En 2013, El Salvador incrementó su fuerza aérea comprando diez Cessna A-37 Dragonfly que anteriormente habían prestado servicio en la Fuerza Aérea de Chile. En 2016, esta adquisición fue seguida por planes para modernizar la modesta fuerza de la FAS de entre seis y trece helicópteros Bell UH-1 al standard Huey 2.

Además de las mancionadas aeronaves, el personal de la FAS (1,100) tiene activos modestos, tales como cuatro aviones de transporte (tres IAI Aravas y un Basler BT-67) y otros 17 helicópteros: cuatro Bell 412, 8 MD500 y cinco Hughes 269. La formación básica es impartida por cinco entrenadores ENAER T-35.

Sin embargo, esta misma fuerza, con sus capacidades modestas y su fuerza aún más modesta, representa una entidad razonablemente capaz y competente capaz de cumplir muchas de sus tareas necesarias. Los A-37 son capaces de proporcionar un mínimo de tareas de interceptación aérea, mientras que la flota de helicópteros es razonablemente moderna, aunque se podría contemplar una expansión del número de helicópteros y de la pequeña flota de transporte aéreo.

En contraste, la Fuerza Naval de El Salvador es un servicio pequeño que comprende aproximadamente 1000 miembros del personal, de los cuales más de 300 son comandos marinos. Si bien el servicio tiene una fuerza sustancial de más de veinte embarcaciones de patrulla fluvial, los activos marítimos de la marina son decididamente limitados.

La embarcación adquirida más recientemente es un antiguo balizador de la clase Balsam, botado en 1942 y transferido en 2002, bautizado como “General Manuel José Arce”. Esto complementa una fuerza de un cutter de la clase Point transferido en 2001 y una fuerza de tres embarcaciones tipo Camcraft originalmente diseñadas como naves de apoyo de tripulantes petroleros. Todavía no se sabe si el cutter de la clase Point permanece en servicio. Dos embarcaciones comerciales convertidas en patrulleros aumentan estos recursos mínimos.

Con una fuerza tan pequeña, la Fuerza Naval salvadoreña se vería obligada a patrullar el litoral del país de forma esporádica y mucho menos mantener una vigilancia constante.

Si bien El Salvador se ha esforzado por mantener la viabilidad de su fuerza aérea, no se puede decir lo mismo de su armada, ya que la falta de buques suficientes y apoyo aéreo limitado para operaciones marítimas es más que evidente.

PM-12 cutter de la clase Point. Imagen cortesía de la Fuerza Armada de El Salvador.

Imagen de portada: Fuerza Armada de El Salvador.

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