Derruido
Colaborador
La estrategia de inserción de Irán en América Latina en el siglo XXI
Feb-09-09 - por Fabián Calle
Las tensiones en materia de seguridad entre los EE.UU. y el régimen de Irán se remontan a la misma instauración del gobierno fundamentalista en ese país en 1979, el cual tuvo como una de sus primeras acciones la toma de la embajada estadounidense. Luego, durante la guerra entre Irak e Irán (1980-88), Washington y las principales potencias occidentales tuvieron un abierto interés en impedir una victoria militar de los iraníes. Entre 1982 y 1983,ese choque de intereses geopolíticos e ideológicos se trasladó al Líbano con los ataques terroristas suicidas de la milicia pro-iraní y pro-siria, Hebzollah, a dos instalaciones de los EE.UU. La inclusión desde los años ´80 de Irán en la lista de países terroristas, tuvo un salto cualitativo pos-11/9, cuando la National Security Strategy de septiembre de 2002 identificó a esta potencia persa como uno de los tres miembros del denominado "Eje del Mal" junto a Irak y Corea del Norte. Dentro de la lógica, se priorizó el riesgo que representaba la potencial interacción entre estos gobiernos con el desarrollo de armamento no convencional (en especial la tecnología nuclear y vectores misilísticos de mediano y largo alcance) y eventuales lazos tácticos o estratégicos con grupos terroristas de alcance global como Hezbollah, Al Qaeda u otros por desarrollarse. La percepción imperante en Teherán fue que la Casa Blanca buscaría el cambio de régimen en ese país. La presencia militar estadounidense en ambos flancos de Irán, o sea Afganistán, a partir del 2001 e Irak en el 2003, tendieron a incrementar esta lógica de confrontación. De manera interactiva, se produjo el ascenso a la Presidencia de Irán de personajes alejados sustancialmente de las tendencias reformistas que se habían insinuado en la segunda mitad de los ´90 y sí estrechamente ligados a los "Pasdaram" o "Guardianes de la Revolución". Dentro de este panorama estratégico, con el agregado de los intereses de seguridad nacional de Israel vis a vis Irán, su programa nuclear y lazos con grupos como Hezbollah y Hamas, el gobierno iraní comenzó a reforzar su actividad diplomática, económica y al parecer de seguridad en América Latina. En especial con regímenes contestatarios a los EE.UU. tales como Venezuela, Bolivia, Nicaragua y, según algunas versiones, con actores no estatales como las FARC y grupos ligados al narcotráfico y el contrabando. A partir de los últimos dos a tres años, tanto desde Washington como desde Israel se han acentuado las alertas en este sentido. En el año 2007, el mismo Jefe del Comando Sur, Almirante J. Stavridis, no descartó la presencia de grupos operativos iraníes con potenciales intenciones terroristas en zonas cercanas al Canal de Panamá. A fines del 2008, las agencias federales de seguridad de los EE.UU. agregaron a su lista de buscados por complicidad con el terrorismo a dos ciudadanos venezolanos ligados a funciones diplomáticas y, el otro, a actividades aerocomerciales con Irán y Siria. En Enero 2009 el secretario de Defensa de la administración Obama -y antes de la de G.W. Bush- afirmó que Irán viene desarrollado crecientes "actividades subversivas" en América Latina y destacó que las mismas preocupan más al Pentágono que la creciente presencia militar y política rusa en la región. No obstante ello, la administración Demócrata ha colocado a la relación con Irán en lo que se define como una "policy review" con el objeto de reformar los cursos de acción seguidos en los últimos 8 años por la anterior gestión republicana. Entre otras cosas, colocaría un menor énfasis en la necesidad de un "cambio de régimen" en Teherán y uno mayor en contactos diplomáticos y negociaciones tal como se ha hecho en los últimos años con otro caso complejo como es el de Corea del Norte.
El creciente peso de Irán en la región quedó reflejado en noviembre de 2007 cuando el Brasil se abstuvo de votar en el plenario de la INTERPOL destinado a analizar el pedido de la Argentina, respaldada por los EE.UU. e Israel, para lanzar un pedido de captura internacional a una decena de iraníes y un libanés acusados de organizar el ataque terrorista a la AMIA de 1994. La explicación de Brasilia fue la necesidad de preservar la creciente relación económica y energética del régimen fundamentalista. Asimismo, en enero de 2009 la Cancillería de Teherán dio a conocer un comunicado en donde pedía la mediación del gobierno de Lula en el enfrentamiento entre Israel y Hamas. En este contexto, el Canciller del Brasil, Celso Amorin, visitó en persona los embarques de ayuda humanitaria que salieron desde ese país a la zona de Gaza. En el caso de Venezuela, este país ha firmado numerosos acuerdos comerciales y económicos, entre ellos el desarrollo de un fondo común para inversiones de 4 mil millones de dólares, así como un fuerte incremento de los vuelos comerciales que conectan a ese país caribeño con Siria e Irán. En el 2006, cuando los EE.UU. reforzaron el embargo en la venta de armas y tecnología a Caracas, el líder bolivariano afirmó que no tendría inconvenientes en regalar a Irán los aviones F-16 de origen estadounidense que están en servicio en Venezuela desde comienzos de los años ´80. El aumento de las relaciones económicas y políticas, si bien a menor escala, se están estableciendo también entre la potencia persa y países como Nicaragua, Ecuador y Bolivia. En el caso ecuatoriano, a fines del 2008 su ministro de Defensa destacó la posibilidad cierta de comprar armamento iraní para reforzar las unidades militares fronterizas a Colombia. Por su parte, a comienzos del 2009 Irán anunció la entrega de 280 millones de dólares a Ecuador para inversiones en el sector energético. Cabe recordar que tanto Venezuela como Irán son activos miembros de la OPEP que agrupa a los países que abastecen en un 40% el total del petróleo mundial y que el Ecuador se ha sumado al mismo en el 2008. También Caracas y Teherán son activos participantes de la iniciativa de países como Rusia y Qatar de organizar un Cartel de países productores y exportadores de gas.
La máxima expresión en esta cadena de advertencias se dio en noviembre de 2008, cuando la Canciller de Israel, T. Livni, repudió la creciente influencia de Teherán en América Latina y, en especial, en actores estatales y no estatales ligados a prácticas desestabilizadoras y terroristas. Al respecto, no parece casual la trascendencia política que Israel le brindó hace pocos meses a la visita oficial del ministro de Defensa de Colombia, J.M. Santos, y la consiguiente firma de importantes convenios de cooperación militar y de seguridad. Pocos días después de las afirmaciones de la ministra, fuentes extraoficiales de los EE.UU. dejaron trascender a medios de prensa de la región sobre las fuertes consecuencias que tendrían para algunos países del área que se llegaran a concretar ataques a intereses estadounidenses por parte de células iraníes que utilizaran los territorios y facilidades de uno o más de estos países latinoamericanos. En enero de 2009, el Shin Bet de Israel procedió a detener a un ciudadano argentino de religión judía acusado de espiar para el régimen de Irán.
Un factor que no debería ser relativizado a escala global, y en este caso a nivel latinoamericano, es el rol de medios de comunicación que asumen una postura no amigable a los intereses de Israel, tal como es el caso de cadenas televisivas como Al Jazeera y Telesur, así como una creciente cantidad de portales de internet y blogs. Pocos años atrás, algunas encuestas de opinión desarrolladas en el Medio Oriente mostraban un alto nivel de conocimiento y buena imagen de líderes latinoamericanos como Hugo Chávez. Baste recordar la presencia de pancartas con la foto del Presidente de Venezuela en actos y manifestaciones en el Líbano luego de la guerra entre Israel y Hezbollah en el 2006. El mismo no dudó en ese momento -como más recientemente lo hizo por la situación en Gaza- en definir al Ejército israelí como "cobardes por atacar civiles" y destacó la lucha de liberación del mismo Hezbollah y Hamas.
Durante la reciente guerra en la Franja de Gaza se llevaron a cabo fuertes movilizaciones en varios países de América Latina en repudio de las operaciones de Israel en Gaza, así como la ruptura de relaciones diplomáticas de Venezuela y Bolivia con el Estado israelí. En este sentido, se destacaron los grupos sociales y políticos más ligados a Cuba, el indigenismo boliviano, Irán, Siria, grupos maoístas y Venezuela. En este último caso se produjo un saqueo a la principal Sinagoga del país. Frente a ello, 16 congresistas demócratas y republicanos, entre ellos figuras claves del Comité del Hemisferio Occidental y del Comité de Relaciones Exteriores, dieron a conocer un comunicado en donde se afirma "ha llegado el momento de hablar firme y claramente contra el clima de miedo e intimidación que contra la comunidad judía ha creado el presidente Chávez". Asimismo recuerdan la expulsión del embajador de Israel y el creciente acercamiento a Irán. Al igual que se viene dando en Europa, los partidos más ligados a la derecha o conservadores han mutado en las últimas décadas hacia posturas favorables a Israel y en su lugar la ultraizquierda y sectores pro-fundamentalistas en una alianza táctica con los grupos más extremos de la derecha. Es en este contexto que a comienzos del presente año la Universidad Hebrea de Jerusalén desarrolló un seminario especial sobre el resurgimiento o no de visiones antijudías y contra Israel en América Latina. La conclusión del mismo fue que sí.
http://www.nuevamayoria.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1213&Itemid=30
Feb-09-09 - por Fabián Calle
Las tensiones en materia de seguridad entre los EE.UU. y el régimen de Irán se remontan a la misma instauración del gobierno fundamentalista en ese país en 1979, el cual tuvo como una de sus primeras acciones la toma de la embajada estadounidense. Luego, durante la guerra entre Irak e Irán (1980-88), Washington y las principales potencias occidentales tuvieron un abierto interés en impedir una victoria militar de los iraníes. Entre 1982 y 1983,ese choque de intereses geopolíticos e ideológicos se trasladó al Líbano con los ataques terroristas suicidas de la milicia pro-iraní y pro-siria, Hebzollah, a dos instalaciones de los EE.UU. La inclusión desde los años ´80 de Irán en la lista de países terroristas, tuvo un salto cualitativo pos-11/9, cuando la National Security Strategy de septiembre de 2002 identificó a esta potencia persa como uno de los tres miembros del denominado "Eje del Mal" junto a Irak y Corea del Norte. Dentro de la lógica, se priorizó el riesgo que representaba la potencial interacción entre estos gobiernos con el desarrollo de armamento no convencional (en especial la tecnología nuclear y vectores misilísticos de mediano y largo alcance) y eventuales lazos tácticos o estratégicos con grupos terroristas de alcance global como Hezbollah, Al Qaeda u otros por desarrollarse. La percepción imperante en Teherán fue que la Casa Blanca buscaría el cambio de régimen en ese país. La presencia militar estadounidense en ambos flancos de Irán, o sea Afganistán, a partir del 2001 e Irak en el 2003, tendieron a incrementar esta lógica de confrontación. De manera interactiva, se produjo el ascenso a la Presidencia de Irán de personajes alejados sustancialmente de las tendencias reformistas que se habían insinuado en la segunda mitad de los ´90 y sí estrechamente ligados a los "Pasdaram" o "Guardianes de la Revolución". Dentro de este panorama estratégico, con el agregado de los intereses de seguridad nacional de Israel vis a vis Irán, su programa nuclear y lazos con grupos como Hezbollah y Hamas, el gobierno iraní comenzó a reforzar su actividad diplomática, económica y al parecer de seguridad en América Latina. En especial con regímenes contestatarios a los EE.UU. tales como Venezuela, Bolivia, Nicaragua y, según algunas versiones, con actores no estatales como las FARC y grupos ligados al narcotráfico y el contrabando. A partir de los últimos dos a tres años, tanto desde Washington como desde Israel se han acentuado las alertas en este sentido. En el año 2007, el mismo Jefe del Comando Sur, Almirante J. Stavridis, no descartó la presencia de grupos operativos iraníes con potenciales intenciones terroristas en zonas cercanas al Canal de Panamá. A fines del 2008, las agencias federales de seguridad de los EE.UU. agregaron a su lista de buscados por complicidad con el terrorismo a dos ciudadanos venezolanos ligados a funciones diplomáticas y, el otro, a actividades aerocomerciales con Irán y Siria. En Enero 2009 el secretario de Defensa de la administración Obama -y antes de la de G.W. Bush- afirmó que Irán viene desarrollado crecientes "actividades subversivas" en América Latina y destacó que las mismas preocupan más al Pentágono que la creciente presencia militar y política rusa en la región. No obstante ello, la administración Demócrata ha colocado a la relación con Irán en lo que se define como una "policy review" con el objeto de reformar los cursos de acción seguidos en los últimos 8 años por la anterior gestión republicana. Entre otras cosas, colocaría un menor énfasis en la necesidad de un "cambio de régimen" en Teherán y uno mayor en contactos diplomáticos y negociaciones tal como se ha hecho en los últimos años con otro caso complejo como es el de Corea del Norte.
El creciente peso de Irán en la región quedó reflejado en noviembre de 2007 cuando el Brasil se abstuvo de votar en el plenario de la INTERPOL destinado a analizar el pedido de la Argentina, respaldada por los EE.UU. e Israel, para lanzar un pedido de captura internacional a una decena de iraníes y un libanés acusados de organizar el ataque terrorista a la AMIA de 1994. La explicación de Brasilia fue la necesidad de preservar la creciente relación económica y energética del régimen fundamentalista. Asimismo, en enero de 2009 la Cancillería de Teherán dio a conocer un comunicado en donde pedía la mediación del gobierno de Lula en el enfrentamiento entre Israel y Hamas. En este contexto, el Canciller del Brasil, Celso Amorin, visitó en persona los embarques de ayuda humanitaria que salieron desde ese país a la zona de Gaza. En el caso de Venezuela, este país ha firmado numerosos acuerdos comerciales y económicos, entre ellos el desarrollo de un fondo común para inversiones de 4 mil millones de dólares, así como un fuerte incremento de los vuelos comerciales que conectan a ese país caribeño con Siria e Irán. En el 2006, cuando los EE.UU. reforzaron el embargo en la venta de armas y tecnología a Caracas, el líder bolivariano afirmó que no tendría inconvenientes en regalar a Irán los aviones F-16 de origen estadounidense que están en servicio en Venezuela desde comienzos de los años ´80. El aumento de las relaciones económicas y políticas, si bien a menor escala, se están estableciendo también entre la potencia persa y países como Nicaragua, Ecuador y Bolivia. En el caso ecuatoriano, a fines del 2008 su ministro de Defensa destacó la posibilidad cierta de comprar armamento iraní para reforzar las unidades militares fronterizas a Colombia. Por su parte, a comienzos del 2009 Irán anunció la entrega de 280 millones de dólares a Ecuador para inversiones en el sector energético. Cabe recordar que tanto Venezuela como Irán son activos miembros de la OPEP que agrupa a los países que abastecen en un 40% el total del petróleo mundial y que el Ecuador se ha sumado al mismo en el 2008. También Caracas y Teherán son activos participantes de la iniciativa de países como Rusia y Qatar de organizar un Cartel de países productores y exportadores de gas.
La máxima expresión en esta cadena de advertencias se dio en noviembre de 2008, cuando la Canciller de Israel, T. Livni, repudió la creciente influencia de Teherán en América Latina y, en especial, en actores estatales y no estatales ligados a prácticas desestabilizadoras y terroristas. Al respecto, no parece casual la trascendencia política que Israel le brindó hace pocos meses a la visita oficial del ministro de Defensa de Colombia, J.M. Santos, y la consiguiente firma de importantes convenios de cooperación militar y de seguridad. Pocos días después de las afirmaciones de la ministra, fuentes extraoficiales de los EE.UU. dejaron trascender a medios de prensa de la región sobre las fuertes consecuencias que tendrían para algunos países del área que se llegaran a concretar ataques a intereses estadounidenses por parte de células iraníes que utilizaran los territorios y facilidades de uno o más de estos países latinoamericanos. En enero de 2009, el Shin Bet de Israel procedió a detener a un ciudadano argentino de religión judía acusado de espiar para el régimen de Irán.
Un factor que no debería ser relativizado a escala global, y en este caso a nivel latinoamericano, es el rol de medios de comunicación que asumen una postura no amigable a los intereses de Israel, tal como es el caso de cadenas televisivas como Al Jazeera y Telesur, así como una creciente cantidad de portales de internet y blogs. Pocos años atrás, algunas encuestas de opinión desarrolladas en el Medio Oriente mostraban un alto nivel de conocimiento y buena imagen de líderes latinoamericanos como Hugo Chávez. Baste recordar la presencia de pancartas con la foto del Presidente de Venezuela en actos y manifestaciones en el Líbano luego de la guerra entre Israel y Hezbollah en el 2006. El mismo no dudó en ese momento -como más recientemente lo hizo por la situación en Gaza- en definir al Ejército israelí como "cobardes por atacar civiles" y destacó la lucha de liberación del mismo Hezbollah y Hamas.
Durante la reciente guerra en la Franja de Gaza se llevaron a cabo fuertes movilizaciones en varios países de América Latina en repudio de las operaciones de Israel en Gaza, así como la ruptura de relaciones diplomáticas de Venezuela y Bolivia con el Estado israelí. En este sentido, se destacaron los grupos sociales y políticos más ligados a Cuba, el indigenismo boliviano, Irán, Siria, grupos maoístas y Venezuela. En este último caso se produjo un saqueo a la principal Sinagoga del país. Frente a ello, 16 congresistas demócratas y republicanos, entre ellos figuras claves del Comité del Hemisferio Occidental y del Comité de Relaciones Exteriores, dieron a conocer un comunicado en donde se afirma "ha llegado el momento de hablar firme y claramente contra el clima de miedo e intimidación que contra la comunidad judía ha creado el presidente Chávez". Asimismo recuerdan la expulsión del embajador de Israel y el creciente acercamiento a Irán. Al igual que se viene dando en Europa, los partidos más ligados a la derecha o conservadores han mutado en las últimas décadas hacia posturas favorables a Israel y en su lugar la ultraizquierda y sectores pro-fundamentalistas en una alianza táctica con los grupos más extremos de la derecha. Es en este contexto que a comienzos del presente año la Universidad Hebrea de Jerusalén desarrolló un seminario especial sobre el resurgimiento o no de visiones antijudías y contra Israel en América Latina. La conclusión del mismo fue que sí.
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