Acciones varias de las distintas guerras

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LAS BRUJAS DE LA NOCHE
En 1941, la Unión Soviética aprobó la creación de tres «regimientos de aviación» formados casi exclusivamente por mujeres.



Durante la Segunda Guerra Mundial, los principales contendientes emplearon pilotos femeninos. EEUU estableció una organización paramilitar denominada «Women Airforce Service Pilots» (WASP), constituída por casi mil mujeres, encargada de trasladar aviones desde las factorías a las bases militares o puertos de embarque, transportar carga o remolcar blancos para las prácticas de la artillería antiaérea. También el «Air Transport Auxiliary» (ATA) británico, destinado a tareas similares, aceptó a más de 160 mujeres que sirvieron junto a sus compañeros varones. En Alemania, la piloto de pruebas Hanna Reitsch se hizo famosa por aterrizar y despegar desde una pista improvisada en el Tiergarten berlinés durante el asedio a la capital del Tercer Reich. Pero sólo la URSS admitió mujeres en unidades de combate.

Ya en 1917, el gobierno provisional de Kerenski había autorizado la formación de varios batallones femeninos con la intención de revitalizar al desmoralizado ejército ruso. Uno llegó a combatir en el frente con buenos resultados y otro participó en la defensa del Palacio de Invierno contra los bolcheviques durante la revolución de octubre que les llevó al poder.

Con las tropas alemanas aproximándose a Moscú, Stalin ordenó, el 8 de octubre de 1941, la creación del 122 Grupo de Aviación, una unidad temporal organizada para equipar y entrenar tres regimientos de aviación, dotándolos con personal exclusivamente femenino, desde las pilotos a todo el personal de tierra (aunque, a lo largo de la guerra, los dos primeros acabarían incorporando a algunos varones). Además de la insistencia de la célebre piloto Marina Raskova, la escasez de pilotos y razones propagandísticas influyeron en su creación.

El 586 Regimiento de Aviación de Caza fue el primero en entrar en combate en abril de 1942, mandado por Tamara Kazarinova primero y Aleksandr Gridnev después. Dotado sucesivamente con Yakovlev Yak-1, Yak-7 y Yak-9, logró derribar 38 aparatos enemigos en 4.419 salidas de combate.

El 587 Regimiento de Aviación de Bombardeo, equipado con Petlyakov Pe-2, inició sus operaciones en diciembre de 1942. Tuvo por comandante a la propia Marina Raskova hasta su muerte en accidente aéreo en enero de 1943, cuando la sustituyó Valentin Markov. En septiembre de ese año, como premio a su destacada actuación, pasó a denominarse 125 Regimiento de Guardias de Aviación de Bombardeo. Efectuó 1.134 misiones y cinco de sus pilotos recibieron la más alta condecoración de su pais: Héroe de la Unión Soviética.

La unidad más distinguida fue el 588 Regimiento de Aviación de Bombardeo Nocturno, la única compuesta hasta el final exclusivamente por mujeres. Entró en acción por vez primera en junio de 1942, realizando más de 24.000 misiones de combate, con Evdokiia Bershanskaia como comandante. En febrero de 1943, su valía fue reconocida con una nueva designación: 46 Regimiento de Guardias de Aviación de Bombardeo Nocturno. Perdió 31 tripulantes durante la guerra (el 27 por ciento del total asignado) y 24 se convirtieron en Héroes de la Unión Soviética.

Volando en los lentos biplanos Polikarpov Po-2 ―cuya maniobrabilidad a baja altura, escasa velocidad y gran robustez les hacía difíciles de derribar por oponentes más rápidos y modernos―, apodados Nähmaschine (máquinas de coser) por las tropas alemanas debido al peculiar ruido de su motor, mantenían en vilo al enemigo en cuanto oscurecía. Las tripulaciones, que hasta 1944 volaron sin paracaídas para aumentar la cantidad de bombas que podían transportar, llegaban a efectuar hasta quince salidas por noche orientándose por la brújula y el resplandor de las bengalas que lanzaban para iluminar el objetivo. Sus ataques, aproximándose al blanco planeando con el motor apagado para lanzar su pequeña carga de bombas, producían efectos más psicológicos que reales. El único ruido perceptible desde tierra que advertía del inminente ataque era un extraño silbido producido por el viento al rozar con la estructura de tela y cables del avión. Los alemanes, comparándolo con el de una escoba voladora, las apodaron Nachthexen (las brujas de la noche).


fuente: ABC.es
 

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El Ejército Rojo hace prisioneros a más de 200.000 polacos
Cerca de 200.000 efectivos polacos son hechos prisioneros por el Ejército Rojo en Lvov. El NKVD empieza a concentrar oficiales polacos para su deportación.
Las tropas soviéticas sufren fuertes bajas frente a los polacos en Kodziowce.
Soldados polacos huyen a Francia a través de Rumanía para poder continuar la guerra, encuadrándose en los ejércitos de sus aliados occidentales.
Archivo Fernández-Xesta.
Consulta el «Diario de la II Guerra Mundial»
21 de septiembre: Los alemanes inician el Plan Heydrich para concentrar en guetos polacos a 600.000 judíos
20 de septiembre: Primer enfrentamiento aéreo entre la RAF y la Luftwaffe
19 de septiembre: las tropas de Hitler y las soviéticas se encuentran en la ciudad polaca de Brest-Litovsk
18 de septiembre: Las tropas soviéticas avanzan por territorio polaco sin encontrar resistencia
17 de septiembre: la URSS invade Polonia para «proteger a la fraternal población bielorrusa y ucraniana»
16 de septiembre: Varsovia resiste el ataque alemán
15 de septiembre: la URSS y Japón firman un armisticio
14 de septiembre: el submarino alemán «U-39» ataca al portaaviones «Ark Royal»
13 de septiembre de 1939: el único destino: combatir
12 de septiembre de 1939: Francia se retira y pone fin a su pequeña ofensiva sobre Alemania
11 de septiembre de 1939: Alemania trata de bloquear a Gran Bretaña
10 de septiembre de 1939: la «Luftwaffe» lanza una lluvia de bombas sobre Varsovia
9 de septiembre de 1939: Polonia intenta el contraataque contra las tropas alemanas con escaso éxito
8 de septiembre de 1939: comienza oficialmente la Batalla del Atlántico
7 de septiembre de 1939: Francia intenta ayudar a Polonia sin apenas incomodar a los alemanes
6 de septiembre de 1939: Hitler ordena activar el programa de eutanasia
5 de septiembre de 1939: las fuerzas polacas se retiran ante el irrefrenable avance alemán
4 de septiembre de 1939: las Real Fuerza Aérea británica bombardea la base de la marina de guerra alemana
3 de septiembre de 1939: Polonia, Reino Unido y Francia declaran la guerra a Alemania
2 de septiembre de 1939: las unidades mecanizadas alemanas atraviesan las primeras líneas polacas
1 de septiembre de 1939: Comienza la Segunda Guerra Mundial: Alemania invade Polonia

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Las historietas de Sad Sack: el combatiente más famoso de Estados Unidos
Fue creado por un sargento y dibujante de Disney para el semanario «Yank». Este soldado raso no hablaba y todo le salía mal, pero llegó a tener 10 millones de lectores semanales


Nació en 1942 y desde ese mismo año está alistado forzoso en el US Army, en el Ejército de Estados Unidos, donde, a pesar de encontrarse en primera línea tanto en Africa, como en Europa y Asia, nunca pasó de soldado raso. Sin embargo, Sad Sack ha sido, con mucho, el más famoso y popular soldado que jamás haya tenido país alguno. De guardia permanente en el semanario «Yank», editado por el propio ejército, y que llegó a alcanzar una tirada global en el conjunto de su treintena de ediciones de unos dos millones y medio de ejemplares, se calcula en diez millones el número semanal de sus lectores.
Creado por el el sargento George Baker, que antes de ser incorporado a las armas trabajaba como dibujante en la Disney, su éxito fue inmediato. De manera que en pocos meses, Sad Sack se convirtió en uno de los iconos de la revista, junto a las pin-ups, las señoritas ligeras de ropa que levantaban el ánimo de las tropas desde las páginas del semanario y que deben su nombre al fundador y director ejecutivo de «Yank», Hartzell Spence.
Sin diálogo alguno, las historietas de Sad Sack se comunican con el lector por medio de sus gestos y expresiones. Son suficientes para seguir las aventuras de este soldado, para quien el enemigo resulta siempre menos peligroso que sus propios compañeros, pero en especial que su sargento o el oficial al mando. Inveterado optimista, no importa que sea en el frente, en el cuartel o campamento, ni el tipo de acción, las cosas siempre le saldrán mal.
«Yank» se difundía sólo entre las tropas; no obstante, la popularidad de Sad Sack llegó a ser tan grande que la revista Life (la de mayor venta entonces en los Estados Unidos) le dedicaba nada menos que una doble plana en 1943, cuando el aguerrido milite acababa de cumplir un año de vida. No se crea, sin embargo, que Sad Sack era el único héroe de papel: marines, aviadores y personal de otros cuerpos tenían sus propios combatientes en las páginas de sus respectivas revistas. Sin embargo, sólo Sad Sack se aventuraría a seguir combatiendo por su cuenta después de la guerra, a través de las páginas de una revista que adoptó el nombre del popular soldado como cabecera.
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Josef Zájac, Jefe de la Fuerza Aérea polaca Dirigió unas fuerzas aéreas sin posibilidades
El general polaco contaba con pilotos bien entrenados pero con aparatos anticuados. Continuó la lucha desde Francia y Gran Bretaña


El general Józef Ludwik Zajac era el jefe de la Fuerza Aérea polaca y de la Defensa Antiaérea en 1939, en el momento de la invasión alemana y soviética. Veterano de la Primera Guerra Mundial y de la Guerra Ruso-Polaca, había sido alumno de la prestigiosa «Ecole Supérieure de Guerre» francesa. Tras el fin de los conflictos antes citados, fue escalando peldaños en el escalafón militar hasta llegar en febrero de 1939 a la jefatura de la Fuerza Aérea. Como tal, tuvo poco tiempo de influir en el desarrollo y armamento de la aviación polaca, que, si bien disponía de unos pilotos más que aceptablemente entrenados, no estaba dotada de aparatos capaces de competir con sus homólogos alemanes. Así, aunque obtuvieron éxitos puntuales contra la Luftwaffe, los polacos nunca fueron rivales para aquélla.
Huido a Francia tras la derrota, y posteriormente al Reino Unido, ayudó a la reconstrucción por dos veces de la Fuerza Aérea polaca, combinando sus tareas con el mando de unidades en tierra, en el Primer Cuerpo Polaco y en el organigrama de las fuerzas polacas en el Medio Oriente.
Establecido en Escocia tras la guerra, doblemente doctor en Filosofía, combinó sus trabajos en ese campo con escritos y estudios militares.
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Stalin ayudó a crear la «Luftwaffe»
En Lipetsk, a 500 kilómetros de Moscú, los alemanes dispusieron de una base en la que probar sus prototipos, entrenar a sus pilotos y ponerse al día en tácticas de combate

El pacto Molotov-Ribbentrop, que en agosto de 1939 permitió a Hitler la invasión de Polonia (seguida dos semanas más tarde por la entrada del Ejército Rojo en el país), asombró al mundo, ya que, considerados enemigos irreconciliables nazis y bolcheviques (según la terminología de la época), resultaba impensable un acuerdo entre los dos regímenes que detentaban el poder en Berlín y Moscú.
Alemania y la URSS parecían condenadas a no entenderse nunca… Y sin embargo, durante casi una década Stalin había estado facilitando, en secreto, la puesta a punto de la aviación alemana, el germen de la posterior Luftwaffe, que en 1941 destruiría la mayoría de los aparatos soviéticos al inicio de la operación Barbarroja. En efecto, en 1925, una delegación del ejército alemán y otra del Ejército Rojo llegaron a un acuerdo, refrendado por sus gobiernos, para que los futuros pilotos del Reich pudieran recibir entrenamiento en una base soviética especialmente acondicionada.
Dadas las fuertes restricciones que el Tratado de Versalles imponía a la República de Weimar para reclutar, organizar, dotar y entrenar un ejército, Alemania necesitaba un espacio en el que probar sus armas, entrenar a sus pilotos y poner a punto sus técnicas. Stalin, por su parte, buscaba un apoyo tecnológico para el desarrollo de su industria aeronáutica. El acuerdo daría satisfacción a ambas partes. Y aun los alemanes deberían pagar en concepto de alquiler unos dos millones de marcos cada año, lo que no venía nada mal a las depauperadas arcas de Moscú.
La base escogida se localizaba en Lipetsk, a unos 500 kilómetros de la capital soviética. Los alemanes denominaban en clave a esta base como Wivupal, y allí, en 1927, comenzaron a llegar los pilotos y otro personal técnico. Previamente lo habían hecho los aviones, que se enviaban desmontados por barco hasta Leningrado y desde esa ciudad, por ferrocarril, hasta la base en donde eran ensamblados y dispuestos para su utilización. En cursos que duraban unas veinte semanas, decenas de pilotos, observadores aéreos y mecánicos fueron formados en Lipetsk, para entonces dotada de varias pistas, acuartelamientos, hospital, talleres para probar motores, etc…
El primer comandante de la base sería el mayor Stahr, a quien en 1931 sustituyó el también mayor Müller. Con la llegada de Hitler al poder, las cláusulas impuestas por los aliados en Versalles fueron ignoradas una tras otra por el Reich. Alemania comenzaba su rearme de una manera abierta, retando al mundo. Ya no era necesario mantener la base secreta en la URSS, por lo que esta sería clausurada. El nuevo banco de pruebas de la ahora ya oficial Luftwaffe sería la Guerra de España, en donde pilotos soviéticos y alemanes, apoyando a bandos opuestos, se enfrentarían con fuego real.
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Sebastian

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El pacto Molotov-Ribbentrop, que en agosto de 1939 permitió a Hitler la invasión de Polonia (seguida dos semanas más tarde por la entrada del Ejército Rojo en el país), asombró al mundo, ya que, considerados enemigos irreconciliables nazis y bolcheviques (según la terminología de la época), resultaba impensable un acuerdo entre los dos regímenes que detentaban el poder en Berlín y Moscú.
Alemania y la URSS parecían condenadas a no entenderse nunca…

Pero una cosa era URSS/Alemania y otra URSS/Alemania nazi
 

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Las claves del plan secreto de Hitler para derrocar a Franco



De acuerdo con la visión más extendida, Franco siempre mantuvo una buena relación con Hitler. Pero el blog 'Cuaderno de Historias' derrumba definitivamente esta teoría

En la reunión, Hitler exigió una participación activa de Madrid en la Segunda Guerra Mundial. Franco se limitó con prometer el envío de una unidad de voluntarios, la División Azul, y apoyar la invasión de Gibraltar.

La falta de un compromiso firme llevó al líder nazi a idear un plan para desalojar del poder al dictador español. Para septiembre de 1941 el plan ya había tomado una forma más clara. El Führer se reunió en el cuartel general de Rastenburg conAgustín Muñoz Grandes,comandante de la División Azul. Según subraya el blog, durante esta entrevista le propuso claramente al militar español colocarlo al frente de un complot antifranquista. Muñoz saludó la idea. Las causas que motivaron a Hitler a preparar esta operación iban desde su convicción de que la implicación española en la guerra debía ser mayor hasta sus malas relaciones con varios políticos madrileños, como, por ejemplo, el ministro de Asuntos Exteriores, Ramón Serrano Súñer.

Pero el militar no compartía el deseo de Hitler de derrocar a Franco del poder. Desde su punto de vista, era mucho más oportuno que el carismático dictador español se convirtiera en un jefe de Estado de paja, mientras él mismo se situaba como presidente del Gobierno y actuaba en este puesto como el hombre de confianza del Führer.

Sin embargo, Franco resultó ser más eficaz en las maniobras diplomáticas que Hitler. Al conocerse los rumores sobre el supuesto complot, el exjefe del Estado español hizo a Muñoz que volviera a Madrid, lo ascendió al rango de teniente general y lo designó jefe de su Casa Militar, lo que lo dejaba sin mando sobre tropas. Pero Franco fue más allá: le prometió también la cartera de un Ministerio importante en un futuro próximo. Con el tiempo, Muñoz llegaría a ocupar los cargos de ministro del Ejército y, posteriormente, de vicepresidente del Gobierno. En cuanto al plan secreto de Hitler, el tema no volvería a plantearse por falta de un candidato fiable.


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/142251-plan-secreto-hitler-derrocar-franco
 

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Franz Halder: leal sólo a Alemania, fue crítico permanente de la política de Hitler
Estuvo al frente del Estado Mayor del Ejército germano en los mejores años de la ‘Wehrmacht’ (1938-42)

Como Jefe del Estado Mayor del Ejército entre 1938-42, la figura de Halder va unida a la preparación y estudio de los planes operativos que dieron las más brillantes victorias a los ejércitos de Hitler al principio de la contienda. Veterano de la Primera Guerra Mundial, había destacado como un oficial competente del Estado Mayor y fue ascendiendo en el escalafón militar tanto en el Ejército Imperial alemán como en el de la República de Weimar y también en el del Tercer Reich, hasta sustituir al frente del Estado Mayor a Ludwick Beeck por la oposición de éste a los planes de anexión de los Sudetes.
Monárquico y cristiano practicante, leal sólo a Alemania, Halder constituye un buen ejemplo de la facción de militares alemanes que, si bien opuestos a Hitler y al nazismo, le dieron un voto de confianza al ver el papel tan preponderante que le asignaba a la Wehrmacht dentro de su Reich de los Mil Años. Sin embargo, Halder fue parte activa de los primeros intentos del generalato germano para derrocar a Hitler antes de la guerra, aprovechando la crisis de los Sudetes. Al final, los preparativos para el planeado golpe de estado, quedaron suspendidos en el último momento. Hitler, con la aquiescencia de los gobiernos de Francia y Reino Unido, en el marco de la política de apaciguamiento, logró otra victoria incruenta, aumentando su prestigio entre el ejército y sobre todo entre la población.
Como oficial de Estado Mayor, Halder es responsable de buena parte de los planes operativos alemanes hasta 1942, cuando fue relevado, por sus profundas desavenencias con la dirección de guerra de Hitler, que cada vez restringía más la autonomía de su Estado Mayor. Los estudios previos y los planes de las operaciones en Polonia, Holanda, Países Bajos, Francia, Balcanes y Barbarroja llevan su sello.
A partir de septiembre de 1942, Halder no volvió a tener ningún mando activo, pasando a la reserva. Si bien no estaba relacionado con los conspiradores de la Operación Walkiria, fue detenido, expulsado del ejército e ingresado en prisión, hasta su puesta en libertad por los soldados de EEUU.
A pesar de ser un inteligente y capaz oficial de estado mayor, la labor de Halder no estuvo exenta de errores: son bien conocidas sus dudas y desavenencias con el plan de Von Manstein para la invasión de Francia, si bien, una vez aprobado, volcó todos sus recursos y toda su inteligencia en que el plan prosperara, como así fue. Pero, a diferencia de otros oficiales cegados por las deslumbrantes victorias de la Wehrmacht, fue capaz de comprender la inmensa capacidad de aguante del Ejército Rojo tanto al principio de la Operación Barbarroja como durante la ofensiva del verano de 1942 que culminaría en el desastre de Stalingrado.
A pesar de que existen dudas sobre su conocimiento de la Solución Final, Halder fue siempre considerado crítico con Hitler, incluso pensó en acabar con el Führer personalmente con su pistola, si bien nunca llevó a cabo sus planes.
Tras su puesta en libertad colaboró con las autoridades americanas de ocupación, trabajó en la reconstrucción del ejército alemán de la República Federal Alemana y como historiador militar.
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… Y MacArthur volvió a Filipinas
Lo había prometido al abandonar las islas en 1942: “Volveré”. El 20 de octubre de 1944, el general MacArthur cumplía su promesa. Los estadounidenses desembarcaban en Leyte. Comenzaba la liberación de las Filipinas

Sin duda, uno de los momentos emblemáticos de la Segunda Guerra Mundial fue el regreso, cargado artificialmente de dramatismo, del general Douglas MacArthur a las Filipinas. Durante la invasión japonesa de 1941, las fuerzas combinadas norteamericanas y filipinas se habían visto forzadas a retirarse de una posición a otra hasta las fortalezas de Corregidor y Bataan, donde acabarían
capitulando.
Ante lo desesperado de la situación, y al no poder socorrer a las fuerzas cercadas, se ordenó a MacArthur ceder el mando, siendo evacuado a Australia. Es el momento en el que pronuncia, descorazonado por esa decisión, la que después sería una de las citas icónicas de la contienda: «Volveré».
Controversia
Sin embargo, la campaña por la liberación de las islas fue extraordinariamente polémica. Los líderes de la US Navy no tenían ningún interés en una campaña sin significado estratégico alguno, conscientes, tras los encarnizados combates librados en las Salomón y en el Pacífico Central —Gilbert, Marshall, Marianas, Palaos—, que la lucha en tierra contra los japoneses sería muy dura y la ocupación de las Filipinas no les acercaría al Japón.
Por el contrario, confiaban en que su táctica del «salto de la rana» los conduciría de forma más rápida e incruenta hacia el corazón del Imperio Japonés. Sin embargo, MacArthur, al igual que el presidente Roosevelt y otros altos cargos militares y civiles, eran conscientes de las graves implicaciones políticas de dejar de lado a las Filipinas: militarmente, la campaña podía ser un «capricho» del general, pero la decisión estaba tomada. El pueblo americano tenía «el deber moral de socorrer a los filipinos». La invasión tendría lugar.
El 20 de octubre arribaba a Leyte la flota de desembarco estadounidense. El asalto es un éxito y el progreso hacia el interior de la isla, continuo, mientras la flota estadounidense destroza a la japonesa en la decisiva batalla naval del Golfo de Leyte. Sin embargo, a medida que las fuerzas estadounidenses se internan, la resistencia japonesa, como es costumbre, se vuelve encarnizada, y de ello darán fe los combates por las Crestas Kilay o los librados en el valle de Ormoc y su bahía. Pero, a finales de diciembre, la batalla por Leyte está terminada y las fuerzas de los EEUU cuentan con las necesarias bases aéreas y de suministro para pasar a una nueva fase de la campaña.
Mindoro es el nuevo objetivo y el 15 de diciembre las fuerzas americanas desembarcan en la zona, tomando por sorpresa a las japonesas, que esperan el ataque en Negros o Panay. En un mes la isla es conquistada, paso previo al objetivo principal: Luzón y la capital de las Filipinas, Manila.
Más desembarcos
El 9 de enero de 1945 las tropas de los EEUU desembarcan en Lingayen, cogiendo desprevenidas de nuevo a las fuerzas enemigas. La resistencia filipina —de las más numerosas de toda la contienda y muy activa, tanto a lo largo de este periodo como en toda la guerra— y las medidas de «despiste» llevadas a cabo tienen un éxito total y los desembarcos se realizan con una oposición testimonial, poniendo pie en Luzón más soldados que los desembarcados el Día D en Normandía.
Mientras, los japoneses se concentran en el interior, sin apoyo naval y con el aéreo reducido a su mínima expresión. El general Yamashita dividirá sus fuerzas en dos, un grupo de combate en la zona montañosa del norte y otro destinado a la defensa de Manila, intentando que los aliados, estadounidenses y filipinos, se estrellen contra sus posiciones y alargar así la campaña lo máximo posible.
Combates callejeros
La defensa articulada por Yamashita es excepcional. Los aliados se verán obligados a realizar un esfuerzo mucho mayor de lo previsto para conquistar Luzón. Al desembarco inicial en Lingayen, le siguen otros en diversos puntos de la isla —San Antonio, Nasugbu, etc…— y, a pesar de las pérdidas y de la dureza de la lucha, el avance y el cerco sobre la capital se completa.
El 3 de febrero comienza la Batalla de Manila, que se prolongará durante un mes en una serie de intensos combates callejeros totalmente atípicos en la guerra del Pacífico. Un mes más tarde, los aliados pueden anunciar que la conquista de la ciudad es total, aunque las operaciones en el resto de Luzón, hacia el sur y norte de la isla, continuarían hasta junio.
Mientras tanto, en marzo, se produce un nuevo desembarco en Mindanao, si bien el fin de las operaciones de limpieza de esta isla —una campaña de nuevo muy contestada por su poco sentido estratégico— y la capitulación oficial de las fuerzas de Yamashita no serían efectivos hasta después de la rendición incondicional del Japón el 15 de agosto de 1945.
La Batalla de Manila
Durante un mes, las fuerzas estadounidenses y filipinas se enfrentaron a la fortificada guarnición japonesa de Manila en una fiera lucha casa por casa, similar a los combates urbanos que, excepcionales en el Pacífico, fueron norma en el frente europeo y que acabaron con la destrucción de la ciudad y sus edificios, rica herencia cultural hispano-filipina. El salvajismo de las fuerzas niponas durante la lucha tiene únicamente parangón con su comportamiento en la ocupación de Shanghai en 1937. Los cálculos de bajas civiles, tanto las ocasionadas por los combates como por los asesinatos premeditados ejecutados por los japoneses, oscilan entre 90.000 y 100.000, un número de víctimas similar al que causaría la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima.
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Sebastian

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Cuando Rusia “salvó” a los EE UU
4 de octubre de 2014 Jaime Noguera, RBTH
Por norma, los rusos son presentados en la ficción occidental como el enemigo a batir. Las novelas de acción 'Made in USA' están llenas de espías, asesinos a sueldo, traficantes de armas, mafiosos o 'femmes fatales' con acento eslavo, y el cine ha repetido hasta la saciedad el estereotipo de ruso invasor en títulos como “¡Que vienen los rusos!” (1966) o “Amanecer Rojo” (1984). Sin embargo, en una ocasión los militares rusos desembarcaron por centenares en ciudades de los EEUU… y fueron aclamados como salvadores de los Estados Unidos de América.


Fuente: wikipedia
Septiembre de 1863. Los Estados Unidos se encuentran sumidos en la Guerra de Secesión (1861-65). En las dos costas del país, se comenta de forma excitada la inesperada aparición de escuadras navales de la Flota Imperial de Rusia. El presidente Lincoln, enfermo y postrado en la cama, envía a su esposa junto a varios dignatarios estadounidenses a recibir al primer buque ruso que atraque en Nueva York.

Una vez en el puerto de esta ciudad, la Primera Dama embarcó en la fragata de 33 cañones Osliabia y propuso un brindis “por la salud del Emperador de Rusia”. El capitán del buque ruso respondió con otro brindis “Por el Presidente de Estados Unidos”.

Unos días más tardes, se presentaba en Nueva York, procedentes de San Petersburgo y al mando del Almirante Stepan Lesovskii el resto de la Escuadra del Atlántico, las fragatas Alexander Nevski, Peresvet, las corbetas Variag, Vitiaz y el clipper Almaz, buques a los que recibió la banda del USS North Carolina tocando “¡Dios salve al zar!”, el himno nacional del Imperio ruso, que fue recibido desde mástiles y aparejos con entusiasmo por los marinos rusos, En respuesta, la banda de música del barco insignia ruso Alexander Nevski se animó a representar “Yankee Doodle”.

Al mismo tiempo, al otro lado del continente, procedente de puertos del oriente ruso, llegaban a San Francisco las corbetas Bogatyr, Kalevala, Rynda, Novik, y los clippers Abrek y Gaidamak, al mando del Almirante A.A Popov. Popov había estado en contacto con el Ministro de Marina Nikólái Kárlovich Krabbe, y había sido advertido por este del peligro de guerra con otros imperios europeos por la crisis Polaca. Popov había informado a Krabbe de que, en caso del inicio de las hostilidades, su escuadrón partiría desde San Francisco para atacar posesiones coloniales británicas y francesas.

Los rusos en Nueva York


Fente: wikipedia

Durante las diez semanas siguientes, el almirante Lesovskii y sus oficiales fueron agasajados sin reparar en gastos. Los eventos más lujosos fueron dos banquetes en el Astor House y un baile en su honor en la Academia de Música. Todo ello, para agradecer la gratitud de Rusia por el apoyo moral hacia el Norte en la Guerra Civil Norteamericana. Los neoyorquinos se apretujaban en las aceras para aclamar a los rusos desfilando en sus carruajes, las calles decoradas con banderas de ambos países.

Cenas con brindis y discursos, agradecimientos, piropos por las dos partes, más cenas y más brindis y discursos, un ambiente de amistad creado por necesidad política, por las insurrecciones que ambas naciones intentaban sofocar dentro de sus fronteras.

El Norte, batallando contra los Estados Confederados, los rusos, contra la insurrección polaca. La visita rusa era una demostración de fuerza dirigida a Inglaterra y Francia, que se sentían más que tentadas a intervenir militarmente a favor de los Estados Unidos Confederados.

En 1861, los sureños habían embargado todos los cargamentos de algodón con la esperanza de generar una depresión económica en Europa que forzase a Gran Bretaña a entrar en guerra para poder recuperar el algodón. Sin embargo, los británicos simplemente cambiaron de proveedores dirigiéndose a los mercados de Egipto e India.

El mensaje era: si los imperios occidentales no intervenían para apoyar a los rebeldes en Polonia, Rusia no se aliaría con el Norte en los EEUU. Al mismo tiempo, la presencia de los buques rusos en Nueva York y San Francisco, dejaba claro que las líneas comerciales del Imperio británico y el francés, podían ser dañadas severamente por Rusia, lo cual no convenía a los intereses comerciales de estas naciones europeas.

Para demostrar este punto, barcos de la Flota del Atlántico hicieron viajes a Baltimore, Honduras, La Habana, Jamaica, Curaçao, Cartagena y Bermuda. Alguno de los buques de la Flota del Pacífico visitó Honolulu, Sitka (Alaska) y Vancouver.

Tres días después del gran banquete en Astor House, un centenar de oficiales rusos realizaron un viaje a las Cataratas del Niágara invitados por la Hudson River SteamboatCompany. El almirante Lesovskii solo había aceptado la invitación tras prometérsele que no habría más desfiles, discursos ni banquetes durante la excursión de cinco días de duración.

El 5 de noviembre, los estadounidenses engalanaron el teatro Palacio de la Músicapara la celebración de un gran baile o Soirée russe. Se vendieron 2.000 entradas para uno de los mayores eventos sociales del siglo. Se estima que, fuera del recinto donde se celebró la lujosa recepción, el número de curiosos doblaba al de asistentes. Para el menú de la cena se crearon platos temáticos tales como “snit-mitch” (mini-sandwiches) à la russe, galletas moscovitas o tarta siberiana. La decoración de la sala incluía, junto a banderas de la Marina rusa, una escultura de George Washington junto el Zar Pedro el Grande.

A principios de diciembre, la flota rusa navegó hasta Washington, anclando en el Potomac. Miembros del gabinete de gobierno de los EE UU fueron invitados a visitar los buques rusos y a un banquete en la fragata Osliabia.

William H. Steward, el secreatrio de Estado que años más tarde negociaría la adquisición de Alaska a Rusia durante la presidencia de Andrew Johnson, organizó una cena para responder a la hospitalidad rusa. El presidente Liconln ofreció una recepción a los oficiales de la marina del zar en la Casa Blanca el 19 de diciembre, exactamente un mes tras el discurso en Gettysburg en el que redefinió el esfuerzo por mantener la Unión como “un nuevo nacimiento de la libertad”.

Rusos en San Francisco

Fuente: wikipedia

Popov estableció la primera parroquia ortodoxa en San Francisco, contribuyendo amueblarla y equiparla convenientemente para la comunidad rusa de la ciudad. Durante el año de estancia de la flota rusa en la ciudad, se declaró un incendio en el que, como como narra John Middleton en su libro The Russian Navy and Mare Island, 200 marineros rusos, se presentaron voluntarios y contribuyeron a sofocar, muriendo seis de ellos.

Los gobernantes de la ciudad agradecieron este gesto el 26 de octubre de 1863, otorgando medallas de oro a varios oficiales, por su ayuda. Sin embargo, el almirante ruso puso al embajador Eduard de Stoeckl en un compromiso al declarar públicamente a finales de ese mismo años que estaba listo para defender la ciudad si era atacada por fuerzas confederadas.

De Stoeckl le conminó a no realizar tal tipo de afirmaciones. Lo cierto es que la presencia de la Flota rusa en el puerto de San Francisco y las belicosas declaraciones de Popov tuvieron un efecto disuasorio en los planes de guerra sudistas y la ciudad no sufrió ningún ataque.

Cuando quedó claro que Gran Bretaña y Francia no declararían una guerra para apoyar la independencia polaca y que tampoco intervendrían a favor de los Estados Confederados, la Flota rusa se reagrupó en Nueva York en abril de 1864. Antes de abandonar los EE UU, los rusos hicieron una última parada en Boston, donde fueron homenajeados de nuevo, con un último gran banquete en su honor.

En 1866, un año tras el final de la Guerra de Secesión, el gobierno de los Estados Unidos envió a Rusia un destacamento naval con una delegación especial. Estos diputados expresaron oficialmente su gratitud al gobierno ruso “por su ayuda a los nordistas en su lucha contra la esclavitud”.
http://es.rbth.com/cultura/2014/10/04/cuando_rusia_salvo_a_los_ee_uu_44059.html
 

Sebastian

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Fifi, la agente que seducía a espías en la Segunda Guerra Mundial
Redacción BBC Mundo
  • 5 octubre 2014

Fifi tenía sus propios métodos para probar si los agentes de inteligencia podían guardar secretos.​

Cumplía su misión encubierta. Se hacía pasar por una periodista francesa que trabajaba a destajo en el Reino Unido. Encontraba a sus víctimas en hoteles y bares…

Era conocida como la agente Fifi y fue contratada por el gobierno británico para poner a prueba a los agentes secretos que acaban de terminar su entrenamiento.

El objetivo era determinar si eran capaces de mantener en secreto la información clasificada a la que tenían acceso.

Su historia se cuenta en los documentos de la II Guerra Mundial que fueron desclasificados recientemente en los Archivos Nacionales, en Londres.

La información recopilada en esa época revela que, con frecuencia, Fifi lograba que sus colegas dijeran más de lo que era conveniente.

Su nombre real era Marie Chilver y era hija de un inglés y una letona. Entraba en acción como la agente Fifi justo antes de que los recién graduados fueran enviados a Europa para cumplir con misiones de inteligencia.

El principio
Todo comenzó en 1941, cuando Chilver ayudó a un piloto a regresar a Inglaterra. Su avión había sido derribado en Francia.


El expediente de Chilver es parte de más de 3.300 documentos de inteligencia desclasificados.
El piloto involucrado en el accidente pensó que la mujer quizás era una agente secreta alemana, debido a que se veía muy saludable para haber estado en un campo de concentración.

Posteriormente, la calificó como "una de las mentirosas más habilidosas del mundo".

El organismo de inteligencia que luego la contrató, llamado Specials Operation Executive, verificó su identidad a raíz del incidente. Los resultados de las averiguaciones fueron satisfactorios, así que la reclutaron.

Su modus operandi
Chilver iniciaba el contacto con los futuros agentes conversando. La idea era determinar si habían aprendido a guardar los secretos.


Chilver vivió en la frontera entre Inglaterra y Gales y creo una organización de protección a los animales en Letonia.
Muchos no aprobaron el examen de Fifi. Entre ellos se encontraba un prometedor joven belga que tenía debilidad por las mujeres.

Luego de su encuentro, Fifi informó que, al final de la velada, se había enterado de prácticamente todo lo que se podía saber de él. Poco tiempo después, el belga fue despedido.

Chilver siempre dijo que sus métodos eran legítimos y que los agentes que pasaron sus pruebas serían capaces de lidiar con todas las Fifis que probablemente conocerían en su carrera.

"En comparación con lo que probablemente pase cuando estén en el terreno, lo que hago es muy inocente. Sería una lástima tener que abandonar mi estilo porque le da a los estudiantes la posibilidad de usar sus cerebros (o tener un mínimo de malicia)", escribió.

"Terca e insolente"
Según la información ofrecida por los Archivos Nacionales, Chilver era "terca e insolente, pero con una moral muy sólida".


El mito de la femme fatale que desarma hasta a los más preparados es cierto.
Obtuvo una compensación por parte de la Unión Soviética debido al robo de objetos que estaban en la casa de su familia en Letonia. Con ese dinero, creó una organización de protección a los animales en el país.

Chilver vivió en el Valle de Wye, en la frontera entre Inglaterra y Gales, con su amigo de toda la vida, Jean Felgate, quien también fue un agente de inteligencia.

Murió el 5 de noviembre de 2007.

Su archivo es uno de los 3.300 documentos de inteligencia pertenecientes a la II Guerra Mundial que, por primera vez, pueden consultarse en el sitio web de los Archivos Nacionales.

Hasta el momento, únicamente habían estado disponibles en las salas de lectura en la sede de la organización ubicada en Kew, una zona hacia el suroeste de Londres.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/10/140926_fifi_agente_seductora_finde_kv
 

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Invasión soviética de Polonia: la puñalada de Stalin

Mientras las fuerzas polacas se concentran en ralentizar el avance alemán, intentando resistir a una esperada ofensiva franco-británica, El Ejército Rojo invade a la desprevenida y desconcertada Polonia por el este, sin encontrar apenas resistencia

ARCHIVO
Un carro ligero soviético T-26, junto a una columna motorizada de la ‘Wehrmacht’, en Polonia, en septiembre de 1939

El 17 de septiembre, el Ejército Rojo invadía la Polonia Oriental. Se cumplían así las cláusulas secretas del Pacto Molotov-Ribbentrop, que suponían la participación de la URSS en la guerra y un nuevo reparto de Polonia.

Los blindados del Ejército Rojo avanzaban dentro del territorio polaco para “proteger a la fraternal población de Ucrania y Bielorrusia”, agrupados en dos frentes: el Ucraniano y el Bielorruso, con gran cantidad de carros, vehículos e infantería.

La sorpresa de los polacos es total. En ese momento, sus tropas luchan a la desesperada en un intento de realizar un último plan defensivo contra los ejércitos del Reich, el Saliente Rumano, consistente en retirar todas las tropas posibles a la zona fronteriza con Hungría y Rumanía y resistir hasta el ―todavía esperado― ataque de Francia y el Reino Unido. La lucha sigue siendo muy intensa, pero ya no son unidades cohesionadas las que ofrecen resistencia, sino restos de divisiones y brigadas que, aisladas, combaten para escapar al cerco de lasdivisiones alemanas y poder así unirse al resto de los ejércitos polacos.

Con todas las tropas comprometidas en la lucha contra los alemanes, sólo quedan para defender la frontera las unidades del KOP, algunas de la Defensa Territorial y restos de las tropas regulares en retirada. El Estado Mayor polaco, impotente ante esta nueva situación, abandona el ya inviable plan del Saliente Rumano y ordena no combatir a las fuerzas soviéticas, para concentrar todos los esfuerzos en que las unidades que todavía luchan contra los alemanes logren escapar hacia las fronteras de Rumanía y Hungría, y pasar de estos países a Francia o el Reino Unido y así poder proseguir la lucha.

Sin embargo, y en medio de la confusión reinante, muchas unidades resisten al nuevo invasor. No se dan combates de la magnitud de los que se han producido o se siguen produciendo contra los alemanes, pero alrededor de ciudades como Vilna o Grodno hay duros enfrentamientos.

La guerra, tanto contra los alemanes como contra los soviéticos, proseguirá hasta el 6 de octubre; pero la suerte está echada. Los núcleos aislados de resistencia van capitulando poco a poco... Aunque derrotados en el combate, los polacos se negarán a firmar tratado de paz alguno.
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U-Boot VIIC: El lobo de la manada

A pesar de haberse construido cerca de medio millar de unidades, sólo queda un superviviente de esta «estirpe» de sumergibles

Sir Winston Churchill una vez escribió: «La única cosa que realmente me asusto durante la guerra fue el peligro de los u-boot». No se puede sintetizar de mejor manera la importancia de la Batalla del Atlántico, y lo cerca que la Kriegsmarine estuvo de tener contra las cuerdas a Gran Bretaña. El caballo de batalla de la marina alemana fue el submarino de ataque tipo VIIC. Era la clase más numerosa, con 577 puestos en servicio de 1940 a 1945, y fue testigo de los «Tiempos Felices», en los que, a pesar de su corta autonomía de 6.500 millas náuticas y junto a sus hermanos mayores los submarinos oceánicos tipo IX, campeaba por los mares de todo el mundo.
En 1942, los alemanes hundían tanto tonelaje de la marina mercante como la inmensa capacidad industrial norteamericana era capaz de producir y botar. La táctica de la “Manada de lobos” fue concebida por el almirante Karl Dönitz, basándose en sus experiencias como comandante de submarino en la Gran Guerra, y con ella los tipo VIIC fueron la pesadilla de los convoyes mercantes desde 1939 hasta el fatídico 1943, en los que la balanza se inclinó definitivamente del lado de los aliados. Las costas españolas fueron testigo de numerosos combates. Uno de estos submarinos, el «U-573» tras su internamiento en Cartagena y posterior venta, prestó servicio en la armada española como el «G7» (o S01) hasta el año 1970. A pesar de su antaño gran número, en la actualidad sólo existe un superviviente de su estirpe, el «U-995», en Laboe, muy cerca de Kiel. Si tienen ocasión, no dejen de visitarlo. Y crean a Sir Winston, aún hoy, su silueta gris plomo les asustará.
Desplazamiento: 817 Tm
Eslora: 67,1 m
Manga: 6,2 m
Calado: 4,74 m
Propulsión: Dos motores diesel M.A.N./Germaniawerf sobrealimentados de 6 cilindros y 3.200 H.P. totales
Velocidad: - 17,7 nudos, en superficie - 7,6 nudos, sumergido
Armamento: 5 tubos lanzatorpedos de 21 pulgadas (4 a proa y 1 a popa)
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Desert Rats», la 7ª División Acorazada británica

El nombre se debe a un dibujo hecho por la esposa de su comandante


Las Ratas del Desierto comenzaron a labrarse su merecida fama en la campaña contra las fuerzas italianas que habían entrado en Egipto a principios de 1941. Sobreimpreso, el símbolo de la unidad
El 27 de septiembre de 1938, mientras la crisis de los Sudetes amenazaba con arrastrar a Europa a una nueva guerra, llegó a Egipto el general Sir Percy Hobart, uno de los mayores expertos británicos en la guerra acorazada, con la misión de reunir las unidades blindadas y de caballería acantonadas en ese país en una formación de combate eficiente, la Mobile Division Egypt, que pudiera defender el vital Canal de Suez en caso de guerra. Bajo su hábil dirección, la unidad se entrenó concienzudamente para adaptarse al exigente entorno del desierto, aprendiendo a moverse y combatir en él.
Cuando, un año más tarde, estalló la guerra, la división se trasladó a Mersa Matruh, cerca de la frontera con Libia, para hacer frente a un posible ataque italiano, y el 16 de febrero de 1940 se convirtió en la 7th Armoured Division. Como emblema, la nueva unidad escogió al jerbo (un roedor que se desplaza por el desierto saltando sobre sus patas traseras), inspirándose en un dibujo que la esposa del nuevo comandante, general Sir Michael OŽMoore Creagh, había hecho durante una visita al zoo de El Cairo. A sus miembros les gustó el jerbo y adoptaron para sí mismos el apodo de Desert Rats. La división estaba organizada en dos brigadas acorazadas, la 7 th Armoured Brigade y la 4 th Armoured Brigade, cada una con dos (luego tres) regimientos equipados con carros ligeros Mark VI y carros de crucero A-9, A-10 y A-13, apoyadas por el Support Group, compuesto por dos regimientos de artillería con cañones de campaña de 25 libras, y dos batallones de infantería motorizada. El 11 de Húsares, con coches blindados, se ocupaba de las labores de reconocimiento.
Cuando Italia entró en guerra al lado de Alemania, el 10 de junio de 1940, las Ratas del Desierto constituían la principal defensa de Egipto. Los italianos atacaron con una fuerza muy numerosa, más de 215.000 soldados, pero apenas motorizada, lo que la hacía muy vulnerable a las ágiles columnas británicas. Las fuerzas del Mussolini, después de avanzar hasta Sidi Barrani, decidieron establecerse en una serie de posiciones defensivas a la espera de reunir los medios necesarios para continuar su lento progreso. Contra ellas desencadenaron los británicos, el 9 de diciembre, la Operación Compass (Brújula). Explotando su superior movilidad, la 7ª División Acorazada, acompañada por la 4ª División India (sustituida poco después por la 6ª División Australiana), fue destruyendo, una a una y por sorpresa, todas las posiciones enemigas. Los italianos, presas de pánico, iniciaron una precipitada retirada a lo largo de la carretera de la costa, abandonando toda Cirenaica. Las unidades acorazadas británicas se lanzaron en su persecución a través del desierto hasta cortarles la retirada en Beda Fomm el 5 de febrero de 1941. Durante dos días, los italianos trataron por todos los medios de atravesar las posiciones enemigas para continuar su retirada. Cuando sus esfuerzos fracasaron, no les quedó más remedio que rendirse. Sería el mayor triunfo de las Ratas del Desierto en toda su carrera. En conjunto, los británicos hicieron 130.000 prisioneros y capturaron una ingente cantidad de material a costa de menos de 500 muertos.
La posterior llegada del Afrika Korps alemán puso las cosas más dificiles a la 7ª División Acorazada, que continuó sirviendo en el Norte de África hasta el victorioso final de la campaña en mayo de 1943. En septiembre, desembarcó en Salerno (sur de Italia) y, a los dos meses, se trasladó a Gran Bretaña con vistas a la invasión de Normandía. Después de tomar parte en la liberación de Francia, Bélgica y Holanda, avanzó a través de Alemania hasta alcanzar Hamburgo.
A lo largo de la contienda, la organización y composición de la división fue variando. Sus dos brigadas originales se independizaron, aunque siguieron conservando el emblema del jerbo y el apodo de Desert Rats. La 7th Armoured Brigade, destinada a finales de 1941 a Birmania, no pudo evitar su conquista por los japoneses. Posteriormente sería trasladada a Italia, donde combatió hasta el final de la guerra. La 4th Armoured Brigade, separada de la división al final de la campaña africana, sirvió en Sicilia, en la Italia peninsular y en el noroeste de Europa.
Fue la división acorazada más exitosa del ejército británico y sus tradiciones han perdurado hasta nuestros días. Las Ratas del Desierto volvieron por última vez a combatir en su elemento en 2003, cuando la 7th Armoured Brigade tomó parte en la invasión de Irak.
ABC.ES
 

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El hijo de Stalin




El hijo de Stalin, Yakov Dzhugashvili, capturado por los alemanes en 1941

Adolf Hitler y el Papa Pio XII




Adolf Hitler en una reunión con el Papa Pío XII. Fotografía tomada en 1939.

Reflectores sobre el Peñón de Gibraltar de 1942




Cuando se inició la Segunda Guerra Mundial todo el peñón fue dotado de armas antiaéreas ante el surgimiento del avión como arma más eficaz. Entre estas piezas colocaron dos cañones de 37 milímetros, las más grandes en la colonia.

Soldados alemanes reaccionan a las imágenes de los campos de concentración



La imagen muestra los rostros de los prisioneros de guerra alemanes, capturados por los estadounidenses, viendo una película sobre un campo de concentración. Este acto forzado trajo a los alemanes la visión de los peores trabajos del Tercer Reich
fuente: varias
 

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Recuerdos de la guerra fría

El fotógrafo holandés Martin Roemers pasó más de una década viajando por toda Europa para fotografiar edificios y estructuras que tuvieron una utilidad durante la Guerra Fría en la segunda mitad del siglo XX, cuando el Viejo Continente estaba dividido en dos. En la imagen, una estación de interceptación de comunicaciones de EE.UU. en Berlín, Alemania. (Todas las imágenes son cortesía de Martin Roemers - www.martinroemers.com)


Roemer recogió la imágenes en el libro “Reliquias de la Guerra Fría”, en el que se pueden ver los cuarteles, búnkeres, instalaciones nucleares, túneles y otros lugares que visitó y que desde hace décadas están abandonados. En la imagen, un almacén en un refugio nuclear de Alemania del Oeste.



Algunos de los lugares que fotografió están en la actualidad abiertos al público. Para acceder a otros, tuvo que averiguar quién es el propietario, ya que algunos están en manos públicas y otros son de propiedad privada. En la imagen, un búnker en el Mar Báltico en Letonia.



Según Roemers, muchas de estas estructuras han permanecido intactas por estar en lugares remotos. El fotógrafo explica que no han sido demolidas porque eso resultaría más caro que dejarlas tal y como están. En la imagen, una sala de control en un búnker de Alemania del Este.



Roemers lleva dedicándose a la fotografía desde hace más de 20 años. Varios de los proyectos que ha elaborado en este tiempo, como el de “Reliquias de la Guerra Fría”, se basan en las consecuencias de la guerra y los conflictos armados, según cuenta. En la imagen, un almacén de armamento nuclear en Polonia.



“Crecí durante la Guerra Fría y era un tema que nos enseñaron en la escuela y que se discutía en casa. No había manera de evitar conocer los detalles de ese conflicto”, explica Roemers sobre el origen de su interés por fotografiar estos edificios. En la imagen, instalaciones de una base de la Fuerza Aérea soviética en territorio de Alemania.



“Fue un conflicto en el que no hubo enfrentamientos armados pero cada bando construyó sus estructuras de defensa y eso es lo que quería fotografiar”, señala el fotógrafo. En la imagen, un hospital militar soviético en Alemania.



Para este proyecto Martin Roemers visitó diez países durante un periodo de 11 años. “Lo más difícil fue encontrar los lugares, ya que no eran muy conocidos, por lo que tuve que hacer mucho trabajo de investigación”. En la imagen, prisión de la Stasi en Alemania.



“Quería mostrar el impacto que puede tener sobre el paisaje y la arquitectura un conflicto como la Guerra Fría”, explica Roemers. En la imagen, un refugio nuclear en Holanda.



Roemers cree que es “curioso fue ver cómo ambos bandos construyeron estructuras muy similares fruto de los mismos temores”.
”Vistas con la perspectiva del tiempo, son estructuras muy extrañas, muchas de las cuales por suerte nunca llegaron a desempeñar su función”, apunta. En la imagen, una antigua base de submarinos soviéticos en el Mar Negro.



Roemers cree que en Europa cada vez hay más fascinación por las reliquias de la Guerra Fría, porque “transmiten la atmósfera en la que se debía vivir en aquella época, lo que permite hacerse una idea del conflicto”. Las imágenes de Roemers pudieron verse recientemente en una exposición en la galería Anastasia Photo de Nueva York. En la imagen, un tanque soviético en Alemania.


friki.net
 

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Honran a una enfermera checa por matar nazis contagiándoles enfermedades de transmision sexual

Una enfermera checa, de nombre desconocido, ha sido homenajeada en su país por el radical método que empleó para acabar con los nazis que invadieron su ciudad, Trebon, en la década de los 1930: se acostaba con ellos para contagiarles infecciones de transmisión sexual (como la sífilis), que acabarían matándoles, informa 'International Business Times'.
Se cree que la mujer, que trabajaba en un hospital local, decidió comenzar a desarrollar su plan después de ser violada por un soldado nazi tras la ocupación de 1938. Al principio, la enfermera fue rechazada por su comunidad por acostarse con los invasores, pero cuando los soldados nazis empezaron a desparecer o morir se dieron cuenta de su astuto plan.
http://actualidad.rt.com/ultima_hora/view/143189-enfermera-checa-nazis-transmitir-its
 

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Un manual sobre los nazis para los británicos se convierte en superventas en Alemania

Un manual sobre los nazis titulado 'Instrucciones para los soldados británicos en Alemania', que fue publicado por primera vez en 1944, se ha convertido en el cuarto libro más vendido en Alemania, informa 'Daily Mail'.

El libro está lleno de advertencias para los militares británicos: "En sus mujeres no se puede confiar, luchan por controlar sus sentimientos, pero pueden montar en cólera si las cosas van mal. Sin embargo, también preparan unas salchichas excelentes y su cerveza es una de las más agradables de Europa
http://actualidad.rt.com/ultima_hora/view/143220-manual-nazis-britanicos-best-seller-alemania
 

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Recuperan restos de los alemanes caídos en la batalla a las puertas de Berlín


  • se enfrentaron con poco más 112.000 soldados alemanes del 9.º Ejército en las llamadas 'Puertas de Berlín'.

    El número de soldados rusos que murieron en esa batalla se estima en unos 20.000, mientras que de la parte alemana, fallecieron unos 12.000 efectivos. Hasta ahora muchos de los soldados alemanes que murieron en la batalla permanecieron casi 70 años en el lugar enterrados profundamente en el barro y la tierra, según publicó el diario 'The Daily Mail'.

    Para el 23 de abril de 1945, la capital alemana estaba completamente rodeada y la Batalla de Berlín entró en su etapa final. Esa batalla se convirtió en la operación más famosa del mariscal Zhúkov. Para el 2 de mayo la resistencia se rompió y se declaró fin a las operaciones militares dentro de la ciudad.

    La tarea principal de las tropas soviéticas, tras liberar sus territorios, fue conseguir una completa derrota del Reich y del fascismo. Según las memorias de Zhúkov: "Luchábamos por Berlín a muerte. (...) Todos recobraron el ánimo para poder realizar un acto muy importante: alzar la Bandera de la Victoria en Berlín".

    El 9 de mayo de 1945, a las 0:43 (hora de Moscú), el mariscal de campo Wilhelm Keitel firmó el acta de capitulación que fue entregada a Zhúkov, con lo que la Gran Guerra Patria y la guerra en Europa habían finalizado.

    La Asociación para la Recuperación de los Caídos, compuesta de voluntarios procedentes de Alemania, Rusia, Ucrania, Países Bajos y Suiza, fue fundada en 1992, y cuenta con unos 200 miembros.

    "Estamos buscando a los muertos sin nombre que yacen sin piedras conmemorativas en las fosas comunes de la guerra ni fueron enterrados en ningún lugar como individuos y son considerados como desaparecidos", destaca la página web de la asociación.

    Texto completo en: http://actualidad.rt.com/cultura/view/142307-restos-alemania-muertos-rusia-batalla-seelow
 

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El ataque del «U47» a Scapa Flow
La acción llevada a cabo por Günther Prien, forzando las defensas de la principal base naval británica y hundiendo a uno de sus mejores acorazados, se consideró en Londres que se había llevado a cabo gracias a una «quinta columna» y una red de espías nazis


El 14 de octubre de 1939, a las 01:30 horas el submarino alemán «U47» al mando del teniente de navío Günther Prien torpedeaba al «HMS Royal Oak», tras forzar las defensas de Scapa Flow, la base naval británica en las Orcadas, en una de las acciones más espectaculares y osadas de la guerra submarina y naval de la Segunda Guerra Mundial. Scapa Flow era uno de los más importantes símbolos del poderío de la marina de Gran Bretaña, y durante la Primera Guerra Mundial había sido la base de la Grand Fleet de la Royal Navy, que desde allí había partido para combatir a la Kriegsmarine en la batalla de Jutlandia. Tras el fin de la Gran Guerra, Scapa Flow fue testigo de la forzada entrega y posterior barrenamiento de las unidades de superficie de la marina de guerra del Kaiser.
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Scapa Flow, fue elegida de nuevo como la principal base de la Royal Navy, con sus defensas tenidas por formidables y la vigilancia de su perímetro, constante. Sin embargo, en lo que se conocería posteriormente por los británicos como el Sábado Negro, Prien, tras navegar por el estrecho de Kirk, forzó la entrada a la rada, navegando en superficie, para evitar las medidas antisubmarinas, y pasó desapercibido entre la maraña de buques que formaban la muralla protectora de la base. Superó así las que se demostraron posteriormente escasas y desatendidas medidas defensivas.
El «U47» divisó su presa, un acorazado que fue tomado inicialmente por el más moderno «HMS Repulse», disparando contra él una primera andanada de torpedos, de los cuales sólo uno alcanzó al «HMS Royal Oak», produciéndole pocos daños. A pesar de este primer ataque, no cundió la alarma en la base por ataque enemigo, pues incapaces de concebir una acción de combate en un lugar tan protegido, los mandos consideraron que se trataba de una explosión interna. Prien, entre tanto, recargó tubos y lanzó una nueva salva de torpedos contra el mismo objetivo: dos de ellos dieron de lleno en el blanco produciendo el hundimiento del buque, con prácticamente toda su tripulación a bordo, en menos de quince minutos.
Tan sigilosamente como había entrado en la rada, el «U47» logró abandonarla, regresando sin mayor problema a su base en Wilhelmshaven, donde Prien y su tripulación fueron recibidos como héroes, recibimiento que se hizo extensivo a toda Alemania, catapultando a Prien a la categoría de mito y héroe nacional. En Gran Bretaña, el hundimiento del «HMS Royal Oak» ―que había participado en las patrullas navales del Comité de No Intervención en aguas españolas durante la Guerra Civil― produjo una profunda conmoción, amplificando los temores sobre la posible presencia de una quinta columna en las islas británicas, con el apoyo de una sólida red de espías nazis, que parecía confirmarse con las sospechas de sabotaje en la acción de Prien. Confiados en la supuesta inexpugnabilidad de Scapa Flow, se pensó inicialmente en el Almirantazgo (entonces dirigido por Winston Churchill) que era imposible que se hubiese realizado tal arriesgada operación sin ayuda desde tierra, aunque el posterior análisis detallado de todas las circunstancias por parte de los servicios de inteligencia británicos y por las propias autoridades de marina condujo a la conclusión de que una sucesión de fallos en la organización de las defensas de la base era la única causa de la hazaña realizada por el «U47».
Prien y su tripulación perecerían en acción de combate en marzo de 1941, si bien su muerte, al igual que su acción de Scapa Flow, aún daría pie para alimentar mitos y leyendas sobre la Segunda Guerra Mundial.
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