El país no cuenta con medios para detectar ni evitar vuelos ilegales
Durante años la Nación anunció la radarización de la frontera Norte pero la medida sigue sin concretarse.
La alarma surgió con más fuerza cuando en el Sur de la provincia distintas aeronaves que buscaban infructuosamente a la avioneta jujeña siniestrada el pasado 9 de diciembre debieron suspender sus actividades ante la presencia de aviones no identificados que surcaban el espacio aéreo en el Sudeste salteño.
Esta advertencia está instalada desde hace tiempo en el Norte provincial, donde mucha gente se pregunta qué pasaría si alguno de esos aparatos se precipita a tierra cuando -de noche o de día- sobrevuelan las poblaciones de frontera como Aguaray, Tartagal, Mosconi o General Ballivián.
¿Qué transportan?, ¿de dónde provienen?, ¿hacia dónde van? Estas son algunas de las preguntas que muchos pobladores norteños se formulan desde hace largo tiempo cada vez que ven sobrevolar -a toda hora y a poca altura- aeronaves de diferente tamaño.
Algunas podrían "pasar" por las coloridas avionetas biplaza que fumigan los campos dedicados a los cultivos extensivos de soja, maíz o algodón, en una región en donde la explotación agrícola se ha extendido hasta la misma frontera con Bolivia.
Pero no hay duda de que son aeronaves de otro tipo las que la gente ve sobrevolar los pueblos del departamento San Martín a muy baja altura, lo cual llama aún más la atención. A plena luz del día, cualquier automovilista que transita por el tramo Norte de la ruta nacional 34 puede apreciar estas aeronaves que por sus vuelos rasantes son tan curiosas. Tales aparatos resultan también muy extraños para quienes deben reprimir un ilícito instalado en el imaginario popular: el tráfico de estupefacientes -de cocaína más precisamente- en aviones que sobrevuelan la frontera entre Argentina y Bolivia y que utilizan preferentemente como ruta aérea las sierras del Oeste. Estas estribaciones parten desde Yacuiba, en Bolivia, y se extienden hasta 100 kilómetros al Sur en territorio argentino.
Zona vulnerable
Fuentes del área de seguridad advierten que no es casual que los vuelos se realicen en todo el Norte provincial en dirección Oeste con respecto a la ruta 34 cuando ingresan desde la frontera con Bolivia. Los únicos dos radares que la Fuerza Aérea Argentina comenzará a disponer y que podrán captar el ingreso de las naves estarán ubicados a más de 1.000 kilómetros de distancia de la frontera, en Córdoba y Resistencia (Chaco). Estos sistemas fueron provistos por España y su instalación se encuentra en plena ejecución. Estos aparatos de última generación reemplazarán a otros que, de tan vetustos, hacían que cualquier información sobre vuelos ilegales recién pudiera descifrarse 24 horas más tarde del incidente ocurrido, por lo que toda investigación resultaba inútil.
Una aeronave que vuela sin hoja de ruta representa un verdadero peligro que sólo se aprecia en toda su dimensión cuando sucede un siniestro y que, inevitablemente, significa la pérdida de muchas vidas humanas. Sólo basta imaginar lo que sucedería si en el aire colisiona con otro avión.
Pistas privadas
El Norte de Argentina se caracteriza por ser una de las regiones que cuenta con la mayor cantidad de pistas de aterrizajes privadas. Estas pertenecen a las fincas dedicadas a los cultivos extensivos y son utilizadas por las avionetas fumigadoras, pero nada impide que puedan ser utilizadas por aeronaves ilegales sin que el propietario ni siquiera lo imagine. Ubicadas en medio de los campos, las pistas están rodeadas de miles de hectáreas cultivadas en las que no vive una sola familia -ni criolla ni aborigen- ya que se trata de establecimientos privados.
Las serranías ubicadas al Oeste del departamento San Martín (Altas cumbres de San Antonio) no respetan límites políticos como los que se marcaron hace un siglo para definir la frontera entre Argentina y Bolivia. En los dos territorios esas serranías se extienden con las mismas características geográficas y son el reaseguro perfecto para cualquier aeronave que quiere ingresar al espacio aéreo argentino desde Bolivia, ya que esos picos impiden cualquier detección por parte de los radares ubicados en el centro del país.
De noche, muchos pobladores ven cómo a la misma hora y sobre las sierras del Oeste la luz titilante de la cola del avión aparece y desaparece en cuestión de pocos minutos cuando transitan el cielo en dirección Norte-Sur.
Preparados para cargar más y llegar más lejos
Los aparatos utilizadas en los vuelos clandestinos "están acondicionadas de tal manera de tener disponible el mayor espacio y, a diferencia de cualquier otro avión, poseen tanques suplementarios de combustible para poder regresar a su lugar de origen sin ningún inconveniente".
Así lo señaló una calificada fuente del área de seguridad, tras advertir que en estas aeronaves suelen dejarse espacios importantes para las cargas ilegales. "Por esta razón sólo viaja el piloto quien, una vez en destino, descarga o hace descargar a quienes lo esperan y deja la pista en cuestión de minutos", subrayó.
La amplia autonomía de vuelo que le dan a estos aparatos los tanques suplementarios de combustible, les permiten eludir a las aeronaves de la fuerza de seguridad.
Se desconoce la capacidad de carga que pueden tener diferentes tipos de aviones acondicionados, pero es indudable que en un solo vuelo pueden transportar varias cargas de las que se hacen por vía terrestre, y con la ventaja adicional de que difícilmente puedan ser detectados. Y en caso de que así suceda, como se dijo, poco o nada pueden hacer las fuerzas de seguridad argentinas en las actuales condiciones para impedir estas operaciones ilícitas.
No pueden ser derribados
Aunque los vuelos ilegales pudieran ser detectados al momento de ingresar al espacio aéreo argentino desde la frontera con Bolivia, poco puede hacerse al respecto.
A diferencia de las normas vigentes en países vecinos como Bolivia, Chile y Paraguay, las leyes argentinas establecen que, sucedido el incidente, lo único que las autoridades deben hacer es comunicarse con el piloto y exigirle que dé a conocer su plan de vuelo. Si el piloto de la aeronave persiste en su negativa, se le debe ordenar a que aterrice en cualquier pista aérea, mientras se inicia un burocrático trámite para denunciar el hecho e iniciar una investigación.
Hasta que todo eso sucede la aeronave no sólo entró sino que tuvo el suficiente tiempo de salir del territorio argentino unas cuantas veces más. En los países limítrofes -aún en Bolivia- las reglas son distintas: cualquier aeronave que ingresa a su espacio aéreo y no se identifica puede ser derribada, lo cual implica un serio riesgo que por cualquier eventualidad o confusión puede costar la vida de personas inocentes.
La legislación argentina es en ese aspecto mucho más humanitaria que la de los países vecinos. Y este aspecto es aprovechado por quienes realizan estos vuelos ilegales.
http://www.eltribuno.info/verContenido.php?id=1981
Durante años la Nación anunció la radarización de la frontera Norte pero la medida sigue sin concretarse.
La alarma surgió con más fuerza cuando en el Sur de la provincia distintas aeronaves que buscaban infructuosamente a la avioneta jujeña siniestrada el pasado 9 de diciembre debieron suspender sus actividades ante la presencia de aviones no identificados que surcaban el espacio aéreo en el Sudeste salteño.
Esta advertencia está instalada desde hace tiempo en el Norte provincial, donde mucha gente se pregunta qué pasaría si alguno de esos aparatos se precipita a tierra cuando -de noche o de día- sobrevuelan las poblaciones de frontera como Aguaray, Tartagal, Mosconi o General Ballivián.
¿Qué transportan?, ¿de dónde provienen?, ¿hacia dónde van? Estas son algunas de las preguntas que muchos pobladores norteños se formulan desde hace largo tiempo cada vez que ven sobrevolar -a toda hora y a poca altura- aeronaves de diferente tamaño.
Algunas podrían "pasar" por las coloridas avionetas biplaza que fumigan los campos dedicados a los cultivos extensivos de soja, maíz o algodón, en una región en donde la explotación agrícola se ha extendido hasta la misma frontera con Bolivia.
Pero no hay duda de que son aeronaves de otro tipo las que la gente ve sobrevolar los pueblos del departamento San Martín a muy baja altura, lo cual llama aún más la atención. A plena luz del día, cualquier automovilista que transita por el tramo Norte de la ruta nacional 34 puede apreciar estas aeronaves que por sus vuelos rasantes son tan curiosas. Tales aparatos resultan también muy extraños para quienes deben reprimir un ilícito instalado en el imaginario popular: el tráfico de estupefacientes -de cocaína más precisamente- en aviones que sobrevuelan la frontera entre Argentina y Bolivia y que utilizan preferentemente como ruta aérea las sierras del Oeste. Estas estribaciones parten desde Yacuiba, en Bolivia, y se extienden hasta 100 kilómetros al Sur en territorio argentino.
Zona vulnerable
Fuentes del área de seguridad advierten que no es casual que los vuelos se realicen en todo el Norte provincial en dirección Oeste con respecto a la ruta 34 cuando ingresan desde la frontera con Bolivia. Los únicos dos radares que la Fuerza Aérea Argentina comenzará a disponer y que podrán captar el ingreso de las naves estarán ubicados a más de 1.000 kilómetros de distancia de la frontera, en Córdoba y Resistencia (Chaco). Estos sistemas fueron provistos por España y su instalación se encuentra en plena ejecución. Estos aparatos de última generación reemplazarán a otros que, de tan vetustos, hacían que cualquier información sobre vuelos ilegales recién pudiera descifrarse 24 horas más tarde del incidente ocurrido, por lo que toda investigación resultaba inútil.
Una aeronave que vuela sin hoja de ruta representa un verdadero peligro que sólo se aprecia en toda su dimensión cuando sucede un siniestro y que, inevitablemente, significa la pérdida de muchas vidas humanas. Sólo basta imaginar lo que sucedería si en el aire colisiona con otro avión.
Pistas privadas
El Norte de Argentina se caracteriza por ser una de las regiones que cuenta con la mayor cantidad de pistas de aterrizajes privadas. Estas pertenecen a las fincas dedicadas a los cultivos extensivos y son utilizadas por las avionetas fumigadoras, pero nada impide que puedan ser utilizadas por aeronaves ilegales sin que el propietario ni siquiera lo imagine. Ubicadas en medio de los campos, las pistas están rodeadas de miles de hectáreas cultivadas en las que no vive una sola familia -ni criolla ni aborigen- ya que se trata de establecimientos privados.
Las serranías ubicadas al Oeste del departamento San Martín (Altas cumbres de San Antonio) no respetan límites políticos como los que se marcaron hace un siglo para definir la frontera entre Argentina y Bolivia. En los dos territorios esas serranías se extienden con las mismas características geográficas y son el reaseguro perfecto para cualquier aeronave que quiere ingresar al espacio aéreo argentino desde Bolivia, ya que esos picos impiden cualquier detección por parte de los radares ubicados en el centro del país.
De noche, muchos pobladores ven cómo a la misma hora y sobre las sierras del Oeste la luz titilante de la cola del avión aparece y desaparece en cuestión de pocos minutos cuando transitan el cielo en dirección Norte-Sur.
Preparados para cargar más y llegar más lejos
Los aparatos utilizadas en los vuelos clandestinos "están acondicionadas de tal manera de tener disponible el mayor espacio y, a diferencia de cualquier otro avión, poseen tanques suplementarios de combustible para poder regresar a su lugar de origen sin ningún inconveniente".
Así lo señaló una calificada fuente del área de seguridad, tras advertir que en estas aeronaves suelen dejarse espacios importantes para las cargas ilegales. "Por esta razón sólo viaja el piloto quien, una vez en destino, descarga o hace descargar a quienes lo esperan y deja la pista en cuestión de minutos", subrayó.
La amplia autonomía de vuelo que le dan a estos aparatos los tanques suplementarios de combustible, les permiten eludir a las aeronaves de la fuerza de seguridad.
Se desconoce la capacidad de carga que pueden tener diferentes tipos de aviones acondicionados, pero es indudable que en un solo vuelo pueden transportar varias cargas de las que se hacen por vía terrestre, y con la ventaja adicional de que difícilmente puedan ser detectados. Y en caso de que así suceda, como se dijo, poco o nada pueden hacer las fuerzas de seguridad argentinas en las actuales condiciones para impedir estas operaciones ilícitas.
No pueden ser derribados
Aunque los vuelos ilegales pudieran ser detectados al momento de ingresar al espacio aéreo argentino desde la frontera con Bolivia, poco puede hacerse al respecto.
A diferencia de las normas vigentes en países vecinos como Bolivia, Chile y Paraguay, las leyes argentinas establecen que, sucedido el incidente, lo único que las autoridades deben hacer es comunicarse con el piloto y exigirle que dé a conocer su plan de vuelo. Si el piloto de la aeronave persiste en su negativa, se le debe ordenar a que aterrice en cualquier pista aérea, mientras se inicia un burocrático trámite para denunciar el hecho e iniciar una investigación.
Hasta que todo eso sucede la aeronave no sólo entró sino que tuvo el suficiente tiempo de salir del territorio argentino unas cuantas veces más. En los países limítrofes -aún en Bolivia- las reglas son distintas: cualquier aeronave que ingresa a su espacio aéreo y no se identifica puede ser derribada, lo cual implica un serio riesgo que por cualquier eventualidad o confusión puede costar la vida de personas inocentes.
La legislación argentina es en ese aspecto mucho más humanitaria que la de los países vecinos. Y este aspecto es aprovechado por quienes realizan estos vuelos ilegales.
http://www.eltribuno.info/verContenido.php?id=1981