Asuntos Aeroespaciales

@Gregorio Casa Te cuento gracias a este fabuloso internet me la paso leyendo todos los principales diarios del barrio, entiéndase por barrio este sub continente, solo noticias que puedan tener relacion con los temas que hacen al foro, los diarios chilenos son excelentes por ejemplo, los Bolivianos, estan inmersos en sus problemas internos y así. Tambien escucho radios racionales y del barrio siempre aparecen perlitas que por mas contactos que tengas algo se puede rescatar de los medio.
Abrazo
vizcacha
 

El pasado mes de septiembre contamos que la nave Crew Dragon de SpaceX tuvo algún tipo de problema con su inodoro del que nadie quería hablar. Algo había pasado con el WC en el primer vuelo turístico a la órbita terrestre, “un problema con un ventilador que forma parte del sistema de gestión de desechos”, dijeron, y que ahora se ha revelado al completo.

Como decíamos entonces, ir al baño en el espacio puede ser una experiencia desagradable, y SpaceX no es ajena a ello. Para que los tripulantes de la Crew Dragon puedan hacer sus necesidades en condiciones de microgravedad, la pequeña nave cuenta con un sistema de gestión de desechos que básicamente succiona los excrementos a medida que el usuario los va excretando.

Por tanto, ¿qué fue lo que le ocurrió realmente a la tripulación? Al parecer, el inodoro está escondido en el techo de la nave. Un tubo que transportaba orina de ese inodoro se soltó en un área debajo del piso de la cabina, liberando su contenido en un ventilador. Dicho ventilador se usa para crear succión para el inodoro, lo cual es necesario porque, como decíamos, cuando lo haces en microgravedad, no hay fuerza que tire de los desechos en ninguna dirección. Bien, el ventilador roció la orina por todo el compartimento oculto.

La buena noticia: A pesar de estar en microgravedad, la orina no llegó a la cabina y se mantuvo alejada de los cuatro pasajeros de la nave: el multimillonario Jared Isaacman, el geocientífico Dr. Sian Proctor, la asistente médica Hayley Arceneaux y el ingeniero Chris Sembroski. Así, mientras orbitaban la Tierra durante tres días en la misión Inspiration4, nadie notó el problema. Como explicó en una conferencia de prensa el funcionario de SpaceX, Bill Gerstenmaier:


De hecho, un problema mecánico con el ventilador del inodoro había activado una alarma mientras Inspiration4 estaba en órbita, lo que provocó que los pasajeros lo solucionaran. Tras el regreso de la nave espacial a la Tierra, los técnicos de SpaceX abrieron el piso de la cabina para investigar el problema del ventilador. Fue entonces cuando descubrieron la fuga de orina.

Elon Musk añadió al día siguiente que “definitivamente” necesitarán “inodoros mejorados” para el próximo vuelo, ya que tuvieron “algunos desafíos” en este. Además, SpaceX está rediseñando el tubo con fugas debajo del piso de Crew Dragon para su próximo lanzamiento a la Estación Espacial Internacional el fin de semana.



Por cierto, otra cápsula Crew Dragon está actualmente conectada a la estación espacial, ya que llevó a cuatro astronautas a la estación en abril y está esperando para llevarlos de regreso a la Tierra en las próximas semanas. Y sí, tiene el mismo sistema que la cápsula que sufrió la fuga. Por esta razón, SpaceX pidió a los astronautas de la estación espacial que introdujeran una cámara en un cable en el compartimento del tubo para orinar debajo del piso. Finalmente descubrieron el mismo problema que Inspiration4.

Dicho de otra forma, y a falta de una investigación que certifique cuánto tiempo ha durado la fuga, la nave espacial, que ha estado en la órbita de la Tierra durante casi seis meses, presumiblemente ha estado transportando orina suelta durante mucho tiempo.

¿El problema? Que después de que los astronautas orinan, esa orina se mezcla con una sustancia llamada Oxone, que a su vez elimina el amoníaco para que no se acumule en el aire. Sin embargo, Oxone puede ser corrosivo, y existe la posibilidad de que la mezcla Oxone-orina pudiera haber dañado la nave espacial después de meses de flotar debajo del piso de su cabina. [Business Insider, New York Times, CNN]
 

China acaba de probar un nuevo motor para su flota espacial: un cohete de combustible sólido con el que creará un futuro lanzador pesado para misiones a la Luna y Marte. El motor pone a China en la misma liga que los motores de combustible sólido de la NASA. De hecho, los chinos afirman que es el más potente jamás construido en relación con el combustible consumido.

Los cohetes de combustible sólido son claves para el nuevo SLS (sistema de lanzamiento espacial) que teóricamente llevará las misiones Artemis a la Luna y Marte. Los cohetes de combustible sólido también fueron parte fundamental del transbordador espacial.


Cómo funciona​

El nuevo motor chino — probado por la compañía estatal China Aerospace Science and Technology Corporation y desarrollado por la Academia de Tecnología de Propulsión Sólida Aeroespacial — tiene un diámetro de 3,5 metros. En su forma actual, tiene una capacidad para 150 toneladas de combustible.


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El nuevo motor de combustible sólido chino

El nuevo motor de combustible sólido chino

La prueba mostrada en el vídeo bajo estas líneas duró 115 segundos con un nivel de empuje de 500 toneladas de fuerza. Según la corporación estatal china, es el cohete sólido más potente en el mundo aunque, viendo los números, parece que se refieren al empuje en relación al combustible consumido y el tiempo de ignición.


Los motores de combustible sólido de la NASA para el SLS son más grandes que el chino, — con un diámetro de 3,65 metros — y tienen un empuje máximo mayor: 1.632 toneladas de fuerza a nivel del mar. Son aún más potentes que el legendario Rocketdyne F-1 del Saturno V, que generaba 690 toneladas de fuerza. Los Raptor de SpaceX sólo generan 185 toneladas.


Sin embargo, los cohetes sólidos del SLS sólo pueden mantener esa fuerza durante 127 segundos a pesar de contar con 500 toneladas de combustible. En teoría, si el cohete chino tuviera las misma capacidad de combustible, podría mantener ese empuje durante 383 segundos. En relación al combustible consumido, el chino es el más potente del mundo con diferencia. Y eso, teóricamente, significa que puede lanzar más toneladas al espacio que los de la NASA.



La corporación china asegura que la clave de su rendimiento está en las nuevas tecnologías que han desarrollado para su construcción, que incluyen un depósito de fibra de alto rendimiento, una nueva tobera de gran tamaño y una cámara de combustión de una sola pieza de vacío. Su siguiente objetivo, dice el presidente de la academia Ren Quanbin, es un cohete que doble el combustible del americano: 1.000 toneladas.


¿Tienen futuro los cohetes de combustible sólido?​

Los motores de combustible sólido tienen grandes ventajas sobre los de combustible líquido, pero también desventajas. Ofrecen mayor empuje que los de combustible líquido con un diseño más simple que también lo hace más sencillo de mantener y operar: no requieren los complicados sistemas de refrigeración y aislamiento de los segundos. Tampoco son sensibles al cambio de presión porque el combustible sólido no se expande a medida que el cohete asciende, como el líquido.


Ilustración de la estructura del cohete de combustible sólido del SLS (NASA)

Ilustración de la estructura del cohete de combustible sólido del SLS (NASA)

El diseño tiene un gran punto negativo: la ignición de los cohetes de combustible sólido no puede controlarse. Los líquidos pueden apagarse y reiniciarse. Así es como SpaceX recupera sus etapas, reiniciando los motores en su caída para posarse suavemente en la tierra o el mar. Además, pueden ser peligrosos porque, al estar permanentemente cargados, pueden explotar accidentalmente si no se siguen los protocolos adecuados.


Los cohetes de combustible sólidos son como los cohetes de fuegos artificiales: una vez los enciendes, no paran hasta que terminan de consumir todo su combustible. Por eso son ideales para añadirlos en la primera etapa de un sistema de lanzamiento de gran capacidad como el SLS o el Ariane 4. Estas máquinas ofrecen un enorme empuje durante uno o dos minutos para después tirarlos sobre el mar.


La ventaja de la reutilización​

Los que la NASA utilizaba para el transbordador espacial eran reutilizables pero el proceso de reciclaje era complicado y se tardaba tiempo (y su diseño tenía problemas de mantenimiento y diseño, como se pudo comprobar en la explosión del Challenger). Los de SpaceX, sin embargo, son fácilmente reutilizables. De hecho, el objetivo de Elon Musk es llegar a un punto en que se puedan recuperar las dos etapas del Starship, recargarlas de combustible y tener la nave lista para un nuevo lanzamiento en unas horas después del aterrizaje.


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La idea de Musk es reutilizar todo el Starship horas después de su vuelta a la Tierra

La idea de Musk es reutilizar todo el Starship horas después de su vuelta a la Tierra
Todavía hay que comprobar si esta visión es posible o no pero lo que Musk ya ha demostrado es que su estrategia de reutilización funciona. El resultado es un coste de lanzamiento que es una fracción del coste de cohetes de usar y tirar como el SLS (un reciente cálculo estima que el coste del SLS es 1.000 veces mayor por lanzamiento que los cohetes de SpaceX).


Además, las naves de Musk podrían cargarse fácilmente en Marte y la Luna, con una infraestructura industrial sencilla. Con los de combustible sólido, esta operación de recarga en otros planetas sería tan extremadamente difícil que es virtualmente imposible de mantener y ejecutar.


Aún así, contar con un gran motor barato con este empuje y 1.000 toneladas de combustible dará a China una clara ventaja para lanzar estructuras de gran tonelaje, como su idea de nave interplanetaria con motores de iones que funcionan con energía nuclear.
 

El gobierno de los Estados Unidos y la NASA tienen miedo de que China les arrebate el liderazgo de la exploración del sistema solar. Lo acaban de anunciar en el subcomité del espacio y la aeronáutica del congreso de los Estados Unidos, con el título “Acelerando los viajes al espacio profundo con propulsión espacial nuclear”.

Durante el comité, el consejero para la financiación y prespuesto de la NASA Bhavya Lal fue muy claro: “competidores estratégicos incluyendo China están invirtiendo agresivamente en un gran número de tecnologías espaciales, incluyendo la energía y propulsión nuclear".


Lal señaló la urgente necesidad de desarrollar naves nucleares rápidamente para garantizar la hegemonía espacial norteamericana en la nueva carrera a la Luna, Marte y el cinturón de asteroides, algo que también recalcaron los congresistas en el panel: “si los Estados Unidos quiere liderar una misión tripulada a Marte en serio, no hay tiempo que perder”.


Miedos inventados...​

Hay una parte de esta retórica que suena hueca, pensada para meter miedo y sacar más dinero de las arcas norteamericanas. Es verdad que China ha avanzado a pasos agigantados y que está engarzando un éxito tras otro en su carrera espacial pero, tecnológicamente, todavía están muy por detrás de la NASA en todo tipo de tecnología.

También a nivel de presupuesto están muy por detrás: el de la NASA en 2022 pasará seguramente de los 22.000 millones de dólares. El de China fue de 8.900 millones en 2021 y será mayor en el 2022, pero todavía por detrás del americano.


... y miedos muy reales​

Pero la NASA tiene un grandísimo número de misiones científicas tanto en órbita terrestre como por todo el sistema solar que absorben la mayoría de ese prespuesto. Misiones de ciencia pura y aplicada disponibles para científicos y organizaciones de todo el planeta que sirven para todo: vigilar la atmósfera por el cambio climático, monitorización de tierras agrícolas y ganaderas de todo el planeta, la exploración de Marte, Saturno, Jupiter o Plutón, la búsqueda del origen de la vida en asteroides primigenios, la alerta temprana contra asteroides o la vigilancia del sol para evitar el colapso de la civilización son algunas de las imponentes tareas de Hércules que gestiona esta organización. La parte dedicada al desarrollo de nuevos motores es ridícula comparada con el enorme peso de todas esas misiones pacíficas.

China, sin embargo, está exclusivamente enfocada en su plan imperialista para llegar a Marte y a los asteroides antes que nadie con fines claramente económicos, geopolíticos y propagandísticos. Todo su programa, casi el 100% de cada yuan gastado, está enfocado a este fin que sólo beneficia a su país.


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Lanzamiento del misil con vehículo planeador hipersónico chino

Lanzamiento del misil con vehículo planeador hipersónico chino
El lanzamiento de un planeador hipersónico con cabeza nuclear ha pillado a los Estados Unidos y al resto del mundo totalmente por sorpresa. Nadie, absolutamente nadie cría que China estuviera cerca de poseer un vehículo de estas características. Esto ha caído como un jarro de agua fría en Washington y les han entrado dudas: se están preguntando si los avances espaciales chinos van más allá de lo que el discreto gobierno de Pekín deja ver en su propaganda.


Acelerar el desarrollo de motores nucleares​

China ya ha anunciado que su objetivo es crear una flota de naves espaciales reutilizables con propulsión nuclear, desarrollando motores de iones de gran potencia que serían capaces de poner a la potencia en Marte en sólo 39 días. Por ahora, parece que van cumpliendo objetivos: su estación espacial utiliza motores de iones para mantenerse en órbita y maniobrar de una forma mucho más eficiente que los propulsores químicos de la Estación Espacial Internacional.


Concepto de nave termonuclear de la NASA (NASA)

Concepto de nave termonuclear de la NASA (NASA)
La agencia espacial norteamericana tiene ya un programa dedicado al desarrollo de motores nucleares, con un presupuesto de 100 millones de dólares que es patentemente ridículo para conseguir objetivos a corto plazo o medio plazo. Su idea no es utilizar motores de iones — como los chinos — ni pequeñas explosiones nucleares — como en los 50 investigaron en el proyecto Orión.


Esta vez quieren usar propulsión nuclear térmica, un sistema que genera calor que es transferido a un líquido que se transforma en gas. El gas sale a presión por las toberas traseras de la nave y genera un impulso que mueve la nave hacia adelante. En teoría, esto lograría una mayor velocidad sobre una mayor masa que los motores de iones, a los que todavía les quedan muchos retos tecnológicos que resolver.


Muchos retos y poco presupuesto​

Pero la idea de la NASA también tiene sus retos. Se requieren nuevos materiales y soluciones que, aunque durante el panel se declararon como fácilmente solucionables, requieren bastante más que esos 100 millones o los cinco millones que hace poco repartió el Departamento de Energía a tres compañías para que presentaran estudios preliminares sobre un reactor nuclear espacial.


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¿Queremos alianza de civilizaciones democráticas estilo Star Trek o el imperio solar chino?

¿Queremos alianza de civilizaciones democráticas estilo Star Trek o el imperio solar chino?
Al final, la conclusión del panel fue clara: si los Estados Unidos quieren seguir siendo líderes en la exploración del sistema solar y su eventual colonización, la NASA debe acelerar la investigación en motores nucleares sin más dilación para poder mantenerse por delante de China. De lo contrario, perderán la nueva carrera espacial. Y esta vez no se trata de hacerse la foto y volver, sino llegar para quedarse. En Marte, en la Luna, en el cinturón de asteroides y más allá.


No sólo está en juego la hegemonía planetaria e interplanetaria de unas potencias o coaliciones de países, sino los principios democráticos más o menos imperfectos de americanos y europeos, contra el régimen dictatorial chino, sin ningún respeto a los derechos humanos.
 


Un cohete Falcon 9 de SpaceX lanzará la nueva “gasolinera espacial” de Orbit Fab en una misión compartida con el aterrizador lunar IM-2.

Orbit Fab es una startup californiana que desarrolla naves cisterna para reabastecer de propelente a los satélites en órbita. En otras palabras, las primeras “gasolineras” del espacio.

Orbit Fab adquirió notoriedad en 2019 tras convertirse en la primera empresa privada en suministrar agua a la Estación Espacial Internacional, ocasión que aprovechó para estudiar el comportamiento del líquido en el espacio y diseñar un sistema de transferencia de combustible para satélites: la válvula RAFTI.




En junio de 2021, Orbit Fab lanzó su primer puerto de repostaje, el Tanker-001, disponible comercialmente en la órbita baja terrestre. Ahora la empresa ha dado un paso más anunciando su primera nave cisterna desarrollada para la órbita geoestacionaria, el Tanker-002.

La primera “gasolinera” geoestacionaria será lanzada a 36.000 km de la superficie terrestre como carga secundaria de la misión IM-2 de Intuitive Machines, que está programada para finales de 2022 o principios de 2023. Es la misma misión respaldada por la NASA que pretende desplegar una carrera de coches en la superficie lunar.


El Tanker-002 será lanzado en un cohete Falcon 9 de SpaceX y será insertado en una órbita geoestacionaria a bordo de un vehículo de transferencia orbital Sherpa-ES de Spaceflight Inc.

La nave cisterna ha sido diseñada para reabastecer de propelente a los satélites del Departamento de Defensa de Estados Unidos y otros satélites geoestacionarios. Es capaz de desplazarse hasta los satélites que necesitan repostar y, según Orbit Fab, puede almacenar el combustible durante 15 años.

Si todo sale bien, el Tanker-002 llegará al espacio cargado de hidracina y listo para suministrársela a otros satélites. Cuando no tenga clientes a los que abastecer, estará “aparcado” a cientos de kilómetros de distancia del cinturón geoestacionario, para no saturar la órbita.
 


Concepto de una versión militar del Starship lanzando planeadores nucleares hipersónicos

Estados Unidos se está quedando detrás de China y Rusia en la nueva carrera de armas nucleares hipersónicas. El Pentágono debe decidir si sigue continuar esta senda o intentar algo completamente diferente que les volvería a poner a años luz de distancia de sus enemigos: encargar a SpaceX un una versión militar del Starship, un bombardero orbital capaz de lanzar ataques imparables a velocidad hipersónica. Técnicamente es más que posible, pero está por ver si Elon Musk daría el salto a la industria militar o no.

Aunque SpaceX ya tiene al Pentágono como cliente, no es para misiones de caracter ofensivo (que sepamos). Teóricamente, usar un Starshop como bombardero nuclear iría en en contra del Tratado del Espacio Exterior firmado por la Unión Soviética y los Estados Unidos el 27 de enero de 1967. Entre otras cosas, el tratado prohíbe el uso del espacio para la colocación de armas de destrucción masiva. Entró en vigor el 27 de octubre del mismo año aunque, hoy en día, no hay ninguna certeza de que los firmantes — incluyendo China o la India — lo hayan respetado.


Más bien al contrario. Conocemos que hay actividad militar en el espacio que va más mucho allá de espiar a un enemigo o cargarse un satélite.


Bombardero estratégico hipersónico​

La realidad es que los planeadores hipersónicos chinos y rusos son capaces de mantenerse en el espacio durante días antes de abalanzarse sobre un blanco cuando su gobierno dé la orden. Ninguno de estos lanzamientos tendría posibilidad alguna de intercepción por parte de su enemigo.


Las armas hipersónicas son, de forma efectiva, la militarización pura y dura del espacio. No son bases permanentes cargadas de misiles nucleares listos para impactar contra cualquier punto del planeta en cuestión de segundos. Pero el efecto es el mismo. Durante los días que pueden estar dando vueltas a la Tierra, son armas de destrucción masiva listas para evaporar una ciudad en segundos.


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Concepto de bombarderos Starship

Concepto de bombarderos Starship
Esa sería la lógica americana para militarizar el Starship comoo como bombardero hipersónico nuclear. No son permanentes pero podrían permanecer en órbita para bombardear cualquier objetivo de forma casi instantánea. Desde el punto de vista tecnológico, es perfectamente factible y relativamente sencillo de implementar. Y con más de 100 toneladas de capacidad de carga, el Starship va sobrado para llevar cualquier tipo de armamento y forrar China o Rusia de explosiones nucleares en un santiamén.


Estaría por ver si Elon Musk está por la labor, claro. Según él, quiere colonizar Marte para evitar la extinción de la humanidad en caso de un evento apocalíptico. Permitir que el Starship tuviera fines militares más allá del transporte de tropas o suministros iría directamente en contra de su supuesta misión.

Una nueva carrera totalmente inútil​

Por otra parte, la cruda realidad es que esta carrera de nuevas armas hipersónicas es una imbecilidad de dimensiones galácticas. Parece diseñada para alimentar los complejos armamentísticos de todas estas potencias porque no aguanta el más básico de los análisis lógicos.


Basta con analizar los sistemas defensa americanos — los más avanzados del planeta — contra los misiles balísticos nucleares convencionales. Es verdad que estos últimos pueden ser neutralizados — aunque por ahora sólo han podido probar estos sistemas en escenarios preparados — pero la realidad es que el limitado número baterías de intercepción de ICBMs de los Estados Unidos haría inutil cualquier intento de defensa contra las más de 1.189 cabezas nucleares rusas listas para su lanzamiento inmediato.


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Un misil balístico intercontinental Titán en su silo

Un misil balístico intercontinental Titán en su silo
El hecho es que, aunque las baterías de defensa americanas tuvieran una efectividad del 100%, su número es tan limitado que sólo podrían neutralizar un ridículo porcentaje de un ataque total ruso: un 2%, según algunas estimaciones. Y, aunque China cuenta con muchas menos cabezas — más de 300 y en aumento — el sistema de intercepción americano tampoco valdría para nada ante una lluvia de ojivas nucleares.


Y sí, es cierto que la efectividad de los sistemas de defensa actuales se reduce a cero con las armas hipersónicas. Pero la posibilidad de supervivencia de la humanidad en caso de una guerra nuclear con ICBMs convencionales también es cero. En el mejor de los casos, todo es un teatro para alimentar la industria militar que, por un fallo humano o un gatillo fácil en un momento de tensión, puede acabar con la humanidad. En el peor, es sprint consciente hacia la autodestrucción dirigido por tontos de remate.


La imbecilidad humana sólo rivaliza con su ingenio​

Algunos argumentan que, con armas hipersónicas de reentrada o de crucero, China o Rusia podrían lanzar un ataque selectivo e imposible de evitar contra algún punto estratégico, como la flota americana en el Pacífico o Taiwán. Pero al final, este ataque ocasionaría una respuesta nuclear de los americanos inevitablemente, destruyendo la flota rusa del Ártico, la ciudad de Pekín o la Presa de las Tres Gargantas. Y a su vez, esta respuesta volvería a ponernos en el escenario de una guerra termonuclear mundial. Estaríamos en la mismas.
 

joseph

Colaborador
Colaborador

China acaba de probar un nuevo motor para su flota espacial: un cohete de combustible sólido con el que creará un futuro lanzador pesado para misiones a la Luna y Marte. El motor pone a China en la misma liga que los motores de combustible sólido de la NASA. De hecho, los chinos afirman que es el más potente jamás construido en relación con el combustible consumido.

Los cohetes de combustible sólido son claves para el nuevo SLS (sistema de lanzamiento espacial) que teóricamente llevará las misiones Artemis a la Luna y Marte. Los cohetes de combustible sólido también fueron parte fundamental del transbordador espacial.


Cómo funciona​

El nuevo motor chino — probado por la compañía estatal China Aerospace Science and Technology Corporation y desarrollado por la Academia de Tecnología de Propulsión Sólida Aeroespacial — tiene un diámetro de 3,5 metros. En su forma actual, tiene una capacidad para 150 toneladas de combustible.


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El nuevo motor de combustible sólido chino

El nuevo motor de combustible sólido chino

La prueba mostrada en el vídeo bajo estas líneas duró 115 segundos con un nivel de empuje de 500 toneladas de fuerza. Según la corporación estatal china, es el cohete sólido más potente en el mundo aunque, viendo los números, parece que se refieren al empuje en relación al combustible consumido y el tiempo de ignición.


Los motores de combustible sólido de la NASA para el SLS son más grandes que el chino, — con un diámetro de 3,65 metros — y tienen un empuje máximo mayor: 1.632 toneladas de fuerza a nivel del mar. Son aún más potentes que el legendario Rocketdyne F-1 del Saturno V, que generaba 690 toneladas de fuerza. Los Raptor de SpaceX sólo generan 185 toneladas.


Sin embargo, los cohetes sólidos del SLS sólo pueden mantener esa fuerza durante 127 segundos a pesar de contar con 500 toneladas de combustible. En teoría, si el cohete chino tuviera las misma capacidad de combustible, podría mantener ese empuje durante 383 segundos. En relación al combustible consumido, el chino es el más potente del mundo con diferencia. Y eso, teóricamente, significa que puede lanzar más toneladas al espacio que los de la NASA.



La corporación china asegura que la clave de su rendimiento está en las nuevas tecnologías que han desarrollado para su construcción, que incluyen un depósito de fibra de alto rendimiento, una nueva tobera de gran tamaño y una cámara de combustión de una sola pieza de vacío. Su siguiente objetivo, dice el presidente de la academia Ren Quanbin, es un cohete que doble el combustible del americano: 1.000 toneladas.


¿Tienen futuro los cohetes de combustible sólido?​

Los motores de combustible sólido tienen grandes ventajas sobre los de combustible líquido, pero también desventajas. Ofrecen mayor empuje que los de combustible líquido con un diseño más simple que también lo hace más sencillo de mantener y operar: no requieren los complicados sistemas de refrigeración y aislamiento de los segundos. Tampoco son sensibles al cambio de presión porque el combustible sólido no se expande a medida que el cohete asciende, como el líquido.


Ilustración de la estructura del cohete de combustible sólido del SLS (NASA)

Ilustración de la estructura del cohete de combustible sólido del SLS (NASA)

El diseño tiene un gran punto negativo: la ignición de los cohetes de combustible sólido no puede controlarse. Los líquidos pueden apagarse y reiniciarse. Así es como SpaceX recupera sus etapas, reiniciando los motores en su caída para posarse suavemente en la tierra o el mar. Además, pueden ser peligrosos porque, al estar permanentemente cargados, pueden explotar accidentalmente si no se siguen los protocolos adecuados.


Los cohetes de combustible sólidos son como los cohetes de fuegos artificiales: una vez los enciendes, no paran hasta que terminan de consumir todo su combustible. Por eso son ideales para añadirlos en la primera etapa de un sistema de lanzamiento de gran capacidad como el SLS o el Ariane 4. Estas máquinas ofrecen un enorme empuje durante uno o dos minutos para después tirarlos sobre el mar.


La ventaja de la reutilización​

Los que la NASA utilizaba para el transbordador espacial eran reutilizables pero el proceso de reciclaje era complicado y se tardaba tiempo (y su diseño tenía problemas de mantenimiento y diseño, como se pudo comprobar en la explosión del Challenger). Los de SpaceX, sin embargo, son fácilmente reutilizables. De hecho, el objetivo de Elon Musk es llegar a un punto en que se puedan recuperar las dos etapas del Starship, recargarlas de combustible y tener la nave lista para un nuevo lanzamiento en unas horas después del aterrizaje.


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La idea de Musk es reutilizar todo el Starship horas después de su vuelta a la Tierra

La idea de Musk es reutilizar todo el Starship horas después de su vuelta a la Tierra
Todavía hay que comprobar si esta visión es posible o no pero lo que Musk ya ha demostrado es que su estrategia de reutilización funciona. El resultado es un coste de lanzamiento que es una fracción del coste de cohetes de usar y tirar como el SLS (un reciente cálculo estima que el coste del SLS es 1.000 veces mayor por lanzamiento que los cohetes de SpaceX).


Además, las naves de Musk podrían cargarse fácilmente en Marte y la Luna, con una infraestructura industrial sencilla. Con los de combustible sólido, esta operación de recarga en otros planetas sería tan extremadamente difícil que es virtualmente imposible de mantener y ejecutar.


Aún así, contar con un gran motor barato con este empuje y 1.000 toneladas de combustible dará a China una clara ventaja para lanzar estructuras de gran tonelaje, como su idea de nave interplanetaria con motores de iones que funcionan con energía nuclear.
La gracia esta en hacer los cohetes reutilizables de Space X.
 

joseph

Colaborador
Colaborador


Concepto de una versión militar del Starship lanzando planeadores nucleares hipersónicos

Estados Unidos se está quedando detrás de China y Rusia en la nueva carrera de armas nucleares hipersónicas. El Pentágono debe decidir si sigue continuar esta senda o intentar algo completamente diferente que les volvería a poner a años luz de distancia de sus enemigos: encargar a SpaceX un una versión militar del Starship, un bombardero orbital capaz de lanzar ataques imparables a velocidad hipersónica. Técnicamente es más que posible, pero está por ver si Elon Musk daría el salto a la industria militar o no.

Aunque SpaceX ya tiene al Pentágono como cliente, no es para misiones de caracter ofensivo (que sepamos). Teóricamente, usar un Starshop como bombardero nuclear iría en en contra del Tratado del Espacio Exterior firmado por la Unión Soviética y los Estados Unidos el 27 de enero de 1967. Entre otras cosas, el tratado prohíbe el uso del espacio para la colocación de armas de destrucción masiva. Entró en vigor el 27 de octubre del mismo año aunque, hoy en día, no hay ninguna certeza de que los firmantes — incluyendo China o la India — lo hayan respetado.


Más bien al contrario. Conocemos que hay actividad militar en el espacio que va más mucho allá de espiar a un enemigo o cargarse un satélite.


Bombardero estratégico hipersónico​

La realidad es que los planeadores hipersónicos chinos y rusos son capaces de mantenerse en el espacio durante días antes de abalanzarse sobre un blanco cuando su gobierno dé la orden. Ninguno de estos lanzamientos tendría posibilidad alguna de intercepción por parte de su enemigo.


Las armas hipersónicas son, de forma efectiva, la militarización pura y dura del espacio. No son bases permanentes cargadas de misiles nucleares listos para impactar contra cualquier punto del planeta en cuestión de segundos. Pero el efecto es el mismo. Durante los días que pueden estar dando vueltas a la Tierra, son armas de destrucción masiva listas para evaporar una ciudad en segundos.


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Concepto de bombarderos Starship

Concepto de bombarderos Starship
Esa sería la lógica americana para militarizar el Starship comoo como bombardero hipersónico nuclear. No son permanentes pero podrían permanecer en órbita para bombardear cualquier objetivo de forma casi instantánea. Desde el punto de vista tecnológico, es perfectamente factible y relativamente sencillo de implementar. Y con más de 100 toneladas de capacidad de carga, el Starship va sobrado para llevar cualquier tipo de armamento y forrar China o Rusia de explosiones nucleares en un santiamén.


Estaría por ver si Elon Musk está por la labor, claro. Según él, quiere colonizar Marte para evitar la extinción de la humanidad en caso de un evento apocalíptico. Permitir que el Starship tuviera fines militares más allá del transporte de tropas o suministros iría directamente en contra de su supuesta misión.

Una nueva carrera totalmente inútil​

Por otra parte, la cruda realidad es que esta carrera de nuevas armas hipersónicas es una imbecilidad de dimensiones galácticas. Parece diseñada para alimentar los complejos armamentísticos de todas estas potencias porque no aguanta el más básico de los análisis lógicos.


Basta con analizar los sistemas defensa americanos — los más avanzados del planeta — contra los misiles balísticos nucleares convencionales. Es verdad que estos últimos pueden ser neutralizados — aunque por ahora sólo han podido probar estos sistemas en escenarios preparados — pero la realidad es que el limitado número baterías de intercepción de ICBMs de los Estados Unidos haría inutil cualquier intento de defensa contra las más de 1.189 cabezas nucleares rusas listas para su lanzamiento inmediato.


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Un misil balístico intercontinental Titán en su silo

Un misil balístico intercontinental Titán en su silo
El hecho es que, aunque las baterías de defensa americanas tuvieran una efectividad del 100%, su número es tan limitado que sólo podrían neutralizar un ridículo porcentaje de un ataque total ruso: un 2%, según algunas estimaciones. Y, aunque China cuenta con muchas menos cabezas — más de 300 y en aumento — el sistema de intercepción americano tampoco valdría para nada ante una lluvia de ojivas nucleares.


Y sí, es cierto que la efectividad de los sistemas de defensa actuales se reduce a cero con las armas hipersónicas. Pero la posibilidad de supervivencia de la humanidad en caso de una guerra nuclear con ICBMs convencionales también es cero. En el mejor de los casos, todo es un teatro para alimentar la industria militar que, por un fallo humano o un gatillo fácil en un momento de tensión, puede acabar con la humanidad. En el peor, es sprint consciente hacia la autodestrucción dirigido por tontos de remate.


La imbecilidad humana sólo rivaliza con su ingenio​

Algunos argumentan que, con armas hipersónicas de reentrada o de crucero, China o Rusia podrían lanzar un ataque selectivo e imposible de evitar contra algún punto estratégico, como la flota americana en el Pacífico o Taiwán. Pero al final, este ataque ocasionaría una respuesta nuclear de los americanos inevitablemente, destruyendo la flota rusa del Ártico, la ciudad de Pekín o la Presa de las Tres Gargantas. Y a su vez, esta respuesta volvería a ponernos en el escenario de una guerra termonuclear mundial. Estaríamos en la mismas.
Ahora que le van a sacar las patas a los cohetes no veo que siquiera puedan aterrizar en algún lado que no sea la plataforma preparada para eso.
 
La gracia esta en hacer los cohetes reutilizables de Space X.
No realmente. Son reutilizables un cierto número de veces y después son descartados.

El motor chino y el del SLS de la NASA son boosters sólidos para el cohete pesado.

Los motores de combustible sólido de la NASA para el SLS son más grandes que el chino, — con un diámetro de 3,65 metros — y tienen un empuje máximo mayor: 1.632 toneladas de fuerza a nivel del mar. Son aún más potentes que el legendario Rocketdyne F-1 del Saturno V, que generaba 690 toneladas de fuerza. Los Raptor de SpaceX sólo generan 185 toneladas.




La gracia es generar la mayor cantidad de empuje posible por el mayor tiempo posible para elevar cargas más pesadas en un solo viaje.
Éstos cohetes super pesados son la clave para crear grandes estaciones espaciales que funcionen como puntos de recarga, puertos orbitales y hasta ensambladoras. Ni hablar de llevar maquinaria pesada a la Luna para su futura explotación.

En un momento van a tener que armar bases lunares enteras con cientos de personas, mandan reactores nucleares para darle energía, máquinas de minería y procesamiento para extraer agua, minerales, hacer combustible para misiones a Marte y tener lanzamiento regulares a estaciones orbitales lunares de los productos.
 

The Telegraph reporta este domingo que el fundador de la compañía OneWeb, Greg Wyler, que ya no está relacionado con ella, está detrás del proyecto de Ruanda sobre el lanzamiento de más de 327.000 satélites al espacio, iniciativa con la que competirá con la compañía británica y Starlink, de Elon Musk.

A finales de septiembre, la agencia espacial del país africano presentó a la Unión Internacional de Telecomunicaciones de la ONU dos peticiones para el despliegue de 327.320 satélites en la órbita baja de la Tierra con el fin de crear una red inalámbrica global de banda ancha.

Wyler no se menciona en los documentos del proyecto 'Cinnamon', pero dos fuentes en la industria señalaron a The Telegraph que sí está vinculado.

En ese contexto, el diario señala que, si la organización mundial aprueba el proyecto, Ruanda podrá no solo lanzar los mencionados satélites por su cuenta, sino que podrá vender sus derechos a este lanzamiento. El proyecto fue "estratégicamente muy serio […] 300.000 satélites con la regulación mínima disponibles para la venta al mejor postor", afirmó una fuente.

Francis Ngabo, jefe ejecutivo de la agencia espacial de Ruanda, declaró el pasado mes que "el espacio ya no está reservado para un puñado de países como lo estuvo en gran parte del siglo XX". El proyecto "refleja este hecho y es una señal de nuestras ambiciones para el futuro próximo", agregó.
 
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