Conflicto en Sudan del Sur

Barbanegra

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La paz imposible de Sudán del Sur
"Si no hay un acuerdo entre ambos bandos del conflicto de Sudán de Sur antes del 17 de agosto, habrá consecuencias", advirtió Barack Obama. Su frase no fue baladí y su público, reunido en la sala Nelson Mandela, el epicentro de la sede de la Unión Africana (UA) la aplaudió el pasado 28 de julio en Adis Abeba, la capital de Etiopía.

El eco de ese diecisiete de agosto ha estado latente desde entonces, y los días se han ido consumiendo como en un calendario de adviento. Ni siquiera la amenaza de sanciones por parte del Premio Nobel de la Paz ha supuesto una cercanía o pacto entre los promotores de la crisis: el presidente, Salva Kiir, y el ex vicepresidente, Riek Machar Teny. Las divergencias entre los rebeldes son cada vez más latentes y hay quienes no aceptan una nueva unión con el presidente Kiir. Por otro lado, hace unos días ambos bandos se reunieron durante más de dos días a puerta cerrada en Adis Abeba para alcanzar puntos en común: en lo único en que estuvieron de acuerdo, es que estaban en desacuerdo.

Por otro lado, un analista de la Autoridad Intergubernamental de Desarrollo (IGAD) -el organismo regional destinado a la mediación- se muestra receloso aún si las partes llegan a firmar un acuerdo el lunes. "Esta es la parte fácil, lo difícil es que haya lealtad y compromiso de las partes una vez implementado el acuerdo", dijo Mehari Taddele Maru. El Mundo desgrana las cinco claves principales que hacen que la paz sea casi inalcanzable en el país más joven del mundo.
Guerras continuadas
A principios de julio Sudán del Sur celebraba con agonía sus cuatro años de independencia. Una celebración que en lugar de resultar motivo de alegría mantiene a sus ciudadanos bajo una continua desolación y sufrimiento. Se trata de un territorio perseguido por la palabra conflicto, primero por las dos guerras civiles que vivió cuando era parte de Sudán, y posteriormente con las divergencias entre Kiir y Machar. La población sursudanesa es mayoritariamente cristiana, lo que causó innumerables matanzas cuando estaban bajo el mandato de Sudán, donde impera una rígida versión del Islam.

Según las estimaciones de Naciones Unidas, las dos primeras guerras se saldaron con 2.500.000 muertos y 5.000.000 desplazados, y en los últimos 19 meses hay más de 50.000 víctimas y dos millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus casas. Con esas cifras, la organización estima que dos tercios de la población son dependientes de la ayuda internacional, mientras que un total de 10.500 cascos azules velan por la seguridad. Las dos guerras han dejado también numerosas armas que ahora están repartidas entre la población local.

Enemigos históricos
Más de cincuenta tribus conviven en un territorio que tiene más o menos la extensión de Francia. Esta población de 10 millones de habitantes se divide en una mayoría dinka (4 millones) y una perseguida minoría nuer (2 millones), mientras que el resto se reparte entre las distintas etnias. Esta mezcla no ha estado exenta de conflicto, y los dinka y los nuer permanecen históricamente enfrentados. Cuando se firmó la independencia, el hecho de que el presidente fuera dinka y el vicepresidente nuer era, por un lado, una demostración de la unión de los pueblos frente al enemigo común, y por el otro, una olla a presión que podía estallar en cualquier momento. Y lo hizo en 2013, con dos años de estrenada independencia.

La crisis comenzó después de que Kiir destituyera a los oficiales de nuer del gobierno, incluido el vicepresidente. Machar y sus seguidores intentaron dar un golpe de estado, y acusaron al presidente de estar llevando al país hacia una dictadura. Las diferencias y odios entre unos y otros son tan ancestrales, que parece harto complicado el que alguna de las partes esté dispuesta a dar su brazo a torcer.
Mediadores ineficaces
Si bien el diálogo entre Kiir y Machar es improductivo, tampoco las mediaciones internacionales están llegando a buen puerto. Es más, un portavoz estadounidense dijo a propósito de la reciente visita de Obama en África, que hay indicios de que el gobierno de Sudán está enviando armas a los rebeldes liderados por Machar, mientras que Uganda está prestando sus apoyos a las fuerzas gubernamentales.

Hasta ahora, las mediaciones se han llevado a cabo con cinco representantes de la Unión Africana (UA) -Sudáfrica, Chad, Nigeria, Argelia y Ruanda- y seis del IGAD -Djibouti, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Uganda. Sin embargo, las organizaciones de derechos humanos han solicitado la colaboración de Naciones Unidas (ONU) y la UA para mediar por el cese de la violencia además de iniciar las investigaciones que determinen quiénes son los responsables de estas atrocidades.

Estados Unidos se ha mostrado desde un principio en pos de la causa de la independencia y libertad de Sudán del Sur, ya que observaron el conflicto desde el lago ideológico y apoyaron a los cristianos, a quiénes consideraron víctimas de los ataques sudaneses.

Control del crudo
Las primeras jornadas de independencia eran puro optimismo. El reparto de tierras tras su escisión de Sudán otorgaba al joven estado el 75% de las reservas de crudo, algo que no contentó demasiado al gobierno de Omar al Bashir. Sin embargo, las empresas destinadas a refinar el crudo están asentadas en Sudán, con lo que el oro negro ha de viajar por los oleoductos de Sudán para llegar al Mar Rojo y sus destinatarios finales. Como castigo, Sudán aumentó de manera radical las tasas en transporte, dificultando al sur la venta de petróleo al exterior.

El país es uno de los principales estados petroleros del continente y se esperaba que su crecimiento tras la independencia fuera de un 35% en los primeros años, gracias a la llegada de compañías extranjeras. La situación actualmente es completamente contraria y el estado está al borde del colapso económico, ya que las exportaciones han caído un 50% así como el precio del crudo, siendo China el principal afectado debido a su presencia e inversión en el área. Actualmente los rebeldes controlan las zonas norteñas de Unity y Malakal desde finales de 2013.
Desprecio a la población
Para Human Rights Watch (HRW), el conflicto y los ataques a la población alcanzan los crímenes de guerra y los asesinatos y violaciones pueden constituir crímenes contra la humanidad. Ambos bandos matan con total impunidad y se ceban con la población local. Los supervivientes de los ataques acusan directamente al gobierno y a las milicias aliadas de llevar a cabo una campaña en contra de la población local, que ha causado multitud de saqueos, destrucción, muertes y ha desplazado a más de 100.000 personas de sus casas.

"La ofensiva devastadora es lo último que estamos viendo en un conflicto caracterizado por tener un sorprendente desprecio hacia la población civil", ha dicho el director de HRW en África, Daniel Bekele. Según las evidencias de HRW, las víctimas fueron ahorcadas, fusiladas o quemadas vivas, incluyendo también a niños y ancianos se encuentran entre ellas. Además, quienes sufren la peor parte de esta brutal ofensiva siguen siendo las mujeres y las niñas, puesto que son violadas, secuestradas, golpeadas y obligadas a trabajos forzosos por parte de los combatientes.

http://www.elmundo.es/internacional/2015/08/17/55d09ceeca4741fe4f8b4573.html
 

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Paz con reticencias en Sudán del Sur
El tira y afloja del presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, con el ala rebelde liderada por el ex presidente Reik Machar, parece el romance del Perro del Hortelano trasladado a la esfera política. Un ni contigo ni sin ti protagonizado por sus hasta ahora irreconciliables partes implicadas.

Naciones Unidas ha sido contundente con el país durante los últimos meses. Si bien ha evitado su implicación directa y ha preferido delegar en actores regionales el diálogo por la paz, no ha dudado en amenazar al estado más joven del mundo: "Actuaremos de inmediato si el presidente Salva Kiir no firma el acuerdo mañana", dijo ayer el embajador de Nigeria, Joy Ogwu, quien preside el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas este mes. El "actuar de inmediato" llevaba implícito el embargo de armas y las sanciones selectivas para Sudán del Sur.

La firma es sólo el comienzo
Diez días después de que Machar sellara con tinta su compromiso, Kiir ha hecho lo propio hoy en Juba, la capital de Sudán del Sur, en compañía de los líderes de Kenia, Uganda, Sudán y Etiopía, y en ausencia de su archienemigo, por razones "de seguridad". Los puntos sobre los que han acordado unificar sus posturas son: la desmilitarización paulatina, comenzando por Juba en un plazo de 90 días, algo que no contenta a ninguna de las partes, ya que el control militar del país quedaría en manos de la Unión Africana (UA) y de la ONU; el reparto del poder ha sido uno punto de discordia, según el nuevo acuerdo, el gobierno central mantendría una presencia del 53% de la representación, mientras un 33% sería otorgado a los rebeldes y el 7% restante correspondería a otros partidos políticos.

Algo que altera a las organizaciones internacionales es que el último borrador no contempla la creación de un tribunal para procesar los crímenes de guerra cometidos durante los últimos 18 meses sobre la población local.

Para los analistas de Naciones Unidas, la firma del tratado de paz era la parte menos difícil, el verdadero reto es el mantener las palabras y dar paso efectivo a esa paz. La enviada especial de la ONU para Sudán del Sur, Ellen Margrethe Loe, dijo al Consejo que "hay muchos obstáculos por delante. La paz, la estabilidad y la prosperidad no vendrán a Sudán del Sur durante la noche".

Hasta ahora todos se preguntaban por qué Salva Kiir no firmó el 17 de agosto, si bien un portavoz del gobierno aseguró el compromiso por parte del gobierno. Kiir, que se encontraba entre la espada y la pared, puso la excusa de que el ejecutivo necesitaba más tiempo para estudiar el texto de paz, mientras evitaba el embargo de armas.

Armamento chino
Según Al Jazeera, Rusia y China, además de algunos países africanos, han expresado sus reservas sobre el texto rubricado, así como de imponer sanciones al país. Mientras el representante nigeriano en el Consejo respalda el embargo de armas propuesto por la ONU, la misma organización ha publicado un informe en el que detallan la venta de armas en 2014 por parte de un proveedor chino durante el año pasado por valor de más de 20 millones de dólares.

En concreto, la empresa citada en el documento hecho público ayer ha sido China North Industries Corporation (abreviado como Norinco), que supuestamente habría vendido 100 misiles guiado antitanques, 2.400 lanzagranadas, 1.200 misiles, 10.000 rifles automáticos y 24 millones de cartuchos de diversos tipos de munición. Por otro lado, el informe señala que los militares del país han conseguido cuatro helicópteros repentinamente, pues antes del conflicto no tenían ninguno.

Mientras tanto, organizaciones de ayuda y el propio Secretario General Adjunto de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Stephen O'Brien, han advertido de las atrocidades que ambos bandos están cometiendo sobre la población. Personas quemadas en sus casas, secuestros, saqueos, asesinatos desenfrenados y violación de mujeres y niñas como arma de guerra y castigo entre las dos etnias enfrentadas: los dinka y los nuer.

"Estoy muy preocupado por las atrocidades que se siguen reportando. El nivel de crueldad que ha caracterizado a los ataques contra la población civil sugiere un odio profundo que va más allá de las diferencias políticas", dijo después de la misión de observación local. Por otro lado, O'Brien expresó su preocupación por la seguridad de los trabajadores humanitarios alegando que, al menos 29 han sido asesinados desde el inicio del conflicto, -ayer perdían la vida dos miembros del equipo de Médicos Sin Fronteras en el norte de Sudán del Sur-, y otros muchos han sido heridos o secuestrados.

Tras su independencia de Sudán el 9 de julio de 2011, Sudán del Sur no consiguió establecerse como el estado idealista con el que la población había soñado. Las diferencias étnicas entre el presidente Kiir -de etnia dinka- y el entonces vicepresidente y ahora líder rebelde Machar -nuer-, sumieron al país en una guerra civil en diciembre de 2013. Desde entonces, más de 50.000 personas han perdido la vida y más de dos millones han tenido que abandonar sus casas en busca de refugio internacional.

http://www.elmundo.es/internacional/2015/08/26/55ddcfb422601d59288b4588.html
 

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Sudán del Sur, al borde de una hambruna catastrófica
La ONU ha advertido hoy de que casi cuatro millones de personas están amenazadas por la hambruna en Sudán del Sur y de que 30.000 podrían morir de inanición, debido a la situación en algunas partes del país donde, asegura, podría desencadenarse una catástrofe.

"El hambre extrema está empujando al pueblo al borde de una catástrofe en partes de Sudan del Sur" aseguraron tres agencias de la ONU en un comunicado en el que indicaron que 3.900.000 sursudaneses se enfrentan a una "inseguridad alimentaria severa".

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el fondo de la ONU para los niños (Unicef) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han insistido en que "al menos 30.000 personas están viviendo en condiciones extremas y se enfrentan a la inanición y la muerte" en el Estado de Unidad (norte).

Las tres agencias pidieron al Gobierno y a los rebeldes, que se enfrentan desde hace dos años, que garanticen "urgentemente y sin restricciones" el acceso a esta región sursudanesa para intentar paliar esta situación. Sostienen que por primera vez en dos años, desde que estalló la guerra civil en el país, una región del país alcanza este nivel de degradación.

Según el índice "Clasificación Integrada de las Fases de Seguridad Alimentaria", que mide los distintos grados y riegos de hambruna, parte de la población se encuentra en la fase más grave, la cinco, calificada de "catástrofe".

Para el director del PMA en el Sur de Sudán, Joyce Luma, la deteriorada situación en el sur del Estado de Unidad, "donde la gente está a punto de una catástrofe, puede evitarse".

El Gobierno y los rebeldes sursudaneses alcanzaron en agosto un frágil acuerdo de paz, después de casi dos años de un conflicto que estalló en diciembre de 2013 tras las acusaciones del presidente Slava Kiir (de etnia "dinka") contra el vicepresidente Riek Machar (de la etnia rival "nuer") de haber orquestado un golpe de Estado.

http://www.lavanguardia.com/internacional/20151022/54438295627/sudan-del-sur-hambruna.html
 

Barbanegra

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Canibalismo de guerra en Sudán del Sur
Sudán del Sur no descansa. El pasado mes de agosto, las partes implicadas en el conflicto -el presidente Salva Kiir y el líder rebelde Riek Machar- llegaron a un pacto mediante el cual se comprometían a enterrar el hacha de guerra y a trazar las vías que sellasen la paz en el país. Días después, como ya ha ocurrido con otras treguas frustradas, volvían los recelos entre ambos. Aunque no ha sido proclamado oficialmente -para no recibir el castigo deNaciones Unidas-, la paz convenida se ha convertido en un documento de usar y tirar. Las mayores vejaciones seguían cometiéndose contra la población civil, hastiada de tanta guerra y sin poder confiar en ninguno de los dos bandos. Ahora, después veintidós meses de guerra, el horror ha alcanzado un nuevo nivel.

Una reciente investigación llevada a cabo por la Unión Africana (UA) ha puesto de manifiesto la magnitud real de todas las atrocidades que se cometen en el país. Las mujeres siguen siendo el colectivo más vulnerable y afectado por los múltiples casos de violencia sexual y agresiones cometidos por ambas partes. Además, torturas, mutilaciones y hasta casos de canibalismo forzado han sido reportados por la organización. "Hay una extrema crueldad ejercida a través de la mutilación de los cuerpos, la quema de los cuerpos, el drenaje de la sangre humana de las personas que acababan de ser asesinadas y hasta se ha obligado a algunas personas a beber la sangre o comer carne humana quemada perteneciente a su propia etnia", apuntan.

Comienzo cuestionable
El documento también cuestiona el origen del conflicto, hasta ahora dilucidado en el intento de golpe de estado del ex vicepresidente y líder de los rebeldes Riek Machar en diciembre del año 2013. Los investigadores de la UA, liderados por el ex presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, apuntan a que el verdadero germen del conflicto se inició tras una reyerta entre los miembros de la guardia presidencial en Juba, la capital de Sudán del Sur, que fueron proseguidas de la orden dellevar a cabo matanzas de civiles y soldados de etnia nuer. Cientos de hombres nuer fueron detenidos y fusilados en Juba en cuestión de semanas a causa de esta orden.

Cuando se conformó el país en el año 2011, se trató de dar solución a las múltiples guerras civiles haciendo un gobierno de coalición en el que las dos etnias principales estuvieran representadas: el presidente Kiir, de etnia dinka, y el vicepresidente Machar,de etnia nuer. El informe concluye que con toda esta información, se desmonta la teoría del golpe de estado. "Hemos llegado a la conclusión de que la lucha inicial dentro de la guardia presidencial surgió del desacuerdo y la confusión sobre el presunto fin de desarmar a los miembros nuer. La comisión toma nota además, de que también hay sugerencias de un motín dentro de la guardia presidencial, y que la violencia que siguió se convirtió en una espiral fuera de control".

La inestabilidad en el país a consecuencia de esa fricción trajo consigo el exilio masivo (se calcula que más de dos millones de personas han abandonado sus casas) y las migraciones internas en busca de asilo internacional. Pueblos saqueados y destruidos, lugares de culto y hospitales atacados y fosas comunes en Juba, Bor y Malakal son algunas de las pruebas que presentan los investigadores de la UA. Los muertos a las espaldas de ambos bandos se cuentan por decenas de miles y, aunque el informe resalta que hay "motivos razonables para creer que ambas partes han cometido delitos y violado sistemáticamente los derechos humanos" y a pesar del "aparente carácter étnico del conflicto" no hay razón para hablar de "genocidio".

Otro factor de riesgo es la incipiente hambruna que agrava la situación de la población civil. Tres agencias de Naciones Unidas advirtieron la semana pasada de que los últimos meses del año serán muy difíciles para la población local si no se incrementa el envío de ayuda internacional. Sin embargo, el trabajo en la zona a causa de la inestabilidad dificulta la labor de las organizaciones humanitarias.

http://www.elmundo.es/internacional/2015/10/28/5631047922601dd4418b45a6.html
 

Barbanegra

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Sudán del Sur fracasa en su compromiso de forma Gobierno
No resulta una sorpresa leer que el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, y su ex presidente y ahora líder rebelde, Riek Machar, han sido incapaces de conseguir un diálogo que facilitase la paz en su hastiado país. Tan sólo hay que tirar de hemeroteca y ver la ineficacia hecha realidad.

Compromisos de paz rotos horas después de firmarse avalan una de las peores gestiones políticas de pactos jamás conocida. De hecho, tampoco habría sido una noticia fiable el que sí se hubiera producido un acuerdo firmado a sangre por estos dos enemigos condenados a entenderse.

Los capítulos de la historia del país no hacen más que repetirse. Y mientras ambos líderes alardean de su poder y se encaran para ver quién resulta vencedor y quién vencido en este interminable pulso de tercos, se exterminan aldeas enteras. Las dos etnias dominantes en el país, los dinka y los nuer, son masacradas a diario en uno de los peores lugares del mundo para un niño, donde las cifras de violaciones a mujeres, reclutamiento de niños soldado (entre 13.000 y 15.000 según Unicef) y hasta denuncias de canibalismo ensucian las manos de ambos bandos.

Durante los primeros seis meses de 2015, Kiir y Machar recibieron múltiples advertencias de Naciones Unidas y Estados Unidos sobre la aplicación de sanciones internacionales en el país si no se llegaba a un acuerdo de alto al fuego y de formación de un Gobierno capaz de gestionar el territorio. Tiras y aflojas y una continua retahíla de excusas finalizaron con la firma de una paz sobre el papel, pero no en la práctica.

Este viernes, 22 de enero, se cumplía el primer plazo para llevar a cabo la formación de un Gobierno de transición y su resolución acumula un nuevo fracaso. La delegación del ex presidente y ahora líder rebelde Machar decidió no reunirse con la delegación del actual mandatario en Juba, capital del devastado país, mostrando con ello su escasa predisposición al diálogo.

Sin embargo, el Gobierno de Kiir anunció que dividiría el país en 28 estados, 18 más de los que ahora tiene. La oposición ha tachado de "intolerable" esa medida y, según reporta Al Jazeera, el Gobierno local asegura que "llevará entre cuatro y ocho semanas" constituir una nueva constitución para seguir adelante con su nuevo mapa autonómico.

Sudán del Sur es uno de los países más ricos en reservas de petróleo en el África subsahariana, junto a Nigeria o Sudán. De hecho, la independencia que consiguió del país anteriormente citado en el año 2011 le costó caro. Varias empresas internacionales provenientes mayormente del mercado asiático, mostraron su entusiasmo por tener a un nuevo socio con el que poder comercializar el 'oro negro'.

Sin embargo, aunque Sudán del Sur tenía las reservas en el estado de Unity, al norte del país, las refinerías se encontraban en Sudán. Las tasas para refinar el crudo se dispararon en cuanto el país determinó su independencia empobreciendo al Estado. En diciembre de 2013, estalló la guerra civil con especial énfasis en Unity, de donde proceden la mayor parte de los cientos de miles de refugiados que han tenido que emigrar a países vecinos.

"No hay ninguna salida al conflicto, es un país en el que nunca hemos conocido la palabra paz", relataban refugiados sursudaneses a este diario el pasado mes de noviembre en el campo de refugiados de Kakuma, al norte de Kenia. Así lo reconocía también el ex director de la Misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur, Peter Schumann: "Ambas partes tienen diferentes agendas y no siguen sus acuerdos. No hay una solución pacífica porque ambas partes están tratando de controlar los recursos del territorio y del petróleo", recoge la BBC.

http://www.elmundo.es/internacional/2016/01/24/56a3b1d946163f89758b45c7.html
 

Barbanegra

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El Gobierno de Sudán del Sur vuelve a unir a sus máximos enemigos
El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, ha reinstituido en la Vicepresidencia del país a su histórico rival Riek Machar, después de más de dos años de conflicto armado.

El nombramiento había sido acordado en los tratados de paz de agosto pasado y está encaminado a poner fin a las matanzas perpetradas por el Gobierno y los grupos leales a Machar, quien ya ejerció como vicepresidente sursudanés hasta su caída en desgracia en julio de 2013.

Precisamente, el origen de la última crisis que ha sacudido el Estado más joven del mundo se remonta a finales de 2013, cuando el presidente Kiir, de la etnia dinka, acusó a Machar, de la etnia nuer, de planear la toma del poder por la fuerza, lo que degeneró en disturbios armados en amplias regiones del país.

En agosto pasado, es cierto, ambos rivales acordaban poner fin a las hostilidades. Aunque nada de esto se ha producido.

Según denunciaba un reciente informe de Naciones Unidas, el Gobierno y las fuerzas rebeldes de Sudán del Sur han perpetrado ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y violaciones en grupo.

«Muy pocos lugares en las zonas de conflicto han estado a salvo, ya que las partes han atacado intencionalmente refugios tradicionales, como lugares de culto, hospitales y, de vez en cuando, las bases de las Naciones Unidas», asegura el documento. «Estos ataques revelan un desprecio chocante por la vida, con un número cada vez mayor de grupos armados involucrados en la violencia», añade.

Es más, desde el proceso de paz, en las comarcas centrales y meridionales del estado de Unity, decenas de pueblos han sido arrasados, los cultivos de alimentos destruidos y el ganado saqueado, en una estrategia deliberada por el Gobierno y el Ejército para privar a los civiles de cualquier fuente de sustento y forzar su desplazamiento.

La guerra de Kiir y Machar
«Ésta es sola una lucha por el poder», recordaba recientemente a ABC el líder opositor Lam Akol, quien lamentaba que estas conversaciones de paz no fueran inclusivas con todos los grupos. «Kiir y Machar son culpables de la actual crisis, así como la vieja cúpula que se sublevó (…) Estamos en el filo (del abismo). Si esta guerra continúa por uno o dos años más, será un desastre», advertía el ahora líder de la oposición política.

La propuesta de los negociadores en agosto implicaba la creación de un Gobierno de unidad (donde Machar actuaría de vicepresidente) de 30 meses de duración. Concluido ese plazo, se celebrarían elecciones con la posibilidad de que ambos políticos presentaran su candidatura.

A pesar de las buenas intenciones de cara a la galería, en el documento de Naciones Unidas se narran al menos 280 casos de violencia sexual relacionada con el conflicto, incluyendo violación en grupo, esclavitud sexual y aborto forzado, así como un fuerte aumento en el reclutamiento de menores soldado, con un mínimo de 13.000 y 15.000 niños captados, principalmente, pero no de forma exclusiva, por las fuerzas de la oposición.

http://www.abc.es/internacional/abc...ir-maximos-enemigos-201602130222_noticia.html
 

Barbanegra

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Violar mujeres, el salario de un miliciano de Sudán del Sur
La primera víctima de la mayoría de las guerras es la verdad. En Sudán del Sur, es la indiferencia. Desde 2013 este conflicto avanza casi en silencio para el mundo, mientras que en su interior se cometen incontables atrocidades con total impunidad. Se conocen con goteo y sin documentación fiable, debido a su subdesarrollo endémico y la dificultad para acceder a determinadas áreas sitiadas. Pero cuando la información emerge al fin, es criminalmente reveladora. Y tiene un nombre: "Limpieza étnica".

Las mujeres del este del Congo llevan décadas sufriendo la violación como arma de guerra. En el norte de Nigeria Boko Haram usa la violación religiosa como fábrica de nuevos yihadistas. Ahora, Naciones Unidas ha documentado con detalle otra versión de este crimen: la violación como salario en Sudán del Sur. Son más de 1.300 violaciones de mujeres y niñas en el disputado estado de Unity, que chapotea sobre enormes bolsas de petróleo. Los autores de estos crímenes son milicianos enrolados no sólo con los rebeldes, sino con el propio gobierno de Sudán del Sur.

La guerra civil en el país más joven del mundo (nacido en 2011 de la independencia con su vecino del norte) está provocando un inmenso catálogo de ataques contra una población civil que ya arrastraba un enorme subdesarrollo de comenzar el conflicto. Desde la quema de personas vivas, incluyendo niños, asaltos sexuales en grupo, canibalismo tribal o el uso de contenedores metálicos para asfixiar a los prisioneros y matanzas masivas en los conocidos como campos de la muerte de Sudán del Sur, lugares llenos de cráneos y esqueletos, en mitad de ninguna parte, rodeados de buitres y hienas, a imagen y semejanza de los usados por los Jemeres Rojos. Uno de ellos fue localizado por The New York Times cerca de la aldea de Leer, un bastión de los rebeldes.

¿La magnitud? Nadie la sabe. No hay una contabilidad fiable de los muertos. En los primeros meses de 2013, Naciones Unidas habló de 10.000 muertos. Después, el International Crisis Group lo elevó a 50.000. Ahora, este nuevo informe habla de "cientos de miles", aunque sigue sin dar una cifra aproximada. Para hacerse una idea de la catástrofe en un país de 12 millones de habitantes, en Siria han muerto más de 366.000 personas según el Observatorio Sirio de Derechos Huamnos. Pero no hay nadie que cuente a los fallecidos en Sudán del Sur. No es casual: en las zonas en guerra han muerto 30 trabajadores humanitarios, mientras que varias organizaciones han tenido que evacuar sus hospitales por ataques contra los médicos y los pacientes.

El estado ha dejado de existir en gran parte del país, salvo para las ejecuciones. No existe un ministerio de Sanidad, de Educación o de Industria, pero los grupos armados se mueven con facilidad en un terreno sin infraestructuras básicas. En Sudán del Sur sólo hay unos 50 kilómetros de carretera asfaltada.

Más de 2,3 millones de personas ha huido de sus hogares, aunque no hay sitios seguros donde esconderse. El campo de desplazados de Malakal, con 45.000 almas malviviendo en su interior, y protegido por un grupo de cascos azules, fue asaltado y quemado hace dos semanas por unos 50 soldados del ejército de Sudán del Sur, que entraron corriendo y a tiros por la conocida como "Avenida de la Miseria", el pequeño mercado del campo, donde se vende nada y se compra aún menos.

No son las balas, en cualquier caso, los principales objetos de muerte. En Sudán del Sur se mata a la gente con el hambre desde los años 90. Cuatro de sus 12 millones de personas sufrirán malnutrición, según el Programa Mundial de Alimentos, que está lanzando sacos de comida en las zonas a las que es imposible acceder por carretera.

No hay nada sagrado en Sudán del Sur, salvo los rebaños de vacas, el bien más preciado de los pastores Nuer y Dinka, las etnias mayoritarias y rivales en disputa. La guerra es entre ellos y sus dos líderes, el presidente Salva Kiir y su vicepresidente Riek Machar, políticos y señores de la guerra.

El panorama recuerda al terrorífico conflicto del vecino Darfur, donde milicias enviadas por el gobierno de Sudán, como los janjaweed, arrasaban aldeas rebeldes con la firme intención de vaciar enormes áreas de terreno y dejar morir de hambre a los que huían, el arma de destrucción masiva más usada en estos conflictos.

http://www.elmundo.es/internacional/2016/03/11/56e2aa0fca474187588b458b.html
 

Barbanegra

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El líder rebelde Riek Machar regresa a Sudán del Sur por primera vez en más de dos años
El líder rebelde de Sudán del Sur, Riek Machar, ha regresado este martes al país por primera vez en más de dos años, en el marco de un acuerdo de paz firmado en agosto de 2015 que le restituye en el cargo de vicepresidente.

El portavoz de Machar ha indicado, en declaraciones concedidas a la cadena de televisión británica BBC, que en estos momentos se encuentra en una base militar rebelde en la localidad de Pagak, situada en el este del país.

Está previsto que Machar llegue la semana que viene a la capital, Yuba, para reiniciar sus funciones como vicepresidente del país. Su 'número dos', Alfred Ladu Gore, ha llegado este mismo martes a la capital, tal y como ha recogido la emisora local Eye Radio.

El presidente del país, Salva Kiir, cesó a Machar como vicepresidente en 2013 y, a finales de ese año, se desató una guerra entre militares leales a ambos dirigentes que terminó por reabrir un enfrentamiento étnico. Miles de personas perdieron la vida y 2,3 millones tuvieron que abandonar sus hogares.

Después de meses de infructuosas negociaciones y fallidas treguas, finalmente las partes alcanzaron en enero un acuerdo de paz por virtud del cual Kiir y Machar se comprometieron a formar un gobierno de unidad nacional.

http://noticias.lainformacion.com/politica/defensa/Riek-Machar-Sudan-Sur-primera_0_907409302.html
 

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El hambre, arma de destrucción masiva en Sudán del Sur

Makuschi, con su hijo Ayag, en el centro de desnutridos de IMC y Unicef en Juba (Sudán del Sur). / ALBERTO ROJAS

Los señores de la guerra cierran carreteras y campos de desplazados para provocar muertes en las etnias rivales por desabastecimiento de comida
Un tercio de la población verá su vida amenazada durante este 2016 por la falta de alimentos básicos, un instrumento de limpieza étnica

La guerra es un vampiro que necesita sangre. La sangre de Ayag, por ejemplo, drenada al límite de la vida, le da sólo para abrir los ojos en un esfuerzo extremo para mirar al hombre blanco que le fotografía. Su madre lo ha traído al centro de desnutridos de Unicef, el único lugar silencioso del campo.
Hasta este tipo de lugares, repartidos por todo el país, llegan los niños en las peores condiciones, los que ya no tienen fuerzas para llorar. Con temperaturas de horno, sólo se escuchan las aspas de los ventiladores y el zumbido de las moscas bien cebadas. "Si el niño no responde en tres o cuatro días de tratamiento con la leche enriquecida, vete preparando el agujero en la tierra", dice el doctor. Su madre, Makuschi, sostiene con cuidado el cuerpo de su hijo, cuyas costillas parecen el frágil esqueleto de un barco de madera.
- Makuschi, ¿No tienes comida o no tienes dinero para comprarla?
- No tengo ninguna de las dos cosas.
Cada respuesta convierte en absurda la pregunta anterior.
- Si pudieras elegir qué comer, ¿qué alimento preferirías?
Makuschi mira al traductor y al resto de madres en la estancia con cara de no entender nada. Éste repite la pregunta. Qué prefieres comer.
- Sorgo. Quiero sorgo.
- El sorgo es lo que comes a diario.
- No, el sorgo es lo que comía. Ahora ya no tenemos nada.
- Makuschi, ¿cuántas veces comes al día?
- Si tengo comida, podré comer. Si no, no como.
Sólo funcionan un tercio de los colegios en todo el país y la mayoría lo hace por impulso de Unicef. En muchos de ellos las clases no se prolongan más de dos horas porque los niños están demasiado débiles para atender durante más tiempo. Además, se le da a cada alumno un vaso de leche para que pueda alimentarse al menos una vez al día. Poblaciones enteras comen hojas de los árboles hervidas, insectos o bayas silvestres para poder sobrevivir.
El hambre no es inocente. En Sudán del Sur es una decisión política. Hay dirigentes que invierten todo su tiempo y su talento en crear un sistema para que toda su población coma. Otros se esfuerzan en lo contrario. Y hay algo que mata más que las balas: es la hambruna inducida como arma de guerra.
Desde la sangrienta guerra contra el vecino del norte en los años 90, los señores de la guerra saben cómo administrarla con éxito. Cerrando las carreteras al comercio para generar desabastecimiento y atacando los convoyes humanitarios y hospitales, para provocar la evacuación de las ONG. Si la gente huye de la guerra y no planta sus semillas, entonces consiguen lo que quieren, que las etnias rivales se mueran de hambre. En un país con 30 kilómetros de asfalto, con grandes áreas aisladas junto al Nilo, sólo los helicópteros del Programa Mundial de Alimentos son capaces de llevar comida. Un tercio de sus 12 millones de habitantes está en riesgo de sufrir malnutrición severa.
A un nivel más pequeño, estas prácticas se dan entre las etnias hasta dentro de las bases de la ONU, donde decenas de miles de personas se han refugiado para no ser asesinadas por el enemigo. En el Centro de Protección de Civiles de Malakal los jóvenes Shilluk montaron guardia durante varios días a las puertas de la zona en la que se alojaban los civiles Nuer. Cada cesto de comida era revisado y requisado ante los ojos incrédulos de los policías militares. "Querían matarnos de hambre", dice Jonathan Bol, uno de los líderes comunitarios del campo. Durante días los Nuer dejaron de probar bocado. Así es como se mata cuando las balas no alcanzan.
El gobierno hace lo mismo con enormes zonas controladas por los rebeldes. En Wau Shilluk, una aldea a orillas del Nilo, los militares tienen orden de disparar a todo el que suba a una embarcación para comerciar o pescar, el sustento de este pueblo. "Esto acabará con nuestra existencia", se queja uno de los pescadores en la orilla opuesta a Malakal.
En realidad sí hay comida para el pequeño Ayag y para su madre Makuschi. "Los alimentos llegan a diario por carretera, desde Kenia, en un convoy de varios camiones", cuenta una fuente de Naciones Unidas. "A su paso por la primera aldea de Sudán del Sur, un señor de la guerra se cobra un tributo y suele vaciar un camión. En la siguiente, otro comandante hace lo mismo. Y así, en varios 'checkpoints' hasta la capital. Cuando la mercancía llega, apenas contiene unas cuantas toneladas". La peligrosidad y la falta de gasolina elevan su coste. Lo que queda sólo pueden pagarlo los hoteles donde residen los extranjeros, donde un sandwich o un simple un plato de arroz alcanza precios de los campos Elíseos de París.
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Nos han violado a todas"
  • Las madres sursudanesas, asaltadas, golpeadas y humilladas, ponen rostro a una limpieza étnica de proporciones desconocidas
  • Visitamos una base de Cascos Azules donde 52.000 personas buscan cobijo de las balas junto a la destruida Malakal

Sunday, una madre Nuer, en el interior del container en el que vive con sus dos hijos dentro del centro de protección de civiles de Malakal (Sudán del Sur).ALBERTO ROJAS
Sunday siempre se viste de domingo. No sólo porque sea una mujer orgullosa, sino porque huyó de las balas con ese vestido, el de ir a la iglesia, el único que le queda. "No puedo comprar ropa porque el mercado está en el pueblo. Nuestro dinero no vale nada. Y si vamos allí nos violarán".
- ¿Entonces no podéis salir de esta base de Naciones Unidas?
- Sólo salimos a por leña para cocinar. Dentro de la base no hay. Ellos nos están esperando fuera.
- ¿Es peligroso para vosotras?
- Por supuesto. Nos golpean, nos humillan, nos detienen durante días para divertirse con nosotras. A algunas las han matado. Ninguna mujer te lo va a contar, pero ahí fuera nos han violado a todas.
Cuando Sunday, madre de dos niños, pronuncia la palabra "ellos", se refiere a los soldados del gobierno sursudanés. Cuando dice "ahí fuera" se refiere al perímetro de la base militar que la ONU tiene a unos kilómetros de Malakal, el corazón sangrante de Sudán del Sur. A este lugar, lleno de contenedores metálicos llamado hoy Centro de Protección de Civiles, llegaron hace dos años 52.000 personas procedentes de la ciudad, corriendo por la carretera con su miedo como única posesión. Se refugiaron aquí y aquí siguen, hacinados, sobreviviendo en pésimas condiciones y esperando a que se apague ese odio primitivo entre las principales etnias del país. El 77% de ellos han perdido algún familiar en alguna de las batallas por reconquistar la ciudad.

Centro de protección de civiles en la base militar de Naciones Unidas de Malakal (Sudán del Sur).ALBERTO ROJAS
El 11 de marzo la ONU publicó un informe en el que aseguraba que los soldados del Gobierno "obligaban a la gente a practicar el canibalismo" y que tenían permiso "para violar mujeres y saquear como parte de su salario". Sobre el terreno, ese 'salario' tiene muchos nombres. Uno de ellos es Martha, una princesa Nuer de 1,80 metros que explica cómo funciona ese pago en especie: "Están en las charcas donde tenemos que ir a lavarnos. O en los lugares donde vamos a por leña. Suelen ir muy borrachos. Buscan a mujeres solas o en pequeños grupos. Por eso procuramos ir juntas. Saben que nuestros hombres no están aquí y nos violan para destruirnos, como botín de guerra. No buscan placer sexual. A veces usan palos".
- ¿A ti también te han violado? (Antes de contestar, mira alrededor al resto de mujeres que observan la conversación en silencio).
- Es algo que no puedo decir. Aquí a las violadas se las estigmatiza por hablar de ello. Pero es algo general.
A varios contenedores de allí malvive Julia, de etnia Shilluk, y sus cuatro hijos. Habla del terror que le produce salir de la base y de la dificultad enorme de dar de comer a sus cuatro hijos. "No es sitio para ser madre, pero es el único en el que podemos estar". Su hijo Lidal, el más pequeño, nació en la base nace dos años y en la base morirá si no se recupera de la desnutrición severa que padece, otra de las armas con las que unos y otros se matan en Sudán del Sur.

Julia y sus cuatro hijos, en el área que ocupan en el centro de protección de civiles. Su hijo pequeño, Lidal, tiene malnutrición severa.ALBERTO ROJAS
Rebecca, de 24 años, ataviada con las marcas faciales de su etnia en la frente, muestra sus enseres domésticos carbonizados por el fuego. "Hemos perdido lo poco que teníamos y hasta la salud. Ya no tengo la menstruación. No podemos ser madres en un lugar así".
Hace cinco años, el país más joven del mundo votó unido para conseguir su independencia de su vecino del norte. Vino George Clooney para hacerse fotos y limpiaron las calles. Hoy toda esa esperanza ya no existe. Los viejos señores de la guerra (el presidente Salva Kir, de etnia Dinka, y su vicepresidente Riek Machar, de procedencia Nuer) siguen dándose apretones de manos y llamándose uno al otro "hermano", pero ya nadie les cree. En un ciclo autodestructivo por el poder, por la posesión de los rebaños de vacas o por el dinero del petróleo, violan en pocas horas cada acuerdo que paz que firman. Lo único seguro en Sudán del Sur es la venganza.

Un grupo de niños, en la parte de la base que fue quemada durante el ataque del 17 de febrero de 2016.ALBERTO ROJAS
El problema para todas estas madres que viven en este Centro de Protección de Civiles es que ni siquiera dentro de la base están a salvo. El 17 de febrero, entre 100 y 50 soldados uniformados del Gobierno, todos de etnia Dinka, entraron en este recinto militar, a plena luz del día, y abrieron fuego contra los civiles, mujeres, niños y ancianos en su mayoría de etnias minoritarias Nuer y Shilluk. Prendieron fuego al campo y saquearon las escuelas de Unicef y la clínica de International Medical Corps. No dejaron ni los marcos de las puertas. Los cascos azules intervinieron tres horas después. Durante el ataque hirieron de bala a más de 50 personas y mataron a 20, cuatro de ellas bebés. En el único dispensario que quedó en pie nacían al mismo tiempo otros cuatro niños.
Resulta difícil entender como en una base militar pueden colarse, para atacar a civiles, decenas de soldados Dinka armados desde el exterior, pero así sucedió. Para contribuir al desastre, los jóvenes del otro lado, los Nuer, sacaron varias armas ocultas y respondieron desde dentro. ¿Cómo pudieron introducir los kalashnikov dentro de la base? Nadie se lo explica, pero James Deng, uno de los líderes de la comunidad, hace un gesto con la barbilla señalando a varias mujeres con hatillos de leña sobre la cabeza entrando en la base, donde nadie distinguiría un arma.
Deng era secretario de Estado de Sanidad hasta que comenzó la guerra. Hoy es un desplazado más, cuya vida se desarrolla en una tienda de palos y plásticos de seis metros cuadrados. "Tengo tres esposas y 12 hijos. Es algo normal aquí. Tres de mis hijos están luchando con los rebeldes en el conflicto. Del pequeño hace mucho tiempo que no tengo noticias. No puedo decir que estoy feliz. Para el gobierno no valemos ni el precio de la bala que va a matarnos".

Soldado Nuer de la milicia rebelde, más conocido como 'Ejército Blanco'.ALBERTO ROJAS
Nadie sabe cuántos muertos está provocando esta guerra. El International Crisis Group afirma que nadie cuenta los cuerpos desde hace un año por falta de personal. Y ya iban por 50.000. Teniendo en cuenta que hay zonas sin acceso por carretera, las cifras que algunos trabajadores humanitarios manejan se acercan a los 300.000, números parecidos a los de Siria en un territorio con la mitad de población. Los cadáveres se abandonan allí donde caen, formando auténticos campos de la muerte. Un festín para las moscas.
Los desplazados de Malakal saben que no recibirán ni el 1% de la atención que han tenido los sirios o los iraquíes. A pesar de ello, aún comen gracias a que el Programa Mundial de Alimentos suministra sorgo a diario. Los niños irán a la escuela porque Unicef está reconstruyendo los colegios quemados. Y hay asistencia sanitaria gracias a MSF y IMC, que han montado dos clínicas más. Aunque este lugar sea un infierno, "los civiles no merecen ser abandonados a su suerte", dice Paulin Nkwosseu, jefe de programas de Unicef. "Políticamente este país es un desastre, pero la gente no tiene por qué sufrirlo". Hasta 15.000 menores han sido reclutados como niños soldado desde el comienzo del conflicto.
Al día siguiente su equipo visita el otro lado, lo que queda de la fantasmal ciudad de Malakal, controlada por las tropas Dinka. Toda la población ha sido destruida y saqueada durante las siete veces que ha cambiado de manos. Pero hay dos cosas que no se llevaron: la única cabina de teléfono del pueblo en un país sin línea telefónica (aunque la hubiera no funcionaría) y la mesa del dentista del único hospital de la ciudad.

El doctor del hospital de Malakal, apoyado por Unicef, atiende a un soldado con un coma etílico.ALBERTO ROJAS
Aquí el doctor Rachid atiende de 80 a 90 pacientes al día. En ese momento, el caso más grave es el de un soldado del gobierno que ha llegado con un coma etílico. "Cuando se les acaba el alcohol beben cualquier cosa", dice el médico. Cinco madres Dinka sostienen a niños con ojos desprovistos de vida por el hambre, exactamente igual que los hijos de sus enemigos en la base de Naciones Unidas. "Hay que actuar rápido para que no se mueran". En Sudán del Sur sólo engordan los buitres.
El ambiente en las calles es tenso y mortecino. Grupos de soldados en chancletas y camisetas de fútbol patrullan con desgana. Son las 10 de la mañana y el termómetro ya supera los 38 grados junto al Nilo. Uno de los pocos lugares habitados es la antigua escuela. Allí sobreviven varias familias Dinka que antes vivían en la base y que fueron expulsadas en febrero por los Nuer tras el ataque. Angelina ocupa una de las aulas. De nuevo, sólo se ven mujeres, niños.
- ¿Dónde están los hombres?
- Están haciendo la guerra.
- ¿Por qué os refugiáis aquí?
- Nuestra casa está destruida. No tenemos dónde ir. Si dejamos la ciudad los rebeldes nos violan.
- A las mujeres de la base también las violan si salen de allí.

El centro de protección de civiles de Naciones Unidas, al atardecer.ALBERTO ROJAS
- Yo no tengo problemas con ellas. Ojalá puedan volver pronto a la ciudad, pero los hombres Nuer y Shilluk se pusieron de acuerdo para atacarnos. Les tenemos pánico.
En Sudán del Sur "hay miles de niños y adolescentes reclutados por los ejércitos. Otros se separaron de sus padres en los combates y vagan solos en busca de su familia. En Malakal hay muchos que viven entre las ruinas", dice el responsable de Unicef en la ciudad.
Graze Anzoa tardó dos años en encontrar a sus hijos, a los que perdió de vista en un tiroteo y creía muertos. Cuando se reencontró con Rebecca y Abi, de cinco y seis años, no pudo parar de llorar en varios días. Hasta 2,3 millones de personas han huido del país por la guerra.
A pocos kilómetros de la base de la ONU se levanta la aldea de Kodok (Fachoda), donde convergieron, en 1898, dos expediciones militares: la del Imperio colonial francés, que buscaba comunicar sus posesiones desde Senegal hasta el índico, y la del imperio británico, que quería trazar una línea entre Sudáfrica y Egipto. Si no se produjo una guerra fue porque los galos quitaron su bandera en el último momento. Hay mucho de aquel conflicto a escuadra y cartabón en las guerras civiles de estos estados fallidos.
Hace cinco años, en pleno proceso de independencia de su vecino del norte, un militar mostró a este periodista el interior de tres contenedores metálicos con miles de armas junto al aeropuerto de la capital. "Esto lo vamos a fundir para hacer un monumento que simbolice la paz", dijo. Hoy, esos contenedores siguen ahí, pero en vez de armas dentro viven varias familias que piden limosna a los viajeros que llegan a la terminal.
Ni las armas están allí ni la estatua de la paz se construyó jamás.
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Sudán del Sur castigará a autores del ataque a sede de la ONU si hay pruebas
El Gobierno sursudanés aseguró hoy que castigará a cualquiera persona si hay pruebas que demuestren su implicación en el ataque que causó una treintena de fallecidos el pasado febrero en una sede de la ONU en la ciudad de Malakal.

"No hay nadie por encima de la ley, si hay pruebas castigaremos a las personas implicadas en dichos sucesos", subrayó en declaraciones a la prensa el ministro de Defensa sursudanés, Koul Manayang.

Sin embargo, indicó que no ha recibido notificación alguna de la ONU sobre los autores de la masacre o sobre la implicación del Ejército gubernamental.

El 17 y el 18 de febrero pasado se registraron enfrentamientos armados dentro de la base de Malakal de la misión de la ONU en Sudán del Sur UNMISS y un ataque desde el exterior, en los que murieron 30 personas y 123 resultaron heridas.

En los resultados de su investigación divulgados el pasado martes, la ONU acusó a dos soldados gubernamentales de intentar introducir armas a la base, mientras otros militares participaron desde el exterior en el ataque contra los civiles.

La organización internacional pidió al Gobierno de unidad de Sudán del Sur que los implicados en la acción -algunos vestidos con el uniforme militar- rindan cuentas ante la justicia.

Por su parte, Médicos Sin Fronteras (MSF) responsabilizó a la ONU del suceso, al incumplir su mandato de salvaguardia de la población civil.

En total, 47.791 civiles están refugiados en la sede de la UNMISS de Malakal, mientras en todo Sudán del Sur hay 198.440 personas protegidas en bases de la misión.

El conflicto sursudanés estalló en diciembre de 2013, después de que el presidente Salva Kiir, de la etnia dinka, denunciara un intento de golpe de Estado por parte del exvicepresidente Riek Machar, de la tribu nuer.

El dirigente rebelde retornó a Yuba el 26 de abril pasado y recuperó su cargo, dentro de la aplicación del acuerdo de paz firmado con las autoridades en agosto de 2015.

http://www.lavanguardia.com/interna...l-ataque-a-sede-de-la-onu-si-hay-pruebas.html
 

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Sudán del Sur: violentos combates a cinco años de su independencia
El Ejército de Sudán del Sur y las tropas fieles al vicepresidente y líder opositor, Riek Machar, protagonizaron hoy nuevos enfrentamientos cerca de una base de la misión de la ONU en ese país africano, en Yuba, en el marco de la escalada de violencia iniciada el jueves pasado y que ya dejó más de 270 muertos.

Los combates ensangrentaron la celebración del quinto aniversario de la independencia de esa joven nación del noreste africano y hacen temer una nueva guerra civil.

Fuertes explosiones sacudieron la zona de Tomping, donde están ubicadas varias embajadas, el aeropuerto y la base de la ONU (UNMISS), mientras se escuchaban disparos esporádicos en la zona de New Site y enfrentamientos en un área cercana a un puesto de control situado en la ruta de Yei-Yuba, informaron testigos al diario sursudanés National Courier.

Esta nueva ola de violencia comenzó el jueves por la noche, luego que cinco militares del Ejército gubernamental (leal al presidente Salva Kiir) murieran por disparos de la guardia personal de Machar, en un incidente aún no clarificado en un puesto de control.

La UNMISS instó ayer a las partes del conflicto a detener los ataques cerca de sus instalaciones, donde se refugian cientos de personas y adonde acudieron numerosos desplazados tras el nuevo brote de violencia, que amenaza la frágil paz en el país.

"Naciones Unidas urge a todas las partes a respetar la condición de la ONU y condena cualquier intento deliberado de atacar sus instalaciones y su personal", aseguró la misión internacional en un comunicado.

La gravedad de la escalada obligó a Estados Unidos a ordenar hoy la salida del personal no esencial de su embajada en la capital Yuba y pidió el cese inmediato de los combates. También advirtió a sus ciudadanos en el país africano que tomen precauciones para reforzar su seguridad personal y revisen las indicaciones que irá publicando la embajada sobre la evolución de los acontecimientos, según informó el Departamento de Estado en una declaración.

Varias aerolíneas internacionales como Kenyan Airways o Rwandair interrumpieron desde ayer sus vuelos a Yuba, mientras el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) está haciendo preparativos para atender a los refugiados que querían cruzar a Uganda pero que se quedaron atrapados porque las autoridades fronterizas sursudanesas se lo impidieron.

La Liga Arabe y Egipto instaron hoy a las fuerzas de Kiir y Machar a cesar los combates. Mahmud Afifi, portavoz del secretario general de la organización panárabe, Ahmed abul Gheit, expresó la preocupación por la escalada de violencia que afecta a ese país, ya que "genera grandes temores sobre el futuro de la seguridad y la estabilidad de Sudán del Sur, que es un importante vecino del mundo árabe".

La crisis en Sudán del Sur comenzó en diciembre de 2013, luego de que Kiir, que integra la coalición de gobierno, acusara a Machar de organizar un golpe de Estado.

El país logró la independencia el 9 de julio de 2011, tras cuatro décadas de guerra contra el gobierno de Sudán, que empleó tácticas genocidas para subyugar a la población del Sur.

http://www.clarin.com/mundo/Sudan-Sur-violentos-combates-independencia_0_1611438910.html
 

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Los cinco años de Sudán del Sur
Sudán del Sur es el país más joven del mundo. Logró su independencia hace apenas 5 años, cuando se separó de la República de Sudán el 9 de julio de 2011. Antes de esto, el país había vivido casi 40 años de un conflicto civil, provocado por las diferencias étnicas (norte árabe y sur cristiano), religiosas (norte musulmán y sur cristiano) y el reparto de las riquezas naturales.

Sólo pasaron dos años desde la independencia para que se iniciara una crisis de poder en 2013, por lo que el país se vio inmerso en una profunda crisis política, étnica y nacional que rápidamente se extendió por diferentes zonas del país y provocó la muerte a miles de mujeres, niños y hombres.

Desde entonces, más de 2,5 millones de personas (una de cada cinco) se han visto obligadas a desplazarse debido a esta guerra brutal. De ellas, un total de 1,6 millones se han desplazado internamente en Sudán del Sur y más de 830.000 han buscado refugio en los países vecinos, principalmente en Etiopía, Kenia, Sudán y Uganda. 4,8 millones de personas necesitan desesperadamente alimentos y agua potable.

Según la última actualización de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), se prevé que 4,8 millones de personas necesiten ayuda alimentaria de emergencia. Se trata del mayor nivel de inseguridad alimentaria desde el inicio del conflicto en Sudán del Sur hace dos años y medio.

http://www.latercera.com/noticia/los-cinco-anos-sudan-del-sur/
 

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Soldados y rebeldes reanudan combates en Sudán del Sur
El Ejército de Liberación del Pueblo del Sudán (SPLA) y el rebelde Ejército/Movimiento de Liberación del Pueblo del Sudán en la Oposición (SPLA-IO) reanudaron en las últimas horas los enfrentamientos, reportó hoy el periódico Sudan Tribune.

Los bandos opuestos combaten en especial en la región productora de petróleo de Alto Nilo, añadió la fuente, que transmitió la existencia de un temor generalizado sobre un posible desencadenamiento de mayores hostilidades en ese territorio, tras una pausa sin suscribir a principios de año que se extendió durante casi un mes.

Fuentes del SPLA-IO afirmaron que enfrentaron un ataque del gubernamental ELPS, pero el mando castrense negó el movimiento de tropas de sus posiciones, por lo cual se desconoce con exactitud cuál de las partes reinició las hostilidades.

El portavoz rebelde William Gatjiath Deng afirmó el viernes que la lucha comenzó en Owach, al oeste del Nilo, y continúa en Lelo, Warjuok y Detang.

Las áreas en disputa están controladas por el gobierno, cuyas fuerzas se retiraron de sus posiciones y bombardearon en sus áreas a los combatientes de la oposición, agregó el líder insurgente.

El vocero gubernamental, coronel Santo Dominic Chol, por su parte, negó cualquier conocimiento sobre combates entre ambos bandos en las citadas demarcaciones.

http://www.prensa-latina.cu/index.p...y-rebeldes-reanudan-combates-en-sudan-del-sur
 

Barbanegra

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Sudán del Sur, camino de un genocidio
Alguien pensó que lo que necesitaba Sudán del Sur, un país en guerra civil, en la más absoluta bancarrota (la inflación es del 900%, el peor dato mundial por encima de Venezuela) y en situación de hambruna no declarada, es una fábrica de armas. Por eso, para facilitarle la labor a la muerte, el gobierno de Salva Kiir ha firmado un contrato con empresas libanesas para levantar una factoría de municiones en Juba, la caótica capital del país.

Con el comienzo de la temporada seca, que habilita los caminos, viene el rearme. Con el rearme, vienen las matanzas. Este año, la compra de armas se ha disparado. el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ya avisa de la posibilidad de "un genocidio a la ruandesa", recordando la matanza de casi un millón de tutsis en el plazo de 100 días en el año 1994. Y los grandes lobbies armamenticos han presionado para conseguir que no se apruebe ningún embargo.

La limpieza étnica entre los dinka, el pueblo dominante y en el poder (es la étnia del presidente Kiir), contra la etnia nuer, más minoritaria, ya es un hecho desde 2013 en algunas zonas del país, como Malakal, Bentiu o la propia capital. El salto al genocidio (la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de la otra etnia) sólo se da cuando se pasa de la violencia improvisada, por muy sangrienta que sea, a la preparación, estudio y justificación ideológica de una matanza, como sucedió en Ruanda.

La fábrica de municiones no es la única decisión del ejecutivo de Kiir, una auténtica cleptocracia, que preocupa a una población tan desgastada por décadas de conflicto, corrupción y nepotismo. El Servicio de Seguridad Nacional, una auténtica gestapo a la africana a las órdenes directas del presidente, ha comenzado a expulsar a periodistas y trabajadores humanitarios extranjeros, cuando no a organizaciones enteras. El mensaje no escrito es claro: "No queremos testigos incómodos".

La primera víctima de esta medida fue Justin Lynch, reportero estadounidense de Associated Press y uno de los pocos que residía en el país. ¿Su falta? Haber denunciado la limpieza étnica que Ejecutivo y rebeldes practican en buena parte del país con total impunidad. Fue arrestado y deportado sin una sola acusación formal, "pero repitieron una y otra vez que había sido demasiado crítico con el Gobierno. Es una violación de la libertad de prensa", escribió el mismo día en el que tomó el avión de salida.

Pero Lynch puede considerarse afortunado: Joseph Abandi, un periodista local, fue obligado el pasado marzo por esos mismos agentes a cavar su propia tumba y golpeado hasta la inconsciencia. El presidente Salva Kiir firmó una orden para matar a los periodistas que escribieran "contra la nación". El reportero radiofónico John Gatluak fue asesinado por soldados sursudaneses de un tiro en la nuca el pasado agosto en un asalto a un hotel donde esos mismos hombres secuestraron y violaron a cinco trabajadoras humanitarias extranjeras durante horas. En total, nueve informadores han muerto asesinados desde 2012 en un país donde serlo acarrea graves peligros personales.

Otro de los sectores más perseguidos es el humanitario. El Servicio de Seguridad Nacional ha expulsado a varios jefes de ONG sin dar ninguna explicación al respecto. Joel Charny, responsable del Consejo Noruego para los Refugiados, fue expulsado de Juba, la capital, sin explicación alguna después de 10 años de trabajo sobre el terreno. Naciones Unidas criticó la medida, pero hace tiempo que la voz de la ONU dejó de respetarse. Otras dos ONG han sido obligadas a marcharse, mientras que los ataques contra trabajadores humanitarios se multiplican por toda su geografía. El pasado diciembre se contabilizaron más de 100 casos de violencia contra estos operarios. Dos tercios de estos asaltos fueron saqueos.

A pesar de las enormes dificultades de los trabajadores humanitarios para documentar esta escalada de violencia, Unicef denuncia la recluta forzosa de 17.000 niños por parte de los ejércitos y milicias en conflicto. "En algunas escuelas, los soldados del Gobierno han sacado a grupos de 50 niños de clase para ponerlos a combatir de forma inmediata", declara un trabajador de Unicef. Así se convierte a los menores en máquinas de matar y también de morir: en Sudán del Sur los milicianos suelen asesinar a los niños para evitar que estos se venguen en el futuro.

La zona de Malakal y Wau Shilluk ha vuelto a incendiarse esta semana con combates sangrientos entre gobierno y rebeldes. La segunda ciudad del país ya ha cambiado de manos ocho veces donde no queda nada en pie.

El alto precio de la gasolina ha provocado que la mayoría de industrias tengan que cerrar. Una de ellas, imprescindible para la salud, es la del agua embotellada. La única opción pasaría por una potabilizadora y un sistema de saneamiento de aguas. El dinero para construirla llegó, pero su construcción se paralizó porque los fondos desaparecieron. En ese contexto, las mujeres han tenido que invadir las piscinas de los pocos hoteles para expatriados y llevarse el agua a cubos. Los hospitales no tienen medicinas ni combustible para operar en los quirófanos. Del tesoro nacional no quedan ni telarañas.

http://www.elmundo.es/internacional/2017/02/05/58960c12468aeb1f1c8b469c.html
 
Y la ONU y USA y Europa van a ignorar el caso igual que con Ruanda... No hay nada útil ahí para ellos y a nadie le importa que los negros se maten entre ellos...
 

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Sudan del Sur despliega tropas por temor a un golpe de Estado
El ejército de Sudán del Sur comenzó a desplegar sus tropas por las calles de la capitl, Yuba, ante el temor de un golpe de Estado, informaron fuentes de seguridad.

El vice portavoz del Ejército gubernamental, Santo Domic, señaló que las tropas y fuerzas regulares "han empezado a desplegarse en las calles de Yuba y no se retirarán hasta que desaparezcan unos rumores difundidos sobre un intento de derrocar al Gobierno actual del general Salva Kiir", afirmó Domic citado por la agencia de noticias EFE.

La información sobre el posible intento de golpe de Estado fue difundida por una serie de medios de comunicación locales, que Domic calificó de "maliciosa", además de estar dirigida a "desestabilizar la seguridad del país".

Varias ONG pidieron la retirada de todos los refuerzos militares que se han desplegado por las calles ante el miedo a que aumente la tensión entre los ciudadanos.

La guerra se originó en diciembre de 2013, después de que el presidente, Salva Kiir, acusara al entonces vicepresidente Riek Machar, de la etnia rival nuer, de haber orquestado un golpe de Estado contra él.

A pesar de que el gobierno y la oposición armada, encabezada por Machar, firmaron un acuerdo de paz en agosto de 2015, la tensión continúa y numerosas voces han advertido del peligro de que la situación derive en un genocidio.

Télam
 

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Sudán del Sur, el horror superlativo
En enero de 2011 el 98% de los sursudaneses votó sí en un referéndum que meses después daba luz verde a una batallada independencia de Sudán. Nacía entonces Sudán del Sur, el estado más joven del mundo cuyo reconocimiento oficial se producía tal día como hoy hace seis años. Había muchos motivos para estar feliz entonces y comenzar una nueva hoja de ruta que trajera la paz a una sociedad que no conocía otra forma de vida que la guerra permanente.

Poco duró ese júbilo. A finales de 2013 el presidente Salva Kiir y el vicepresidente, y ahora líder del ejército rebelde, Riek Machar, comenzaron un enfrentamiento que dejaba en agua de borrajas las dos guerras civiles con Sudán, la primera en los sesenta y la segunda en los ochenta. La imposibilidad de entendimiento de estos dos enemigos irreconciliables perpetúa el fracaso de este joven estado.

Durante las últimas efemérides lo único que ha variado han sido los números. El de los muertos, imposibles de contar y que se estiman en decenas de miles. El de los desplazados internos, que sobrepasa los dos millones. El de los refugiados en países vecinos, al borde de los dos millones. También ha aumentado la lista de barbaries cometidas contra una población cuya única batalla es la de sobrevivir. Violencia sexual, familias quemadas vivas en sus casas, tortura, secuestro, reclutamiento de niños soldado e indicios de genocidio.

El importante rol de Uganda
Si hay un colectivo que está sufriendo las consecuencias de la guerra es la infancia, y no porque se trate de uno de los grupos más frágiles, sino porque en Sudán del Sur el 45% de la población tiene entre 0 y 14 años. "La situación es catastrófica y los niños siguen siendo los más afectados por la crisis y por el colapso de los servicios esenciales", exponen desde la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). La mayoría continúa sin acceso a sanidad y más de un millón sufren desnutrición aguda y 290.000 desnutrición aguda grave.

En el campo de refugiados de Kakuma, en Kenia, el director de una escuela construida con la ayuda de la Ong World Vision (WV), Peter Par Kuang, señala que los niños que llegan allí "están marcados por el pasado". Este diario visitó en 2015 el citado campo y pudo comprobar como esta población joven, huida de los horrores, había sufrido pérdidas familiares y había sido testigos de terribles vivencias hasta llegar allí. "Lleva mucho tiempo que dejen a un lado estos recuerdos y puedan concentrarse en su educación", expone Kuang en una nota difundida por WV.

UNICEF estima que cerca de 2,2 millones de niños en Sudán del Sur no van al colegio, siendo de esta manera el país con la menor proporción de niños escolarizados, sólo un 30%. Las escuelas son objetivo de los grupos armados, que a menudo las utilizan como cuarteles y zonas de refugio. Los pocos ahorros que las familias poseen los invierten en la huida de los menores, es por eso que la población refugiada y desplazada es tan joven y hay tantas familias separadas. La reunificación familiar es uno de los desafíos a los que UNICEF está haciendo frente.

La guerra se ha cebado con la infancia y con esta permanente situación de inseguridad es imposible dar asistencia a toda la población del país. "Hay zonas aisladas a las que la asistencia humanitaria no puede llegar", se lamenta Tim Irwin, jefe de comunicación de UNICEF en Juba. Irwim explica vía telefónica a EL MUNDO que la población espera que este sexto aniversario traiga consigo un proceso de paz y colabore a la estabilidad. Sin embargo, es complicado el optimismo.

El Consejo de Refugiados de Noruega denunciaba a principios del mes pasado que la crisis de Sudán del Sur era una de las más desatendidas por la comunidad internacional. Por ello que se ha tratado de utilizar el reclamo del famoso solidario para conseguir fondos. Durante el Día Mundial del Refugiado, la actriz Angelina Jolie visitaba un hogar de acogida para niñas en Kenia como parte de su compromiso humanitario. Recientemente el actor Liam Cunningham, conocido por su papel de Sir Davos Seaworth en la popular serie Juego de Tronos, acudía al campo de refugiados de Bidi Bidi, en el norte de Uganda, que desde hace poco se ha convertido en el campo de refugiados más grande del planeta, título que hasta hace poco tenía Dadaab, en Kenia.

Hace un año el campamento de Bidi Bidi no existía y ahora alberga a más de 270.000 refugiados, aunque las previsiones de la ONU es que durante 2017 la población llegue a 400.000. Uganda, que no es ni de lejos un país rico, cuenta con una de las políticas de refugiados más compasivas del mundo, y ha demostrado un ejemplo de humanidad en su gestión de una de las mayores crisis de refugiados actuales.

Aunque el país haya superado el estado de hambruna, "la gente está en una situación catastrófica", aseguró a finales de junio un representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Casi dos millones de personas están al borde de la inanición y la mitad de la población (seis millones de personas) se enfrentarán una extrema escasez de alimentos entre junio y julio.

Historia de fracaso
A finales del siglo XIX la fiebre de la colonización estableció que las principales potencias europeas podrían tomar parte del reparto territorial de África. Con regla y lápiz se repartió el mapa en la Conferencia de Berlín utilizando como referencia los principales ríos del continente y los intereses del momento, ignorando por supuesto a las etnias locales, sus culturas, creencias y relaciones con otras tribus. Y aún hoy día hay quien se sorprenden por las guerras civiles en África.

De esta manera, el gran Sudán, -cuya traducción es negro y es el término que utilizaban los europeos para referirse al África que comienza tras el Sáhara-, hizo las delicias del Imperio Británico, que se anexionó bajo el nombre de Sudán anglo-egipcio los actuales Egipto, Sudán y Sudán del Sur -entre otros territorios-, y de Francia, que adquirió parte del África Occidental al título de Sudán Francés. Bélgica, Portugal, Alemania y España también se llevaron lo suyo. A día de hoy la antigua Nubia, el actual Sudán, es el único estado que terminó llamándose así.

Con la independencia de Sudán del imperio anglo-egipcio se originó el conflicto con Sudán del Sur, pues no compartían con ellos religión ni tradiciones. Dos guerras civiles y múltiples desacuerdos por el control de los yacimientos de petróleo que marcan la frontera de ambos países, parecieron finalizar en 2002, cuando Sudán del Sur comienza a tener más autonomía reconocida por Jartum. Esto sentó las bases del referéndum de enero de 2011 y la posterior independencia.

Sin embargo, el ansia de liberación no había tenido en cuenta la fricción entre las dos etnias mayoritarias del país, los dinka y los nuer. Pese a que el gobierno aglutinó a ambos grupos con Salva Kiir -dinka- como presidente y con Riek Machar -nuer- como vicepresidente, el conflicto entre ambos estalló tras la destitución de dos ministros nuer en el verano de 2013, que llevó posteriormente a la salida de todo el gabinete nuer del gobierno y a las denuncias de intento de golpe de estado por parte de Machar y su séquito a mediados de diciembre de 2013.

Desde entonces, ambos ejércitos han librado una guerra civil ante la imposibilidad de ambos líderes de sellar un acuerdo y mantenerlo. Machar continúa exiliado en Sudáfrica y Kiir al frente de un gobierno cuya economía está en crisis. Seis años después, Sudán del Sur continua viviendo en el horror.

http://www.elmundo.es/internacional/2017/07/09/5960d055ca4741560e8b4586.html
 
Sudán del Sur: Expertos 'indignados' de la ONU dicen que las continuas violaciones generalizadas de los derechos humanos pueden constituir crímenes de guerra



Las familias esperan en las primeras horas de la mañana para ser registradas antes de una distribución de alimentos realizada por el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) y las agencias asociadas en Thonyor, condado de Leer, Sudán del Sur. © UNICEF / UN0234655 / Modola

20 de febrero de 2019

https://news.un.org/en/story/2019/02/1033181

Derechos humanos

Investigadores de las Naciones Unidas denunciaron el miércoles una serie de violaciones graves de derechos humanos que se están cometiendo en Sudán del Sur, donde el año pasado se registraron incidentes de violación y secuestros, esclavitud sexual y asesinatos brutales "se han convertido en algo común".

"Hay un patrón confirmado de cómo los combatientes atacan las aldeas, saquean los hogares, toman a las mujeres como esclavas sexuales y luego las incendian, a menudo con gente en ellas", dijo Yasmin Sooka, Presidente de la Comisión de Derechos Humanos en Sudán del Sur en Nairobi. El lanzamiento del lanzamiento del tercer informe del cuerpo de expertos de tres miembros.

"Las violaciones, las violaciones en grupo, las mutilaciones sexuales, los secuestros y la esclavitud sexual, así como los asesinatos, se han convertido en algo común en Sudán del Sur", continuó. "No hay duda de que estos crímenes son persistentes porque la impunidad está tan arraigada que se rompe todo tipo de norma".

Si bien la falta de responsabilidad durante la lucha por la independencia del país ha contribuido a alimentar el conflicto actual, el informe subraya que la paz sostenible requiere una responsabilidad y justicia tangibles y creíbles.

No hay duda de que estos crímenes son persistentes porque la impunidad está tan arraigada que todo tipo de norma se rompe - Yasmin Sooka

"Reconocemos los esfuerzos del Gobierno por responsabilizar a algunos perpetradores por violaciones graves de los derechos humanos y graves violaciones del derecho internacional humanitario", dijo el comisionado Andrew Clapham en Ginebra.

"Sin embargo, también debemos tener en cuenta que la impunidad generalizada sigue siendo la norma".

La Comisión, creada en 2016 por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, instó al gobierno, a la región ya la comunidad internacional a “tomar medidas urgentes” para respetar el cese de las hostilidades, implementar el Acuerdo Revitalizado firmado hace cinco meses y “empujar al silencio” Las armas completamente.

Sudán del Sur, la nación más joven del mundo, ha estado sumida en la inestabilidad y el conflicto durante casi todos los siete años de su existencia.

A principios de 2018, el presidente Salva Kiir y su ex vicepresidente y rival político de mucho tiempo, Riek Machar, firmaron un nuevo acuerdo de paz, y las esperanzas de que el acuerdo finalmente ponga fin a la crisis y brinden mejores condiciones y más seguras para millones Que se han quedado sin hogar y con hambre.

Una espiral descendente

Desde su actualización de diciembre de 2017, la Comisión dijo que la magnitud de la violación y la violencia sexual ha empeorado notablemente, con un aumento en las violaciones entre noviembre y diciembre.

Según el UNICEF, el 25 por ciento de las víctimas de violencia sexual son niños, incluidas niñas de hasta siete años. Las mujeres de edad avanzada y embarazadas también han sido violadas, y la violencia sexual contra hombres y niños sigue sin informarse, ya que el estigma asociado es mayor que la violación y el asesinato de jóvenes y ancianos.



Retrato de una mujer residente de Wau Shilluk, Sudán del Sur. La ciudad se ha reducido a polvo, ya que el conflicto en curso ha visto la destrucción completa de los hogares, la escuela y el hospital., Por © UNICEF / UN0236862 / Rich

La Comisión también investigó las denuncias de explotación y abuso sexual cometidas por el personal de mantenimiento de la paz de la ONU.

Los casos en 2018, que involucraron a 18 presuntos perpetradores de la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS), se registraron en la Base de datos de abuso y explotación sexual de las Naciones Unidas, y se repatrió al personal de mantenimiento de la paz de uno de los sitios de Protección de civiles.

La Comisión también notó un vínculo entre el conflicto y la economía política del país, que apunta a la malversación de los recursos naturales y "una falta total de transparencia y supervisión independiente", que supuestamente ha desviado los ingresos a las élites gubernamentales.

Las víctimas y las comunidades vulnerables, especialmente las mujeres, los desplazados internos y los refugiados, deben incluirse en el diseño e implementación de los mecanismos para la agenda de la justicia de transición, que la Comisión considera "esenciales para la construcción de una paz sostenible".

A medida que continúa documentando violaciones, elaborando informes sobre los perpetradores y recolectando y conservando evidencia de futuros procesos de rendición de cuentas, la Comisión ha detallado tres estudios de caso que documentan crímenes de guerra, que se entregarán a la Comisión de Derechos en Ginebra.

“Esta evidencia se puede usar más allá de los cuerpos de Sudán del Sur, puede estar disponible en
solicitud a los partidos regionales y estatales para futuros juicios ", dijo el Comisionado Barney Afako.

"Con una voluntad política sostenida y un liderazgo efectivo", concluyó la Sra. Sooka, "el marco y los mecanismos de la justicia de transición pueden ayudar a lograr la rendición de cuentas, la reconciliación y la curación, ya que Sudán del Sur enfrenta el pasado y asegura su estabilidad y prosperidad futuras".
 
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