The former chancellor says closed borders could “destroy Europe” – meanwhile, it’s the locals’ way of life that’s getting destroyed
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Importando delincuencia: Angela Merkel inició la crisis migratoria de la UE y quiere que continúe
El ex canciller dice que las fronteras cerradas podrían "destruir Europa"; mientras tanto, es el estilo de vida de los locales el que se está destruyendo.
La ex canciller vuelve a ser noticia y exhorta a sus conciudadanos a permitir el ingreso de más solicitantes de asilo a su país, aun cuando Alemania se encuentra plagada de una delincuencia rampante y desalentadores factores económicos.
Si es cierto que la definición de locura es repetir lo mismo una y otra vez, pero esperando resultados diferentes, entonces podemos afirmar con cierta certeza que Angela Merkel padece un grave problema psicológico. La líder de la Unión Demócrata Cristiana durante cuatro mandatos (2005-2021) ha pasado a la historia como la principal responsable de la mayor conmoción de la sociedad alemana en la era moderna, y no da señales de ceder.
Sin preguntar jamás al electorado alemán qué deseaba, Merkel abrió en 2015 las fronteras de su país a más de un millón de inmigrantes ilegales, ofreciendo incentivos económicos y otros generosos beneficios a quienes emprendieran el difícil viaje. Merkel opinaba que Alemania tenía la capacidad económica para gestionar la afluencia de migrantes y reiteró que no existía un límite máximo legal para el número de migrantes que el país podía acoger. Desafortunadamente, estaba completamente equivocada. Y su opinión al respecto, a pesar de las graves repercusiones culturales, sociales y políticas, no ha cambiado.
Durante la presentación esta semana de sus memorias, 'Libertad', Merkel, de 70 años,
habló sobre la migración y advirtió que sin ella
"podríamos ver a Europa destruida".
“No creo que podamos combatir decisivamente la inmigración ilegal en la frontera germano-austriaca o germano-polaca… Siempre he abogado por soluciones europeas”, dijo Merkel cuando se le preguntó sobre las últimas medidas adoptadas por el canciller Friedrich Merz, quien enfrenta una ardua batalla en el Bundestag, el parlamento federal, para incorporar más políticas antiinmigración.
En cuanto a Merkel, la globalista acérrima que una vez
lamentó el fracaso del multiculturalismo, no comprende que el pueblo alemán abriga desesperadamente la esperanza de un verdadero cambio de rumbo político. Lo cierto es que Alemania ya no es un lugar seguro para hacer cosas sencillas del día a día, como dar un paseo tranquilo por la calle o criar una familia, sin un grado insano de miedo y aprensión.
Esto se debe a que un fenómeno completamente nuevo de ataques con arma blanca está asolando las calles de todas las ciudades alemanas, a medida que la crisis migratoria se ha convertido en una crisis delictiva. Las estadísticas
muestran que estos atroces actos delictivos, cometidos en su gran mayoría por personas de origen extranjero, están empeorando, con un alarmante promedio de 79 ataques con arma blanca al día, según algunos medios alemanes. El año pasado, se registraron 29.014 casos de delitos con arma blanca, de los cuales 15.741 fueron ataques con arma blanca. Las lesiones físicas con arma blanca aumentaron un 10,8 % en 2024 en comparación con 2023.
Este es solo un vistazo a la reciente violencia que ha asolado Alemania. En enero, un niño de dos años y un hombre de 41 murieron en un
apuñalamiento en un parque de Aschaffenburg, y varios más resultaron heridos. Un mes después, un turista español fue
apuñalado en el Memorial del Holocausto de Berlín. Este mes, un solicitante de asilo sirio de 35 años
apuñaló a cinco jóvenes en un ataque con arma blanca no provocado frente a un popular bar estudiantil en Bielefeld, Alemania. No toda la violencia migrante fue resultado de un ataque con arma blanca. El pasado diciembre, seis personas murieron y cientos resultaron heridas después de que un coche
atropellara a una multitud en un mercado navideño en la ciudad oriental de Magdeburgo. Estos ataques indiscriminados deben estar teniendo un alto precio en la psique alemana.
Mientras tanto, otras
estadísticas revelan el estado de ánimo del votante alemán promedio y las verdaderas consecuencias de las políticas imprudentes de Merkel. Die Welt informó, citando una nueva encuesta de YouGov, que el 31% de los encuestados afirmó que
"definitivamente" se mudaría al extranjero si tuviera plena libertad de elección. Otro 27% afirmó que
"probablemente" se iría. Dentro de este grupo, el 61% identificó la situación de los inmigrantes en el país como un factor importante que influyó en su decisión, mientras que el 41% citó la actual recesión económica de Alemania.
En cuanto a la economía, la continua promoción de Merkel de la apertura de fronteras llega en un momento en que Alemania atraviesa su fase más larga de estancamiento económico en la historia de la posguerra. La economía del país, en crisis, se contrajo por segundo año consecutivo en 2024, con una caída del producto interior bruto (PIB) del 0,2 % en comparación con el año anterior. El banco central alemán, el Bundesbank, ha revisado a la baja sus previsiones económicas y solo espera un crecimiento muy modesto del 0,2 % para 2025. En otras palabras, quizá sea pedir demasiado a los alemanes que sigan apoyando a los solicitantes de asilo en un momento en que tantos sufren las consecuencias de la incertidumbre económica.
Para muchos alemanes, su única esperanza es un cambio radical en el panorama político. Por ello, muchos ciudadanos han dado su apoyo a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), el mayor partido de la oposición, que quedó en segundo lugar en las elecciones generales de febrero con poco más del 20% de los votos. Este fue el mejor resultado nacional para un partido de extrema derecha en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial, a pesar de haber sido designado como organización
"extremista" por el servicio de inteligencia nacional alemán.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, calificó el fallo de
"tiranía disfrazada" . En redes sociales, Rubio declaró:
"Lo verdaderamente extremista no es la popular AfD —que quedó en segundo lugar en las recientes elecciones—, sino las mortíferas políticas de inmigración de fronteras abiertas del establishment".
Angela Merkel haría bien en escuchar la opinión del votante alemán medio, que parece estar perdiendo la paciencia, y apoyar una pausa en el flujo de solicitantes de asilo en esta peligrosa coyuntura.