Noticias de la Armada Argentina (ARA)

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Eduardo Moretti

Colaborador

Tras su estadía en Ushuaia, el aviso ARA Bahía Agradable inició la segunda etapa de la CAV 2023-2024​

Por
Redacción
-
7 febrero, 2024



 

Merchant Marine one

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Homenaje a la tripulación de la aeronave Neptune accidentada en la Antártida en 1976​

La ceremonia tuvo lugar a bordo del buque de investigación de la Armada Búlgara “Santos Cirilo y Metodio” y en las cercanías del sitio donde científicos de ese país habrían descubierto restos de la aeronave.


MARTES 6, FEBRERO 2024


Islas Shetland del Sur, Antártida – En proximidades de Punta Barnard en la Isla Livingston, perteneciente al archipiélago de las Islas Shetland del Sur, se llevó a cabo una ceremonia en memoria de la tripulación del avión Neptune 2-P-103 de la Armada Argentina, que se accidentó en 1976, y del helicóptero Bell 212 AE-451 del Ejército Argentino, que se precipitó durante las operaciones de recuperación en 1977.
Este homenaje adquirió especial relevancia debido a que actualmente el buque búlgaro transporta restos posiblemente pertenecientes a la aeronave Neptune, que impactó en esa zona durante un vuelo glaciológico el 15 de septiembre de 1976.
La ceremonia fue presidida por el Director de la Academia Naval Búlgara, Almirante Boyan Mednikarov; acompañado por el Director del Instituto Búlgaro, Profesor Christo Pimpirev; el embajador de Bulgaria en Argentina, Stoyan Mihaylov y el Director General de la agencia oficial de noticias búlgara BTA, Kiril Valchev.
Durante la rendición de honores, en la que participó la dotación del buque y científicos de España y Bulgaria, diferentes autoridades búlgaras pronunciaron palabras alusivas. En representación de la Armada Argentina, el Capitán de Corbeta Lucas Acosta Salcedo, asesor náutico embarcado durante la expedición, dirigió una alocución, la cual fue leída en español y traducida al búlgaro frente a todos los presentes.
Luego de describir lo ocurrido con ambas aeronaves, el Capitán Acosta Salcedo concluyó diciendo que “la tripulación del Neptune de la Armada Argentina, junto con los camaradas del helicóptero Bell 212 del Ejército Argentino, son eternos guardianes del territorio antártico, y un claro ejemplo de camaradería y abnegación en el cumplimiento del deber hasta la ofrenda de lo más sagrado, que es la vida misma”.
La ceremonia finalizó con un solemne saludo militar seguido de un minuto de silencio, resaltando así la estrecha relación de camaradería entre ambas Armadas. El compromiso del comandante del buque, Nicolay Danailov, se evidenció al decidir, tras el hallazgo de los presuntos restos de la aeronave, conmemorar a la dotación fallecida en cumplimiento del deber en oportunidad del pasaje frente al lugar del siniestro. Este gesto refleja “una manifestación más del profundo respeto entre los hombres y mujeres de mar, así como de la amistad arraigada entre las Marinas de ambos países”, aseguró en su alocución el mencionado capitán.
El accidente aéreo
El 15 de septiembre de 1976, el avión Neptune 2-P-103, perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval de Exploración de la Armada Argentina, despegó en horas de la mañana desde la Base Aeronaval Río Grande. La misión encomendada consistía en realizar un vuelo de reconocimiento glaciológico sobre el pasaje Drake e islas Shetlands del Sur, contribuyendo así a las actividades del rompehielos ARA «General San Martín» durante la Campaña Antártica 1976-1977.
La dotación estaba conformada por el Comandante de la aeronave, Capitán de Corbeta Arnaldo Mutto; los Tenientes de Navío Miguel Berraz y Romualdo Migliardo; el Teniente de Corbeta Claudio Cabut; los Suboficiales Segundos Nelson Villagra, Juan Noto y Remberto Brizuela; el Cabo Principal Omar Campastri; el Cabo Primero Benjamín Scesa; y el corresponsal (camarógrafo) de Canal 13 TV Ushuaia, Rodolfo Rivarola.
Ante la falta de comunicación con el avión, se declaró la alerta y desplegaron aeronaves de búsqueda y rescate. El 18 de septiembre de 1976, finalmente, se localizó el lugar del impacto en una de las laderas del Monte Barnard de la isla Livingston, confirmándose esto unos días después, el 24, por otra aeronave con capacidad para realizar vuelos a baja altura.
En respuesta al accidente, se envió el rompehielos ARA “General San Martin” a la Antártida con la misión de rescatar a posibles sobrevivientes, arribando el 4 de octubre del mismo año. Aunque el helicóptero Alouette embarcado logró confirmar la presencia de algunos restos entre la montaña y el glaciar, no se encontraron sobrevivientes. Se decidió entonces intentar el rescate de cuerpos y restos de la aeronave durante el verano, aprovechando condiciones meteorológicas más favorables.
En enero de 1977, se coordinó una compleja operación de rescate en un área de difícil acceso, a 1500 metros de altura y con una inclinación de 70°, con la participación de medios de la Armada y del Ejército.
Lamentablemente, durante el apoyo a esta tarea, el helicóptero Bell 212 AE-451 del Ejército Argentino experimentó un desmejoramiento repentino de las condiciones meteorológicas, precipitándose a tierra y falleciendo en el acto sus tres tripulantes: el Teniente Primero Mario García, el Teniente Alejandro Merani y el Sargento mecánico Ricardo Segura.
Ante la tragedia, la mayor registrada desde el inicio de la presencia argentina en la Antártida, se decidió no volver a intentar el rescate de los cuerpos.
Potencial hallazgo de los restos del Neptune 2-P-103
El 15 de enero actual, tras más de 47 años del siniestro de la aeronave argentina, en el marco de las tareas de investigaciones realizadas por los científicos búlgaros durante la 32° campaña antártica científica, se encontraron restos de un vehículo de tipo militar coincidentes con los de una aeronave. Geólogos, tomando muestras en el área de Punta Barnard, descubrieron los mismos, los cuales fueron embarcados a bordo del buque de investigación de la Armada búlgara.
El 19 de enero, con el objetivo de encontrar indicios que ayudaran a identificar el origen de las partes previamente halladas, las autoridades búlgaras enviaron un grupo de alpinistas e investigadores. Estos lograron encontrar más elementos, que también fueron embarcados.
Ya a bordo de dicha unidad, se identificaron como parte de una aeronave militar. Gracias a una inscripción en español encontrada en piezas halladas y a la imagen del “sol de mayo” típico de los timones de dirección de las aeronaves pertenecientes al componente de la Aviación Naval, se relacionó con la aeronave argentina Neptune 2-P-103.
Luego de que las autoridades búlgaras se comunicaran con las argentinas para informar sobre el hallazgo y ponerse a disposición, se coordinó la entrega de los restos para el 21 de febrero en la Base Naval Mar del Plata, durante la escala logística prevista por la embarcación de la Armada Búlgara.
Una vez entregados, serán trasladados al Arsenal Aeronaval Comandante Espora. Este ente técnico cuenta con la autoridad necesaria para certificar si los mismos pertenecen a la aeronave en cuestión; todo ello bajo la supervisión de la Jefatura de Mantenimiento y Arsenales de la Armada.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
 
Es decir, lo diseñaron y construyeron sin siquiera comprobar si era viable en el agua.
Sin pruebas hidrodinámicas.
Sin maquetas controladas por computadora en un tanque de agua.
Hasta le asignaron un numeral militar y nombre.
Claro, el detalle es que lo botaron y se dieron cuenta que.....no funcionaba.
Mejor pongamos un manto de piedad aquí.
Leí por ahí no sé si será cierto, de que había sido diseñado originalmente para tener casco de aluminio y en lugar de eso lo hicieron de acero; y de ahí derivan todos los problemas del diseño.
Será verdad?
 

Merchant Marine one

Miembro del Staff
Moderador
Leí por ahí no sé si será cierto, de que había sido diseñado originalmente para tener casco de aluminio y en lugar de eso lo hicieron de acero; y de ahí derivan todos los problemas del diseño.
Será verdad?
La verdad desconozco esa cuestión.....pero como sea, hoy en día hay muchos métodos técnicos para probar el desempeño de un buque antes de ser botado.

Si hicieron lo que comentás, peor aún....

Abrazo!
 
Los problemas de este proyecto son mucho mas básicos, para evitarlos no eran necesarios ni ensayos de canal ni sistemas de calculo muy complejos, el problema es de arquitectura naval y se resuelve simplemente con un buen control de pesos.
Este proyecto lo diseñó un ingeniero naval con casco de acero y casillaje de aluminio, Tandanor tomo el proyecto y se puso a construirlo, como no tenían aluminio, hicieron todo en acero. Por falta de fondos el proyecto se abandono durante el Macrismo. Alrededor del 2020 se retomó y como no tenían ningún calculo de pesos decidieron ponerlo a flote para ver cuanto calaba, obviamente resultó que calaba mucho mas de lo que debía, para salvar este problema decidieron agregar una rodaja al cuerpo paralelo y continuaron la construcción. Devuelta la construcción continuó sin ningún control de pesos y cuando lo volvieron a ponerlo a flote resultó que devuelta calaba mas de lo que debía.
Ahora a un genio se le ocurrió resolver el problema agregando un tercer pontón lo que va a generar un considerable incremento de la resistencia al avance, no solo por el aumento del volumen de carena, sino también por la interferencia de las estelas de los tres pontones y por lo que se ve no hicieron ninguna modificación a la propulsión. También van a aparecer problemas de maniobrabilidad.
Esto es lo que pasa cuando se quiere poner a construir a un taller de reparaciones que no cuenta con oficina técnica, ni con personal idóneo en proyecto y construcciones.
El SWATH tiene un plano de flotación muy reducido y la variación de pesos produce mucha variación de calados, por eso el control de pesos en este tipo de buques es muy importante, tanto como en un submarino.
 

Eduardo Moretti

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