Dicho de forma sintética:
1) La prioridad principal del gobierno es reducir el Estado, ordenar la macro y bajar los impuestos
2) A diferencia de otras áreas del Estado, el gobierno considera a Defensa como un área esencial a recuperar, no a eliminar. Pero siempre supeditado al punto 1)
3) Es se esperar que Defensa vaya ganando peso en asignación presupuestaria dentro de la masa del presupuesto total (gasto defensa/gasto total), pero también hay que considerar que la masa presupuestaria total debería ir reduciéndose ya que la propiedad es reducir el gasto público. En consecuencia es lógico que en el corto plazo no haya un aumento significativo de defensa medido a nivel real.
4) A largo plazo el presupuesto debería aumentar paulatinamente a medida que el crecimiento del PBI vaya compensando (o incluso superando) la reducción presupuestaria (medida como % del PBI), pero va a ser algo paulatino de largo plazo
5) Todo podría cambiar si cambia el gobierno
Interesante. Me parece una síntesis correcta sobre la intención de las políticas públicas de la actual presidencia.
Para mí, algunas observaciones.
1. Binomio Seguridad y Defensa.
La primera, hablaría de un binomio de Seguridad/Defensa. Que eventualmente aumente la proporción sobre el gasto total del binomio Seguridad/Defensa no implica necesariamente que ambos crezcan por igual. Defensa bien podría sostener su tendencia decreciente.
Me parece que las tendencias observadas en materia de salarios ejemplifica esto.
2. Creciente carga de la deuda pública
La segunda, lo que ya parece evidente es que las partidas que más crecerán tanto en magnitud como en proporción del gasto total son las vinculadas a deuda pública. Improbable que el binomio Seguridad/Defensa quede al margen de esa tendencia.
3. Relación entre crecimiento del PBI y reducción del gasto público
La tercera, si el primer punto es valido -reducir el gasto público-, entonces el cuarto punto se vuelve irrelevante. Incluso suponiendo que el PBI crezca vigorosamente -aún incierto-, lo que debiéramos observar es que el peso total de la Administración Pública tenderá a ser decreciente en relación a ese PBI. Ninguna partida individual compensará esa tendencia general, porque forma parte de esa totalidad. La excepción, probablemente, sea la deuda pública.
Además, en el caso particular de Defensa, esta el agravante de que a nivel mundial los sistemas de armas tradicionalmente sufre de una inflación sectorial -por decirlo brevemente- mayor que la general y por arriba de cualquier crecimiento económico.
4. Tensión entre reasignaciones presupuestarias y reducción estructural.
La cuarta. Algunos estiman que el dinero que se quita a una partida se podría llegar a reasignar a otra partida (por ejemplo, que el ajuste en Seguridad Social se utilice para reforzar el binomio Seguridad/Defensa), pero eso tensiona con el primer punto, la premisa fundamental de recortar el gasto público. Si bien pueden darse reasignaciones puntuales y temporarias, la tendencia general dicta que todo ahorro en una partida debe contribuir a la reducción global del gasto público y, con suerte, gracias a ello bajar impuestos.
Por lo tanto, si una partida gana peso relativo no necesariamente es porque recibe más fondos, sino porque las demás se reducen en mayor magnitud. La única excepción probablemente sea la deuda pública.
Para finalizar, una aclaración. No utilizo el término Estado ya que es más apropiado hablar de Administración Pública. El Estado es bastante más que el gobierno y su estructura.