A principios de año la Asamblea Popular Nacional de China anunció que el Gigante Asiático había fijado un nuevo incremento de casi 7,7% a su presupuesto destinado a gastos e inversión militar, un leve aumento con respecto al año 2022. Por el contario, el gasto e inversión de los Estados Unidos alcanzará los USD 886.000 millones para el año 2024, tratándose del presupuesto de defensa más alto de la historia pero el más reducido para el Pentágono desde antes de la Segunda Guerra Mundial si se toma en proporción al PBI. Además de ello, la inflación está afectando al poder adquisitivo y “reduciendo aún más la escasa parte que queda a los responsables de la toma de decisiones para financiar nuevos equipos, tecnología, conceptos y postura” de las Fuerzas Armadas de EE.UU, expresaron analistas con preocupación.

Destructor Tipo 052 Zhengzhou de la Armada del Ejército Popular de Liberación China (PLAN)

En esa misma linea, la analista Mackenzie Eagle explicó que si comparamos ambos gastos “la presión sobre el presupuesto del Pentágono se hace más evidente” debido a los objetivos a corto plazo que posee China sobre la región Asia-Pacífico. Para los Estados Unidos es muy costoso competir en la zona, pero al mismo tiempo continuar con su proyección de poder en Medio Oriente, contrarrestar la agresión rusa en Europa y reforzar los compromisos de sus aliados en otras partes del mundo. “Al ser una fuerza con tres teatros de operaciones, el poder adquisitivo se diluye aún más al tener que elegir dónde asignar las diferentes fuerzas, y el presupuesto total de defensa de Estados Unidos se reparte más entre múltiples teatros de operaciones”.

Además añadió que “(…) Nuestro presupuesto militar sigue reduciéndose como porcentaje del PIB nacional, y los niveles de gasto en defensa previstos para el año fiscal 2025 probablemente sitúen el presupuesto por debajo del tres por ciento del PIB por primera vez desde los tiempos del dividendo de la paz (…) Además, el gasto militar sigue disminuyendo como proporción del presupuesto federal desde el final de la Guerra Fría, representando sólo el diez por ciento de los gastos federales en 2022, el nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial” .

J-10C

Mientras tanto China continúa y apuesta por la inversión en defensa, una noticia que se vio reflejada en la apertura de la XIV Asamblea Popular Nacional el pasado mes de marzo, en donde Pekín anunció un presupuesto de defensa de USD 227.790 millones (1,55 billones de yuanes), un aumento que hoy en día representa un 7,7% del PBI. Pero, la autora explica que, si bien esto representa un número importante, en la realidad no se ve la película entera o el panorama en general ya que el presupuesto en sí es mucho más grande.

Días atrás, un senador de EE. UU. explicó que fuentes vinculadas con inteligencia revelaron que el verdadero gasto de China en términos reales es cercano a los USD 700 billones. Sin embargo, el análisis explica que resulta confuso determinar un número exacto debido a que China divide el gasto en tres categorías (personal, entrenamiento y mantenimiento, y equipamiento) y por la política de fusión militar y civil. La autora agrega que un analista en economía explica que la diferencia de gasto militar entre Estados Unidos y China se achica aún más cuando se considera el poder adquisitivo específicamente dentro del sector de defensa. “Si se tiene en cuenta la paridad de poder adquisitivo (PPA) y los gastos no relacionados con la defensa ocultos en el presupuesto de defensa, es posible que China esté gastando más que Estados Unidos en términos reales”.

“Otros factores estructurales, como un nivel de vida más bajo en la RPC, permiten a Pekín asignar su gasto militar de forma diferente. Por ejemplo, en lo que respecta a la remuneración de los militares, Estados Unidos cuida mejor de sus miembros. Un soldado de nivel básico en el EPL gana sólo 108 dólares al mes, aproximadamente dieciséis veces menos que los 1.900 dólares de su homólogo estadounidense. Lo que Pekín ahorra en indemnizaciones lo compensa con buques, aviones, misiles y otro armamento“. También explica que “no todo el “poder duro” de la RPC se clasifica directamente en el ámbito militar y, por tanto, no está representado en el presupuesto de defensa de la RPC”.

En esa misma línea, debe sumarse la organización y la reserva compuesta por paramilitares y civiles a la esfera militar, “Debido a las difusas líneas de fusión militar-civil, la RPC ha creado fuerzas armadas de reserva de civiles, como la Milicia Marítima de las Fuerzas Armadas Populares (PAFMM), capaces de movilizarse rápidamente en caso de conflicto”, y por último explica que “Pekín también ordena que sus buques comerciales nacionales se construyan con ciertas especificaciones militares para aumentar la flota china durante una posible guerra futura”.

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