Fotos de la Fuerza Aérea Argentina


No te lo puedo asegurar 100 % pero aterrizo el H-81 ese dia y tengo el vídeo después de unas horas del despegue


Saludos
 
es tan confuso todo lo que envuelve a los Bell, hasta un simple video
la gente que se ve que está mirando también se la nota confundida
 

michelun

Co-laborador ZM
Miembro del Staff
Moderador
Parece Mendoza pero las fechas??

Excelentes aportes

Saludos

La del Spit, creo que es Palomar.
Fines de los 40.
La de los B-57, si es Mza. Años 60 cuando la USAF tenía destinados aviones en forma permanente en el país.
Las últimas dos, creo que son del año 67, en EZE.
 
Si. Creo que fue por espacio de dos años.

La nota...

http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/argentina/aviones-norteamericanos-en-mendoza.htm


Alrededor de 150 hombres de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos ocupan, en exclusividad, un sector de la base militar en Mendoza. Aviones supersónicos parten todas las mañanas hacia Miami y Panamá y regresan antes de caer el día. Oficialmente, realizan estudios meteorológicos

-¡No puede ser! ¡No puede ser que no se sepa. . . !
Ninguna de las personas entrevistadas por SIETE DIAS podía creer que se ignorara en el resto del país la presencia en Mendoza de una misión permanente de la United States Air Force.
Todos los días, al anochecer y hasta pasada la medianoche, decenas de norteamericanos transitan plácidamente las principales calles de la capital de Mendoza. Así pues, al cabo de tres años, el mendocino se acostumbró a su presencia. Taxistas, mozos de bar, comerciantes, estudiantes, todos los miran con indiferencia, a veces con amabilidad. "Los aviadores y soldados de la USAF son ya tan conocidos como el Cerro de la Gloria", se bromea.
Sin embargo, cuando SIETE DIAS incursionó en la opinión mendocina, encontró que todos sospechan de los norteamericanos: "Vaya a saberse lo que están haciendo aquí. Ellos dicen que estudian meteorología ..." La mayoría de los entrevistados evitó dar su nombre y otros simplemente se negaron a hacer declaraciones. Por eso, los enviados de este semanario debieron, a menudo, ocultar su identidad para obtener detalles de la labor de esa misión militar. Hasta las autoridades de la base de la IV brigada aérea fueron esquivas al hacer declaraciones y remitieron a los redactores al Comando en Jefe de la Aeronáutica, en Buenos Aires.

A PUERTAS CERRADAS
La misión norteamericana ocupa tres hangares —uno de ellos de moderna construcción— en el sector noroeste del aeropuerto internacional de El Plumerillo, a unos 7 kilómetros de la ciudad de Mendoza. El acceso se logra por un camino de tierra cubierto con alfalfa seca, al que se llega por la nueva autopista que conectará con la ruta 40, a San Juan. Para entrar es necesario franquear una tranquera; allí aparecen siete grandes antenas disimuladas por los álamos que circundan el sector reservado para la USAF.
Según un piloto argentino, quien pidió que se reservara su identidad, el grupo USAF comparte los terrenos de la IV brigada de la Fuerza Aérea Argentina y utiliza los hangares e instalaciones que le fueron adjudicados con carácter de exclusividad.
Pero, ¿la misión militar norteamericana levantó edificios propios? Respondió afirmativamente: "En particular, instalaciones destinadas al mantenimiento y equipos para control de sus aviones, que tienen características y performances muy especiales".
Al mencionársele versiones sobre la existencia de un radiofaro instalado por la misión de la USAF y de uso exclusivo, dijo que los norteamericanos "tienen innumerables equipos de apoyo terrestre para la aeronavegación, los cuales, debido su especialización y características de equipamiento de los aviones que utilizan, no sirven para las máquinas argentinas".
Las instalaciones utilizadas por los estadounidenses fueron ocupadas en cumplimiento de un convenio firmado entre la aviación militar argentina y la norteamericana, en 1965, cuando era comandante en jefe el brigadier Conrado Armanini; intervino también el ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, cuya cartera ejercía Miguel Ángel Zavala Ortiz.
SIETE DIAS recorrió el perímetro del aeropuerto y también un sector —el único posible— de la base norteamericana; no advirtió la presencia de ninguna bandera del país del norte. Sin embargo, el piloto entrevistado aseguró que el personal argentino tiene restringido el acceso al sector del grupo USAF y que existen zonas cuya entrada está terminantemente prohibida a toda persona que no integre la misión norteamericana. Esta prohibición también incluye a los militares argentinos.
La misión norteamericana utiliza para su labor aviones de reconocimiento a gran altura denominados RB-57-D modificado. Existen dos aparatos en Mendoza y salen todas las mañanas con destino a Miami y Panamá; regresan por la tarde después de 9 horas de vuelo. El Jane's Air Craft Book —publicación anual que contiene las novedades aeronáuticas de todos los países en lo referente a nuevos modelos— informa que esa máquina tiene dos turbinas de 10 mil libras de empuje (4.536 kg), fabricadas por Pratt y Whitney, en Gran Bretaña. La distancia entre alas es de 32,31 metros y puede ser modificada, según el uso.
También operan en la base de la USAF aviones de trasporte que cargan material especial para uso de la misión. El programa —según el piloto entrevistado— se denomina Picada Rápida; y agregó: "Se dice que los vuelos del programa fueron contratados para efectuar relevamientos aerofotogramétricos y exploración de minerales radiactivos".
Aparentemente, los norteamericanos no ocultan sus actividades, pero extrañamente siempre emprenden sus vuelos carreteando la pista de sur a norte. A nivel popular se dice que "levantan vuelo hacia esa zona para evitar que se los vea desde la ciudad".
El sábado 17, SIETE DIAS se instaló en el bar del aeropuerto y observó —después de prolongada espera— la llegada de un avión carguero C-124, el más grande trasporte del mundo, matrícula 40639; empujado por sus cuatro reactores, pasó delante de las plataformas comerciales y militar y se estacionó junto a un par de RB-57-D; enseguida llegaron cinco camiones cisterna con acoplado y conectaron sus mangueras a la máquina. El aparato permaneció no menos de tres días en Mendoza y ninguna información oficial se suministró sobre su llegada y estadía.
Cuando el redactor comentó al taxista Vicente Fernández (50 años, Kaiser Carabela patente 476) la presencia de la máquina, el taxista respondió: "Sí, de día no descargan nada; pero de noche . . .". Y, en efecto, se pudo averiguar que del poderoso C-124 fueron descargados —esa noche— varios vehículos y llevados directamente a los hangares de la base de la USAF. En esos vehículos venía "gran cantidad de equipamiento para el grupo norteamericano", según información extraoficial.
Un suboficial de la Fuerza Aérea Argentina, quien también quiso mantener el anonimato, dijo que "todo lo que hacen los norteamericanos es muy raro", y si bien no pudo asegurar cuál era la labor que allí desplegaban, recalcó que "oficialmente hacen estudios de meteorología". Aclaró que traen aparatos electrónicos y grandes bultos que permanecen embalados mientras están a la vista. Aseguró que son muchos los argentinos de la IV brigada aérea fastidiados por esa presencia, opinión imposible de confirmar.

QUIENES SON
En la boite Bongo —reducto nocturno de oficiales y suboficiales de la USAF—, en el barrio céntrico de Mendoza, el sargento Eddie J. Olivas, de Oklahoma, relató que la misión está integrada por personal reunido de distintas partes del mundo y que muchos de ellos, aunque todos de la USAF, no se habían visto nunca antes. Contradijo lo averiguado en medios oficiales de la FAA, al asegurar que formaban parte de una "fuerza de auxilio y socorro, dependiente de la ONU y que utilizaban aviones viejos". Seguidamente se interesó por la Argentina y sus gaúchos.
En la base de la United States Air Force en El Plumerillo trabajan entre 130 y 150 estadounidenses, entre oficiales, técnicos, suboficiales y soldados. Ese personal —según el convenio suscripto en 1965— no se encuentra bajo jurisdicción militar argentina y tiene prerrogativas diplomáticas. Permanece 6 meses en Mendoza; algunos han vuelto después de otras misiones.
Los norteamericanos no viven en la base. Los oficiales y algunos técnicos ocupan los departamentos del edificio Kelton, 9 de Julio 1050, y otros se alojan en los hoteles Sussex y Lamicella, en el centro de la capital mendocina; en cambio, los suboficiales y soldados habitan el Motel Demo. Sin embargo, muchos entrevistados sostuvieron que, además, los altos oficiales y técnicos alquilan departamentos y discretos chalecitos de la periferia.
Los militares estadounidenses no usan sus uniformes cuando pasean de noche, por las calles céntricas de Mendoza. No obstante, en un sector disimulado del hotel donde se alojan, SIETE DIAS vio los trajes verde oliva, de fajina, dispuestos en la azotea, secándose al sol. Tampoco participaron oficialmente del acto que se realizó en Mendoza el 17 de agosto último, con motivo del aniversario de la muerte del general San Martín.
Cuando se intentó hablar con alguno de ellos —en una de sus habituales reuniones en la whiskería Silver Club, en la galería Plaza— se mostraron reticentes. Entre sorbo y sorbo de whisky y vodka-cola, solían hablar de sus lugares de origen y bromeaban en el castellano recién aprendido. Cambiaron rápidamente de conversación en cuanto se procuró indagar sobre su labor en Mendoza.

LOS MENDOCINOS
Seguramente son las contradicciones las que despiertan curiosidad en los mendocinos. SIETE DIAS sondeó la opinión popular, entrevistando a un centenar de ellos, y tropezó con un puñado de respuestas parecidas. Estas son las más significativas:
• No se cree que el grupo USAF haga sólo estudios de meteorología.
• Existe una molestia por la presencia de los militares estadounidenses; algunos sostienen que como pagan en dólares y "les cobran cualquier cosa, los comerciantes aprovecharon para aumentar los precios de sus mercaderías".
• Hubo asombro cuando se dijo que, a nivel popular, en Buenos Aires se desconoce la presencia del grupo USAF en Mendoza.
• Coincidencias en sostener que en los últimos meses hubo un incremento en el movimiento de aviones norteamericanos.
En el Hogar y Club Universitarios, en 9 de Julio y Rivadavia, SIETE DIAS entrevistó a varios estudiantes. Un alumno de agronomía, oriundo del sur de la provincia —advirtió que era dirigente, "aunque ahora no hay movimientos estudiantiles"— dijo que nunca se trató en asambleas la presencia de los militares norteamericanos. "Aquí no hay posibilidades de hacer ni decir nada; de dos años a esta parte, esto está lleno de policías y hasta creo que hay agentes de la CIA".
Con otro estudiante, sanjuanino, de 22 años, a punto de terminar sus estudios de medicina, se produjo este diálogo: ¿Se trató alguna vez la presencia de la base de la USAF en alguna asamblea estudiantil? "No. Sólo se conversó a nivel individual porque a algunos les gustan los avioncitos que usan ..." ¿No le inquieta la presencia de los norteamericanos en Mendoza? "Me interesa saber qué es lo que hacen aquí. Me preocupa, como argentino, que un extranjero esté haciendo cosas que sólo él sabe". ¿Qué opinión tiene de los norteamericanos que se encuentran aquí? "Para dejarlos lo mejor posible, diré que se separan del ambiente, haciendo su propia vida, sin ninguna atracción; no se vinculan con nadie porque parece que sólo les interesa pasarla bien. Los veo, eso sí, acompañados por chicas de mala reputación: ellas deben saber más que otros acerca de lo que realmente hacen aquí". ¿Por qué no quiere que publiquemos su nombre? "Mis actividades estudiantiles no me lo permiten; la idiosincrasia del mendocino haría que mis compañeros me creyeran un charlatán y eso no me beneficiaría para nada."
Otros estudiantes entrevistados por SIETE DIAS coincidieron en que se sienten molestos por la presencia norteamericana, pero que "la policía, infiltrada en todos los rincones de la Universidad, impide que el tema se pueda tratar colectivamente. Esto es muy chico, somos todos conocidos, estamos todos fichados. Además también nosotros queremos terminar nuestras carreras".
En cambio Clemente Martín, casado, tres hijos, industrial, fabricante de los frenos Sylvania, no tuvo reparo en dar testimonio de sus observaciones: "Como entusiasta de la aviación —dijo— me interesan los aviones que traen los norteamericanos"; aseguró que ya había visto los B-57-D, muy parecidos a los U 2, en el aeropuerto de Frankfurt, en octubre de 1967. "Últimamente llegó a El Plumerillo el Victory II, de la Real Fuerza Aérea. Dio dos o tres vueltas sobre el aeródromo y aterrizó en forma perfectamente normal. Pero después se dijo que el piloto había roto los frenos. Al día siguiente llegaron técnicos con grandes cajones, en los que traían repuestos y sus guías para armarlos, según escuché." Advirtió, además, que la cantidad de vuelos de la USAF aumenta cuando se anuncia algún experimento atómico francés en el Pacífico. ¿En qué gastan el dinero? "Yo los veo siempre comprando objetos regionales: ponchos, botellas, muñecas de trapo; pero también bebidas fuertes, que consumen mucho."
En la IV brigada aérea de Mendoza, SIETE DIAS dialogó, en la División de Inteligencia, con el comodoro Van Thiessen. El militar manifestó que por razones de dependencia no podía suministrar información, que había que recurrir al Comando en Jefe de la Fuerza Aérea. Sin embargo, después de leer el cuestionario que le fue presentado, dijo que "ésta no es una base militar de los norteamericanos, ya que sólo vienen esporádicamente. Están realizando trabajos meteorológicos; éstos sólo se pueden hacer con aviones especiales y a gran altura". Curiosamente, mientras tanto (a media mañana del martes 20), desembarcaba de un DC 6 de la USAF el general de aviación Henry Müller. Acompañado por otros jefes norteamericanos, hizo una visita de cortesía a la base de Mendoza, según se informó después oficialmente.
En el bar del aeropuerto, en ese mismo momento, se encontraban alrededor de 10 aviadores estadounidenses vestidos con sus trajes verde oliva de vuelo. Tomaban café. Los acompañaban algunos camaradas vestidos de civil, que habían sido vistos por SIETE DIAS en las calles de la ciudad.
El mozo del bar, que los atendía, contestó al comentario provocado por el redactor: "Sí, señor. Yo los quiero mucho... Ellos traen dolarcitos ... ¿Usted tiene dolarcitos?".
 
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