A medida que se acercan las próximas elecciones, se puede observar un inusual interés por parte de los principales candidatos presidenciales en abordar la cuestión de la Defensa Nacional. A pesar de esta atención poco común en la agenda política, la falta de definiciones claras y la proliferación de anuncios confusos han sembrado incertidumbre entre lo que se conoce como la “familia militar”, un segmento a menudo subestimado por la dirigencia política en general y que comienza a surgir con un considerable poder de voto.

Un dato interesante es el creciente peso que la comunidad militar viene adquiriendo en el panorama político de los últimos procesos electorales. Algunos partidos políticos han comenzado a reconocer esta relevancia, ya sea por razones meramente electorales o por una comprensión más consciente de que la Defensa Nacional es un asunto estratégico y que influye en múltiples aspectos, desde la geopolítica hasta el desarrollo económico, social y cultural del país.

En elecciones previas, se estimaba que la llamada familia militar comprendía aproximadamente unas 500 mil personas. Sin embargo, en la elección de 2019 este número superó significativamente las 700 mil, lo que llevó a reconocidos analistas como el Dr. Rosendo Fraga, a replantear la importancia de este segmento con un estimado mínimo de 1 millón de votantes. Algunos analistas llegan a sugerir que, en esta elección, hasta 1.2 millones de votos podrían estar directamente influenciados por asuntos relacionados con la Defensa Nacional.

En cuanto a los candidatos, dentro de las Fuerzas Armadas, Patricia Bullrich y Javier Milei atraen prácticamente el 90% de los votantes. Esta dinámica refleja, en gran medida, las tendencias generales de la sociedad: los votantes más jóvenes encontrando atractiva la propuesta de Milei, mientras que el resto, sobre todo los más experimentados, tienden a favorecer la candidatura de Bullrich.

Hasta el momento, ninguno de los dos candidatos ha presentado propuestas concretas relacionadas con las Fuerzas Armadas, más allá de lineamientos generales y enunciados que, en algunos casos, han generado cierta confusión. Esto puede deberse, en parte, al enfoque que Bullrich debió darle a su campaña ya que, a pesar de contar con un prestigioso y nutrido equipo de expertos en la materia, su objetivo se centró en una primera victoria electoral dentro de su propio espacio, mientras que Milei se enfrentaba a una elección interna pero sin contrincantes propios con quien debatir. 

Sin embargo, es evidente que el candidato que logre presentar un discurso claro con propuestas viables, contará con todas las posibilidades de inclinar la balanza a su favor. Figuras como la de Victoria Villarroel, que posee ascendencia en las fuerzas debido a su trayectoria destacada en defensa de víctimas de la subversión y sus raíces familiares militares, hubieran corrido con ventajas en el pasado. Sin embargo hoy, el voto relacionado a la Defensa Nacional, demanda precisiones sobre el qué, cómo, cuándo y cuánto.

En esas propuestas no podrán estar ausentes las garantías de un incremento sustancial de  salarios en todos los niveles; el reconocimiento a la familia del personal militar y consecuente mejora del bienestar y calidad de vida; reformas que garanticen la transparencia en los ascensos, estabilidad de sus carreras y formación, independientemente de los cambios gobierno; establecer mecanismos de financiamiento para modernización y reequipamiento, con fuentes alejadas de la mano distorsionadora  de la política; y un rol destacado en la reconstrucción nacional, como un actor valioso por su capacidad de contribución al desarrollo económico y social, así como por su estratégico aporte a la política exterior de la Nación.

Los equipos de expertos formados por los principales candidatos indican un renovado interés en la Defensa Nacional y es muy alentador que sean todos profesionales comprometidos con la transformación del Sistema de Defensa y un profundo respeto por nuestras Fuerzas Armadas en ambos espacios políticos.

La “familia militar” está emergiendo como un factor influyente en los procesos electorales y en la formulación de políticas futuras en este ámbito. Es hora de escuchar propuestas concretas que aborden claramente la restauración del Sistema de Defensa, tanto como la revalorización del ethos militar. En estas elecciones, la Defensa parece ganarse un lugar tan inédito como merecido y su fortalecimiento beneficiará sin duda a todos los argentinos. Si somos inteligentes, en las próximas elecciones ganará la Defensa Nacional!

Santiago Lucero Torres

Presidente del Foro Argentino de Defensa

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