Argentina: ¿Esta preparada para para afrontar una agresion armada?

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Argentina, ¿está preparada para afrontar una agresión armada?

Argentina tiene uno de los gastos en defensa más bajos del mundo y de la región. Ante este panorama, surge un interrogante: ¿Está preparado el país para afrontar una agresión armada?

Tras casi 28 años de institucionalidad democrática, las Fuerzas Armadas han resignado la influencia que ejercieron en la vida política argentina durante buena parte del siglo XX. Los militares ya no constituyen un factor de poder para la dirigencia civil, y ello se debe en parte a que disminuyeron sensiblemente, desde diciembre de 1983, las posibilidades de una confrontación externa o interna.

Y esta carencia de hipótesis de conflicto, explicaría, para algunos, la progresiva desinversión que se verifica en el sistema de defensa argentino.

La posibilidad de una guerra con Chile, en 1978, y el conflicto del Atlántico Sur con Gran Bretaña por la posesión de las Islas Malvinas, en 1982, determinaron que en esos cuatro años, el país invirtiera más de un 3 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI) en las Fuerzas Armadas.

Pero desde la instauración de la democracia, esos porcentajes comenzaron a reducirse. En el gobierno de Alfonsín se gastó el 2 por ciento del PBI en defensa, la administración de Carlos Saúl Menem lo redujo al 1,5, Néstor Kirchner lo bajó al 1, y hoy, las Fuerzas Armadas reciben el 0,9 por ciento, la misma proporción que invierte Surinam.

Estas cifras dejan en claro que Argentina tiene uno de los gastos en defensa más bajos del mundo y de la región, unos 2800 millones de dólares. Ante este panorama, surge un interrogante: ¿Está preparado el país para afrontar una agresión armada?

Un contexto de "indefensión"

Consultado al respecto, el diputado de la UCR por La Rioja Julio César Martínez, titular de la Comisión de Defensa en la Cámara baja trazó un panorama desalentador.

"El país no está preparado para sostener el costo de una confrontación bélica con ningún país. Está indefenso. El poder de fuego real del Ejército alcanza para unas cuantas horas, tenemos barcos de más de 60 años y aviones de más de 30, cuyos repuestos son muy difíciles de conseguir en el mercado internacional. Existe un gran atraso en la inversión de nuestras Fuerzas Armadas. Literalmente, estamos en el horno", graficó Martínez.

El legislador consideró además que en el personal militar que existe una gran falta de motivación por parte del personal militar, tanto en los oficiales como en los suboficiales de las tres armas.

"El 90 por ciento del presupuesto de las Fuerzas Armadas se gasta en sueldos. Además, el 40 por ciento de lo que perciben los militares es en negro. Otra situación alarmante es el progresivo alejamiento de muchos oficiales jóvenes, pilotos y técnicos, que parten hacia la actividad privada en busca de mejores ingresos", precisó.

Martínez remarcó que una de las formas de corregir el desfinanciamiento del sector es integrar a las Fuerzas Armadas en proyectos productivos que combinen lo militar con el desarrollo industrial.

"Tendríamos que darle un nuevo impulso a las fabricaciones militares en las tres armas, para que se desarrollen proyectos que combinen la defensa con las innovaciones tecnológicas. Eso, en el mediano plazo, permitiría revertir la tendencia de desinversión", evaluó.

Pero el coronel Horacio Ballester (RE), presidente del Centro de Militares por de la Democracia (CEMIDA) considera que integrar a las Fuerzas Armadas en el aparato productivo no siempre es beneficioso para la defensa de un país.

"Fui militar en Argentina del siglo XX, cuando el Ejército se dedicaba a reparar vagones de trenes y subtes, la Fuerza Aérea se ocupaba de la meteorología y la Armada de la hora. Desde lo presupuestario puede tener algún beneficio, pero eso no quiere decir que sea beneficioso para la defensa. Si no, fijémonos las deficiencias que las Fuerzas Armadas mostraron en Malvinas", ejemplificó.

Por su parte, Rosendo Fraga, analista en temas de defensa, consideró que la desinversión de las Fuerzas Armadas es "una decisión unilateral" del Estado, no compartida por el resto de los países de la región, que en los últimos años aumentaron sensiblemente sus presupuestos.

"El estado actual del sistema defensivo es crítico. Lo central, hoy por hoy, es recuperar la capacidad de acción y de equipamiento. Eso es lo debiera priorizar una buena política de defensa", remarcó.

Con "hipótesis canceladas"

En el último informe que brindó ante la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, en marzo pasado, la ministra del área, Nilda Garré, aseguró que el país canceló sus hipótesis bélicas con Brasil y Chile, aunque reiteró su rechazo a la ocupación que el Reino Unido mantiene sobre las Islas Malvinas desde 1833.

"Argentina no es un país agresor y no mantiene hipótesis de conflicto con los países limítrofes", explicó Garré, que abogó por desarrollar una política de defensa basada en el resguardo de "los recursos naturales".

Martínez, en cambio sostiene que la principal hipótesis de conflicto que Argentina debe ser prevenirse de "un eventual ataque del Reino Unido, que tiene instalada una base en el Atlántico Sur. En cuanto a lo interno, el diputado estimó que, en el orden interno, las Fuerzas Armadas "deben involucrarse en la lucha contra el narcotráfico". Una visión que no es compartida por Ballester.

"Combatir el narcotráfico no puede ser tarea de un militar. En México y en Colombia, los militares lo hacen, como lo reclama Estados Unidos, y no se ha logrado disminuir el tráfico y el consumo de drogas. Argentina debe estar lista para repeler la agresión de una potencia extranjera, y dejar las cuestiones internas a las fuerzas de seguridad", apuntó.

Rosendo Fraga, en cambio, no cree que una política de defensa deba desarrollarse únicamente a partir del planteamiento de diversas hipótesis de guerra. "Durante años, Argentina se preparó para enfrentarse con Chile y terminó haciéndolo con Gran Bretaña, Chile piensa en una guerra contra Perú y este año debió desplegar su Ejército para contener las tensiones sociales ocasionadas por un terremoto, la OTAN analizó siempre la posibilidad de una guerra en Europa, y hoy está en Afganistán. En el siglo XXI, los conflictos suelen ser sorpresivos, es por eso que Argentina debe motivar a sus efectivos y mantenerlos entrenados, como primer paso para el diseño de una política de defensa nacional", recalcó.


Fuente: Notio.com.ar (Politica)
 
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