Escocia, abocada a un referéndum de independencia

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Los votos en Escocia no se cuentan

Miguel Ángel Bastenier 23 SEP 2014 - 20:20 CEST
Formalmente ganó el pasado día 18 en referéndum el no a la independencia de Escocia. Pero los sufragios en este caso no se cuentan sino que se pesan, porque la vencedora fue una pregunta que no figuraba en la papeleta de voto. El líder independentista escocés, Alex Salmond, quería que en el boletín aparecieran tres preguntas: el sí, el no, y una tercera opción de competencias reforzadas pero, como el primer ministro británico, el conservador David Cameron, ansiaba enterrar el asunto por varias generaciones, prefirió el todo o nada, dentro o fuera, a soluciones más matizadas. Y en los últimos días de campaña un aparente arrebato popular por el sí, que yo creo que más tenía que ver con la pasión británica por las apuestas que con profundas inclinaciones del votante, movió al Gobierno de Londres, presa del pánico, a apresurarse a prometer una devolution-max, que equivalía en traspaso de nuevas competencias a aquella tercera pregunta que nunca fue.

Y, suponiendo que Cameron cumpla sus promesas, lo que a la vez es difícil de hacer y no puede dejar de hacerlo, la política británica cambiará de forma irreversible para establecer un embrión de federalismo fuertemente asimétrico.

La dimisión de Salmond parece más una forma de reservarse para el futuro que de tirar la toalla

De acuerdo con la llamada “fórmula Barnett” aumentará la proporción del gasto público del que se beneficiará Escocia con respecto a Inglaterra y Gales, pero, especialmente, cuando en Westminster se discutan cuestiones de competencia exclusiva de alguna de las naciones constituyentes —salud, educación o policía— se romperá el carácter unitario de los Comunes; los 59 parlamentarios escoceses discutirán de esas cuestiones en la cámara de Edimburgo, y los diputados elegidos en el resto del Reino Unido carecerán de voz sobre la materia, con lo que los Comunes dejarán de ser un recurso último y superior sobre la legislación escocesa. Por ahí va la asimetría.

Y aunque la independencia pueda dormir el sueño de los justos durante un tiempo, la victoria de Londres es apenas pírrica, porque con la nueva situación la independencia de Escocia estará en la realidad de la gobernación mucho más cerca. La sorprendente dimisión de Salmond, aparte de los éxtasis de admiración que ha provocado en nacionalismos periféricos, parece por ello más un reservarse para el futuro que el gesto de quien arroja la toalla. El ex first minister escocés podría entenderse hoy como un independentista light o un gradualista sin prisas; pero muy probablemente más esta segunda acepción, a la espera de otra oportunidad.

Los desgarros que el resultado del referéndum producirá en el Reino Unido, van más allá de lo que signifique ese 45% de síes, porque es en la propia Escocia donde crece una fuerte división de voluntades, subrayada por el hecho de que los católicos, de origen irlandés muchos de ellos, han votado en mayor número independencia que sus compatriotas presbiteriano-calvinistas. Y lo que cuenta es que una fracción notable del pueblo escocés, con el no a la independencia pero un sí de hecho a una autonomía federalizante, se distancia de Londres, no porque le gusten hoy menos que ayer los ingleses, sino porque se gustan más a sí mismos. Eso es el nacionalismo.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/09/23/actualidad/1411496459_658046.html
 

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Reino Unido entregará a Escocia el control del impuesto sobre la renta

Los principales partidos acuerdan la histórica transferencia tras el referéndum

Pablo Guimón Londres 27 NOV 2014 - 12:27 CET155

El Parlamento escocés controlará el impuesto sobre la renta. Así lo han acordado los principales partidos británicos en las recomendaciones de la comisión Smith, constituida después del referéndum por la independencia, que ganaron los unionistas por 55% frente al 45%, para coordinar la comprometida devolución de poderes a Edimburgo, en lo que supone la reforma del sistema tributario más trascendental en la historia reciente de Reino Unido.

La medida —que implica el control sobre los tipos impositivos y, por tanto, sobre miles de millones de libras— es parte de un acuerdo alcanzado por dicha comisión el miércoles por la noche en Edimburgo y que se ha presentado este jueves allí. Las recomendaciones de la comisión deberán constituir la base de la legislación británica sobre las nuevas competencias transferidas a Escocia. Aunque la transferencia real no se realizará hasta pasadas las elecciones generales del próximo mayo.

Robert Smith, el parlamentario que preside la comisión, ha explicado que la devolución pretende dar más poderes y autonomía al Parlamento escocés. "Esto dará al Parlamento más instrumentos para lograr su propia visión, sus fines y objetivos, sean los que sean en cada momento". También ha recalcado: "Las recomendaciones planteadas en el acuerdo suponen la mayor transferencia de poder desde la creación del Parlamento [local, en 1999]".

El Gobierno británico, que fue quien puso en marcha está comisión con miembros de los diferentes partidos, prometió utilizar sus conclusiones para avanzar en la devolución de poderes a Escocia. Los tres principales partidos británicos se comprometieron a entregar más competencias al Parlamento de Holyrood tras el auge del sí a la independencia en la recta final de la campaña del referéndum del pasado 18 de septiembre.

Los laboristas venían oponiéndose históricamente a la devolución completa del impuesto sobre la renta, pero finalmente han cedido en lo que se interpreta como un intento de frenar su dramática caída en las encuestas en Escocia, ante el imparable auge de los nacionalistas del SNP (el Partido Nacional Escocés). El laborista Alistair Darling, quien fuera líder de la campaña por el no a la independencia, criticaba duramente esta semana en el diario Financial Times una medida que atacaba el principio de que los riesgos deben ser compartidos por todo el país. Parece, no obstante, que Ed Balls, el portavoz laborista de Economía, ha conseguido una importante concesión: que Escocia no tendrá el poder de establecer el nivel de ingresos por debajo del cual no se tributa. Esto seguirá siendo competencia del Gobierno central, evitando así que Escocia pueda anunciar bajadas de impuestos y compensarlas cambiando dicho límite.

La propuesta de la comisión incluirá, además, la devolución de un importante paquete de prestaciones sociales y de la llamada Air Passanger Duty, la tasa que se cobra a los viajes en aviones que despegan de los aeropuertos británicos. Además, el Parlamento de Holyrood tendrá todas las competencias para regular las elecciones regionales y locales. Eso incluye la capacidad de permitir que voten los jóvenes de 16 y 17 años, como sucedió en el referéndum por la independencia.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/11/27/actualidad/1417043203_009091.html
 

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Escocia desafía el futuro de Reino Unido como potencia nuclear
El sistema de submarinos Trident salta al debate político por la oposición del nacionalismo




Esto no es nuevo para Ellen Moxley, aunque su cuerpo octogenario la obligue a participar en esta ocasión sentada en una silla de ruedas. Pero aquí sigue, con su pancarta, rodeada de compañeras que cantan viejas canciones folk, mirando de reojo a las nubes que amenazan con aguar su enésima protesta. “Llevo haciendo campaña por el desarme desde que estaba en la universidad, y me gradué en 1957”, explica, y se ríe con esfuerzo, cerrando aún más sus ojos rasgados.
El 8 de junio de 1999, no lejos de aquí, Moxley y otras dos mujeres irrumpieron en unas instalaciones militares de apoyo tecnológico a esta base de submarinos nuclearesTrident, arrancaron los ordenadores que pudieron y los arrojaron al lago Goil. Pasó cuatro meses en prisión antes de que un jurado la absolviera, alegando que las armas que habían saboteado estaban prohibidas por el derecho internacional. Aquello se recuerda como un triunfo histórico en la lucha, larga e infructuosa, contra este sistema de submarinos nucleares, instalado en 1990 en la costa oeste escocesa, que inesperadamente ha saltado al primer plano de la agenda política de las elecciones del jueves.
Activistas de toda Escocia han venido esta mañana a Faslane a sentarse ante las puertas de acceso a la base para bloquear la entrada de los trabajadores. Las protestas se han sucedido a lo largo de la historia de este envejecido arsenal nuclear, el único de Reino Unido, que proporciona al país su puesto en la vanguardia de las potencias militares. Pero esta ocasión es especial.
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ESPECIAL Elecciones en Reino Unido
El próximo Parlamento deberá decidir el año que viene si invierte 25.000 millones de libras (34.000 millones de euros) —cuatro veces más, según los críticos— en la renovación de los submarinos. Los nacionalistas escoceses van a irrumpir con fuerza en Westminster, y llevarán consigo su histórica reclamación de sacar las armas nucleares de Escocia. La oposición al programa Trident ha sido un factor de cohesión del nacionalismo escocés.
No hay conversación con un candidato del SNP en la que no se mencione Trident. “Thatcher decidió basar todo su desarrollo de armas nucleares a 65 kilómetros de Glasgow, la ciudad más grande de Escocia”, explica Angus Robertson, portavoz de Defensa del SNP. “Lo hizo un Gobierno al que no habíamos votado los escoceses. Por eso, éste es para nosotros un tema importantísimo”.
A esa sensación de maltrato histórico se suman argumentos económicos que cuestionan que el país deba destinar tanto dinero a un sistema de disuasión nuclear, un cuarto de siglo después del final de la Guerra Fría y en plena época de recortes en el gasto público. “El Gobierno predica constantemente la austeridad, que hay que equilibrar las cuentas”, explica Brendan O’Hara, candidato local del SNP. “Pero 220.000 niños en Escocia viven en la pobreza. Nos dicen que no hay dinero para alimentar a los pobres, para aumentar los salarios a un nivel digno, pero sí hay 100.000 millones de libras [135.000 millones de euros] para renovar armas de destrucción masiva que no podrán usarse nunca. Es una obscenidad moral y una locura económica”.
Dentro del estamento militar también hay voces que discuten la conveniencia estratégica de permanecer a ese precio en el club nuclear, cuando el país va camino de recortar su gasto en Defensa por debajo del 2% del PIB que recomienda la OTAN y en un contexto en que las amenazas modernas requieren prioridades defensivas diferentes. Una fuente diplomática ilustra la situación del Ejército británico expresando sus dudas acerca de que, en la actualidad, “el país fuera capaz de hacer frente a una nueva guerra en las Malvinas”.
Trident consiste en cuatro submarinos cargados con armas nucleares, uno de los cuales está siempre en patrulla marítima. La vida útil de estos submarinos Vanguard está prevista que termine a finales de la próxima década. Los Successor que los remplazarán tardan unos 16 años en desarrollarse. Por eso la decisión debería tomarse el año que viene.
Michael Fallon, ministro de Defensa conservador, dijo en enero en el Parlamento que Trident es “el verdadero campamento de paz de Reino Unido”, ya que el país “se enfrenta al chantaje nuclear de países delincuentes”. Los líderes conservador y laborista han prometido que seguirán adelante con su renovación.
Pero, según una encuesta publicada el mes pasado, el 75% de los candidatos laboristas en estas elecciones se opone al proyecto. “La voz de Escocia se oye más fuerte ahora, es importante que la usemos constructivamente y que encontremos aliados al sur de la frontera”, opina Patrick Harvie, líder de los Verdes escoceses. “Debemos asegurarnos de que esta decisión se combata desde cada parte de la unión y dentro de cada partido. Si no, este país acabará destinando todo ese dinero, que tanto necesita, a una nueva generación de armas de destrucción masiva ilegales e inmorales, que solo un psicópata podría usar”.
La lluvia que atisbaba Ellen Moxley en las nubes grises ha empezado ya a caer. Los activistas despliegan lonas azules sobre sus cabezas. Pasadas las dos de la tarde, la policía, que lleva toda la mañana de pie ante las vallas de entrada a la base, recibe la orden de desalojar a los manifestantes. La organización informa de que el bloqueo ha sido un éxito. Los trabajadores no han podido entrar por tierra, y muchos se han negado a entrar por mar. Una modesta victoria que los activistas reciben con gritos y aplausos.
La victoria final, al menos a medio plazo, es mucho más improbable. El único debate que se puede plantear en esta legislatura es si existe una opción de disuasión nuclear más barata. Una, por ejemplo, que pueda funcionar con solo tres submarinos. También es probable que, enfrentado a la realidad del tremendo gasto requerido, el próximo Gobierno decida encargar un estudio que permita demorar la decisión final. Lo cierto es que el desarme nuclear no está sobre la mesa, por mucho que pese al norte de la frontera. “Se nos dice que Trident es para nuestra seguridad y nuestra defensa”, concluye el candidato O’Hara. “Pero eso es una colosal mentira. Esto es Reino Unido tratando de agarrarse a un pasado mejor”.
elpais.es
 

El líder de Escocia fija una fecha para un nuevo referéndum de independencia​

LECTURA DE 6 MIN 1 de julio de 2022 | 17:51 GMT

La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, se dirige a los legisladores en el parlamento escocés en Edimburgo el 28 de junio de 2022.

La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, se dirige a los legisladores en el parlamento escocés en Edimburgo el 28 de junio de 2022.
(Jeff J. Mitchell/Getty Images)

El último impulso de Escocia por la independencia planteará nuevas dudas sobre la integridad territorial a largo plazo del Reino Unido, incluso si es poco probable que Edimburgo se separe en un futuro previsible debido a limitaciones legales y políticas. La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, expuso planes para un nuevo referéndum de independencia de Escocia en un discurso del 28 de junio ante el parlamento escocés. Según Sturgeon, la votación debería tener lugar el 19 de octubre de 2023 y ser "consultiva", considerando que es poco probable que el gobierno del Reino Unido autorice un referéndum legalmente vinculante como lo hizo en 2014. Sturgeon, quien enfatizó que cualquier referéndum necesita ser legal, anunció que el Lord Advocate, el principal oficial de la ley de Escocia, remitirá un proyecto de ley de referéndum a la Corte Suprema del Reino Unido para que pueda pronunciarse sobre la legalidad de celebrar un referéndum no vinculante sin la aprobación de Londres. Si el tribunal decide que no está dentro de la autoridad de su gobierno realizar tal votación, Sturgeon dijo que las próximas elecciones generales del Reino Unido, previstas para 2024, se convertirían en un "referéndum de facto" sobre la independencia de Escocia, con su Partido Nacional Escocés a favor de la independencia. (SNP) funcionando con un programa monotemático: la independencia. Pero si el tribunal superior del Reino Unido falla a favor del proyecto de ley del referéndum, Sturgeon dijo que se movería rápidamente para aprobarlo en el parlamento y permitir la votación según lo programado.
  • Sturgeon reconoció que “la competencia legislativa solo puede determinarse judicialmente”, y que la legislación tendría que ser aprobada por los parlamentos escocés y británico para obtener un voto “sí” que eventualmente conduzca a la independencia. También dijo que le pediría al primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, el consentimiento formal para el referéndum, pero agregó que seguiría adelante con su plan si no se le otorgaba.
El gobierno escocés está buscando formas de eludir la negativa del gobierno del Reino Unido a autorizar otro referéndum de independencia, pero sus opciones legales son limitadas. En el referéndum de independencia de 2014 , que se llevó a cabo únicamente porque Londres lo autorizó, el 55% de los votantes escoceses optaron por permanecer en Reino Unido. Pero Sturgeon argumenta que su gobierno ahora tiene un nuevo mandato para realizar otra votación después de que los partidos independentistas obtuvieran la mayoría de los escaños en las elecciones escocesas de 2021 . Según los independentistas escoceses, esto se corrobora aún más con la salida del Reino Unido de la Unión Europea en 2020., que ha cambiado sustancialmente las implicaciones legales y económicas de seguir siendo un territorio del Reino Unido desde el referéndum de 2014. Pero el gobierno de Johnson en Londres se opone firmemente a un segundo referéndum de independencia, argumentando que el referéndum de 2014 había sido un evento “único en una generación”. Por lo tanto, convocar un referéndum sin el consentimiento del gobierno del Reino Unido enfrentaría un desafío legal inmediato. Sturgeon y su SNP también han enfatizado la importancia de buscar la independencia a través de un camino estrictamente legal, ya que es muy poco probable que la comunidad internacional reconozca una declaración unilateral de independencia. La secesión unilateral también crearía importantes problemas legales y económicos para Edimburgo.
  • Una encuesta del 30 de junio realizada por Savanta ComRes para el periódico The Scotsman encontró que el 44% de los votantes escoceses apoya la independencia, mientras que el 46% no lo hace, con un 10% indeciso.
  • El 62% de los escoceses votaron por la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea en el referéndum Brexit de 2016.
  • El gobierno del Reino Unido permitió que Escocia celebrara el referéndum de independencia de 2014 invocando la Sección 30 de la Ley de Escocia de 1998, que transfiere temporalmente poderes al parlamento escocés normalmente reservados para Westminster.
  • Una de las muchas razones detrás de la negativa de Escocia a celebrar un referéndum de independencia ilegal es que haría prácticamente imposible que Edimburgo se uniera a la Unión Europea, ya que muchos estados miembros (incluidos España, Bélgica y Francia) se mostrarían reacios a respaldar una secesión ilegal. que puedan legitimar movimientos independentistas dentro de sus propias fronteras.
El plan de Sturgeon aumentará la presión política sobre el gobierno del Reino Unido para reabrir las negociaciones de independencia, pero es poco probable que la estrategia tenga éxito porque Westminster no autorizará un referéndum legal que pueda poner en peligro la integridad territorial del Reino Unido.La propuesta de Sturgeon para un referéndum consultivo aumenta la probabilidad de que la Corte Suprema del Reino Unido falle a favor de su proyecto de ley, ya que un voto puramente consultivo no afectaría automáticamente la constitución del Reino Unido. Una encuesta consultiva en 2023, con la bendición de la Corte Suprema del Reino Unido, permitiría a Sturgeon y su SNP utilizar los resultados como un nuevo mandato de los votantes escoceses para reabrir las negociaciones de independencia con el Reino Unido. Sin embargo, la mayoría de los comentaristas legales creen que es poco probable que la Corte Suprema apruebe tal referéndum. En este escenario, el SNP convertiría las elecciones generales del Reino Unido de 2024 en un referéndum "de facto" sobre la independencia, lo que ofrecería al partido ventajas electorales tácticas a corto plazo sin dejar de cumplir el objetivo político de secesión a largo plazo del SNP. Cualquier fallo de la Corte Suprema ofrece al primer ministro escocés un camino hacia un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia. Sin embargo, ninguno de los dos garantiza que el gobierno del Reino Unido estaría de acuerdo en iniciar nuevas negociaciones sobre la secesión. La oposición a la independencia de Escocia se extiende ampliamente entre los votantes, legisladores, líderes y donantes del gobernante Partido Conservador del Reino Unido. Por lo tanto, es poco probable que el gobierno del Reino Unido abra nuevas negociaciones en cualquiera de los dos escenarios. Esto significa que, si bien la independencia seguirá siendo un tema persistente en la política escocesa y un componente central de la agenda del SNP, mientras la mayoría del partido La oposición a la independencia de Escocia se extiende ampliamente entre los votantes, legisladores, líderes y donantes del gobernante Partido Conservador del Reino Unido. Por lo tanto, es poco probable que el gobierno del Reino Unido abra nuevas negociaciones en cualquiera de los dos escenarios. Esto significa que, si bien la independencia seguirá siendo un tema persistente en la política escocesa y un componente central de la agenda del SNP, mientras la mayoría del partido La oposición a la independencia de Escocia se extiende ampliamente entre los votantes, legisladores, líderes y donantes del gobernante Partido Conservador del Reino Unido. Por lo tanto, es poco probable que el gobierno del Reino Unido abra nuevas negociaciones en cualquiera de los dos escenarios. Esto significa que, si bien la independencia seguirá siendo un tema persistente en la política escocesa y un componente central de la agenda del SNP, mientras la mayoría del partidoinsiste en la necesidad de que cualquier referéndum se celebre legalmente , no hay un camino claro hacia la independencia de Escocia. Esto puede cambiar si hay un cambio ideológico dentro del campo independentista en apoyo de la secesión unilateral e ilegal, pero es poco probable que eso suceda en un futuro previsible.
  • Los sindicalistas escoceses pueden decidir boicotear incluso una encuesta consultiva, independientemente de su legalidad, si se lleva a cabo sin el consentimiento del gobierno del Reino Unido. Esto podría crear problemas de legitimidad en cuanto al resultado y exacerbar las divisiones políticas en Escocia.
  • La mejor manera de cumplir los objetivos electorales del SNP es no tener un segundo referéndum en 2023. Una derrota en la Corte Suprema permitiría a Sturgeon reunir todos los votos a favor de la independencia bajo su SNP en las elecciones de 2024, manteniendo la promesa de independencia con la firme voluntad de su partido. transatlánticos vivos.
  • El intento fallido de Cataluña por la secesión de España en 2017 sirve como una advertencia para Escocia. Después de que la región declarara unilateralmente su independencia, la Unión Europea respaldó inmediatamente al gobierno central español, dejando a Cataluña políticamente aislada. La incertidumbre resultante también llevó a muchas empresas a trasladar sus domicilios legales desde Cataluña a otras partes de España.
 

El Gobierno de Escocia anuncia que dentro de un año podría celebrarse un referéndum por la independencia​


Publicado:10 oct 2022 17:51 GMT

Yo que los Británicos comienzo a mover todo el arsenal de Escocia a otro lado
 

Jorge II

Serpiente Negra.
Jamás los ingleses van a permitir que se desintegre el reino hasta tanto no cambie la actual generación gobernante, generación de Carlos III.
 
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