Escocia, abocada a un referéndum de independencia

Sebastian

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Cameron presiona a Escocia para que siga unida a Londres

Solo el 23% de los escoceses se muestra a favor de la secesión
Escocia debería permanecer como parte integrante de Reino Unido porque esa unión entraña “lo mejor de ambos mundos”, subraya David Cameron en una misiva destinada a disuadir a los habitantes de esa autonomía de que consumen la ruptura en el referéndum sobre la independencia que se celebrará en otoño del próximo año. La declaración del primer ministro británico, cuyo texto aparece desde ayer en el sitio web de Downing Street, marca el arranque de una campaña de su Gobierno sobre las ventajas que supone para los escoceses su doble condición de británicos, y ha coincidido en el tiempo con una merma del apoyo a las tesis separatistas.

Tan solo el 23% de los escoceses votaría hoy a favor de la secesión, según las últimas encuestas, que sin embargo siguen revelando una demanda mayoritaria (61%) del traspaso de más competencias al Gobierno de Edimburgo. La caída de nueve puntos respecto al año pasado en el apoyo al proyecto soberanista del Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas inglesas) es el reflejo de la creciente incertidumbre que suscitan cuestiones como la pertenencia a la Unión Europea. Un desenlace afirmativo en el plebiscito forzaría al nuevo Estado a renegociar su adhesión a la UE, extremo que minimiza el primer ministro autonómico, Alex Salmond, pero que los partidarios del no están explotando con suerte.

“Gran Bretaña funciona, y funciona bien. ¿Por qué romperla?”, se pregunta Cameron como parte de una ofensiva que ha sido tildada por el SNP de “ataque completamente negativo”, en contraste con “los argumentos positivos de la campaña independentista que quiere preparar el futuro”, en palabras de la número dos del Ejecutivo escocés, Nicola Sturgeon. El grupo de trabajo creado por Salmond con el fin de trazar las líneas económicas de una Escocia independiente publicará hoy sus propuestas, el mismo día elegido por el Gobierno de Londres para comenzar a difundir una serie de documentos sobre los beneficios que reporta a los escoceses la bandera de la Union Jack. La economía, la moneda, cuestiones de defensa, asuntos exteriores y del Estado del bienestar serán analizados en esos papeles bajo un prisma que pretende subrayar las bondades de más de tres siglos de alianza.

En un discurso que en la jornada dominical de hoy tomaba a Internet como principal portavoz, Cameron recuerda: “Nuestros ancestros exploraron juntos el mundo y nuestros abuelos fueron también juntos a la batalla: somos parte de la misma familia y las gentes de estas islas mantienen unos vínculos irrompibles”. El político que suscribe estas palabras es el mismo que aceptó el pasado octubre, y guiado por un sentido democrático, firmar un acuerdo con Alex Salmond para dar luz verde al referéndum sobre la independencia escocesa, con el compromiso mutuo de acatar cualquier resultado salido de las urnas.

El pulso político para defender los respectivos postulados (pro y antiindependencia) ha cobrado intensidad desde principios de la semana pasada, cuando el Gobierno escocés publicó una hoja de ruta que presenta el plan de transición en el supuesto de que el plebiscito del próximo año se saldara con un sí. El SNP prevé convocar elecciones al nuevo Parlamento de una Escocia soberana en mayo de 2016, y utilizar el margen de tiempo hasta entonces para dotarse de una Constitución escrita, negociar con Londres los términos de la separación y, en un poco realista vaticinio de Salmond, resolver asimismo la relación con la UE. Cameron criticó entonces la pretensión de los separatistas de que “ya tienen la independencia en el bolsillo” y la caracterizó del siguiente modo: “Es como si saltáramos directamente a los créditos de una película, antes de haber visto el filme”.

Las espadas están en alto y el primer ministro británico, hasta la fecha muy discreto a la hora de intentar neutralizar las reivindicaciones independentistas desde territorio escocés, ha iniciado la movilización oficial para evitar el divorcio. En su carta a los escoceses, dice plantear argumentos que salen tanto “de la cabeza como del corazón”, pero esta última carta es la que juega más a fondo cuando, por ejemplo, subraya el esfuerzo común de ingleses, galeses y escoceses para “luchar por la libertad y la democracia en dos guerras mundiales” o establecer “instituciones tan valoradas en el resto del mundo como el NHS [el servicio de sanidad público] o la BBC”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/10/actualidad/1360534975_952571.html
 

Shandor

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UNA ESCOCIA LIBRE TENDRIA QUE RENEGOCIAS HASTA 14.000 TRATADOS IN TERNACIONALES

Una hipotética Escocia independiente debería volver a llamar a la puerta de organismos como la UE, la OTAN, la ONU o la OMC, según el primer informe oficial del gobierno de Londres


Una hipotética Escocia independiente tendría que solicitar de nuevo la adhesión a organismos internacionales como la ONU, la Organización Mundial del Comercio (OMC), la OTAN o la Unión Europea, y se vería obligada a renegociar hasta 14.000 tratados internacionales de los que el Reino Unido forma parte, según un informe jurídico publicado este lunes por el gobierno británico. La consulta legal, firmada por dos expertos en derecho internacional, constituye la primera salva del contraataque de Londres ante el referéndum de independencia convocado por el nacionalismo escocés para el otoño de 2014.
«Escocia se convertiría en un Estado totalmente nuevo», dicen los expertos
En opinión de los expertos contratados por el Gobierno que preside David Cameron, la posible secesión escocesa no supondría, como argumenta el Ejecutivo nacionalista dirigido por Alex Salmond, un regreso a la situación anterior a 1707, cuando Inglaterra y Escocia –dos monarquías igualmente soberanas– firman el Acta de Unión. Como explicó el propio Salmond en Edimburgo en enero de 2012, su visión es la de un «restablecimiento» de aquella soberanía. La jurisprudencia internacional consolidada a través del siglo XX diría lo contrario, según la tesis de los profesores James Crawford, de Cambridge, y Alan Boyle, de la Universidad de Edimburgo.
«En el caso de un voto favorable a abandonar el Reino Unido, a los ojos del mundo y según la ley, Escocia se convertiría en un Estado totalmente nuevo. No es posible que dos nuevos Estados hereden la personalidad internacional del anterior Estado. El resto del Reino Unido, formado por Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, continuaría como antes, reteniendo los actuales derechos y obligaciones del Reino Unido», explican en el estudio [puedes consultarlo aquí en inglés], publicado este lunes por el Gobierno.
Antecedentes de Irlanda 1922 y Sur Sudán 2011

Los dos juristas citan el antecedente del la creación de la república irlandesa en 1922, además de ejemplos en otras regiones como el de Malasia y Singapur en 1965, la partición de Pakistán y Bangladesh en 1971-72, la disolución de la Unión Soviética en 1990-1991 y la creación de nuevos Estados, Etiopía y Eritrea en 1993 o, más recientemente, la creación del Estado de Sur Sudán en 2011. Entre sus argumentos destacan también que el Reino Unido sin Escocia mantendría la mayoría de la población (el 92%) y del territorio (68%), así como las instituciones de gobierno británicas, «hechos que apoyarían claramente la demanda de continuidad del Reino Unido, dicen.
Los dos expertos recuerdan que, en el caso de la creación de Eslovaquia y la República Checa en 1992-1993, ninguno de los dos nuevos Estados reivindicó ser el continuador del anterior país comunista. En el caso de la República Federal de Yugoslavia, aunque el Estado que conformaron Serbia y Montenegro sí reivindicó esa continuidad con la federación anterior –lo que habría permitido a Milosevic mantener el asiento «yugoslavo» en la ONU, por ejemplo–, pero fue rechazado por los demás nuevos Estados y por la comunidad intermnacional.
El gobierno escocés fija el día de la independencia en marzo de 2016
Las tesis del estudio suponen una clara contradicción del camino suave y sin baches hacia la soberanía que suele dibujar el gobierno escocés. En su encuentro en Londres hace dos semanas con la prensa extranjera acreditada en la capital británica –entre ellos ABC–, Salmond anunció que mantienen ya «conversaciones directas» con la Comisión Europea sobre el futuro estatus de Escocia en la UE.
El pasado día 5, el gobierno escocés publicó su propio documento sobre la transición hacia la independencia [puedes leerlo aquí en inglés], en el que fija el día de la independencia el marzo de 2016, unos meses antes de las primeras elecciones para un parlamento soberano en mayo de 2016. Para llegar a eso, Salmond estima que habrá un periodo de 18 meses entre el referéndum y estos hipotéticos primeros comicios para negociar la transferencia de soberanía y la permanencia, según sus tesis, en la UE. «En los 30 países que han alcanzado la independendencia tras un referéndum, el tiempo medio entre la consulta y la independencia fue de 15 meses», dijo.
Tanto el gobierno central como el escocés reconocen que la independencia no llegaría el día después de una hipotética victoria del «Sí» en el referéndum previsto en el otoño de 2014. Pero, desde el gobierno Cameron, el ministro para Escocia cree que ese periodo de 18 meses es «muy ambicioso», dado el volumen de aspectos y tratados que habría que negociar. Según explicaba Michael Moore, titular de la cartera escocesa, la semana pasada en un encuentro con periodistas, «después de 18 meses de trabajo legal sobre la mecánica del referéndum, pasamos ahora a una nueva fase: exponer nuestros argumentos de por qué queremos que Escocia siga formando parte del Reino Unido».
ABC.ES
 

Rena

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Ya empezaron....
Como nunca sobre los referéndums vamos a ver en acción el viejo argumento de que si me es favorable lo auspicio pero si me es desfavorable lo rechazo :mad:
"Somos ejemplo de civilización y progreso", pero si es por "el Rey o la Reina", robamos, invadimos, sojuzgamos y matamos a cualquiera...
Dan asco...
 

Sebastian

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Escocia votará sobre la independencia el 18 de septiembre de 2014​

La convocatoria del referéndum fue pactada en un histórico acuerdo firmado el año pasado por el ministro principal escoces, Alex Salmond y el primer ministro británico, David Cameron.

El referéndum sobre la independencia de Escocia se celebrará el jueves 18 de septiembre de 2014, según ha anunciado a primera hora de la tarde el ministro principal escocés, Alex Salmond. La pregunta, que ya se conocía y ha sido pactada con la comisión electoral, es corta y directa: “¿Debería Escocia ser un país independiente?”.

Salmond ha realizado el anuncio en una breve intervención en el parlamento de Holyrood a la que han seguido intervenciones de los líderes de los demás partidos. El Partido Nacional Escocés (SNP) que lidera Salmond se encuentra prácticamente solo en defensa de la independencia, a la que se oponen las tres grandes fuerzas políticas que dominan la política a nivel británico: conservadores, laboristas y liberales-demócratas.

A pesar del auge experimentado por los independentistas en los últimos años, que les ha llevado primero a gobernar Escocia en minoría y luego con mayoría absoluta y poder así convocar el referéndum, los sondeos señalan una clara tendencia a la baja del voto a favor de la independencia, aunque la gran mayoría de los escoceses están a favor de que se realice la consulta.

Si triunfa el sí, el asunto más delicado será la pertenencia o no de una Escocia independiente a la UE

La convocatoria del referéndum fue pactada en un histórico acuerdo firmado el 15 de octubre del año pasado por Salmond y el primer ministro británico, el conservador David Cameron. Ambas partes se han comprometido a aceptar el resultado de la votación, sea cual sea el resultado. Si ganara el sí, Escocia no sería independiente. Durante un periodo que se estima que sería de unos dos años, Edimburgo y Londres deberían pactar los términos concretos de la independencia. Entre las cuestiones a negociar está el reparto del petróleo del Mar del Norte, el reparto de la deuda pública de Reino Unido y la desnuclearización del territorio de Escocia, que en la actualidad aloja las bases de submarinos del programa de disuasión nuclear británico Trident.

Pero quizás el asunto más delicado que deberá resolverse entonces es la pertenencia o no de una Escocia independiente a la Unión Europea. Aunque Bruselas no se ha pronunciado de forma oficial, todo indica que la posición de la UE es que Escocia quedaría fuera y debería pedir y negociar su ingreso. Eso podría empujar a algunos socios con problemas territoriales a dejar a los escoceses fuera. Por ejemplo, el Gobierno español cree que esa sería una de las formas más eficaces de frenar el independentismo en Cataluña.

En la votación del 18 de septiembre de 2014 podrán pronunciarse los mayores de 16 años a pesar de que la edad mínima para votar en unas elecciones es en general los 18 años. El parlamento escocés aprobó la semana pasada la legislación que permitirá a los mayores de 16 años pronunciarse sobre la independencia.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/03/21/actualidad/1363877856_129426.html
 

DSV

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Sebastian

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Londres cuestiona que Escocia pueda seguir en la libra si se independiza

“Sería meterse en territorios desconocidos”, advierte el canciller del Exchequer

El Tesoro británico ha encontrado una fórmula lo bastante disuasoria y al mismo tiempo lo bastante abierta –nunca se sabe lo que puede pasar…– a la hora de analizar las consecuencias que la independencia de Escocia podría acarrear para la política monetaria.

Su conclusión es que “la racionalidad económica” de la opción defendida por los independentistas escoceses (mantenerse, al menos de entrada, en la libra esterlina) “no está clara”, al menos desde el punto de vista de lo que seguiría siendo Reino Unido.

El canciller del Exchequer, George Osborne, ha querido presentar personalmente en Glasgow el informe del Tesoro, multiplicando así el impacto político de un ejercicio en principio meramente técnico.

Osborne, que se ha hecho acompañar en Glasgow de su número dos en el Tesoro y casualmente escocés, el liberal-demócrata Danny Alexander, ha advertido a los escoceses que “todas las alternativas a los acuerdos monetarios son menos convenientes económicamente a lo que tenemos ahora tanto para Escocia como para el resto de Reino Unido”.

“Seamos claros: abandonar los actuales acuerdos sería como meterse de manera profunda en territorios desconocidos”, advirtió. Y ha puesto el acento de forma específica en el hecho de que la Escocia independiente se vería obligada a ceder soberanía en materia monetaria y debería someter sus presupuestos a Westminster antes de que pudiera aprobarlos el parlamento escocés de Holyrood.

El informe del Tesoro forma parte de los estudios que le ha encargado el Gobierno sobre las consecuencias económicas que tendría la independencia de Escocia.

En un primer análisis, el Tesoro llegó a la conclusión de que una Escocia se enfrentaría a cuatro opciones a la hora de decidir (o pactar) cuál sería su moneda: formar una unión monetaria con Reino Unido en torno a la libra esterlina; adoptar la libra de forma unilateral (es decir: mantener su moneda pegada a la libra como Dinamarca hizo primero con el marco alemán y luego con el euro); unirse a la zona euro; introducir una moneda escocesa independiente.

El Tesoro británico ha llegado ahora a la conclusión de que todas esas opciones son malas o plantean muchos interrogantes. “Una unión formal en torno a la esterlina sería un profundo cambio para Escocia y para el resto de Reino Unido. Pero en la eventualidad de la independencia escocesa, no está clara la racionalidad económica para el Reino Unido de entrar en una unión monetaria formal con otro estado”, advierte el Tesoro.

Y añade: “Un Estado escocés independiente tendría que ceder soberanía sobre las palancas que tiene para guiar su economía. La reciente experiencia de la zona euro ha mostrado que es muy difícil conseguir el éxito de una unión monetaria formal sin una gran integración fiscal y acuerdos comunes para resolver los problemas del sector bancario”.
Los técnicos del Tesoro admiten que Escocia, “como han hecho otros países pequeños”, podría optar por seguir utilizando la libra como su moneda sin un acuerdo formal con Reino Unido, “pero a largo plazo es muy probable que eso fuera demasiado restrictivo para un país del tamaño y la complejidad financiera de una Escocia independiente”.

Descarta también la opción del euro con el argumento de que la economía escocesa está más integrada en la británica que en la de la zona euro. Y advierte que crear una nueva moneda “tendría costes de transición”, aunque “sería la única opción con la que una Escocia independiente no tendría que hacer cesiones de soberanía”.

Aunque se sostiene con argumentos técnicos, el documento del Tesoro es fundamentalmente un ejercicio político destinado a mostrar a los votantes escoceses las ventajas económicas de mantenerse en el Reino Unido y los riesgos de la independencia.

Sin embargo, tanto los independentistas como muchos analistas sostienen que si los escoceses votaran por la independencia –una posibilidad que los sondeos tienden a considerar bastante remota– los acuerdos posteriores entre Londres y Edimburgo sobre cuestiones como esta serían relativamente rápidos y pragmáticos.

“El objetico del documento del Tesoro es hacer que las cosas parezcan difíciles y obstruir todo lo posible y no creo que sea una contribución muy útil al debate”, se quejó el ministro escocés de Finanzas, John Swinney, en declaraciones a la BBC. “El canciller del Exchequer está jugando con fuego cuando defiende en ese documento que Reino Unido sería el Estado sucesor y que mantendría la libra y que de alguna manera nosotros no tendríamos acceso.

En ese caso, Reino Unido, como Estado sucesor, estaría obligado a quedarse con toda la deuda y quedaríamos liberados de asumir la parte proporcional por nuestra población de los 125.000 millones de libras de deuda [147.000 millones de euros]”, añadió Swinney.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/04/23/actualidad/1366725898_817694.html
 

Barbanegra

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La posible independencia de Escocia dañará la imagen de Reino Unido

El Gobierno británico debe afinar su gestión del referéndum de independencia de Escociade 2014 si quiere minimizar el daño que una eventual secesión causaría al resto del Reino Unido, según concluye un informe parlamentario divulgado esta noche.

La comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento británico reconoce que, aunque es difícil de medir, es "inevitable" que si Escocia se independiza, ello perjudique "en mayor o menor grado" la reputación internacional de lo que quedaría del Reino Unido.

Los diputados, encabezados por el conservador Richard Ottaway, instan al Gobierno de David Cameron a tomar medidas preventivas para reducir ese impacto, lo que incluiría -dicen- "subrayar a los socios internacionales que existe un compromiso para abordar la cuestión del referéndum de forma amplia y consensuada".

De acuerdo con la comisión, el Ejecutivo de Londres se ha centrado en proporcionar argumentos en contra de la independencia, sin entrar a valorar qué pasaría en relación a diversos asuntos, como la economía o la defensa, si Escocia finalmente se convirtiera en independiente.

Esa posición contraria a abordar el escenario post independencia, que también le achaca el Gobierno autónomo escocés, crea inseguridad en los socios internacionales y no contribuye a aclarar el panorama, apuntan los diputados.

"Los testimonios coincidieron en que la manera en que el resto del Reino Unido (abreviado RUK) maneje la ruptura, influirá de forma significativa en el alcance del daño a su reputación y la pérdida de prestigio internacional", señala el documento.

Respuesta internacional
El problema con la estrategia del Gobierno británico -que asume que los escoceses escogerán quedarse en el Reino Unido- es que "los países de la comunidad internacional dudan sobre qué respuesta deben dar ellos mismos a la independencia", dado que Londres no contempla esa opción.
"Dudan sobre lo que significa el referéndum de Escocia y sobre lo que podría significar la independencia escocesa", apuntan los parlamentarios.
El Gobierno autónomo escocés, liderado por el SNP de Alex Salmond, reclama al Ejecutivo de Cameron que entre en un debate sobre cómo se gestionaría la independencia -cómo se distribuirían los recursos del petróleo o se transferirían las competencias-, algo que este rechaza al considerar que sería una prenegociación de los términos.
Sin embargo, esta posición -la falta de planes de contingencia- crea incertidumbre sobre el estatus para el resto del Reino Unido y aumenta el riesgo de daño a su reputación internacional, insiste el informe.
Los diputados también consideran que el Partido Nacionalista Escocés (SNP) da "mucho por sentado" al plantear sus argumentos, como por ejemplo la retirada de la costa escocesa del sistema británico de disuasión nuclear Trident, algo que -advierten- posiblemente no fuera viable a corto plazo.

Trident
Los parlamentarios alertan de que, entre otras cosas, esa retirada afectaría a la voluntad negociadora del resto del Reino Unido en cuanto a la independencia y demás asuntos "en los que Escocia necesitara asistencia".
Aunque el Gobierno británico se ha comprometido a mantener el Trident cueste lo que cueste, los diputados advierten de que el coste podría ser tan prohibitivo que la retirada del sistema nuclear de territorio escocés podría "precipitar en la práctica el desarme del RUK".
"Un posible desarme por parte del RUK sería mal recibido por los principales aliados y podría crear problemas para Escocia con otros miembros de la OTAN y de la Unión Europea, al abrirse camino como Estado independiente", aseveran los diputados.
Los escoceses votarán en un referéndum el 18 de septiembre de 2014 si quieren ser independientes del Reino Unido, entre sondeos que apuntan que solo un 30% de la población apoya actualmente la independencia, frente a un 50% que se opone y el resto que está indeciso.

EFE
 

Shandor

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Los nacionalistas radicales escoceses intentan agredir al líder del Ukip



A los gritos de "¡No queremos racistas ingleses en Escocia!", un grupo de militantes de la campaña Independencia Radical de Edimburgo ha intentado agredir a Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), su paso tempestuoso por la capital escocesa.
El político ultraconservador y "eurófobo" tuvo que ser protegido por más de una decena de policías. La turba callejera, convocada a través de las redes sociales, le obligó incluso a buscar temporalmente refugio en un pub, mientras los manifestantes le espetaban a gritos: "¡Escoria racista nazi!", "¡Deja Escocia, vuelve a Inglaterra!", "¡Puedes meterte la Union Jack por el culo!"…
El propio Farage, en declaraciones al canal LBC, reconoció que había temido por su seguridad y que podría haber llegado a pasar "cualquier cosa" si no llega a ser por la intervención de la policía a su paso por Edimburgo.
"Estoy bien después del altercado de Edimburgo", escribió en su propia cuenta en twitter. "Pero si esta es la cara del nacionalismo escocés, la verdad es que es bastante fea".
Un éxito desigual

Farage estaba en Edimburgo intentando aprovechar el impulso a su partido en los recientes comicios locales en Inglaterra (donde cosechó el 25% del voto en los distritos electorales donde se presentaba). El Ukip, considerado hasta hace unos meses como una fuerza marginal, se ha convertido en el tercer partido del Reino Unido con su mensaje anti-inmigración y anti-Europa.
En Escocia, sin embargo, el partido "eurófobo" cuenta con un respaldo mínimo, en un mapa político dominado por el Partido Nacional Escocés (SNP) de Alex Salmond, con los laboristas como principal fuerza de la oposición y los conservadores en declive.
La presión desde el ala derecha del Ukip de Nigel Farage ha sido la chispa de la ola de "eurfobia" que sacude a los "tories" y que ha culminado con el comprmiso de David Cameron para celebrar un referédum sobre la pertenencia a la Unión Europea en el 2017, tres años después del referéndum sobre la independencia de Escocia que se celebrará en septiembre del 2014.
el mundo.es
 

Sebastian

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Escocia no asumirá su deuda si Londres se niega a compartir la libra

El ministro principal escocés, Alex Salmond, afirma que no pagarán en caso de independencia

El primer ministro escocés, Alex Salmond, este martes en Escocia. / J. Mitchell (Getty Images)​

El ministro principal de Escocia y líder del independentista Partido Nacional Escocés (SNP), Alex Salmond, ha amenazado con no asumir la parte de deuda pública británica que le correspondería a una Escocia independiente si Londres se niega a compartir la libra esterlina con el nuevo país. Salmond lanzó esta amenaza al presentar la estrategia económica en la que apoya la capacidad de los escoceses de abandonar Reino Unido.

Las palabras de Salmond son su respuesta a la velada amenaza lanzada por el canciller del Exchequer y responsable del Tesoro británico, George Osborne, cuestionando tanto el derecho de una Escocia independiente como la conveniencia para el resto del país de compartir la libra esterlina con el nuevo Estado, opción preferida por los independentistas frente a la alternativa de crear una nueva moneda propia o integrarse en el euro.

“Los activos financieros de nuestro país incluyen la libra esterlina y las reservas de la libra, eso está claro, y lanzaremos una propuesta para que haya un reparto equitativo de los activos y de la deuda”, declaró Salmond. “La esterlina es nuestra moneda tanto como es la moneda del resto de Reino Unido, de la misma manera que el Banco de Inglaterra es nuestro banco central. Lo que no puede ser en absoluto es que un país se pueda quedar con todos los activos pero no toda la deuda”, advirtió.

El líder independentista aseguró que Escocia no va a ser tratada como un paria por los mercados si se niega a asumir la parte que le corresponda de la deuda británica, que en función de un reparto en base a la población se elevaría a unos 92.000 millones de libras (108.000 millones de euros).
Salmond defendió que “Escocia tiene todo lo que hay que tener” desde el punto de vista económico para ser independiente.

Y aseguró que las cifras históricas de crecimiento, que reflejan un comportamiento de la economía escocesa inferior al de la británica e inferior también a la de los países comparables en tamaño a una Escocia independiente, indican que el problema es la dependencia de las decisiones políticas que se toman en Londres.

El documento económico elaborado por el ejecutivo escocés destaca el potencial económico de sus recursos naturales, un sector universitario “de clase mundial”, el alto nivel educativo de su población, la “reputación global” de Escocia y destaca que “nuestro compromiso de seguir formando parte de la Unión Europea y del mercado único nos da grandes perspectivas de crecimiento”.

Y cita como sectores económicos de gran fortaleza las ciencias, turismo, industrias creativas, comunicaciones, energía, energías renovables, tecnologías de bajas emisiones, alimentación y bebidas, finanzas y servicios financieros.

El informe señala también seis áreas en las que decisiones tonadas en Westminster socavan el crecimiento escocés: los recortes de gasto de capital tomadas por los dos últimos gobiernos británicos; la renuncia a crear un fondo soberano con los ingresos del petróleo del Mar del Norte; la deuda pública acumulada por el último Gobierno laborista; el constante aumento de las desigualdades en ingresos desde los tiempos de Margaret Thatcher; la concentración en Londres de la actividad económica a expensas del resto de Reino Unido; y las políticas de austeridad de la actual coalición británica.

Alistair Darling, excanciller del Exchequer laborista y líder de la campaña unionista “Juntos, mejor”, criticó la posición de los independentistas porque a su juicio toda su estrategia económica depende de la cuestión de la moneda.

“La verdad es que en ese escenario el presupuesto de Escocia tendría que ser refrendado por el que sería un Gobierno extranjero en Londres. ¿Por qué diablos va el resto de Reino Unido permitir que Escocia socave su economía?”, se preguntó.

“Es la misma vieja historia de siempre, muchos lemas y malas sumas. Quieren gastar tres veces el mismo dinero, con un fondo del petróleo, gastos de capital y recortes de impuestos”, criticó el liberal-demócrata Willie Rennie. Otros advirtieron del peligro de depender de los ingresos del petróleo, cuya evolución futura es siempre voluble e impredecible.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/21/actualidad/1369157197_306186.html
 

Sebastian

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Londres apela al bolsillo de Escocia

El Gobierno de Cameron advierte a los escoceses del riesgo de que su sistema bancario quede dominado por solo dos grandes entidades tras la independencia

Los Gobiernos de Londres y Madrid afrontan desafíos similares: evitar que Escocia por un lado y Cataluña por otro abracen la independencia. Si el objetivo es el mismo, la unidad nacional, los métodos son completamente opuestos.

Mientras Madrid intenta impedir que los catalanes expresen su opinión en un referéndum y opta por la confrontación política con los independentistas, Londres ha aceptado celebrar esa consulta y en lugar de enfrentarse a los políticos independentistas lleva meses intentando convencer a los votantes escoceses de que estarán mejor si se quedan en Reino Unido.

Y la manera de convencerles es intentando probar con información que eso es así. Y ponen como ejemplo el peligro de que sus finanzas estén a merced de dos bancos enormes.

El Gobierno británico ni es ni pretende ser neutral en el referéndum escocés, previsto para el 18 de septiembre de 2014. Varios ministerios están trabajando de forma conjunta en la publicación de informes sobre las consecuencias de la ruptura de Reino Unido. Un goteo lento pero persistente que empezó en febrero con un primer análisis sobre las implicaciones de la independencia que concluía que una Escocia independiente sería un Estado de nueva planta mientras que el resto del país sería el continuador del actual Reino Unido, por lo que Escocia se quedaría fuera de la UE y debería pedir el acceso de nuevo.

El Tesoro británico no ve claro que la libra siga circulando en vez del euro​

El informe publicado en abril por el Tesoro sobre las consecuencias monetarias de la independencia adoptó la sibilina fórmula de concluir que “sería entrar en territorio desconocido” y que la “racionalidad económica” de la opción preferida por los independentistas de mantener en principio la libra esterlina en lugar de adoptar el euro “no está clara”. Aunque no lo decía de forma tajante, el Tesoro venía a decir que los escoceses no tendrían más remedio que adoptar el euro si una Escocia independiente seguía de una forma u otra formando parte de la UE, una alternativa que en estos momentos no parece muy apetitosa dadas las dificultades por las que atraviesa la moneda única europea. Algunos comentaristas criticaron al Gobierno porque el informe fue presentado por el titular del Tesoro y canciller del Exchequer, George Osborne, un político conservador con muy mala imagen en Escocia.

El tercer informe, hecho público este lunes en Edimburgo por el ministro británico para Escocia, el escocés y liberal-demócrata Michael Moore, se concentra en los servicios financieros y bancarios y advierte que los escoceses tendrían “dificultades significativas” para proteger a sus ahorradores.
El informe del Tesoro británico explica que el sistema bancario escocés estaría dominado por dos grandes bancos, el Bank of Scotland y el Royal Bank of Scotland (RBS). Y recuerda que durante la crisis financiera el Tesoro británico inyectó en el RBS 45.000 millones de libras (53.000 millones de euros) en forma de capital y otros 275.000 millones (325.000 millones de euros) en forma de garantías. En total, una cantidad equivalente al 211% del PIB escocés en 2008.

Mientras Reino Unido tiene un tamaño capaz de afrontar una crisis financiera como la de aquellos años, “el sector financiero de tamaño excepcionalmente grande y altamente concentrado de una Escocia independiente probablemente incrementaría los riesgos de los servicios financieros para los mercados, las empresas y los consumidores”.

En consecuencia, opina el Tesoro británico, Escocia tiene dos opciones: dejar las cosas como están, lo que podría suscitar interrogantes sobre su estabilidad financiera, o que las grandes firmas se diversifiquen o se reestructuren de forma que sus sedes dejen de estar en Escocia, lo cual “podría socavar el actual estatus de Escocia como un importante centro financiero”.

El voto secesionista se ha doblado en solo cuatro meses entre los jóvenes​
Es todavía pronto para conocer el impacto que están teniendo en la opinión pública escocesa los informes del Gobierno británico, que se agrupan en tres bloques: “la posición de Reino Unido en el mundo”, “la protección de nuestros ciudadanos” y “los beneficios económicos de Reino Unido”.

Las encuestas son claramente contrarias a la independencia, pero reflejan también una importante volatilidad. En enero de 2012, el 39% de los encuestados estaban a favor de la independencia. Ese apoyo cayó al 30% en octubre, cuando el primer ministro británico, David Cameron, y el ministro principal escocés, Alex Salmond, acordaron que el referéndum sería vinculante y se celebraría en 2014. Pero en febrero repuntó al 34%. Y, quizás muy significativo, el voto independentista entre los jóvenes de 18 a 24 años se ha disparado desde el 27% en octubre al 58% en febrero. En la consulta podrán votar los mayores de 16 años.

El ex primer ministro canadiense Jean Chrétien, de visita en Londres días atrás, ha alertado sobre la posibilidad de una victoria independentista debido a que no necesitan una mayoría cualificada para ganar. Chrétien gobernaba Canadá cuando los independentistas de Québec perdieron por los pelos el referéndum de 1995, lo que le llevó a modificar la ley y exigir una “mayoría clara” para aceptar en el futuro una victoria independentista en otro referéndum. Las encuestas estaban entonces más o menos como están ahora en Escocia, con un 55% a favor de la unión, un 34% en contra y un 21% de indecisos.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/05/20/actualidad/1369073853_278875.html
 

Sebastian

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Cameron apoya los referendοs para zanjar demandas de autodeterminación
"Lo mejor es afrontar el problema y dejar que la población decida", dice en referencia a Escocia
El primer ministro británico elude pronunciarse sobre si la receta valdría también para España

El primer ministro británico, David Cameron, ha dicho este miércoles que en lo que se refiere a las cuestiones sobre autodeterminación, lo mejor es dejar que la gente decida. "Si intentas ignorar estas cuestiones de nacionalidad, independencia, identidad... lo mejor es ofrecer tus argumentos, afrontar el problema y dejar que la población decida", declaró. Consciente de que su respuesta, a preguntas de un periodista español acerca de Escocia, solo podía interpretarse como un apoyo a las demandas de una consulta planteadas por el Parlamento de Cataluña, aclaró de inmediato: "Es lo que creo que se ha de hacer en Reino Unido pero nunca me atrevería a decir que los españoles tienen que hacer eso. Es una cuestión que ha de decidir el Gobierno español".

Cameron realizó estos comentarios en una comparecencia ante la Asociación de la Prensa Extranjera en Londres previa a la cumbre de jefes de Estado del G-8, el grupo de las ocho naciones teóricamente más poderosas del planeta, entre las que no está China, que se celebra el próximo lunes y martes en el complejo turístico de Lough Erne, en Irlanda del Norte.

Cuando le preguntaron sobre la influencia que el referéndum sobre la independencia de Escocia puede tener sobre la posterior consulta acerca de la pertenencia de Reino Unido a la UE, respondió: "Son cosas separadas. El referéndum de Escocia es un reto político y lo mejor que puedes hacer es afrontar directamente ese reto. Escocia eligió un Gobierno nacionalista que cree en una Escocia separada de Reino Unido y que apoya la convocatoria de un referéndum.

Mi posición es que este tenía que ser justo, legal, definitivo, con una sola pregunta. Y Escocia celebrará su referéndum en septiembre de 2014. Espero que voten a favor de Reino Unido y creo que lo harán. Y creo que las razones para mantener la unidad de Reino Unido son muy poderosas".

"Y luego, en 2017, tendremos el referéndum sobre la UE. Antes habrá un proceso de reforma y estoy convencido de que podremos asegurar los cambios adecuados y al final la gente decidirá", explicó.

Cameron asegura que las cumbres del G-8 son reuniones informales que pasan revista a la agenda internacional
"Siempre he creído que al final, si intentas ignorar estas cuestiones de nacionalidad, independencia, identidad... lo mejor es ofrecer tus argumentos, afrontar el problema y dejar que la gente decida. Eso es lo que creo que se ha de hacer en Reino Unido pero nunca me atrevería a decir que los españoles tienen que hacer eso. Es una cuestión que ha de decidir el Gobierno español", añadió.

Respecto a la cumbre del G-8, el primer ministro británico explicó que estará marcada por lo que denominó, siguiendo la grafía inglesa, "las tres tes" —por "tarde, taxes, transparency", impuestos, comercio y transparencia—, a las que luego añadió una cuarta, terrorismo. Y explicó que, desde la creación del G-20, en el que sí está China y también las naciones emergentes, el G-8 se ha convertido en un marco de reuniones más informal, ideal para dar "un empujón" a las cuestiones que conforman la agenda. Una manera sin duda de ponerse la venda antes de la herida ante la posibilidad de que no haya acuerdos formales en los temas clave: los que están en la agenda, como la lucha contra los paraísos fiscales, y los que están más al margen pero centran el interés mediático, como la crisis de Siria.

Fue refiriéndose a Siria cuando puso énfasis en la importancia del carácter informal del encuentro entre los líderes del G-8, como dando a entender que no se trataba de forzar al presidente ruso Vladímir Putin a que renuncie la semana que viene a seguir apoyando a régimen de El Asad, sino de crear las condiciones "para que se pueda convocar una conferencia de paz en Ginebra" con el objetivo de facilitar una transición.

Cameron se encontró ayer con la dificultad añadida en el capítulo fiscal de que el primer ministro de Bermudas, Craig Cannonier, se ha desmarcado del acuerdo previo que el primer ministro británico esperaba alcanzar con los territorios dependientes de Reino Unido y otros paraísos fiscales bajo la órbita británica antes del encuentro del G-8. Bermuda, que ve cierto tufo de la antigua metrópoli colonial en la forma en que Londres está conduciendo esas negociaciones, quiere ciertas aclaraciones antes del acuerdo definitivo. Cameron tiene última oportunidad el sábado para forzar el acuerdo antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno.

Respecto al escándalo del espionaje en Internet revelado esta semana a partir de documentos de la CIA filtrados por el diario The Guardian, insistió en el escrutinio parlamentario a que están sometidos los servicios secretos y se declaró convencido de que los británicos comprenden la situación.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/06/12/actualidad/1371059248_577963.html
 

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La economía centra el debate sobre la independencia de Escocia
A un año del referéndum los sondeos dan al ‘no’ el 60% de las preferencias
Los británicos debaten con calma y serenidad la posibilidad de
que Escocia elija la independencia en el referéndum convocado para justo dentro de un año, el 18 de septiembre de 2014. Mientras en España el auge del independentismo catalán y la exigencia de una consulta en Cataluña han crispado el ambiente político y el debate gira en torno al derecho o no de los catalanes a votar sobre la independencia, en Reino Unido ambas partes se enfrascan en convencer a los escoceses de que estarán mejor dentro o de que estarán mejor fuera de la unión.

La tranquilidad con la que los británicos viven la posibilidad de que se rompa la unión quizás se deba a la madurez de su sistema democrático. O a una cuestión de talante. O simplemente al hecho de que los sondeos siempre han augurado una clara victoria de los partidarios de la unión. Sea por lo que sea, el debate no se centra en cuestiones de identidad, de derechos o de historia, sino en cómo afectaría la secesión a la vida y al bolsillo de los escoceses y en general de los británicos.

El último sondeo, realizado por ICM entre un millar de escoceses y publicado por
Scotland on Sunday, la edición dominical de The Scotsman, da al no un 60% de los votos y al sí a la independencia un 40%. Una muy sólida ventaja unionista.

Sin embargo, sería precipitado concluir que la unión ya ha ganado el referéndum. Primero, porque hay todavía muchos indecisos: uno de cada cinco votantes aún no saben si quieren que Escocia sea independiente o prefieren que siga en Reino Unido. Y, segundo, porque una parte significativa del voto contra la independencia es de ciudadanos a los que el corazón les pide independencia pero la cabeza, o la cartera, les pide seguir en Reino Unido.

Ese mismo sondeo, por ejemplo, revela que hasta un 11% de quienes ya se han decidido por el no podrían acabar votando a favor de la independencia si no tuvieran garantías de que Escocia obtendrá mayores poderes fiscales y en materia de políticas de bienestar si decide mantenerse en Reino Unido. En esas circunstancias, un 6% cambiaría su voto a favor de la independencia y otro 5% de votantes del no aseguran que se replantearían su voto.

Eso dejaría las cosas en un mucho más incierto 55-45. “Un potencial voto afirmativo del 45% a estas alturas es un excelente lugar en el que estar a un año vista del referéndum, y ya sabemos que Westminster ha descartado expresamente ceder las competencias en materia de bienestar”, ha declarado Blair Jenkins, director de la organización Yes Scotland.

A un año del día de la votación, el debate sobre la independencia está despojado de sentimentalismo. De forma paralela a las campañas de los partidos, la sociedad civil se ha incorporado a la campaña aportando estudios específicos sobre qué pasaría si Escocia fuera independiente. La última aportación la ha hecho el respetado NIESR (siglas en inglés del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social), un centro de estudios radicado en Londres y políticamente independiente.

En concreto, el NIESR ha estudiado las consecuencias de la independencia en materia de política fiscal. Y este martes ha hecho públicas en Edimburgo sus conclusiones. La más destacada es que, en un escenario de crecimiento del 2%
y de reparto de la deuda pública británica en términos de habitantes y de reparto geográfico de las explotaciones de hidrocarburos, una Escocia independiente debería pagar una prima de entre el 72 y 165 puntos básicos respecto a los costes medios de los bonos británicos a 10 años. No es una reflexión política, histórica o sentimental, es un dato que los escoceses deben tener en cuenta a la hora de ir a votar. Para unos será un precio que vale la pena pagar y para otros será un coste excesivo. Pero es un dato concreto en el que basar su voto. Tienen muchos otros estudios a su disposición, con grados variables de neutralidad política.

Eso quiere decir que el debate sobre la independencia es más pragmático que ideológico. Hasta el punto de que el sondeo de ICM revela que hasta un 47% de los escoceses votarían a favor de la independencia si tuvieran la seguridad de que eso significaría que sus ingresos anuales aumentarían en 500 libras (600 euros). Al final, el argumento económico, más que el político, parece destinado a ser el elemento decisivo.
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La economía centra el debate sobre la independencia de Escocia

A un año del referéndum los sondeos dan al ‘no’ el 60% de las preferencias


Walter Oppenheimer Londres 17 SEP 2013 - 17:46 CET137


Un manifestante participa en una manifestación a favor de la idnependencia de Escocia en Edimburgo. / David Moir (REUTERS)

Los británicos debaten con calma y serenidad la posibilidad de que Escocia elija la independencia en el referéndum convocado para justo dentro de un año, el 18 de septiembre de 2014. Mientras en España el auge del independentismo catalán y la exigencia de una consulta en Cataluña han crispado el ambiente político y el debate gira en torno al derecho o no de los catalanes a votar sobre la independencia, en Reino Unido ambas partes se enfrascan en convencer a los escoceses de que estarán mejor dentro o de que estarán mejor fuera de la unión.

La tranquilidad con la que los británicos viven la posibilidad de que se rompa la unión quizás se deba a la madurez de su sistema democrático. O a una cuestión de talante. O simplemente al hecho de que los sondeos siempre han augurado una clara victoria de los partidarios de la unión. Sea por lo que sea, el debate no se centra en cuestiones de identidad, de derechos o de historia, sino en cómo afectaría la secesión a la vida y al bolsillo de los escoceses y en general de los británicos.

El último sondeo, realizado por ICM entre un millar de escoceses y publicado por Scotland on Sunday, la edición dominical de The Scotsman, da al no un 60% de los votos y al sí a la independencia un 40%. Una muy sólida ventaja unionista.

Sin embargo, sería precipitado concluir que la unión ya ha ganado el referéndum. Primero, porque hay todavía muchos indecisos: uno de cada cinco votantes aún no saben si quieren que Escocia sea independiente o prefieren que siga en Reino Unido. Y, segundo, porque una parte significativa del voto contra la independencia es de ciudadanos a los que el corazón les pide independencia pero la cabeza, o la cartera, les pide seguir en Reino Unido.

Ese mismo sondeo, por ejemplo, revela que hasta un 11% de quienes ya se han decidido por el no podrían acabar votando a favor de la independencia si no tuvieran garantías de que Escocia obtendrá mayores poderes fiscales y en materia de políticas de bienestar si decide mantenerse en Reino Unido. En esas circunstancias, un 6% cambiaría su voto a favor de la independencia y otro 5% de votantes del no aseguran que se replantearían su voto.

Eso dejaría las cosas en un mucho más incierto 55-45. “Un potencial voto afirmativo del 45% a estas alturas es un excelente lugar en el que estar a un año vista del referéndum, y ya sabemos que Westminster ha descartado expresamente ceder las competencias en materia de bienestar”, ha declarado Blair Jenkins, director de la organización Yes Scotland.

A un año del día de la votación, el debate sobre la independencia está despojado de sentimentalismo. De forma paralela a las campañas de los partidos, la sociedad civil se ha incorporado a la campaña aportando estudios específicos sobre qué pasaría si Escocia fuera independiente. La última aportación la ha hecho el respetado NIESR (siglas en inglés del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social), un centro de estudios radicado en Londres y políticamente independiente.

En concreto, el NIESR ha estudiado las consecuencias de la independencia en materia de política fiscal. Y este martes ha hecho públicas en Edimburgo sus conclusiones. La más destacada es que, en un escenario de crecimiento del 2% y de reparto de la deuda pública británica en términos de habitantes y de reparto geográfico de las explotaciones de hidrocarburos, una Escocia independiente debería pagar una prima de entre el 72 y 165 puntos básicos respecto a los costes medios de los bonos británicos a 10 años. No es una reflexión política, histórica o sentimental, es un dato que los escoceses deben tener en cuenta a la hora de ir a votar. Para unos será un precio que vale la pena pagar y para otros será un coste excesivo. Pero es un dato concreto en el que basar su voto. Tienen muchos otros estudios a su disposición, con grados variables de neutralidad política.

Eso quiere decir que el debate sobre la independencia es más pragmático que ideológico. Hasta el punto de que el sondeo de ICM revela que hasta un 47% de los escoceses votarían a favor de la independencia si tuvieran la seguridad de que eso significaría que sus ingresos anuales aumentarían en 500 libras (600 euros). Al final, el argumento económico, más que el político, parece destinado a ser el elemento decisivo.
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Escocia dentro de un año

La identificación con el derecho a decidir dista mucho de equivaler a un voto independentista

José Juan Toharia 18 SEP 2013 - 20:27 CET
El 18 de septiembre de 2014, los ciudadanos escoceses podrán acudir a las urnas para dar respuesta a una escueta y rotunda pregunta: “¿Debe ser Escocia un país independiente?”.

Según los sondeos disponibles —que son muchos—, desde hace ya meses predominan, y de forma clara, los predispuestos a contestar negativamente: la por ahora última encuesta, publicada el pasado día 13, estima en un 49% los votos contrarios, hoy por hoy, a la independencia, frente a tan solo un 32% a favor.

Lo que, ciertamente, supondría un bien pobre resultado teniendo en cuenta que el Partido Nacional Escocés (SNP) ganó inesperadamente, y por mayoría absoluta (69 de los 129 escaños en disputa), las elecciones al parlamento escocés del 5 de mayo de 2011, a las que concurrió con un programa cuya promesa estrella era precisamente este ya convocado referéndum.

Los promotores del secesionismo no pierden, sin embargo, la esperanza de que, a última hora dentro de un año, pueda ocurrir, como en mayo de 2011, lo inesperado.

En marzo de aquel año, y a dos meses ya tan solo de la cita electoral, todos los sondeos coincidían en estimar una holgada victoria del Partido Laborista, con hasta 15 de puntos de ventaja sobre el SNP.

En abril, sin embargo, pasaron a detectar un práctico empate. Los últimos sondeos, pocos días antes de la votación, anticiparon un vuelco espectacular: una clara victoria (y por hasta 11 puntos de diferencia) del SNP —que fue lo que finalmente ocurrió—.

Pero ahora, sin duda, las circunstancias son otras. Conviene recordar que en aquellas elecciones solo participó la mitad del cuerpo electoral escocés (la abstención fue, en conjunto, del 49,6%). Algunas voces en Westminster han sugerido que el referéndum solo sería plenamente significativo si los votos a favor de la independencia representasen como mínimo el 40% del censo electoral (1,6 millones de votos).

Con una participación similar a la de las elecciones de 2011 (apenas dos millones de votantes) ese umbral solo se podría conseguir con una distribución final del voto emitido del orden del 80% a favor del sí frente a solo 20% a favor del no, lo cual por el momento resulta más que dudoso. Solo en la inverosímil hipótesis de una participación masiva (¿alrededor del 80%, es decir, de unos 3,2 millones?) parece pensable una victoria del sí por más de ese 40% del censo.

Debe tenerse presente también que los datos de opinión disponibles indican que, en estos momentos, buena parte de la ciudadanía escocesa se inclina más bien por una “casi ruptura”, es decir, por una ampliación al máximo posible del actual proceso de “devolución” de competencias, pero sin llevar las cosas hasta el extremo de una secesión respecto del Reino Unido.

El primer ministro británico, David Cameron, sabedor sin duda del peso real entre los escoceses de esta opción intermedia, logró, en la negociación con el líder independentista Alex Salmond, imponer que la pregunta quedara formulada de forma rotunda e inequívoca: la opción pura y dura entre un sí o un no, sin medias tintas.

Y queda, por último, la incertidumbre respecto a si una secesión conllevaría la salida de Escocia de la UE. Esta se ha pronunciado ya con claridad sobre el hipotético caso de Cataluña, pero subsiste ambigüedad en el caso escocés.

Una breve nota final: en estos últimos años, una masiva mayoría ciudadana, y tanto en Escocia (70%-75 %) como en Cataluña (un 80%), se ha declarado partidaria, en los sondeos, de un referéndum sobre la independencia (lo que, cediendo a una admirable argucia conceptual —como bien la ha definido Javier Cercas— aquí hemos dado en denominar “derecho a decidir”). Los datos referidos a Escocia invitan a concluir que la obvia masiva identificación emocional que no puede sino suscitar lo que de ese modo se define (y que, subliminalmente, remite ni más ni menos que al derecho a la libertad) dista mucho de equivaler, sin más, a una opción neta por el independentismo.

De hecho, en Cataluña, pese al aludido 80% y con una ciudadanía que masivamente reconoce no estar adecuadamente informada de lo que la secesión podría acabar suponiendo, apenas el 50% se muestra partidario del sí en un hipotético referéndum independentista —un 41% cuando se sugiere que la independencia podría suponer la salida de Cataluña de la UE, según datos recientes de Metroscopia—.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/09/18/actualidad/1379528864_684820.html
 

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CONSECUENCIAS DE UNA ESCOCIA INDEPENDIENTE. INFORME DEL PARLAMENTO BRITÁNICO

.En su informe sobre las potenciales consecuencias de una Escocia independiente, el Comité de Defensa de la Cámara Comunes señala que los Eurofighter Typhoon operados por la Fuerza Aérea Real "podrían estar más allá de los requerimientos de una Escocia independiente" .

"Obviamente hemos contribuido de manera significativa a su compra pero podría ser más convenientes para nosotros que proporcionen cobertura aérea ", dice Keith Brown MSP

Al retirado Mariscal del Aire Iain McNicoll , un consultor de la industria aeroespacial y de defensa, se le preguntó “cuántos aviones de combate serían necesarios " para poder funcionar con eficacia ."( la defensa aérea de Escocia) sugirió alrededor 15-30 aviones serían suficientes y cita los Saab Grippen y Boeing F/A-18E/F Super Hornet para el rol.


“Sin embargo, advirtió que la compra de estos aviones no sería posible con un presupuesto anual de menos de £ 400 millones [ $ 645.000.000 ] por año ", según el comité .

Se estima que una flota de aviones de combate similar al propuesto por AM McNicoll costaría entre $ 1.200 millones y 2.600 millones de dólares para adquirir.

Sin embargo, en su declaración , el profesor Malcolm Chalmers del Royal United Services Institute propone un modelo cooperativo de la defensa aérea de Escocia, señalando que era " difícil de imaginar " una Escocia independiente teniendo " un solo responsable para patrullar su espacio aéreo " .

El gobierno escocés aún no tiene el detalle sus planes de gasto de defensa , pero se ha indicado anteriormente un presupuesto anual de defensa de los 2,5 millones de libras esterlinas.

También se ha sugerido que dos bases aéreas - Leuchars y Lossiemouth - se mantendrían. Sin embargo, Keith Brown dijo a la comisión que con una base sería suficiente.

El comité dice que tiene serias reservas sobre la estrategia de defensa de Escocia. "En vista de los costos asociados con la adquisición de diferentes aviones de defensa aérea de los que el Reino Unido opera en la actualidad , no entendemos cómo espera que el Gobierno escocés , dentro de las disponibilidades presupuestarias , para montar una defensa aérea creíble - por no hablar de proporcionar el transporte adicional, y otros aviones de apoyo que necesitaría una fuerza aérea ", concluye .

El gobierno escocés publicará su Libro Blanco de Defensa en una fecha posterior . Un referéndum sobre la independencia se llevará a cabo en 2014.

fuente:Flightglobal
 
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