Fotos de la Fuerza Aérea Argentina

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DiFilm - Paracaidismo en la 4° Brigada Infanteria Aerotransportada 1980
Cordoba: Nota periodística en la 4° Brigada de Infantería Aerotransportada. Informe donde el periodista Gustavo Tobi comenta: "La hora del lanzamiento, la hora de la verdad a los paracaidistas nobles de la 4° Brigada de Infantería Aerotransportada con sede en el camino a la Calera, en Córdoba. Es su primer salto, la culminación de un largo y arduo periodo de aprendizaje en los cuarteles, en tierra y también en los diferentes aparatos del futuro paracaidista. Se están utilizando aviones Fokker como en este caso, y además el Hercules C-130 que veíamos recién. Los soldados pertenecen a la clase 1961. El día que amaneció nublado y lluvioso mejoro rápidamente, el viento es prácticamente inexistente y en consecuencia las condiciones para el salto no pueden ser mejores. Además, la tierra ha quedado húmeda como consecuencia de la lluvia caída y esto facilita aun más la caída de los paracaidistas. Terminado el salto, los suboficiales que han acompañado a los soldados en esta, su primera experiencia como paracaidistas, los felicita. Tienen nombres muy particulares, en este caso, esta patrulla se llama la de los pavos salvajes. En total esta programado que salten 3 mil soldados pertenecientes a la 4° Brigada de Infantería Aerotransportada. Los soldados a medida que vienen en el aire se van llamando por sus nombres unos a otros, dándose ánimos y también saludos, puesto que este salto de hoy, el primero para ellos, es sumamente importante. Toda la experiencia se esta cumpliendo hasta el momento sin ningún tipo de tropiezos. Se utilizan paracaídas comandados automáticos, es decir, que se abren automáticamente al saltar el soldado desde el avión. Las recomendaciones que se hacen para que el soldado llegue lo mas seguro posible a tierra. Nosotros tuvimos que interrumpir nuestro relato puesto que este soldado cayó escasamente a 5 metros del lugar donde nos encontrábamos nosotros. El aplauso del numeroso publico que se ha congregado en la pista de lanzamiento de la 4º Brigada para los soldados que han cumplido con esta trascendente experiencia. Observen ustedes la cantidad de paracaídas ya empleados que se van acumulando aquí en el lugar del deposito". (Gustavo Tobi/Magnético/Color)
Detalle: Vistas generales de los paracaidistas lanzándose de los aviones. Vistas generales del público presente observando los saltos. Primeros planos de un suboficial saludando a los soldados. Primeros planos de un soldado recogiendo el paracaídas.
Fecha: 20/5/1980

Ver esto hace mal...
3000 lanzamientos!!! Por esos tiempos la Brigada tenía un efectivo aproximado de 5500 hombres. Y había material para lanzar a todos en un día.
 


 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
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Salió hoy en Clarin....

La leyenda riojana de la aviación
Crónicas criollas




Almandos Almonacid.


Sus admiradores lo bautizaron “El Cóndor riojano”. Otros lo nombraron “Centinela de Los Andes”. En cambio, los amantes de las definiciones con imágenes literarias, buscaron algo más poético y lo llamaron “El rastreador de estrellas”. No hay dudas de que cualquiera de las tres definía muy bien la personalidad de este aviador argentino quien, durante la Primera Guerra Mundial, no sólo tomó partido por Francia, sino que también anduvo jugándose la vida esquivando balas alemanas. Cuentan que muchas veces volvía a la base con el fuselaje de su avión lleno de agujeros, pero con la misión cumplida. Esas acciones audaces hicieron que los franceses lo convirtieran en héroe nacional y lo premiaran con la Medalla Militar y la Orden de la Legión de Honor, algo poco común para un extranjero. Y él supo lucirlas sobre su pecho con orgullo.

Con todos esos méritos acumulados, también le ofrecieron la ciudadanía francesa. Sin embargo Vicente Almandos Almonacid, el dueño de todos esos elogios, prefirió quedarse con la de su nacimiento, ocurrido en San Miguel de Anguinán, en la provincia de La Rioja, el 24 de diciembre de 1882. Anguinán (como la llaman los habitantes) está a siete kilómetros de Chilecito y actualmente es un importante centro vitivinícola y de productores de aceitunas. Pero sus raíces históricas, junto al famoso cerro Famatina (supera los 6.000 metros) y las Sierras de Velasco (más de 4.000 metros) están marcadas desde hace siglos. Se recuerda que en esas tierras habitaron nativos anguinanes o anguinanaos con un cacique famoso llamado Salicas. Y que en esa zona hubo un ancestral tambo incaico, ya que esas tribus tenían relación con el imperio inca.

Vicente Almandos Almonacid era hijo de un empresario minero que tenía su mismo nombre y que fue gobernador de La Rioja entre 1877 y 1880. Su madre se llamaba Esmeralda Castro Barros. Cuando el padre murió, el futuro aviador tenía 9 años. Entonces la familia (afirman que había quedado en mala situación económica por la crisis de 1890) se radicó en Buenos Aires. El muchacho estudió después en el Colegio Nacional y en la Escuela Naval Militar. Allí recibió el título de guardiamarina aunque dicen que por una discusión con una autoridad no completó el curso. Luego ingresó a la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales donde cursó materias relacionadas con la Ingeniería y la Agrimensura. Fue en ese tiempo cuando construyó un aeroplano al que denominó “el aeromóvil”. Con ese aparato hizo pruebas en El Palomar.

http://www.clarin.com/ciudades/Cordillera-billetes_0_1687031435.html

Sus deseos de aventuras lo llevaron después hacia París, por entonces un lugar donde la ciencia y la tecnología estaban a la vanguardia del desarrollo. Y, entre otras cosas, estaba la primera escuela de aviación. Eran los meses finales de 1913 y afirman que Almandos Almonacid intercambiaba conocimientos con distintas figuras, entre ellas Gustave Eiffel. Pero lo más curioso fue cuando cerca de Versalles fue a estudiar para formarse como piloto. Por falta de un traductor, los profesores interpretaron que el riojano era un experto y lo largaron a volar solo. La leyenda dice que después de distintas piruetas, hechas por su inexperiencia, logró aterrizar. Lo sorprendente fue que los franceses lo aplaudieron creyendo que había hecho una gran exhibición. Con más práctica, en 1914 le dieron su brevet. Fue en ese año que ingresó a la Legión Extranjera y lo nombraron piloto militar.

Como integrante de la Escuadrilla 27, que actuaba cerca de la frontera alemana, fue que desarrolló su heroica campaña. En esa zona el piloto argentino tuvo una activa participación militar. Y una idea suya resultó muy importante y novedosa: Almandos Almonacid realizaba vuelos nocturnos sobre territorio enemigo (algo inusual) y en una misión hasta bombardeó una fábrica de gases tóxicos. Aquella operación y la posterior persecución de los aviones alemanes casi le cuesta la vida. También, por sus conocimientos de Ingeniería, colaboró en el desarrollo y diseño de los aviones franceses y de sus sistemas para llevar y lanzar bombas. En 1919 volvió a la Argentina escoltado por una escuadrilla de aviones franceses. En Buenos Aires una multitud lo aplaudió durante un recorrido por la Avenida de Mayo. Los historiadores cuentan que el nombre del argentino Almonacid está inscripto entre los héroes que figuran en las paredes del Arco del Triunfo en París, aunque algunos sostienen que la palabra alude a una batalla ganada en España por tropas francesas.

Ya instalado en el país, quedó como jefe de la Misión Aeronáutica Francesa. Pero el año clave fue 1920. No sólo se casó con Dolores “Lola” Güiraldes (se separaron en 1932, pero antes tuvieron cuatro hijos: Vicente, Esmeralda, María y Ricardo) sino que también hizo una hazaña sin antecedentes: realizó el primer cruce de la Cordillera de los Andes volando de noche. Esa vez aterrizó en una playa cercana a Valparaíso. En 1927 se creó Aeropostale SA, una empresa de aviación francesa que empezó a operar en la Argentina en 1929. Vicente Almandos Almonacid figuró como fundador, director y gerente técnico. Entre sus pilotos estuvieron Jean Mermoz, Antoine Saint-Exupery y Henry Gillaumet. Luego fue Aeroposta Argentina, una suerte de predecesora de Aerolíneas Argentinas.

http://www.clarin.com/ciudades/lindor-covas-historieta-walter-ciocca_0_1678632240.html

La vida de aquel “cóndor riojano” se reflejó en la música popular. Como bien lo informa Juan Manuel Peña en su libro “Alas y Tango” (Editorial Abrazos), el violinista Agesilao Ferrazzano le dedicó el tango-milonga “Almonacid” y el guitarrista Domingo Salerno compuso el tango “Vuelo nocturno”. Vicente Almandos Almonacid murió el 16 de noviembre de 1953.

Desde 1994, y en su homenaje el helipuerto vecino a la Casa Rosada lleva su nombre, igual que el aeropuerto de la ciudad de La Rioja (se impuso en 1972). En esa provincia el hombre es toda una leyenda. Claro que también hay otras con grandes personajes (como Facundo Quiroga) o aquella que cuenta la realización del cablecarril de 34 kilómetros de extensión, desde Chilecito hasta la mina La Mejicana, a más de 4.600 metros sobre el nivel del mar. Lo usaron para extraer oro y lo construyó una empresa alemana entre 1903 y 1905.
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Complementando el post de Grulla,referido al fallecimiento del Brigadier Mayor (R) VGM Carlos E.Corino

¡VUELE ALTO SEÑOR!


Con gran consternación, la Fuerza Aérea Argentina despidió al brigadier mayor (R) Carlos Corino quien dejó una huella imborrable en la historia de la Institución
--



Con sentimientos encontrados, el personal de la Fuerza Aérea Argentina despidió los restos del brigadier mayor (R) Carlos Corino, quien tras 34 años de servicio en la Fuerza Aérea dejó una estela en su camino que no pasó desapercibida. Considerado un ejemplo para sus pares y para las distintas generaciones, nuestra Institución lo recordará eternamente y conservará por siempre su legado.

Oriundo de Arroyo Corto, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Corino ingresó a la Escuela de Aviación Militar en 1954 y, gracias a su esfuerzo y capacidad, se destacó entre sus compañeros de promoción llegando a ser abanderado.

Una vez egresado realizó el curso de aviador y fue piloto de transporte aéreo y de caza, desenvolviéndose en ambas especialidades, logro nada sencillo para un oficial subalterno.

En 1962, con el grado de primer teniente, integró el primer contingente de la Fuerza Aérea Argentina en la misión de paz que la Organización de las Naciones Unidas tenía en la República del Congo (África) y, algunos años después, representó a nuestra Institución en la Academia de Fuerzas Aéreas Americanas, (perteneciente a la base estadounidense de Albrook, ubicada por ese entonces en la zona del Canal de Panamá).

Durante el Conflicto del Atlántico Sur se desempeñó como jefe de la Base Aérea de Despliegue Río Grande que recibió a los escuadrones aeromóviles que desplegaron y participaron activamente en la guerra y siempre será recordado como el líder del sector de defensa conocido como “Avutardas salvajes” por sus cualidades profesionales y humanas.

Además de numerosos cargos de relevancia, fue jefe del Grupo 8 de Caza de la ex VIII Brigada Aérea (con asiento en Mariano Moreno); fue secretario general del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y del Estado Mayor General de la FAA y en 1986, para orgullo personal, obtuvo el grado de brigadier siendo designado tres años más tarde agregado aeronáutico en Estados Unidos.

El 10 de junio de 1991, con el grado de brigadier mayor, finalizó su carrera militar y pasó a situación de retiro, pero ese hecho no resultó un impedimento para mantenerse vinculado con la Institución. Hasta sus últimos días, colaboró enérgicamente en el desarrollo de trabajos de investigación, participó de seminarios e hizo docencia; fue uno de los fundadores del Centro Aeronáutico de Estudios Estratégicos; se involucró en cuestiones solidarias y mutualistas (integrando por ejemplo la Fundación Tcnl D. Ricardo Cornell, dependiente de la Sociedad Militar "Seguro de Vida") y confeccionó numerosas publicaciones aeronáuticas.

Sin dudas, el brigadier mayor Carlos Corino no fue un oficial más. Él transitó su carrera militar con suma responsabilidad e integridad y desarrolló su tarea con un único objetivo: estar al servicio de la Patria, de la Institución, de su familia y de sus camaradas.

Hoy, quienes lo conocieron, lo recuerdan por sus numerosas virtudes, definiéndolo como un hombre íntegro, buen amigo, excelente padre de familia y muy profesional. En pocas palabras, se fue un gran militar y una gran persona.

¡Hasta siempre señor Brigadier!
 
Complementando el post de Grulla,referido al fallecimiento del Brigadier Mayor (R) VGM Carlos E.Corino

¡VUELE ALTO SEÑOR!


Con gran consternación, la Fuerza Aérea Argentina despidió al brigadier mayor (R) Carlos Corino quien dejó una huella imborrable en la historia de la Institución
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Con sentimientos encontrados, el personal de la Fuerza Aérea Argentina despidió los restos del brigadier mayor (R) Carlos Corino, quien tras 34 años de servicio en la Fuerza Aérea dejó una estela en su camino que no pasó desapercibida. Considerado un ejemplo para sus pares y para las distintas generaciones, nuestra Institución lo recordará eternamente y conservará por siempre su legado.

Oriundo de Arroyo Corto, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Corino ingresó a la Escuela de Aviación Militar en 1954 y, gracias a su esfuerzo y capacidad, se destacó entre sus compañeros de promoción llegando a ser abanderado.

Una vez egresado realizó el curso de aviador y fue piloto de transporte aéreo y de caza, desenvolviéndose en ambas especialidades, logro nada sencillo para un oficial subalterno.

En 1962, con el grado de primer teniente, integró el primer contingente de la Fuerza Aérea Argentina en la misión de paz que la Organización de las Naciones Unidas tenía en la República del Congo (África) y, algunos años después, representó a nuestra Institución en la Academia de Fuerzas Aéreas Americanas, (perteneciente a la base estadounidense de Albrook, ubicada por ese entonces en la zona del Canal de Panamá).

Durante el Conflicto del Atlántico Sur se desempeñó como jefe de la Base Aérea de Despliegue Río Grande que recibió a los escuadrones aeromóviles que desplegaron y participaron activamente en la guerra y siempre será recordado como el líder del sector de defensa conocido como “Avutardas salvajes” por sus cualidades profesionales y humanas.

Además de numerosos cargos de relevancia, fue jefe del Grupo 8 de Caza de la ex VIII Brigada Aérea (con asiento en Mariano Moreno); fue secretario general del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y del Estado Mayor General de la FAA y en 1986, para orgullo personal, obtuvo el grado de brigadier siendo designado tres años más tarde agregado aeronáutico en Estados Unidos.

El 10 de junio de 1991, con el grado de brigadier mayor, finalizó su carrera militar y pasó a situación de retiro, pero ese hecho no resultó un impedimento para mantenerse vinculado con la Institución. Hasta sus últimos días, colaboró enérgicamente en el desarrollo de trabajos de investigación, participó de seminarios e hizo docencia; fue uno de los fundadores del Centro Aeronáutico de Estudios Estratégicos; se involucró en cuestiones solidarias y mutualistas (integrando por ejemplo la Fundación Tcnl D. Ricardo Cornell, dependiente de la Sociedad Militar "Seguro de Vida") y confeccionó numerosas publicaciones aeronáuticas.

Sin dudas, el brigadier mayor Carlos Corino no fue un oficial más. Él transitó su carrera militar con suma responsabilidad e integridad y desarrolló su tarea con un único objetivo: estar al servicio de la Patria, de la Institución, de su familia y de sus camaradas.

Hoy, quienes lo conocieron, lo recuerdan por sus numerosas virtudes, definiéndolo como un hombre íntegro, buen amigo, excelente padre de familia y muy profesional. En pocas palabras, se fue un gran militar y una gran persona.

¡Hasta siempre señor Brigadier!

Q.E.P.D.
 
Complementando el post de Grulla,referido al fallecimiento del Brigadier Mayor (R) VGM Carlos E.Corino

¡VUELE ALTO SEÑOR!


Con gran consternación, la Fuerza Aérea Argentina despidió al brigadier mayor (R) Carlos Corino quien dejó una huella imborrable en la historia de la Institución
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Con sentimientos encontrados, el personal de la Fuerza Aérea Argentina despidió los restos del brigadier mayor (R) Carlos Corino, quien tras 34 años de servicio en la Fuerza Aérea dejó una estela en su camino que no pasó desapercibida. Considerado un ejemplo para sus pares y para las distintas generaciones, nuestra Institución lo recordará eternamente y conservará por siempre su legado.

Oriundo de Arroyo Corto, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Corino ingresó a la Escuela de Aviación Militar en 1954 y, gracias a su esfuerzo y capacidad, se destacó entre sus compañeros de promoción llegando a ser abanderado.

Una vez egresado realizó el curso de aviador y fue piloto de transporte aéreo y de caza, desenvolviéndose en ambas especialidades, logro nada sencillo para un oficial subalterno.

En 1962, con el grado de primer teniente, integró el primer contingente de la Fuerza Aérea Argentina en la misión de paz que la Organización de las Naciones Unidas tenía en la República del Congo (África) y, algunos años después, representó a nuestra Institución en la Academia de Fuerzas Aéreas Americanas, (perteneciente a la base estadounidense de Albrook, ubicada por ese entonces en la zona del Canal de Panamá).

Durante el Conflicto del Atlántico Sur se desempeñó como jefe de la Base Aérea de Despliegue Río Grande que recibió a los escuadrones aeromóviles que desplegaron y participaron activamente en la guerra y siempre será recordado como el líder del sector de defensa conocido como “Avutardas salvajes” por sus cualidades profesionales y humanas.

Además de numerosos cargos de relevancia, fue jefe del Grupo 8 de Caza de la ex VIII Brigada Aérea (con asiento en Mariano Moreno); fue secretario general del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y del Estado Mayor General de la FAA y en 1986, para orgullo personal, obtuvo el grado de brigadier siendo designado tres años más tarde agregado aeronáutico en Estados Unidos.

El 10 de junio de 1991, con el grado de brigadier mayor, finalizó su carrera militar y pasó a situación de retiro, pero ese hecho no resultó un impedimento para mantenerse vinculado con la Institución. Hasta sus últimos días, colaboró enérgicamente en el desarrollo de trabajos de investigación, participó de seminarios e hizo docencia; fue uno de los fundadores del Centro Aeronáutico de Estudios Estratégicos; se involucró en cuestiones solidarias y mutualistas (integrando por ejemplo la Fundación Tcnl D. Ricardo Cornell, dependiente de la Sociedad Militar "Seguro de Vida") y confeccionó numerosas publicaciones aeronáuticas.

Sin dudas, el brigadier mayor Carlos Corino no fue un oficial más. Él transitó su carrera militar con suma responsabilidad e integridad y desarrolló su tarea con un único objetivo: estar al servicio de la Patria, de la Institución, de su familia y de sus camaradas.

Hoy, quienes lo conocieron, lo recuerdan por sus numerosas virtudes, definiéndolo como un hombre íntegro, buen amigo, excelente padre de familia y muy profesional. En pocas palabras, se fue un gran militar y una gran persona.

¡Hasta siempre señor Brigadier!

Q.E.P.D.
 

cosmiccomet74

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Complementando el post de Grulla,referido al fallecimiento del Brigadier Mayor (R) VGM Carlos E.Corino

¡VUELE ALTO SEÑOR!


Con gran consternación, la Fuerza Aérea Argentina despidió al brigadier mayor (R) Carlos Corino quien dejó una huella imborrable en la historia de la Institución
--



Con sentimientos encontrados, el personal de la Fuerza Aérea Argentina despidió los restos del brigadier mayor (R) Carlos Corino, quien tras 34 años de servicio en la Fuerza Aérea dejó una estela en su camino que no pasó desapercibida. Considerado un ejemplo para sus pares y para las distintas generaciones, nuestra Institución lo recordará eternamente y conservará por siempre su legado.

Oriundo de Arroyo Corto, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Corino ingresó a la Escuela de Aviación Militar en 1954 y, gracias a su esfuerzo y capacidad, se destacó entre sus compañeros de promoción llegando a ser abanderado.

Una vez egresado realizó el curso de aviador y fue piloto de transporte aéreo y de caza, desenvolviéndose en ambas especialidades, logro nada sencillo para un oficial subalterno.

En 1962, con el grado de primer teniente, integró el primer contingente de la Fuerza Aérea Argentina en la misión de paz que la Organización de las Naciones Unidas tenía en la República del Congo (África) y, algunos años después, representó a nuestra Institución en la Academia de Fuerzas Aéreas Americanas, (perteneciente a la base estadounidense de Albrook, ubicada por ese entonces en la zona del Canal de Panamá).

Durante el Conflicto del Atlántico Sur se desempeñó como jefe de la Base Aérea de Despliegue Río Grande que recibió a los escuadrones aeromóviles que desplegaron y participaron activamente en la guerra y siempre será recordado como el líder del sector de defensa conocido como “Avutardas salvajes” por sus cualidades profesionales y humanas.

Además de numerosos cargos de relevancia, fue jefe del Grupo 8 de Caza de la ex VIII Brigada Aérea (con asiento en Mariano Moreno); fue secretario general del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y del Estado Mayor General de la FAA y en 1986, para orgullo personal, obtuvo el grado de brigadier siendo designado tres años más tarde agregado aeronáutico en Estados Unidos.

El 10 de junio de 1991, con el grado de brigadier mayor, finalizó su carrera militar y pasó a situación de retiro, pero ese hecho no resultó un impedimento para mantenerse vinculado con la Institución. Hasta sus últimos días, colaboró enérgicamente en el desarrollo de trabajos de investigación, participó de seminarios e hizo docencia; fue uno de los fundadores del Centro Aeronáutico de Estudios Estratégicos; se involucró en cuestiones solidarias y mutualistas (integrando por ejemplo la Fundación Tcnl D. Ricardo Cornell, dependiente de la Sociedad Militar "Seguro de Vida") y confeccionó numerosas publicaciones aeronáuticas.

Sin dudas, el brigadier mayor Carlos Corino no fue un oficial más. Él transitó su carrera militar con suma responsabilidad e integridad y desarrolló su tarea con un único objetivo: estar al servicio de la Patria, de la Institución, de su familia y de sus camaradas.

Hoy, quienes lo conocieron, lo recuerdan por sus numerosas virtudes, definiéndolo como un hombre íntegro, buen amigo, excelente padre de familia y muy profesional. En pocas palabras, se fue un gran militar y una gran persona.

¡Hasta siempre señor Brigadier!
Don Bigua, buenas noches. No sabía la historía de Corino, llego a volar MIIIEA???? Pense que para ser jefe de una unidad de caza había que ser cazador.
 
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