PRIMER MINISTRO ISRAELÍ VISITA OTRA VEZ WASHINGTON
Por George Friedman
El Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, hace la primera visita oficial al nuevo Presidente de los EE.UU, Barack Obama. Están sobre la mesa una gama de temas, que incluyen el futuro de las negociaciones israelí-palestinas, las negociaciones sirio-israelíes y la política sobre Irán. Este es una mas de la serie interminable de reuniones, a través de los años, entre los Presidentes de EE.UU. y los Primeros Ministros de Israel, en muchas de las cuales han tratado estas mismas cuestiones. Sin embargo, poco ha cambiado.
Que Israel tiene un nuevo Primer Ministro y los Estados Unidos un nuevo Presidente podría parecer poca cosa para esta importante reunión. Pero este es el segundo mandato de Netanyahu como Primer Ministro y su gobierno es tan diverso y rebelde como la mayoría de los últimos gobiernos israelíes. La política israelí se encuentra en punto muerto, con profundas divisiones a lo largo de múltiples líneas de fractura y de un sistema electoral diseñado para ampliar los desacuerdos.
Obama es mucho más fuerte políticamente, pero él siempre ha actuado con cautela, especialmente en el ámbito de política exterior. Gran parte de su política exterior se desprende de la administración Bush. No ha hecho grandes cambios en materia de política exterior. Más allá de la retórica, su política sobre Irak, Afganistán, Irán, Rusia y Europa son esencialmente las extensiones de la política pre- existente. Obama se enfrenta a importantes problemas económicos en los Estados Unidos y, claramente, no está buscando grandes cambios en materia de política exterior. Él entiende lo rápido que puede cambiar el sentimiento público y no tiene previsto tomar riesgos que no tiene necesidad de tomar ahora.
En estas diferentes visiones está el problema: Netanyahu llega a Washington para obtener de Obama la esperanza de llegar a un acuerdo de redefiniciones fundamentales de la dinámica regional. Pero, por ejemplo, Obama quiere que Israel vuelva a examinar la solución de “dos Estados” en el conflicto israelí-palestino. (Netanyahu, a través del Ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman ha dicho que ya no se siente obligado por compromisos previos a seguir ese concepto.) Netanyahu también quiere a los Estados Unidos se comprometan en un marco de tiempo limitado para las negociaciones con Irán, después de lo cual, sin especificar, pero con tono inquietante, sugiere las acciones que se deben tomar.
Frente a una importante prueba en Afganistán y Pakistán, Obama tiene más que suficiente en que ocuparse en este momento. Por otra parte, los Presidentes de EE.UU que se involucraron en negociaciones israelí-palestinas, con frecuencia se han metido en un laberinto del que no regresan. Netanyahu, al pedirle la Casa Blanca que preste atención el problema palestino-israelí, piensa que se le está pidiendo mucho. Solicitar una revisión completa del proceso de paz, es para Netanyahu aún menos realista.
Obstáculos a la solución de dos Estados
La base de la paz entre israelíes y palestinos luego de un proceso a dos años, ha sido la hipótesis de una solución “de dos Estados”, la cual no se ha materializado por una serie de razones:
1. En primer lugar, en la actualidad hay dos entidades palestinas, en Gaza y Cisjordania, que son hostiles entre sí.
2. En segundo lugar, la geografía y la economía de cualquier Estado palestino sería tan dependiente de Israel que la independencia no tendría sentido, la geografía, simplemente hace que la propuesta de dos Estados sea casi imposible de aplicar.
3. En tercer lugar, ningún gobierno palestino tiene el poder para garantizar que los elementos disidentes no lancen cohetes contra Israel, posiblemente en el corredor Tel Aviv – Jerusalén, el corazón de Israel.
4. Y en cuarto lugar, ni los palestinos ni los israelíes tienen la coherencia política interna para permitir a cualquier negociador operar desde una posición de confianza.
Independientemente de lo que las dos partes negocien y acuerden, el resultado sería revisado y destruido por sus opositores políticos e incluso sus amigos.
Por esta razón, todo el proceso de paz - en particular la solución de dos Estados - es una quimera. Ninguna de las partes puede vivir con lo que el otro puede ofrecer. Pero si se trata de una ficción, es una ficción que sirve a los fines de EE.UU, que tienen intereses que van mucho más allá de los intereses israelíes y, en ocasiones, van en una dirección diferente casi por completo. Al igual que Israel, los Estados Unidos entiende que uno de los principales obstáculos que se oponen a cualquier evolución hacia una solución de dos Estados, es la hostilidad árabe a ese resultado.
Los jordanos han temido y odiado a la organización “Al Fatah “en la Ribera Occidental, desde el Septiembre Negro de los levantamientos de 1970. Los Hashemites son étnicamente diferentes de los palestinos, constituyen una abrumadora mayoría de la población jordana y temen que, si Al Fatah gobierna un Estado palestino de Fatah, ponga en peligro la monarquía jordana. Por su parte, los egipcios ven en Hamas “ un descendiente de la Hermandad Musulmana” que busca el derrocamiento del gobierno de Mubarak y, en ese sentido, El Cairo odia pensar en un estado dirigido por Hamas. Mientras tanto, los saudíes y los demás estados árabes no desean ver un cambio radical que altere el “statu quo”, lo cual probablemente se producirìa con el establecimiento de un gobierno palestino.
Al mismo tiempo, cualquiera sea la base de intereses estratégicos de los regímenes árabes, todos vierten palabras sustentando el principio de “un Estado palestino”. Esta es una situación única. Los Estados frecuentemente reclaman a favor de cosas a las que en el fondo son indiferentes o sobre las que no tienen intención de hacer nada. Complicando las cosas para los Estados árabes, está el hecho que sus importantes poblaciones en el fondo no se preocupan por la suerte de los palestinos. Por lo tanto, estos Estados se encuentran atrapados entre el público, la pasión en nombre de los palestinos y los intereses que se ven amenazados por la causa palestina. Los Estados árabes sienten el desafío, en consecuencia, “de hacer algo en nombre de los palestinos”, mientras que en los hechos no hacen nada.
Los Estados Unidos tienen un interés en la preservación de estos Estados. El futuro de Egipto, Arabia Saudita y los Estados del Golfo, es de vital importancia para Washington. Los Estados Unidos deben demostrar públicamente, por lo tanto, su sensibilidad a las presiones de estos países tanto como a la cuestión de Palestina, mientras actúa cuidadosamente para no lograr nada respecto a esto último, un objetivo fácil de lograr.
Las distintas “rondas” entre israelíes y palestinos en los procesos de paz, han servido a EE.UU y a los intereses árabes bastante bien. Proporcionan “ilusión de actividad”, con visitas de alto nivel e impacto en los medios de comunicación, logran concesiones a través de negociaciones que son seguidas por “estancamientos” y nuevas rondas de violencia, comenzando así el ciclo de nuevo.
El proceso de paz palestino como teatro político
Una de las propuestas más importantes que Netanyahu solicita a Obama es que los Estados árabes y las diversas partes interesadas participen activamente en las negociaciones. En otras palabras, Netanyahu, propone que los Estados árabes, con muy diferentes influencias y opiniones “de fondo” sobre la creación de un Estado palestino, sean obligados a participar, con lo cual les obliga a revelar públicamente su verdadera posición, lo cual desencadenaría, en última instancia, crisis políticas internas en los Estados árabes.
Lo inteligente de esta posición es que, Netanyahu no sólo sabe que lo que solicita no se convertirá en una realidad, pues tampoco el quiere, en su fuero interior, que se convierta en una realidad. La estabilidad política de Arabia Saudita, Jordania y Egipto es tanto de interés para Israel como para EEUU. De hecho, Israel aún quiere una Siria estable, ya que si en siria asume un radical, el régimen de Damasco sería mucho más peligroso para la seguridad de Israel que el actual régimen sirio.
En general, Israel es una potencia conservadora. Como Nación – Estado, no quiere agitación, es bastante contenido respecto a los regímenes actuales en el mundo árabe. Pero a Netanyahu le encantaría ver una conferencia internacional con los Estados árabes que condenan rotundamente Israel públicamente. Esto apuntalaría la justificación de las políticas nacionales de Netanyahu y al mismo tiempo crearía un marco para la reestructuración de la opinión mundial que muestre a Israel aislado y rodeado de estados hostiles.
Obama es probable que esté en conocimiento, través de canales diplomáticos, que los países árabes no quieren participar directamente en el proceso de paz palestino. Y a los Estados Unidos realmente no lo quieren allí, tampoco. El proceso de paz, normalmente termina en un naufragio y Obama no tiene ninguna prisa por ver las ruinas. Él quiere aislar otros aliados del conflicto, forzando el comienzo y desenlace de un proceso de paz el mayor tiempo posible. Ha designado a George Mitchell como su enviado especial en Oriente Medio para tratar la cuestión y el Presidente de los EE.UU. mantiene el punto de vista que esa designación es suficiente para prestarle atención al problema.
Netanyahu, por supuesto, sabe todo esto. Parte de su misión es, simplemente, convencer a su coalición gobernante y en particular a Lieberman, a quien Netanyahu necesita para sobrevivir y que es, por mucho, la más agresiva Canciller que Israel ha tenido nunca, respecto a que se ha comprometido a redefinir toda la relación entre israelíes y palestinos. Pero en un contexto más amplio, Netanyahu está buscando una mayor libertad de acción. Por lo que la demanda que los Estados Unidos no concederá, Israel se posiciona para pedir algo que “parece más pequeño”.
Israel y la apariencia de la libertad de acción
En lo que Israel realmente desea tener es una mayor libertad de acción bajo la apariencia que los Estados Unidos han coartado las capacidades de Israel para actuar de una manera nueva e impredecible Desde el punto de vista de Israel , el problema de las relaciones israelí-palestinas, es que Israel está bajo severas restricciones de los Estados Unidos y los palestinos lo saben. Esto significa que los palestinos pueden aún anticipar las medidas de aplicación de fuerza por parte de Israel y que pueden prepararse para ellas y soportarlos. Desde el punto de vista de Netanyahu, , el principal problema de Israel es que los palestinos están seguros de que saben lo que hacen los israelíes. Si Netanyahu obtener que Obama acepte un grado de ambigüedad en la situación, Israel podría recuperar la ventaja de la incertidumbre.
El problema de Netanyahu es que Washington no está interesado en que “algo impredecible” suceda en las relaciones israelí-palestinas. Los Estados Unidos están muy satisfechos con la situación actual, en particular mientras Irak se “estabiliza” lentamente y la situación en Afganistán siga siendo inestable. Obama no quiere una crisis desde el Mediterráneo hasta el Hindu Kush. El hecho es que Netanyahu debe satisfacer intereses de una coalición política y de los Estados Unidos, mientras que Washington, en algún punto indeterminado, podría respaldar una conferencia de paz, lo cual no ocurrirá hasta que Israel y su Ministro de Relaciones Exteriores aprueben la fórmula de dos Estados.
Netanyahu va a abordar otra área donde la libertad de acción es importante: Irán. Los israelíes han filtrado a los medios de comunicación de su país que la Administración de Obama ha dicho que Israel no podrá atacar a Irán sin el permiso EE.UU y que Israel aceptó este requisito. En EEUU, el ex presidente George W. Bush y el Primer Ministro israelí Ehud Olmert, pasaron por la misma rutina no hace mucho tiempo, utilizando la técnica del “policía bueno - policía malo” para forzar un intento de poner en marcha las negociaciones con Irán.
En realidad, Israel tendría gran dificultad para atacar las instalaciones iraníes sin utilizar las fuerzas nucleares. Una campaña aérea de 1.000 millas de distancia contra un enemigo con defensas aéreas, podría ser una larga y compleja operación. Esa incursión requeriría un largo viaje a través de defensas aéreas de EEUU y sus aliados en Irak y el espacio aéreo controlado por la fuerza aérea israelí es bastante pequeño. Israel podría utilizar misiles de crucero, pero el tonelaje de explosivos portados por un misil de crucero no puede penetrar estructuras incluso moderadamente templadas. Esta visión se extiende a los misiles balísticos intercontinentales que porten ojivas convencionales. Israel tendría que notificar a los Estados Unidos acerca de sus intenciones, ya que debe atravesar el espacio aéreo iraquí y porque la inteligencia de EEUU conocería del ataque incluso antes que la aviación israelí despegue. La idea que Israel podría considerar la posibilidad de atacar a Irán sin informar a Washington ,es absurda y aún así, la historia ha surgido una vez más en un diario israelí, en una copia virtual de noticias similares publicadas hace más de un año.
Netanyahu ha prometido que la interminable situación de estancamiento con los palestinos no se permitirá que continúe. También sabe que, pase lo que pase, Israel no puede poner en peligro la estabilidad de los estados árabes que están, en general, poco interesados en los palestinos. También entiende que obtener a largo plazo “libertad de acción” para actuar, será determinado por Estados Unidos, no por Israel. Su plataforma electoral y sus realidades estratégicas, nunca se han alineado. Posiblemente, podría estar en el interés de Israel que el “statu quo” actual sea alterado, pero no en el interés de EEUU. Netanyahu, por lo tanto, no podrá llegar a redefinir la situación de los palestinos ni la situación iraní. Israel simplemente carece de la facultad de imponer la realidad que quiere, la actual constelación de los regímenes árabes que necesita y la relación estratégica con los Estados Unidos, en la que descansa la seguridad nacional israelí.
Este es un clásico en el estudio de los límites del poder. Israel podría tener “su” libertad de acción en cualquier momento y estarìa dispuesto a pagar el precio por ello. Pero Israel actualmente no puede pagar el precio. Netanyahu llega a Washington para ver si puede conseguir lo que quiere sin tener que pagar un precio excesivo. Su problema es el mismo que el de los Estados árabes. Hay muchos en Israel, en particular entre los partidarios de Netanyahu, que creen que Israel es una gran potencia. En el fondo, no lo es. “Es una nación que es fuerte, en parte, porque vive en un barrio con vecinos muy débiles y en parte porque tiene amigos muy fuertes”. Muchos israelíes no quieren que se les diga eso y Netanyahu no llegó al poder para jugar con el poder nacional israelí.
Por lo tanto, el “proceso de paz” continuará, nadie espera ningún cambio significativo, los palestinos permanecerán aislados y las guerras estallarán regularmente. La única ventaja de esta situación desde el punto de vista los EE.UU, es que es preferible a todas las demás realidades disponibles.
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