Argentina: Noticias del Ministerio de Defensa
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T
tsunami
me mataste... cccactus
No, no sugiero nada, eso lo estás suponiendo vos. Das por sentado que al ser un cargo político designado por el presidente no hace falta nada más...
Cuando decís esto:
Yo refiero simple y llanamente a que se necesita alguien preparado, por más que sea un cargo político (aplicable para este caso en particular y para cualquier otro caso similar).
Cuando decís esto:
Yo refiero simple y llanamente a que se necesita alguien preparado, por más que sea un cargo político (aplicable para este caso en particular y para cualquier otro caso similar).
no es un topo K, pero la carrera es rapida y siempre ligados los hombres de Ingenieros y de Inteligencia
Nacido en Cosquín, en 1954, Milani egresó del Colegio Militar en 1975 y ocupó el puesto 63 en su promoción. Accedió a la Dirección de Inteligencia a fines de 2007 y en tres años pasó de coronel a subjefe del Ejército, un trayecto que se suele cubrir en siete años. Sus adversarios lo acusan de haber montado un sistema de persecución interna.
En diciembre último logró su ascenso a general de división tras un polémico debate en el Senado, donde le imputaron haber participado del levantamiento de Semana Santa, en 1987. Una fuente castrense reveló que el presidente provisional del Senado, José Pampuro, había acordado con la oposición postergar para marzo su promoción. "Imposible. Milani es el principal informante del Gobierno", fue la respuesta del bloque oficialista, que conduce Miguel Pichetto.
En ese debate, el jefe del bloque radical, Gerardo Morales, advirtió sobre la creciente influencia de Milani y la "politización de las Fuerzas Armadas. Y sumó otros nombres afines al pensamiento de Milani, al mencionar las designaciones de los generales Francisco D'Amico, en el área de Planes, Programas y Presupuesto; Rubén Ferrari, en Administración y Finanzas, y Luis María Carena, en Remonta y Veterinaria, dirección que se ocupa "del arrendamiento de campos y la cría de animales".
Además de la designación del teniente coronel Agustín Marcelo Rodríguez, que con 43 años será responsable de la seguridad de la Presidenta, provienen también del área de Inteligencia el secretario general del Ejército, coronel mayor Roberto Scorzelli, y el flamante director del área de Personal y Bienestar, general de brigada Gustavo Motta, pieza clave en las designaciones dentro de la fuerza.
--- merged: 27 Jun 2013 a las 23:12 ---
bueno ya esta, mutis por aca, ...................................espero
Jorge II
Serpiente Negra.
Son todos de Ingenieros y de Inteligencia jaja, el segundo tambien es de Ingenieros y es desde mi punto de vista uno de los mejores Generales de Brigada que cuenta el Ejército. Pero vamos a poner las cosas en claro o informar algo para que ustedes sepan,. La Dirección General de Inteligencia es un organismo dentro de la institución que goza de muy buena salud principalmente en la parte presupuestaria y operativa , pero ojo! no es que tienen el mejor material que se puede mostrar sino que pasa por otro lado eso si, el que hace el curso o piensen hacerlo no significa que una vez recibido estás salvado, es como cualquier unidad de combate o administrativas con sus problemas y virtudes, el sueldo es el mismo.
Me acuerdo cuando estaba Balza todo era de Artillería, ahora son todos de Ingenieros con la salvedad de que todos o la gran mayoria tienen la especialidad de Inteligencia, significa algo? nada, Los Generales, Brigadieres y Almirantes como asi su estado mayor son empleados publicos al servicio de la Presidenta, ni siquiera en la epoca de Menem eran considerados asi.
Me acuerdo cuando estaba Balza todo era de Artillería, ahora son todos de Ingenieros con la salvedad de que todos o la gran mayoria tienen la especialidad de Inteligencia, significa algo? nada, Los Generales, Brigadieres y Almirantes como asi su estado mayor son empleados publicos al servicio de la Presidenta, ni siquiera en la epoca de Menem eran considerados asi.
Lo único que te voy a "corregir" es "al servicio de La Nación"
A veces puedo ser un poco idealista.
Pero si, lamentablemente a veces es asi como decís.
Derruido
Colaborador
Para señalar que muchas veces, las malas elecciones, terminan costando caras........
Salute
El Derru
--- merged: 28 Jun 2013 a las 00:31 ---
O a pesar de haber tenido un medio periodístico que apoyó el golpe. Décadas después lo premian siendo ministro.............
Salute
El Derru
PD: Incongruencia de ésta política de DH-.
--- merged: 28 Jun 2013 a las 00:31 ---
Y sin cuestionamientos.
Salute
El Derru
--- merged: 28 Jun 2013 a las 00:33 ---
Información sumamente sensible?
Salute
El Derru
--- merged: 28 Jun 2013 a las 00:35 ---
Espero que le hayan sacado el buche cuando hacen el puchero. Después más de uno va a preguntar si a la sopa le pusieron maíz pisado.uhhhh
Salute
El Derru
y? cualquiera puede recurrir al album del casamiento y subir las fotos con la suegra.
hace falta subir esas fotos al foro?
Estuve pensando un poquito y la verdad quiero decir que al ser como la tercera vez que pasa esto... Y te lo planteo con respeto, Fede:
Hasta vos mismo le dijiste que el estaba provocando... Acepto que me adviertas en la medida en que lo adviertas a él también. Sino, es doble estándard... ¿Por qué por contestarle a las provocaciones de él me advertirían sin advertir a él, quien es el que provoca? Eso tiene un nombre y por eso digo... Es a los dos, o es a ninguno... ¿No?
S
SnAkE_OnE
Ya fue advertido durante el dia y se ha rectificado, ha pasado con varios foristas y ellos mismos pueden dar fe de esto.
Daishi
Colaborador
Me parece que va acá, caso contrario les pido por favor a los Mods. que mueva el artículo donde corresponda. Dankë. 
Generales nuevos, tanques viejos
Fernando Morales ~ Junio 28, 2013
La noticia del recambio de las cúpulas de las tres fuerzas armadas y del Estado Mayor Conjunto, anunciada recientemente, movió algunas décimas el amperímetro de la actualidad nacional, muy por debajo por cierto de los grandes temas que hoy por hoy ocupan la atención de la ciudadanía y la dirigencia.
En parte es muy bueno que el país no tiemble ante una renovación de mandos militares. Desde hace muchísimos años (muchos antes de la llegada de la actual gestión K al poder) los militares aprendieron la lección y se convencieron de que su rol no es la política sino ser el instrumento armado de la Nación al servicio de la conducción civil del país.
Puertas adentro de las instituciones militares, algunos de estos cambios eran esperados y hasta podríamos afirmar que estaban demorados. En diciembre el Poder Ejecutivo ascendió a dos decenas de nuevos generales, almirantes y brigadieres y no les asignó destino, con lo cual tuvimos una importante cantidad de altos oficiales de las tres fuerzas varios meses “haciendo banco” a la espera de que alguien les indique qué sillón ocupar.
Todo el funcionamiento de las fuerzas armadas se vio en parte resentido por la indefinición general de los pases en los puestos más altos de la conducción militar y en los correspondientes a buena parte de los comandos y direcciones de segunda línea; muchos oficiales, aun sabiendo que su próximo destino sería el retiro, continuaron durante largos meses ejerciendo funciones en una suerte de letargo administrativo que transformó sus mandos en simples sellos de goma sin poder real de decisión.
Lo extemporáneo (para la tradición administrativa de las FFAA) de estos relevos a mitad del año militar no hará sin lugar a dudas mella en el funcionamiento general de la Nación, pero tendremos una gran cantidad de funcionarios del Estado (que sean militares no los hace menos funcionarios que los que ocupan cargos civiles en la administración pública) que asumirán sus tareas, sabiendo que en pocos meses deberán abandonarlas.
Seguramente en este punto del relato la mayoría de los lectores percibirá a este tema como de poca o nula relevancia para el devenir de sus preocupaciones cotidianas -salarios, seguridad, cepo, servicios públicos, elecciones, presión fiscal, etcétera-. Son sin lugar a dudas los temas que ocupan mayoritariamente nuestra capacidad para deglutir la dura realidad nacional. Pero curiosamente, y aunque no lo percibimos, lo que ocurre con el funcionamiento de las Fuerzas Armadas de la Nación nos afecta de una u otra manera, por el sólo hecho de que su funcionamiento es financiado ni más ni menos que con nuestros impuestos, por lo que al margen de tener derecho a saber cómo funcionan, tenemos el deber como sociedad de asegurarnos que funcionen adecuadamente, como cualquier otro aspecto de las actividades a cargo del Estado nacional.
La relación del gobierno con las FFAA en los últimos años no ha sido ni peor ni mejor que la de las anteriores gestiones democráticas iniciadas a partir de 1983. Siempre ha existido en estos 30 años un mensaje para la tribuna teñido de cierta dosis de hostilidad, matizado con la inevitable necesidad de coexistir con esa porción de ciudadanos de uniforme a los que también hay de administrar y de los que (al menos por ahora) la Argentina no ha de prescindir.
Desde el Juicio a la Juntas hasta el “baje el cuadro” hemos visto desfilar decenas de generales, y sus equivalentes de otras fuerzas, quienes con mejor o peor suerte han administrado las “armas de la democracia” con cada vez menos recursos, con material más viejo, con personal menos incentivado y con un futuro cada vez más incierto. Y cada tanto reciben en público algún reto -cada vez son menos frecuentes, hay que reconocerlo-, donde se los arenga por los crímenes y desaciertos cometidos por otros y se los exhorta a ser democráticos e integrarse a la sociedad, cuando en realidad desde hace años lo son y si no se integran más a la sociedad es porque no los dejan. De hecho en cada oportunidad que un cuartel, un buque o un avión es abierto a la visita pública, miles de argentinos concurren gustosos a conocer un poco más cerca la actividad militar.
Tal vez la mística actual no considere propicio organizar un desfile cívico militar en una fecha patria y sea mejor que Fito Paez envuelto en la bandera bolivariana o músicos extranjeros nos traigan sus foráneos acordes. Pero la realidad es que a la gente ambas cosas le gustan; si no, recordemos los cientos de miles de personas que hicieron horas de cola para visitar a la fragata Libertad en Mar del Plata.
Ahora bien, podremos renovar las cúpulas castrenses una y cien veces, y de hecho nadie podrá negar el legítimo derecho del presidente como comandante en jefe de las FFAA de hacerlo. Pero va siendo hora de plantear seriamente qué fuerzas armadas queremos y para qué las queremos. Y si bien desde esta columna lo hemos dicho varias veces, no está de más aprovechar estos tiempos de cambio de conducción para refrescar las ideas.
Salud, seguridad, defensa y educación son las tareas indelegables del Estado. Luego podremos discutir quién explota Vaca Muerta (ahora resucitada por mandato presidencial), podremos analizar si debemos tener aviones, buques mercantes, teléfonos celulares, transporte público, tarjetas de crédito populares, fábricas de ropa para todos y todas, y una larga lista de actividades a las que el Estado pretende acceder (en algunas de ellas me verán como entusiasta adherente).
Salud, seguridad, defensa y educación, sin embargo, son las cuatro grandes asignaturas pendientes de la democracia; aunque nos revoleen estadísticas y datos,ninguna de las cuatro está a la altura de lo que nuestro país merece. Acabamos de perder por goleada una compulsa internacional sobre nivel de educación. La salud pública (y la privada) están paradójicamente muy enfermas, la seguridad ha llegado a niveles tan alarmantes que cada día somos más conscientes al salir de nuestras casas de que tenemos un alto grado de probabilidades de no volver, o al menos de no volver en las mismas condiciones en las que salimos.
Por último, la Nación está indefensa, sujeta sólo al devenir pacífico de la región en la medida en que todas nuestras acciones legítimas en resguardo de nuestros intereses no colisionen jamás con los intereses de terceros. El alto grado de decrepitud de los medios de la defensa nacional no es una realidad por la que se pueda culpar a la actual gestión de gobierno; al menos no únicamente.
Tal vez, como pasa muchas veces en nuestra propia vida, la prioridad lo tenga lo urgente sobre lo importante. El único problema es que cuando algún hecho inesperado torna urgente a lo importante, indefectiblemente ya será tarde para actuar.
INFOBAE.
Generales nuevos, tanques viejos
Fernando Morales ~ Junio 28, 2013
La noticia del recambio de las cúpulas de las tres fuerzas armadas y del Estado Mayor Conjunto, anunciada recientemente, movió algunas décimas el amperímetro de la actualidad nacional, muy por debajo por cierto de los grandes temas que hoy por hoy ocupan la atención de la ciudadanía y la dirigencia.
En parte es muy bueno que el país no tiemble ante una renovación de mandos militares. Desde hace muchísimos años (muchos antes de la llegada de la actual gestión K al poder) los militares aprendieron la lección y se convencieron de que su rol no es la política sino ser el instrumento armado de la Nación al servicio de la conducción civil del país.
Puertas adentro de las instituciones militares, algunos de estos cambios eran esperados y hasta podríamos afirmar que estaban demorados. En diciembre el Poder Ejecutivo ascendió a dos decenas de nuevos generales, almirantes y brigadieres y no les asignó destino, con lo cual tuvimos una importante cantidad de altos oficiales de las tres fuerzas varios meses “haciendo banco” a la espera de que alguien les indique qué sillón ocupar.
Todo el funcionamiento de las fuerzas armadas se vio en parte resentido por la indefinición general de los pases en los puestos más altos de la conducción militar y en los correspondientes a buena parte de los comandos y direcciones de segunda línea; muchos oficiales, aun sabiendo que su próximo destino sería el retiro, continuaron durante largos meses ejerciendo funciones en una suerte de letargo administrativo que transformó sus mandos en simples sellos de goma sin poder real de decisión.
Lo extemporáneo (para la tradición administrativa de las FFAA) de estos relevos a mitad del año militar no hará sin lugar a dudas mella en el funcionamiento general de la Nación, pero tendremos una gran cantidad de funcionarios del Estado (que sean militares no los hace menos funcionarios que los que ocupan cargos civiles en la administración pública) que asumirán sus tareas, sabiendo que en pocos meses deberán abandonarlas.
Seguramente en este punto del relato la mayoría de los lectores percibirá a este tema como de poca o nula relevancia para el devenir de sus preocupaciones cotidianas -salarios, seguridad, cepo, servicios públicos, elecciones, presión fiscal, etcétera-. Son sin lugar a dudas los temas que ocupan mayoritariamente nuestra capacidad para deglutir la dura realidad nacional. Pero curiosamente, y aunque no lo percibimos, lo que ocurre con el funcionamiento de las Fuerzas Armadas de la Nación nos afecta de una u otra manera, por el sólo hecho de que su funcionamiento es financiado ni más ni menos que con nuestros impuestos, por lo que al margen de tener derecho a saber cómo funcionan, tenemos el deber como sociedad de asegurarnos que funcionen adecuadamente, como cualquier otro aspecto de las actividades a cargo del Estado nacional.
La relación del gobierno con las FFAA en los últimos años no ha sido ni peor ni mejor que la de las anteriores gestiones democráticas iniciadas a partir de 1983. Siempre ha existido en estos 30 años un mensaje para la tribuna teñido de cierta dosis de hostilidad, matizado con la inevitable necesidad de coexistir con esa porción de ciudadanos de uniforme a los que también hay de administrar y de los que (al menos por ahora) la Argentina no ha de prescindir.
Desde el Juicio a la Juntas hasta el “baje el cuadro” hemos visto desfilar decenas de generales, y sus equivalentes de otras fuerzas, quienes con mejor o peor suerte han administrado las “armas de la democracia” con cada vez menos recursos, con material más viejo, con personal menos incentivado y con un futuro cada vez más incierto. Y cada tanto reciben en público algún reto -cada vez son menos frecuentes, hay que reconocerlo-, donde se los arenga por los crímenes y desaciertos cometidos por otros y se los exhorta a ser democráticos e integrarse a la sociedad, cuando en realidad desde hace años lo son y si no se integran más a la sociedad es porque no los dejan. De hecho en cada oportunidad que un cuartel, un buque o un avión es abierto a la visita pública, miles de argentinos concurren gustosos a conocer un poco más cerca la actividad militar.
Tal vez la mística actual no considere propicio organizar un desfile cívico militar en una fecha patria y sea mejor que Fito Paez envuelto en la bandera bolivariana o músicos extranjeros nos traigan sus foráneos acordes. Pero la realidad es que a la gente ambas cosas le gustan; si no, recordemos los cientos de miles de personas que hicieron horas de cola para visitar a la fragata Libertad en Mar del Plata.
Ahora bien, podremos renovar las cúpulas castrenses una y cien veces, y de hecho nadie podrá negar el legítimo derecho del presidente como comandante en jefe de las FFAA de hacerlo. Pero va siendo hora de plantear seriamente qué fuerzas armadas queremos y para qué las queremos. Y si bien desde esta columna lo hemos dicho varias veces, no está de más aprovechar estos tiempos de cambio de conducción para refrescar las ideas.
Salud, seguridad, defensa y educación son las tareas indelegables del Estado. Luego podremos discutir quién explota Vaca Muerta (ahora resucitada por mandato presidencial), podremos analizar si debemos tener aviones, buques mercantes, teléfonos celulares, transporte público, tarjetas de crédito populares, fábricas de ropa para todos y todas, y una larga lista de actividades a las que el Estado pretende acceder (en algunas de ellas me verán como entusiasta adherente).
Salud, seguridad, defensa y educación, sin embargo, son las cuatro grandes asignaturas pendientes de la democracia; aunque nos revoleen estadísticas y datos,ninguna de las cuatro está a la altura de lo que nuestro país merece. Acabamos de perder por goleada una compulsa internacional sobre nivel de educación. La salud pública (y la privada) están paradójicamente muy enfermas, la seguridad ha llegado a niveles tan alarmantes que cada día somos más conscientes al salir de nuestras casas de que tenemos un alto grado de probabilidades de no volver, o al menos de no volver en las mismas condiciones en las que salimos.
Por último, la Nación está indefensa, sujeta sólo al devenir pacífico de la región en la medida en que todas nuestras acciones legítimas en resguardo de nuestros intereses no colisionen jamás con los intereses de terceros. El alto grado de decrepitud de los medios de la defensa nacional no es una realidad por la que se pueda culpar a la actual gestión de gobierno; al menos no únicamente.
Tal vez, como pasa muchas veces en nuestra propia vida, la prioridad lo tenga lo urgente sobre lo importante. El único problema es que cuando algún hecho inesperado torna urgente a lo importante, indefectiblemente ya será tarde para actuar.
INFOBAE.
En ese caso... Me gustaría también dar fe de eso, y como soy yo quien "debería ser denunciado ante el INADI" y como soy yo quien es objeto de chicanas, también quisiera ser testigo de su "rectificación"... Pero bueno, digamos que confío en tu palabra... La próxima vez quisiera ver una advertencia para ambos pública. Gracias.
Derruido
Colaborador
Pasaron a retiro a 35 oficiales de las tres armas
La decisión del gobierno fue anunciada el miércoles y se publicó hoy en el Boletín Oficial. Lleva la firma del ministro de Defensa, el santafesino Agustín Rossi. El nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto es el general de brigada Luis María Carena.
El Gobierno pasó a retiro a 35 oficiales de las fuerzas armadas, entre ellos a los jefes, después de haberse anunciado el miércoles a la noche el relevamiento de las cúpulas por parte de la presidenta Cristina Fernández.
La resolución 28/2013, publicada hoy en el Boletín Oficial con la firma del ministro de Defensa, Agustín Rossi, dispuso "el retiro obligatorio de oficiales superiores del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea".
En los considerandos, se explicó que "como consecuencia de la decisión presidencial, expresada a través de los citados decretos, se ha dado una nueva integración en cada una de las estructuras de las tres Fuerzas y del Estado Mayor Conjunto".
"Que debido a la nueva asignación de destinos previstos en los decretos mencionados supra, se ha producido una reestructuración en la que un sector de los oficiales superiores de las tres fuerzas armadas no tiene contemplada asignación de funciones", agregó.
Entre los oficiales pasados a retiro en el Ejército figuran 9 nombres: el último jefe de la fuerza, teniente General Luis Alberto Pozzi; los generales de división Daniel Víctor Calligaro y Carlos Ignacio Barchuk; los generales de brigada Fabián Emilio Alfredo Brown, Federico Carlos Peretti, Gabriel Francisco Enrique D’Amico y Ricardo Mario Ruarte; el general de justicia Manuel Omar Lozano; y el coronel Edgardo Benjamín Carloni.
En la Armada hay 14: el almirante Daniel Alberto Enrique Martín; los contraalmirantes Gabriel Urchipía, José María Félix Martín, Eduardo Raúl Polemann, Ricardo Víctor Cavilliotti, Oscar Patricio González, Julio Alberto Graf, Hugo Manuel Vives, Gustavo Reinaldo Romero, Héctor Marcelo Lobbosco, Ricardo Alejandro Pingitore, Luis María González Day y Alberto Francisco García Grigioni; y el capitán de navío Roberto Augusto Ulloa.
En la Fuerza Aérea fueron pasados a retiro 12: los brigadieres generales Jorge Alberto Chevalier y Normando Constantino; los brigadieres mayores Raúl Enrique Acosta, Humberto Claudio Trisano, Jorge Eduardo Discoli y Marcelo Adolfo Ayerdi; los brigadieres Guillermo Enrique Puccio, Juan Carlos Biasi, Juan José Faustini, Jorge Jesús Antelo, Pedro Esteban Iraizoz y José Rubén Pardo.
Ayer, mediante cuatro decretos, fueron nombrados los nuevos jefes: el general de brigada Luis María Carena en el Estado Mayor Conjunto, el general de división César Milani en el Ejército, el contraalmirante Gastón Fernando Erice en la Armada y el brigadier mayor Mario Miguel Callejo en la Fuerza Aérea. (DyN)
La decisión del gobierno fue anunciada el miércoles y se publicó hoy en el Boletín Oficial. Lleva la firma del ministro de Defensa, el santafesino Agustín Rossi. El nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto es el general de brigada Luis María Carena.
El Gobierno pasó a retiro a 35 oficiales de las fuerzas armadas, entre ellos a los jefes, después de haberse anunciado el miércoles a la noche el relevamiento de las cúpulas por parte de la presidenta Cristina Fernández.
La resolución 28/2013, publicada hoy en el Boletín Oficial con la firma del ministro de Defensa, Agustín Rossi, dispuso "el retiro obligatorio de oficiales superiores del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea".
En los considerandos, se explicó que "como consecuencia de la decisión presidencial, expresada a través de los citados decretos, se ha dado una nueva integración en cada una de las estructuras de las tres Fuerzas y del Estado Mayor Conjunto".
"Que debido a la nueva asignación de destinos previstos en los decretos mencionados supra, se ha producido una reestructuración en la que un sector de los oficiales superiores de las tres fuerzas armadas no tiene contemplada asignación de funciones", agregó.
Entre los oficiales pasados a retiro en el Ejército figuran 9 nombres: el último jefe de la fuerza, teniente General Luis Alberto Pozzi; los generales de división Daniel Víctor Calligaro y Carlos Ignacio Barchuk; los generales de brigada Fabián Emilio Alfredo Brown, Federico Carlos Peretti, Gabriel Francisco Enrique D’Amico y Ricardo Mario Ruarte; el general de justicia Manuel Omar Lozano; y el coronel Edgardo Benjamín Carloni.
En la Armada hay 14: el almirante Daniel Alberto Enrique Martín; los contraalmirantes Gabriel Urchipía, José María Félix Martín, Eduardo Raúl Polemann, Ricardo Víctor Cavilliotti, Oscar Patricio González, Julio Alberto Graf, Hugo Manuel Vives, Gustavo Reinaldo Romero, Héctor Marcelo Lobbosco, Ricardo Alejandro Pingitore, Luis María González Day y Alberto Francisco García Grigioni; y el capitán de navío Roberto Augusto Ulloa.
En la Fuerza Aérea fueron pasados a retiro 12: los brigadieres generales Jorge Alberto Chevalier y Normando Constantino; los brigadieres mayores Raúl Enrique Acosta, Humberto Claudio Trisano, Jorge Eduardo Discoli y Marcelo Adolfo Ayerdi; los brigadieres Guillermo Enrique Puccio, Juan Carlos Biasi, Juan José Faustini, Jorge Jesús Antelo, Pedro Esteban Iraizoz y José Rubén Pardo.
Ayer, mediante cuatro decretos, fueron nombrados los nuevos jefes: el general de brigada Luis María Carena en el Estado Mayor Conjunto, el general de división César Milani en el Ejército, el contraalmirante Gastón Fernando Erice en la Armada y el brigadier mayor Mario Miguel Callejo en la Fuerza Aérea. (DyN)
Jorge II
Serpiente Negra.
Creo que todo el historial que tengan los nuevos mandos lo tiene que investigar la justicia es decir; el periodismo puede hacer una investigación latanesca principalmente para que la opinión publica sepa pero el que tiene que investigar todo es la justicia federal, mientras tanto los nuevos jefes que asumen debe estár repasando los reglamentos como el M61-1, ROD 71-01 y el ABC que es el RV-200-10 en vez de estár preocupados por lo que diga el periodismo.
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