Apenas transcurridos unos días de su arribo a las islas, la Compañía de Comandos 602 debería entrar en acción. La Primera Sección bajo el mando del Capitán José Vercesi tendría a cargo la ejecución de una misión de exploración para lo cual deberían ser infiltrados por medio de helicópteros Bell UH-1H en la zona del monte Simón. La sección debería recabar información de la presencia y actividad enemiga, teniendo previsto que su recuperación se realizaría tres días después. Los integrantes de la patrulla serían el Capitán Vercesi, los Tenientes Ernesto Espinosa y Daniel Martínez, los Tenientes primero Juan José Gatti, Luis Alberto Brun y Horacio Losito, los Sargentos primero Mateo Sbert, Humberto Omar Medina, Miguel Angel Castillo, Faustino Pedrozo y Juan Carlos Helguero, el Sargento Carlos Bruno Delgadillo y el Cabo Raúl Valdivieso.

Una vez en el terreno, los Comandos experimentaron las complicaciones y exigencias que demandaba la geografía malvinense a la hora de realizar la aproximación hacia el monte Simón, elevación donde establecerían su puesto de observación luego de un demandante ascenso que los llevó cerca de la cumbre. Pasadas unas horas luego de haber ocupado posición, los Comandos pudieron tomar contacto con la actividad del enemigo, la cual se materializó en la forma de un corredor aéreo proveniente de San Carlos. La sección pudo apreciar como los distintos helicópteros realizaban transporte de carga desde la cabeza de playa hasta las proximidades del monte Kent.

Pese a los intentos de la sección, no se pudo establecer enlace radial para informar las novedades a Puerto Argentino. Sin embargo, horas mas tarde, el Sargento Primero Mateo Sbert lograría establecer contacto y transmitir el mensaje en código a un helicóptero que estaba replegando personal de la zona de Big Mountain. Con la noche llegaría una intensa nevada, acompañado de un frío que caló hasta los huesos a los Comandos. La mañana siguiente, la sección inició el repliegue, emprendiendo la marcha con dirección a Fitz Roy, lugar donde se encontraba una unidad de ingenieros que podría facilitar la comunicación con la capital malvinense.

Una vez más, la turba y los ríos de piedra ralentizaban la marcha, a lo que se sumaría una llovizna y la amenaza de una nueva tormenta de nieve. La situación empeoró cuando debieron vadear las heladas aguas del arroyo Malo, por lo que Brun y Helguero (con experiencia antártica) indicaron al Capitán Vercesi que las posibilidades de supervivencia eran muy acotadas atento la situación en la cual se encontraban a causa del agotamiento y de la lluvia, cuadro que resultaba aún más comprometedor si se debía hacer frente a una nueva tormenta. El Jefe de la Sección, evaluando la situación en la cual se encontraban los integrantes de la patrulla, debería tomar la difícil decisión de exponer a los Comandos a las inclemencias climatológicas o guarecerse en la cabaña. Ambas opciones presentaban riesgos, sin embargo, se optó por buscar refugio, decisión tomada con la anuencia de todos los integrantes de la patrulla.

Finalmente, los Comandos pudieron darse un respiro al ingresar a la construcción abandonada de Top Malo House. Pese a la sensación de seguridad ante ante las severas condiciones meteorológicas, varios de los integrantes de la sección mantenían un estado de intranquilidad, sabiendo que al ocupar la casa quedaban vulnerables, exponiéndose a una posible acción enemiga. Y estaban en lo cierto. La actividad de la patrulla argentina había sido detectada por fuerzas de operaciones especiales británicas, las cuales transmitieron la novedad de la presencia argentina. La decisión estaba tomada, y la misma era dejar fuera de combate a la patrulla de Comandos. Para esta misión, se alistó un equipo de Royal Marines pertenecientes al British Mountain and Arctic Warfare cadre.

Las primeras luces del alba encontraron a los Comandos alistándose para partir, sin embargo, el sonido de un helicóptero los alertó. Fue el Teniente Espinosa el primero en divisar la presencia de tropas enemigas, abriendo fuego desde el piso superior. Inmediatamente, el enemigo respondió con fuego de fusil, lanzagranadas de 40mm y cohetes anti-tanque. Se iniciaría un breve pero feroz combate en el cual los Comandos argentinos lograrían abandonar la cabaña pese al intenso fuego enemigo, acción en la cual lamentablemente se sufrirían bajas. En una posición más que desfavorable, el ímpetu y arrojo de los Comandos sería un factor determinante que impediría el aferramiento y destrucción de la patrulla dentro de la cabaña.

Sufriendo las acciones del combate y a la vez infringiéndoles bajas al enemigo, la posición de los Comandos se tornaba cada vez más difícil de sostener con el paso de los minutos, ya que se combatía desde posiciones expuestas, por lo muchos de ellos ya habían sufrido algún tipo de herida. Apreciando la situación, el Jefe de la Sección no tuvo mas opción que ordenar la rendición, pese a que algunos integrantes de la patrulla seguían combatiendo. Una vez finalizado el enfrentamiento, los Comandos atenderían a sus heridos, lamentándose profundamente la pérdida de sus camarada caídos: El Teniente Ernesto Espinosa y el Sargento Primero Mateo Sbert.

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3 COMENTARIOS

  1. Una pregunta ¿Sbert no hizo nada según el artículo? Pregunto porque recibió la misma condecoración que el Señor Oficial

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