Los duelos de Artillería

Un modesto homenaje de mi parte, a los Artilleros Argentinos en Malvinas. Y que mejor que oir sus vivencias de propios labios. Una de las emisiones de Mision Malvinas con mas "aroma" a cordita de las que tenemos memoria...Sirva tambien de homenaje y reconocimiento para todos los foristas de ZM (presentes y ausentes) en su condicion de VGM. Entonces, los testimonios del entonces Tte 1ro de Artilleria. D Enrique Rey del Castillo (GADA 601 - Radar Cardion de Defensa Aerea), de los entonces Subtenientes de Artilleria, D.Pablo Stel (GADA 601 - Sist. Oerlikon- Skyguard 35 mm) y D. Juan Gabino Suarez (GAAerot4 - Cñ Otto Melara 105 mm) y del entonces Cabo 1ro de Artilleria D. Omar Liborio (GA 3 - Cñ SOFMA-CITER 155 mm).


VIVAN LOS ARTILLEROS...VIVA EL EJERCITO ARGENTINO...VIVA LA PATRIA!!!
 

manuel bueno

Veterano Guerra de Malvinas



REUNION CONMEMORATIVA DEL 34º ANIVERSARIO DEL BAUTISMO DE FUEGO EN EL GLORIOSO GA3

se colocó la placa del TTE RAMOS QUE FALTABA EN EL ARCO TRUNCO DE YAPEYÚ, CON LA PRESENCIA DEL CTE BR XII DE MONTE Y AUTORIDADES LOCALES.


MONOLITO EN MEMORIA DEL CABO 1º QUISPE Y TENIENTE RAMOS
 

PagoPorà

Colaborador
Asi es.....realmente asusta ver lo que se tiró,,,que orgulloso uno se siente al estar en ese lugar y sabiendo las condiciones de un duelo desigual que tampoco se perdió,,,tengo unos lindos videos de estas posiciones que apenas los edite voy a levantarlos porque son cosas poco conocidas y merecen ser vistas




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DSV

Colaborador
Hace mucho que quería compartir información de la unidad de mi ciudad, que es el GA 10. En aquel entonces, el GA 101.

Malvinas: Los cañones de Junín en las Islas: Cómo fue la movilización del GA 101 y la partida hacia el frente

Cómo se vivió desde dentro de la Guarnición Militar Junín el partir hacia el sur argentino para unirse a las tropas que participarían del conflicto del Atlántico Sur. Las preocupaciones, los temores y desafíos. Los equipos, armas y vehículos que se desplazaron al sur. La historia de TOM, el perro soldado del GA 101.


(Extraído del libro "Así Combatimos", G.A. 10- año 2012)

El día y la hora de partida para el sur era inminente pero también incierta. Con las primeras luces de la fría mañana del viernes 16 de abril, se veía que llegaban por las calles adyacentes al cuartel vehículos repletos de familiares de los soldados conscriptos. Estos eran no sólo de la ciudad de Junín, sino también de las localidades vecinas. El punto de reunión fue el primer puesto de control de la Guarnición. El momento tan esperado llegó y desde ese puesto se les permitió a los familiares pasar para estar, aunque más no sea unos instantes, con sus hijos.

Hubo mucho entusiasmo, expresiones de júbilo, sonrisas nerviosas y se palpitaba un sentimiento de orgullo especial. Estas vivencias no hicieron otra cosa que mostrar lo importante de la causa y el respaldo a la misma de toda la población, inclusive de aquellos que estaban enviando a sus hijos a defenderla.

En horas de la tarde de ese viernes 16 se hizo presente en el cuartel el Jefe de Grupo; su vehículo fue rodeado por las familias que prácticamente se precipitaron sobre el teniente coronel Norberto La Valle. Hubo mucho diálogo entre familias y jefe. Voces entrecortadas por el llanto y la emoción. Preguntas y respuestas se repitieron durante minutos. Había un anhelo de saber qué sucedería, ya que desde muchas horas antes se señalaba que de un momento a otro las tropas partirían. Ante la mirada preocupada de los padres, y a respuesta de una ráfaga de preguntas, el teniente coronel expresa: "Tengo el compromiso de traerle a sus hijos vivos".

La mañana del 17 de abril aún había escepticismo sobre un acuerdo que según se decía la noche anterior, estaba prácticamente definido. O por lo menos así lo demostraban las apariciones en la prensa nacional e internacional, de funcionarios argentinos que destacaban el positivo avance en las negociaciones.

Sin embargo, otro era el clima en el Grupo de Artillería 101. Por la calle principal de acceso al cuartel comenzaron a desplazarse los primeros vehículos pesados, con personal y material bélico con destino a la estación de ferrocarril de la ciudad.

A media mañana salió por el Puesto Uno, ingreso al cuartel, toda la Unidad; las tres baterías de tiro con sus organizaciones completas (seis cañones cada una) más la Batería Comando y Servicios. Entre los materiales y vehículos se veían jeeps, camiones Fiat 697 (El camión Fiat 697 fue provisto al GA 101 como vehículo de arrastre del cañón Sofma 155 mm. Este camión, que era prácticamente nuevo, era del tipo 6x6 -tracción en los tres ejes y en las seis ruedas- con un potente motor que lo hacía ideal para desplazar, inclusive a campo traviesa, los 8.200 kilos del material de artillería. Aún hoy prestan servicio en una de las baterías de tiro de la Unidad), ambulancias, Unimog y REo, los que transportaban no solamente los cañones sino también carros aguateros, cocinas y acoplados de distinto tipo. También formaba parte de los vehículos una grúa y el camión taller.

Entre los equipos se contaban carpas de distinto tipo (mutiuso y comando, las primeras de grandes dimensiones y hacían honor a su nombre: eran utilizadas como depósito, comedor, alojamiento, etc. Las comando eran más chicas, destinadas normalmente a alojamiento y en algunos casos como puesto de guardia o un pequeño depósito. Ambas eran de lona impermeable, sin piso y montadas sobre una estructura de caños de aluminio).

A todo lo mencionado se agregaba equipo de comunicaciones, ropa extra y otros equipos.

Cada hombre llevaba un fusil FAL calibre 7,62 mm. Algunos, de acuerdo a su rol de combate o puesto de trabajo llevaban pistola calibre 9 mm, fusil FAP, ametralladoras calibre 12,7 mm y MAG. Además se sacaron de los depósitos y se distribuyeron granadas para fusil del tipo PDF y PAF, granadas de mano, pistolas ametralladoras PAM calibre 9 mm y pistolas para bengalas, entre otras.

La unidad quedó conformada entonces con el personal de cuadros y soldados clase ´63 que ya prestaban servicio en el Grupo de Artillería, más aquellos oficiales y suboficiales recién llegados de otros destinos, y los soldados clase ´62 reincorporados. El lugar de reunión fue la estación del Ferrocarril General San Martín

El GA 101 rumbo a la estación de ferrocarril de Junín
Así recuerda el entonces cabo primero Omar Liborio: "Llegó la orden de embarcar en la estación del ferrocarril y la unidad se trasladó hasta el andén de la ciudad. Como todavía nos faltaba entregar algunas camperas que llegaron a último momento, fui el último en salir del edificio de la batería. Afuera me esperaba un camión Fiat con equipos y mis soldados auxiliares. Tomé el último manojo de camperas para ser entregados en el andén del ferrocarril y salí para el camión".

Sin embargo, a Liborio le sucedería antes de subir al camión que lo estaba esperando, algo muy especial: "En eso se me cruza un perrito de raza indefinida que habían criado los soldados en la caldera que me hizo tropezar; lo eché, luego volvió a cruzarse y casi me hace caer, fui ahí que con todo el apuro lo levanté y lo cargué al camión. Se lo dí al soldado Gabriel Cepeda de la ciudad de Bragado, quien asombrado me pregunta ¿y esto mi cabo primero?. Le contesté: Casi me hace caer dos veces así que va a Malvinas con nosotros. El soldado se puso contento y me preguntó cómo se llama. Yo no sabía pero le dije desde hoy se llama TOM ¿que te parece? ¿Poqué Tom? me preguntó, porque vamos al Teatro de Operaciones Malvinas (TOM). Se transformó en nuestra mascota (ta vez el más querido y mimado de todos). Nunca se separó de nosotros".

Y ahí empezó la odisea de Tom. Para que no lo vieran los superiores pasó de un bolsón a otro; o se lo tapaba con una manta. A veces estaba debajo de la campera de un soldado, sacando apenas el hocico para poder respirar. Así fuimos viajando desde San Antonio Oeste y por carretera a Comodoro Rivadavia. Allí acampamos unos días. Tom pasaba desapercibido.

Tom era un soldado más movilizado del Grupo de Artillería 101".

El material es cargado en los vagones del ferrocarril en Junín



Durante todo el día sábado 17 de abril, mientras se cargaba el material, podía observarse el buen clima que reinaba entre las tropas que se preparaban para viajar. No faltaban los chistes y anécdotas que distendían a todos.

Los materiales eran subidos en la estación a vagones de carga que conformaban tres formaciones o trenes independientes. La tarea no era fácil por cuánto no se tenía mucha experiencia al respecto. Recuerda el sargento ayudante Garnica:

"A mí me tocó participar de la carga de los cañones a los vagones. Para el tercero ya habíamos ganado confianza y lo hacíamos sin problemas. Una vez más recibimos la ayuda de la gente. Esta vez fue mi propio suegro, Alberto Santiago Balmaceda, el que nos dio una mano para amarrar los cañones una vez que estaban arriba de los chatones de carga".

LA DESPEDIDA

Y llegó el día del embarque y salida. Durante la madrugada del día domingo 18 de abril se ultimaron detalles en los carretones sobre los que había material bélico. El personal fue llegando a la estación ferroviaria. Allí se produjeron los encuentros de mayor emoción. El argentino es una persona demostrativa y ante todo muy afectiva. En nuestra sociedad, la familia constituye el pilar sobre la que ésta se asienta. De allí que aquellas familias que despedían a sus hijos lo hacían con abrazos y besos. Había lágrimas por todos lados. Fue realmente fue emocionante y conmovedor.

Todo el personal de la Unidad formó en el andén para ser presentado al Comandante de Artillería coronel Luis Scaparoni, quien los despedía como oficial más antiguo de la Guarnición. lo hizo con breves palabras pero aconsejándoles tener siempre presente las enseñanzas adquiridas en los períodos de instrucción.

Posteriormente el teniente coronel La Valle arengó a la tropa pronunciando finalmente la tradicional fórmula de "subordinación y valor". La respuesta no fue otra que la de "para defender a la patria" dicha al unísono y con energía. Esto le dio más emoción a lo que ya se estaba viviendo, por cuanto reflejaba el compromiso de los que partían para defender Malvinas.

El mismo jefe de unidad recuerda aquel emocionante momento: "En la marcha hacia la estación estuvimos flanqueados por gran cantidad de público al igual que en la estación. Todos nos despedimos durante la estadía en esa terminal, mientras cargábamos el material.

Había una gran afluencia de público y medios periodísticos. La despedida fue realmente muy emocionante. Se combinaban risas y llantos, aplausos y gritos, nadie pasaba inadvertido en la multitud encabezada por el intendente municipal y el comandante de Artillería. Todo el mundo estaba consciente del riesgo que corríamos y a dónde íbamos..."

Así lo recuerdan otros protagonistas. Comenzamos por Liborio: "En el andén del ferrocarril fueron conmovedores los momentos vividos. Fue todo demasiado rápido. La gente nos despidió con euforia y a pesar de la tristeza creo que se tenía conciencia de que la causa era justa y soberana".

El soldado clase ´62, Adrián Polo,dice: "Apenas hubo tiempo. Llamé a mi familia para decirles que me iba. Viajaron inmediatamente y recuerdo que la despedida fue en la estación de trenes. Muy triste pero no por eso menos orgullosa".

El ahora suboficial mayor Videla: "En el andén había mucha gente eufórica llorando. Los soldados también lloraban. Por mi parte yo sólo hablé por teléfono con mi familia, la última vez que la vi fue el último regreso de franco que tuve en la Escuela a principios de marzo de ese año. Recién pude reencontrarme con mis seres queridos en los primeros días del mes de julio".

El sargento ayudante Parada comparte: "En esos años era soltero y la despedida no fue tan dolorosa. Fue con la gente que se volcó hacia los trenes para saludarnos y regalarnos cosas. Recuerdo gente llorando y abrazándonos sin siquiera conocernos, pero dándonos fuerza y apoyo. Era muy emocionante fueron momentos que uno nunca se olvida".

Sin embargo, no todos eran solteros. Así como los hijos se despidieron de sus padres, hermanos y novias, también hubo padres que tuvieron que despedirse de sus esposas e hijos. Uno de ellos era el sargento ayudante Garnica: "Estaba realmente muy ocupado con mi trabajo de preparar todo para marchar al sur así que mucho tiempo para pensar y lamentarme por la partida no tuve. Sin embargo, la despedida no fue fácil.

Recuerdo antes de salir pude pasar por casa a saludar a mi familia. Mi hijo que por entonces tenía cinco años me preguntaba si me podía acompañar. Para mi esposa y el resto de la familia tampoco fue fácil la despedida, como seguramente tampoco lo fue para la mayoría de los que partían para el sur".

Entrevistado en el lugar por un medio local, el jefe de Grupo ponía cierre a la despedida entre el GA 101 y sus familia: "El personal tanto de soldados como de cuadros está sumamente ansioso de salir y cumplir con nuestra misión en el lugar donde se nos asigne. Sin dudas el espíritu que nos anima para asumir nuestras responsabilidades cada vez es mayor".



Finalmente cuando el tren comenzó a rodar y tal como es costumbre en el Ejército, la Banda Militar, la Banda Militar ejecutó una marcha, esto mientras se agitaban pañuelos blancos desde el andén y salían brazos de las ventanillas saludando a los que se quedaban.


http://juninhistoria.blogspot.com.ar/2016/10/malvinas-los-canones-de-junin-en-las_7.html
 

DSV

Colaborador
Malvinas. Los cañones de Junín en las Islas: Cómo fue la marcha del G.A.A 101 2.190 kilómetros hacia el sur

(Nota 3) El recorrido en tren de casi 1.100 kilómetros hasta San Antonio Oeste. La libreta del sargento ayudante Garnica: el documento histórico escrito en el mismo frente de combate. La marcha motorizada hasta Puerto Madryn. Guarnición Militar de Comandante Luis Piedrabuena: destino final en el continente. Las muestras de afecto permanente de parte de la población en 14 días de viaje. La misión de defensa en la costa.




Mapa con el trayecto efectuado en tren por el G.A. 101

Durante el viaje acompañó la lluvia. Las horas pasaban entre mate, truco y algún que otro partido de ajedrez. Así lo recuerdan algunos de sus protagonistas como el Sargento Ayudante Parada: "En el tren habíamos puesto los bolsones en los vagones de carga. Cada uno de nosotros llevaba su fusil, correaje más aquellos efectos personales o que nos eran obsequiados por la gente en las distintas estaciones.

El recorrido fue pasando por Retiro, por el puerto, la Boca y luego hacer empalme en Constitución para tomar la línea Roca con destino al sur, siempre con el mismo tren. Pasamos por Bahía Blanca para luego llegar a San Antonio Oeste, cerca de las tres de la mañana. Durante el viaje no paramos en ningún lado salvo para racionar al costado del tren y luego seguir viaje. El viaje duró alrededor de dos días y medio. El tren era muy largo y debía ir despacio".

El soldado clase ' 62 relata: "Viajamos en vagones de pasajeros. Ibamos por batería y cada uno llevaba su armamento. Durante el viaje jugábamos al truco, dormíamos y contábamos cuentos. En mi casa se enteraron que me iba al sur porque el tren pasaba por Monte Grande donde vivo. Mi tío estaba parado en la casa y le grité que me iba al sur. No se dio cuenta pero después se avivó que era yo".

El soldado clase ' 62 Sergio Brangeri dice al respecto: "Lo único que sabíamos los soldados era que llegaríamos a San Antonio Oeste porque ahí terminaban las vías. Viajamos cómodos.

Recuerdo cuando pasábamos por una villa en Buenos Aires, se acercaba la gente al tren dándonos muchas fuerzas y aliento. Hasta nos dieron unos panes por la ventanilla. Recibir eso de esta gente tan humilde me emociona aún hoy".

Al tercer día de marcha el Grupo de Artillería empezó a llegar a San Antonio Oeste, donde se comenzó a descargar todo el material transportado en vagones (vehículos, cañones y equipo en general) El primer escalón lo hizo el 20 de abril mientras que el segundo y tercero lo hicieron al día siguiente, 21 de abril. En San Antonio Oeste se hizo noche en la cancha de básquet de un club. A la mañana del 22 de abril se continuó con la marcha, esta vez motorizada, por la ruta nacional 3 hasta llegar a la ciudad de Puerto Madryn, donde se durmió en un alojamiento bien calefaccionado perteneciente al Distrito Militar de esa ciudad.

Mapa que muestra el recorrido que realizó la Unidad juninense con sus propios vehículos en su despliegue al sur del país.


LA LIBRETA DE GARNICA

Durante ese viaje comenzaría a plasmarse en papel un documento único, inédito y de muchísimo valor histórico: la libreta del sargento ayudante Garnica. Esta libreta fue una pieza clave durante el desarrollo de la investigación para el libro "Así combatimos" porque continúa siendo al día de hoy (2016) el único documento que se sabe fue escrito en el mismo frente de combate por parte de un efectivo del GA.101. Su valor histórico, en consecuencia, es incalculable.

Garnica comenzó a escribir su libreta a partir de que la comprara en un negocio en ingeniero White (a 10 kilómetros de Bahía Blanca), al segundo día del viaje en tren. El mismo autor de este diario, con palabras sencillas que parecen querer minimizar su enorme contribución a la historia, comparte:

"El cuaderno era muy grande para llevarlo, así que en una parada del tren en Ingeniero White, compré una libreta que llevé siempre en mi bolsillo.

En Malvinas trabajábamos básicamente de noche, así que aprovechaba los momentos del día en que había pausas de fuego para escribir lo que habíamos hecho. Eran mis momentos de reflexión. Sin embargo me quedaron cosas para escribir. En la guerra, cuando llegaron los cambios de posición y la situación se tornó más crítica, no pude seguirlo haciendo".

En día viernes 23 de abril en horas de la tarde se arriba a la ciudad de Comodoro Rivadavia. Allí se armaron carpas en el predio del Batallón Logístico 9 y el Regimiento de Infantería 8; se controlaron todos los vehículos y sus ganchos de transporte. También se aprovechó la oportunidad para hacer paralelismo a las piezas (**).

Así lo recuerda el entonces jefe de Grupo: "Llegamos de noche a San Antonio Oeste. Con las primeras luces iniciamos la marcha motorizada hasta Puerto Madryn. Esta se organizó en tres columnas distanciadas aproximadamente dos a tres kilómetros una de otra. Yo iba en la primera junto a parte de las Baterías Comando y Servicios y de Tiro "A". La segunda a cargo del segundo jefe con las baterías "B" y "C". Por último y a cargo del Oficial de Operaciones, parte de la Batería Comando y Servicios junto con los camiones de munición. Al último, y para prestar auxilio, marchaban la ambulancia con el oficial médico, el camión cisterna de combustible, el camión grúa y un jeep con el oficial "cola de columna" (oficial de arsenales).

Cada columna tenía un oficial enfermero y camilleros. Además cada una contaba con una cocina y un aguatero pues se racionaba sobre la marcha. En los altos horarios (paradas) se repartía mate y galletas. Se buscó coordinar el abastecimiento de combustible con los horarios de almuerzo.

En Puerto Madryn pernoctamos en lugares facilitados por el Distrito Militar, para reiniciar la marcha con las primeras luces y llegar a Comodoro Rivadavia".

El entonces cabo Manuel Figueroa agrega: "Llegamos a San Antonio Oeste, desembarcamos, enganchamos los cañones a los camiones Fiat 647, cargamos en ellos los bolsones, nuestro armamento individual, 150 disparos completo de artillería y continuamos viaje por la ruta nacional 3 hasta Puerto Madryn. De allí fuimos a Comodoro Rivadavia".

El sargento ayudante Parada recuerda: "Al llegar a San Antonio Oeste racionamos en caliente y bajamos el material para comenzar el carreteo hacia Comodoro Rivadavia, pasando por Puerto Madryn, donde, si mal no recuerdo, hicimos noche. Al otro día temprano seguimos viaje hasta llegar a Comodoro Rivadavia donde armamos un vivac en el fondo del cuartel. En los viajes sobre los vehículos, cada jefe de pieza iba con su camión, el personal y el cañón respectivo, cuando era la racionar parábamos el vehículo, bajábamos y comíamos al costado de este. Terminábamos y continuábamos el viaje".

Cédula de llamada del Soldado Clase 62 Aldo Darío López por intermedio de la cual es convocado el 12 de abril de 1982 a presentarse en el cuartel del GA 101. Este documento se encuentra en exhibición en la Sala Histórica del GA 10

MOVIMIENTOS DE GUERRA



Aeropuerto británico islas Santa Helena y Ascensión
El 24 de abril el GA 101 se encuentra en la ciudad de Comodoro Rivadavia realizando actividades de mantenimiento y descanso. Mientras tanto, la Fuerza de Tarea Británica se encontraba reorganizándose y recibiendo abastecimientos en la isla Ascensión. Ya se habían lanzado aeronaves de reconocimiento de largo alcance "Nimrod" en búsqueda de la Flota de Mar argentina.

Ese mismo 24 por la tarde, el GA 3 desarrollaba un tiro de práctica con sus obuses. Posteriormente se desarrolló en Puerto Argentino una reunión de coordinación en la que participaron las máximas autoridades militares de la isla. Allí quedaron establecidas las fuerzas que iban a participar en la defensa de las islas, las cuales dependerían de dos comandos operativos:



Puerto Argentino
-El de la Brigada de Infantería Mecanizada X (***) a cargo del general Oscar Jofre cuya principal responsabilidad es la defensa de Puerto Argentino, las penínsulas de Fressinet y San Luis (ambas en la zona aledaña a Puerto Argentino).

-El de la Brigada de Infantería III, a cargo del general Omar Parada, que asumiría la defensa de Darwin y Bahía Fox.

El 25 de abril los británicos reconquistan, a través de una incursión de fuerzas especiales, las islas Georgias del Sur. En esta acción es atacado y puesto fuera de combate el submarino argentino ARA "Santa Fe". Paralelamente gran parte de la flota británica reiniciaba su navegación imponiendo alrededor de Malvinas una "zona de exclusión total" de 200 millas náuticas, que implicaba un bloqueo aéreo y marítimo. Todo buque o aeronave dentro de este círculo sería para ellos considerado hostil.

A las 19.30 del 28 de abril partió la columna de marcha del GA 101 para Caleta Olivia, a 76 kilómetros al sur -ya a poco más de 1.700 kilómetros, en la provincia de Santa Cruz-, arribándose el mismo día en horas de la noche. Se durmió en una cancha de básquet cerrada de un colegio secundario de esa localidad.

El sargento ayudante Garnica anota su libreta: "A la mañana siguiente nos despertó el bullicio de los chicos en la escuela. Me higienicé, afeité y luego con Barzola fuimos a tomar un cafe a la rectoría. Allí me encontré con unas profesoras tucumanas que me ofrecieron ayuda con afecto. Por ahí apareció una hoja con versos hechos por una niña de ese colegio y lo copie en la primera hoja de esta libreta.

Algunos de esos versos son los siguientes:
"Querido soldado:
Yo se que luchas por la Patria. Que olvidas las cosas y sigues con ella. Que buscas la paz que otros no quieren. Que te sientes patriota igual que nosotros.
Que en todo instante donde te vemos estas siempre guardia. Que vigilas las escuelas, la bandera, la patria. Los lugares que otros quieren destruir.
Custodias con valor este pedazo de Patria, que niños, mujeres y ancianos te agradecerán. Piensa en tu familia, en tu mujer, tus hijos y si no tienes piensa en la paz.
Nos despedimos sabiendo que tú, querido soldado, nos defenderás La bandera seguirá flameando igual que nosotros, en misión de paz.
Silvina Sandra Sotomayor, Caleta Olivia, Santa Cruz. 24-04-82

En todo momento la población fue condescendiente con nuestros soldados. La gente compartía lo que tenía con las tropas que iban pasando en su camino hacia el sur. Me tocó presenciar como unas señoras que encontraban en un alto de marcha, se acercaron a nosotros para regalarnos unas bufandas tejidas por ellas".

Al día siguiente la unidad reanuda su viaje esta vez con destino a la localidad de Comandante Luis Piedrabuena (a 2.185 kilómetros de Junín) donde existía una Guarnición Militar (****). Se recorrieron 463 kilómetros más sin ningún inconveniente, alcanzándose este pueblo en la tarde del 30 de abril.

Ya acantonados en la Guarnición Militar Piedrabuena, las baterías comenzaron a ejercitarse con sus cañones y demás equipos e instrumentos. Aquí se trabajó por subsistema, es decir que cada uno hizo lo que por rol de combate le correspondía hacer en la guerra (operar los cañones, el centro de dirección de fuego, los observadores adelantados, etc.)

Los días 4 y 5 de mayo las baterías de Tiro marcharon hacia un campo de instrucción cercano, donde entraron en posición y ejecutaron un tiro de ejercicio con la totalidad de sus cañones. Los días 6 y 7 se realizaron como tarea principal de la unidad una limpieza del material que había participado en esta práctica de tiro.

Así recuerda esos momentos el entonces jefe de unidad, teniente coronel Norberto La Valle: "Arribamos a Comandante Luis Piedrabuena y nos alojamos en los cuarteles del Grupo de Artillería 11; la intendencia del pueblo nos asignó una casa para establecer el puesto comando del Grupo de Artillería 101.

En este lugar nos mantuvimos. Nos dieron la misión de defensa de la costa desde Piedrabuena hasta Río Gallegos, pasando a depender para ello del Comando de Brigada de Río Gallegos. Luego nos cambiaron la dependencia, quedando a órdenes de la Brigada I (de Corrientes) cuyo comando había arribado a Piedrabuena.

Habíamos traído nuestra propia munición. Durante la estadía en Piedrabuena salimos a un campo cercano a efectuar ejercicios de capacitación".



Artilleros del GA 101 pisan para la cámara durante una pausa en el fuego.




(*) Racionar significa "comer". Se lo hace en "caliente" cuando la comida es preparada y servida para ser consumida como su nombre lo indica. Normalmente es un guiso o polenta preparado en las cocinas rodantes que les da un buen sabor. Por su parte, "racionar en frío" significa por lo general comer sandwiches que vienen en una bolsa plástica.

(**) Paralelismo a las piezas: Este es un procedimiento técnico que realiza el mecánico de artillería y que consiste en colocar todos los anteojos en forma paralela. Se busca con esto que los tubos de los cañones, cuando se pasen los datos para toda la batería, tiren con una trayectoria paralela, haciendo que los proyectiles caigan en igual disposición que las piezas que los lanzaron (el mismo dibujo) si los anteojos no están paralelos, no se puede lograr esto. Cuando esto ocurre se ve en la zona de blancos la pieza que no tiene hecho este procedimiento ya que cae separada del resto, produciendo un malgasto de munición (y que no se bata el blanco con la totalidad de los cañones).

(***) Esta se denomina ahora Brigada Mecanizada X, cuyo comando se encuentra en Santa Rosa, La Pampa. El GA 10 de Junín depende orgánicamente de este comando.

(****) La localidad de Comandante Luis Piedrabuena está en la provincia de Santa Cruz, a 231 kilómetros al norte de Río Gallegos. Según el censo nacional de 2010 tiene 10.175 habitantes. Su Guarnición Militar alberga dos unidades del Ejército Argentino: el Grupo de Artillería Blindado 11 (ver link de la página de la unidad) y el Batallón de Ingenieros 11 (ver wikipedia).

http://juninhistoria.blogspot.com.ar/2016/10/malvinas-los-canones-de-junin-en-las_8.html
 

DSV

Colaborador
Malvinas: El G.A. 101 de Junín en la guerra. Dos cañones cruzan a las islas

Los entretelones del cruce aéreo. La llegada a Malvinas el 13 de mayo. Quienes fueron los 26 efectivos del G.A. 101 que cruzaron.


(Fuente: "Así Combatimos". La historia de los cañones de Junín en la Guerra de Malvinas, G.A. 10 - 2012, Edit. las Tres Lagunas)

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Desde que comenzó el fuego de hostigamiento de los buques ingleses sobre las posiciones propias, la imposibilidad de respuesta se hizo evidente. Estos barcos batían la zona haciendo un carrusel fuera del alcance de los obuses argentinos de 105 mm. que por otra parte no habían sido concebidos para disparar contra barcos. Sencillamente no teníamos con qué tirarle. El jefe del GA 3 insistía con la necesidad de traer del continente cañones pesados Sofma, aunque sin resultados. Finalmente lo conseguiría. Así lo refiere el entonces teniente coronal Balza: "Mis requerimientos ante el general Jofre para obtenerlos fueron irónicamente rechazados, pero la impunidad que tenían los buques ingleses para acercarse a la costa y someternos a un sostenido desgaste logró que, sobrepasando la cadena de mandos, yo llegara a un verdadero acuerdo con el brigadier Castellanos, jefe del componente aéreo en Malvinas".



Finalmente, el 8 de mayo el jefe del GA 101 recibe la orden de alistar dos piezas de artillería con su correspondiente personal y accesorios para cruzar a Malvinas. Así lo recuerda el entonces tienen coronal La Valle, jefe del Grupo de Artillería 101: "Recibimos la orden de alistamiento de la unidad, para cruzar a Malvinas por modo aéreo desde el aeródromo de Puerto Santa Cruz. Se trasladarían primero las piezas de las baterías de tiro. Por lógica empezamos por la batería que para nosotros en el terreno había demostrado las mejores condiciones de adiestramiento y capacitación.

Si bien la orden era de cruzar inicialmente las piezas de artillería con el servicio de pieza solamente, embarcamos las piezas con un camión y el máximo de munición que pudiera trasladar el mismo. A este servicio se le agregó un oficial de batería, un oficial observador adelantado y un suboficial mecánico de artillería.

Existía gran optimismo y deseo de poder cruzar todo lo antes posible. Esto desgraciadamente no se pudo concretar. La suspensión del cruce por modo aéreo del resto de la Unidad cayó mal en todo el personal".



Las dos piezas designadas fueron de la Batería de Tiro C. Se determinó que los soldados que irían primero serían los de mayor experiencia, es decir, aquellos reincorporados de la clase ' 62. Serían seleccionados 26 integrantes de esta unidad para cruzar a Malvinas:

Teniente: Eufronio Ramón Alvárez (quien pertenecía a la Agrupación Defensa Aérea 601, fue agregado al Grupo de Artillería 101 el 5 de mayo de 1982 como observador adelantado, junto con otro oficial, el teniente primero Carlos Mendietta)

Subteniente Gustavo Federico Pérez, como jefe de sección piezas.
Sargento ayudante Segundo Ramón Garnica, como mecánico de artillería.
Soldado clase ´62 Héctor Ricardo López ( conductor)
La primera pieza de artillería que cruzaría estaría integrada por el siguiente personal:
Cabo Juan Manuel Figueroa, como jefe de pieza.
Los sirvientes de pieza fueron los siguientes soldados clase ´62: Carlos Daniel Aguilera, Miguel Angel Benítez, Sergio Javier Brangeri, Sergio Luis Fanín, Walter Ferrer, Miguel Angel Potes, Luján Sandoval, Aroldo Saralegui, Carlos Oscar Tempio, Rafael Veloso.

La segunda en cruzar sería la siguiente:

Cabo 1ro.: Omar Alberto Liborio, como jefe de pieza.

Los sirvientes de pieza fueron los siguientes soldados clase ´62: Julio César Báez, Gabriel Cepeda, Walter Patricio Gómez, Santiago Hernández, Alberto Hidalgo, Aldo Darío López, Juan Lucero, Oscar Marano, Carlos Adrián Polo, Raúl Wuldrich.


Al respecto, recuerda el entonces Cabo 1ro. Liborio: "Estando en Comandante Luis Piedrabuena llegó la orden que dos piezas debían pasar a Malvinas, para luego cruzar el grupo completo. Esto fue el 11 de mayo. Yo recuerdo que me carcomía de las ganas de cruzar porque la espera me ponía loco. Cuando me entero voy a verlo al Jefe de Batería y me ofrezco para ir de voluntario. Primero me dijo que no, pero luego asistió a mi pedido. El cabo Figueroa fue el otro jefe de pieza designado.

Cuando el jefe me dijo que sí, estuve fuera de mí de la alegría que tenía. Había dos de mis soldados con problemas que no podían cruzar; a uno se le había muerto el papá y el otro estaba enfermo. En reemplazo de uno de ellos el Jefe de Batería designó al soldado Adrián Polo, un fierro como el Sofma.

Los reuní a la tardecita y les comuniqué que cruzaba a Malvinas con el Sofma, que si algunos de ellos quería desistir, que lo pensara hasta el día siguiente y me lo dijera, que nadie se lo iba a echar en cara. Quería gente decidida a dejar la vida en Malvinas. A la mañana siguiente los volví a reunir y les pregunté si alguien había decidido no ir. Tomó la palabra el soldado Gabriel Cepeda y me dijo: "Mi Cabo Primero, si va usted vamos todos".

Entonces con lágrimas en los ojos y haciendo una sonrisa ficticia para disimular la emoción y que no se dieran cuenta, me dí vuelta, tragué saliva y enfrentándolos nuevamente les ordené preparar los equipos, higienizarse, afeitarse y limpiar el armamento hasta que llegara la orden de embarcarse.

El Sargento Ayudante Garnica, mecánico de artillería, no pertenecía a la Batería de Tiro C sino a Comando y Servicios. Aún así fue contento a cumplir su deber.

Despedidas con los camaradas casi no tuvimos porque se consideraba que el resto del Grupo de Artillería pasaría muy pronto.

El otro jefe designado fue el Cabo Juan Manuel Figueroa. Este recuerda esos momentos: "No pasaron muchos días y el Jefe de Batería, Teniente 1ro. Jorge Ferreira (conocido como "El Mono") recibe la orden que dos cañones deben pasar a Malvinas. En ese momento lo designa al subteniente Federico Pérez. Este a su elije al Cabo Primero Liborio y a otro Cabo, quien por razones de índole personal decide no ir. Por lógica y antigüedad seguía el Cabo 1ro. Hugo Lezcano, pero Pérez decide directamente: Que cruce el Cabo Figueroa".

Uno de los soldados seleccionados para cruzar a las islas fue Aldo Darío López. Este nos cuenta un poco cómo fueron esos días previo a la partida: "Cuando supe que iba a cruzar a las Islas, le envié desde Piedrabuena una carta a mi hermana, diciéndole que íbamos a Malvinas. Le decía en esa carta que no les contara nada a papá y a mamá. No quería preocuparlos. Le puse que íbamos a probar el suelo de Malvinas para ver si se podía poner el cañón, que en tres o cuatro días, volvía...realmente no quería preocupar a nadie".


El 9 de mayo salen de Piedrabuena las dos piezas rumbo a Puerto Santa Cruz (*), para desde allí embarcar rumbo a Malvinas. El martes 11 de mayo arriban dos aviones Hercules C 130 en el aeropuerto de esa localidad. En cada uno se cargó un cañón Sofma calibre 155 mm., sus accesorios y herramientas, más los equipos individuales del personal de servicio de pieza. En uno de ellos se subió además un camión Mercedes Benz Unimog 416. Liborio recuerda:

"Para cruzar a Malvinas llevamos nuestro equipo individual y armamento portátil. El cañón, la munición, cargas propulsoras, espoletas y estopines, las cargamos en un Hercules C-130. Equipo sanitario y de racionamiento no llevamos.



Quienes estaban a cargo de la operación de carga del cañón era gente de Fuerza Aérea. Se los notaba un poco nerviosos ya que nunca antes habían cargado uno de esos cañones en la bodega de un Hércules . Estaban haciendo sus primeras experiencias con nosotros. Inicialmente lo quisieron subir con el tubo hacia adelante, a lo que les dije que era un tanto inseguro, ya que con el aterrizaje y debido al peso se corría el riesgo de que el tubo termine en la cabina, además expliqué que para la carga y descarga era más fácil hacerlo con el cañón al revés, es decir con las flechas hacia adelante. De esa manera podría trabajar mejor el malacate del avión y nosotros podíamos ayudar empujando la pieza desde una mejor posición de fuerza. Finalmente lo subieron como les habíamos sugerido".

El cabo Figueroa agrega: "Se presentó un inconveniente en la carga del cañón. La estructura de este avión no estaba preparada para soportar el peso de la pieza (8.200 kg.) sobre el eje, así que ante el peligro de que se resintiera la estructura y se hunda el piso, le pusimo tablas debajo como para repartir el peso del cañón.

¡Fuerza, que esto tiene que entrar ahí adentro! Eran las palabras de aliento a mis soldados ya que tuvimos que meter el cañón empujándolo apulso por la rampa del avión".

Ese mismo día ambos aviones despegaron con destino a la ciudad de Comodoro Rivadavia (primero lo hizo la pieza de Liborio, más tarde le seguiría la de Figueroa ya en horas de las oscuridad). Al llegar allí el personal del GA 101 hizo noche en el bar del aeropuerto. Durmieron acostados sobre el piso con su equipo de campaña (colchoneta, manta y bolsa

Ntra. Sra. de Loreto
de dormir). El 12 de mayo fue un día de espera. El Cabo Figueroa nos cuenta un encuentro muy particular que tuvieron mientras esperaban:

"Era de noche. Ahí estaba la pista y la oscuridad. En eso se nos presentó un curita que hasta ahora no sabemos de dónde salió. Nos forma en semicírculo y rodeándonos nos bendice y nos regala una estampita plastificada de la Virge de Loreto, Madre Protectora de la Fuerza Aérea, que hoy en la actualidad todavía conservo. Luego se perdió este sacerdote en la oscuridad. Nuevamente, y sin entender nada de lo que había sucedido, seguimos ahí esperando".

El sargento ayudante Garnica cuenta. "El jueves 13 de mayo pasado el mediodía y después del almuerzo, recibimos la orden de embarcar en un Hércules C-130".

El 13 por la tarde los dos Hércules despegan rumbo a las Islas. El vuelo debía ser rasante, a no más de 50 metros sobre el nivel del mar,para evitar ser detectados por los radares ingleses.

Pero tan sólo uno de los Hércules pudo aterrizar esa tarde en las islas, aproximadamente a las 16.30. Será pues el 13 de mayo el día en que el primer Artillero de Mitre puso un pie en Malvinas. Quienes lo hicieron pertenecían a la pieza del cabo Figueroa. Junto a él y sus soldados estaban también el subteniente Pérez y el sargento ayudante Garnica. Este último recuerda:

"Apenas el Hércules se detuvo ya se habían abierto las compuertas de carga de su parte posterior. En la pista había muchos soldados comando y oficiales de distinta graduación.

Observé la alegría que les produjo ver nuestro cañón Sofma Modelo Argentino. Después pude enterarme el motivo de esa alegría y que obedecía a la impotencia de la Artillería en la isla al no tener alcance para llegar a las fragatas inglesas que se situaban enfrente de la costa y a una distancia de 16 kilómetros batían la zona de defensa de nuestras tropas. Por lo menos con nuestro cañón íbamos a poder llegar hasta ellos, sacándolos de la tranquilidad de tiro que habían tenido hasta esos momentos.

La descarga del avión se efectuó entre todos en un tiempo menor a los 15 minutos. Una vez hecho esto se efectuó la evacuación de no menos de cinco heridos y otras cosas y el avión volvió a partir.

No podría explicar lo que sentí en ese momento. Intimamente ví partir el avión y fue como despedir a un amigo. No tuve más tiempo para pensar porque inmediatamente sonó la alerta roja. Salí corriendo sin saber adónde ir. Todos corrían en distintas direcciones. Me reía sin saber porqué. Sería por la aventura de estar en el lugar de los hechos".

También refiere este vuelo Figueroa: "Viajábamos pegados al mar. Yo miraba por la ventanita y me parecía que las hélices levantaban agua. Adentro en el avión había un ruido a lata. Parecía que se iba a desarmar.



Martín Balza.
Llegamos, el Hércules aterriza, hace un giro y se perfila para encarar la pista, baja la compuerta, empezamos a tirar los primeros bolsones, parte de los proyectiles, empezamos a desenganchar la pieza y suena la alarma. Eran muchísimas personas alrededor de nosotros ayudándonos, pero cuando sonó la alarma no quedó nadie. Nos quedamos mirando entre nosotros con los bolsones en la mano y los proyectiles a medio descargar; de repente en la punta de la pista se ve una bomba Beluga que tiraban para destruir la pista. A partir de ahi dije: "Estamos en guerra chicos". Nos pusimos rápidamente en situación. Ese fue el puntapié inicial.

A partir de que llegamos a las islas quedamos agregados al Grupo de Artillería 3.El día que arribamos estaba el teniente coronel Martín Balza (Jefe de Grupo) y el teniente 1ro. Julio César Navone (quien en la década del ´90 sería jefe del G.A.10) que fue el que nos recibió".

El soldado Clase ' 62 Sergio Brangeri pertenecía a la pieza del cabo Figueroa. El nos relata su experiencia: "En el aeropuerto de Comodoro Rivadavia, recuerdo que compré una tarjeta para Sandra, mi novia (que entregué a un corresponsal para que la enviara por correo) Le escribí sobre mis sentimientos y le pedí que por favor le comunicara esta noticia a mis padres.

Nos esperaba un avión tan gigante como el Hércules C-130 en el que transportamos el cañón Sofma de 155 mm, un camión unimog, proyectiles y víveres. La tarde del 13 de mayo volamos a Malvinas . Yo jamás había subido a un avión recuerdo que volamos a ras del agua. El soldado Farrer, a mi lado, me decía: "Brangeri vamos a Malvinas. Si me vieran los muchachos del club". Fue muy cómico.

Todavía no puedo entender cómo hizo para aterrizar. La pista había sido bombardeada. El piloto fue un genio. Con los motores en marcha bajamos rapídismo tratando de dispersar lo antes posible los proyectiles.

No sentía miedo, creo que se debía a la edad, a la inconsciencia y al no poder comprender la dimensión de lo que significaba una guerra. Lo primero que me impactó fue un grupo de soldados heridos esperando ser trasladados al continente".

Mientras tanto, el otro avión.que también debía aterrizar en las islas se vio obligado a regresar al continente por encontrarse el aeropuerto de Puerto Argentino bajo fuego enemigo.

Omar Liborio en 2016

Así lo recuerda el Cabo 1ro. Liborio: "El 13 de mayo a la tardecita, la pieza del cabo Figueroa partió para Malvinas. Nosotros también despegamos pero no pudimos aterrizar y tuvimos que volver. Ya de regreso nos mandaron a un alojamiento. Allí nos bañamos.

Al otro día a la mañana volvimos a cruzar pero también pudimos aterrizar porque había alerta roja. Cada vez eran casi dos horas de vuelo rasante para no ser detectados por los radares. Podíamos ver como las olas salpicaban las mirillas del Hércules.


La querida "chancha" como le decían, vibraba toda porque con el terrible peso que llevaba, volaba bien bajo. Si un radar nos descubría hoy no estaría acá: los pilotos y los auxiliares merecen un capítulo aparte. Nos habían dado instrucciones en caso de que la máquina cayera o fuera derribada, sabíamos qué hacer, obviamente si quedábamos con vida.


Los soldados estaban preparados, nunca habíamos volado. Miedo teníamos todos. Lo que nunca debíamos permitir era que nos invadiera el pánico. Sabíamos que podíamos ser derribados pero para eso habíamos recibido instrucción de la tripulación del Hércules. No íbamos cómodos, todo lo contrario, pero tampoco estábamos de vacaciones. Marchábamos a la guerra.


Con nosotros viajaba el teniente Alvarez que se agregó en Comodoro Rivadavia.

Esa misma tarde a las 16 volvimos a intentarlo. Esta vez pudimos aterrizar en el aeropuerto de Puerto Argentino. Si bien eran como las 18.30 estaba ya de noche. Apenas tocó pista el Hércules comenzó a abrir la compuerta de carga trasera. Cuando se detuvo, con los motores en marcha, bajamos todo el material. El avión despegó inmediatamente; por entonces habíamos recibido la orden de despejar la pista lo antes posible, esto por si venía otro vuelo. Alcanzamos a colocar los materiales al costado y todo se transformó en un infierno.

Comenzaron a caer proyectiles del bombardeo de las fragatas: ¡Tuvimos una bienvenida de locos! Sentíamos silbar los proyectiles y hacer impacto. No lo podíamos creer porque nunca nos había pasado, ahí supimos que estábamos en guerra, teníamos muchísimo miedo. Después que pasó el bombardeo y en medio de una oscuridad total empecé a llamar a mis soldados por su nombre, por cada uno que me respondía, daba gracias a Dios. Estábamos todos.



Homenaje al perro artillero Tom, en Ascensión, localidad
donde reside Omar Liborio.
Todo estaba desierto. No vimos nada ni nadie. Al rato vino un camión Mercedes Benz que nos enganchó la pieza, cargamos los equipos y munición y nos llevó a lo que nos dijeron era Puerto Argentino. Desenganchamos el cañón a un costado del camino y nos dieron una pequeña habitación para pasar la noche, pero nadie pegó un ojo...En un momento se escucha que alguien gritaba: Alerta roja. Salimos todos corriendo. Yo me tropecé con un fierro que me cortó el borceguí, otro se cayó en el agua, no veíamos nada, ni conocíamos el lugar: era una noche totalmente cerrada y muy oscura.

Hacía mucho frío. La primera comida fue un guiso, nosotros, los días previos a Malvinas, en Comodoro Rivadavia, como sabíamos que no llevábamos cocina, juntamos todo tipo de comida, cajas de raciones frías y envasados, todo lo que podíamos llevar lo llevábamos, hasta llegamos a llenar el tubo del cañón y el cierre con latas y envases. Con lo que juntamos pudimos tener comida los primeros días. Esto, mientras esperábamos al resto del GA 101 pero la unidad completa nunca llegó.

Nos amplía el arribo al aeropuerto el soldado Aldo Darío López: "Al tercer intento pudimos aterrizar en las islas . Estaba oscuro y todo lo teníamos que hacer rápido. Recuerdo que antes de salir, en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia haíamos hecho una "vaquita" y compramos una botella de cognac, una radio chiquita, una máquina de fotos, queso, galletitas, cigarrillos y alfajores. Pusimos todo en dos bolsones".

Cuando bajamos, en el apuro, nos olvidamos los dos bolsones en el avión, nos confundimos y nos llevamos otros. los que cargamos nosotros, desgraciadamente no tenían comida, sino latas con rollos de película!.

Mientras eso sucedía, el teniente primero Luis Alberto Daffunchio, que había sido movilizado con el Grupo de Artillería 3, era convocado por su jefe de unidad en Puerto Argentino. Este le asignaría una misión muy particular. Así relata ese momento: "A mediados de mayo fui llamado por el Jefe del grupo de Artillería 3. Fui caminando porque no había medios de transporte, no había jeep ni camiones disponibles. Fui caminando con mi equipo hasta el puesto comando del teniente coronal Balza, el cual estaba en Puerto Argentino, lugar donde además se encontraban emplazadas las baterías del tiro A y B del Grupo de Artillería 3. Ahí me encontré con él y me asignó una nueva misión: comandar una pieza de artillería de 155 mm. desplegada en ese momento en el cerro Supper Hill, así que fuimos hasta esa posición ya de noche.

Fui con el teniente coronel en su jepp. Me encontré con el cabo Liborio a quien conocía porque yo había estado destinado en el Grupo de Artillería 101 el año anterior, y si bien no era de mi batería, lo conocía".

A partir de la llegada de los dos cañones del G.A. 101 comenzaría otra historia. Los dos cañones de 155 mm., los más pesados y potentes de la guerra, se encontraban en suelo malvinense. Combatirían bajo la tutela de otra unidad hermana: el Grupo de Artillería 3 de Paso de los Libres,



(*) Este pueblo, de aproximadamente 3.500 habitantes, está ubicado sobre la margen sur del estuario de Río Santa Cruz, a 40 km. de Comandante Luis Piedrabuena. Como dato de interés, Puerto Santa Cruz está a 17 kilómetros del puerto de aguas profundas de Punta Quilla, en la desembocadura de este río en el Mar Argentino. Es la ciudad más antigua de la provincia de Santa Cruz, fue fundada el 20 de enero de 1908.

http://juninhistoria.blogspot.com.ar/2016/10/malvinas-el-ga-101-de-junin-en-la.html
 

DSV

Colaborador
Junín en la Guerra de Malvinas: El cañón de 155 mm abre fuego por primera vez

(Nota 5) Fue el viernes 14 de mayo. Cómo calculaban el tiro los artilleros. La eficacia destacada por los mismos marinos ingleses. El impacto psicológico positivo de los cañones en los soldados argentinos. El estruendoso "sapucay" que lanzaban los soldados correntinos cada vez que disparaban los cañones de 155 mm. VIDEO: LOS ARTILLEROS DEL EJERCITO ARGENTINO EN LAS ISLAS MALVINAS.




Aquí se representa el procedimiento ejecutado para determinar los datos de tiro para batir los buques ingleses. Para lograr una mayor presición, a esta información se le introducían los valores de velocidad y dirección del blanco y el tiempo de duración de la trayectoria del proyectil.




(Fuente: "Así Combatimos". La historia de los cañones de Junín en la Guerra de Malvinas, G.A. 10 - 2012, Edit. las Tres Lagunas)

Cerca de las 20 del viernes 14 de mayo, el jefe del Grupo de Artillería 2 -unidad a la cual se encontraban subordinadas los cañones del G.A. 101 que cruzaron a Malvinas- ordena una reunión en su puesto de comando. Concurren a la misma el subteniente Pérez y el sargento ayudante Garnica. En ella se trataron principalmente temas inherentes al tipo y cantidad de munición disponible. Pero durante la misma se recibe un alerta indicando que el eco que registraba el radar Rasit era de fragatas inglesas acercándose a la costa a gran velocidad.
Se les ordena a ambos que regresen a la posición a fin de alistar el cañón para hacer fuego. Debieron volver caminando los cuatro kilómetros que los separaban del puesto comando. estaba muy oscuro y el riesgo de andar de noche por el campo era que accidentalmente algún centinela abriera fuego. Agregando mayor peligro a esta caminata en la oscuridad cuando se encontraban a mitad de camino son sorprendidos por proyectiles británicos que empiezan a caer, algo que ya era habitual. Ambos actúan instintivamente y se tiran al piso para protegerse y esperando el cese del fuego. Apenas se produce una pausa concurren todos a prisa a la posición, llegando aproximadamente a las 23. Allí el jefe de pieza y sus soldados estaban listos para hacer el primer disparo en guerra de esta arma de fabricación nacional.
Recibidos los datos de tiro, el cabo Juan Manuel Figueroa los coloca en el anteojo de puntería y gira los volantes para apuntar el cañón al lugar indicado. La preparación de la munición y la carga la hace el resto del servicio de pieza, es decir, los soldados Aguilera, Benítez, Brangeri, Fanín, Ferrer, Potes, Sandoval,Saralegui, Tempio y Velozo. A quien le correspondería el honor de jalar del tirafuego, sería a Fanín. Acorde a los registros del sargento ayudante Garnica, quien celosamente llevaba la contabilidad de los disparos que la pieza efectuaba, se hicieron en aquella oportunidad tres disparos. La carga utilizada fue la 9 y la distancia de tiro fue de 17 kilómetros, disparándose hacia el sur de Elisa Cove. El radar marcó las siguientes observaciones: primer disparo "largo 400 metros", segundo disparo "corto" y tercer disparo "en el eco de los barcos".
La mejor información sobre la precisión de este fuego vendría de un oficial ingles David Tinker (*), tripulante de uno de los buques que casi todas las noches realizaba fuego de hostigamiento. Este marino escribiría a su familia sobre lo preciso que era este tiro, manifestando que llegaron a caer a menos de 50 metros del buque, obligándolos a alejarse a toda velocidad de la zona batida para preservar la nave.
Disparar contra los barcos ingleses fue posible gracias a un ingenioso método de tiro: en una carta escala 1:25.000 se fijó con exactitud la ubicación de nuestros radares y cañones, orientándolos en el plano respecto de un mismo norte de coordenadas. A partir del eco que captaba un radar cuando detectaba un blanco (**) podían obtenerse la distancia y el cálculo de dirección necesarios para apuntar los cañones. Para hacer el tiro más preciso eran considerados también la velocidad del buque y la probable duración de la trayectoria del proyectil (ejemplo: para alcanzar un punto de impacto a 18 km. de distancia, una granada de cañón calibre 155 mm. tarda 50 segundos). Con este método manual y sobre todo casero, se llegó a que varios proyectiles cayeran a menos de cien metros de los buques , vale decir dentro de lo que en la artillería es considerado como "zona de eficacia". De cualquier forma el efecto deseado se lograba, cuando los 155 mm. respondían al fuego de los buques enemigos, estos siempre se alejaban de la costa rápidamente.
Tal como lo expresara el sargento ayudante Garnica en su primera impresión al pisar suelo malvinense, la presencia de los cañones Sofma de 155 mm sirvió también para levantar la moral de la tropa. Sin lugar a duda ver y también escuchar el estampido de boca que hace este material al disparar provocaba un efecto positivo en el soldado que estaba en su trinchera. Es que muchos pensaban que a pesar de la superioridad tecnológica y numérica por parte del enemigo, nuestras fuerzas disponían también de armas poderosas para hacerles frente.

Durante las noches, cuando se respondía con fuego a las fragatas, era común que luego de cada disparo de 155 mm. los soldados correntinos lanzaran al aire un estruendoso "sapucay" como festejo.
Al respecto, el subteniente de Infantería Esteban Vilgré Lamadrid relataba sus impresiones de esta manera: "Los 155 fueron una cosa aparte. Su sonido lejano al disparar y la potencia de su sonido al caer, causaban una sensación de "vino mi hermano mayor" tremenda, levantaba el espíritu y nos hacía sentir que los ingleses la pasaban tan mal como nosotros. Los dos últimos días daban la sensación de que su sonido se imponía por sobre los británicos.

Supimos también que habían abierto fuego sobre los británicos. Inclusive desde el cerro vimos cómo unos buques que nos habían estado disparando, se iban mar adentro".

Al día siguiente, domingo, hubo varias incursiones de aviones enemigos y frente a la posición se pudo apreciar lo que, por su inconfundible sonido, era un misil propio "Tiger Cat" del Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea 601 de Mar del Plata. Se pudo ver una gran explosión en el aire. No se supo si el avión al que había sido dirigido había sido alcanzado. La guerra ofrecía este tipo de espectáculo, triste por cierto, por cuanto estaban involucrados hombres que en definitiva luchaban por salvar sus vidas y la de sus camaradas.
Hacía frío. Esa era la constante. Durante todo el día el personal de este primer cañón se dedicó a fortificar y a "enmascarar" la posición, es decir, a trata de ocultarlo lo mejor posible con los elementos propios del lugar, con la intención de confundirlo con el terreno circundante. Estar en movimiento era la mejor forma de combatir las bajas temperaturas. Por el contrario, también incrementaba el hambre..Uno de los soldados de la posición, Miguel Potes, utilizando su ingenio había improvisado un brasero dentro del refugio, utilizando la turba como combustible.
Durante la tarde de ese domingo 16 de mayo se acercaron varios compatriotas del Regimiento de Infantería 3 a saludar. Eran sus vecinos. Para los artilleros fue bueno encontrarse con otros camaradas de armas y compartir un momento de sano esparcimiento.
A las 7 del lunes 17 de mayo ya estaban todos levantados. Ese amanecer fue particularmente hermoso, es decir, sin lluvias y despejado. Por razones de naturaleza táctica se realiza esa mañana un trabajoso cambio de posición. La pieza fue trasladada unos mil metros a retaguardia. El resto de la jornada fue dedicada a perfeccionar la posición.
El nuevo alojamiento consistiría en un galpón de chapa en forma semicircular con arcos de hierro y tirantes de madera, el cual compartirían con el sargento primero Raúl Orcasitas y cinco soldados del Grupo de Artillería 3 que operaban el radar Rasit. Al igual que en la anterior posición, los soldados Miguel Potes y Walter Ferrer construyeron una estufa casera con un tambor de 200 litros, con un caño que cumplía la función de chimenea. Como combustible se utilizaba leña del lugar y la ya conocida turba malvinera.
Ellos mismos reconocían lo afortunados que eran de disponer de este tipo de refugio. Esto en comparación con los soldados que vivían dentro de las trincheras en la primera línea, soportando las inclemencias del tiempo. Esto no sería siempre así. Más tarde les tocaría también a los artilleros dormir a la intemperie.
El miércoles 18 de mayo, el operador del radar detectó un eco en la pantalla. Era una fragata que se acercó hasta quedar a 18 kilómetros de distancia. Como respuesta se efectuó el primer disparo con el cañón. Nuevamente debió utilizarse carga 9. La presión de los gases generados por tirar con la carga máxima hizo desprender una tuerca volando el percutor y el resorte del seguro de éste. Por supuesto el disparo salió y la misión fue cumplida ya que la nave enemiga se alejó mar adentro.
Se intentó en un primer momento reparar la pieza averiada en el Batallón Logístico 10 , unidad de apoyo que se encontraba en Puerto Argentino , pero esto no fue posible. El cañón estaba fuera de servicio. Al respecto, el sargento ayudante Garnica comparte su experiencia:
"Lamentablemente no teníamos experiencia de tiro con carga máxima. Recuerdo que antes de la guerra en una salida que hicimos a La Pampa, pedí autorización pata hacer disparo con carga 9 y sacar experiencias para el futuro. Eso no pudo hacerse, así que ahora estábamos sufriendo las consecuencias. Esta falta de información sobre el comportamiento del arma ante exigencias límite había sido siempre una preocupación para mí como mecánico de artillería".
Pronto volvería a entrar en servicio. Por suerte su hermano gemelo ya estaba en las islas para seguir combatiendo mientras éste era reparado.

VIDEO: LOS ARTILLEROS DEL EJERCITO ARGENTINO EN LAS ISLAS MALVINAS

(*) Este marino era miembro de la tripulación del destructor HMS Glamorgan. Murió en acción cuando este buque fue alcanzado por un Exocet MM-38 disparado desde la costa. En la noche del 12 de junio, David Tinker se encontraba de servicio en la cubierta de vuelo, donde justamente impactó el misil. Sería conocido más tarde porque su padre publicó un libro sobre su vida (La vida y gallarda muerte de David Tinker) en donde se incluían algunas de las cartas que este marino había enviado a su casa.

(**) Los radares utilizados eran dos: uno de vigilancia aérea del tipo "Cardion" perteneciente al Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 y uno más pequeño, también de vigilancia, del tipo "Rasit" perteneciente al GA 3 y operado por el entonces sargento primero Raúl Armando Orcasitas.

http://juninhistoria.blogspot.com.ar/2016/10/junin-en-la-guerra-de-malvinas-el-canon.html
 

DSV

Colaborador
El Grupo de Artillería 101 en la Guerra de Malvinas: Daños colaterales

El último herido en el conflicto del G..A 101, el soldado Walter Ferrer. El colaboracionismo de los kelpers para obstruir las comunicaciones de las tropas argentinas. El heroísmo de dos soldados para reparar las líneas de telecomunicaciones.


(Fuente: "Así Combatimos". La historia de los cañones de Junín en la Guerra de Malvinas, G.A. 10 - 2012, Edit. las Tres Lagunas)

La misma noche del ataque, la posición de los 155 mm. tendría su último herido: el soldado Walter Ferrer, quien se desempeñaba como sirviente de pieza junto al cabo Figueroa. La herida sería provocada por una esquirla en su brazo izquierdo como consecuencia del fuego de artillería enemiga.

No sólo el cañón y su personal fueron alcanzados en este ataque, los cables telefónicos que aseguraban la transmisión de los datos de tiro para las piezas estaban totalmente cortados. En este sentido y durante todo el combate, hubo permanentemente personal del GA 3 que silenciosamente salía de sus refugios y se exponía para restablecer las comunicaciones cada vez que estas eran cortadas por las explosiones.

Al respecto, el libro "La artillería argentina en Malvinas" toma el siguiente relato: "11 de junio de 1982. Había finalizado uno de los tantos bombardeos diarios a Puerto Argentino. Esta vez el blanco fue la posición del GA 3. El enemigo utilizó bombas tipo Beluga. Afortunadamente, dos de las bombas destinadas a nuestra posición cayeron 800 metros desplazadas hacia el Oeste. No obstante, sembraron con granadas de fragmentación la zona comprendida entre la posición principal del GA 3 y el emplazamiento de los cañones de 155 mm (a cuatro kilómetros)".

Obviamente el bombardeo afectó todas las comunicaciones alámbricas (por cable) impidiendo que el centro de dirección de fuego pudiera hacer llegar las voces de mando con los datos de tiro a las piezas pesadas. Como medio de alternativa se disponía de equipos radioeléctricos, pero el enemigo los interfería electrónicamente (empleando algunos kelpers de la zona).

Nuestras tropas requerían fuego a casi una distancia de 20 kilómetros y el único medio idóneo estaba impedido de hacerlo por carecer transitoriamente de comunicaciones. En el puesto de comando del Jefe del GA 3 el nerviosismo es evidente. Se reciben pedidos de fuego que no pueden ser satisfechos. De pronto el sargento primero Rubio y el soldado Mango exclaman: "El cabo Luna y el dragoneante González se diriguen hacia Sapper Hill, están reparando las líneas telefónicas en plena zona infectadas por "belugitas". Se van a hacer mierd@!!!.

Es imposible hacerlos regresar. Rápidamente continúan internándose en la zona afectada. Pasan dos horas, uno de los teléfonos suena en el puesto comando y del otro extremo de la línea se oye la voz del cabo Luna que dice: "Me escuchan bien? Estoy en la posición de los cañones". "******. Felicitaciones. Vuelvan por el camino. Los esperamos con algo caliente", fue la respuesta.

De inmediato, el teniente primero Daffunchio y sus muchachos continuaron haciendo escupir a los 155 mm. Todo gracias a la desobediencia del cabo Luna y del dragoneante González".

Esta es una de las pocas fotografías que se dispone de los artilleros del GA 101 en Malvinas. Aquí aparecen el soldado Sergio Brangeri (agachado con el proyectil), el soldado Adrián Tempio (más atrás, también en cuclillas), el soldado Sergio Fanin (al medio, parado) y el jefe de pieza cabo Juan Manuel Figueroa (agachándose) . Al fondo puede verse parte de solidaria retroexcavadora del cabo Gómez.


http://juninhistoria.blogspot.com.ar/2016/11/el-grupo-de-artilleria-101-en-la-guerra_1.html
 
Buenas noches a todos. Si bien el tema puede estar cerrado hace tiempo, quiero hacer algunas consultas. Hay una histórica filmación de la Batería C del GA 3 bombardeando el Monte Longdon. En esa filmación se escucha a un jefe que le grita a un tal Rodríguez si está listo y como fondo, lo que podría ser un artillero apuntador que dice "1-7-7 primer positivo 10" o algo así. ¿Quién es ese jefe que ordena hacer fuego? ¿Qué fue de Rodríguez? y ¿Qué significan esas coordenadas? Quizás alguno de ustedes pueda contestar. Un gran abrazo.
 
Buenas noches a todos. Si bien el tema puede estar cerrado hace tiempo, quiero hacer algunas consultas. Hay una histórica filmación de la Batería C del GA 3 bombardeando el Monte Longdon. En esa filmación se escucha a un jefe que le grita a un tal Rodríguez si está listo y como fondo, lo que podría ser un artillero apuntador que dice "1-7-7 primer positivo 10" o algo así. ¿Quién es ese jefe que ordena hacer fuego? ¿Qué fue de Rodríguez? y ¿Qué significan esas coordenadas? Quizás alguno de ustedes pueda contestar. Un gran abrazo.

No se si responda, pero quizas ayuda
 
muy probablemente se trate de:
sarg. RODRIGUEZ, Luis Maria

o quizas de:
cabo RODRIGUEZ, Anastacio Odin


Son las únicas dos opciones, con algun dato extra podría afirmar de cual de los dos se trata.
 
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