Conferencias, entrevistas y programas de Nicolás Kasanzew.-

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Un grandísimo honor, que me emociona profundamente. Gustavo Villagra, un patriota y malvinizador como hay pocos en la Argentina, me ha hecho la enorme deferencia de ponerle mi nombre a uno de los claustros de la Academia General Belgrado de Tucumán, que él ha creado y conduce con gran éxito, formando en los valores eternos a los futuros oficiales y suboficiales de la Patria. Y además, en ese evento tan conmovedor para mi, estuve rodeado de los veteranos de guerra de Tucumán, encabezados por el suboficial Cardillo, uno de los que pusieron de rodillas a los ingleses en aquel glorioso Dos de Abril.¡Gracias desde el alma a Gustavo Villagra, su esposa, todo el equipo docente, a mis hermanos veteranos y a todos quienes me honraron con su presencia!
 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Como en una probeta de laboratorio, cuyos resultados después se aplican a gran escala, en el municipio tucumano de Yerba Buena se ha logrado recrear la Argentina que todos anhelamos. Económicamente pujante, con un gran crecimiento poblacional, ordenada y limpia, está ciudad se ha convertido en el jardín del Jardín de la República. Pero no solo por los logros administrativos de su joven intendente, sino por algo mucho más importante. Porque Mariano Campero le ha dado a su gestión el sesgo patriótico que necesita toda sociedad para realizarse plenamente. Es que, como rezan las Sagradas Escrituras, no sólo del pan vive el hombre. Una sociedad necesita héroes en los cuales inspirarse y a quienes emular. Y esos héroes, que han sido ocultados prácticamente por el resto del país, en Yerba Buena están siendo honrados y reivindicados. Estamos hablando de los héroes de Malvinas caídos, con cuyos nombres han sido bautizadas muchas calles de Yerba Buena, e incluso a uno de ellos, el Halcón Trucha Varela se le ha erigido un hermoso monumento. Estamos hablando de los combatientes sobrevivientes que han tenido, a nivel municipal, el glorioso desfile que a nivel nacional todavía se les ha negado. Estamos hablando de las charlas que se dan permanentemente en los colegios de la zona para que los jóvenes conozcan a quienes tienen que ser sus arquetipos en la vida. Estamos hablando del barrio creado en Yerba Buena, bautizado como ARA San Juan, cuyas calles llevaran los nombres de nuestros submarinistas, muertos en cumplimiento del deber. Pero también estamos hablando de quienes combatieron frente a frente contra los terroristas marxistas apoyados por una nación extranjera, Cuba, y que dieron su vida por la libertad de la Nación. En una muestra de coraje cívico que le podría envidiar la mayoría de los políticos argentinos, el intendente de Yerba Buena participó del homenaje al teniente primero Héctor Cáceres, quien murió combatiendo heroicamente contra los guerrilleros trotzkistas del ERP en el monte tucumano en febrero de 1975, bajo pleno gobierno constitucional. En este aspecto de la reivindicación de nuestros héroes es invalorable la acción desarrollada por Jose Maria Posse Posse, a quien Campero nombró con gran acierto Director de Patrimonio Cultural del municipio. Historiador y erudito, este descendiente de próceres argentinos es al mismo tiempo un hombre de acción. Un talentoso e infatigable desarrollador de iniciativas, de gran don de gentes, que siempre consigue lo que se propone con tenacidad e inteligencia. Por ejemplo, ha logrado que la Fuerza Aérea Argentina le donara a Yerba Buena un Mirage III, que combatió en Malvinas, y que pronto será entronizado en un lugar de privilegio de la ciudad. Ya algunos otros intendentes han comenzado a copiar lo que hace Campero, al advertir la reacción positiva que tienen todos sus emprendimientos. Esperemos que esto se convierta en una ola imparable y que el microcosmos de Yerba Buena sea el prototipo y anticipo de lo que debe ser el Estado Nacional.
 
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Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Gómez Centurión narra su combate... Mi hijo, quien editó este video para actualizarlo, y es periodista de la cadena de televisión CBS en Nueva York, me escribe: "No sabía que le habían dado a Gómez Centurión la condecoración mas alta del Ejército Argentino. Es como si acá se postulara a presidente alguien condecorado con la Medal of Honor. Arrasaría con todo".

Y si acá arrasa también?



 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Comentario de mi hijo menor, que postea como Nico Kasan, refutando a quienes a raíz del video "Gómez Centurión narra su combate", en Facebook han reaccionado al mismo en forma negativa. ¡Comentario del cual no puedo menos que enorgullecerme!

"Se les presenta un testimonio en primera persona, respaldado por la mas alta condecoración otorgada por la Nación, e innumerables testimonios de veteranos que lo conocen a JJGC. Sin embargo, hasta a esto uno se atreve a llamarlo fábula. Es realmente triste, desde un punto de vista de una generación más joven, ver que 37 años después, sigue reinando la ignorancia sobre la Gesta de Malvinas. Como aprendí una vez de alguien, generalizar es la forma mas fácil de equivocarse. Poner todo en una misma bolsa, y prenderla fuego. Solo darles lástima a los soldados, y desprecio a los líderes. Es que no es solo una falta de respeto, es una critica muy torpe, perezosa. Se escucha a gente hablar de Malvinas con lastima y desprecio, pero no se toma el tiempo de analizar el tema como se lo merece. De esos tantos conscriptos que volvieron de las Islas, pero un día decidieron reencontrarse con sus camaradas caídos, a cuantos podríamos haber salvado si les hubiésemos dado la mano, en vez de la espalda? Alguien se ha hecho esa pregunta? Donde estaríamos hoy, como país, si nos hubiésemos tomado el tiempo de escucharlos, estudiar lo que hicieron, y resaltar sus valores y su sacrificio por la patria? Es imprescindible poder distinguir las grandezas de Malvinas, de las miserias, que si las hubo como en toda guerra. Es la única manera para llegar a una catarsis con esta grieta nacional. No es fácil, pero si realmente a uno le importa el tema, se lo debe a todos los que pusieron el cuero para defender la soberanía, cuando la patria así lo requirió. Los dejo, con algo alentador que se ve en mis entornos. Nosotros, los chicos, ya convertidos en hombres, estamos escuchando más atentamente cuando se habla de Malvinas, y quien insiste con seguir denigrando la memoria de nuestros caídos, y el ejemplo de nuestros héroes. Estamos escuchando. Pronto muchos iremos a votar".
 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Dando charlas sobre Malvinas se ve cuan dispar es la formación que se da en nuestros establecimientos educativos. En uno de ellos, cuando finalice con un "Viva la Patria", los alumnos se quedaron mudos y extrañados, como si yo les hubiera gritado algo en chino. En otro, el colegio Madre Sofia Bunge, cuando finalice, los gurrumines de la primaria cantaron la Marcha de las Malvinas en un coro de vocecitas inolvidables. ¡Se sabían la letra a la perfección! Si todo los colegios fueran como el Madre Sofia Bunge, tendríamos otro país.
 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Luego de que Owen Crippa hubiera atacado en solitario a toda la flota inglesa y aterrizado en la Base Aérea Malvinas, le pedí una entrevista. "No estoy acá para ofrecer reportajes, sino para combatir", me contestó tajante. Pero no se me iba a escapar una nota de tal calibre. Perro de presa cuando hace falta, yo conseguí finalmente que me diera la entrevista. Inesperadamente ha reaparecido ahora este testimonio, si bien tijereteado. No puedo entender que le pudo haber molestado a los censores. ¿Que Crippa me hubiera dicho en ese reportaje que le debía a Cristo haber vuelto sano y salvo de ese ataque virtualmente suicida? ¿Algunos otros detalles de su combate? Pero más allá del oscurantismo y la imbecilidad de los censores del momento, es una gran felicidad que este documento histórico haya aparecido a la luz, aunque abreviado. ¡Gloria y honor al audaz teniente de navío, que a la sazón contaba con 31 años de edad!

 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Cita ineludible. Es una de las cinco o seis obras más interesantes sobre la guerra de Malvinas. Va a ser presentada este domingo en la Feria del Libro, en el stand 1811, Ediciones Argentinidad, Pabellón Amarillo. ¡Y con la participación de nuestros héroes! Los esperamos.
A CONTRACORRIENTE DE LOS TERGIVERSADORES
Héctor Rubén Simeoni “Malvinas contrahistoria”, Ediciones Argentinidad, Buenos Aires 2019
Por NIcolás Kasanzew
El término héroe viene de los antiguos griegos. Para ellos, se trataba de un mortal que había hecho algo que trascendia el rango normal de la experiencia humana, que dejaba detrás de si, cuando moría, una memoria inmortal, y por lo tanto era reverenciado a la par de los dioses. Muchos de estos antiguos héroes, en la mitología helénica, fueron grandes benefactores de la humanidad. Hércules, el matador de monstruos; Esculapio, el primer médico; Dionisio, el creador de la fraternidades griegas. Pero asimismo eran llamados héroes personajes que habían cometido crímenes impensables. Edipo y Medea, por ejemplo, también eran reverenciados como dioses. Originalmente los héroes no eran necesariamente buenos, pero siempre eran sobresalientes. Ser un héroe era expandir la frontera de lo que parecía posible para un ser humano.
Actualmente es inconcebible escindir lo moral del concepto del heroismo; solo llamamos héroes a quienes admiramos y queremos emular. Pero la palabra sigue reteniendo esa conexión original con la posibilidad de realizar algo extraordinario.
¿Porqué necesitamos a los héroes?
Primero y principal porque nos ayudan a definir los límites de nuestras aspiraciones. Nosotros definimos nuestros ideales por los héroes que elegimos. Y nuestros ideales - cosas como el coraje, el honor, la magnanimidad, - nos definen a nosotros.
Nuestros héroes son para nosotros símbolos de todas las cualidades que nos gustaría tener y todas las ambiciones que querríamos satisfacer. Una persona que elige, por ejemplo, al comando de Malvinas Horacio Losito como su héroe, va a tener un sentido muy diferente de lo que significa la excelencia humana, que aquel que escoja, digamos, al futbolista Diego Maradona. Y como los ideales a los que aspiramos influyen tanto para determinar la manera en que nos comportamos, el Estado debería tener un concreto interés en que cada persona tenga héroes reales. Sin embargo, en la Argentina, el Estado los soterra.
Cuanto mejor sería la sociedad, si cada uno de nosotros, frente a los planteos y desafíos de la vida, antes de actuar nos preguntáramos: ¿Qué haría, en este caso, mi héroe? La sociedad argentina chapotea en el lodo de una resignada mediocridad, porque su horizonte de posibilidades es demasiado estrecho. Y sólo los héroes pueden ayudarla a levantar más alto la vista.
Con más razón, si estos héroes aún están entre nosotros. Transcurrieron ya varias décadas desde la guerra de Malvinas, que alumbró a una generación heroica, pero esos hombres siguen siendo perfectos desconocidos para la sociedad argentina. Las razones son variopintas.
Hay que contabilizar, ¿quièn puede dudarlo?, la aviesa intención de politicastros de toda laya, de impedir que los argentinos puedan inspirarse en arquetipos que eleven: una sociedad que se guié por la vara alta de los héroes es mucho más refractaria a la manipulación y al saqueo. Tambien se hace sentir, desde ya, la vénganza de los que quieren cobrarle a los militares la derrota del terrorismo marxista en la década del 70. Y entonces meten en una misma bolsa a los responsables de hechos aberrantes, como a quienes combatieron con honor. No faltan, por otra parte, quienes entienden que reivindicar a los guerreros de Malvivnas haría imposible seguir demonizando in totum a las fuerzas armadas, y eso podría abriríe los ojos a la sociedad de que una nación sin ejército no puede sobrevir. Quienes la quieren desarmada, como se encuentra ahora, consciente o inconscientemente están abonando el terreno para que en un futuro no muy lejano otros países puedan venir a rapiñar impunemente los recursos acuíferos, alimenticios, petrolíferos, territoriales que están escaseando en el mundo.
Pero también conspira contra el reconocimiento de los héroes de Malvinas, algo tan perverso, tan humano, y tan antiguo como Caín:la envidia. Los celos de muchos de sus propios camaradas de armas. En el Ejército hasta se llegó a impartir la orden de “disciplinar” - es decir, perseguir, - a los cuadros que volvían de la guerra... en vez de aprender de ellos! En muchas oportunidades se los ninguneó y maltrató buscando que se fueran de la fuerza. Al tiempo que seguían imperturbables sus carreras algunos que habían temblado frente al enemigo. Toda generalización es mendáz, pero se dio un fenómeno así: el militar que no fue a Malvinas, envidiaba al que fue; el que fue y arrugó, envidiaba al que fue y no arrugó; y el que fue, no arrugó, pero no trascendió, envidiaba a quien fue, no arrugó y tuvo alguna cuota de reconocimiento.
Una de tantas nefastas consecuencias de todo ello fue que, por espacio de largos años. los veteranos de Malvinas, tratados como parias por sus compatriotas, prefirieron guardar silencio sobre sus experiencias.
El gran mérito de ese gran periodista que es Héctor Rubén Simeoni radica en haber conseguido en el año 1984, cuando nadie hablaba, entrevistar a una quincena de estos protagonistas de la Guerra Austral. Es decir cuando los recuerdos aún estaban muy frescos, no difuminados ni modificados por el paso del tiempo. Además, hay testimonios recogidos por Simeoni, con la inestimable ayuda del periodista Carlos M. Reymundo Roberts, actual prosecretario general de Redacción del diario La Nación, que hoy sería imposible conseguir. Es que algún protagonista ya ha fallecido, algún otro optó por el perfil bajo y la boca sellada y algún tercero se apartó de la visiòn que lo guiaba por ese entonces…
Por añadidura, una actitud imperdonable de los altos mandos militares, tras la rendición de Puerto Argentino, fue haber condecorado a determinadas personas indignas de ello, y haber desconocido a muchos héroes verdaderos. En esos casos los criterios para otorgar el galardón fueron desde el amiguismo más desvergonzado, hasta la pereza y liviandad de tomar por ciertas algunas “ hazañas” que aparecieron durante la guerra en la revista Gente, probablemente el medio de prensa que más ficciones publicó por aquellos días. Los altos mandos, en algunos casos, habilitaron fábulas destinadas a tapar sus errores y claudicaciones durante el conflicto.
Como resultado, en unos cuantos casos la Historia fue reemplazada por la historieta. Lo que el lector tendrá en este libro no es, por cierto, esta última. Tendrá la Historia. Porque los mitos que ofenden el honor a la verdad son dañinos, y las condecoraciones repartidas sin mérito son traiciones.
El libro “Malvinas Contrahistoria” (la historia de la guerra de Malvinas a contracorriente de sus tergiversadores), además de brindar un valioso borrador para los futuros tratadistas, tiene mucha relevancia para el dia de hoy. Porque estos relatos son parte de un proceso por el cual la nación que mandó a sus soldados a pelear, puede avanzar hacia una comprensión de lo que significó su sacrificio.
Sobre todo para los jóvenes, relatos como estos ayudan a desarrollar la personalidad, a formar una cosmovisión, a aclarar que es el bien y que es el mal, a encontrar un sentido en el camino de la vida.Y contribuyen a tomar conciencia que hubo personas extraordinarias entre nuestros compatriotas, sin lo cual no hay orgullo nacional posible.
Incuestionablemente, la guerra es lo peor de la humanidad. Y sin embargo, paradójicamente, es en la guerra donde los hombres, individualmente, muestran a menudo lo mejor de si mismos. La guerra es muchas veces el resultado de la codicia, la estupidez o el cinismo de los gobiernos (como lo fue en este caso). Pero en la guerra los hombres son a menudo bravos, leales y abnegados (como da cuenta este libro). Porque mucho más allá de los cálculos que podrían haber tenido o no Thatcher y Galtieri, a los jóvenes oficiales que hablan aquí los motivaba la limpia convicción de estar luchando por una causa justa y noble.
Este es un libro sobre lo que los hombres hacen en la guerra y lo que la guerra les hace a los hombres.Y la presente obra sobre la guerra es en realidad una obra sobre la vida. Porque la guerra es vida en el sentido más crudo. Es muerte, miedo, poder, amor, adrenalina, sacrificio, gloria, voluntad de sobrevivir.
A pesar de lo que nos quieren enseñar el History Channel y las maestras de escuela, que abundan en lugares, fechas y movimientos de tropas, lo único que importa en serio, es lo que podemos aprender de las guerras para aplicarlo a nuestras propias vidas.
Pocos libros han capturado la complejidad y el furor de la Gesta de Malvinas, como el de Héctor Rubén Simeoni. Una mirada épica, penetrante, unas historias transmitidas con enorme honestidad por un argentino que de esta manera rinde homenaje a sus guerreros olvidados. Relatos que marcan la diferencia entre la verdad y el mito, dejan ver el significado de lo que es un héroe y la esencia de la experiencia humana en la guerra. Una atrapante crónica del momento más inolvidable de la historia militar argentina del último siglo y medio. El legado de una quincena de jóvenes oficiales, muy diferentes entre si, que va a vivir por siempre.
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Cita ineludible. Es una de las cinco o seis obras más interesantes sobre la guerra de Malvinas. Va a ser presentada este domingo en la Feria del Libro, en el stand 1811, Ediciones Argentinidad, Pabellón Amarillo. ¡Y con la participación de nuestros héroes! Los esperamos.
A CONTRACORRIENTE DE LOS TERGIVERSADORES
Héctor Rubén Simeoni “Malvinas contrahistoria”, Ediciones Argentinidad, Buenos Aires 2019
Por NIcolás Kasanzew
El término héroe viene de los antiguos griegos. Para ellos, se trataba de un mortal que había hecho algo que trascendia el rango normal de la experiencia humana, que dejaba detrás de si, cuando moría, una memoria inmortal, y por lo tanto era reverenciado a la par de los dioses. Muchos de estos antiguos héroes, en la mitología helénica, fueron grandes benefactores de la humanidad. Hércules, el matador de monstruos; Esculapio, el primer médico; Dionisio, el creador de la fraternidades griegas. Pero asimismo eran llamados héroes personajes que habían cometido crímenes impensables. Edipo y Medea, por ejemplo, también eran reverenciados como dioses. Originalmente los héroes no eran necesariamente buenos, pero siempre eran sobresalientes. Ser un héroe era expandir la frontera de lo que parecía posible para un ser humano.
Actualmente es inconcebible escindir lo moral del concepto del heroismo; solo llamamos héroes a quienes admiramos y queremos emular. Pero la palabra sigue reteniendo esa conexión original con la posibilidad de realizar algo extraordinario.
¿Porqué necesitamos a los héroes?
Primero y principal porque nos ayudan a definir los límites de nuestras aspiraciones. Nosotros definimos nuestros ideales por los héroes que elegimos. Y nuestros ideales - cosas como el coraje, el honor, la magnanimidad, - nos definen a nosotros.
Nuestros héroes son para nosotros símbolos de todas las cualidades que nos gustaría tener y todas las ambiciones que querríamos satisfacer. Una persona que elige, por ejemplo, al comando de Malvinas Horacio Losito como su héroe, va a tener un sentido muy diferente de lo que significa la excelencia humana, que aquel que escoja, digamos, al futbolista Diego Maradona. Y como los ideales a los que aspiramos influyen tanto para determinar la manera en que nos comportamos, el Estado debería tener un concreto interés en que cada persona tenga héroes reales. Sin embargo, en la Argentina, el Estado los soterra.
Cuanto mejor sería la sociedad, si cada uno de nosotros, frente a los planteos y desafíos de la vida, antes de actuar nos preguntáramos: ¿Qué haría, en este caso, mi héroe? La sociedad argentina chapotea en el lodo de una resignada mediocridad, porque su horizonte de posibilidades es demasiado estrecho. Y sólo los héroes pueden ayudarla a levantar más alto la vista.
Con más razón, si estos héroes aún están entre nosotros. Transcurrieron ya varias décadas desde la guerra de Malvinas, que alumbró a una generación heroica, pero esos hombres siguen siendo perfectos desconocidos para la sociedad argentina. Las razones son variopintas.
Hay que contabilizar, ¿quièn puede dudarlo?, la aviesa intención de politicastros de toda laya, de impedir que los argentinos puedan inspirarse en arquetipos que eleven: una sociedad que se guié por la vara alta de los héroes es mucho más refractaria a la manipulación y al saqueo. Tambien se hace sentir, desde ya, la vénganza de los que quieren cobrarle a los militares la derrota del terrorismo marxista en la década del 70. Y entonces meten en una misma bolsa a los responsables de hechos aberrantes, como a quienes combatieron con honor. No faltan, por otra parte, quienes entienden que reivindicar a los guerreros de Malvivnas haría imposible seguir demonizando in totum a las fuerzas armadas, y eso podría abriríe los ojos a la sociedad de que una nación sin ejército no puede sobrevir. Quienes la quieren desarmada, como se encuentra ahora, consciente o inconscientemente están abonando el terreno para que en un futuro no muy lejano otros países puedan venir a rapiñar impunemente los recursos acuíferos, alimenticios, petrolíferos, territoriales que están escaseando en el mundo.
Pero también conspira contra el reconocimiento de los héroes de Malvinas, algo tan perverso, tan humano, y tan antiguo como Caín:la envidia. Los celos de muchos de sus propios camaradas de armas. En el Ejército hasta se llegó a impartir la orden de “disciplinar” - es decir, perseguir, - a los cuadros que volvían de la guerra... en vez de aprender de ellos! En muchas oportunidades se los ninguneó y maltrató buscando que se fueran de la fuerza. Al tiempo que seguían imperturbables sus carreras algunos que habían temblado frente al enemigo. Toda generalización es mendáz, pero se dio un fenómeno así: el militar que no fue a Malvinas, envidiaba al que fue; el que fue y arrugó, envidiaba al que fue y no arrugó; y el que fue, no arrugó, pero no trascendió, envidiaba a quien fue, no arrugó y tuvo alguna cuota de reconocimiento.
Una de tantas nefastas consecuencias de todo ello fue que, por espacio de largos años. los veteranos de Malvinas, tratados como parias por sus compatriotas, prefirieron guardar silencio sobre sus experiencias.
El gran mérito de ese gran periodista que es Héctor Rubén Simeoni radica en haber conseguido en el año 1984, cuando nadie hablaba, entrevistar a una quincena de estos protagonistas de la Guerra Austral. Es decir cuando los recuerdos aún estaban muy frescos, no difuminados ni modificados por el paso del tiempo. Además, hay testimonios recogidos por Simeoni, con la inestimable ayuda del periodista Carlos M. Reymundo Roberts, actual prosecretario general de Redacción del diario La Nación, que hoy sería imposible conseguir. Es que algún protagonista ya ha fallecido, algún otro optó por el perfil bajo y la boca sellada y algún tercero se apartó de la visiòn que lo guiaba por ese entonces…
Por añadidura, una actitud imperdonable de los altos mandos militares, tras la rendición de Puerto Argentino, fue haber condecorado a determinadas personas indignas de ello, y haber desconocido a muchos héroes verdaderos. En esos casos los criterios para otorgar el galardón fueron desde el amiguismo más desvergonzado, hasta la pereza y liviandad de tomar por ciertas algunas “ hazañas” que aparecieron durante la guerra en la revista Gente, probablemente el medio de prensa que más ficciones publicó por aquellos días. Los altos mandos, en algunos casos, habilitaron fábulas destinadas a tapar sus errores y claudicaciones durante el conflicto.
Como resultado, en unos cuantos casos la Historia fue reemplazada por la historieta. Lo que el lector tendrá en este libro no es, por cierto, esta última. Tendrá la Historia. Porque los mitos que ofenden el honor a la verdad son dañinos, y las condecoraciones repartidas sin mérito son traiciones.
El libro “Malvinas Contrahistoria” (la historia de la guerra de Malvinas a contracorriente de sus tergiversadores), además de brindar un valioso borrador para los futuros tratadistas, tiene mucha relevancia para el dia de hoy. Porque estos relatos son parte de un proceso por el cual la nación que mandó a sus soldados a pelear, puede avanzar hacia una comprensión de lo que significó su sacrificio.
Sobre todo para los jóvenes, relatos como estos ayudan a desarrollar la personalidad, a formar una cosmovisión, a aclarar que es el bien y que es el mal, a encontrar un sentido en el camino de la vida.Y contribuyen a tomar conciencia que hubo personas extraordinarias entre nuestros compatriotas, sin lo cual no hay orgullo nacional posible.
Incuestionablemente, la guerra es lo peor de la humanidad. Y sin embargo, paradójicamente, es en la guerra donde los hombres, individualmente, muestran a menudo lo mejor de si mismos. La guerra es muchas veces el resultado de la codicia, la estupidez o el cinismo de los gobiernos (como lo fue en este caso). Pero en la guerra los hombres son a menudo bravos, leales y abnegados (como da cuenta este libro). Porque mucho más allá de los cálculos que podrían haber tenido o no Thatcher y Galtieri, a los jóvenes oficiales que hablan aquí los motivaba la limpia convicción de estar luchando por una causa justa y noble.
Este es un libro sobre lo que los hombres hacen en la guerra y lo que la guerra les hace a los hombres.Y la presente obra sobre la guerra es en realidad una obra sobre la vida. Porque la guerra es vida en el sentido más crudo. Es muerte, miedo, poder, amor, adrenalina, sacrificio, gloria, voluntad de sobrevivir.
A pesar de lo que nos quieren enseñar el History Channel y las maestras de escuela, que abundan en lugares, fechas y movimientos de tropas, lo único que importa en serio, es lo que podemos aprender de las guerras para aplicarlo a nuestras propias vidas.
Pocos libros han capturado la complejidad y el furor de la Gesta de Malvinas, como el de Héctor Rubén Simeoni. Una mirada épica, penetrante, unas historias transmitidas con enorme honestidad por un argentino que de esta manera rinde homenaje a sus guerreros olvidados. Relatos que marcan la diferencia entre la verdad y el mito, dejan ver el significado de lo que es un héroe y la esencia de la experiencia humana en la guerra. Una atrapante crónica del momento más inolvidable de la historia militar argentina del último siglo y medio. El legado de una quincena de jóvenes oficiales, muy diferentes entre si, que va a vivir por siempre.
Cuantas verdades Nicolas!!! sobre todo el post-Malvinas
 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Héroes de nuestra Gesta Austral hoy a las 19 presentan en la Feria del Libro "Malvinas Contrahistoria" de Héctor R. Simeoni. Stand 1811 de Ediciones Argentinidad (frente al stand de Barcelona), Pabellón Amarillo. ¡Cita imperdible!
 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
"Nuestros oficiales son nuestros padres". No fue en todos los casos, por supuesto. Pero las palabras del conscripto José Alfredo Sánchez, del Regimiento de Infantería 5, hoy exitoso artista en el Chaco, con quien me acabo de reencontrar 37 años después de haberlo entrevistado en Malvinas, confirman una vez más que nunca se puede generalizar sobre nada. Y menos sobre nuestra Gesta Austral.

 
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Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Hoy cumple años un quijote. Es decir, alguien que antepone sus convicciones a sus conveniencias. Trabajando muchas veces económicamente a pérdida, Juan de Sousa ha creado desde la nada una editorial, Argentinidad, que hoy es el principal bastión de divulgación malvinera. El defiende la Causa con libros, que es la manera más eficaz y perdurable de hacerlo. En un mundo mercantilizado hasta la náusea, a Juan Francisco de Sousa el vil metal lo deja sin cuidado. Otro metal, el bronce, es el que lo desvela. El bronce para los guerreros de Malvinas. Feliz día, querido y admirado Juan.
 
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