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Cordero enfrentará juicio en Argentina por sus crímenes

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Es el primer militar uruguayo al que se le concede la extradición para el vecino país.
Está requerido por sus crímenes en el marco del Plan Cóndor y en el "pozo" de Automotores Orletti.

Es responsable de secuestros, torturas, violación, asesinatos y desapariciones.

Cordero a Marco Paz. El traslado debe cumplirse en el correr de un mes. El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil decidió ayer, en una sesión de pocos minutos, otorgar la extradición a Argentina del torturador uruguayo Manuel Cordero, requerido por la justicia de ese país por múltiples crímenes de lesa humanidad en el marco de la coordinación represiva del llamado Plan Cóndor de los años setenta.

Manuel Cordero, quien se encuentra bajo prisión domiciliaria en Santana do Livramento, será entregado a las autoridades policiales argentinas en un plazo de 30 días para que comparezca ante los jueces Norberto Oyarbide, actualmente a cargo de la causa "Cóndor", y Daniel Rafecas, quien actúa en la causa "Automotores Orletti".

Cordero había huido a Brasil en julio de 2004 para eludir un juicio de desacato por ofensa que le inició el juez José Balcaldi, quien estaba a cargo de una causa contra el militar por el delito de apología de la tortura, debido a declaraciones realizadas en una entrevista con el semanario Búsqueda.

En enero de 2005 fue ubicado en Santana do Livramento por el activista en derechos humanos brasileño Jair Krischke, en una investigación conjunta con LA REPUBLICA, luego de que el militar firmase un documento en el consulado uruguayo para que un familiar suyo pudiera seguir cobrando su jubilación militar.

El paradero de Cordero siempre había sido de conocimiento del entonces canciller uruguayo Didier Opertti, quien durante el gobierno de Jorge Batlle había autorizado mensualmente los trámites de "existencia" que permitían al prófugo represor seguir cobrando sus haberes jubilatorios desde el exterior.

Requisitoria y detención

Krischke activó entonces el primer pedido de extradición contra Cordero de parte del juez federal argentino Guillermo Montenegro, quien entonces instruía la causa "Cóndor", pero Cordero inició una serie de acciones dilatorias que incluyeron un pedido de asilo, un intento de nacionalización, entre otras maniobras jurídicas de su defensa.

En febrero de 2007, se formalizó la solicitud de extradición del militar, que se había radicado en la casa de su cuñado en la fronteriza ciudad de Santana do Livramento, y Cordero fue detenido y trasladado a la ciudad de Porto Alegre, donde permaneció durante meses recluido en la sede de la policía federal gaúcha.

Para entonces, se habían sumado los pedidos de extradición del juez penal uruguayo Luis Charles, quien lo indagaba por el secuestro y desaparición del uruguayo Adalberto Soba en Buenos Aires en setiembre de 1976 y la requisitoria del juez federal argentino Daniel Rafecas, por los crímenes del torturador en el "pozo" Orletti.

El trámite de extradición del militar uruguayo quedó a cargo del entonces presidente del Supremo Tribunal Federal, ministro Marco Aurelio de Melo, quien demoró el proceso judicial en el marco de una interna política de la justicia brasileña, en la que se discutía la validez de la amnistía aprobada por la dictadura brasileña en 1979.

Cordero, en tanto, continuó interponiendo recursos para su traslado a otro centro penitenciario y finalmente logró, tras un breve pasaje por la cárcel de Livramento, que lo llevaran a la Brigada Militar Nº 2 y finalmente que le otorgaran la prisión domiciliaria por razones humanitarias, ya que debía someterse a una cirugía cardíaca.

Proceso de extradición

El expediente de la extradición Nº 974 tuvo un largo trámite hasta que el 11 de setiembre de 2008 llegó al plenario del Supremo Tribunal Federal, máximo órgano de justicia de Brasil, compuesto por diez ministros y un presidente que dirige la sesión y sólo vota en caso de empate de sus integrantes.

En aquella primera sesión, el informe del ministro relator, Marco Aurelio de Melo (quien acababa de ceder la presidencia a su colega Gilmar Méndes), fue contrario a la extradición y su pronunciamiento "arrastró" los votos de otros tres ministros (Carlos Menezes Direito, Carmen Lúcia y Eros Grau) que no habían estudiado el caso.

Sin embargo, el ministro Ricardo Lewandowski consideró que no se podía negar la extradición ya que había casos de niños desaparecidos que implicaban un delito continuo que no había prescrito. Con la votación 4 a 1, el ministro Cézar Peluso pidió vistas al expediente y pospuso una decisión. El debate continuó el 30 de octubre pasado, cuando Peluso decidió, como Lewandowski, votar por la extradición y sus argumentos fueron acompañados por los ministros Joaquim Barbosa, Carlos Ayres y Carmen Lúcia, quien cambió su voto anterior. La votación quedó 5 a 2 porque Eros Grau pidió revisar el caso y su voto.

En dos ocasiones se pospuso una definición de la extradición hasta el día de ayer, cuando el ministro Grau definió por 6 a 2 que Cordero debía ser extraditado a Argentina, donde lo habían reclamado primero, y se rechazó el pedido de Uruguay para evitar la posibilidad de un doble enjuiciamiento por los mismos delitos.

En menos de un mes, Cordero deberá ser trasladado a Argentina y probablemente termine recluido en la cárcel de Marcos Paz en la provincia de Buenos Aires, donde lo aguardarán otros represores argentinos que junto a él actuaron en los años de la coordinación represiva. Cordero será juzgado y la impunidad se resquebraja.
 

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Cordero "contraataca" desde Brasil con "bombas de humo"
El coronel Manuel Cordero inició una contraofensiva mediática en Brasil, al aprobarse su extradición a Argentina. Intenta aparecer como una víctima política que sufre serios problemas de salud. Miente sobre los cargos que se le imputan y sobre la posibilidad de apelar el fallo.
Roger Rodriguez |


Cordero se defiende. Declaró a Zero Hora que su vida corre riesgo si es extraditado. El torturador uruguayo Manuel Cordero inició ayer una nueva estrategia para demorar su extradición a Argentina y declaró a Zero Hora que debe someterse a una intervención cardíaca antes de su traslado y que sólo pueden juzgarlo por el secuestro de Simón Riquelo a quien dijo no conocer, como a su madre Sara Méndez.

El militar uruguayo reaccionó con una meditada contraofensiva ante el pronunciamiento del Supremo Tribunal Federal brasileño que otorgó esta semana su extradición a la Argentina por once desapariciones y el secuestro de un niño, y ahora alega que antes de su traslado debe ser operado del corazón porque puede sufrir un "colapso" en el viaje.

Cordero fue entrevistado por el periódico Zero Hora de Porto Alegre, a quien declaró que aún no está dicha la última palabra en torno a su enjuiciamiento por crímenes de lesa humanidad y sostuvo que tiene todavía mecanismos de defensa para apelar el pronunciamiento del máximo órgano judicial brasileño.

En la entrevista concedida a la periodista Priscila Montandon, Cordero afirmó que su proceso de extradición tuvo una "gran carga política": "La ley de Amnistía de Brasil funcionaba muy bien para ambos lados, pero pienso que eso está relacionado a temas que desconozco sobre la amnistía a los militares", dijo con aparente inocencia.

¿Sara... qué Sara?

Cordero dijo que no es "futurólogo", pero intentó mostrarse confiado de superar un eventual juicio en Argentina donde, según él, sólo puede ser juzgado por el secuestro y desaparición de Simón Riquelo, uno de los once delitos por los que se pidió la extradición, ya que ****opinó**** los otros crímenes de desaparición habrían prescripto.

"El delito se refiere a la desaparición de un niño argentino en 1976, que reapareció en 2002. Por lo tanto, no es desaparecido. Fue una denuncia de la madre de él, pero yo no conozco ni al niño ni a la madre de él. Ya había sido juzgado en 1994 por este delito y el caso fue archivado", mintió Cordero a Zero Hora.

Sara Méndez fue secuestrada en Buenos Aires el 13 de julio de 1976 y de sus manos fue robado su hijo Simón Riquelo, con sólo 22 días de nacido. Sara fue torturada por Cordero en el "pozo" Automotores Orletti, trasladada ilegalmente a Montevideo, recluida en otros dos "pozos" y condenada a 5 años de cárcel por la Justicia militar.

Desde su liberación, Sara Méndez se constituyó en un símbolo de la búsqueda de los niños desaparecidos y en 2002, veintiséis años después, logró encontrar a su hijo Simón que había sido entregado a la familia de un policía argentino. En 1994 una causa contra Cordero fue amparada en Uruguay por la Ley de Caducidad.

Piel de Cordero

El torturador uruguayo alegó también que tiene que someterse a otra cirugía en el Instituto Cardiológico de Porto Alegre. "En prisión no tenía condiciones de un pos operatorio. Sufrí varias infecciones cuando estaba preso y perdí todos los dientes, tomaba una medicación muy fuerte y llegué a pesar 60 kilogramos", dijo.

"Me concedieron la posibilidad de tratarme. Vine a mi casa (en Santana do Livramento) en enero para recuperarme, colocarme las prótesis e intentar hacerme la cirugía cardiovascular (...) si no me opero, voy a morir. En estas condiciones no puedo viajar al exterior. Corro el riesgo de sufrir un colapso", se victimizó.

Cordero huyó de Uruguay en 2004 y fue detenido en Brasil en 2007 para un proceso de extradición que se definió esta semana. Desde principios de año disfrutaba de una prisión domiciliaria, por razones humanitarias, debido a su estado de salud, hasta que fue filmado fumando y corriendo en la puerta de su domicilio en Santana do Livramento.

El coronel Manuel Cordero, alias 303, cometió delitos de secuestro, tortura, violación, asesinato, privación de identidad y desapariciones en el marco del Plan Cóndor. Como mando de la Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas (OCOA) actuó en el pozo "Automotores Orletti" de Buenos Aires, del que desaparecieron 30 uruguayos.



SIN APELACION
El coronel Manuel Cordero no tiene ningún recurso legal con el que apelar la extradición aprobada por el Supremo Tribunal Federal (STF) que sólo podría ser cuestionado si existiera algún error técnico jurídico, explicaron a LA REPUBLICA fuentes jurídicas de Brasil. El trámite de Extradición Nº 974 finalizó con la aceptación de la requisitoria de la Justicia argentina y la negativa a la solicitud uruguaya, por 6 votos contra 2, y sólo resta ahora que el fallo sea redactado y hecho público en los próximos días por parte del ministro Ricardo Lewandowski, el primero en votar por la extradición.

Según establece la Constitución de Brasil, la extradición de Cordero deberá ser firmada por el presidente Luiz Inácio "Lula" Da Silva, pero en toda la historia jurídica brasileña nunca un presidente se opuso a un pronunciamiento del Supremo Tribunal Federal y el mandatario suscribirá la orden para entregar al reo Cordero a la Policía argentina. Por su parte, el activista brasileño por los derechos humanos, Jair Krischke, señaló a LA REPUBLICA sus dudas sobre la mentada insuficiencia cardíaca que ha esgrimido Cordero desde que llegó a Brasil. "¿Si le dieron la prisión domiciliaria para que se operara, por qué no lo hizo en los últimos ocho meses?", se preguntó Krischke.

Asimismo, la afirmación de Cordero sobre que debe operarse en el Instituto de Cardiología de Porto Alegre tampoco sería cierta, ya que por su condición de extranjero no tiene el beneficio de la atención gratuita en el hospital especializado y debería abonar personalmente la presunta operación por un costo de miles de dólares.

Las fuentes jurídicas consultadas indicaron que el propio Supremo Tribunal Federal deberá someter a Cordero a un examen médico para establecer las condiciones físicas en que será entregado, en un plazo de 30 días, a las autoridades argentinas para que sea finalmente enjuiciado por la Justicia federal de ese país.

La Republica
 

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Argentina podrá juzgar a Cordero por el caso Gelman

Cordero en Brasil. Sin custodia y, formalmente, en libertad.

El pronunciamiento del Supremo Tribunal Federal brasileño que posibilitó la extradición incluía las desapariciones de Washington Cram, Alberto Mechoso, León Duarte, Ruben Prieto, Ary Cabrera, Adalberto Soba, José Méndez, Francisco Candia, María Islas Gatti, Jorge Zaffaroni y la argentina María Claudia García de Gelman.

La sentencia por la que la Justicia brasileña otorgó a Argentina la extradición del torturador uruguayo Manuel Cordero incluye, además de la privación de identidad de Simón Riquelo, el delito de desaparición forzada de otras once víctimas, según el fallo del procurador general de Brasil, Antonio Fernando Barros e Silva de Souza.

La decisión del Supremo Tribunal Federal (STF), cuya redacción quedó a cargo del ministro Ricardo Lewandowski (el primero que votó a favor de la extradición), se basa en el pronunciamiento del referido fiscal general norteño, quien incluyó los nombres de diez uruguayos y una argentina en los desaparecidos de Automotores Orletti en 1976.

En su recomendación a favor de la extradición, Barros e Silva y Souza mencionó específicamente a los compatriotas Washington Cram, Alberto Mechoso, León Duarte, Ruben Prieto, Ary Cabrera, Adalberto Soba, José Méndez Donadio, Francisco Candia, María Islas Gatti, Jorge Zaffaroni y la argentina María Claudia García de Gelman.

Esos once casos serán entonces, junto al secuestro de Simón Riquelo, los crímenes por los que la Justicia federal argentina podrá indagar al militar uruguayo una vez que se concrete el traslado del torturador, quien aún mantiene su libertad ambulatoria al incumplir la prisión domiciliaria que se le había concedido en Santana do Livramento.

Fiscal pedirá cárcel
El nuevo video obtenido esta semana por Telemundo 12, en el cual Cordero es entrevistado en la calle cuando volvía a su casa de hacer compras, será enviado por el activista en derechos humanos Jair Kirschke al nuevo procurador general brasileño, Dr. Roberto Gurgel, quien ya actuó en el caso el día que el STF decidió la extradición. Según pudo saber LA REPUBLICA, el ministerio público ya tenía previsto solicitar el encarcelamiento del torturador uruguayo cuando en un primer video aparecía fumando y corriendo por la calle, en tanto se le había concedido la prisión domiciliaria por "razones humanitarias" ya que había alegado que debía someterse a una cirugía cardíaca. Ahora, las dos grabaciones constituyen una fehaciente prueba de que Cordero no está grave de salud y de que durante los ocho meses en los cuales permaneció en prisión domiciliaria no se realizó la referida intervención quirúrgica, que supuestamente le obligaba a realizar un posoperatorio en su domicilio.



CONDOR Y ORLETTI
El torturador uruguayo Manuel Cordero podrá ser juzgado en Argentina por los crímenes que se indagan en la causa del Plan Cóndor y también por los casos de desaparición forzada sufridos por una decena de uruguayos en el centro clandestino de detención Automotores Orletti de Buenos Aires.

Si bien el pedido sobre Cordero realizado por la Justicia federal argentina se inició con la solicitud del juez Guillermo Montenegro, a cargo del caso Cóndor, la ampliación de la requisitoria por parte del juez Daniel Rafecas, encargado de la causa Orletti, también fue incluida en el trámite de la Extradición Nº 974.

El reclamo establecía que al militar uruguayo se le imputaban dos crímenes previstos en el Código Penal de Argentina. El delito de "asociación ilícita" (Art. 219) que corresponde al Art. 288 del Código Penal de Brasil y el de "crimen contra la libertad individual" (Art. 144), que en Brasil tipifica como "secuestro calificado" (Art. 148).

El fallo del Supremo Tribunal Federal brasileño consideró que la acusación por "asociación ilícita" había prescrito y otorgó la extradición parcial por los casos de "secuestro", que de acuerdo a ambas legislaciones constituyen delitos de carácter permanente y son equiparables a los casos de desaparición forzada de personas.

Paralelamente, el caso Simón Riquelo fue específicamente anotado por el vicepresidente del STF, ministro Cézar Peluso, al establecer su voto a favor de la extradición de Cordero, cuando sentenció que la prescripción del secuestro que durante 26 años había sufrido el hijo de Sara Méndez, debía computarse a partir de su aparición en 2002.

La extradición de Cordero ha sido otorgada al Estado argentino, que fue el que lo reclamó, y no a un juez o causa en particular, por lo cual el militar uruguayo podrá ser juzgado tanto en la causa del "Plan Cóndor", hoy a cargo del juez Norberto Oyarbide, como por el caso "Orletti", que lleva el juez Daniel Rafecas.

La republica
 
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