Escocia, abocada a un referéndum de independencia

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Desde el Nacional
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Informe del Parlamento
Gran Bretaña advierte de que la independencia escocesa alejaría a la industria militar del nuevo Estado
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30/09/2013
(x.com) Madrid – Buena parte de la industria militar escocesa deberá abandonar el país si finalmente obtiene la independencia delReino Unido. El parlamento británico ha presentado un informe sobre las consecuencias de que Escocia vote sí en el referéndum sobre su autodeterminación, que prevé dentro de exactamente un año.

Según el trabajo, publicado por el Comité de Defensa del Parlamento y cuyas conclusiones recoge Defense News, la industria en ese caso debería reconsiderar de manera inmediata si buscar nuevas localizaciones, fuera de Escocia, para tratar de no perder opciones en los lucrativos contratos firmados por Gran Bretaña.

Las empresas que se quedasen en Escocia apenas contarían con las posibilidades que les podría ofrecer un presupuesto de Defensa de menos de 3.000 millones, según se ha calculado, muy alejado de los 45.000 millones de euros que aproximadamente empleó Gran Bretaña en gastos militares el año pasado, de acuerdo con el Instituto de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI).

Textualmente, el informe advierte: “Creemos que las empresas de defensa se verían obligadas a evaluar en Escocia rápidamente sus estrategias de negocio, para concluir que la relocalización de sus operaciones al resto de Gran Bretaña sería una decisión desagradable pero necesaria”.

El impacto de la ruptura resultaría especialmente traumático para las constructoras navales, las dedicadas al mantenimiento de los sistemas y las que emplean alta tecnología, según el documento parlamentario.

Defense News cita alguna de las firmas más importantes con presencia en Escocia: BAE Systems, Thales, Badccok, Selexy Raytheon. A la luz del informe, todas ellas deberían tomar un camino lo más rápido y acertado posible para tratar de que sus actividades no se resintiesen.

Este medio recuerda que la industria militar emplea en Escocia a más de 15.000 trabajadores, de los que en torno a 3.000 trabajan para los astilleros que BAE tiene emplazado en el Río Clyde, de donde se fabricó buena parte de la flota en la época del Imperio.

Cierre de astilleros

BAE, que está construyendo actualmente dos portaaviones de 65.000 toneladas cada uno en Reino Unido, no cuenta en este momento con más expectativas de nuevos grandes programas que la nueva flota de fragatas Tipo 26 para la Royal Navy, de modo que se está planteando una importante reestructuración si nada cambia.

En caso de cierre parcial de las actividades, la multinacional baraja el astillero de Portsmouth, al sur de Inglaterra, como el más probable para dejar de producir ante la escasez de contratos. Sin embargo, la posible independencia de Escocia podría pesar en la decisión final y acabar perjudicando a los dos astilleros escoceses que la firma mantiene a día de hoy.

De momento las encuestas recogen la preferencia de los escoceses por permanecer en el Reino Unido, pero una buena parte de la población aún no se ha decidido, lo que permite especular sobre cualquier resultado.

Foto: BAE Systems
http://www.x.com/?noticia=gran-bret...jaria-a-la-industria-militar-del-nuevo-estado
 

Leutnant

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Que triste debe ser vivir en una isla, que ni siquiera es tuya en su totalidad...

Le deséo la mejor de las suertes tanto a los pueblos de Escocia como a los vecinos de Irlanda.
Ojalá puedan lograr su merecida independencia.



Saludos!!
 
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Barbanegra

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La independencia de Escocia tiene un precio: 180.000 millones de euros
La independencia de Esocia tiene un 'precio', aunque nadie se pone de acuerdo. El primer ministro escocés, Alex Salmond, y el 'premier' británico David Cameron tienen 11 meses por delante para negociarlo, aunque lo más probable es que el forcejeo llegue hasta la misma fecha del referéndum, 18 de septiembre del 2014.

El Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR) ha calculado que Escocia debería asumir la carga de unos 153.000 millones de libras (180.000 millones de euros) de la deuda acumulada por el Reino Unido. El Gobierno escocés ha rebajado la estimación a 92.000 millones de libras, aunque otros cálculos internos los dejan en 66.000 millones de euros al cambio.

En cualquier caso, Alex Salmond ha dejado claro que cualquier negociación sobre el peso de la deuda está indisolublemente ligada al derecho de una Escocia 'independiente' a seguir usando la libra esterlina como su moneda corriente, una posibilidad descarta por el ministro del Tesoro George Osborne como "altamente improbable".

Independencia política, unidad económica
Salmond aspira a la independencia política, pero quiere mantener la unión económica y crear algo así como una 'zona esterlina'. El primer ministro escocés descarta la posibilidad de unirse a la 'zona euro' o de crear desde cero su propia moneda corriente porque considera que "la libra es un activo financiero del país a cuyo valor hemos contribuido".

El NIESR insiste sin embargo en las dificultades para que Escocia pudiera seguir funcionando con la libra esterlina, y recomienda la creación de su propia divisa "para reducir los riesgos económicos". Aun así, y según las estimaciones del instituto independiente con sede en Londres, Escocia arrancaría en solitario con clara desventaja, con una deuda equivalente al 86% de su hipotético Producto Interior Bruto (PIB).

Si quisiera alinearse con el objetivo de la Unión Europea del 60%, el Gobierno escocés debería emprender por su cuenta unos drásticos recortes comparables a los impuestos por el Gobierno Cameron. El NIESR sugiere sin embargo una posible salida para aligerar el peso y los costes sociales: crear un programa de 'petróleo por deuda', que obligaría a Escocia a pagar al Reino Unido un buen pedazo de la tarta de ingresos por el crudo del Mar del Norte en los próximos años, a cambio de una reducción proporcional de la deuda.

Conferencia del Partido Nacional Escocés
El ministro de Finanzas escocés, John Swinney, ha puesto precisamente hoy sobre la mesa la cuestión de la deuda en la conferencia del Partido Nacional Escocés (SNP) en Perth. "Nuestros oponentes dicen que no nos podemos permitir la independencia porque deberíamos pagar algunas deudas", dijo Swinney. "Pues bien, recordemos quiénes han contraído esas deudas y quiénes han malgastado el dinero de nuestro petróleo".

"Antes incluso de la crisis financiera, Gran Bretaña tenía el tercer mayor déficit estructural de los países desarrollados", recordó el histórico líder del nacionalismo escocés. "Hemos llegado hasta aquí por la mala gestión económica de Westminster. Si Escocia votara 'no' a la independencia, nos dejaríamos arrastrar por la deuda británica durante muchos años".

Swinney fustigó "las políticas reaccionarias al sur de la frontera" y rompió una lanza por "una sociedad más justa y más equitativa". "Tenemos lo que hay que tener y nuestros indicadores económicos y sociales son superiores a los del resto del Reino Unido", dijo. "Hemos crecido en el último trimestre un 1,8%". Tenemos las mejores cifras de creación de empleo y las menores de paro juvenil de todo el Reino Unido. Somos el país con más universidades 'per cápita' y estamos a la cabeza en innovación".

"Pese a todos los recortes sociales implantados por Londres, y gracias a nuestra limitada capacidad de maniobra, hemos mitigado el impacto en las partes más vulnerables de nuestra sociedad", concluyó Swinney. "Si esto es lo que hemos podido hacer con la devolución de poderes, imaginaros hasta dónde seremos capaces de llegar con la independencia".

La viceprimer ministra, Nicola Sturgeon, auténtica 'dama de hierro' de la independencia escocesa, ha tomado la palabra a Swinney y ha advertido a los escoceses que estén preparados para una "marcha atrás" si venciera el 'no' en el referéndum. "Todo lo ganado estos años estaría en peligro, porque Londres nos va a apretar las clavijas y nos va a pasar factura", ha advertido Sturgeon, acusada por la campaña del 'no' de agitar (a la inversa) la campaña del miedo.

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/18/internacional/1382105737.html
 

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Proceso independentista
'Cameron no tiene agallas'

Alex Salmond junto a Nicola Sturgeon. | Reuters
Nicola Sturgeon sube la temperatura del debate independentista
La viceprimer ministra es en la 'media naranja' política de Salmond
Acusa a los conservadores de destruir el estado del bienestar en Escocia
"Compañeros nacionalistas"… Nicola Sturgeon, viceprimera ministra de Escocia, lleva casi tres décadas con la letanía. A su callada y efectiva manera, militando en las filas de la independencia desde los 16 años, Sturgeon se ha ganado el respeto de sus correligionarios y se ha convertido en el "arma secreta" del 'sí' de cara al referéndum del 18 de septiembre de 2014.
El primer ministro Alex Salmond la considera como su "media naranja" política: en ella confía para recortar las distancias que hoy por hoy parecen insalvables. A su paso por Perth, en la Conferencia del Partido Nacional Escocés (SNP), Sturgeon demostró que tiene "lo que hay que tener" para medrar en la política y se encaró directamente con David Cameron…
"El Primer Ministro británico ha dicho que luchará contra la independencia de Escocia con su cabeza, su corazón, su cuerpo y su alma. Lo único que le faltan son las agallas" (para participar en un debate televisivo, se entiende).
Sturgeon, que saltó a la política "como reacción a las políticas de Margaret Thatcher", disparó a discreción contra los conservadores en su arenga independentista, marcando la diferencia entre los "valores escoceses" y "los privilegios de Westminster".
"Lo conservadores están destruyendo nuestra seguridad social, están castigando a los más vulnerables y pretenden seguir privatizando los bienes públicos", dijo la viceprimer ministra ante un millar de seguidores en Perth. "No les gusta nuestro principio universal. Y están esperando a vengarse de nosotros y a apretarnos las tuercas con nuevas amenazas y nuevos recortes".
"Si logramos la independencia, el Gobierno del SNP recuperará servicios públicos con el Royal Mail", anticipó Sturgeon. "Suprimiremos el 'impuesto del dormitorio' que penaliza a los residentes de las viviendas sociales. Protegeremos las pensiones y garantizaremos que suben a la par que el coste de la vida. Y usaremos los nuevos poderes que para sacar los misiles Trident y las armas de destrucción masiva de Escocia de una vez por todas".
Mejora económica
Y no se quedó ahí Sturgeon, que anticipó una bonanza económica y una mejora en los bolsillos de los escoceses con la independencia. Empezando con una rebaja de las tarifas energéticas del 5%, gracias a la eliminación de duplicidades y de cuotas eficiencia que ahora mismo se pagan en el recibo de la luz.
Sturgeon disparó hacia la derecha y hacia la izquierda, y acusó a los laboristas de "seguir el juego a los conservadores" y de "haber dejado de defender a la gente trabajadora de Escocia". Con la salud y la educación como banderas, la viceprimer ministra tiene la misión especial de captar el voto femenino y de eliminar el así llamado "efecto Braveheart": el bache a favor de los hombres en las filas del 'sí', considerado como un acto de valor.
Ascenso de Sturgeon
Nacida en Glasgow hace 43 años, y "crecida en los días oscuros de Margaret Thatcher", el ascenso fulgurante de Sturgeon –que fue la candidata parlamentaria más joven de Escocia- ha ido muy ligado al repentino auge de la causa independentista. Casada con un alto dirigente del partido, Peter Murrell, supo esperar su momento: la dimisión del histórico John Swinney tras el batacazo del SNP en la europeas del 2004.
Llegó a presentar su candidatura a líder del partido, pero se plegó ante el carismático Alex Salmond, que no dudó en elegirla como compañera de viaje en su versión escocesa del "Yes We Can" (con Sturgeon en el papel de Hillary). Durante años arrastró su fama de distante y arisca, y tuvo que pasar por la así llamada "operación toque humano" para acortar distancias con los votantes. Ante el reto del referéndum se está creciendo por días, y ya sólo le falta a Salmond vender aquello de "dos primeros ministros por el precio de uno".
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Londres alerta que una Escocia independiente será más insegura
  • La ministra de Interior dice que no tendrían acceso a la Inteligencia
  • Salmond reduciría su capacidad para prevenir el terrorismo
  • 'No protegeríamos los intereses escoceses como ahora', dice May
La ministra de Interior británica, Theresa May, advirtió de que Escocia afrontaría mayores riesgos de seguridad si se independizara, ya que no tendría acceso "automático" a la información de Inteligencia del Reino Unido.
May presentó un documento de 66 páginas en el que el Gobierno británico sostiene que una Escocia independiente vería reducida su capacidad para detectar y prevenir el terrorismo, así como para combatir el crimen organizado y la ciberdelincuencia.
"El Reino Unido no estaría en posición de proteger los intereses escoceses como lo hace en el presente. Escocia sería un Estado separado y no podría compartir las agencias de inteligencia y seguridad británicas por razones de soberanía y responsabilidad democrática", afirmó la titular de Interior.
Los escoceses a partir de 16 años podrán participar en un referéndum el 18 de septiembre de 2014 en el que se someterá a votación la pregunta "¿Debería Escocia ser un país independiente?".
La separación del Reino Unido "expondría a los escoceses a mayores riesgos" de seguridad, aseguró May, quien presentó un documento en el que se subraya que Escocia afronta diversas amenazas internacionales.
El atentado en Glasgow en 2007
El análisis resalta que el aeropuerto de Glasgow fue objetivo de un atentado en 2007, por el que fue condenado a cadena perpetua el médico de origen iraquí Bilal Abdulla y en el que murió su cómplice, el indio Kafeel Ahmed.
La responsable británica de Interior subrayó que, si bien el Reino Unido colaboraría en tareas de seguridad con una eventual Escocia independiente, esa asistencia no sería "transparente, automática y natural", sino que sería más lenta y controlada.
El Partido Nacionalista Escocés (SNP) del ministro principal de Escocia, Alex Salmond, consideró por su parte una "irresponsabilidad tratar de politizar asuntos de seguridad y antiterrorismo de esta forma".
Para la diputada de la formación nacionalista escocesa Christine Grahame, el documento del Ejecutivo británico "ignora por completo que Escocia es ya una jurisdicción independiente en cuanto a justicia y policía".
Blair Jenkins, responsable de la campaña a favor de la independencia de Escocia 'Yes Scotland', afirmó que "la seguridad es sobre todo un asunto de cooperación internacional" y que espera que "los servicios de seguridad escoceses jueguen su papel".
elmundo.es
 

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'Hemos tratado mal a los escoceses durante 800 años'
  • Las palabras de Justin Welby alientan el debate sobre la independencia

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, da un sermón en la catedral de Nairobi. Afp
CARLOS FRESNEDA Corresponsal Londres
Actualizado: 31/10/2013 15:31 horas
"Los ingleses hemos estado tratando mal a los escoceses durante 800 años", ha dicho el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en un sermón pronunciado a su paso por Islandia y que ha servido para reactivar el debate sobre la independencia, a falta de poco más de 10 meses para el referéndum.
Las declaraciones, en tono irónico, fueron censuradas durante varios días y es ahora cuando han encontrado eco en Gran Bretaña, coincidiendo con la difusión del último informe del Gobierno Cameron advirtiendo que Escocia será un lugar "menos seguro" sin la protección de los servicios secretos británicos.
El sermón de Welby estaba consagrado a su iniciativa para lograr préstamos de bajo interés e impulsar las "finanzas al servicio de la comunidad". Para ilustrar lo conseguido en Gran Bretaña, el arzobispo de Canterbury (el "Papa" de la Iglesia Anglicana) recalcó que había logrado la colaboración de los bancos locales y de las cooperativas en Escocia, tan distanciada habitualmente de Westminster en cuestiones económicas y sociales.
"Estamos ante un movimiento tan poderoso que hemos logrado incluso trabajar mano a mano con los escoceses", dijo Welby con cierta sorna. "Y es ciertamente un milagro. Todos sabemos lo difícil que es que los escoses quieran trabajar junto a los ingleses. Y es comprensible... Hemos pasado unos 800 años tratándoles mal".
El comentario del arzobispo -destacado a cinco columnas por el 'Daily Mail'- ha sido aprovechado parcialmente por el Partido Nacional Escocés (SNP) para reforzar sus argumentos a favor de la independencia.
'En un tono humorístico'
"Reconocemos que el comentario se produjo en un tono humorístico", declaró un portavoz del SNP: "Queremos ciertamente una colaboración positiva y de igual a igual con nuestros vecinos (ingleses) sobre una larga serie de asuntos. Y eso es lo que queremos asegurar votando "sí" en el referéndum del próximo año".
Según el 'Daily Mail', las declaraciones del arzobispo fueron silenciadas varios días ante el temor de posibles reacciones, aunque la explicación oficial fue la de "no interferir en el bautizo del príncipe Jorge", oficiado por el propio Justin Welby.
El arzobispo de Canterbury, que trabajó para una corporación petrolífera antes de sentir "la llamada de Dios", ha convertido la igualdad económica y los excesos del mundo de las finanzas en uno de sus principales caballos de batalla. Hasta la fecha, sin embargo, Welby había mantenido una prudente distancia en temas de alto calibre político como el del referéndum de la independencia de Escocia, que se celebrará el 18 de septiembre del 2014.
Las campañas del "sí" y del "no" entran en una fase decisiva de aquí a fin de año. El próximo 26 de noviembre, el ministro principal de Escocia, Alex Salmond, presentará en el Parlamento autónomo su "papel blanco" de la independencia, con la esperanza de acortar las distancias, favorables de momento al "no" por una ventaja de 10 a 30 puntos en las encuestas
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Sebastian

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Escocia se enfrenta al coste económico de la independencia

Un informe del Gobierno de Edimburgo destaca las oportunidades, mientras expertos auguran un ajuste fiscal

Walter Oppenheimer Londres 19 NOV 2013 - 19:47 CET163


Manifestación independentista en Edimburgo. / Lesley Martin (PA images)

El debate sobre la independencia de Escocia se ha llenado de informes sectoriales, pero pocas veces ha habido visiones tan aparentemente contrapuestas como esta semana. El Gobierno escocés publicó este martes su visión sobre las “opciones económicas” de una Escocia independiente. Y concluye que la independencia ofrece “tremendas oportunidades económicas”. Pero tan solo 24 horas antes, el respetado e independiente Instituto de Estudios Fiscales británico concluía que, desde el punto de vista de la sostenibilidad de las cuentas públicas, la independencia obligaría a un ajuste del 0,8% del PIB en Reino Unido y del 1,9% en Escocia.

Son dos formas de ver la independencia en principio contradictorias entre sí, aunque no necesariamente tienen por qué serlo. Hay que tener en cuenta que la del Gobierno escocés, que es lo mismo que decir la del independentista Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), es sobre todo política y a largo plazo. Y la del Instituto de Estudios Fiscales (IFS) es técnica y a corto plazo.

Los nacionalistas creen que a cada escocés le cuesta 1.073 euros al año la pertenencia al Reino Unido

El ministro escocés de Finanzas, John Swinney, aseguró que a cada escocés le cuesta cada año 900 libras (1.073 euros) la pertenencia de Escocia a Reino Unido. Una cantidad que extrae de las “significativas oportunidades perdidas en términos de crecimiento, creación de empleo e incremento de la riqueza” por el hecho de que Escocia esté sometida a las decisiones del conjunto de Reino Unido en materia económica.

El estudio, que ocupa 200 páginas, no ofrece opciones económicas concretas con el argumento de que trata de exponer cuáles son las elecciones que pueden hacer los escoceses, las opciones que tienen a su disposición, con independencia de que un Gobierno independiente se decante por unas u otras políticas en función de cuál sea el color de ese Gobierno. Pero eso tiene el inconveniente de que las conclusiones del estudio tengan ecos muy retóricos.

“De acuerdo a las evidencias que hay en este informe, una decisión en el sentido de seguir siendo parte del status quo haría que Escocia perdiera mayores niveles de crecimiento de los que podría conseguir a través de políticas más selectivas”, concluye, por ejemplo. “El Gobierno escocés cree que el comportamiento económico de Escocia siempre estará constreñido bajo el actual marco y que solo a través de la independencia podrá Escocia maximizar su potencial y ofrecer el tipo de economía y de sociedad que refleje los valores de la gente que vive y trabaja aquí”, dice también.

“Las evidencias muestran que países de tamaño similar a Escocia con los plenos poderes de la independencia han construido economías más fuertes y más equitativas”, subraya el texto. Y proclama: “Un voto a favor de la independencia traería tremendas oportunidades económicas. Un voto por la independencia tiene el poder de transformar y reequilibrar de forma decisiva la economía escocesa, mejorando las perspectivas para el empleo, la seguridad del trabajo y la prosperidad a cada nivel de la sociedad”, asegura. Pero da a entender que eso sería a largo plazo cuando advierte que “no hay soluciones de un día para otro”.

El estudio del Centro de Estudios Fiscales, sin embargo, se fija más en el corto plazo que en el largo. Quizás por eso sus conclusiones sobre las consecuencias que la independencia tendría para la política fiscal son mucho menos optimistas: implicaría un ajuste fiscal —es decir, una subida de impuestos o un recorte de gastos— del 0,8% en Reino Unido y del 1,9% en Escocia para el ejercicio 2020-2021, en el que se supone que ya se habría consumado la separación si el sí ganara en el referéndum de septiembre de 2014.

Y eso, en el mejor de los casos para Escocia. Es decir, “en un escenario relativamente optimista en el que se continuara aplicando el gasto actualmente proyectado por el Gobierno de Reino Unido para 2016-2017 y 2017-2018, se experimentan flujos más altos de llegada de inmigrantes, el declive en los ingresos del petróleo se produce más tarde de lo que pronostica la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, la deuda no pasa de 40% en el momento de la independencia y se puede seguir financiando al mismo tipo de interés que el pronosticado para Reino Unido”.

“Todos los demás escenarios que hemos considerado tienen perspectivas a largo plazo peores para la posición financiera de Escocia”, advierte el Instituto. “Teniendo en cuenta todo esto, el Gobierno de Escocia debería ser más claro ahora sobre los retos fiscales que podría afrontar la independencia”, exigen.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/19/actualidad/1384886496_665684.html
 

Sebastian

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Londres endurece su mensaje a Escocia

El Gobierno británico advierte de que la independencia tendría un coste político y económico muy elevado

Walter Oppenheimer Londres 20 NOV 2013 - 20:54 CET958


Partidarios de la independencia de Escocia se manifiestan en Edimburgo. / Andrew Milligan (PA Wire/Press Association Images / Cordon Press)

Hace seis semanas, David Cameron sorprendió cambiando al entonces ministro británico para Escocia, el suave Michael Moore, por el mucho más directo Alistair Carmichael. Se dijo que Londres busca una línea más dura en la recta final del referéndum para la independencia de Escocia del 18 de septiembre de 2014. Carmichael empezó ayer a aplicar esa línea dura, en un encuentro con la prensa extranjera en el que advirtió: “Si Escocia se convierte en un país extranjero, la trataremos como a un país extranjero”.

No fue el único exabrupto. Carmichael calificó de “estupidez” la exigencia del líder independentista y ministro principal escocés, Alex Salmond, de celebrar un debate mano a mano con el primer ministro británico, David Cameron. Aseguró que la decisión de construir en astilleros escoceses barcos de la armada británica se tomó por razones comerciales pero advirtió que si Escocia votaba a favor de la independencia Londres daría marcha atrás en ese acuerdo. Se mostró firme en que Escocia debería renegociar su entrada en la UE y los privilegios de que goza ahora Reino Unido en términos de salvaguardias. Y reiteró la posición del canciller Tesoro de que es “muy, muy difícil” que el Gobierno británico acepte compartir la libra en una unión monetaria con Escocia.

¿A qué se debe el endurecimiento de Londres cuando todos los sondeos apuntan a una victoria del no en el referéndum del año que viene? Carmichael vino a dar varias pistas sobre ese asunto, que apuntan sobre todo a la batalla para decantar a su favor el voto de los indecisos, un grupo que se nutre en una proporción muy alta de los obreros desencantados que antes votaban laborista, que son intrínsecamente unionistas pero que se pueden ver tentados a votar a favor de la independencia por su desencanto tanto con el laborismo como con la coalición de conservadores y liberales-demócratas que gobierna Westminster a golpe de ajuste presupuestario. Carmichael explicó que un político sensato nunca debe dar por ganada una cita con las urnas: “Los sondeos oscilan, los votantes cambian de opinión”, advirtió. Y recordó que los unionistas canadienses tenían una gran ventaja pero casi pierden el segundo referéndum sobre la independencia de Quebec, en 1995.

Subrayó el gran número de indecisos que hay aún ante el referéndum y la alta presencia de obreros de Glasgow en ese grupo. Y se declaró legitimado para dirigirse específicamente a ellos apelando a que su propia madre nació y se crió en Glasgow y también su abuela era de origen obrero. Él, sin embargo, tiene un perfil de clase media: nacido en 1965 en Islay, una isla del Oeste de Escocia, trabajó cinco años como encargado de un hotel antes de estudiar Derecho en Glasgow, trabajar en la Fiscalía en Edimburgo y en un despacho de abogados en Aberdeen hasta ser elegido diputado liberal-demócrata en Westminster.

El ministro se dirigió directamente a los obreros de Glasgow al asegurar que seguro que prefieren que los “barcos se sigan construyendo en el Clyde”, el río que atraviesa Glasgow y en el que están los astilleros. Antes ya había dejado claro que el Gobierno no permitiría que eso fuera así si ganaba el voto a favor de la independencia porque “en muy pocas ocasiones, solo en tiempos de guerra, hemos construido barcos de guerra en un país extranjero”.

El ministro británico para Escocia pareció recurrir a la ironía al decir que el martes, día en el que Salmond presentará el libro blanco sobre la independencia, “puede ser un día potencialmente importante”. Acusó al ministro principal escocés de humillar al Parlamento escocés por presentar ese libro blanco en Glasgow sin pasar antes por la cámara de Holyrood.

Y aseguró que espera que ese libro blanco dé respuesta a tres cuestiones fundamentalmente: cuál será la moneda de Escocia si alcanza la independencia, cómo resolverá la cuestión de las pensiones en una población con más pensionistas por empleado que en el resto de Reino Unido y cómo piensa pagar la creación del nuevo Estado que surja de una Escocia independiente. A pesar de la mayor retórica que Alistair Carmichael aporta en comparación con su antecesor, Michael Moore, el debate sobre la independencia sigue agarrado, por parte británica al menos, a las cuestiones del día a día, a la sostenibilidad económica de la independencia.

El ministro destacó lo que a su juicio son otras contradicciones del proyecto independentista. Como la de querer seguir en la OTAN pero eliminar las armas nuclares: “Pueden verse en la contradicción de sacar las armas nucleares británicas para dejar entrar las de Estados Unidos”, afirmó con cierta demagogia.

Y aseguró que pedir un debate entre Salmond y Cameron “es una estupidez” porque son los escoceses quienes tienen que debatir su futuro constitucional, con independencia de que sea un teme que pueda interesar también en Gales o en Irlanda del Norte. “Si Cameron pidiera el debate le dirían que el referéndum sobre la independencia no es asunto suyo”, remachó.

Carmichael fue mucho más moderado a la hora de abordar la cuestión catalana. “No tiene sentido hacer comparaciones porque son realidades constitucionales muy diferentes. Tengo entendido que la Constitución española dice específicamente que estas son decisiones que se han de tomar a un nivel amplio y no al nivel al que lo hacemos nosotros con un referéndum en Escocia porque no tenemos Constitución escrita”, dijo. Y desmintió que hubiera habido conversaciones sobre ello entre el Gobierno británico y el Gobierno catalán. “Lo lógico es que nuestro interlocutor fuera el Gobierno español, no el Gobierno regional, en un tema como este”, dijo.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/20/actualidad/1384977241_465155.html
 

Sebastian

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Debatir con el corazón o con la cartera

Los escoceses han de elegir entre un mundo ideal o los riesgos del día a día

Walter Oppenheimer Londres 20 NOV 2013 - 18:11 CET19

Hay debates que se llevan con el corazón y debates que se llevan con la cabeza. Es decir, con la cartera. Cuando los conservadores británicos reniegan de Europa lo hacen con el corazón. Y esa pasión es lo que reflejan ahora las encuestas, en las que la opción de abandonar la Unión Europea aparece como la ganadora. Los europeístas británicos creen que, llegado el momento del referéndum —si es que ese momento llega algún día realmente— el debate descenderá al terreno del bolsillo y le darán la vuelta a las encuestas.

En España pasa algo muy parecido a la hora de debatir la cuestión catalana: mucho corazón y muy poca cabeza, en ambos lados. Aunque en este caso parece más difícil que la cabeza sustituya algún día al corazón, si eso pasara las dos partes quizás se darían cuenta de que a lo mejor sale más a cuenta soportarse que separarse o forzar al otro a quedarse.

Como ocurre con la cuestión catalana, hay mucha pasión y muy poca cabeza​

En Escocia, donde el referéndum de independencia ya está convocado para el 18 de septiembre de 2014 y la posibilidad de que se fracture el reino es una realidad, el debate hace ya tiempo que se ha instalado en la cartera, muy lejos del corazón. Y esa es precisamente la técnica que han seguido los partidarios de la unión: en lugar de insultar y despreciar a los independentistas, lo que están haciendo es decirle a los escoceses que cometerían un error si se marcharan y que las dos partes saldrían perdiendo.

Desde que hace ya meses empezara de hecho la campaña sobre el referéndum, el Gobierno británico y algunas organizaciones independientes han inundado el debate con datos, con hechos, o con hipótesis que plantean interrogantes no resueltos, desde la cuestión de la moneda a la pertenencia a la Unión Europea o la posición fiscal de una Escocia independiente.

El problema de los independentistas es que no tienen respuestas claras para resolver muchos de esos dilemas y el carismático Alex Salmond, ministro principal escocés y líder independentista, se ha de refugiar en su carisma y en unas loas genéricas a lo bien que irá todo. Y eso no parece que de momento consiga mover las encuestas a su favor.

El martes que viene, Salmond jugará una de sus cartas principales: el lanzamiento del esperado libro blanco sobre la independencia. Ahí se verá si el Partido Nacional Escocés (SNP en sus siglas en inglés) consigue llenar de contenido la retórica independentista.

En los últimos días, Salmond y el SNP no han conseguido ofrecer esas dosis de realismo. La semana pasada, los independentistas no pudieron dar garantías sobre una cuestión tan esencial como cuál sería la moneda de una Escocia independiente: ¿El euro? ¿La libra esterlina? ¿Una nueva moneda propia? Alex Salmond defiende que se mantendrá la unión monetaria con Reino Unido en torno a la esterlina, pero eso es algo que se tendría que negociar con Londres y que por lo tanto no se puede dar por garantizado. Así lo ha tenido que reconocer un alto funcionario del ejecutivo escocés al declarar: “No podemos aseverar como un hecho a priori que podemos alcanzar una unión monetaria con Reino Unido pero podemos explicar por qué creemos que es la mejor opción”.

Algo parecido ha ocurrido esta semana, con el contraste aparente entre los malos augurios del independiente Instituto de Estudios Fiscales y la retórica optimista del Ejecutivo escocés en su documento sobre las opciones económicas de una Escocia independiente. Mientras el instituto estima que la independencia crearía de entrada un agujero en las cuentas públicas equivalente al 1,9% del PIB en Escocia y al 0,8% en el resto de Reino Unido, el ejecutivo escocés del SNP habla de “tremendas oportunidades”.

Nunca se debe subestimar la habilidad del SNP cuando entra en campaña, pero ese goteo de realismo que emana desde hace meses desde Londres parece una carga demasiado grande para los partidarios de la independencia. Un viaje tan arriesgado solo se hace si lo que espera en la meta es un gran premio. Pero un país que no sabe qué moneda tendrá, si seguirá o no en la Unión Europea ni si tendrá realmente margen de maniobra desde el punto fiscal parece un viaje demasiado arriesgado si el premio son los poco más de 1.000 euros por habitante que ha pronosticado el ministro escocés de Finanzas, John Swinney.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/20/actualidad/1384967518_592248.html
 

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Escocia presentó su esperado plan de independencia

El jefe de Gobierno, Alex Salmond, junto a la Nº2, Nicola Sturgeon.
El ministro principal escocés, el nacionalista Alex Salmond, defendió que Escocia cuenta con "un gran potencial" para ser un país independiente, al dar a conocer el esperado Libro Blanco con los planes para la escisión.

En una presentación en el Centro de Ciencia de Glasgow, Salmond aseguró que la independencia, cuya fecha será el 24 de marzo de 2016 si prospera el "sí" en el referéndum de 2014, le permitirá a Escocia aprovechar todas sus oportunidades, dados sus recursos energéticos.

El texto, de 670 folios y titulado "El futuro de Escocia. Su guía para una Escocia independiente", señala que la separación creará una Escocia "más democrática, más próspera y más justa".

Salmond, que hizo la presentación junto con la "número dos" del Gobierno autónomo, Nicola Sturgeon, aseguró que "el futuro de Escocia está en manos de Escocia" al defender los beneficios de la separación si los votantes apoyan el "sí" en el plebiscito que se celebrará el 18 de septiembre de 2014, en el que podrán votar todos los mayores de 16 años.

"Tenemos la gente, la capacidad y los recursos para hacer de Escocia un país con más éxito. Lo que necesitamos ahora son los instrumentos económicos y los poderes para construir una economía más competitiva, más dinámica y crear más empleos", agregó el ministro principal, que quiere conservar la libra esterlina y continuar como miembro de la Unión Europea (UE), además de mantener a la reina Isabel II como jefa de Estado.

Por su parte, Sturgeon dijo que la independencia "no es un fin en sí misma", sino que es un medio para construir un país más justo y con mayor bienestar para su población, estimada en 5,3 millones.

El Libro Blanco, dividido en cinco secciones, responde a 650 preguntas, entre ellas sobre delicados asuntos como la moneda, el régimen fiscal, la educación, el estado del bienestar y la defensa.

El documento señala que votar a favor de la independencia supondrá tomar "las decisiones más importantes sobre nuestra economía", a cargo de "la población de Escocia".

Estos son los principales puntos

ECONOMÍA

Escocia seguiría usando la libra esterlina como divisa, aunque Londres no ha garantizado que fuera a permitirlo.

Reclamaría una gran parte de los ingresos del gas y el petróleo del mar del Norte, de los que el 90% están en aguas escocesas.

El Banco de Inglaterra seguiría siendo el banco central de Escocia y su acreedor si no hubiera alternativa. Escocia asumiría una parte de la deuda británica.

Los impuestos a las empresas se recortarían un 3%. No aumentaría la tasa impositiva básica. El salario mínimo subiría parejo a la inflación.

DEFENSA Y POLÍTICA EXTERIOR

Una Escocia independiente no querría armas nucleares en el submarino británico "Tridente", uno de los temas más contenciosos.

Escocia dispondría de su propia fuerza defensiva así como de sus agencias de seguridad e inteligencia.

Seguiría siendo miembro de la Unión Europea y la OTAN, y abriría 90 consulados y embajadas en todo el mundo.

MONARQUÍA

Escocia conservaría a Isabel II como su monarca como parte de una constitución nueva y escrita (Reino Unido no dispone de una, sino de tratados, leyes y convenciones que rigen el país y que nunca se trasladaron a una Carta magna).

BIENESTAR

Los niños de tres y cuatro años tendrían 30 horas de atención gratuita a la semana.

CULTURA

Un nuevo medio público escocés sustituiría a la BBC
AMBITO WEB
 

Sebastian

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Salmond promete mantener la libra y permanecer en la UE

El líder del Partido Nacional Escocés (SNP) elige Glasgow para presentar su proyecto, la capital económica y obrera y principal foco de votantes indecisos

W. OPPENHEIMER / AGENCIAS Glasgow 26 NOV 2013 - 13:28 CET1073


VÍDEO: REUTERS-LIVE!

Alex Salmond, el carismático líder del independentista Partido Nacional Escocés (SNP), presentó en Glasgow su hoja de ruta hacia la independencia como un camino sin riesgos ni peligros porque nada cambiará en cuestiones capitales como la moneda, la pertenencia a la Unión Europea o la jefatura del Estado.

Salmond presentó el esperado Libro Blanco en una ceremonia deliberadamente modesta, sin triunfalismos: una rueda de prensa junto a su número dos y probable sucesora, Nicola Sturgeon, en el Centro de la Ciencia de Glasgow, la ciudad llamada a ser árbitro del referéndum del 18 de septiembre de 2014.

“Nuestra visión es la de una Escocia independiente que recupera su plaza como un igual en la familia de las naciones. Sin embargo, no buscamos la independencia como un fin en sí mismo sino como una herramienta para cambiar Escocia para mejor”, proclamaron.

Su intención es precisamente presentar la independencia como algo normal, un trayecto sin sobresaltos en el que los escoceses no arriesgan nada pero lo pueden ganar todo. Sobre todo, el poder para hacer cosas que ahora no pueden hacer porque son competencia del Parlamento de Westminster.

Cosas muy concretas. Algunas nuevas, como 30 horas semanales de atención infantil para los niños de tres y cuatro años y para los niños más vulnerables de dos años. Otras ya anunciadas en el pasado, como la supresión de la llamada “tasa dormitorio” que reduce las ayudas a las familias en cuyo hogar haya una habitación desocupada; actualización de ciertas ayudas fiscales en línea con la inflación; una “triple salvaguardia” para el sistema de pensiones; un salario mínimo indizado al coste de la vida; o la desnuclearización de Escocia a lo largo de la primera legislatura de la independencia.

El SNP intenta así contrarrestar el alarmismo que genera entre los escoceses los estudios que denuncian que la independencia crearía un agujero fiscal de entre el 1,9 y el 6% del PIB, las advertencias de Londres de que no compartirá la libra con una Escocia independiente o la cuestión de la pertenencia a la UE.

El SNP intenta hacer calar la idea de que lo que importa es el pragmatismo. Y eso significa que, si gana la independencia, Londres nunca se opondrá a que Edimburgo siga en la libra porque es su segundo mercado exportador y le interesa tanto como a la propia Escocia. Y por eso el Libro Blanco sostiene también que Escocia seguirá en la UE o que no habrá controles fronterizos entre ambos países.

En concreto, el texto subraya que no hay precedentes para establecer qué ocurre cuando “a través de un proceso constitucional consensuado y legal, la opinión mayoritaria y democrática en parte de un territorio es que se debe convertir en un país independiente”.

Su conclusión es que en ese caso no se puede aplicar el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea que rige en la adhesión de nuevos socios “porque Escocia ingresó en la UE en 1973”. Y defiende que en su caso se ha de aplicar el artículo 48 “que permite modificar el tratado de común acuerdo con los socios”.

Los independentistas escoceses admiten que eso requiere la aprobación de todos los demás socios, uno a uno. Lo que en realidad temen no es un veto, sino que Escocia tenga que abandonar la UE y negociar luego su reingreso porque generaría incertidumbre y les obligaría a renegociar las salvaguardias que ahora tiene Reino Unido, en particular sobre el euro y los controles fronterizos.

El Libro Blanco sostiene que Escocia mantendría “la zona común de viaje que ha existido desde 1920 y que actualmente garantiza la libre circulación entre Reino Unido, la República de Irlanda, la isla de Man y las islas del Canal”. Es decir, no habría que enseñar el pasaporte para cruzar la frontera entre Inglaterra y Escocia.

Y también sostiene que Escocia mantendría una unión monetaria con el resto de Reino Unido, compartiendo la libra esterlina y manteniendo al Banco de Inglaterra como prestatario de último resorte. Esta es una de las cuestiones más delicadas. No solo porque Londres dice que eso es “muy, muy difícil”, sino porque dentro del propio independentismo hay visiones contrapuestas y hay un sector que defiende que Escocia debería tener su propia moneda.

Salmond cree que la dureza verbal de Londres es meramente táctica, para crear miedo y fomentar el voto unionista. Pero está convencido de que en esto, como en otras cuestiones que dependen de un acuerdo entre las dos partes, ese acuerdo llegará, y de forma rápida, si gana el voto a favor de la independencia.

¿Por qué? Porque los acuerdos de octubre de 2012 que dieron luz verde al referéndum establecen que ambas partes aceptarán su resultado y trabajarán de buena fe para aplicarlo. Y porque cree que ni a Londres ni a Edimburgo le interesa que las negociaciones sean largas, tensas y politizadas. Por eso sostiene que si la independencia gana el referéndum, Escocia accederá a ella el 24 de marzo de 2016, coincidiendo con la unión de las dos coronas ese mismo día en 1603 y con la fusión de los dos parlamentos el 24 de marzo de 1707.

Por encima de todo, la opción de presentar la independencia como un camino lleno de oportunidades pero sin riesgos intenta superar la realidad de que las encuestas reflejan que los votantes se identifican mucho con Escocia pero mucho menos con la independencia.

Por ejemplo, el 63% se declara orgulloso de presentarse como escoceses en el extranjero, frente a un 19% que prefiere presentarse como británicos y un 18% a los que les da lo mismo, según una encuesta de Panelbase para The Sunday Times y Real Radio Scotland publicada el domingo pasado. Pero un 47% votaría contra la independencia frente a un 38% a favor y un 15% de indecisos. Y eso en Panelbase, que desde siempre ha dado las encuestas menos desfavorables a la independencia. En las demás, el no gana al sí por dos a uno.

Las principales propuestas
- Escocia conservará la libra y no buscará entrar en la eurozona.

- El Banco de Inglaterra será la entidad de préstamo de último recurso.

- Se mantendrá a la reina Isabel II como jefa de Estado.

- Escocia continuará como miembro de la Unión Europea (UE).

- Edimburgo retirará los misiles nucleares Trident de su territorio en los primeros 10 años tras la independencia.

- Escocia espera ahorrar 119.000 millones de euros con la retirada de las armas nucleares.

- Escocia tendría sus propias fuerzas armadas.

- No harbá subida de impuestos.

- Se ampliarán las ayudas para el cuidado de los menores de cuatro años.

- A partir de abril de 2016, los pensionistas del nuevo Estado recibirán una pensión de 8.320 libras (9.900 euros) anuales.

- El salario mínimo aumentará al ritmo del coste de vida.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/26/actualidad/1385451722_705463.html
 

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Jajajajajajajajajajajajajajaja.
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De momento ahí hay una MENTIRA descomunal. La Comisión Europea ya ha afirmado oficialmente que en caso de secesión de parte de un estado miembro de la UE ese nuevo estado quedaría fuera de la misma. Y diría lo mismo de la OTAN, aunque ahí no ha habido respuesta oficial. Sólo hay que recordar la única secesión que ha habido, la de Argelia. Y que yo recuerde, el país africano no es parte de la OTAN ni de la UE, mientras que en tiempos de soberanía gala sí lo era, como parte integrante de Francia.
 
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De momento ahí hay una MENTIRA descomunal. La Comisión Europea ya ha afirmado oficialmente que en caso de secesión de parte de un estado miembro de la UE ese nuevo estado quedaría fuera de la misma. Y diría lo mismo de la OTAN, aunque ahí no ha habido respuesta oficial. Sólo hay que recordar la única secesión que ha habido, la de Argelia. Y que yo recuerde, el país africano no es parte de la OTAN ni de la UE, mientras que en tiempos de soberanía gala sí lo era, como parte integrante de Francia.

Bueno, pero el caso de Argelia, es distinto. Ellos no estan ni en el atlantico, ni en territorio Europeo.
 

Sebastian

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Bruselas avisa a Edimburgo de que debe pedir la adhesión si se divorcia de Londres

Los votantes escoceses decidirán en septiembre de 2014 si Escocia sigue formando parte de Reino Unido o se convierte en un estado independiente

Claudi Pérez Bruselas 26 NOV 2013 - 20:56 CET3

Los votantes escoceses decidirán en septiembre de 2014 si Escocia sigue formando parte de Reino Unido o se convierte en un estado independiente. Después de más de tres siglos de unión política, los partidarios de romper dieron a entender este martes que se trataría de un corte limpio, sin costes: no hay por qué preocuparse ni de la moneda (la libra, con el Banco de Inglaterra como ventanilla de último recurso) ni de la jefatura de Estado (la reina Isabel II) ni de la Unión Europea. Escocia seguiría formando parte de la Unión, aunque para ello requeriría la autorización de los Veintiocho, sin un solo veto. Bruselas trató ayer de echar balones fuera, tal y como ha hecho a menudo con Cataluña.

"La Comisión no se pronunciará hasta que no haya un escenario real", dijo escuetamente un portavoz, para luego repetir la fórmula catalana: si aparece un nuevo país en el continente, quedaría automáticamente fuera de la UE, tendría que pedir su inclusión, negociar el tratado de adhesión y que el resto de Estados miembros lo aceptaran.

La Comisión considera que el tratado (en su artículo 49) es claro en lo que respecta a un tercer país que solicite la adhesión a la UE. Pero los nacionalistas escoceses lo ven de otra manera: Escocia es un territorio que ya está dentro de la UE y en caso de una independencia pactada bastaría con alterar los tratados, siempre con el acuerdo de cada uno de los Veintiocho.

Eso emparenta directamente a Escocia con Cataluña: Alex Salmond ha tratado de desligar por todos los medios la cuestión escocesa de la catalana —con el argumento de que Escocia no sentaría ningún precedente para Cataluña, repetido una y mil veces en Edimburgo— para evitar un eventual veto español, mientras que los políticos catalanes tratan de hacer todo lo contrario.

Bruselas va y viene: tiende a lavarse las manos, aunque —a menudo regañadientes— siempre acaba recordando que una Escocia o una Cataluña independiente tendrían que pedir el ingreso en la UE. Esa fue la respuesta en su día del presidente Romano Prodi, y es el punto de vista de los juristas más reputados en Bruselas, como Jean-Claude Piris, la máxima autoridad legal en la capital europea durante más de una década.

Pero la primera respuesta de la Comisión es siempre más ambigua: para Bruselas, Escocia es "un asunto interno del Reino Unido", al igual que Cataluña es un asunto de España.

En ambos casos sucede exactamente lo mismo: los partidarios de la independencia explican que ni Escocia ni Cataluña tendrían mayores problemas con la UE porque ya forman parte, virtualmente, de ella. Los contrarios —y con calculadas medias tintas también la Comisión— explican que ambos territorios tendrían que negociar su adhesión y enfrentarse a diversos problemas, más allá de los posibles vetos, como la cuestión en torno a la adopción o no de la libra o el euro.

Para quedarse con la libra, Escocia necesita el plácet de Londres. Y para el euro, Cataluña necesita la luz verde de Madrid. En caso de una independencia pactada eso es relativamente más fácil, indican fuentes diplomáticas.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/26/actualidad/1385495775_440956.html
 

Sebastian

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El Gobierno de Cameron esgrime la inviabilidad de un Estado separado

La secesión le costará a cada escocés 1.200 euros al año, según el Tesoro británico

Patricia Tubella Londres 26 NOV 2013 - 21:04 CET


David Cameron, el pasado 15 de noviembre. / DINUKA LIYANAWATTE (AFP)

La independencia de Escocia podría incrementar la presión fiscal sobre cada ciudadano en hasta 1.000 libras anuales (1.193 euros), advirtió este martes el Gobierno británico como reacción al plan presentado por Alex Salmond para defender la separación de Reino Unido. Cuando todas las encuestas indican que los indecisos decantarán la balanza en el referéndum escocés, Londres arrecia en su discurso sobre la inviabilidad económica del nuevo Estado, porque en ese factor está la clave del desenlace del voto del próximo 18 de septiembre.

No fue el primer ministro, David Cameron, sino su secretario del Tesoro y diputado por la circunscripción escocesa de Inverness, Danny Alexander, el encargado de contrarrestar los argumentos de Salmond. Escocia no debe "ir por su cuenta", so pena de encajar un aumento de la presión fiscal o de reducir el gasto —cuando no ambas cosas— si quiere crear un Estado viable durante los próximos cincuenta años, dijo Alexander sustentándose en un reciente informe del Instituto de Estudios Fiscales (IFS).

Los independentistas escoceses, que atribuyen esa negra radiografía al "nerviosismo de la campaña del no", acusaron al Gobierno británico de malgastar los ingresos derivados de la industria petrolífera del Mar del Norte que, según sus propias cuentas, supondrían hoy un fondo de hasta 22.000 libras (26.000 euros) "para cada escocés".

En esta guerra de cifras, la estrategia de Cameron pasa por demostrar que si Escocia elige convertirse en un país extranjero, será tratado como tal y tendrá que asumir sus nefastas consecuencias económicas: deberá afrontar una difícil renegociación sobre su entrada en la Unión Europea y, a diferencia de lo afirmado ayer por Alex Salmond, hallaría trabas de los británicos para compartir con ellos la libra esterlina en una unión monetaria.

El nuevo ministro británico para Escocia, Alistair Carmichael, cuyo reciente nombramiento encarna un endurecimiento del discurso de Londres, ha planteado asimismo cómo resolvería una Escocia independiente la cuestión de las pensiones (la media de pensionistas por empleado es superior en este territorio que en el resto del país que todavía comparten) o cómo sufragaría la creación del nuevo Estado. También considera contradictoria la vocación del partido de Salmond (SNP) de permanecer en la OTAN, al tiempo que promulga la eliminación de las armas nucleares de su territorio.

El primer ministro británico está promoviendo en realidad, y como parte de su campaña para evitar la separación de los escoceses, una política del palo y la zanahoria. El mensaje reside en convencerles que vivirán mejor si siguen siendo parte integrante de Reino Unido.

En esa línea hay que enmarcar el reciente anuncio de la multinacional aeronáutica BAE Systems, con el apoyo del Gobierno británico, de poner fin a la construcción de nuevos buques de guerra en el histórico puerto de Plymouth (sur de Inglaterra), para favorecer a los astilleros escoceses del río Clyde. Mientras Plymouth afronta el declive y la pérdida de puestos de trabajo, Escocia sale ganando. Pero, tal y como ya ha advertido, Londres está dispuesto a dar marcha atrás en su decisión si los escoceses deciden cortar amarras.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/26/actualidad/1385496277_675958.html
 
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