Kremlin: Rusia recupera Kursk y Ucrania enfrenta una derrota impactante.
El 26 de abril de 2025, el jefe del Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov, informó al presidente Vladimir Putin que el último asentamiento controlado por Ucrania, Gornal, había sido recuperado, lo que marcaba la expulsión total de las tropas ucranianas del territorio ruso.
La operación, que comenzó con la incursión sorpresa de Ucrania en agosto de 2024, ha sido calificada por Moscú como una aplastante derrota para Kiev,
según Gerasimov, los ucranianos tuvieron más de 76.000 bajas. Putin presentó el resultado como un punto de inflexión estratégico, afirmando que allana el camino para nuevos avances rusos en otros lugares.
La importancia de la batalla trasciende la narrativa del Kremlin, revelando cambios de táctica, la evolución del papel de la tecnología y las implicaciones más amplias para un conflicto que continúa transformando la seguridad global.
La ofensiva ucraniana en el óblast de Kursk tomó a Rusia por sorpresa al comenzar hace nueve meses. Las fuerzas ucranianas, aprovechando la movilidad y el factor sorpresa, tomaron varios asentamientos, incluyendo Sudzha, y se afianzaron en suelo ruso.
Esta maniobra representó un cambio radical respecto a la postura principalmente defensiva de Ucrania, cuyo objetivo era interrumpir las operaciones rusas y desviar recursos del frente del Donbás. Al atacar Kursk, Ucrania buscó exponer las vulnerabilidades de las defensas fronterizas rusas y reforzar su capacidad de negociación ante la creciente presión internacional para un alto el fuego.
Publicaciones en X de principios de abril de 2025 destacaron los continuos ataques con drones ucranianos contra posiciones rusas en Kursk, desde los sistemas de defensa aérea S-400 hasta las instalaciones de lanzamiento de drones, lo que sugiere que Kiev seguía presionando para obtener ventaja hasta hace poco. Sin embargo,
la respuesta rusa, como detalló Gerasimov, fue una contraofensiva sostenida que fue erosionando gradualmente las ganancias de Ucrania, culminando con la recuperación de Gornal.
La capacidad de Rusia para recuperar Kursk dependía de una combinación de potencia de fuego convencional y tecnologías emergentes, donde
los vehículos aéreos no tripulados desempeñaban un papel fundamental. El ejército ruso ha integrado cada vez más drones en sus operaciones, un cambio que se hizo evidente en Kursk.
Una innovación notable fue el uso de drones guiados por fibra óptica, resistentes a las interferencias electrónicas, una táctica que Ucrania ha empleado con eficacia durante toda la guerra. Estos drones, a menudo equipados con cámaras de alta resolución y municiones de precisión, permitieron a las fuerzas rusas realizar reconocimientos y ataques en tiempo real con un riesgo mínimo para el personal.
A diferencia de los drones tradicionales radiocontrolados, los sistemas de fibra óptica mantienen una conexión física con el operador, lo que los hace inmunes a las interrupciones de la señal. Esta tecnología, si bien no es nueva, ha sido rápidamente adoptada por Rusia, y hay informes que indican que los componentes suministrados por Corea del Norte podrían haber acelerado la producción.
Kremlin claims Russia retook Kursk, crushing Ukraine with drones. Dive into battle’s tactics, tech, and global stakes in this in-depth report on the war’s shift
bulgarianmilitary.com