Conferencias, entrevistas y programas de Nicolás Kasanzew.-

thunder

Veterano Guerra de Malvinas
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Está por salir de imprenta "La Malviníada", (con acento en la segunda "i", como en La Ilíada").
Quise concentrar en ese neologismo el sentido épico de nuestra guerra justa del 82.
Me di el gusto de incluir la historia de algún colaborador del Foro... y de poner un texto de Beatrice en la contratapa.

Obvio voy por varios de ellos!
No dejes de avisar !
 
¡Qué buena entrevista Nicolás! Aunque la vi en tu canal no aquí. Hay una actitud muy loable en éstos oficiales, no es la primera vez que hacés mención al ascenso (mas bien falta de ascenso) y contestan siempre con humildad y sencillez. Es de destacar la atención médica que el enemigo prestó.
 
Pero el hilo es larguísimo, me gustaría si me pueden direccionar al post en específico o resumirme cual es la cuestión.
El hilo es larguísimo precisamente porque incluye relatos, puntos de vista y testimonios de primera mano, si quiere las cosas fáciles busque en wikipedia.
Ademas en ese hilo no se debate acerca de la unidad completa sino del desempeño de dos fracciones.
 
El hilo es larguísimo precisamente porque incluye relatos, puntos de vista y testimonios de primera mano, si quiere las cosas fáciles busque en wikipedia.
Ademas en ese hilo no se debate acerca de la unidad completa sino del desempeño de dos fracciones.
Si tuviera todo el tiempo del mundo lo leería gustoso de principio a fin, pero no lo tengo. De cualquier manera no se moleste, ya otro usuario con amabilidad me resolvió la duda de forma muy sencilla.
 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Para el soldado Orlando Ruffino, el cabo Osvaldo Olmos fue tan ejemplar como el teniente Estevez. A los conscriptos que estuvieron con él en la posicion durante la batalla de Darwin - Pecchio, Huircapán, Testoni, Graziani, amén de Oscar Ledesma, los protegió como el mejor de los padres protege a sus hijos. Les habia dicho: "Los únicos que vamos a tirar, somos Ledesma y yo. Si me matan a mi, recién salen ustedes. Ló unico que tienen que hacer es abastecernos de munición. Y eso lo cumplió hasta el ultimo momento, hasta agotar las balas.
El día después del combate, estando gravemente herido el soldado Orlando Ruffino, lo acompaño en la camilla cuando lo estaban evacuando, lo tomó de la mano y le iba dando fuerzas. "Aguante soldado, fuerza soldado, que usted puede". En ningún momento abandonó a sus hombres en las circunstancias más duras. Ruffino lo recuerda así: "Era un hombre íntegro, un comando con todas las letras".
Que Dios lo tenga a su diestra.
 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Se nos están yendo los comandos. En tandas. Y sin haber sido debidamente reconocidos. El cabo primero Osvaldo Faustino Olmos, héroe de la batalla de Darwin; el sargento primero Carlos Alberto Mora, de la Compañía de Comandos 601; el suboficial comando anfibio Luis Alberto Alegre. A este último lo pinta de cuerpo entero una anécdota del Dos de Abril, en la casa del gobernador, relatada por el contraalmirante Carlos Busser, comandante de la fuerza de desembarco:
"Me dijeron que tenía un problema en la entrada de la casa y fui con el Mayor Norman hasta ese lugar. Un soldado en inglés me indicó cuál era el problema. Había un soldado que se aproximaba por la entrada lateral del jardín y se acercaba demasiado a la casa en una actitud totalmente agresiva.
Me preguntó si era un soldado argentino. Realmente en un primer momento, no hubiera podido jurar que era argentino. Su cara estaba totalmente pintada de negro, tenía un gorro de lana negro. Venía cargado con su mochila, su uniforme estaba lleno de barro y de tierra, pero evidentemente no era un soldado inglés, de manera que no podía ser otra cosa que argentino.
Les contesté que sí, y entonces me pidieron que lo controlara, porque ellos no iban a dejar que ingresara tropa a la casa hasta que estuviera formalizada la entrega de las armas. Me adelanté para detenerlo y hacerlo retroceder. Le hablé en castellano en voz bien alta, diciéndole que en la casa estaba todo bajo control y que no ingresara al jardín. El hombre siguió como si no hubiera oído o como si no me entendiera. Me preocupó porque le vi una mirada demasiado decidida y tuve el temor de que se nos pudiera ir de control la situación. Me di a conocer, aunque suponía que no era necesario. Le dije quién era yo y que estaba haciendo. Siguió caminando y cuando estuvo cerca mío me dijo: "Salga del medio señor, estos hijos de **** levantaron bandera blanca y luego le han tirado a Giachino, hay que matarlos a todos". Se encontraba en una condición emocionalmente descontrolada y pensé que no me quedaba otra solución que ser drástico. Además yo estaba desarmado y el con su pistola ametralladora y varias otras armas. Decidí proferir algunas gruesas palabrotas para que reaccionara, y así lo hice. El recurso dio resultado. Sus palabras fueron: "Discúlpeme señor, estaba tan caliente que no me di cuenta".
¡Que Dios los tenga a su diestra y el pueblo argentino en la gloria, admirados comandos!

 
¡Qué relato! Me atrevo a adornarlo con un fragmento de mi "Gloriosa Operación Rosario":

La cara se embetunaron
pa’ que su jeta luciera
negra como su Pantera
en la noche se ocultaron.
En las balsas, así llegaron
en un galope ligero
pa’ llegar y ser primeros
y hacer “pata ancha” en la playa
mientras que la noche calla
el grito d’estos guerreros.

El coraje y vocación
d’ estos primeros Infantes,
marcó respeto y semblante
al rezar esta oración:
Rosario, que a mi Nación
la colmó de adrenalina
y ese día, mi Argentina
rezó toda, en esta historia
diez Ave María, un Gloria
y Padre Nuestro a Malvinas.

Ya el febo, asomao
y todo bajo control
amaneció otro sol
en nuestra enseña, pintao.
¡Gloria a nuestros soldaos!
Que rezaron este denario.
Hoy le suman al calendario
30 y más años de historia,
de respeto, honor y gloria
a vos Operación Rosario.
 

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
- Hola. ¿Vos sos Fernández chico?
- Hola, si... ahora soy Fernández. Je..
- Jeje... No nos conocemos, pero conocí a tu viejo hace muchos años... ¿te puedo contar una anécdota de él?
- Si, por favor.
- No se si ésta la sabés, pero el 11 de junio en Monte Longdon, llevabamos horas combatiendo y éstos ***** se nos venian encima... En un momento, me hieren el brazo, - y junto a otros heridos que incluso estaban peor que yo, (tuvimos que ayudarlos los que estabamos mejor), - debimos abandonar la posición y replegarnos...
Para no perdernos en tanta oscuridad, seguíamos los cables de comunicaciones. Sabíamos que eso nos llevaba seguro a nuestra retaguardia...
De repente, el cable estaba cortado. Parecía a propósito, como que un inglés lo hubiese hecho... "Sonamos, están atrás nuestro", pensé. Uno de los que bajaba conmigo se adelanta y encuentra la otra punta. A todo esto, no paraban de dispararnos y bombardearnos con morteros y que se yo que más. Nos tirabamos cuerpo a tierra, esperabamos y continuabamos. Pero seguían tirando... ¡los teníamos encima!
Y de repente, en sentido contrario... tu viejo, con dos más, venían tirando cable nuevo para poner en comunicación a los que habían quedado aislados. Nos estaban reventando a tiros y bombazos, pero el loco siguió con los otros dos intentando comunicarnos y aliviarnos... Un fenómeno tu papá, que lástima que se murió, che... que lástima...
En silencio, miré hacia arriba y sonreí con los ojos mojados...
¡Gracias Pa!
(Relato de Gustavo Pedemonte a Gonza Fernández, hijo del sargento Juan Carlos Fernández, Sección Comunicaciones de la Compañia Comando del Regimiento 7).
Pedemonte era Jefe de Grupo en la 2da sección de la Compañía B de esa unidad. Fue quien perdió más hombres: cuatro soldados, y él mismo fue herido. Estaban entre la tercera y la cuarta olla. Pudo replegar ayudado, no cayó prisionero en Longdon, (hay un extracto del libro de Vincent Bramley que dice cualquier cosa).
Un soldado del Escuadrón de Exploración contó en Malargue, en la vigilia de los veteranos, otra anécdota del bravo suboficial Fernández.
Cierta tarde el tipo estaba fumándo sobre unas piedras. De repente comienza un bombardeo naval y él ni piensa en protegerse, sigue fumando. Las bombas pasaban de largo y pegaban en una posición más atrás... Su jefe, guarecido detrás de unas piedras, le gritaba que buscara cubierta o lo iban a matar.
El sargento lo miró sin contestarle y a cada bombazo que pasaba por encima de su cabeza, gritaba: "Ole... Ole... Ole..."
El jefe, re caliente, le dice: ¿Ole qué? Te van a matar!
- No me voy hasta que hundan la fragata...
Gallardía sin par...
 
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