Noticias de Egipto

Sebastian

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La Esfinge se despereza
Morsi ha esbozado una nueva política exterior para Egipto en un verano trepidante. Sin romper con EE UU, quiere dejar de ser su vasallo y recuperar protagonismo regional.
Javier Valenzuela 11 SEP 2012 - 17:22 CET
En 1956, al nacionalizar el Canal de Suez, Nasser devolvió a Egipto su orgullo nacional tras siglos de existencia como una provincia otomana y, luego, una colonia británica. En los años siguientes, El Cairo fue la capital del mundo árabe y un actor influyente en la escena mundial. Aquello, sin embargo, duró poco. En 1967 Israel derrotó estrepitosamente al Egipto de Nasser; en 1978 el sucesor de Nasser, Sadat, que lo pagaría con su vida, firmó en Camp David la paz con el Estado hebreo y convirtió a su país en un vasallo de Estados Unidos en Oriente Próximo. Egipto vive desde entonces una acomplejada existencia regional e internacional.

La vida es imprevisible: era difícil imaginar hace apenas unas semanas que Mohamed Morsi, ganador en junio de las primeras elecciones presidenciales democráticas en el valle del Nilo, pudiera ser el personaje que comenzara a intentar cambiar ese guión. A Morsi se le tenía como un tipo gris, tristón, mediocre, apenas la “rueda de recambio” de los Hermanos Musulmanes para las presidenciales después de que la Junta Militar que sucediera a Mubarak hubiera apartado de la competición a su candidato favorito, Jairat al Shatir. Y sin embargo, Morsi es uno de los jefes de Estado o de Gobierno del planeta que mejor ha aprovechado este verano.

En una serie de movimientos fulgurantes, el flamante rais se ha desembarazado en el interior de la Junta Militar que dirigía el mariscal Tantaui, y ha esbozado lo que parece ser una nueva política exterior egipcia. Con tres visitas consecutivas a Arabia Saudí, Irán y China ha enviado el siguiente mensaje: Egipto quiere levantar cabeza tras la avergonzada sumisión a Estados Unidos de los tiempos de Mubarak; aspira a recuperar su prestigio en el mundo árabe y musulmán, y en consecuencia su condición de actor regional independiente, y va a mirar desde ahora tanto al Levante asiático como al Poniente euroamericano. Más difícil todavía, desea hacer todo eso sin romper con Washington, poner en cuestión la paz con Israel y enajenarse a Arabia Saudí. Ambicioso programa, sin duda, para una “rueda de recambio”.

Es verdad que, como recuerda el diario cairota Al Ahram, Morsi había prometido un “renacimiento” de Egipto durante su campaña, pero nadie le había hecho demasiado caso. Ni él parecía tener la talla suficiente, ni un Egipto aún más empobrecido por la caída del turismo y las inversiones subsiguiente al derrocamiento de Mubarak estaba en condiciones de gallear. Pues bien, Morsi ya ha puesto manos a la obra.

Su visita de cuatro horas a Irán del 30 de agosto ha sido una filigrana de matrícula de honor. En un momento en que Israel y Estados Unidos recordaban con vehemencia que el programa nuclear de los ayatolás sigue en su punto de mira, Morsi se plantó en la cumbre de los países no alineados en Teherán. Jamás un dirigente egipcio había osado desafiar a Washington viajando a la estigmatizada república islámica fundada por Jomeini. Pero, tras proclamar de este modo su libertad respecto a Occidente, Morsi le soltó un bofetón en su propia casa al régimen teocrático iraní. Los medios de Teherán tuvieron que censurar el alegato contra el “opresivo” Bachar el Asad y a favor de los rebeldes sirios que el nuevo rais explicitó en las barbas del mismísimo Ahmadineyad. Irán, recuérdese, es el gran aliado en la zona de la tiranía siria.

Ese fue el segundo viaje presidencial de Morsi. Altamente significativo fue que el primero tuviera como destino Arabia Saudí. Se trataba de tranquilizar a la siempre aprensiva Casa de Saud y, cómo no, de sacarle petrodólares. Aunque haya ciertas semejanzas entre la ideología de los Hermanos Musulmanes y la versión wahabí del islam de Arabia Saudí –en trazo grueso, los dos son integristas suníes-, el reino petrolero prefería de lejos ver sentado en el sillón presidencial de El Cairo a su viejo compadre Mubarak.

Al parecer, Morsi consiguió sus objetivos en Riad. Dejó claro que no pretende exportar a las autocráticas monarquías del Golfo ni la revolución democrática de la plaza de Tahrir ni el modelo político islamista de los Hermanos Musulmanes ganador de las elecciones egipcias. Ni, por supuesto, ponerse al lado del Irán shií contra los jeques suníes del petróleo. Necesita su dinero.

No es descabellado decir que los primeros movimientos internacionales de Morsi parecen querer situar a Egipto en una senda semejante a la que sigue la Turquía neotomana de Erdogan. Dos países secularmente decisivos en Oriente Próximo volverían a tener protagonismo regional e internacional con sistemas más o menos democráticos y bajo gobiernos de islamistas conservadores en lo religioso, partidarios de los negocios en lo económico y pragmáticos en lo geopolítico. Pero, ciertamente, Turquía le lleva mucha ventaja a Egipto en ese recorrido.

El tercer viaje veraniego de Morsi fue a China. Un heredero de Mubarak hubiera ido antes a rendir pleitesía a Estados Unidos, pero Morsi quiso indicar así que su Egipto es muy consciente de que el sol de la hegemonía mundial viaja por el Pacífico en dirección a Asia, tras haber recorrido Europa y América en los últimos siglos. Y con él, claro, el dinero. Morsi volvió de Pekín con algunos millones con que regar el sediento desierto nilótico.
Pero, atención, antes de emprender este tour, Morsi había recibido en El Cairo a Leon Panetta. Y el secretario de Defensa norteamericano y exdirector de la CIA había vuelto a Washington lo suficientemente apaciguado sobre las intenciones del nuevo poder egipcio como para que, esta misma semana, se haya reanudado la ayuda económica estadounidense. Aprovechando un atentado yihadista en El Sinaí, Morsi también había enviado tropas a esa zona para dejar claro que quiere controlarla y no va a permitir que se convierta en una base para acciones contra Israel.

Ahora, este mes de septiembre, Morsi viajará a Estados Unidos, el país en el que estudió ingeniería en sus años mozos. Cree haber dejado claro que no es una “marioneta” a lo Mubarak y que desea diversificar las alianzas de Egipto sin romper con Occidente y los países del Golfo ni abolir el tratado de paz con Israel. Aspira a ocupar un papel activo en el centro del tablero regional, como el turco Erdogan. Y es significativo que haya propuesto una solución a la tragedia siria que pase por un reemplazo de la tiranía de los Asad por algo en cuyo parto participen Turquía, Arabia Saudí, Irán y Egipto. Un brindis al sol, por supuesto, pero que revela cuáles son los jugadores que quiere ver en el futuro de la zona.

Tras entrevistarse en El Cairo con Morsi, Panetta declaró, en tono elogioso, que le había dado la impresión de tener su propia personalidad y su propia agenda. A finales de agosto, en una entrevista con Reuters, el nuevo rais declaró: “No estamos contra nadie, pero vamos a defender nuestros intereses”. La Esfinge se despereza.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/09/11/actualidad/1347376977_890238.html
 

Sebastian

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Obama presiona a los Hermanos Musulmanes para contener la protesta

En una dura llamada telefónica, el presidente de EE UU adviritió a su homólogo de Egipto de las consecuencias de una actitud ambigua.
Tras una contundente llamada telefónica del presidente Barack Obama, los líderes egipcios se emplearon el jueves en un complejo ejercicio de equilibrismo político para tratar de salvaguardar la alianza de El Cairo con Washington, reconociendo tácitamente que cometieron un error en su respuesta al ataque contra la embajada de Estados Unidos, que optó por el guiño al popular sentimiento antiamericano nacional antes que pronunciar una firme condena de la violencia.
Desatados por un vídeo grabado en EE UU que ridiculiza al profeta Mahoma, los ataques a la embajada pusieron al presidente Mohamed Morsi y a los Hermanos Musulmanes ante un dilema entre la necesidad de respaldar a Washington frente a los ataques, y la petición de muchos egipcios a desafiar a EE UU y defender el Islam, según reconoció un alto funcionario de la Hermandad.

Durante una llamada telefónica de unos 20 minutos, Obama advirtió a Morsi de que las relaciones sufrirían un claro deterioro caso de que las autoridades egipcias no protegieran adecuadamente a los diplomáticos estadounidenses y condenaran firmemente los ataques antiestadounidenses.
La brecha creciente entre los Estados Unidos y Egipto se produce en un momento crítico. Para la Administración de Obama, es una prueba clave para descubrir si ha tenido éxito en los esfuerzos para apuntalar su influencia tras la revuelta que derrocó a Hosni Mubarak y hallar un terreno común con los nuevos líderes islamistas de un país que es uno de los ejes de la política estadounidense en el Medio Este.

Para el nuevo presidente de Egipto, el dilema se convirtió rápidamente en una primera prueba de la capacidad de la Hermandad de hallar un equilibrio entre las presiones políticas, los compromisos internacionales y su mandato religioso conservador, ahora que está efectivamente en el poder en una nueva democracia.
"Estamos bajo presión desde ambas partes", dijo Gehad el-Haddad, portavoz de la Hermandad, reconoció el jueves, mientras la formación respondía tardíamente con un discurso televisado presidencial, una carta al director de The New York Times, y una serie de mensajes simpatéticos dirigidos a aplacar a los funcionarios estadounidenses.
Después de décadas enfocadas en disciplinar a sus propios miembros para sobrevivir en la clandestinidad, el liderazgo de la Hermandad todavía se está ajustando a la alta visibilidad de la vida democrática.
"Se dieron cuenta poco después del hecho del grado de secuelas que podría tener con EE UU, y es por eso por lo que estamos viendo todas estas declaraciones conciliadoras de los líderes de la Hermandad ahora", dijo Shadi Hamid, director de investigación del Centro Brookings de Doha, que sigue de cerca el grupo. "Morsi está haciendo un baile difícil".

Paralizado por las divergentes presiones, Morsi había quedado visiblemente en silencio mientras los manifestantes asaltaban la embajada estadounidense en El Cairo —un duro contraste frente a la ayuda, la contrición y la condena expresada por el nuevo gobierno de Libia, donde hombres armados prendieron fuego a una misión diplomática estadounidense en Bengasi, matando al embajador J. Christopher Stevens y tres otros estadounidenses—.
"El presidente dejó claro que estamos comprometidos con el proceso de cambio en Egipto, y que queremos seguir construyendo una relación con el gobierno egipcio", dijo un alto funcionario de la Administración estadounidense. "Pero dejó en claro lo importante que es que el Gobierno egipcio trabaje para disminuir la tensión, tanto en términos de la cooperación práctica que nos dan y las declaraciones que hacen."
Obama instó a Morsi a condenar pública y enérgicamente los ataques.

En búsqueda de un término medio, Morsi apareció en la televisión nacional, diciendo a los egipcios que era su "deber religioso proteger a los huéspedes", incluyendo sus embajadas y empresas. "Sé que las personas que atacan las embajadas no representan a ninguno de nosotros ", dijo.
Morsi ofreció sus condolencias por la muerte del embajador en Libia, y se comprometió a presentar cargos contra los que habían escalado las paredes de la Embajada en El Cairo. Al mismo tiempo, sin embargo, también fue cuidadoso al subrayar la legitimidad de los reclamos de los manifestantes. "Todos rechazamos cualquier ofensa a nuestro Profeta Muhammad," dijo.

Para Obama, el temor es que la inicialmente tibia reacción de Egipto a los ataques pueda sentar un precedente peligroso, ya que la Administración trata de encontrar su equilibrio con los gobiernos populistas que surgieron de las revueltas árabes. Cualquier distanciamiento con Egipto podría afectar la relación de El Cairo con Israel.
La impaciencia de Obama con Morsi se deriva también de la convicción del gobierno de Estados Unidos de haber apoyado sólidamente el movimiento democrático en la plaza Tahrir el año pasado.

Pero es tal vez la larga alianza de con el Ejército egipcio, y con Mubarak, lo que todavía está en la mente de muchos de aquellos que se unen protestas anti-estadounidenses, sugieren expertos en política exterior.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/09/14/actualidad/1347626898_512107.html
 

Sábado, 01 de diciembre de 201201:00 | El mundo
La nueva Constitución egipcia desató la ira

La Asamblea Constituyente de Egipto, dominada por los islamistas, aprobó ayer tras una maratónica sesión el borrador para la nueva Carta Magna del país, que tendrá a la sharia o ley islámica como principal...



El Cairo. — La Asamblea Constituyente de Egipto, dominada por los islamistas, aprobó ayer tras una maratónica sesión el borrador para la nueva Carta Magna del país, que tendrá a la sharia o ley islámica como principal fuente de legislación, mientras miles salieron a la calle en un nuevo día de protestas. Miles de manifestantes se congregaron a lo largo del país para condenar el documento, así como el reciente decreto del presidente egipcio Mohamed Mursi con el que blindó sus decisiones ante la Justicia. Varios jefes partidarios y ex candidatos presidenciales lideraron las marchas, realizadas tras los rezos del viernes y que pretendían llegar a una manifestación central en la plaza Tahrir. Allí, en la cuna de la revuelta contra el derrocado presidente Hosni Mubarak, cientos de manifestantes acampan desde que Mursi anunció su decreto el 22 de noviembre, y aseguran que se quedarán hasta que la medida sea revocada.

El borrador, que se espera sea sometido a referéndum, mantiene de la anterior Constitución la estipulación de que los principios de la ley islámica son la "principal fuente de legislación", aunque no la única. Además incorpora "las normas fundamentales de jurisprudencia", lo que genera preocupación sobre la potencial discriminación contra mujeres en relación al matrimonio, el divorcio y la vida en familia.
Disensos. En la sesión de 15 horas, que comenzó el jueves y terminó ayer al amanecer, hubo controversia en el debate sobre, entre otros temas, la libertad de prensa y las competencias y estructuras de la Justicia. Los miembros seculares y cristianos de la Asamblea no asistieron a la votación en protesta por lo que consideraron los intentos de los islamistas de dictar la Constitución, la primera desde la revolución que obligó a renunciar a Mubarak hace casi dos años.
La aprobación se produce además tres días antes de que el Tribunal Constitucional decida si la Asamblea es legal o debe ser disuelta. El borrador será presentado al presidente, quien se espera convoque en 15 días a un referéndum sobre la nueva Constitución. Mursi se encuentra enfrentado en una lucha de poder con los jueces del Constitucional por el decreto en el que otorgó a sus propias decisiones inmunidad ante la Justicia. También estableció que no se podía disolver la Asamblea Constituyente.
Los jueces y la oposición acusan a Mursi de atribuirse poderes dictatoriales.
 

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Hasta el referéndum sobre la Constitución

Egipto: Mursi otorgó poderes de policía al ejército


http://zona-militar.com/diario/2012/1210/imagenes/Not_20121210_666751.jpg
El presidente d Egipto otorgó poder temporal al Ejército.​
El presidente islamista de Egipto otorgó poder temporal al Ejército para que arreste a civiles a fin de asegurar que el referendo sobre la nueva Constitución se lleve a cabo, un proceso visto por los Hermanos Musulmanes como un triunfo para la democracia y como una medida de fuerza por sus detractores.

El presidente Mohamed Mursi, abrumado por las turbulencias que llegaron a su punto álgido la semana pasada cuando opositores sitiaron su palacio para exigir su renuncia, derogó un decreto emitido el 22 de noviembre en el que se autoadjudicaba más poderes, pero no postergó la fecha del referéndum.

Un nuevo decreto emitido por Mursi tarde el domingo implica que las fuerzas armadas pueden arrestar civiles y derivarlos a fiscales hasta que se anuncien los resultados del referéndum.

A pesar de su naturaleza limitada, el edicto revivirá recuerdos de la ley de emergencia del derrocado líder Hosni Mubarak, también introducida de manera temporal, bajo la cual los tribunales militares o de seguridad estatal juzgaron a miles de disidentes políticos y militantes islamistas.

Una fuente del Gabinete dijo que los ministros habían revisado el decreto la semana pasada, alegando que las tropas habían garantizado las elecciones durante la transición militar tras la caída de Mubarak.

Sin embargo, con un presidente civil al mando, ahora se necesitaba un decreto que les diera a las fuerzas ese rol.

Protestas y hechos de violencia se han sucedido en Egipto desde que Mursi se asignó poderes extraordinarios que, según explicó, eran necesarios para agilizar una problemática transición desde la caída de Mubarak hace 22 meses.

Más allá del resultado del referéndum del sábado, la crisis ha polarizado a Egipto y presagia más inestabilidad en un momento en el que Mursi necesita promulgar políticas severas para estabilizar una economía en estado frágil.

Con la crisis política golpeando las calles, Mursi suspendió aumentos de impuestos el lunes, apenas horas después de que las medidas fueran oficialmente promulgadas y sembrando dudas sobre la capacidad del Gobierno de llevar adelante reformas económicas que forman parte de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional por un préstamo por 4.800 millones de dólares.
ambito web
 

Sebastian

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El sí se impone en el referéndum constitucional en Egipto

La capital vota en contra pero el resto del país apoya con fuerza la nueva Carta Magna
El sí se impuso por un margen más ajustado de lo esperado por los analistas en la primera jornada del referéndum constitucional celebrado el sábado en Egipto. Según datos oficiosos proporcionados por la marca electoral de los Hermanos Musulmanes, un 56,5% de los ciudadanos votó a favor, y un 43,5% en contra del borrador constitucional apadrinado por las fuerzas islamistas. Uno 26 millones de egipcios residentes en 10 provincias estaban convocados a las urnas para la primera ronda. El resto votará el próximo sábado 22 de diciembre.

La victoria islamista se ha visto oscurecida por los informes emitidos por las 123 ONG egipcias que monitorearon la consulta, y que señalan la existencia de numerosas infracciones legales, la gran mayoría cometidas por los partidarios del sí. Entre las más comunes, la propaganda dentro de los colegios, la compra de votos, y la intimidación de los ciudadanos. Además, también se ausentaron en varios colegios los jueces encargados de garantizar la neutralidad del proceso. Buena parte de la magistratura boicoteó la consulta en protesta por los ataques a la independencia judicial por parte del rais Morsi.
Habida cuenta de que ya han votado las dos grandes ciudades, El Cairo y Alejandría, y que la próxima semana lo harán algunos de los feudos islamistas, como las provincias de Al-Fayum y Damietta, no existe ninguna duda de que el borrador de la primera Constitución del Egipto posrevolucionario será ratificada en las urnas.

Ahora bien, el ajustado margen de la victoria en un texto que debería contar con una gran mayoría cualificada invita a pensar que deberá enmendarse pronto. Como sucede a menudo en las eliminatorias futbolísticas, al presidente Morsi no le servía una simple victoria. Para ser legítima y duradera, una Constitución requiere siempre amplios consensos.

Varios líderes islamistas habían pronosticaban una victoria aplastante, con el sí rondando el 70%. También los analistas habían fijado un umbral parecido para determinar el éxito o fracaso de la Constitución. “Si la Constitución es aprobada por más de un 70%, será difícil para la oposición sostener las protestas en las calles”, escribió en su cuenta de twitter Shadi Hamid, investigador del think tank Brookings Institution.
La participación superó ligeramente el 30%, por debajo del 50% de las presidenciales

De hecho, el no se impuso con claridad en la capital, recabando el 57% de las papeletas. En cambio, en algunas provincias rurales, como Asuán, arrasó el sí, una prueba más de la polarización de la sociedad egipcia. La participación, también obtenida de forma oficiosa a través de los datos agregados por los delegados de la Hermandad situados en cada mesa electoral, se habría situado ligeramente por encima del 30%. En cambio, en las presidenciales, la cifra fue mucho más elevada, rozando el 50%.

En todo caso, el brazo político de los Hermanos Musulmanes dio por bueno el resultado. “El proceso democrático en esta primera fase del referéndum enfatiza el deseo de la gente de conseguir la estabilidad política e institucional, a pesar de las campañas injustas de difamación”, declaró en un comunicado. “El proceso tuvo lugar en una atmósfera de completa integridad y transparencia, bajo completa supervisión judicial, así como la presencia de medios locales e internacionales”, añade, restando importancia a las denuncias de irregularidades.

La votación se produjo después de dos semanas marcadas por las manifestaciones y enfrentamientos entre partidarios y detractores del presidente Morsi. La crisis política que experimenta el país se inició el pasado 22 de noviembre, cuando el presidente islamista aprobó un decreto por el que se arrogaba poderes cuasi absolutos.

La acción desencadenó una fuerte oposición en las calles. Los Hermanos Musulmanes reaccionaron con una huida hacia adelante y aceleraron la redacción del borrador constitucional, rompiendo el frágil consenso con el que progresaba la Asamblea Constituyente. En las última sesiones se retiraron los representantes laicos, y el borrador fue aprobado solo con los votos islamistas, lo que inflamó aún más la convulsa escena política del país. Tras la votación del sábado, nada indica que la azarosa transición egipcia se encaminará pronto por la senda de la estabilidad.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/16/actualidad/1355654701_090577.html
 
El Ejército egipcio le da 48 horas a Morsi para que cumpla demandas

Las Fuerzas Armadas de Egipto advirtieron el lunes que van a intervenir si las demandas de la gente no se cumplen dentro de las 48 horas, después de que millones de personas salieran a las calles para exigir la renuncia del presidente, el islamista Mohamed Morsi.

En un comunicado difundido por la televisión estatal, el Ejército señaló que va anunciar una hoja de ruta "si no se realizan las reivindicaciones del pueblo en ese plazo".
Cuatro ministros del gobierno presentaron su renuncia este lunes, aparentemente como señal de apoyo a los manifestantes.
Por su parte el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le pidió a Morsi más diálogo con la oposición para acabar con las protestas que sacuden al país.
Al menos 18 personas murieron desde el domingo en enfrentamientos entre opositores e islamistas en el país africano.

http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/07/130701_ultnot_egipto_ejercito_rg.shtml







Nueve muertos en enfrentamientos entre islamistas y opositores en El Cairo

Al menos nueve personas murieron en enfrentamientos fuera de la sede del partido gobernante de Egipto, los Hermanos Musulmanes, mientras que los manifestantes opositores le dieron al presidente Mohammed Morsi un día para dejar el poder.

Esto eleva a 18 el número de muertos desde el domingo en el país africano.
Los enfrentamientos estallaron durante la noche en la oficina de El Cairo de los islamistas Hermanos Musulmanes, partido al que pertenece el presidente Morsi.
El edificio fue asaltado y saqueado. El movimiento opositor Tamarud ("rebelde" o "rebelión", en árabe), que ha encabezado la protestas en Egipto contra Morsi, le dijo que le da hasta el martes para renunciar a su cargo.

http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/07/130701_ultnot_egipto_muertos_rg.shtml

Más muertes en Egipto, renuncias y una crisis casi terminal

Se supo que entre 15 y 18 personas murieron en las últimas horas en medio de una rebelión generalizada; la oposición puso un ultimátum para que Mursi renuncie a la presidencia

http://www.lanacion.com.ar/1597110-mas-muertes-en-egipto-renuncias-y-una-crisis-casi-terminal
 
che se esta pudriendo todo el egipto otra ves..... este duelo entre seculares vs islamistas va a tenerminar en una guerra civil si no se ponen a negociar....
 

Sebastian

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Egipto queda desgarrado tras las manifestaciones contra Morsi

Siete muertos en varios enfrentamientos en diversas ciudades
Atacada con bombas incendiarias la sede de los Hermanos Musulmanes

Cientos de manifestantes protestan esta mañana contra el presidente egipcio, Mohamed Morsi, tras haber pernoctado en tiendas de campaña en la cairota plaza Tahrir, mientras la oposición ha dado de plazo hasta mañana, martes, al mandatario para que dimita.

El movimiento Tamarod (Rebélate), que asegura haber recogido 22 millones de firmas para pedir la dimisión de Morsi, fijó un ultimátum para mañana a las 17.00 hora local para que éste deje su cargo y convoque elecciones.

Si no lo hace, el grupo llama a comenzar una campaña de desobediencia civil, según un comunicado difundido hoy en su página web. "Ya no es posible una solución intermedia y no hay alternativa al final pacífico del poder de los Hermanos Musulmanes, representado en Morsi, y al llamamiento a elecciones anticipadas", señaló Tamarrud, antes de pedir a la policía, el ejército y la justicia que "tome partido de manera clara" por sus demandas.

La noche acabó con enfrentamientos en distintos puntos de Egipto que causaron al menos siete muertos, aunque las informaciones sobre la cifra de víctimas son todavía confusas.

Según las autoridades, al menos siete personas murieron y cientos resultaron heridas en enfrentamientos en las ciudades de Asiut, Beni Suef y Fayoum. La sede en El Cairo de los Hermanos Musulmanes fue atacada con rocas y bombas incendiarias por un grupo de opositores, sin que la policía o las fuerzas armadas la protegieran.

Según ha afirmado a Reuters Gehad el Haddad, portavoz de los Hermanos Musulmanes, el ataque contra su sede de esta noche ha hecho que su organización estudie "defenderse por sí misma" ante la inacción de las fuerzas de seguridad. "Se ha cruzado una línea roja", ha afirmado.

Pese a la violencia -de menor escala de lo que se había temido-, los ánimos no habían decaído esta mañana en Tahrir. Uno de los manifestantes, Abu Suwar, explicó a Efe que no ha dormido "ni un segundo" esta noche y añadió que no se moverá de Tahrir hasta conseguir la dimisión del presidente. Pequeños grupos de opositores llevan pancartas con la leyenda "Erhal" (Vete) escrita en ellas, mientras buena parte del resto trata de dormir en las tiendas o bajo cualquier sombra.

Una acampada similar tiene lugar junto al palacio presidencial de Itihadiya, mientras que los partidarios de Morsi continúan, por cuarto día consecutivo, con su concentración en favor de la legitimidad del presidente en el barrio cairota de Ciudad Naser.

Las concentraciones convocadas ayer con motivo del primer aniversario del mandato de Morsi sacaron a la calle a cientos de miles de personas en todo el país (fuentes no oficiales hablan de millones) en un ambiente mayoritariamente festivo y pacífico. Sin embargo, entrada la noche estallaron enfrentamientos entre seguidores de Morsi y opositores, principalmente en la ciudad meridional de Asiut, y frente a la sede central de los Hermanos Musulmanes en El Cairo.

Millones de personas pidieron el domingo la dimisión del presidente Mohamed Morsi, en el mayor desafío que ha vivido su gobierno desde que tomara el poder hace un año. "Vete", era el mensaje coreado al unísono por los millones de personas que tomaron las calles en diversos puntos del país.
En El Cairo, la capital, las protestas volvieron a la icónica plaza de Tahrir, epicentro de las revueltas de hace dos años, y a las inmediaciones del palacio presidencial.
El presidente, por su parte, movilizó a sus propios apoyos. Sus partidarios se atrincheraron en las inmediaciones de una mezquita cairota, desde donde prometieron dar sus vidas si es necesario para mantener en el poder al primer presidente elegido democráticamente en la historia del país.

Un año ha tenido Morsi para avanzar las reformas que prometió en las elecciones. Este domingo se cumplió el aniversario de su investidura, y sus detractores le dijeron que ya ha tenido suficiente tiempo en el poder, que ha llevado al país en la dirección equivocada y que es hora de apearse.

Los principales puntos de crítica son el mal estado de la economía, la aprobación de una Constitución de corte islamista y el intento fallido, el año pasado, de aprobar un decreto que le hubiera otorgado poderes casi absolutos como presidente. "Yo voté por Morsi", decía Omar Mohamed Mahgoub, de 19 años.

"Teníamos muchas esperanzas, que traicionó. No puede seguir ignorando a tanta gente", añadió. Muchos jóvenes como él decían que la manifestación de este domingo era más multitudinaria incluso que las que en 2011 acabaron con el régimen de Hosni Mubarak. Fuentes del Ejército, que empleó helicópteros para observar las protestas, estimaron en 14 millones de personas la participación en las manifestaciones a nivel nacional.

El movimiento popular Tamarod (en árabe, Rebelde), que convocó varias de las manifestaciones celebradas en El Cairo, mantiene que ha conseguido más de 22 millones de firmas que piden la marcha de Morsi.

De ser cierto, y si todas las peticiones son válidas, sería una cantidad mucho mayor que la de 13,2 millones de electores que votaron por el hoy presidente en 2012. Mohairib al Masri, de 27 años, había recogido este domingo en la plaza de Tahrir más de 6.000 firmas. "Morsi ha perdido la legitimidad. La economía está peor que cuando llegó. Hay escasez de gasolina.
El desempleo no para de subir. ¿Cómo vamos a ser una nación próspera con este presidente?", añadió.

Un signo de protesta preferido estos días por los egipcios es el de mostrar una tarjeta roja, como las del fútbol, dirigida simbólicamente a Morsi, con el lema "vete" impreso en ellas. Otras pancartas muestran la cara del presidente tachada en rojo o dibujos en los que se le muestra con el atuendo de un faraón, como los que se utilizaron para ridiculizar a Mubarak hace dos años.

La voluntad, este domingo, en la plaza de Tahrir, en la que se concentraron más de 500.000 personas, era que el 30 de junio de 2013 fuera un nuevo 25 de enero de 2011, el día en que se iniciaron las protestas que acabaron con el anterior régimen.

El Frente de Salvación Nacional, una coalición opositora, envió un comunicado en el que dijo confirmar “el derrumbe del régimen de Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes”.

Hay, sin embargo, un nutrido grupo de ciudadanos, partidarios del presidente, dispuesto a evitar a toda costa que eso suceda. Son, sobre todo, islamistas y simpatizantes del movimiento de los Hermanos Musulmanes, en cuyo brazo político ha militado Morsi durante años.

Este Domingo, más de 20.000 de ellos tomaron la zona de Ciudad Nasser, en el este de El Cairo, cerca de la mezquita de Raba al Adawiya. Muchos iban armados con bates, porras y cadenas, protegidos por escudos y cascos. Durante buena parte de la tarde y noche marcharon con estilo militar, en filas de a dos, gritando lacónicos lemas, como "¡Egipto!" o "¡presidente!".

"¿No se ha elegido a Morsi democráticamente? ¿Qué significa querer echar al presidente en un año? ¿Sucede eso en otros países democráticos?", se preguntaba en esa concentración a favor del Gobierno el abogado Abdel Bakr, de 28 años.
El aire en esa parte de la ciudad era tenso, en marcado contraste con el ambiente festivo de Tahrir y otros puntos de protestas opositoras en El Cairo, como el palacio presidencial.
En el contexto de las protestas, un portavoz de Morsi, Omar Amer dijo en rueda de prensa que “el presidente sabe que ha cometido errores y está trabajando para solucionarlos”.

Muchos de los partidarios de Morsi, sin embargo, mantenían que están dispuestos a derramar su sangre, si es necesario, para mantener en el poder al presidente. "Creo que todos y cada uno de los que estamos aquí daría su vida para mantener al presidente en el Gobierno", decía Abdel Halian Said, de 28 años, armado con un palo en la mano. "Los opositores son conspiradores del antiguo régimen. Buscan su propio beneficio. Y no vamos a permitirlo. Lo lograrán sobre nuestros cadáveres".

Contra Morsi y contra Obama
D. A.
La ira popular que se vio este domingo en las calles de Egipto no sólo iba dirigida contra el presidente Mohamed Morsi. Numerosas pancartas mostraban la cara de Barack Obama tachada en rojo.
“Obama apoya el terrorismo”, se leía en muchas de ellas. Eran la demostración del descontento popular hacia el Gobierno de Estados Unidos, que en 2011 mostró su simpatía a la revuelta contra Hosni Mubarak pero que ahora mantiene una cautelosa distancia respecto a los opositores y ha pedido que los problemas de Egipto se solucionen con diálogo, en beneficio de la estabilidad económica.

“Obama apoya a los Hermanos Musulmanes y al terrorismo”, decía Bakr Ahmed, de 30 años, mientras marchaba con una enorme pancarta con la cara de la embajadora de EE UU en Egipto, Anne Patterson, también con su cara tachada en rojo. “Antes de que Morsi llegara al poder, Obama decía que los Hermanos Musulmanes eran terroristas. Hoy les apoya, y quiere que se mantengan en el Gobierno, a pesar de que es obvio que las calles piden lo contrario”, añadía.

Hace dos semanas Patterson expresó, en un discurso, su “profundo escepticismo” respecto a la idea de que las protestas puedan lograr un cambio verdadero en la sociedad egipcia. “Egipto necesita estabilidad para poner orden en la economía, y más violencia en las calles no hará más que añadir nombres a las listas de mártires”, dijo. Fue, para muchos de los opositores de Morsi, la gota que colmó el vaso de la indignación contra la Casa Blanca.

Otro manifestante se paseaba con un cartel en el que mostraba a Morsi ondeando dos banderas, la israelí y la norteamericana. “Obama debería sentir vergüenza por apoyar a un Gobierno que obviamente no representa a la mayoría, que se dedica a pisotear los derechos de los demás”, decía Ramadan al Feizi, de 50 años, frente al palacio presidencial. En el olvido quedaba aquel célebre discurso pronunciado por Obama en El Cairo, en el que dijo apoyar las aspiraciones democráticas de las nuevas generaciones del mundo árabe.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/06/30/actualidad/1372577311_867101.html
 

Sebastian

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Las razones del hastío contra Morsi

Detrás de las protestas contra el presidente egipcio, está el paro, la carestía de gasolina, el ascenso islamista y la sensación de que no está a la altura del cambio que alumbró la revolución

Cientos de miles de opositores de Morsi abarrotan una gran avenida en el exterior del palacio presidencial de Morsi. / Hassan Ammar (AP)​

El desempleo. La carestía de gasolina. El abuso de poder. La promoción y defensa de sus aliados islamistas. No hay una sola razón por la que cientos de miles de personas se hayan lanzado a las calles a protestar tras un año de la investidura del presidente Mohamed Morsi, exigiendo su marcha. Los motivos son un complejo entramado de desencuentros y decepciones, que han llevado a una heterogénea mezcla de egipcios al estado de indignación con el que han tomado las calles. Casi todos, sin embargo, coinciden en algo: Morsi no es digno de liderar desde el poder el proceso de transición que se abrió con las revueltas de 2011, que acabaron con 30 años de régimen de Hosni Mubarak.

El maltrecho estado de la economía es un poderoso revulsivo. El desempleo supera ya el 13%. Hay apagones de electricidad y escasez de algunos productos. “Las colas para llenar el depósito de gasolina son de dos horas. Es indignante, merecemos algo mejor”, dice Hassan Asagbi, de 42 años, que recoge firmas en la plaza de Tahrir para acabar con el mandato de Morsi. Incapaz de garantizar la seguridad en las calles, el presidente ha visto desmoronarse la entrada al país de turistas, que consideran que Egipto, a pesar de su riqueza cultural, ya no es un lugar vacacional idóneo.

A otros manifestantes les molesta especialmente el estilo de gobierno de Morsi. “No solo libera a terroristas. ¡Les pone en puestos de Gobierno!”, dice Mohairib al Masri, de 27 años. Se refiere al reciente nombramiento de Adel al Jayat, exmiembro del grupo terrorista Gama Islamiya, como gobernador de la provincia de Luxor. La presión de los empresarios y los opositores de Morsi obligó a Al Jayat a dimitir de su cargo siete días después de haber sido nombrado. El año pasado, el presidente intentó, sin éxito, aprobar un decreto que le hubiera otorgado poderes casi absolutos.

También está, entre las razones para estas protestas, el temor al avance del islamismo, es decir, que Egipto se convierta en avanzadilla de una toma de poder regional por parte de la sociedad de los Hermanos Musulmanes. Al fin y al cabo, Morsi militaba cuando llegó al poder en el partido Justicia y Libertad, brazo político de esa agrupación, que durante décadas fue suprimida y acallada por Mubarak. Hoy, que detenta el poder, es vista por muchos egipcios seculares y moderados como una amenaza a los nuevos valores democráticos del sistema político egipcio. En diciembre, Morsi logró aprobar una constitución de corte islamista, que la oposición le ha pedido sin éxito que derogue.

“El problema es que, con Morsi, los Hermanos Musulmanes han ascendido al poder. Ellos son el problema. Quieren instaurar un califato en Egipto, para seguir expandiéndolo en los demás países”, opina Ahmad Shafay, ingeniero agrícola de 35 años. De momento no ha habido ninguna medida Ejecutiva de envergadura que dé evidencias de un plan de islamización por parte de Morsi. Lo que ha irritado a los manifestantes son detalles pequeños, como el que el pasado mes de septiembre una presentadora de televisión diera el parte de noticias en el Canal 1 de televisión tocada con un velo islámico que le cubría cabello y cuello.
Sobre todo, lo que más ha encendido a los opositores egipcios es lo que consideran una traición y abandono de los principios de la revolución iniciada en 2011.

“Tres eran los principios de aquella revolución: pan, justicia y libertad. Morsi no ha cumplido ninguno. Ha tenido un año, y el país solo ha ido a peor. Debe marcharse”, dice Zaid Sultan, de 35 años, que resultó herido en las protestas contra Mubarak en 2011. Aquella revuelta encendió muchas ilusiones y prometió representatividad, respeto por las minorías y mejoras en las libertades civiles. Ahora, muchos de los egipcios que la protagonizaron consideran que su presidente, simplemente, no está a la altura.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/06/30/actualidad/1372615128_318223.html
 
Egipto: Morsi no acepta el ultimátum del ejército

El presidente de Egipto, Mohamed Morsi, mantendrá sus planes en busca de la reconciliación nacional para tratar de atajar la más reciente crisis política y no aceptará el ultimatum del ejército, según informó su oficina.



Morsi responde así, en un comunicado emitido por la presidencia, a la declaración del ejército que amenazó más temprano el lunes con intervenir si las demandas de la gente no se cumplían en las siguientes 48 horas, después de que millones de personas exigieran la renuncia del mandatario.
Según la declaración de la presidencia, a Morsi no se le consultó previamente sobre el ultimátum del ejército y, a su juicio, la intervención militar sólo generaría más confusión.
El ejército ha negado que el ultimátum sea un intento de golpe de Estado.
Por otra parte, la agencia estatal de noticias egipcia informó que el canciller Mohamed Kamel Amr presentó su renuncia. Por el momento se desconoce si el gobierno aceptó la solicitud.

http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_...gipto_morsi_protestas_actualizacion_lav.shtml
 
como es que el ejercito se maneje asi? igual si obama esta del lado de Morsi es por que algo raro hay ahi
 
pero yo lei en esta misma pagina en post anteriores que morsi le dio al ejercito poderes de policia para arrestar manifestantes y ahora leo que el ejercito le da 48 hs a morsi para que escuche a la gente?, no entiendo nada la verdad
 
la ultima vez que hubo muertos en los disturbios de egipto le terminaron hechando la culpa al ejercito y policia.
tal ves no quieren terminar con las manos manchadas
ahora tiran banderas egipcias desde los helis hacia las protestas



"Final del juego", escrito con láser sobre un edificio de la plaza de Tahrir, anoche. / KHALED DESOUKI (AFP)
 
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