Noticias de Egipto

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Obama empieza a revisar la ayuda al régimen egipcio
Debaten hasta dónde tolerar la represión; la asistencia militar no está en duda

HILMARK, Massachusetts.- La administración de Barack Obama tomó los pasos preliminares para retirar su ayuda financiera al gobierno egipcio, revelaron en las últimas horas funcionarios de la Casa Blanca. Sin embargo, sólo retirará su asistencia económica y no la ayuda militar, que es mucho más cuantiosa y de la cual dependen los generales egipcios.
Los funcionarios norteamericanos dijeron que el Departamento de Estado dejó en suspenso el financiamiento de programas económicos que involucran directamente al gobierno egipcio por temor a que haya violado leyes del Congreso estadounidense que prohíben prestar ayuda a países donde se ha producido un golpe de Estado .
El gobierno de Obama no declaró si el derrocamiento del presidente Mohammed Morsi por parte de los militares fue un golpe. Pero el Departamento de Estado debe atenerse a una compleja red de restricciones que regulan la ayuda a países extranjeros, dijo un funcionario. Esos límites son mucho más estrictos que los que regulan la ayuda militar, que no fue suspendida.
La decisión de cortar los 585 millones de dólares en ayuda militar que Egipto todavía tiene disponibles para este año es uno de los interrogantes que esperaban a Obama a su regreso a Washington, tras unos días de vacaciones en Martha's Vineyard que se vieron opacados por la masacre de Egipto, en la que murieron cientos de manifestantes islamistas.
Para Egipto, el valor de la ayuda militar es tal vez menos importante que los avanzados sistemas que puede adquirir si cuenta con apoyo norteamericano. Estados Unidos ya está considerando demorar el envío de helicópteros de ataque Apache y de repuestos para vehículos blindados. Todo eso llega después de la decisión de demorar la entrega de cuatro cazas F-16 y de cancelar un ejercicio militar de gran escala en conjunto con el ejército egipcio programado para el mes próximo.
Pero el gobierno se abstuvo de cortar la ayuda militar, que ha sido la base de las relaciones norteamericanas con Egipto durante más de tres décadas y es considerada vital para la estabilidad de la región, además de uno de los pilares del tratado de paz de 1979 entre Egipto e Israel.
Frente al volumen de la ayuda militar, la ayuda civil es irrisoria: de los 1550 millones de dólares en asistencia total para Egipto para 2014, 1300 millones son en ayuda militar y 250, ayuda económica.
Hay menos restricciones legales sobre los 585 millones en ayuda militar restantes de los 1300 millones originales. Ese monto todavía debe ser depositado en una cuenta de la Reserva Federal, y los militares egipcios podrían usarlo para comprar armas y repuestos, y para pagar mantenimiento y capacitación.
"Como ya lo hemos manifestado, actualmente estamos reconsiderando toda nuestra asistencia a Egipto", dijo Marie Harf, vocera del Departamento de Estado. "Hasta este momento no se tomaron decisiones complementarias al respecto."
Los funcionarios norteamericanos ya manifestaron en el pasado que no creen que cortar la ayuda militar persuada a los generales de retomar el camino democrático. También temen que si retiran la ayuda Estados Unidos se quede sin ningún elemento de presión.
Israel y muchos países árabes presionaron a Estados Unidos para que no corte la ayuda, al argumentar que el ejército aún es la mayor esperanza para que Egipto no se suma en el caos y que la necesidad de estabilidad, por el momento, excede cualquier preocupación por el orden democrático o los derechos humanos. Pero ahora que las víctimas de la violencia superan el millar y que las posibilidades de que se destrabe el conflicto son pocas, el gobierno comenzó a debatir cuál es su umbral de tolerancia antes de reconsiderar su relación con los militares.
El jueves pasado, Obama mantuvo una conferencia telefónica con miembros del Consejo de Seguridad Nacional para discutir las opciones que plantea el conflicto.
De vuelta en Washington, las presiones sobre Obama para que tome una actitud más proactiva hacia Egipto no dejaron de aumentar, pero los legisladores siguen sin ponerse de acuerdo sobre la suspensión de la ayuda: mientras un puñado de halcones republicanos reclama que se corte la asistencia de inmediato, otros republicanos y la mayoría de los demócratas todavía tienen sus dudas. Dada la reticencia de muchos legisladores a suspender la ayuda militar por razones de seguridad, tal vez para ellos sea más fácil demostrar su malestar con El Cairo a través de la suspensión de la ayuda económica para uso civil.
Dicho en pocas palabras: las relaciones entre Estados Unidos y Egipto ya cambiaron. Un funcionario norteamericano dijo que cuando el Pentágono se decida a entregar los demorados aviones F-16 le cobrará una tarifa a la fuerza aérea egipcia por habérselos guardado.
la nacion
 

Sebastian

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“Lo ocurrido en Egipto es más complejo que un golpe de Estado”

Bernardino León, el enviado especial de la UE para el Mediterráneo Sur, centra sus esfuerzos en mostrar una salida negociada a la violencia en Egipto


Bernardino León, en la rueda de prensa de este lunes en Bruselas. / GEORGES GOBET (AFP)

Bernardino León se esperaba un verano complicado, pero no tanto como lo está siendo. El enviado especial de la UE para el Mediterráneo Sur –y antiguo hombre de confianza del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero- centra todos sus esfuerzos en mostrar una salida negociada a la violencia en Egipto. León (Málaga, 1964) recibe en su despacho a EL PAÍS y al Süddeutsche Zeitung, desde donde prepara la reunión del miércoles en la que la UE deberá dar una respuesta política a los centenares de muertos en un país fundamental para el futuro de la región.

Pregunta. Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE se reúnen mañana para estudiar su respuesta a la crisis. ¿Qué margen de maniobra tienen?
Respuesta. Habrá un debate sobre las medidas que estamos barajando. Pero la UE quiere ser constructiva y mantener una puerta abierta al diálogo para impulsar una solución política, pese a lo difícil de la situación.

P. La canciller Angela Merkel ha hablado de un bloqueo de la exportación de armas. ¿Qué efecto real tendría sobre el terreno?
R. Creo que se hablará más en términos de coordinación de mensajes, pero luego cada país tomará la decisión unilateralmente. Podrían comunitarizar el tono de la respuesta, que luego cada uno modularía.

P. ¿Cuál es la influencia real que le queda a la UE?
R. Muchísima. La UE es un interlocutor importante, percibido como todas las partes como el más central. Además, somos el socio comercial de Egipto más importante, de donde procede el 80% del turismo, la mayor parte de la inversión y de la ayuda no militar.

P. Arabia Saudí ha dicho que reemplazará la ayuda que se retire a Egipto. ¿No teme la UE que su peso quede diluido?
R. Pese a toda la ayuda que ha recibido Egipto, su economía no se recupera. Necesita que vuelvan los inversores. Por eso Europa insiste en que hay que recuperar la confianza. Es fundamental el apoyo de los países del Golfo, pero también de los occidentales.

P. Esa vuelta de la confianza parece imposible ahora.
R. Hay una situación muy grave. La UE ha condenado de la manera más clara lo ocurrido, atribuyendo la responsabilidad especial al Gobierno, pero también dejando muy claro que la violencia viene de ambas partes. Todos estamos de acuerdo en que lo importante es detener esta situación e incentivar un retorno al diálogo.

P. La UE habla de los moderados en ambos bandos, pero es evidente que ahora no son ellos los que dirigen la situación. ¿Cómo espera dar voz a estos sectores?
R. Si lográramos entrar en un diálogo político, entonces esos sectores estarían imponiendo su criterio. Hay iniciativas, tenemos contactos y vamos a apoyarlos para que su voz se escuche más. No podemos permitir que un país tan central quede en manos de los extremistas.

P. ¿Tras la marcha del exvicepresidente Mohamed El Baradei, quedan voces moderadas en el Gobierno actual?
R. Sí, aún hay sectores que hacen esfuerzos a diario por contener la situación.

P. ¿Por qué le cuesta tanto a la UE hablar de golpe de Estado al referirse a la caída del expresidente Mohamed Morsi?
R. Porque lo que ocurrió entre el 30 de junio y el 3 de julio es una situación mucho más compleja que una simple intervención militar. Nunca hemos negado un elemento de intervención militar. Pero había cientos de miles o millones de personas en las calles y una amenaza de enfrentamiento entre todos los colectivos. La comunidad internacional apoyó al presidente para que facilitara una salida (un referéndum, elecciones anticipadas…) para evitar el enfrentamiento.

P. Da la sensación de que se prefirió mirar hacia otro lado ante la caída de un Gobierno no amigo y ahora la situación es mucho peor.
R. Tras las elecciones, la UE dijo que el justo vencedor fue Morsi. Bruselas fue de las primeras capitales que visitó tras ser elegido. La UE firmó ayudas por valor de 5.500 millones de euros. No se puede decir que la UE haya mantenido distancias. Pero a finales de noviembre, Morsi empieza a tomar decisiones que nos parecen muy discutibles: asume poderes legislativos, defiende la Constitución sin apoyarse en un grupo más amplio, va a un referéndum con los liberales enfrentados… Entra en una dinámica muy poco inclusiva. Se le tiende la mano, pero empieza a tomar decisiones que revelan una cultura de falta de acuerdo, que no es achacable solo a él o a los Hermanos Musulmanes, sino que es común a todos los partidos políticos egipcios.

P. ¿Lo que ocurrió el 3 de julio no fue un golpe de Estado?
R. No vamos a entra en la guerra de las etiquetas ni de las legitimidades, porque lo que queremos es reconstruir la transición democrática. Que es algo que no tiene nada que ver con lo que estamos viendo. Buscamos un proceso inclusivo en el que todos los partidos políticos participen en igualdad de condiciones, con un acuerdo sobre el sistema electoral, sin líderes políticos en prisión, con respeto a los derechos humanos. No se puede reprochar a la UE haber sido ambigua en su enjuiciamiento.

P. ¿Qué supondría para la UE la ilegalización de los Hermanos Musulmanes?
R. Requerirá un debate de la UE, pero personalmente creo que sería un error. No iría en la buena dirección. No se puede demonizar una institución que representa a tantas personas, pese a los errores que ha cometido. Ese no es el camino.

P. ¿Y la liberación de Mubarak?
R. Cuesta trabajo pensar que se tome esta decisión. Se está hablando de una recuperación democrática y al mismo tiempo se habla de liberar al presidente contra el que se rebelaron todos los egipcios unidos hace dos años. En un contexto como el actual de inestabilidad, ¿va a añadir un elemento más de confrontación? Creo que sí.

P. ¿Se ha convertido la primavera árabe en una pesadilla?
R. Nunca pensamos que iba a ser un proceso fácil ni corto. No tenemos la perspectiva necesaria. Todavía hoy se sigue hablando de transición en algunos países del este de Europa. En Túnez hablamos de una transición política. Pero Egipto no solo tiene pendiente eso, sino también una auténtica revolución social en indicadores como el papel de la mujer, el nivel de la educación y el desarrollo de la clase media. No harán falta años, sino quizás décadas.

P. ¿Cómo vivió los momentos previos al aplastamiento de los campamentos islamistas la semana pasada?
R. Con mucha angustia. Con llamadas permanentes a distintos interlocutores. Decíamos que era imposible que esa operación se pudiera hacer sin derramamiento de sangre. Era inevitable que hubiera situaciones de pánico. Pero la realidad superó las expectativas.

P. ¿Duda la UE de la cifra de seis centenares de muertos que han dado las autoridades?
R. Se dijo que había habido miles de heridos, pero no sabemos qué ha pasado con ellos después. No sabemos si se retiraron cadáveres y se contabilizaron de forma adecuada. Los Hermanos Musulmanes hablaban de miles de muertos, quizás la cifra real esté en un punto intermedio. No sé si alguna vez sabremos exactamente cuánta gente murió.

P. ¿Cómo cicatriza una herida así?
R. Con determinación y voluntad política. El problema es que no vemos esa voluntad en el Gobierno actual. Sí en algunos miembros del Gobierno, pero no en los que están tomando las decisiones ahora.

P. ¿Está Egipto al borde de la guerra civil?
R. No. El Gobierno y los Hermanos Musulmanes siguen existiendo en que debe haber una salida pacífica. Estamos lejos de algo parecido. Pero es importante detener ahora la escalada, porque al final del proceso podría darse un enfrentamiento mucho más amplio.

P. Egipto tiene un papel fundamental en la región. ¿Temen un efecto contagio a países como Túnez?
R. Acabo de regresar de allí. Desde que empezaron las movilizaciones en las calles egipcias, había un cierto contagio. Hay una correa de transmisión muy inmediata en Libia, Túnez…
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/20/actualidad/1377012594_718800.html
 

Sebastian

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Mahmoud Ezzat, el «hombre de hierro», asume el mando de los Hermanos Musulmanes

mikel ayestaran / enviado especial a el cairo
Día 21/08/2013 - 01.53h

Considerado miembro de la línea dura el Islam político, se hace cargo de la Cofradía egipcia tras la detención de Mohamed Badía

afp

Tras la detención de Mohamed Badía, los Hermanos Musulmanes reaccionaron cediendo la dirección interina del grupo a Mahmoud Ezzat, su número dos y uno de los cuatro vicepresidentes del Consejo del Guía, organismo de 19 personas que asesora directamente al líder en la dirección del grupo. Ezzat es médico, tiene 69 años y pertenece a la Cofradía desde los años sesenta. Nació en Zagazig, capital de la provincia de Sharkia, cuna también del depuesto presidente Mohamed Mursi con quien ha compartido docencia en la universidad local.

Según los datos publicados por el think tank «The Washington Institute» (TWI), está casado con la hija de exGuía Mahdi Akef y compartió prisión con Mohamed Badía de 1965 a 1974, años de dura persecución a los hermanos por parte de los regímenes de Gamal Abdel Naser y Anwar Sadat. Ya con Hosni Mubarak al frente de Egipto volvió a ser encerrado en dos ocasiones en los noventa y la última vez que pasó por prisión fue en 2008, esta vez por participar en manifestaciones contra los ataques de Israel contra la frontera de Gaza.

Los medios egipcios le apodan «el hombre de hierro», le consideran un hombre de la línea dura del Islam político y le señalan como el personaje clave en las relaciones entre la estructura del grupo y el Partido Justicia y Libertad (PJL), brazo político creado para poder participar en la vida democrática del país y que logró imponerse en las elecciones de 2012 obteniendo más de cinco millones de votos.

«La organización está acostumbrada a sufrir detenciones», asegura un exministro de Mursi a ABC
Al igual que Badía y el resto de la cúpula del grupo está en búsqueda y captura desde el golpe del 3 de julio y tiene pendiente una causa abierta con la Justicia que le acusa, al igual que a su antecesor, de incitar al asesinato de manifestantes frente a la sede de los Hermanos Musulmanes en el distrito cairota de Moqattam en marzo.
Su nombre saltó a los medios internacionales en 2011 cuando en plena post revolución declaró, según el diario egipcio «Al-Masry Al-Youm», que «la aplicación de los castigos de la sharia (ley islámica) precisa tiempo y solo vendrá solo cuando el Islam se implante en cada corazón, solo entonces los castigos pueden ser aplicados». Tras el revuelo causado por estas palabras acusó al periódico de manipular lo que había querido decir.

«Badie es una figura importante, pero no imprescindible. La organización está acostumbrada a sufrir detenciones a lo largo de la historia y siempre hay gente como ahora Ezzat preparada para la dirección», apunta el exministro de Planificación de Mohamed Mursi, Mohamed Amr Darrag, consultado por ABC tras conocerse la captura de Badía. Una reacción en la línea de la del resto de fuentes oficiales del grupo que quisieron restar importancia al rol del Guía y mirar hacia adelante cerrando filas en torno a su nuevo hombre fuerte.
http://www.abc.es/internacional/20130821/abci-perfil-ezzat-201308202034.html
 
Lobby furioso para que Estados Unidos suspenda o corte directamente la ayuda militar a Egipto, 1.300 millones de dolares anuales en danza.
El PM interino de Egipto entrevistado por ABC preocupado por la presión al gobierno de Obama para sacarle la asistencia militar.

 

Sebastian

Colaborador
Lobby furioso para que Estados Unidos suspenda o corte directamente la ayuda militar a Egipto, 1.300 millones de dolares anuales en danza.
El PM interino de Egipto entrevistado por ABC preocupado por la presión al gobierno de Obama para sacarle la asistencia militar.
Están preocupados por la asistencia militar ya que la económica...la suplen los países árabes como Arabia Saudita.


Un juzgado de El Cairo ordena la liberación de Hosni Mubarak


Se cumple una semana desde las cargas militares contra las acampadas islamistas

Han muerto un millar de personas en Egipto en los pasados siete días



VÍDEO: REUTERS-LIVE!

Un juzgado de Egipto ha ordenado la liberación del presidente depuesto en 2011, Hosni Mubarak, al haber agotado el tiempo máximo de prisión preventiva mientras se le juzga por diversas causas de corrupción y abuso de poder. Según sus abogados, Mubarak podría quedar libre dentro de un plazo de 48 horas. El año pasado el que fuera presidente de Egipto durante tres décadas, líder del país hasta las revueltas de la llamada primavera árabe, fue condenado a cadena perpetua por no evitar la matanza de manifestantes durante las revueltas prodemocráticas de 2011. Aquel juicio quedó invalidado, y se ha de repetir en los próximos meses.

La excarcelación, si se cumple, no supondría una exoneración, sino una puesta en libertad condicional de Mubarak, de 85 años, a la espera de que se decidan las causas pendientes contra el mandatario, que ingresó en prisión el 14 de abril de 2011. Si se le libera, se hará justo cuando el primer presidente elegido por las urnas en la democracia egipcia, Mohamed Morsi, cumple siete semanas bajo arresto militar, tras un golpe de Estado militar consumado el 3 de julio. A Morsi se le acusa de conspirar con grupos islamistas extranjeros, como Hezbolá o Hamás, para escapar en 2011 de una prisión en la que precisamente le había colocado el régimen de Mubarak.

Justo hace una semana el ejército, que ha aupado al poder a un gobierno interino, desmanteló dos acampadas islamistas en las que partidarios de Morsi protestaban contra el golpe de Estado. Fallecieron al menos 600 personas, algo que desató más manifestaciones que acabaron con más muertes, más de un millar hasta hoy. Las fuerzas de seguridad han arrestado a unos 3.000 islamistas. De ellos, 36 murieron el lunes cuando eran trasladados a un centro penitenciario, sin que el ministerio del Interior haya dado explicaciones fiables sobre el suceso, más allá de que perecieron asfixiados después de que se empleara contra ellos gas lacrimógeno.

En realidad el tiempo máximo de detención preventiva de Mubarak se cumplió a principios de año, pero desde entonces los juzgados competentes han ido buscando ardides para mantenerle encerrado por periodos de dos semanas, sobre todo alegando que todavía quedan causas pendientes de corrupción por las que se le debe juzgar. Preguntado por Reuters, su abogado, Farid el Dib, ha dicho, a la salida de la vista oral: “El juzgado ha decidido liberarle”. Posteriormente ha añadido que posiblemente la liberación se produzca el jueves. Según fuentes judiciales, si la fiscalía apela en las próximas 48 horas, Mubarak aún podría permanecer en prisión hasta 30 días.

En las pasadas horas, los militares y el gobierno interino han estrechado el cerco alrededor de la cúpula de los Hermanos Musulmanes, que están siendo forzados a volver a la clandestinidad en la que vivieron durante los años de Mubarak en el poder. El líder supremo de la cofradía, Mohamed Badie, fue detenido en El Cairo en la madrugada del miércoles, acusado de incitar a la violencia durante los días previos y posteriores al golpe de Estado. Se prevé que el próximo domingo comparezca junto a varios de sus lugartenientes ante la justicia durante la primera vista oral del proceso iniciado por la fiscalía.

En septiembre deberá comparecer ante la justicia el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei, quien aceptó ser vicepresidente tras el golpe de Estado y que dimitió el miércoles pasado por la carga contra islamistas. En este momento se encuentra en Viena, según una portavoz.

Sayyed Ateeq, un profesor de derecho en la universidad de Helwan, en El Cairo, presentó recientemente una demanda en su contra por “traicionar la confianza nacional”, una falta que acarrea una pena máxima de multa de 1.200 euros.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/21/actualidad/1377069430_871551.html
 
Se han sacado la máscara abiertamente los sauditas, fuego libre al ejército egipcio para liquidar a los Hermanos musulmanes.
Las monarquías del Golfo con Arabia Saudita a la cabeza, extrañamente a este colectivo no se subió Qatar, ceden sus fuerzas de choque financieras y diplomáticas para apoyar con vigor la recuperación del poder en Egipto por el ejército.
Arabia Saudita y los EAU se aliaron para garantizar el nuevo poder encarnado por el general Abdel Fattah al-Sissi.

Resumen AFP.
 

Sebastian

Colaborador
La UE suspende la exportación de armas a Egipto

Los Veintiocho reexaminarán las políticas de ayuda al régimen egipcio tras el golpe de estado


La responsable europea de Exteriores, Catherine Ashton. / G. GOBET (AFP)

La Unión Europea ha anunciado que suspende temporalmente los permisos de venta de armas y equipamientos de seguridad a Egipto, como medida de sanción tras el golpe de Estado del pasado día 3 y la represión posterior, que ha causado algo más de un millar de muertos. En una reunión llevada a cabo este miércoles en Bruselas, los ministros de Exteriores de los Veintiocho también han afirmado que la UE "reexaminará" sus políticas de ayuda al régimen egipcio.

"Los Estados miembros han acordado suspender las licencias de exportación a Egipto de cualquier equipamiento militar que pueda ser utilizado para la represión interna", ha afirmado la alta responsable de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton. Según cifras de la propia Unión Europea, las exportaciones de armas del bloque a Egipto ascendieron en 2011 a 303 millones de euros.

Las sanciones al régimen egipcio se limitan, por el momento, al ámbito militar. "El Consejo ha expresado su preocupación sobre la situación económica en Egipto y su impacto negativo en los sectores más vulnerables de la población", afirman las conclusiones del Consejo de Ministros. "Es por eso que la asistencia socioeconómica y a la sociedad civil van a continuar". Eso sí, "la UE seguirá de cerca la situación en Egipto y ajustará su cooperación de acuerdo con ese seguimiento". En los últimos años, la ayuda europea a Egipto ha ascendido a 500 millones de euros.

Aunque la Unión Europea "respeta la responsabilidad del Gobierno de mantener la ley y el orden", el documento de los Veintiocho pide al Gobierno egipcio que anule el estado de emergencia y que restaure "urgentemente" las garantías jurídicas, además de "liberar a todos los prisioneros políticos" y a respetar las obligaciones internacionales sobre el tratamiento a los detenidos.

La UE ha expresado su "gran preocupación" por la violencia en Egipto, tanto la represión policial como los actos de terrorismo, como el asesinato de policías en el Sinaí y la quema de iglesias en el centro del país. Los ministros de Exteriores han pedido "un diálogo real e incluyente", en el que "no haya grupos políticos excluidos o prohibidos". El Consejo reitera su disposición a ayudar "al pueblo egipcio" en su búsqueda de un Egipto "estable, incluyente, democrático y próspero".
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/21/actualidad/1377097172_863734.html
 

Barbanegra

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El ejército egipcio se arriesga a quedarse sin las armas de Obama
La Administración Obama ya ha dado los primeros pasos para suspender su multimillonaria y vital ayuda al ejército egipcio. En público insiste en que sólo la está "revisando" para intentar presionar al Gobierno de El Cairo, pero ha congelado sus transferencias militares desde julio.

La Administración Obama no llama "golpe" al derrocamiento de los islamistas porque eso obligaría automáticamente a cancelar la asistencia, según la ley de ayuda extranjera. Pero de hecho ese dinero ya está parado porque el Congreso no ha vuelto a aprobar ninguna transferencia a Egipto desde julio y, según desveló esta semana un senador demócrata, se está comportando como si hubiera una suspensión. "La transferencia de ayuda militar ha sido detenida", dijo un portavoz del senador Patrick Leahy, presidente del subcomité que se encarga de aprobar la asistencia exterior.

El Congreso había previsto para 2013 una ayuda militar a Egipto por valor de 1.300 millones de dólares (977 millones de euros al cambio actual). De ellos, 585 millones de dólares (439 millones de euros) aún no han sido desembolsados. Ese dinero no va directamente a Egipto, sino que pasa a una cuenta de la Reserva Federal de Nueva York con la que se compran cazas, helicópteros, tanques y otro armamento a contratistas estadounidenses. Ahora mismo, Estados Unidos está considerando retrasar la entrega de helicópteros y un equipo de reparación de tanques.

Desde 1998, Estados Unidos se ha gastado unos 20.000 millones de dólares (15.000 millones de euros) en mantener al ejército egipcio, que depende de Washington para armarse y para mantener sus equipos (cerca del 15% del gasto se dedica a la reparación y puesta a punto). Si los estadounidenses bloquean su ayuda, Arabia Saudí asegura que cubrirá el hueco, pero los egipcios no podrán tener acceso al armamento estadounidense ni a su asistencia técnica. El 80% de las nuevas compras del ejército egipcio son ahora de armamento estadounidense.

La Administración Obama dice que está "revisando" la asistencia y el martes el presidente convocó a su gabinete de seguridad para sopesar opciones. De momento, el dinero que debería ir a comprar material militar está en una cuenta donde es legalmente posible suspender el desembolso de manera inmediata. La Casa Blanca reconoce que quiere tener "flexibilidad", aunque es esquiva sobre el estado actual de la ayuda.

"La asistencia no es como un grifo. No puedes abrirlo y cerrarlo. La ayuda se da de manera esporádica", repite el portavoz Josh Earnest. "La revisión de esa asistencia continúa", dijo este miércoles el portavoz. El presidente Obama estuvo hablando cerca de una hora con sus asesores sobre el proceso, pero la Casa Blanca asegura que aún no hay cambios que anunciar.

Margen hasta septiembre

El siguiente tramo de ayuda previsto puede enviarse hasta el 30 de septiembre, cuando termina el año fiscal en Estados Unidos. Ése es el margen que tiene la Administración para ponerse de acuerdo con el Congreso sobre si quiere cancelar la ayuda, como han pedido varios congresistas, entre ellos el senador republicano y ex candidato presidencial John McCain o el libertario Rand Paul.

El presidente Barack Obama anunció la semana pasada la cancelación de las maniobras conjuntas que Estados Unidos hace con el ejército egipcio cada dos años y que estaban previstas para septiembre. También suspendió en julio la entrega de cuatro F-16, claves para el ejército egipcio igual que la formación de sus pilotos.

La técnica de no suspender la ayuda, sino tenerla congelada permitiría a Estados Unidos volver a mandarla con mayor facilidad si la situación mejora. Entre quienes más presionan para que la Administración Obama mantenga la financiación está Israel, que prefiere a Egipto de aliado.

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/08/22/internacional/1377135960.html
 

Sebastian

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El exdictador egipcio Hosni Mubarak sale de la prisión de Tora

El antiguo 'rais', de 85 años, permanecerá bajo arresto domiciliario por orden de los militares



El helicóptero de Mubarak abandona la cárcel de Tora, en El Cairo. / REUTERS - LIVE!

Dos años después de su deposición y entrada en prisión, Hosni Mubarak, que controló durante tres décadas los designios de Egipto con mano de hierro, ha salido en libertad condicional, sus juicios por corrupción, abuso de poder y la muerte de manifestantes prodemocráticos en 2011 aún pendientes. Por orden del ejército y el gobierno interino al que este tutela tras el golpe de estado del pasado 3 de julio, Mubarak queda en arresto domiciliario hasta que se deciden el resto de causas legales. El 25 de agosto debe regresar ante el juez para la primera vista de la repetición del juicio en el que el año pasado se le declaró culpable por no evitar la matanza de más de 800 personas en las protestas de 2011 que acabaron con su régimen.

Pasadas las 16.00, un helicóptero trasladó a Mubarak, de 85 años, de la prisión de Tora, en cuya planta médica ha estado encerrado, al hospital militar de Maadi, en el que cumplirá el arresto domiciliario. En Tora se encuentra además el líder supremo de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie, y varios lugartenientes suyos, que también el 25 de agosto deberán comparecer ante la justicia, acusados por la fiscalía de incitar a la violencia en las jornadas previas y posteriores al golpe de Estado del mes pasado. Entonces, tras varias manifestaciones multitudinarias, el ejército depuso al presidente islamista Mohamed Morsi, del brazo político de los Hermanos Musulmanes, quien ganó las primeras elecciones democráticas del país y permanece detenido por el ejército.

Tras 18 días de revueltas populares, Mubarak dimitió el 11 de febrero de 2011. En abril fue detenido uy encarcelado, acusado de varios cargos de abuso del poder presidencial. El único juicio que culminó, el año pasado, fue el de la matanza de 850 manifestantes en aquellas protestas. Se le declaró culpable y el juez le condenó a la perpetua. Sus abogados apelaron, y la justicia anuló el juicio y ordenó su repetición. En las pasadas semanas, los juzgados pertinentes han fallado que Mubarak ya ha agotado el tiempo máximo de detención preventiva y que debe quedar en libertad condicional. La fiscalía decidió no apelar la última decisión al respecto, emitida el miércoles.

Tras 10 atentados contra su vida, Mubarak dejó el poder a causa de las revueltas de la llamada ‘primavera árabe’. A las diversas vistas orales de sus juicios ha acudido con unas grandes gafas de sol, aislado tras una reja, compareciendo a veces en una camilla. Débil de salud, en una ocasión llegó a entrar en coma, según informaron los medios locales egipcios, aunque posteriormente se ha recuperado. Sale de prisión justo cuando los generales, aquellos que le permitieron establecerse tres décadas en el poder y le dejaron caer en 2011, han depuesto al primer gobierno democrático de la nación y han iniciado un proceso de renovación de la constitución y los poderes legislativo y ejecutivo.

Mubarak mantuvo en pie la prohibición y el silenciamiento de las fuerzas islamistas y de los Hermanos Musulmanes que heredó de sus predecesores, Gamal Abdel Naser y Anuar el Sadat. La cofradía islamista ganó todas las elecciones a las que se presentó en los primeros meses de democracia, aunque en el año de Morsi liderando el ejecutivo sus medidas y su estilo de gobierno crearon un movimiento nacional de rechazo que en junio hizo salir a las calles de Egipto a millones de personas. El grupo juvenil Tamarod (en árabe, Rebélate) dijo haber recabado 22 millones de firmas pidiendo la renuncia de Morsi. Fueron motivos suficientes para que el Ejército tomara la medida de expulsarle del poder a la fuerza.

Los islamistas salieron entonces a la calle a protestar. Acamparon a miles en El Cairo y Giza, exigiendo que se restituyera a Morsi. El ejército les lanzó varias advertencias, hasta que el miércoles pasado pasó a desmantelar los campamentos con el uso de la fuerza. Murieron 600 personas. Desde entonces han fallecido al menos otras 400 en protestas en todo el país. Los militares y la policía han arrestado a al menos 3.000 islamistas, incluida la cúpula de los Hermanos Musulmanes, que hace hace dos meses detentaron casi todo el poder.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/22/actualidad/1377178850_809337.html
 

Sebastian

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El Gobierno egipcio ordena el arresto domiciliario de Hosni Mubarak

Se cumple una semana desde las cargas militares contra las acampadas islamistas
Han muerto un millar de personas en Egipto en los pasados siete días


Con Egipto controlado por los militares, el primer presidente elegido por las urnas encarcelado y más de mil muertes en una semana de represión contra los islamistas, este miércoles un juzgado de El Cairo ordenó la liberación del hombre que rigió el país durante tres décadas y contra cuyo régimen se levantó una revolución que inició un experimento democrático truncado poco más de un año después de nacer. Un tribunal de El Cairo estimó que ya se han agotado los recursos presentados por la fiscalía para mantener a Hosni Mubarak en prisión. Horas después el gobierno interino anunció que, en virtud del estado de emergencia declarado la semana pasada, Mubarak quedará bajo arresto domiciliario. Los cuatro procesos contra el expresidente siguen abiertos, los de corrupción y el de la responsabilidad en la muerte de más de 800 manifestantes.

El abogado de Mubarak, Farid el Dib, anunció la orden de liberación tras una vista oral en la prisión de Tora, donde se hallaba encerrado el expresidente. El juez concedió a la fiscalía 48 horas para apelar, pero dijo que el plazo de prisión preventiva está ya agotado, después de varios meses en los que el tribunal ha prorrogado la detención en plazos de dos semanas. Por la noche, el gobierno de transición que preside el juez Adli Mansur dijo en un comunicado que “en el contexto del estado de emergencia, el subcomandante militar emitió una orden para que Mohamed Hosni Mubarak sea colocado en arresto domiciliario”. El domingo, el expresidente comparecerá ante la justicia de nuevo en una vista para la repetición de su juicio por no evitar la muerte de manifestantes durante las protestas de la primavera árabe en 2011.

El domingo también se prevé que comience la causa judicial contra la cúpula de la sociedad de los Hermanos Musulmanes, acusada de incitación a la violencia en los días previos y posteriores al golpe de Estado del 3 de julio, en el que los generales depusieron al presidente islamista Mohamed Morsi. El martes de madrugada la policía detuvo al líder supremo de la hermandad, Mohamed Badie, en un apartamento en el distrito cairota de Ciudad Nasser, donde los islamistas habían acampado hasta el miércoles pasado, cuando una carga militar se saldó con la muerte de más de 600 personas. La oleada de manifestaciones, detenciones y ataques posteriores al desmantelamiento de los campamentos islamistas ha provocado más de un millar de muertos, 100 de ellos agentes de policía y soldados, en solo una semana.

Desde el 14 de agosto rige en Egipto el estado de emergencia, que le permite a los militares tomar medidas extraordinarias para salvaguardar el orden público. Los generales, que apoyaron el régimen autoritario de Mubarak, le dejaron caer cuando estallaron las revueltas de la llamada primavera árabe. Acorralado, dimitió en febrero de 2011. Sus juicios comenzaron dos meses después. Entonces los militares tomaron el poder del país, y lo tutelaron hasta que se produjeron las primeras elecciones legislativas, presidenciales y constitucionales. En todas ganó la sociedad de los Hermanos Musulmanes, que en un año en el poder provocó un movimiento de rechazo de dimensiones nacionales cuyas protestas precedieron al golpe de Estado.

Tras salir de prisión, Mubarak tendrá sus activos congelados y se le prohibirá abandonar el país. En la cárcel siguen sus dos hijos, Gamal y Alaa, juzgados en otros casos de corrupción. El año pasado se declaró al expresidente culpable en la investigación de la matanza de manifestantes prodemocráticos de 2011, y se le condenó a cadena perpetua. Sus abogados apelaron la decisión y el juez ordenó la repetición del juicio.

Durante sus décadas en el poder, Mubarak mantuvo la represión contra los Hermanos Musulmanes heredada de sus predecesores en la presidencia de Egipto, Gamal Abdel Nasser y Anuar el Sadat. En la clandestinidad, esa sociedad islámica se reforzó y se organizó para tomar las riendas del poder en los primeros meses de democracia del país. Ahora, con el cerco del Ejército, se ve descabezada y desorientada. En los pasados días, sus manifestaciones han perdido vigor. Este miércoles, sin embargo, en las redes sociales varios de sus líderes convocaron para el viernes una jornada "de mártires", pidiendo a sus seguidores que tomen las calles, mantengan vivas las protestas contra el golpe de Estado y exijan la restitución de Morsi en la presidencia.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/21/actualidad/1377069430_871551.html
 

Sebastian

Colaborador
Egipto: ¿el regreso a la república de los generales?

Redacción
BBC Mundo
Jueves, 22 de agosto de 2013

En las últimas semanas, Egipto ha vivido numerosos episodios de violencia que han dejado centenares de muertos por las protestas contra el derrocamiento por parte del poderoso ejército egipcio del presidente Mohamed Morsi, que fue elegido democráticamente en junio de 2012.

La salida del islamista Morsi, derrocado el pasado 3 de julio, fue impulsada a su vez por protestas masivas contra su gobierno. Morsi llegó al poder después de un período de gobierno militar tras la renuncia de Hosni Mubarak en febrero de 2011, forzada por los vientos de cambio de la Primavera Árabe.

Más de dos años después de aquellas revueltas, las autoridades militares interinas ordenaron que Mubarak quede bajo arresto domiciliario, después de que la corte que lo procesa anunciara que lo dejaría en libertad condicional.

Mubarak se encontrará un país bien distinto del que él gobernó durante tres décadas. Pero para algunos expertos, la nueva crisis de Egipto podría significar la vuelta de los militares al poder, después del año de gobierno de Morsi, el primer presidente democráticamente electo.

Echando un vistazo a la historia y al legado militar en Egipto, el experto en Medio Oriente Omar Ashour, de la Universidad de Exeter, considera que los desafíos que enfrenta el país tras la Primavera Árabe, tienen su origen más atrás en el tiempo, en la era del presidente Nasser e incluso antes.


Nasser estuvo implicado en el golpe militar de 1952 y más tarde se hizo con la Presidencia.

"El líder del golpe, el héroe Mohamed Naguib, dio un ejemplo de humildad al rechazar ser promovido de rango a 'coronel general'... Eso muestra que el ejército no quiere poder, sólo quiere el bien general", escribió el renombrado historiador egipcio Abd al Rahman al Rafai en el diario al Akhbar el 1 de agosto de 1952.

Su declaración no pasó la prueba del tiempo.
En febrero de 1954, el humilde general que actuó como primer presidente de la República de Egipto fue retirado del poder por otro militar más joven y más sediento de poder, el coronel Gamal Abdul Nasser.

Entonces, como ahora, Egipto estaba dividido.

Una parte del país quería una democracia parlamentaria, un regreso al constitucionalismo y que el ejército volviera a los barracones. Otra parte, quería un patrón fuerte y de desenfrenado carácter que prometiera pan y tierra.
En noviembre de 1954, la segunda parte del país no sólo destrozó a la primera sino que acabó con todas sus demandas. Los derechos básicos y el constitucionalismo parlamentario estuvieron entre las víctimas.

Nasser cumplió algunas de sus promesas, incluyendo la confiscación y redistribución de tierra y la confrontación con Reino Unido, el antiguo poder colonial, en 1956.

Pero el coste fue el establecimiento de la república de los oficiales: un estado en el que las instituciones armadas están por encima de todo lo demás, incluyendo las democráticamente electas.

¿Qué quieren los militares egipcios?

El Supremo Consejo de las Fuerzas Armadas tuvo un papel predominante tras la Primavera Árabe.

La revolución de 2011 desafió el status quo de 1954 de muchas maneras.

Pero los revolucionarios chocaron con una Junta del siglo XXI: el Supremo Consejo de las Fuerzas Armadas (SCAF, por sus siglas en inglés). Políticamente conservador, el órgano inconstitucional gobernó Egipto entre febrero de 2011 y junio de 2012.

Al menos, la reforma del sector de la seguridad, el control democrático de las fuerzas armadas, la supervisión del ejército y la policía por instituciones civiles y la transparencia presupuestaria del ejército eran conceptos totalmente ajenos para ellos. Y lo que es peor, esos conceptos eran tabús amenazantes y por lo tanto debían ser eliminados o reducidos al máximo.

Tras la retirada de Mubarak en febrero de 2011, SCAF insistió en que se cumplieran tres de sus demandas: un veto a la política de alto perfil, independencia del presupuesto del ejército y de su imperio económico, e inmunidad legal a los acusados de corrupción o represión.

Además, querían garantizar esos acuerdos con prerrogativas constitucionales.
Las demandas fueron reflejadas en una adenda constitucional de julio de 2012 que otorgaba al SCAF privilegios en el primer parlamento postrevolucionario, disuelto por una decisión del propio Consejo el 30 de junio de 2012 después de que el veredicto de una corte constitucional dijera que parte de la ley electoral era inconstitucional.

La decisión otorgaba todos los poderes legislativos al Supremo Consejo de las Fuerzas Armadas sólo días antes de la investidura en julio de 2012 del primer presidente civil de Egipto electo democráticamente.

El imperio independiente militar-económico, que se beneficia de tasas de aduanas o de cambio preferenciales, exenciones impositivas, propiedad de tierra o derechos de confiscación (sin pagar a Hacienda) y un ejército de trabajadores cuasi-libres (soldados conscriptos), es una fuente de buena parte de la influencia militar y, por lo tanto, otro asunto espinoso para cualquier civil electo.
Un agujero negro en la sufrida economía egipcia, los políticos electos en la era postrevolucionaria tratarán probablemente de mejorar las condiciones actuando contra las empresas manejadas por los militares y supervisándolas.

Pero en marzo de 2012, el general Mahmud Nasr, el encargado de las finanzas del SCAF, lanzó a los cuatro vientos una advertencia pública: "Esto lo hemos ganado con el sudor de nuestra frente y lucharemos por ello..., nunca permitiremos a nadie acercarse a los proyectos de las fuerzas armadas".

¿Qué temen los generales egipcios?

Según Ahsour, los coptos fueron un objetivo fácil para los militares.

Pero pese al poder, el Consejo de las Fuerzas Armadas fue bastante sensible a ciertos factores. La presión de EE.UU. es uno de ellos debido al armamento, entrenamiento, equipamiento y financiación que reciben.
La movilización callejera es otro de ellos. La mayoría de las decisiones favorables a la democracia han llegado fruto de la presión masiva ejercida desde la calle.

Esas decisiones incluyen la salida del poder de Hosni Mubarak, su juicio y el de otras figuras de su régimen, y el adelantamiento de las elecciones previstas para junio de 2013 a junio de 2012.

Un tercer factor que influyó en las decisiones que han tomado los militares fue la cohesión interna del ejército.
"La visión de los oficiales en uniforme protestando en la Plaza Tahrir y hablando en Al Jazeera preocupa realmente al mariscal de campo", me dijo un exoficial.

Una forma de mantener la cohesión interna es crear "demonios", una lección que aprendí de las "guerras sucias" en Argelia en los 90 y en Argentina entre los 1970 y 1980.

Los manifestantes coptos fueron en su momento un objetivo fácil.
Después del golpe de Estado del pasado 3 julio, los Hermanos Musulmanes y los islamistas se convirtieron en los nuevos viejos demonios.

Armados versus electos
Tras la elección de Morsi en 2012, se tomó una medida más para tratar de balancear las relaciones entre civiles y militares.

En agosto de ese año, Morsi no sólo fue capaz de congelar la adenda constitucional implantada por el ejército dos meses antes, sino que también hizo una purga de los generales que la habían emitido (el mariscal de campo Mohamed Hussein Tantawy y su número dos, el general Sami Anan).

Sin embargo, eso le costó caro.


En la Constitución de 2012, que fue aprobada con el 63,83% de los votos, las relaciones entre civiles y militares estaban lejos de ser equilibradas: el ministro de Defensa sólo podía ser un oficial militar y el Consejo de Defensa Nacional (CDN) tendría mayoría de mandos militares.

Esto dio a los militares de manera efectiva la posibilidad de vetar cualquier tema de seguridad nacional o de política exterior.
"Si metes a uno de los tuyos, yo meteré a uno de los míos", gritó el general Mamdouh Shahin, representante del ejército en la Asamblea Constituyente a Mohamed el Beltagy, un líder de los Hermanos Musulmanes.

El último sugirió meter a otro civil en el CDN, el responsable del comité del Tesoro en el Parlamento. Su sugerencia fue rechazada. Y todo eso fue grabado por una cámara.

El golpe de julio: ¿de 2013 a 1954?

Para el autor, el golpe de julio es un paso atrás para las relaciones democráticas entre civiles y militares.

El golpe de julio de 2013 podría llevar a Egipto a varios escenarios desalentadores.

No son seguros, pero el futuro de la democracia egipcia está ciertamente en peligro.
Cuando las instituciones electas son sustituidas por la fuerza militar, la experiencia nos muestra que el resultado casi nunca es favorable a la democracia: dictadura militar instantánea; dominio militar de la política con una fachada civil; guerra civil; conflictos sociales, o una mezcla de todas las anteriores.

Algunos ejemplos de esa situación son la España de 1936, Irán en 1953, Chile en 1973, Turquía en 1980, Sudán en 1989 y Argelia en 1992.
El golpe de julio es un paso atrás para las relaciones democráticas entre civiles y militares.

Y lo más preocupante es que puede tener implicaciones regionales.

El mensaje que les llegó a Libia, Siria, Yemen y otros países es el de militarizar la política: sólo el ejército puede garantizar los derechos políticos; no así la Constitución, ni las instituciones democráticas y ciertamente no los votos.
Al final, la única certidumbre es que ninguna transición democrática es completa si no se atajan los abusos, se erradica la tortura, se acaba con la exclusión y se anula la impunidad de los servicios de seguridad con un control efectivo y significativo eficaz de las fuerzas armadas y las instituciones de seguridad.

Esto será siempre el test definitivo de la transición democrática egipcia.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias..._analisis_regreso_generales_mubarak_lav.shtml
 

Sebastian

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Los islamistas egipcios pierden las calles

Las manifestaciones han comenzado tras el rezo del mediodía en todo el país

Hosni Mubarak ha pasado su primera noche fuera de prisión en un hospital militar



foto: rEUTERS | vídeo: REUTERS-LIVE!

La ira dejó paso al miedo, porque las calles de El Cairo ya no son de los Hermanos Musulmanes. Poco a poco el ejército les ha metido en el redil en el que vivieron durante décadas. Y la jornada de manifestaciones solemnemente bautizada como “viernes de los mártires” quedó este viernes en una demostración de lo débil que ha quedado una cofradía musulmana que hasta hace siete semanas detentó casi todo el poder y se llegó a proyectar como un modelo a seguir en el mundo del islam político. Ya no más. Con más de mil muertos, unos 3.000 miembros arrestados y su cúpula aguardando juicio, la hermandad dio este viernes muestra de que, aunque aún le quede mucha guerra por librar, al menos esta batalla la ha perdido.

El ejército ya ha dado sobradas muestras de que se toma muy en serio esta fase de represión en la que se halla. Los excesos se pagan caros. En el “viernes de la ira” de la semana pasada las tanquetas tomaron El Cairo y el estado de excepción se aplicó en toda sus plenitud: calles cortadas, barricadas, cargas policiales. Los muertos fueron 170 en un sólo día. Engrosaron la larga lista de bajas ocurridas desde la carga contra las acampadas islamistas, el 14 de agosto. En la jornada de este viernes la seguridad en las calles de El Cairo era similar, pero no hubo más que enfrentamientos esporádicos y aislados. Los Hermanos Musulmanes carecen, de momento, de un plan de acción, y su objetivo a corto plazo se ha convertido, simplemente, en subsistir.

Entre las bases, las formas son incendiarias. “¡Daré mi vida por Alá! ¡Egipto no es secular, Egipto es islamista!”, gritaba Abdul Moez Shabini, de 50 años, en la marcha que partió pasado el mediodía de la mezquita de Al Rayan, en el distrito de Maadi. “Será mejor morir como un mártir que vivir con esta humillación”, añadió. Los organizadores afiliados a los Hermanos Musulmanes, sin embargo, quisieron evitar riesgos. Hicieron que la manifestación, a la que acudieron varios miles de personas, serpenteara por calles secundarias, sin un destino claro, de forma confusa. La prioridad era evitar encontrarse con la policía o el ejército.

El Gobierno interino ha estrechado el cerco sobre los líderes de los Hermanos Musulmanes

A los nombres que se gritan habitualmente en estas marchas islamistas se añadió este viernes uno largamente olvidado: el de Hosni Mubarak. “Abajo con Mubarak, abajo la dictadura militar”, gritaban los manifestantes. Fueron las de este viernes las primeras protestas con el dictador depuesto en 2011 ya fuera de la cárcel. Salió el jueves, agotado el tiempo máximo de su detención preventiva. Pasó su primera noche en un hospital militar cercano, también en el distrito de Maadi, donde se alojará en arresto domiciliario hasta que se diriman las varias causas abiertas en su contra, por corrupción, abuso de poder y la matanza de más de 800 manifestantes durante las revueltas de 2011.

Hubo también manifestaciones en otros puntos del país, como Alejandría, Ismailia o Rafá, en el Sinaí. En Tanta, una localidad en el delta del Nilo, los islamistas se enfrentaron esporádicamente a las fuerzas de seguridad, según el ministerio del Interior. La hermandad dijo en un comunicado que uno de sus seguidores falleció en esos choques. De las mil bajas de los pasados 10 días la inmensa mayoría son de islamistas, posteriormente homenajeados como mártires en estas marchas contra el golpe de Estado.

La confusión entre los rangos medios y bajos de la cofradía islamista es enorme. El líder supremo, Mohamed Badie, se halla en prisión desde el martes, cuando fue arrestado en un apartamento del distrito de Ciudad Naser, en El Cairo. Este viernes se negó a responder a las preguntas de la fiscalía, según informaron los medios egipcios, alegando que no reconoce la legitimidad del gobierno interino aupado por los generales tras el golpe de Estado del 3 de julio. Entonces los militares depusieron al presidente Mohamed Morsi, afiliado también a la hermandad islamista. El sábado, Badie y sus lugartenientes deberán comparecer ante el juez en la primera vista de un juicio por incitación a la violencia en los días previos al golpe de Estado.

Este viernes, el ejército egipcio dijo que en los pasados días ha matado a al menos 78 militantes islamistas, 48 de ellos extranjeros, en varias operaciones en la península del Sinaí, donde el lunes murieron 24 agentes de policía en una emboscada. El presidente norteamericano, Barack Obama, dijo en una entrevista concedida a la cadena televisiva CNN que cree que el tiempo para buscar una solución política y la reconciliación entre las partes en liza en Egipto "se está agotando".
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/23/actualidad/1377245641_640960.html
 

Shandor

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La ira islamista acorrala a los cristianos en Egipto
Desde la carga militar contra los campamentos islamistas ha habido 42 iglesias atacadas
Lejos de El Cairo, los Hermanos Musulmanes mantienen su lucha

  • Represalias contra los coptos por apoyar al Ejército
    En decenas de kilómetros, no se ve un sólo agente de policía o soldado. En las vastas zonas rurales de la provincia egipcia de Fayún las cuentas se saldan entre familias y las leyes que rigen no son de este tiempo. La afrenta a un hermano es como una herida en la propia carne. Por eso, el 14 de agosto, cuando desde El Cairo llegaban noticias sobre una matanza de islamistas durante el desmantelamiento de dos campamentos de partidarios del presidente depuesto Mohamed Morsi, desde varios altavoces en la villa, algunos de ellos en lo alto de las mezquitas, se comenzó a oír un grito de guerra. “¡Venguemos a nuestros hermanos, defendamos el islam!”. Aquellos que hicieron caso a esa llamada sabían muy bien quiénes debían ser el objeto de su ira. Los cristianos, ancestrales enemigos, debían pagar.
    Gerges Bushra, carpintero cristiano de 55 años, cuya casa comparte pared con la ermita de la Virgen María, reconstruida recientemente y con numerosas antigüedades en su interior, supo inmediatamente lo que debía hacer: proteger como fuera el templo. Fracasó. Una turba islamista le agredió a él y a sus hijos y luego lanzó botes de bencina encendidos dentro de la ermita. De ella hoy solo quedan ruinas: unos cuantos muros calcinados, el techo derrumbado, la cúpula a punto de desmoronarse. Esta villa es un feudo de los Hermanos Musulmanes. Mientras Bushra muestra el daño efectuado a la iglesia, tres hombres, con largas barbas y actitud recelosa, miran fijamente mientras pasan de largo. “Son de la hermandad. Tomaron parte en el ataque. No les gusta que mostremos lo que han hecho a las iglesias”, dice.
    En varias zonas rurales de Egipto como esta ha habido recientemente una guerra religiosa. Ante la imposibilidad de tomar represalias contra el ejército o el nuevo gobierno, los islamistas, agraviados por el golpe de Estado, han cargado contra los coptos, los cristianos de Egipto, 10% de la población. En los pasados días, desde la carga militar contra los campamentos, han muerto en Egipto más de mil personas y, según un recuento reciente de Human Rights Watch, han sido atacadas 42 iglesias. “Durante semanas, se veían venir estos ataques, dado que los miembros de los Hermanos Musulmanes acusaron a los cristianos coptos de tomar parte en la deposición de Morsi, pero las autoridades no hicieron nada para prevenirlos”, según Joe Stork, director interino de la organización en Oriente Próximo.
    Los coptos, cristianos de Egipto, suponen un 10% de la población del país. En las zonas rurales viven aislados, rodeados de comunidades islámicas
    “Los Hermanos Musulmanes llamaron a nuestra destrucción”, dice el padre Alkomus Gindi Yaakov, de 58 años, entre los escombros de lo que era su iglesia, la de Amir Tadros. Aquí no queda nada más que rocas y algunas cruces quemabas. El fuego reventó los muros y dobló las vigas. Un hostal para peregrinos, con 28 habitaciones, quedó arrasado y sus dependencias calcinadas. Desde los altavoces del pueblo, el padre oyó aquella noche gritos distantes: “Salvad al islam, ayudemos a nuestros hermanos”. Cuando llegó la turba, debió buscar refugio, como los demás cristianos, en una casa privada. “Esto no es cosa del islam o de la religión, es cosa de política. Los culpables no son las personas de fe, sino los Hermanos Musulmanes, que son una organización terrorista, aquí y en todo el mundo”, añadió.
    Estos cristianos dudan de que la policía vaya a investigar ahora nada. Aquí no llega la mano del gobierno. No es fácil ser cristiano en una zona tan depauperada y tan lejana, física y culturalmente, de El Cairo. Las mujeres a las que se ve en la calle van en su gran mayoría cubiertas con el nicab, el velo que sólo deja descubiertos los ojos. Los varones lucen largas barbas. Imperan las costumbres islamistas. Las mujeres cristianas queda a recaudo en sus casas. Cuando salen a la calle lo hacen temerosas, siempre con sus maridos. Los recelos son muchos. “El islam”, dice Majhed Eyad, informático de 48 años, mientras señala los escombros ennegrecidos de lo que era su templo. Sólo se ha salvado, a duras penas, un mural en un ábside que muestra a Jesucristo, sentado en un trono, el día del juicio final.
    Human Rights Watch dice que durante semanas se vieron venir los ataques contra iglesias, pero la policía no hizo nada por evitarlos
    En las grandes ciudades egipcias, como El Cairo o Alejandría, los Hermanos Musulmanes y sus líderes están o bien en prisión o bien desaparecidos. El cerco del ejército se ha estrechado sobre ellos, y poco a poco han vuelto a la clandestinidad. Aquí en Fayún, sin embargo, el golpe de Estado y la matanza de islamistas sólo ha enardecido a la cofradía, cuyas bases están decididas a tomar represalias contra aquellos a los que considere culpables y estén a su alcance. La presencia del patriarca copto Teodoro II en el anuncio formal de golpe de Estado del 3 de julio echó sal sobre las viejas heridas religiosas. Ahora los coptos, con sus comunidades pequeñas y aisladas, son un objetivo fácil en una guerra que para los islamistas sólo acaba de comenzar.
    elpais.es
 

Sebastian

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El miedo no detiene a los piscopatas de los terroristas. El hecho de que no estén prendiendo fuego Egipto y destruyendo ciudades es porque no tienen poder, ojalá Siria hubiera tenido esa suerte.
Pero hay miedo.
Si hay una manifestación de los hermanos musulmanes, seguro que la dispersan a sangre y fuego.
No son santos, los golpistas tampoco.
 

Sebastian

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Vuelta de tuerca en Egipto

Los militares recuperan el protagonismo en una escena que nunca llegaron a abandonar por completo

Las aguas han retornado a su cauce. Con el derrocamiento de Morsi y la brutal represión de las acampadas islamistas, los militares han cortado de raíz el errático experimento democrático egipcio. Recuperan así el protagonismo en una escena que nunca llegaron a abandonar por completo, ya que durante todo este tiempo mantuvieron su control sobre el Estado profundo representado por las fuerzas de seguridad y los aparatos de inteligencia.

Desde la caída del recién excarcelado Mubarak, los militares han venido manipulando al conjunto de las fuerzas políticas y fomentando las disputas interpartidistas. Primero se aproximaron a los Hermanos Musulmanes y a los salafistas a los que enfrentaron con los sectores revolucionarios de la plaza Tahrir, que acabaron boicoteando las elecciones legislativas y denunciaron la existencia de un pacto secreto entre religiosos y militares para repartirse el poder.

En el golpe del 3 de julio se aliaron con laicos, liberales, izquierdistas y coptos, todos ellos hastiados por el autoritarismo de Morsi y preocupados por la islamización del país. Al respaldar el derrocamiento de un gobierno legítimo, la oposición ha hipotecado su futuro convirtiéndose en un cooperador necesario de los militares.

Con esta exitosa estrategia, los militares han conseguido preservar sus innumerables privilegios y el vasto imperio económico laboriosamente erigido durante las pasadas seis décadas. Además, la confusión que ha presidido la transición les ha apuntalado como garantes del orden y la estabilidad entre una parte significativa de la población. Esta narrativa ha terminado por ser asumida por las potencias regionales que, como en el caso de Israel, han respaldado el golpe. También Arabia Saudí y otras petromonarquías le han dado su bendición al inyectar 12.000 millones de dólares para evitar el colapso de la economía egipcia y, de paso, reforzar las posiciones de los sectores salafistas, los principales beneficiados de la probable ilegalización de la Hermandad.

Esta ayuda vuelve a poner de manifiesto la santa alianza entre petróleo y salafismo, pero también la creciente irrelevancia de EE UU y la UE en la región, ya que sus iniciativas para evitar un baño de sangre fueron sistemáticamente ignoradas.

Los Hermanos Musulmanes son, sin duda, los grandes perdedores. En tan sólo unas semanas han pasado de controlar los poderes ejecutivo y legislativo a estar al borde de la ilegalización. El encarcelamiento de sus principales dirigentes ha descabezado la organización, que se encuentra en un estado de shock psicológico del que tardará en recuperarse.

Además, la brutal represión de la que han sido objeto podría favorecer la emergencia de un nuevo liderazgo deseoso de tomarse la justicia por sus manos. Las dos opciones a las que se enfrenta la Hermandad son igualmente descorazonadoras: Por un lado, la ilegalización y la represión, como ocurriera en época de Nasser. Por el otro, alegalidad y relativa tolerancia, como pasó con Mubarak, siempre y cuando acepten dócilmente la nueva repartición de poder.

Ante este escenario no puede descartarse por completo el surgimiento de alguna escisión entre sus filas que adopte un discurso más beligerante e, incluso, abogue por el empleo de las armas, una opción que ofrecería a los militares el argumento idóneo para adoptar una estrategia erradicadora.

Ignacio Álvarez-Ossorio es profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/23/actualidad/1377270262_452768.html
 

Sebastian

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Al Sisi, el general que supo esperar

Abdel Fatá al Sisi orquestó el golpe de Estado contra Mohamed Morsi del 3 de julio

Cada movimiento suyo se lee con atención por si decide presentarse a las elecciones



Una foto del general Al Sisi en una manifestación en Egipto el 33 de julio. / Mohamed Abd El Ghany (Reuters)

“¡Larga vida a Al Sisi!”. Hay una nueva adición a los artículos que los vendedores ofrecen en los tenderetes de las intrincadas calles del bazar cairota de Jan el Jalili. Se trata de las fotos del general Abdel Fatá al Sisi, vestido de uniforme de gala y con una hierática sonrisa. Cuando se pregunta a los comerciantes por el bazar Al Sisi apuntan con el dedo a la tienda situada en un primer piso y abarrotada de joyeros de madreperla, mientras gritan vítores y alaban elevada y profusamente al comandante y nuevo viceprimer ministro, criado en estas calles alrededor de la tienda de su familia, y que ahora tiene en sus manos las riendas de un país cuyo destino vuelve a depender de lo que decidan los generales.

El general Al Sisi, de 58 años, es un especialista en el arte de las apariencias. El momento decisivo en su carrera llegó en agosto del año pasado. Mohamed Morsi, recientemente elegido presidente de Egipto, renovó la cúpula militar del país y expulsó al veterano mariscal Hussein Tantaui de la comandancia de las fuerzas armadas y del ministerio de Defensa. El elegido para reemplazarle fue Al Sisi, que había dirigido el servicio de inteligencia militar y al que muchos, incluidos los islamistas, consideraban un devoto musulmán, incluso un hombre en la órbita de los Hermanos Musulmanes. Él se limitó a sonreír en los actos públicos, como en las fotos que de él se venden en El Cairo, cumpliendo órdenes hasta que llegó el momento de comenzar a darlas.

Elegido hace un año por Morsi para liderar las fuerzas armadas, se ha convertido en un líder para las masas después del golpe de Estado

Tras su ascenso, Al Sisi le envió un telegrama a Morsi. Rezaba así: “Los hombres de las fuerzas armadas le garantizan a su excelencia su absoluta lealtad a Egipto y su gente, situándose tras sus líderes como guardianes de la responsabilidad patriótica”.

Los Hermanos Musulmanes, en el poder, pensaron que renovando su cúpula habían neutralizado el ejército. Nada más lejos. Cuando el autoritario estilo de gobierno de Morsi comenzó a generar rechazo en las calles, germinando en un verdadero levantamiento popular, Al Sisi no dudó en dar los pasos necesarios para neutralizar él mismo al presidente islamista. En su año como ministro de Defensa no había bajado en ningún momento la guardia, observando cada acción y discurso de Morsi, reuniéndose en secreto con políticos, activistas y líderes religiosos. Todos ellos le acompañaron el pasado 3 de julio en el solemne y televisado anuncio del golpe de Estado, agotadas ya todas las vías de diálogo y consumada la deposición de los islamistas.

Dos fueron las decisiones de Morsi que, según fuentes diplomáticas occidentales en Egipto, llevaron a Al Sisi a pasar a la acción. Por un lado, la intención, expresada el pasado noviembre, de darse poderes casi absolutos, sorteando la supervisión de la justicia. Por otro, la participación del presidente, en junio, en un acto de apoyo a la insurgencia siria, junto a diversos clérigos radicales suníes, que hablaron de yihad, o guerra santa, y de la necesidad de combatir a “infieles”. El día posterior a ese mitin, el ejército tuvo que recordar públicamente que su labor es defender a Egipto y sus fronteras, no apoyar insurrecciones en otros países.

Los generales han aupado a un gobierno interino que ha convocará un referéndum constitucional y elecciones legislativas y presidenciales

Desde que anunciara el golpe, los retratos de Al Sisi se han visto en las manifestaciones contra los islamistas en todo el país. Sus idólatras muestran esas fotos junto a las de viejas glorias presidenciales como Gamal Abdel Naser o Anuar el Sadat. El general, prudente, ha evitado asumir todo el poder y ha apuntalado a un gobierno interino presidido por un juez, Adli Mansur. Ha evitado así el gran error de Tantaui, quien permitió que sus generales asumieran el poder de Egipto durante los 16 meses posteriores a la caída de Mubarak, convirtiendo la rabia contra el dictador en rabia contra los militares.

Según la voluntad de Al Sisi, en seis meses habrá elecciones legislativas y luego, presidenciales. Los egipcios observan y analizan cada movimiento del general con atención, y cuando el miércoles aparecieron fotos suyas apeándose de un coche con traje y corbata, sin uniforme, las redes sociales bulleron con la pregunta de si considera presentarse a unas elecciones que, dada su popularidad, podría ganar fácilmente.

Licenciado de la academia militar en 1977, Al Sisi es demasiado joven para haber participado en ninguna de las grandes guerras de Egipto contra Israel. En 2006 estudió brevemente en una escuela militar norteamericana, donde tomó un curso de guerra. En un trabajo elaborado sobre los gobiernos de Oriente Próximo, escribió unas palabras premonitorias: “Una cosa es afirmar que la democracia es una forma preferida de gobierno, y otra ajustarse a sus requerimientos y aceptar algunos de los riesgos que vienen con ella”. Riesgos, se entiende, como el de un gobierno islamista crispando a la nación.

En el bazar Al Sisi de Jan el Jalili atiende un familiar del general, que dice que no puede dar entrevistas. “Ya no podemos hablar”, informa, con cara de resignación, dando la impresión de que tiene en la retaguardia una larga retahíla de loas al nuevo hombre fuerte del país. El general exige silencio, también a los suyos. El familiar añade algo, antes de cerrar la puerta: “Sólo puedo decir que, conociéndolo, sabrá estar a la altura”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/24/actualidad/1377366243_878196.html
 

Sebastian

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La sociedad civil egipcia se ve atrapada entre dos fuegos

El apoyo de los intelectuales laicos y de los liberales egipcios al golpe de Estado ha sido mayoritario debido a sus viejas rencillas con los islamistas



Una comisaría de policía arrasada en Giza, El Cairo. / AFP

El Egipto posrevolucionario es una especie de caja de sorpresas, un país propenso a los giros inesperados que se suceden a un ritmo vertiginoso. En la primavera de 2012, Tahrir era el epicentro de las protestas contra la Junta Militar, que reunían a miles de personas al grito de “¡Que caiga el gobierno militar!”. Cerca de un año después, la icónica plaza estaba decorada con carteles gigantes del general Abdelfatah al Sisi, el salvador de la patria, y una multitud aplaudía enfervorizada mientras un escuadrón de cazabombarderos dibujaba en el cielo la bandera egipcia. El apoyo de la mayoría de la intelligentsia laica y liberal al golpe de Estado ha sido granítico, y pocos son los que se han desmarcado.

“Es cierto que en las movilizaciones contra Morsi del pasado 30 de junio se sumó mucha gente que no estuvo en la Revolución contra Mubarak de 2011. Pero la mayoría de los activistas que entonces lucharon contra la dictadura de un general, ahora respaldan el gobierno de otro”, se lamenta Tarek Shalaby, un bloguero y activista de izquierdas. Shalaby pertenece al partido de los Socialistas Revolucionarios, que, junto con el Movimiento 6 de Abril, representa una excepción por sus críticas a las nuevas autoridades y a la fuerza brutal que utilizaron la semana pasada para desalojar los campamentos islamistas.

La mayoría de los activistas que entonces lucharon contra la dictadura de un general, ahora respaldan el gobierno de otro”

Tarek Shalaby, bloguero y activista de izquierdas

El caso de Esraa Abdelfatah, cofundadora del Movimiento 6 de abril y una de las caras más conocidas de la juventud revolucionaria, es paradigmático. Después de haber sido encarcelada por el régimen de Mubarak, defiende ahora con vehemencia al Ejército. “Lo que pasó el 3 de julio no fue un golpe de Estado, sino una revolución popular. La prensa extranjera está profundamente equivocada”, dijo la activista a este diario.

Su principal argumento es la necesidad imperiosa de neutralizar a los Hermanos Musulmanes, una organización que Abdelfatah define como “fascista”. La inquina hacia la cofradía es compartida por la mayoría de los comentaristas laicos. Recientemente, el columnista Tarek el Ghazali Harb proponía en el diario Al Masry al Yum “extirpar totalmente a los Hermanos Musulmanes”, a los que comparaba con un “tumor maligno”.

Ante un clima de gran polarización entre el Ejército y la Hermandad, buena parte de los intelectuales y políticos laicos han renunciado a constituir una tercera vía

La guerra entre islamistas e intelectuales liberales es vieja, y durante su año de gobierno, Morsi no realizó ningún gesto para restañar heridas. En una conferencia organizada esta semana por el Ministerio de Cultura, algunos de los artistas más conocidos de Egipto explicaron sus razones para apoyar el golpe. En su intervención, el poeta Abdel Moati Hegazy recordó el asesinato a manos de los islamistas del escritor liberal Farag Foda, en 1994, y el intento de asesinato de Naguib Mahfuz, el único premio Nobel de Literatura árabe. Ante un clima de gran polarización entre el Ejército y la Hermandad, buena parte de los intelectuales y políticos laicos han renunciado a constituir una tercera vía. Parece como si no creyeran en su capacidad de confrontar al islamismo y la única opción para derrotarlos fuera lanzarse a los brazos de los militares. Y eso pese a que desde Nasser hasta Mubarak, el régimen también reprimió duramente a aquellos liberales críticos con el sistema.

La sensación de impotencia de los laicos deriva del resultado de los diversos procesos electorales celebrados desde la caída de Mubarak, y en los que el islamismo siempre resultó ganador. Ante el odioso dilema de aceptar el resultado de las urnas o renunciar a sus principios democráticos, muchos laicos optaron por atribuir las victorias islamistas al fraude electoral.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/24/actualidad/1377368646_112907.html
 
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