Repasando todas las capacidades operativas que la FAA ha perdido en la última década, la pregunta sale sola: hacia dónde va la FAA…?
Repuestas puede haber muchas pero no hay signos ni indicios de recuperación, por cuanto todos son “parches” sobre “parches” que en definitiva dilatan en el tiempo los reemplazos requeridos y acrecientan una real pérdida de capacidades y del consecuente parque aéreo. Hoy hay muy pocos “puntos fuertes” o áreas en donde la FAA puede capear éste temporal. Creo que en materia de entrenamiento es donde la situación está medianamente normal y sin mayores problemas, pero los huecos a cubrir son muchos: transporte, cazas y helicópteros.
La pregunta es hasta cuando la institución puede aguantar estructuralmente tantas falencias.
No hay capacidad de transporte estratégico, mediano o ligero, ni capacidad nocturna ni hablar de capacidad de reconocimiento electrónico, fotográfico o de la anhelada capacidad de combate más allá del alcance visual (BVR) o algún misil “medianamente” guiado para el combate aire-suelo o medios C3I (comando, comunicación, control e inteligencia).
Sin éstos ítems, nuestra FAA no alcanza a calificar como “fuerza aérea” por cuanto no reúne los elementos mínimos necesarios para cumplir la función para la cual fue creada, ya que su capacidad tecnológica tiene como mínimo 20 años de antigüedad.
Entonces, responder hacia dónde va la FAA es simple: se encamina hacia su extinción como fuerza aérea y cada vez más da muestras de irse transformando o mutando hacia un servicio aéreo.
Considerando los niveles de asignaciones presupuestarias para adquisiciones, queda claro que ni en sueños podemos imaginar algo que reemplace a los deltas, los Boeing 707ó los F-27. Las chanchas seguirán soportando “lavados de cara” hasta que su cajón central alar diga basta. Ese será en momento donde la FAA como tal dejará de existir. Que vuelen los Pucará o los A-4AR poco puede contribuir a revertir la situación, ya que ambos modelos por sí solos no pueden hacer mucho sin el sostén logístico que implican los transportes o las aeronaves de reconocimiento o los cisternas. Sobre la flota de Mirage poco hay que decir, ya que aquí se habló hasta el cansancio de la situación de ése sistema.
Duele y mucho, ya que lo más importante de la FAA es su gente que ya ha perdido la motivación de ésa vocación que los llevó a ingresar la institución, y cuando la gente comienza a bajar los brazos, la situación es irremediable e irrecuperable.
Spirit666
Repuestas puede haber muchas pero no hay signos ni indicios de recuperación, por cuanto todos son “parches” sobre “parches” que en definitiva dilatan en el tiempo los reemplazos requeridos y acrecientan una real pérdida de capacidades y del consecuente parque aéreo. Hoy hay muy pocos “puntos fuertes” o áreas en donde la FAA puede capear éste temporal. Creo que en materia de entrenamiento es donde la situación está medianamente normal y sin mayores problemas, pero los huecos a cubrir son muchos: transporte, cazas y helicópteros.
La pregunta es hasta cuando la institución puede aguantar estructuralmente tantas falencias.
No hay capacidad de transporte estratégico, mediano o ligero, ni capacidad nocturna ni hablar de capacidad de reconocimiento electrónico, fotográfico o de la anhelada capacidad de combate más allá del alcance visual (BVR) o algún misil “medianamente” guiado para el combate aire-suelo o medios C3I (comando, comunicación, control e inteligencia).
Sin éstos ítems, nuestra FAA no alcanza a calificar como “fuerza aérea” por cuanto no reúne los elementos mínimos necesarios para cumplir la función para la cual fue creada, ya que su capacidad tecnológica tiene como mínimo 20 años de antigüedad.
Entonces, responder hacia dónde va la FAA es simple: se encamina hacia su extinción como fuerza aérea y cada vez más da muestras de irse transformando o mutando hacia un servicio aéreo.
Considerando los niveles de asignaciones presupuestarias para adquisiciones, queda claro que ni en sueños podemos imaginar algo que reemplace a los deltas, los Boeing 707ó los F-27. Las chanchas seguirán soportando “lavados de cara” hasta que su cajón central alar diga basta. Ese será en momento donde la FAA como tal dejará de existir. Que vuelen los Pucará o los A-4AR poco puede contribuir a revertir la situación, ya que ambos modelos por sí solos no pueden hacer mucho sin el sostén logístico que implican los transportes o las aeronaves de reconocimiento o los cisternas. Sobre la flota de Mirage poco hay que decir, ya que aquí se habló hasta el cansancio de la situación de ése sistema.
Duele y mucho, ya que lo más importante de la FAA es su gente que ya ha perdido la motivación de ésa vocación que los llevó a ingresar la institución, y cuando la gente comienza a bajar los brazos, la situación es irremediable e irrecuperable.
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