A los Canberras se les ordenó tirar sobre una columna rebelde, y sabiendo el daño que hubiesen causado tiraron a un par de kilómetros, pero el Guaraní que oficiaba de controlador aéreo también sufrió un impacto en el timón.
Esto fue en Paraná.
Los tanques estaban en un cruce de rutas esperando por munición (que nunca les iba a llegar ya que el jefe del regimiento, "decidió no ir ese día").
Los berras tiraron en un campo paralelo a la ruta.
Al menos, así es la historia que me contó a mi personal de GN.