Es evidente que lo que quiere Rusia son “estados tapón” o, en un sentido más moderno, “territorios tapón”. Es exactamente lo que plantean.
Territorios razonablemente desmilitarizados y con ejercicios de baja intensidad (evitar a toda costa lo que sucede en Corea, por ejemplo) que le garanticen a Moscú profundidad estratégica y capacidad de respuesta como garantia de su seguridad.
Esto incluiría su deseo de retomar los encuentros de transparencia y coordinación entre la OTAN y Rusia suspendidos años atrás.
Discusión que, desde la perspectiva rusa al menos, no se circunscribe estrictamente a Ucrania, sino a todo el “territorio tapón” de Europa del Este.
Es Occidente el que quiere circunscribir el conflicto a Ucrania (eso surge de sus declaraciones) pero Rusia hace un reclamo más amplio.
Ucrania tiene un capítulo muy importante y delicado porque en una parte de ese país existiría un territorio esencialmente ruso en términos históricos, económicos, culturales y sociales, por no incluir lo político también. Guardando las distancias de las escalas, tenemos el antecedente de Georgia.
Por más de que sea lo que denuncia Occidente, no se evidencia que Rusia quiera expandirse a territorios no rusofilos. No tendría sentido.
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