Noticias relativas al conflicto

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Viene fuerte lo de los vuelos, hubo presentaciones en Uruguay y Paraguay:





El canciller Eladio Loizaga con los embajadores del Reino Unido, Matthew Hedges, y de Argentina, Héctor Lostri. Foto MRE.


https://www.ip.gov.py/ip/presentaro...on-aerea-entre-paraguay-y-las-islas-malvinas/
 
Que incomodo que me pone todo esto que estan haciendo con este tema. Negociar vuelos desde otros paises, recibir a los ocupas en las bases.
Se que hay gente mucho mas preparada que yo manejando esto, pero me revuelve el estomago recibir a los piratas con los brazos abiertos como si nada.
 

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Andes Líneas Aéreas tendrá dos vuelos especiales a las Islas Malvinas

El próximo 26 de Marzo dos aeronaves McDonnell Douglas MD-83 de Andes Líneas Aéreas volarán hacia las Islas Malvinas, procedentes del Aeroparque Jorge Newbery. Se eligió este avión sobre los Boeing 737-800 por su autonomía y porque, además, tienen escalera de embarque y desembarque propia, tanto en la proa como en la parte trasera del fuselaje.

El objetivo de los vuelos será transportar, entre otros, a 180 familiares de unos 88 soldados enterrados en Darwin, e identificados el año pasado después de un arduo trabajo del Servicio Forense de Argentina, con la colaboración de profesionales de diversos países, como Australia, España, Chile, México e Inglaterra, y la Cruz Roja Internacional. Además, autoridades de Gran Bretaña entregarán a los familiares objetos personales pertenecientes a los combatientes ahora identificados.

La coordinación del operativo de traslado será responsabilidad conjunta entre la ANAC y Aeropuertos Argentina 2000.

Junto a los MD, también partirá el Gulfstream G650 matrícula N380SE, propiedad del empresario Eduardo Eurnekian, donante del cenotafio y quien brindó apoyo permanente a los familiares de los soldados caídos en Malvinas.

Los tres aviones partirán ese día entre las 5:30 y las 6:30 a.m. para arribar a las islas alrededor de las 9:30 hs. Los despegues de regreso están previstos para las 16:00 hs.

https://vuelosyspotters.com/2018/02...a-dos-vuelos-especiales-a-las-islas-malvinas/
 

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Posición argentina sobre la separación del Archipiélago de Chagos de las Islas Mauricio

02 Marzo 2018
Información para la Prensa N°: 069/18

Ayer 1ro de marzo la Argentina presentó su posición ante la Corte Internacional de Justicia en la Opinión Consultiva sobre las consecuencias jurídicas de la separación del Archipiélago de Chagos de las Islas Mauricio en 1965. La opinión de la Corte fue solicitada en junio de 2017 por la Asamblea General de Naciones Unidas.

Antes de que las Islas Mauricio se independizaran en 1968, el Archipiélago de Chagos le fue separado por el Reino Unido, que posteriormente le arrendó su principal isla, Diego García, a Estados Unidos para el establecimiento de una base militar.

Se trata de un caso de desmembramiento territorial que involucra principios de fundamental relevancia para el reclamo argentino de soberanía sobre las Islas Malvinas.

La presentación argentina ratifica la competencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas en materia de descolonización, así como el principio de integridad territorial, al igual que la obligación de negociar y de no realizar actos unilaterales contrarios al proceso de descolonización.

Los elementos aportados por Argentina, así como por otros países interesados en este tema, servirán para conformar la opinión de la Corte Internacional de Justicia que, a pesar de no ser vinculante, tiene gran peso político y jurídico.

http://www.cancilleria.gob.ar/posic...-archipielago-de-chagos-de-las-islas-mauricio
 

DSV

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Establecer la posición ante el conflicto de Chagos es muy importante, es una decisión muy trascendente en la disputa por Malvinas.
 

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American Jet: importante vuelo a Malvinas

Este sábado, American Jet, aerolínea totalmente argentina, llevara en vuelo a Malvinas las placas de los soldados argentinos caídos en defensa de nuestras islas y reconocidos por ADN.
Tal vez sea el anticipo de los vuelos que esta compañía haría regularmente entre el continente y nuestras Islas Malvinas.

Según pudimos saber, American Jet mantuvo una importante reunión en la embajada Británica en Buenos Aires para llegar a un acuerdo sobre los futuros vuelos.
Ampliaremos.

http://aeromarket.com.ar/2018/03/american-jet-importante-vuelo-a-malvinas/
 

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VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
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OPINIÓN

Reforma de las Fuerzas Armadas: lecciones para Argentina del debate británico

Por Rosendo Fraga 3 de marzo de 2018




Esta semana se realizó, en Londres, la primera reunión bilateral sobre Defensa entre Argentina y el Reino Unido en 14 años. Más allá del significado diplomático, el encuentro tiene lugar en momentos de fuerte debate sobre el gasto militar británico.

El Gobierno de Theresa May está buscando ahorrar 20 mil millones de libras en los próximos 10 años, en el área de Defensa. Para eso, está revisando las prioridades en materia de riesgos, como Rusia, el terrorismo y los ciberataques.

El proyecto contempla disminuir los efectivos del ejército debajo de los 70 mil hombres, cuando estaba en marcha su incremento de 76 mil a 82 mil. Es que el proceso de revisión del gasto militar incluye reducciones sobre los 36 mil millones de libras destinados al Ejército. El ministro de Defensa para Personal y Veteranos Tobias Ellwood ha dicho que renunciará si los ajustes se llevan adelante, de acuerdo con el Times.

Reducir el Ejército a 70 mil es llevarlo a dos tercios del francés, que supera los 100 mil hombres, algo que parte de los mismos legisladores conservadores consideran inaceptable. Además, complicaría incluso el cumplimiento de los acuerdos firmados en el área de defensa por May y Emmanuel Macron en su reciente cumbre bilateral del 18 de enero.

Sus críticas coinciden con las del nuevo secretario de Defensa, Gavin Williamson, designado el 1º de noviembre, quien era el encargado de disciplina del bloque conservador del Parlamento y figura clave de May, y ya ha confrontado con el secretario de Hacienda, Philip Hammond, por los ajustes en el gasto militar. Sostuvo sobre los ajustes: "Son brutales".

La oficina de revisión del gasto en defensa del Gobierno británico, presidida por el embajador Sedwill, propone analizar 12 acciones para reducir el gasto. También hay propuestas en seguridad que incluyen reducciones en el MI5, servicio de inteligencia interno; MI6, servicio de inteligencia externo; y la GCHQ, la agencia de vigilancia. Por el terrorismo, el corte en inteligencia será leve, pero más contundente en defensa.

Uno de los recortes que más resiste Defensa es el de drones, robots y prevención contra ciberataques y uso de la inteligencia artificial. Es que se pretende mantener la capacidad de enfrentar la "guerra híbrida" desarrollada por Rusia en el este de Ucrania, en apoyo de la secesión, que combina fuerzas irregulares con operaciones psicológicas e intervención encubierta de fuerzas regulares, más drones.

Un área donde se proponen recortes son los buques de desembarco y las fuerzas anfibias. Se plantea demorar la construcción de fragatas y la reducción de los aviones de combate F-35 que se compran para los dos nuevos portaaviones.

Pero no se puede tocar la capacidad militar nuclear, que está fuera de discusión, incluyendo los cuatro submarinos Trident. Este proyecto definido por Tony Blair una década atrás contempla la construcción de cuatro modernos submarinos a propulsión nuclear que transportarán las armas más modernas del arsenal atómico británico y darán a su armada la segunda capacidad ofensiva marítima después de la estadounidense, hasta después de 2030.



El legislador oficialista Liam Fox, secretario de Comercio Internacional, reconoció la existencia de una revuelta dentro del Partido Conservador contra el recorte del Ejército. El Comité de Defensa de los Comunes sostuvo que si se adoptaba esta decisión, se iba a hacer perder la prioridad que requiere al área de defensa. Varios legisladores conservadores como Johnny Mercer y Tom Tugendhat se pronunciaron en la misma dirección.

Sir Nicholas Soames, yerno de Churchill y militar retirado, legislador conservador e integrante del Comité de Defensa, expresó que el Partido Conservador tenía la obligación de unirse contra los recortes en defensa. Veinticuatro legisladores apoyaron la misma posición, mandaron una carta a Williamson contra la posibilidad de sacar de servicio los dos buques anfibios (HMS Albion y HMS Bulwark): "No estamos preparados para asistir a la degradación de la capacidad anfibia de nuestro país" en esta revisión que está impulsando el Gobierno.

Por su parte, legisladores laboristas criticaron la propuesta de reducción del gasto militar, argumentaron que reducirán los puestos de trabajo en las empresas de defensa.

Frente a estas críticas, el Gobierno dijo que todavía no se había tomado ninguna decisión.

Para la Argentina, cabe mencionar que, en las 12 alternativas de recortes planteadas, no está la guarnición militar británica en Malvinas.

La propuesta del Gobierno de May para recortar el gasto en Defensa encontró una fuerte resistencia dentro de su propio gabinete, en los legisladores oficialistas, los mandos militares recientemente retirados y de los analistas del sector. Ello ha llevado a que la alternativa de reducir el gasto en defensa se haya frenado por ahora.

Esto pareció confirmarse cuando el jefe del Estado Mayor del Ejército Británico, el general Nick Carter, en una presentación en el "think tank" especializado en defensa y seguridad Royal United Service Institute, afirmó: "Nuestra capacidad de anticipar o responder a amenazas va ser erosionada si no seguimos el ritmo de nuestros adversarios". Habló de un nuevo escenario en que "ya no hay separación entre guerra y paz", sino que hay permanentes zonas grises y argumentó: "Esta no es una crisis o una serie de crisis, sino un desafío estratégico que requiere una respuesta estratégica".

Se refirió explícitamente a Rusia, a la que definió como "la más compleja amenaza que ha enfrentado nuestro país desde la Guerra Fría". Destacó que, en octubre de 2015, mostró su capacidad de ataque a larga distancia al lanzar 26 misiles a través de 1.500 kilómetros hasta Siria. Las maniobras realizadas por las Fuerzas Armadas rusas en Kaliningrado, enclave que controla entre Lituania y Polonia, llevó a desplegar fuerzas británicas en el Báltico en el marco de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Destacó que el riesgo es cometer un "error de cálculo" sobre Rusia, sus intenciones y sus capacidades.

Se refirió también a los ciberataques, que se dirigen tanto a los ciudadanos como a instalaciones militares, y recordó que Estados Unidos ha acusado también a China, Corea del Norte e Irán de realizarlos.

Si bien las diferencias entre el Reino Unido y Argentina son muchas, la existencia de un verdadero debate sobre reforma militar es una referencia útil para la política de Defensa local, cuando la administración Macri se plantea una reforma de las Fuerzas Armadas.

El autor es analista político y director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
 

Daniel G. Gionco

Veterano Guerra de Malvinas
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CICLO DE CONFERENCIAS 2018​

Submarinos en Malvinas
a cargo del Capitán de Navío (RE) Fernando María Azcueta, comandante del ARA San Luis durante el conflicto
• Homenaje al ARA San Juan (breves palabras y algunos datos técnicos para entender el problema)
• Fuerza de submarinos en Malvinas (campaña del ARA San Luis)
• Actuación de la Flota de Mar – Aviación Naval – Infantería de Marina




Jueves 5 de abril, 19:30 hs.
Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires

Montevideo 640, Buenos Aires – Entrada gratuita
 
No es una noticia pero no sabia en que otro hilo ponerla.

Un día en las Malvinas
TRASUMANTO

Por Julio Burdman

La frontera política entre nuestro territorio continental y las islas Malvinas está obturada. Así lo ven los ingleses: de un lado una posesión británica con tres mil personas y un millón de pingüinos; del otro, 44 millones de malvineros. En la narrativa isleña dominante, las Malvinas son un pedazo de tierra que alguna vez fue parte de Sudáfrica, luego fue habitado por sacrificados colonizadores británicos y hoy es un portal hacia la Antártida. ¿Cómo es recibido un argentino que pasa un día en las Islas?


Fotos: Julio Burdman y Gobierno de San Juan/flickr.

Podemos decir que las islas Malvinas, territorio británico de ultramar que nuestro país reclama como propio, limitan con la Argentina. Al igual que Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Brasil. La tradición diplomática criolla nos recomienda decir que no limitan con nosotros, porque son nuestras. Pero en los hechos, sabemos que no funciona así. Allí donde termina el Mar Argentino, comienzan las aguas bajo control de las naves británicas que custodian sus posesiones. El mar es el mar, es de la fauna marítima que lo habita; las fronteras humanas son políticas. Pero el punto es que del otro lado de esa frontera, cicatrizada por la guerra de 1982, hay un territorio irredento que despierta enorme curiosidad. Y que está ahí nomás. Entre Río Gallegos y la costa de la isla Gran Malvina hay poco más de 600 kilómetros. Más o menos la distancia que media entre la Ciudad de Buenos Aires y Bahía Blanca.

Y sin embargo, como sabemos, esas islas cercanas están muy lejos. En todos los sentidos. Para empezar, porque es muy difícil para un ciudadano argentino poner un pie en ellas. Es difícil cruzar ese mar. A diferencia de lo que ocurre con nuestros otros cinco límites, que son fluidos y están abiertos. Esta frontera política entre nuestro territorio continental y las islas está obturada. Al igual que las otras fronteras políticas sudamericanas en las que hay o hubo una disputa de soberanía: Bolivia/Paraguay, Brasil/Guayana Francesa, Colombia/Panamá, Venezuela/Guyana. Los estados simplemente no construyen los puentes para que haya comunicación entre las personas que vive a ambos lados de la frontera. Y con eso alcanza para obturar. En el caso de Malvinas, además, hablamos de una posesión británica con poquísimos habitantes, que tiene del otro lado del mar a un país de 44 millones de malvineros. Una asimetría que asusta. Sin demasiado esfuerzo, las islas podrían inundarse de argentinos. Las barreras políticas son necesarias para la continuidad del status quo.


No hay, por ahora, vuelos directos ni barcos que unan a la Argentina territorial con las islas. Hay un vuelo desde la ciudad chilena de Punta Arenas, de baja frecuencia e incertidumbre climática. Tampoco hay demasiados lugares donde quedarse a dormir en Malvinas. No es un viaje fácil de organizar, ni hay operadores turísticos que lo hagan por uno. Y mudarse allí, para un argentino, sería quimérico. Residir en Puerto Argentino / Puerto Argentino, la única ciudad de las islas, donde hoy viven unas 2000 personas (entre temporarios y permanentes) requiere al menos tres cosas: una casa, un trabajo y una autorización. Para solicitar esta última, hay que presentar un formulario con la firma de al menos un residente permanente. Ninguna de las tres es fácil de obtener, en especial para un argentino. Todo ello contribuye a explicar por qué la población de las islas no crece, a diferencia de lo que ocurrió con la isla fueguina, cuya población se multiplicó por 100 en solo unas décadas. En el Atlántico Sur, el poder oculto de los argentinos es nuestra visión romántica de la Patagonia y del Sur. Nuestra Legión Extranjera, el pasaporte a un nuevo comienzo. Nunca faltan argentinos y argentinas dispuestos a dejar todo y lanzarse a colonizar el frío. Los isleños nativos de Malvinas descienden de ingleses valientes, pero carecen de esa cultura del sueño sureño, que pobló a la Patagonia argentina de pescadores, terratenientes, fugitivos, revolucionarios, hippies mochileros y otros buscas.


Para llegar al territorio irredento, el triunfo electoral de Mauricio Macri abrió una ventana adicional. Desde hace algo más de dos años, en el marco de un clima político bilateral más favorable, las empresas de cruceros que recorren el Atlántico Sur obtuvieron permisos para que los barcos que tocan puerto en Argentina hagan una parada en la capital de las islas. Hay una ruta que va desde Buenos Aires a Santiago de Chile, cruzando el canal de Beagle y el estrecho de Magallanes. Otra, que no cruza al Pacífico, va desde Malvinas hasta la Isla Elefante (en el Océano Antártico, reclamada por Argentina, Chile y Reino Unido) y vuelve a Buenos Aires. Estos cruceros turísticos hasta Malvinas existían antes de la guerra (mi abuela tomó uno en 1975). Volvieron.

Con ese plan, ahorré unos pesos y emarqué. El recorrido entre las capitales de Argentina y Chile dura 14 días, y la parada en Malvinas solo uno. De 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Era cuestión de encomendarse a Poseidón para que el viento no impida el desembarco (la letra chica del boleto advertía sobre esta posibilidad) y planificar todo bien para que esas 9 horas rindiesen al máximo.

La historia según Phil

Nunca había tomado un crucero ni sabía nada del asunto, por eso me sorprendí al subir y notar que entre los miles de pasajeros había pocos argentinos. Pese a que zarpaba del puerto de Buenos Aires y paraba nada menos que en Malvinas. Esperaba encontrar un gran contingente argentinos vestidos de celeste y blanco que, al igual que yo, solo habían emprendido el viaje para pisar Malvinas. Me encontré con una empresa europea con bandera de las Bahamas, tripulación de indonesios y malayos y más del 90% pasajeros que no provenía de América Latina. Los crucereros son una camarilla que vive al margen del mundo de la tierra firme. Eso noté el día del desembarco en Puerto Argentino / Puerto Argentino, cinco días después de haber dejado Buenos Aires. La enorme mayoría de los pasajeros se fue a ver a los pingüinos. La realeza local. Y es comprensible, ya que en las islas duermen algo más de 3 mil seres humanos, contando a los casi mil soldados apostados allí, según la información que maneja el Ministerio de Defensa. La mitad son nativos y la otra mitad tienen 60 nacionalidades. Además, en las Islas viven un millón y medio de pingüinos.


Finalmente llegamos. Se hizo difícil dormir la noche anterior, sobre todo si uno aguardaba el amanecer desde la cubierta del barco, valiéndose de unos binoculares para avistar y gritar tierra. Lo del “manto de neblinas” era cierto: lo primero que se ve en el horizonte son unas pequeñas rocas detrás de la niebla. Es increíble lo que pueden movilizar unas rocas. El desembarco fue un drenaje lento, ya que el puerto no es natural y su muelle (el del famoso cartel WELCOME TO THE Malvinas ISLANDS, punto emblemático del turismo geopolítico) es pequeño. Por lo que los barcos grandes deben anclar lejos, y trasladar a sus personas en lanchas propias. Junto al muelle los esperan los ómnibus locales para llevarlos a las playas de las enormes pingüineras. Para responder a la demanda de los argentinos desembarcantes hay un bus que sale directo desde allí hasta el cementerio de Darwin, a unos 200 kilómetros del puerto. El traslado de ida y vuelta, más la recorrida por el lugar, consume casi toda la jornada. Y finalmente, unos pocos argentinos y británicos nostálgicos e interesados en la cuestión Malvinas, más algún que otro desprevenido, pasamos de los pingüinos y tomamos la excursión de Phil Middleton, un librero local que se gana unos dólares adicionales como guía turístico, cuando llegan los barcos.

Phil Middleton es un inglés nacionalista y orgulloso. No nació en las islas, aclara, pero dice que ellas son su lugar en el mundo y que ser isleño es su nacionalidad. Comanda la excursión “Malvinas Batterfields”, que recorre los alrededores del Puerto señalando lugares de batallas y contando la historia de la breve pero traumática guerra. Desde un punto de vista británico, claro. Apenas arrancó el micro, se registró un primer chispazo. Una familia de argentinos oriundos de Laferrere, partido de La Matanza, se quejó airadamente porque el guía hablaba en inglés. Ahí se dejaron ver las remeras malvineras y las banderas argentinas, hasta entonces camufladas por la ropa de abrigo. Phil montó en colera: se hablaba en inglés porque ese es el idioma de las islas, porque es el único idioma que él hablaba, y porque así había sido anunciado en la web de su miniemprendimiento turístico. Los argentinos, familiares de un combatiente, no cedieron e insistieron que solo hablaban español. Otra argentina ofició de mediadora-traductora. Phil le pidió a su amigo chofer que detuviera el micro: o aceptaban sus reglas, o se bajaban ya. Desde otro rincón del micro, otra disimulada pasajera develó su nacionalidad albiceleste y saltó en apoyo de los ofendidos. La mediadora-traductora intercedió. Los ánimos se calmaron, nadie abandonó el bus. Phil dio el visto bueno al chofer: seguimos adelante. Aunque Phil nunca se repuso del incidente y se refirió un par de veces a los excursionistas revoltosos. No le gustaba nada que los turistas se sacaran fotos desplegando banderas argentinas en los escenarios de la guerra.


Horas más tarde, visité a Phil en su pequeña librería en la pequeña ciudad y volvimos a repasar el incidente: para él, los argentinos que “no aceptan” el status político de la islas deberían ir directo al Cementerio de Darwin, a encontrarse con sus muertos. Su “Falklandas Batterfields” no está pensado para ellos. Darwin, de hecho, es mencionado reiteradamente por Phil. En la narrativa isleña dominante, las Malvinas son un inusual fenómeno geológico, un pedazo de tierra que alguna vez fue parte de Sudáfrica. Se habla de Atlántico Sur y no de América del Sur. Ese fenómeno único y excepcional capturó la atención de Charles Darwin. Malvinas y Galápagos, hermanadas por la singularidad. Dicen allí que el refundador de la biología solo tuvo palabras de desaliento para las futuras generaciones de colonos -rincón del infierno, habría dicho- pero no dejó de inspirarse en ellas para elaborar su teoría de la evolución de las especies. En suma, las islas pasaron de la geología a Darwin, los balleneros, y la sacrificada colonización británica. Hasta la invasión argentina de 1982. Ni una palabra del imperio español, el virreinato, la gobernación argentina o el gaucho Rivero. Sin embargo, no pueden obviarse algunos rastros. La excursión de Phil Middleton llega hasta la “Estancia House”, un establecimiento agropecuario pionero que fue utilizado como base de los paracaidistas británicos en 1982. Y ahí nomás está el “Cerro Vernet”, que lleva el nombre del gobernador argentino de la década de 1820.

La excursión de los campos de batalla va sobre camino de asfalto –que parece construido hace poco- y recorre algunos de los cerros que fueron utilizados por los británicos para avanzar sobre la capital de las islas. La ocupación militar argentina tomó el puerto, mientras que la operación británica ingresó por San Carlos, al otro lado de la isla y avanzó por tierra para recuperar la pequeña ciudad. Phil cuenta que en abril de 1982 él era maestro de primaria, y que siguió dando clases en su casa. Sin embargo, no hay mucho que mostrar. Salvo en el Cerro Harriet, que cuenta con un monolito y placa conmemorativa, no hay monumentos a la guerra. Caminando por los campos de batalla se encuentran algunos restos de aeronaves argentinas derribadas. Que han sido dejadas ahí, sin tocar.


El relato isleño, según los ingleses

En las islas hay muy pocos habitantes, aunque el territorio del archipiélago tenga una extensión comparable a la de Bélgica. En Puerto Argentino/Puerto Argentino está la gran mayoría de ellos. Todos tienen camionetas y vehículos 4 x 4. Las casas son confortables. Si hacemos caso omiso del clima, se vive bien. Hay wifi para todo el pueblo, pero no es gratis. Los isleños no son pescadores, descienden de granjeros. Aunque las ovejas ya no rinden. Viven de las licencias de pesca, que es realizada por grandes empresas extranjeras. Los extranjeros que se mudan allí lo hacen atraídos por los altos ingresos. Hay una pequeña ciudad, un pequeño gobierno y una pequeña economía, pero como hay pocos entre quienes repartir, la renta es buena. Una idea de equilibrio social inmovilista y antiemprendedor subyace en todo lo relativo a la vida en Malvinas. El cambio no es bueno. El turismo no es bueno, porque habría que invertir en infraestructura. El petróleo off-shore no es bueno, porque se requiere un precio alto del barril de crudo para que las inversiones valgan la pena, y nada de eso es bueno. La construcción de nuevas casas no es buena, porque la infraestructura colapsaría y no alcanzaría la comida para todos. Todo, salvo el pescado, es importado; aún el agua mineral. Los vuelos directos desde territorio argentino no son nada buenos. Y la visita de argentinos, eso sí que no tiene nada de bueno.


Cada vez que llega algún crucero o contigente de visitantes que incluye a presuntos argentinos, se despliega un pequeño comité de antibienvenida. Algunos negocios cierran y ponen en sus ventanas carteles de rechazo a los argentinos “hasta que no reconozcan nuestra soberanía”. Y por las calles de la ciudad dan la vuelta algunas camionetas cubiertas de union jacks y carteles nacionalistas. Las mismas camionetas militantes -dos o tres, no más- giran alrededor de la calle principal. Uno tiene la impresión de que esas personas se tomaron el día para desfilar. La mayoría de la gente del lugar, sin embargo, es amable y cordial. Como Phil, el nacionalista, que no rehúsa una conversación civilizada si siente el respeto. O los bartenders del Globe Tavern, el conocido pub inglés del pueblo, que vende cervezas, hamburguesas y papas fritas llegadas desde un barco de provisiones que zarpa desde el puerto inglés de Bradford. O las empleadas del Historic Dockyard Museum, espacio guardián del relato isleño.

El museo transmite cinco mensajes fundamentales. El primero es Malvinas como excepción natural, caso estudio de la teoría darwiniana, fauna irrepetible, suelo de roca, millones de pingüinos. El segundo es Malvinas como hogar del trabajador marítimo. Marineros, capitanes, balleneros y pescadores son, después de los pingüinos, los colonos más legítimos del lugar. Allí, desde luego, la imagen hispánica y gauchesca de los argentinos cubiertos de cuero vacuno queda relegada. El tercero es la colonización británica, hecha de historias familiares, damas inglesas de riendas tomar, los primeros agentes de policía y misioneros cristianos, que en su afán evangelizador llevaron a las islas a indios fueguinos. El cuarto mensaje, claro está, es la historia de la guerra de 1982 desde la perspectiva de los isleños. Su condición de víctimas de una guerra impensada refundó el sentido de las Malvinas, y los visibilizó ante el electorado británico. El Museo Dockyard recoge testimonios de cómo vivieron los habitantes del puerto -en muchos casos, descendientes de esos misioneros y esas damas corajudas- la militarización.


El quinto mensaje nos interesa especialmente. Allí, Puerto Argentino/Puerto Argentino es presentado como un portal hacia la Antártida. El museo conserva la primera vivienda británica utilizada en el continente blanco, y numerosos elementos que recuerdan las reales campañas antárticas. El puerto bien podría ser la capital de la Antártida Británica. Y allí es cuando todos los otros elementos cobran un sentido potente. La fauna virgen, los expedicionarios, los exploradores, la gente del mar, todo eso nos empuja más y más hacia el sur. Hacia el Polo Sur. Malvinas y la Antártida. Y entonces sonó la sirena del barco: hora de volver.


Fuente: http://www.revistaanfibia.com/cronica/trasumanto/
 
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