Hay consenso por el traspaso del Servicio Meteorológico a civiles
link: Los Andes (Mendoza)
Desde hace algunas semana, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) se encuentra en manos civiles, luego de varias décadas de dependencia del Comando de Regiones Aéreas de la Fuerza Aérea Argentina. La decisión fue bien vista por profesionales locales, como los doctores Federico Norte y Silvia Simonelli, que creen que puede haber un crecimiento de la repartición.
Paralelamente, el Ministerio de Defensa, resolvió intervenir la cúpula militar que se había mantenido en el organismo. La ministra Nilda Garré nombró en ese cargo a un agente civil de la institución, el doctor Héctor Horacio Ciappesoni, de 64 años, un veterano de la meteorología, muy considerado por los colegas de todo el país.
Con una gestión de 180 días por delante, el experto planea, o por lo menos dice que intentará, dar los pasos iniciales para cambiar el perfil y ampliar las funciones del organismo, creado en octubre de 1871, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento.
Este especialista conoció el SMN con rango civil, durante la década del ’60 (trabajaban unos 2.000 empleados en todo el país), y también el que sobrevino luego del
golpe militar de Juan Carlos Onganía, quien puso al frente de la repartición al brigadier Torcuato de Alvear, sin conocimientos en la especialidad. Con esta decisión se modificó un capítulo de la ley y le quitaron el artículo de idoneidad para ejercer la función. Corría 1967. Esa situación persistió hasta la actualidad.
A pocos días de asumir su cargo, el funcionario comentó a Los Andes que con civiles en el organismo la idea es llegar en mejor forma al público, a la sociedad. “No sólo participar en el apoyo a la operación aérea”, apuntó.
-Pero... ¿no lo estaban haciendo?
-No digo que no ocurriese, pero ahora puede haber otra perspectiva. Nuestras puertas estarán abiertas a la comunidad científica, y esto vale, en el caso de Mendoza, para la Universidad Nacional de Cuyo y los importantes centros científicos del lugar, como el Cricyt, para citar sólo a uno. No podemos estar encerrados. Necesitamos el apoyo de gente de nivel. Por otro lado, debemos volver a tener los observadores que disponíamos, en el caso del registro de la precipitación. Hay mucha observación en el país, y en algún momento el SMN recolectaba esa información, y eso se dejó de hacer por múltiples razones. En este momento, de tanta facilidad en las comunicaciones, no podemos estar sin recibir ese caudal de datos.
-¿En Mendoza cómo se podría aplicar esta nueva dinámica?
-Por ejemplo, volver a la medición de la nieve. Este tema nos tiene muy preocupados. No puede ser que a principio del siglo XX teníamos ese servicio y en la década de 2000, no. Si un arquitecto quiere saber cuál es el nivel de nieve que puede soportar un techo, podemos inferir la respuesta, pero no darla con exactitud. Son cosas simples. También dejamos de medir los caudales de ríos.
-¿Cómo están las instalaciones del Servicio?
-Además de las 116 estaciones meteorológicas en el continente, y unas 10 en la Antártida, disponemos de observatorios. Éstos, en su momento, fueron elementos donde se hacía geomagnetismo y hasta sismología. También radiación solar, tarea en la que seguimos, pero sin disponer de una red muy densa. Como se sabe es una energía renovable, el sol siempre está. Habrá que hacer un impulso en materia de observatorios, como el caso de Mendoza. Y llegar a acuerdos con las provincias para compartir y hacer algo con esas instalaciones.
-¿Qué planean hacer de cara al futuro inmediato?
-La idea es convertir al SMN en un organismo descentralizado y lograr una mayor asignación en el presupuesto 2008. Sería un hecho fundacional, porque manejaríamos personal y fondos propios. La repartición sufrió, durante mucho tiempo, una desinversión paulatina. Prácticamente el grueso de las partidas se va en salarios (440 civiles y 560 militares). Hay que volver a lo que éramos: un servicio formador de profesionales (observadores e inspectores de estaciones) en América latina. Había un liderazgo y el país era el único que acreditaba la carrera en Ciencias Meteorológicas. Ahora, Brasil y Chile nos superan.
Visión local
La transferencia a la gestión civil del Servicio Nacional se traduce en ciertas expectativas de mejora entre los meteorólogos profesionales locales. Federico Norte (56), investigador del Conicet, y su colega Silvia Simonelli (57), del SMN, dos de los pocos doctores en la especialidad en la región cuyana, tienen esperanza en que las prestaciones se afiancen y se jerarquicen.
El primero señaló que el Servicio tenía “una gran reputación hasta 1966, cuando fue intervenido por la dictadura de turno lo interviene por 60 días, pero se quedó por 41 años”. Otra consecuencia que ve este investigador es que por la presencia militar en el organismo, se produjo un drenaje (hacia otros ámbitos) de gente que se dedicaba a la investigación científica. “Algunos heroicos, como Héctor Ciappesoni, se quedaron, pero siempre con problemas con la dirigencia militar, que limitó el objetivo de la institución a los vuelos, a la operación aérea”.
Norte criticó los muchos años bajo la esfera castrense. “Muy lejos de lo que hizo Estados Unidos, que tiene el Centro Nacional de Investigaciones en el Medio Ambiente (National Center for Environmental Production), dependiendo del Departamento de Comercio, porque se lo considera una herramienta vital para la economía y la seguridad de la Nación. Pero, no lo tiene la Fuerza Aérea, que posee su propio servicio meteorológico. Los chilenos, por ejemplo, están planteando pasar esta actividad al Ministerio de Economía”.
Por su parte, Simonelli, quien trabaja en la Oficina de Pronósticos, en El Plumerillo, comentó que en la actualidad se trabaja en la parte operativa y el pronóstico para el usuario.
“Las cosas -analizó- podrían estar mejor. Primero, se tendría que incentivar a la gente que trabaja, con capacitación. Y necesitaríamos operar un buen equipamiento, que nos falta: se necesitan computadoras para correr modelos y un acceso a Internet bien definido, no limitado como el que se dispone ahora. Todo esto promueve una mejor prestación e incentiva más al personal”.
La especialista comentó que otra materia pendiente es el radiosondeo, que es la observación de la estructura vertical de la atmósfera, fundamental en esta zona y que no se hace desde hace mucho tiempo. “Para la meteorología regional esto es básico, debido a que la orografía del medio, la cordillera, condiciona notablemente las investigaciones locales”, sostuvo. Simonelli también rescató la formación de los técnicos y bachilleres en meteorología mendocinos, “que están capacitados para cubrir cualquier tipo de pronóstico”.