EL CAIRO.- A los manifestantes iraníes que se preguntan cómo deben seguir su protesta, se los alienta a consultar una fuente que ayudó a varias revoluciones no violentas en los países europeos del ex bloque soviético: una guía de cómo derrocar dictaduras, escrita por un académico estadounidense retirado, que no es muy conocido fuera de los círculos activistas.
Pero no hay ninguna duda de que el régimen iraní conoce a Gene Sharp, de 81 años.
Su nombre y las referencias a su libro de 1993 han circulado por todos los sitios web y redes sociales de la oposición. Sharp niega tener alguna relación con la peor ola de protestas de Irán desde la Revolución Islámica de 1979, pero dijo que le agradaría mucho que su obra ayudara a los iraníes a instrumentar una resistencia pacífica. "Cuanto más sepan que existe una alternativa no violenta para la violencia o la sumisión pasiva, tantas más posibilidades tendrán de seguir un curso de acción sensato en vez de hacer cosas estúpidas", declaró.
Hay múltiples referencias al texto seminal de Sharp, De la dictadura a la democracia , en Twitter y otros sitios de Internet. "Parece que los opositores no tienen manera de organizarse. ¿Alguna sugerencia?", decía esta semana un mensaje anónimo en un sitio teñido de verde, el color que Moussavi y sus partidarios adoptaron para su movimiento.
"Estos libros han liberado a millones", decía una respuesta anónima, e indicaba la traducción al farsi de la guía de Sharp y otro manual similar escrito por activistas serbios, quienes afirman haber puesto en práctica las ideas del estadounidense para derrocar a Slobodan Milosevic en 2000.
Sharp dijo que la traducción al farsi de su guía fue descargada miles de veces del sitio del centro de Boston que él mismo fundó en 1983 con el objetivo de estudiar la resistencia no violenta, la Institución Albert Einstein.
Sharp, quien ocupó un cargo de investigador en la Universidad de Harvard durante casi 30 años, originalmente escribió su guía para los disidentes de Burma que habían emprendido una lucha contra el gobierno desde la jungla. Más tarde llegó a los activistas de Europa del Este, donde fue citada durante la Revolución de las Rosas, en Georgia, y en la Revolución Naranja en Ucrania a principios de esta década.
El libro, de alrededor de 80 páginas, consigna 198 métodos no violentos que los manifestantes pueden usar para presionar a regímenes y que van desde la adopción de colores simbólicos hasta las huelgas masivas. Los métodos menos convencionales son la escritura de leyendas en el cielo y "desvestirse en señal de protesta".
"El uso de un número considerable de estos métodos, aplicados de manera persistente y en gran escala probablemente cause graves problemas a cualquier régimen ilegítimo", advierte la guía.
No sólo manifestaciones
Sharp y otros expertos en resistencia pacífica dicen que los disidentes iraníes deben diversificar sus métodos y no insistir sólo con las manifestaciones callejeras. "Si este movimiento se define como una manifestación callejera contra la policía que puede o no responder con violencia, entonces la oposición perderá", dijo Pete Ackerman, creador del Centro Internacional de Conflicto no Violento.
Srdja Popovic, uno de los fundadores de la resistencia estudiantil serbia, dijo que los disidentes iraníes deben prepararse para un camino largo y difícil e idear tácticas de "bajo riesgo". Señaló las convocatorias en Twitter que piden a los manifestantes que enciendan las luces de los autos frente a las fuerzas de seguridad, con el Corán en la mano, y las califica como un buen comienzo, pero subrayó que deben hacer mucho más. Elogió algunas tácticas de protesta de los iraníes: vestirse de verde -el color simbólico del islam- y corear eslóganes de la Revolución Islámica de 1979.
La negativa de las fuerzas de seguridad a reprimir a los manifestantes fue esencial para el éxito de las revoluciones de Ucrania y Georgia, pero la cohesión y las duras tácticas de las fuerzas de seguridad iraníes plantearon dudas sobre el futuro del "movimiento verde" de Moussavi.
El analista Soso Tsintadze, de Georgia, donde los manifestantes obligaron al presidente Eduard Shevardnadze a renunciar, en 2003, también se mostró pesimista. "Los líderes iraníes no son Shevardnadze, cuyo poder era realmente débil", dijo Tsintadze. "Son gente fuerte que controla la situación, y el ejército no se ha rebelado, mientras que en el caso de Shevardnadze el amotinamiento militar fue un elemento crucial."
Lech Walesa, el líder del movimiento Solidaridad, de Polonia, y primer presidente elegido democráticamente después del gobierno comunista, aconsejó perseverancia. "Conduzcan la lucha de manera prudente, pero no se golpeen la cabeza contra la pared", dijo Walesa. "Si no ganan esta vez, ganarán la próxima."
Traducción de Mirta Rosenberg
La Nacion
Pero no hay ninguna duda de que el régimen iraní conoce a Gene Sharp, de 81 años.
Su nombre y las referencias a su libro de 1993 han circulado por todos los sitios web y redes sociales de la oposición. Sharp niega tener alguna relación con la peor ola de protestas de Irán desde la Revolución Islámica de 1979, pero dijo que le agradaría mucho que su obra ayudara a los iraníes a instrumentar una resistencia pacífica. "Cuanto más sepan que existe una alternativa no violenta para la violencia o la sumisión pasiva, tantas más posibilidades tendrán de seguir un curso de acción sensato en vez de hacer cosas estúpidas", declaró.
Hay múltiples referencias al texto seminal de Sharp, De la dictadura a la democracia , en Twitter y otros sitios de Internet. "Parece que los opositores no tienen manera de organizarse. ¿Alguna sugerencia?", decía esta semana un mensaje anónimo en un sitio teñido de verde, el color que Moussavi y sus partidarios adoptaron para su movimiento.
"Estos libros han liberado a millones", decía una respuesta anónima, e indicaba la traducción al farsi de la guía de Sharp y otro manual similar escrito por activistas serbios, quienes afirman haber puesto en práctica las ideas del estadounidense para derrocar a Slobodan Milosevic en 2000.
Sharp dijo que la traducción al farsi de su guía fue descargada miles de veces del sitio del centro de Boston que él mismo fundó en 1983 con el objetivo de estudiar la resistencia no violenta, la Institución Albert Einstein.
Sharp, quien ocupó un cargo de investigador en la Universidad de Harvard durante casi 30 años, originalmente escribió su guía para los disidentes de Burma que habían emprendido una lucha contra el gobierno desde la jungla. Más tarde llegó a los activistas de Europa del Este, donde fue citada durante la Revolución de las Rosas, en Georgia, y en la Revolución Naranja en Ucrania a principios de esta década.
El libro, de alrededor de 80 páginas, consigna 198 métodos no violentos que los manifestantes pueden usar para presionar a regímenes y que van desde la adopción de colores simbólicos hasta las huelgas masivas. Los métodos menos convencionales son la escritura de leyendas en el cielo y "desvestirse en señal de protesta".
"El uso de un número considerable de estos métodos, aplicados de manera persistente y en gran escala probablemente cause graves problemas a cualquier régimen ilegítimo", advierte la guía.
No sólo manifestaciones
Sharp y otros expertos en resistencia pacífica dicen que los disidentes iraníes deben diversificar sus métodos y no insistir sólo con las manifestaciones callejeras. "Si este movimiento se define como una manifestación callejera contra la policía que puede o no responder con violencia, entonces la oposición perderá", dijo Pete Ackerman, creador del Centro Internacional de Conflicto no Violento.
Srdja Popovic, uno de los fundadores de la resistencia estudiantil serbia, dijo que los disidentes iraníes deben prepararse para un camino largo y difícil e idear tácticas de "bajo riesgo". Señaló las convocatorias en Twitter que piden a los manifestantes que enciendan las luces de los autos frente a las fuerzas de seguridad, con el Corán en la mano, y las califica como un buen comienzo, pero subrayó que deben hacer mucho más. Elogió algunas tácticas de protesta de los iraníes: vestirse de verde -el color simbólico del islam- y corear eslóganes de la Revolución Islámica de 1979.
La negativa de las fuerzas de seguridad a reprimir a los manifestantes fue esencial para el éxito de las revoluciones de Ucrania y Georgia, pero la cohesión y las duras tácticas de las fuerzas de seguridad iraníes plantearon dudas sobre el futuro del "movimiento verde" de Moussavi.
El analista Soso Tsintadze, de Georgia, donde los manifestantes obligaron al presidente Eduard Shevardnadze a renunciar, en 2003, también se mostró pesimista. "Los líderes iraníes no son Shevardnadze, cuyo poder era realmente débil", dijo Tsintadze. "Son gente fuerte que controla la situación, y el ejército no se ha rebelado, mientras que en el caso de Shevardnadze el amotinamiento militar fue un elemento crucial."
Lech Walesa, el líder del movimiento Solidaridad, de Polonia, y primer presidente elegido democráticamente después del gobierno comunista, aconsejó perseverancia. "Conduzcan la lucha de manera prudente, pero no se golpeen la cabeza contra la pared", dijo Walesa. "Si no ganan esta vez, ganarán la próxima."
Traducción de Mirta Rosenberg
La Nacion