Geopolítica del Medio Oriente

Sebastian

Colaborador
Las sanciones a Irán amenazan inversiones multimillonarias
Estados Unidos revoca licencias para exportar a compañías como Boeing e impone un recorte significativo a las compras de petróleo

Sandro Pozzi

Nueva York 9 MAY 2018 - 16:58CEST

La decisión de Donald Trump de abandonar el pacto nuclear con Irán tiene una consecuencia inmediata para el mayor exportador de Estados Unidos, el gigante aeroespacial Boeing. La reimposición de las sanciones revoca el pedido que pactó con dos aerolíneas de bandera persa para renovar su anticuada flota de aviones. Golpe también para su rival Airbus y otras multinacionales en el sector de la energía y de la automoción que anunciaron inversiones multimillonarias en el país.

Boeing se puso a trabajar para cerrar los pedidos antes de levantarse el embargo, con Barack Obama como presidente. Era una oportunidad para volver a entrar en una economía integrada por 80 millones de habitantes y rica en petróleo. Pero la supervivencia del doble contrato se puso en duda cuando tomó posesión el republicano, hasta el punto de que aparcó cualquier entrega. “Estamos consultado cuál será el próximo paso”, explica la compañía en una nota.

El contrato incluye medio centenar de aviones de pasillo único B737 MAX y una treintena de bimotores de largo recorrido de la familia B777 para Iran Air. El pedido se completaba con otra treintena de aviones B737 MAX para la compañía Aseman Airlines. El valor combinado de estos aviones se estima en 22.000 millones de dólares (18.500 millones de euros, al cambio actual), aunque estos contratos suelen estar sujetos a descuentos que lo dejan a la mitad. General Electric suministra los motores.

Dennis Muilenburg, consejero delegado de Boeing, ya indicó en la presentación de resultados que este doble contrato estaba apartado del resto de pedidos globales. Airbus, sin embargo, sí lo integra en su cartera y ejecutó tres entregas de los 98 aviones contratados. Pero las sanciones puede impedirle seguir adelante con la producción, porque más del 10% de los componentes que incorporan sus aviones están fabricados por compañías estadounidenses.

Es el ejemplo más evidente del impacto económico de la retirada en banda de Trump. En la misma situación se encuentran aerolíneas que como British Airways acaban de estrenar vuelos directos a Teherán y fabricantes de coches como Renault y el consorcio PSA, que tienen ya cerrados contratos para fabricar en Irán. Daimler y el grupo Volkswagen también retomaron las exportaciones al país árabe a los pocos meses de levantarse las sanciones económicas.

Seis meses de plazo
Las empresas que tienen negocios con Irán cuentan ahora con un plazo de entre 90 y 180 días para ajustarse al régimen de sanciones. Ese periodo pueden utilizarlo también para solicitar al Departamento del Tesoro, que controla las licencias a las exportaciones, si se pueden acogen a algún tipo de exención. Es una solución para petroleras como Royal Dutch Shell o Total, que tienen proyectos en marcha. BP optó por tomarse las cosas con más calma.

El levantamiento de las sanciones permitió a Irán exportar un millón más de barriles diarios. Ese grifo se cierra, lo que explica que el precio del petróleo vuelva a estar en máximos de tres años y medio. Para las firmas que adquieren directamente crudo iraní, el Tesoro indica que debe reducir significativamente sus compras mientras se examinan las posibles exenciones. Eso les obligará, en cualquier caso, a tener que buscar recursos alternativos si los necesitan para cubrir la demanda.

EE UU no compra crudo iraní, pero las sanciones si se pueden aplicar a firmas extranjeras que usen bancos de EE UU para adquirir el petróleo o que tengan negocios en territorio estadounidense. Es el caso de la china Sinopec, que cuenta con una filial que cotiza en Wall Street y que ya advirtió a los inversores de que podría verse penalizada si volvía a imponerse el embargo económico.

Arabia Saudí, principal aliado de EE UU en la región, ya ha dicho que está listo a compensar la pérdida de suministro. Las exportaciones de petróleo iraní rondan actualmente los 2,7 millones de barriles diarios, equivalente al 3% de la demanda global. Las sanciones, sin embargo, benefician a las petroleras porque permiten dar un impulso a sus ingresos gracias al alza de precios. No gana el consumidor, que ya ve como el precio de la gasolina sube también en el surtidor.

https://elpais.com/internacional/2018/05/09/actualidad/1525876462_521660.html
 

Rumplestilskin

Colaborador
Colaborador
La diplomacia europea apuesta por un acuerdo económico sólido con Irán

Meanwhile, in Washington:

¡Los vamo! a bombadeá, lo vamo' a bombardeá'!

Me parece que en la UE están preparando la picada, cuando otros ya piensan en el helado del postre.
 

Sebastian

Colaborador
Se despertaron???
Merkel avisa de que Europa ya no puede confiar en Estados Unidos
Alemania y Francia elevan el tono de la escalada de declaraciones, tras la decisión de Trump de abandonar el pacto nuclear con Irán

Claudi Pérez
Aquisgrán 10 MAY 2018 - 21:06CEST
“Hay conflictos a las puertas de Europa. Y la época en la que podíamos confiar en EE UU se acabó”. La canciller alemana, Angela Merkel, embistió este jueves en Aquisgrán con inusitada dureza contra el presidente estadounidense, Donald Trump, y su decisión de retirarse del acuerdo nuclear con Irán, que convierte Oriente Próximo en un avispero. El francés Emmanuel Macron secundó esa airada reacción: “Algunas potencias han decidido incumplir su palabra: estamos ante grandes amenazas y Europa tiene el deber de mantener la paz y la estabilidad en la región”.

Tercera ley de Newton: a toda acción se opone siempre una reacción igual. Europa reacciona a su manera a la retirada de EE UU del acuerdo nuclear con Irán, que deja a las empresas del continente expuestas a sanciones, ha provocado una escalada de los precios del petróleo y a lo peor azuza aún más el avispero de Oriente Próximo. La UE lleva unos días con sus baterías diplomáticas destinadas a minimizar el impacto de esa afrenta. Pero Alemania y Francia elevaron este jueves el tono de la escalada de declaraciones: “Europa ya no puede confiar en EE UU y debe tomar su destino en sus propias manos”, dijo la canciller Merkel en la entrega del premio Carlomagno a Macron. “No podemos dejar que otros [en referencia a Washington] decidan por nosotros”, subrayó el presidente francés

La UE está a la espera de que Washington ofrezca alguna salida al acuerdo con Irán que evite males mayores, como hizo en su día tras torpedear el pacto comercial con Canadá y México. Pero está claro que la luna de miel entre EE UU y Europa, que ha durado 70 años, toca a su fin. Trump ya hizo públicas sus intenciones en campaña, pero los analistas esperaban que todo quedara en andanadas populistas contra la Unión para ganar las elecciones. Craso error: el crescendo desde su llegada al Despacho Oval es espectacular.
Trump dinamitó el acuerdo del clima de París, declaró obsoleta la OTAN, empezó hace unas semanas con las amenazas proteccionistas y da ahora la puntilla con la ruptura del acuerdo con Irán, que supone un bofetón para los intereses europeos y sobre todo un mazazo para la geopolítica y la seguridad global.

A pesar de las sucesivas visitas de Merkel, Macron y otros líderes, Trump ha acabado cumpliendo sus amenazas en Irán, en una decisión que recuerda a los capítulos previos a la guerra de Irak, hace ya 15 años. La diferencia es que esta vez Washington no busca complicidades en Europa: tanto Merkel como Macron dejaron claro en Aquisgrán que su sintonía con Trump es nula en este asunto, y que Europa debe apuntalar a toda prisa su política exterior ante la constatación de que su histórico aliado ha dejado de serlo. Berlín y París pidieron este jueves contención a Israel e Irán para evitar una escalada en la región. “Sabemos que es un situación extremadamente complicada”, dijo Merkel; “se trata verdaderamente de decidir entre la guerra y la paz”, añadió.

Macron hizo un llamamiento a fortalecer la política exterior y de defensa comunes, pese a las históricas reticencias de Berlín en esos asuntos. “Elegimos construir la paz en Oriente Próximo: Otras potencias [en referencia a EE UU] no han mantenido su palabra”, apuntó, consciente de que Europa desempeña un papel muy secundario en Siria.

El corolario está muy claro: Europa ya no puede confiar en Trump. “En su lugar, la UE debe hacerse con su propio destino, esa es la tarea para el futuro”, según la canciller. La realidad y el deseo: Merkel asegura que Alemania debe hacer más, pero acaba de anunciar una congelación de su presupuesto en defensa para los próximos cinco años, muy lejos de las cifras que reclama Estados Unidos. Berlín ha afirmado en las últimas 48 horas que va a jugar un papel protagonista para lograr una solución pacífica en Siria, pero eso es lo contrario de lo que ha hecho en el último lustro. Dicen los analistas que el Brexit ha servido para unir a la UE: puede que el desafío que supone Trump y las bocanadas que parece estar dando el multilateralismo convenzan a Alemania de que Europa, más allá del euro y del mercado común, necesita urdentemente una política exterior digna de ese nombre.

Desde los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, Europa ha dejado en manos de Washington el liderazgo económico: la ruptura del acuerdo con Irán y la imposición de sanciones es la penúltima prueba de que ese liderazgo puede convertirse en un arma contra los intereses europeos mientras un multimillonario lenguaraz y excéntrico con un extraño tupé se siente en el despacho oval.
https://elpais.com/internacional/2018/05/10/actualidad/1525976998_891049.html
 


"Por si acaso": Trump exige acceso a las instalaciones nucleares y bases militares de Irán

El presidente de EEUU se propone tomar medidas para asegurarse de que la República Islámica "no miente" acerca de su programa nuclear

"Espero poder llegar a un acuerdo con ellos [Irán], un nuevo acuerdo, un buen acuerdo, un acuerdo honesto, que sea mejor para ellos. Pero no podemos permitirles que obtenga armas nucleares", declaró este jueves el presidente de EEUU, Donald Trump, durante un discurso en la ciudad de Elkhart (Indiana).

"Debemos poder acceder a las instalaciones [nucleares de Irán] e inspeccionarlas. Tenemos que poder entrar a sus bases militares, para ver si están mintiendo o no', aseveró el mandatario estadounidense. Por supuesto, estamos seguros de que no engañan a nadie. Es sólo por si acaso" (...)

https://actualidad.rt.com/actualidad/271090-trump-querer-llegar-buen-acuerdo-iran-bases-
 

Sebastian

Colaborador
Trump hace suya la política de Israel en Oriente Próximo
El traslado de la embajada a Jerusalén completa un ciclo proisraelí al que se suman la ruptura del pacto con Irán y el soterramiento de la solución de los dos Estados

Jan Martínez Ahrens
Washington 15 MAY 2018 - 01:35CEST
El soterramiento de la solución de los dos Estados. El bombardeo al régimen sirio. La ruptura del pacto nuclear con Irán. El traslado de la embajada a Jerusalén. Con Donald Trump, lo impensable hace tan solo dos años se ha vuelto realidad. En un vertiginoso crescendo, el presidente de EEUU ha dejado claro que su política en Oriente Próximo pasa por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. No ya en calidad de interlocutor privilegiado, sino como representación casi vicaria de su diplomacia. “Presidente Trump, al reconocer la historia, ha hecho historia. Israel no puede tener mejor amigo en el mundo", proclamó este lunes Netanyahu. "¡Gran día para Israel. Enhorabuena!", tuiteó Trump.

Trump pronuncia un discurso por videoconferencia en la inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén. En vídeo, declaraciones de Kushner y del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante la inauguración de la Embajada de EE UU en Jerusalén. BIR SULTAN (EFE) / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
La apertura de la Embajada de Estados Unidos en Jerusalén fue una promesa electoral de Trump. Aunque hubo quien pensó que sólo tendría vida en campaña, su materialización demuestra una vez más que el presidente se ha propuesto dar a sus votantes aquello que les ofreció, por muy desaforado que sea. En este caso, además, su justificación política le ha resultado fácil.

El traslado fue aprobado por el Congreso en 1995. Los diferentes presidentes no lo llevaron adelante alegando motivos de seguridad nacional. Era una excepción incluida en la ley y que permitió a Bill Clinton, George Bush hijo y Barack Obama defender en voz alta la capitalidad de Jerusalén al tiempo que evitaban abrir la caja de los truenos.

Con la llegada de Trump al poder, las tornas cambiaron. Sin importarle romper el status quo de un espacio que encarna como ninguno el conflicto palestino-israelí, el presidente anunció en diciembre pasado que llevaría la embajada a la zona occidental de Jerusalén. Y en contra de los previsiones de la Casa Blanca que hablaban de tres años para ejecutar la mudanza, el presidente puso el acelerador y la ha culminado en solo seis meses.

“Desde que el Congreso aprobó por abrumadora mayoría reubicar en Jerusalén la embajada, todos los presidentes han aplazado la decisión por miedo a afectar las negociaciones de paz. Pero décadas después no estamos más cerca del acuerdo. Este es un paso largamente postergado que permitirá avanzar en el proceso y trabajar en la consecución del pacto”, se justificó en diciembre el presidente. "Israel es una nación soberana con el derecho, como cualquier otra nación soberana, de determinar su propia capital", remachó este lunes por videomensaje.

Con el traslado, la Casa Blanca ha culminado un proceso que empezó a cristalizar en la primera visita oficial de Netanyahu a Washington. En febrero de 2017, cuando Trump apenas llevaba un mes en la Casa Blanca, el líder israelí logró que el presidente de EEUU dejase a la intemperie a los palestinos al apartarse del objetivo de crear dos Estados. “Ambos tienen que negociar y llegar a compromisos. Aceptaré lo que acuerden, puedo vivir con uno o dos Estados”, dijo entonces el republicano.

Este alejamiento de un principio rector de la diplomacia estadounidense fue un regalo para el sector más duro del Likud pero también una advertencia de lo que vendría después. En estos meses, la brújula estadounidense ha conducido siempre al mismo punto. Con el bombardero a Siria y, sobre todo, el abandono del pacto nuclear con Irán, Washington ha hecho suyas las reivindicaciones de Netanyahu y ahondado la demolición del legado de Obama.

“Netanyahu no solo influye sino que exacerba los instintos naturales de Trump y su equipo. Con un primer ministro más pragmático, la dirección política de la Casa Blanca habría sido otra, y no nos habríamos encontrado con una ceremonia como la de hoy, en la que se ha fortalecido a los extremistas israelíes al tiempo que se clamaba retóricamente por la paz”, indica a este periódico el analista Daniel Levy, presidente del think tank US-Middle East Proyect.

La asunción norteamericana de los enunciados de Netanyahu tiene un protagonista y, según se mire, un perdedor: Jared Kushner. La elección de este judío ortodoxo para buscar el “acuerdo definitivo” entre palestinos e israelíes fue una apuesta de alto riesgo. En su contra jugaba su nula experiencia política; a su favor, un fortísimo nexo relacional: no solo es yerno del presidente sino amigo desde su infancia de Benjamín Netanyahu, estrechamente relacionado con su padre, un magnate inmobiliario de New Jersey y donante del asentamiento de colonos de Beit El, en Cisjordania.

El resultado del experimento ha sido la instauración de un desequilibrio. Carente de distancia diplomática, la proximidad de Kushner a sus dos valedores ha generado una narrativa en la que los intereses de Trump y Netanyahu son indiscernibles.
Más que un negociador con los palestinos, el yerno presidencial ha actuado como un hombre-puente que comunica y complace a ambos dirigentes. Y ambos, encerrados en este ejercicio de solipsismo, han respondido dando la espalda al mundo y sientiéndose en posesión de la verdad histórica. El propio Kushner lo corroboró este lunes durante la inauguración de la embajada: “Estamos junto a nuestros amigos y aliados. Y por encima de todo, hacemos lo correcto”. Afuera, la sangre volvía a oscurecer Gaza.
https://elpais.com/internacional/2018/05/14/estados_unidos/1526309133_539175.html
 
}

La Unión Europea intenta proteger sus relaciones con Irán tras el abandono de Trump
del acuerdo nuclear con ese país.
 
Arriba