3 de mayo de 1982. Aisladas precipitaciones, ráfagas de viento y un fuerte frío azotaban las Islas Malvinas, reduciendo la visibilidad del área. La noticia del hundimiento del Belgrano comenzaba a resonar más allá del continente americano; múltiples aviones y buques salen a terreno en rescate de posibles sobrevivientes.

En la búsqueda y rescate de sobrevivientes del ARA General Belgrano

En las primeras horas del día 3 de mayo comenzaron las operaciones de búsqueda y rescate de los sobrevivientes del crucero ARA General Belgrano. A cargo se encontraban el ARA Piedrabuena y el ARA Bouchard junto al avión de patrulla marítima Neptune 2-P-111, y posteriormente un Electra L 188 de transporte. Luego se sumaron otras unidades, como el buque hospital Bahía Paraíso y el buque polar chileno Piloto Pardo (ofrecido por el gobierno vecino). 

Neptune 2-P-111 en Malvinas. Créditos de la foto: Rober DiGiorge

Temprano por la madrugada, el Piedrabuena y el Bouchard comienzan a barrer el área, afectados por la baja visibilidad y malas condiciones climáticas. Media hora después, a las 02:35 de la mañana, el Bahía Paraíso captó una señal de emergencia en su posición, al Norte de Malvinas, aunque el mensaje fue tomado como un “engaño británico”. Tiempo después se descubriría la verdad sobre su aviso. 

Cuatro horas más tarde, las operaciones continuaron. Dos balsas del ARA General Belgrano con sobrevivientes emiten señales, dando así la ubicación del hundimiento del buque. La señal la reciben el Aviso Gurruchaga, el Piedrabuena y el avión Neptune. 

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Hundimiento del ARA General Belgrano.

Aproximadamente a las 9 de la mañana, el Neptune avistó una gran mancha de aceite y captó una señal de socorro, dirigiéndose así al origen de la misma. Media hora después, su radar mostró contacto, pero al acercarse y lanzar sonoboyas no logra tener indicios claros, por lo que abandona la búsqueda. 

El Neptune avistó las primeras balsas pasadas las 13 horas, a 25 millas de donde se encontraban los destructores (que estaban por emprender su regreso a otra marca). Luego de que el Piedrabuena avistara otras balsas tiempo después, a las 16:30 comienza el rescate del personal a través de balsas que bajaban del buque. Para las 22 horas, el Piedrabuena había rescatado más de nueve balsas, algunas pocas con personal ya fallecido a consecuencia de la exposición al frío. Para las doce de la noche, el aviso Gurruchada parte rumbo a Ushuaia, luego de que el Piedrabuena contabilizara doce balsas rescatadas. 

El ataque al ARA Alférez Sobral

El ARA Alferéz Sobral había arribado a un punto dentro de la zona de exclusión el 2 de mayo, y tiempo después un helicóptero Sea King sobrevoló la nave para luego retirarse. La madrugada del 3 de mayo, el ARA Bahía Paraíso había captado una señal de emergencia, mensaje que no se repitió y tiempo después se supo que se trataba del ataque al Alférez Sobral. 

ARA Alférez Sobral. Fuente: Argentina Gobierno

El ARA Alférez Sobral había sido destacado para explorar la zona marítima y así localizar sobrevivientes del bombardero Canberra derribado el día anterior. Al recibir la orden el 2 de mayo, logró reabastecerse en Puerto Deseado y llegar al lugar asignado a la medianoche, un punto situado a 180 km del Estrecho de San Carlos. Al llegar fue sobrevolado por un helicóptero británico Sea King y luego por un Sea Lynx, que abrió fuego con su cañón de 40 mm y ametralladoras de 20 mm. Un misil Sea Skua fue el que destrozó la lancha que el buque llevaba dejando varios heridos, y luego un segundo ataque impactó en el puente de comando, en el cual fallecieron ocho tripulantes incluyendo el Capitán de Corbeta Sergio Gomez Roca. 

Nuevas misiones para la Fuerza de Tareas 79 y el Grupo de Tareas 17.3

Los buques pesqueros tuvieron diversas contribuciones a lo largo del conflicto de Malvinas. Su participación se organizó en diversos grupos operativos: por un lado, el Narwal, el Constanza, el Invierno y el María Alejandra; por el otro, el Usurbil, María Luisa y María Azul conformando el GT 17.3. 

Aquel 3 de mayo, se le ordenó a los pesqueros del GT 17.3 dar por terminada su misión y regresar, aunque fueron consultados sobre si estaban en condiciones de continuar operando. Al tener una respuesta afirmativa, el buque Usurbil ordenó el desembarco de los tripulantes españoles y se reemplazó al María Luisa por el Mar Azul. Sin embargo, el Narwal fue el que dio aviso a las autoridades argentinas sobre el ingreso de la flota inglesa e intentaron rescatar a los heridos, aunque luego los helicópteros ingleses atacaron el ARA Alférez Sobral. 

Por su parte, el comandante del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur ordena a la FT 79 navegar en aguas poco profundas, con aprobación de la Junta Militar. La directiva fue emitida como forma de protección contra ataques de submarinos nucleares. 

Aquel día también se ordenó al remolcador Yehuin zarpar rumbo a Puerto Argentino. El Yehuin fue uno de los buques mercantes que participaron en el conflicto de Malvinas. Luego del mediodía y ya en el área, fue alertado sobre la presencia de un avión, que terminó tratándose de un Skyvan de la Prefectura en misión de reconocimiento. 

Frente diplomático y la participación de Perú

Luego de que la noticia del hundimiento del ARA General Belgrano comenzara a resonar más allá del Atlántico, el apoyo al Reino Unido comenzó a tambalear. Las críticas en Reino Unido se hicieron más fuertes, así como también en el continente americano. Sin embargo, Estados Unidos fue uno de los países que restó importancia al hecho. En este contexto, el 3 de mayo Margaret Thatcher hizo un llamado a los líderes argentinos con el objetivo de retirar sus tropas de las Malvinas en los próximos días. La primer ministro buscaba “evitar una sangrienta batalla” en la capital, luego de que fuentes navales británicas dieron a conocer en diversos medios que  “la batalla final por el control de Puerto Argentino” podría comenzar esa misma noche. Según las fuentes británicas, los combates que se librarían “responderían a los esquemas clásicos de los encuentros de infantería, del tipo de la Primera Guerra, pero con los adelantos de armamentos modernos”. 

Frente a esta propuesta de la primer ministro británica, Perú se comunica con el canciller Costa Méndez para que “haga lo posible” a fin de que la misma sea aceptada. En una entrevista, Costa Méndez le da a conocer a Bonifacio del Carril el texto de lo dicho por Perú, aunque la oposición a tomar la propuesta británica era muy grande, más aún luego del hundimiento del General Belgrano. 

Perú también se había comunicado con la Argentina directamente. El entonces presidente peruano Belaunde Terry mantuvo una conversación telefónica con el presidente Galtieri. El mandatario argentino niega seguir con las tratativas británicas luego de lo que significó el hundimiento del Belgrano. Para Galtieri, la noticia del crucero Belgrano “dejó de lado ya todo estudio y razonamiento para apoyarlo en este hecho que es trascendente, psicológica y políticamente, más allá de lo militar, para el público de la Nación Argentina”.

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