El presidente Trump anuncia el plan de EE.UU. de fabricar más bombarderos furtivos B-2 Spirit tras los ataques a Irán.
El presidente Donald Trump informó a las tropas estadounidenses el 27 de noviembre de 2025 que su administración había autorizado la compra de bombarderos furtivos B-2 Spirit adicionales. Esta decisión subraya un cambio estratégico que mantiene a los aviones furtivos de largo alcance como un elemento central de la planificación de disuasión estadounidense.
La flota de bombarderos B-2A Spirit, aunque limitada a 19 aeronaves, constituye un elemento desproporcionadamente poderoso de la capacidad de ataque global de Estados Unidos, especialmente donde el sigilo y la precisión son primordiales. Según el informe Military Balance 2025 del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), estas aeronaves son operadas principalmente por el 509.º Ala de Bombardeo y el 131.º Ala de Bombardeo de la Guardia Nacional Aérea de Missouri en la Base Aérea Whiteman.
El llamado del presidente estadounidense Trump para aumentar la flota de B-2 probablemente indica un reajuste temporal en la estrategia de adquisición de bombarderos estadounidenses. La Fuerza Aérea estadounidense se había estado preparando para una transición gradual al B-21 Raider, otra plataforma furtiva en desarrollo por Northrop Grumman, cuyas entregas se esperaban para 2027. Sin embargo, fuentes de defensa familiarizadas con la planificación interna indican que los retrasos en la producción del B-21 y la urgente necesidad de plataformas de alta capacidad de supervivencia han acelerado las consideraciones para reactivar o expandir la producción del B-2.
Expertos de la industria sugieren que dicha expansión requeriría la remanufactura de fuselajes almacenados o un reinicio limitado del ensamblaje del B-2 utilizando tecnologías adaptadas. La línea de producción original, cerrada a finales de la década de 1990 tras construir solo 21 aviones, requeriría una reestructuración exhaustiva, incluyendo la reactivación de cadenas de suministro especializadas para recubrimientos furtivos, aviónica y componentes estructurales.
A pesar del elevado coste operativo del B-2, estimado en más de 120.000 dólares (110.000 euros) por hora de vuelo, su rendimiento en el campo de batalla ha revalidado su utilidad estratégica. En el cambiante entorno de amenazas, marcado por el expansionismo ruso y las capacidades A2/AD chinas, las plataformas furtivas de largo alcance siguen siendo una herramienta poco común e indispensable en el arsenal estadounidense. Los analistas señalan que la capacidad del B-2 para llevar a cabo misiones nucleares y convencionales sin permiso de sobrevuelo ni base avanzada le confiere un valor disuasorio único, especialmente en entornos políticamente restringidos.
U.S. President Trump announced on November 27, 2025, that the U.S. will buy more B-2 stealth bombers after their role in strikes on Iranian nuclear sites.
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