado y traducido, gracias a un intérprete, sus comunicaciones por radio, narró Hart Dyke. Las maniobras eran parte del lanzamiento de los misiles. Pero sus ecos, al volar tan bajo y tan pegados, primero desaparecían de la pantalla y luego al superponerse los blancos confundían del radar.
"Sabía cuándo despegaban de las pistas en Argentina", le confió Hart Dyke a The Telegraph. Cuántos aviones, el tipo de aviones, los nombres de los pilotos y a qué blanco se dirigían".
Bam Bam Barrionuevo afirmó a Infobae que todos los movimientos en Río Gallegos eran adelantados a los ingleses por espías chilenos apostados cerca de la base. "Cualquiera podía observar el trajín en la pista. Y los chilenos los informan al detalle", confió el ahora Brigadier (RE).
"Fuego, Fuego"
Con los halcones volando a la par a máxima potencia hacia la Broadsword, elegida por Cruz y Palo ya que era la que mayor blanco les ofrendaba, los buques iniciaron su ataque a cañonazos y artillería mientras que por la baja altura fracasaban en el intento por engancharlos con los misiles. La tempestad de impactos repiqueteaba en el mar, adelante de las narices de los Skyhawk. Era solo cuestión de segundos para que esa suerte se invierta. "Era un final que se aproximaba—evoca Rinke—, ya sea de ellos o nuestro. Era el pasa o no pasa. No había vuelta atrás. Nosotros con nuestros avioncitos a todo o nada contra la fragata".

Carballo a la izquierda y Rinke a la derecha esquivan la copiosa lluvia de cañonazos y artillería disparada desde la Broadsword. La imagen fue tomada por uno de los tripulantes de la fragata misilística y se convirtió en emblema del coraje de los pilotos argentinos.
"Sentíamos el fuego bastante nutrido y la fragata se desplazaba rápidamente hacia nuestra derecha, lo que nos obligó a hacer un suave viraje en esa dirección para no perderla de la mira", continúa. "No habíamos tenido la posibilidad de practicar el tipo de tiro contra un barco en movimiento lateral. Hicimos una corrección final y, finalmente, antes de pasar por arriba de la fragata, disparamos según la puntería de cada uno".

El helipuerto en popa por donde salió la bomba de 1000 libras que luego continuó su trayecto hacia el mar sin detonarse.
A las 15.24 una de las bombolas ingresó por el costado de popa, diezmó el sistema de propulsión y, descontrolada, emergió hacia arriba como un tirabuzón destrozando la cubierta del helipuerto y la nariz de un Sea Lynk para luego caer al mar. Nunca explotó. La otra se hundió en el océano. Herido en sus entrañas, el Broadsword quedó inmóvil. El recorrido del explosivo desgarró las partes vitales de la fragata. Pero la ofensiva con aquellas bombas pesadas no había sido la decisión más acertada. "De haber lanzados las más livianas, quizás la hubiéramos mandando a pique. Pero entonces no lo podíamos saber", dice Carballo.

Los daños en la cubierta y el helicóptero Sea Lynk
En la huida, continuó el acecho con cañones cuando una esquirla impactó en el ala derecha del avión de Cruz y el tanque comenzó a perder combustible.

El casco perforado por donde ingresó la bomba lanzada por los Zeus
Cobra y Bam Bam al acecho
Simultáneamente, Cobra y su numeral se dirigían desde la isla Bordón a la zona roja a 900 km/h, agazapados 8 metros sobre el oleaje de un mar 4, con sus racimos de bombas en el TER (Triple Eyectal Raquet), dispuesto entre los dos tanques de combustible.
–A la vista a las 10–alertó Barrionuevo a su jefe de sección a unos 15 km de distancia del piquete de radar.
Cobra asiente con una pulsación de su radio e inicia un viraje por izquierda para enfrentar al blanco. Ahí observa el daño en la popa de la Broadsword: "Un hilo negro, finito, como una línea vertical se elevaba hacia el cielo", grafica.
"Como venía muy bajo—lo que daba el cuero—, al virar tuve que ascender levemente y bajar de nuevo. La Coventry maniobraba frenética con una agilidad increíble, a unos 400 ó 500 metros de la Broadsword, cuando observo un fogonazo que emerge del destructor. Una humareda: el lanzamiento del misil Sea Dart hacia mí", dice Velasco.

El Coventry lanza su misil Sea Dart
Mientras tanto, en la sala de operaciones del Coventry reinaban la desesperación y la impotencia. El capitán Hart Dyke había desestimado minutos antes el ingreso de los Harriers en la contraofensiva. Pensó que no llegarían a tiempo y temía al fuego amigo desde la Broadsword. El radar del destructor había logrado captar a Velasco al ascender en el viraje pero enseguida lo había perdido por la posición rasante. Los ecos de Cobra y Bam Bam, además, se sobreponían y engañaban al radar. De todas maneras, Hart Dyke ordenó el top de lanzamiento hacia los Vulcano. Cuando quiso lanzar el siguiente, se desacopló el sistema de radar, la computadora se apagó y debió ser reiniciada manualmente. Ya era tarde. No había ángulo para los Sea Dart. Cobra y Bam Bam acechaban como albatros errantes contra una orca amenazada en su capacidad asesina.

El Coventry no logra defenderse con eficacia del ataque de los Skyhawk
"Barrionuevo venía atrás, a mi izquierda, cuando vi la estela del Sea Dart", continúa Velasco. "Lo seguí con la vista pero por su traza oblicua me di cuenta que su trayectoria era de no impacto. El Sea Dart pasó al costado, a unos 300 metros de mi ala derecha y antes de sobrepasarme se le apagó el motor y comenzó a cabecear sin control. Y así continuó su rumbo. Ese peligro se había neutralizado. Nosotros seguimos concentrados en el Coventry. Pero ahora veía los impactos de sus cañones en el agua. Se veían como si fueran chorros de una ballena saliendo a la superficie. Ibamos bien, no pensé que podrían derribarnos".

Las tres bombas de Velasco mutilan al destructor
En una nerviosa maniobra defensiva, el Coventry vira bruscamente para lograr una mejor posición para el lanzamiento de sus armas y ofrenda su banda de babor. Cobra toma altura y unos 100 o 50 metros antes de sobrepasarla, lanza las tres bombas de 266 kg. Salieron las tres juntas, con un intervalo de milisegundos.
Al desprenderse, el Skyhawk de Velasco se alivianó y cabeceó levemente hacia arriba. Cuando Bam Bam está por lanzar las suyas, observa una densa nube negruzca arropando al destructor. Dispara una, dos, tres veces pero las suyas no logran desprenderse. Solo en el cuarto intento siente un golpe grave. Simultáneamente, Hart Dyke envía a la tripulación a cubierta con fusiles y armas largas mientras otros cubren los puestos en las ametralladoras. También ordena encandilar a los pilotos con el sistema de luces nocturnas. La piedra lanzada por la honda de David golpea a Goliat antes de que sea decapitado.

Su final está anunciado, la entrada de agua, el incendio y la escora son irreversibles
—Pegaron muy bien las tres, señor. Lo vi clarito. Era una CL 42—le grita por radio Bam Bam a su jefe.
—Huijaaaa—retruca Cobra con su original sapucai de combate.
Entre frenéticas maniobras evasivas, estalla la euforia en la radio. Carballo y Rinke, que van mucho más adelante, celebran la cacería en el aniversario de la Revolución de Mayo.
Minutos después, Cruz, alcanzado por una esquirla en el ala derecha de su avión, nota la sangría de combustible. Por radio evalúa si no será conveniente eyectarse. En una maniobra audaz, su leal numeral se ubica por debajo del Skyhawk para sopesar los daños. La pérdida no es del todo grave, le avisa Rinke por radio. "Creo que con lo que tengo llego hasta la base", calcula Carballo, pero pide que un Hércules reabastecedor se acerque para socorrerlo. Decide, finalmente, seguir vuelo sin auxilio. Al asomarse a Río Gallegos, Palo sugiere improvisar un desfile aéreo. "Está loco, Rinke, no nos mataron los ingleses, ¿quiere ahora que nos maten los nuestros?", se atajó el jefe.

En tan solo 20 minutos es deglutido por el Atlántico
Según la versión inglesa, dos de las bombas pegaron debajo de la sala de operaciones provocando un incendio voraz, incapacitando a la plana mayor y matando en el acto a siete oficiales. Allí mismo estaban Hart Dyke y sus hombres dirigiendo la contraofensiva. El capitán quedó aturdido y con su rostro quemado por la explosión. La segunda bomba ingresó y no se detonó pero la tercera sesgó la vida de otros 7 suboficiales en las sala de máquinas y compartimentos contiguos.

El capitan del Conventry, David Hart Dyke, con el rostro quemado por la explosión es recibido por su familia al regresar de Malvinas. Su hija más pequeña observa con aprehensión las huellas de la guerra en la cara de su padre.
La agonía de Goliat
Herido de muerte, el Coventry comenzó a escorase con vértigo y los suboficiales de menor rango en cubierta debieron liderar el zafarrancho de abandono. El casco de acero de uno de los buques más valiosos de la Royal Navy, embriagado de mar en su anatomía, dio una vuelta campana. Habían pasado apenas 20 minutos del ataque argentino. Exhibía para las cámaras fotográficas de la tripulación de la Broadsword su acelerada agonía: dos de sus hélices emergían de la superficie marina.

Diecinueve tripulantes ingleses fallecen en el ataque
Durante la evacuación, otros dos tripulantes perecieron. Hart Dyke se lanzó al mar, fue rescatado por una de las balsas salvavidas y luego transportado en helicóptero a su buque escolta. Desde el puente de mando pudo observar el aciago acto final: el Atlántico Sur engullendo a su sofisticado buque de guerra que 8 días antes había evacuado de su bodega las cargas de profundidad nucleares que transportó desde Gibraltar cuando se le ordenó sumarse a la flota.

Tras la vuelta de campana, sus dos hélices asoman en el mar. El lugar del hundimiento fue resguardado por los ingleses como tumba de guerra.
Diecinueve tripulantes de un total de 280 murieron en el ataque a Coventry. Otros 30 resultaron heridos. Quince minutos después dos Exocets de la Marina desguazarían al Atlantic Conveyor. El 25 de mayo es recordado desde entonces por los británicos como el día más sombrío para su flota en Malvinas.
En los anales de las guerras convencionales de segunda mitad del siglo XX, los cuatro pilotos, Cruz, Palo, Cobra y Bam Bam, esculpieron sus nombres como la metáfora alada de David y Goliat en la cruenta guerra del Atlántico sur.

Los valientes pilotos Barrionuevo, Rinke, Velasco y Carballo en una imagen más actual
 
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