El último submarino de “misiones especiales” de la Armada de Rusia, el K-329 Belgorod, se ha hecho a la mar por primera vez. La información de fuente abierta indica que el submarino salió de Severodvinsk el 25 de junio de 2021. Esto representa el inicio de las pruebas de mar que son fundamentales para la entrega del nuevo navío a la Armada rusa.

El K-329 Belgorod aportará nuevas capacidades a la Armada de Rusia. El submarino, que será operado en nombre de la secreta Dirección Principal de Investigación Submarina (GUGI), puede ser fundamental para las capacidades de recopilación de información de Rusia. Pero también lleva una nueva arma estratégica, conocida como Poseidón.

Aunque no se han revelado las especificaciones detalladas, está claro que el Belgorod es el mayor submarino que se ha construido en 30 años. De hecho, el único tipo de submarino que es más grande es la clase Typhoon. Se calcula que posee un casco ampliado de la clase Oscar-II de 178 metros de longitud y unos 15 metros de ancho. Su desplazamiento será probablemente mucho mayor que las 19.000 toneladas de la clase Oscar-II en la que se basa. Es más grande en todos los aspectos que los submarinos Clase Ohio de la Marina estadounidense.

El submarino fue botado el 23 de abril de 2019 en Severodvinsk. Desde entonces ha estado amarrado al muelle allí siendo equipado y probando el sistema. Los medios de comunicación rusos han informado de pruebas del nuevo sistema de armas y también de los reactores. Se esperaba que comenzara las pruebas en abril, una vez que el hielo ártico se hubiera retirado, pero en su lugar fue devuelto a los talleres. Volvió a salir a la superficie a finales de mayo y se le identificó en el proceso de desmagnetización del 5 al 6 de junio. Ahora ya ha zarpado.

Dos funciones en un solo submarino

El propósito del Belgorod es un enigma para los analistas occidentales. Combinará dos funciones aparentemente contradictorias. La primera es la de ser un submarino anfitrión (léase “nave nodriza”) para submarinos enanos de inmersión nuclear. Estos son capaces de trabajar con cables y otros objetos en el fondo del mar. Lo que preocupa a la OTAN es que puedan incluir los cables submarinos de Internet que conectan a los países occidentales. Esto se denomina “misión especial” en la jerga de la marina (que está llena de eufemismos para las actividades encubiertas).

La segunda función es la de ataque nuclear y disuasión. Para ello, estará armado con seis torpedos ‘2м39′ Poseidón. Se trata de una categoría de armas totalmente nueva que no ha sido utilizada por ninguna otra armada. Se han descrito como “torpedos autónomos intercontinentales de propulsión nuclear”. Con más de 20 metros de longitud, son en efecto gigantescos drones submarinos con un alcance prácticamente ilimitado y una cabeza nuclear. Y su rendimiento previsto (unos 70 nudos y 1.000 metros de profundidad) significa que no pueden ser contrarrestados con las armas existentes.

Estas dos funciones se consideran contradictorias porque el desempeño de una puede comprometer la otra. La función de disuasión nuclear requiere permanecer oculto y fuera de peligro. Mientras que la “misión especial” puede llevarla a un peligro potencial. Y tampoco está claro qué papel será el principal.

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