Fallecimiento Brig Gral Basilio Lami Dozo

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Si bien no es VGM,pero era el Comandante en Jefe de la Fuerza Aerea Argentina durante el Conflicto por Nuestras Islas Malvinas,en el dia de ayer falleció en el Hospital Aeronautico Central el Brigadier General Basilio Lami Dozo.

 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Esto ya es historia.......entrevista al Brig Gral (R) Basilio Lami Dozo.
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A 28 años de la recuperación de Malvinas, el brigadier Basilio Lami Dozo, miembro de la Junta que detentaba el poder en 1982, acusa a la Marina de haber dejado solos al Ejército y a la Fuerza Aérea y revela que al asumir junto al general Leopoldo Galtieri y el almirante Jorge Isaac Anaya, tres meses antes, desconocía la existencia de los planes para recuperar las islas.

—Cuando se hace cargo del gobierno, ¿sabía del plan para recuperar las Malvinas?
—No, en ese momento mi problema era que Galtieri quería quedarse más tiempo de comandante en jefe del Ejército; entonces le dije al brigadier (Rubens) Graffigna que si él no dejaba el cargo yo no asumía. No iba a aceptar que estuviera más de tres años como comandante en jefe y presidente. O uno o lo otro. Malvinas vino enseguida.
—¿Cómo se enteró del plan?
—Galtieri me sacó el tema el 5 de enero (de 1982), después de una reunión para designar gobernadores, cuando recién se había hecho cargo de la Presidencia. Me dijo: “Hay que tratar el tema Malvinas porque la reunión de Nueva York no va”. Habíamos quedado en no hacer nada que dificultara esa negociación. Le respondí que lo tratáramos en la próxima reunión de la Junta. En el siguiente encuentro, sacó el tema enseguida.
—¿Qué le dijo?
—Le sugerí que teníamos que nombrar a un brigadier, a un general y a un almirante para que analizaran, junto con sus respectivos asesores de Estado Mayor, la utilización del poder militar para recuperar las Malvinas, los pros y los contras, y que nos entregaran un boceto. Se designó al general (Osvaldo) García, al vicealmirante (Juan José) Lombardo y al brigadier (Sigfrido) Plessl.
—¿Qué les presentaron?
—Nos entregaron el primer boceto del plan de acción el 9 de marzo.
—¿Cuáles fueron las contras que presentaron?
—Ninguna.
—¿Nunca intuyeron que la Fuerza Aérea no estaba preparada para una guerra aeromarítima?
—Si lo pensaron, en ningún momento lo escribieron. Lamentablemente, fue así.
—¿Qué planteos le hizo a Galtieri para mostrarle su oposición al desembarco?
—Le decía: “Leo, un choque bélico no, vamos a tener muchos problemas”. Pero Galtieri tenía la idea de que sin enfrentamiento no resolvía el tema Malvinas.
—¿Cómo hacían para controlarlo?
—Galtieri era un hombre con el cual se podía conversar, darle sus razones, y él las entendía. El problema era que Anaya tenía mucha influencia sobre él, porque habían sido compañeros del Liceo Militar, desde los doce años. Si íbamos a hacer una votación, era más lógico que Galtieri y Anaya votaran de la misma forma y yo en contra.
—Con la experiencia que tenía de la cuasi guerra con Chile en 1978, ¿por qué aceptó llevar adelante la recuperación de Malvinas?
—Ojalá supiera la respuesta. Traté por todos los medios de evitarla, pero hubo un momento en el que me tuve que decidir. No me pregunte por qué.
—¿Por qué ante una guerra no pudieron ponerse de acuerdo entre las tres fuerzas?
—Somos argentinos y no sabemos trabajar en conjunto. Individualmente, somos excepcionales, pero nos hacen trabajar en grupo y no nos ponemos de acuerdo.
—¿Por eso pelearon tres guerras separadas?
—Claro que sí. En Malvinas, la Armada no iba a estar mucho tiempo operando en el mar. Eso yo lo sabía porque en la cuasi guerra con Chile se demoró la iniciación de las operaciones porque ellos, a último momento, pusieron una necesidad de evitar que los submarinos chilenos actuaran en la zona de combate, porque no tenían espacio marítimo para moverse con comodidad.
—¿Cuál de las tres fuerzas estaba mejor preparada para la guerra?
—Ninguna. Lo único que tenía la Marina eran los Exocet, y eran muy pocos. El Ejército nunca estuvo preparado para Malvinas, y la Fuerza Aérea tampoco.
—Entonces, ¿por qué planear un choque bélico con Inglaterra cuando iba a ser como una pelea entre David y Goliat?
—Porque casi llegamos a un acuerdo diplomático antes del enfrentamiento con la propuesta de (el presidente del Perú, Fernando) Belaunde Terry. Pero ese día hundieron el Belgrano.
—Eso fue decisivo para las negociaciones
—Sí, las tiró abajo. Habíamos decidido en una reunión de la Junta, que duró hasta medianoche, aprobar el borrador del convenio, con dos pequeñas modificaciones. Volví al Comando (de la Fuerza Aérea) y le dije al brigadier (José) Miret: “Quedate tranquilo, mañana te vas a Lima con un general y un almirante a firmar la aceptación de un proyecto de acuerdo en nombre de la Junta”. A las dos y media de la mañana, me llamó Galtieri y me dijo que teníamos problemas, me contó el tema del Belgrano y que eso había causado un gran efecto en la Armada.
—¿Qué opinó Anaya?
—Hay que reconocer que a pesar del hundimiento del Belgrano, dijo con lágrimas en los ojos en la reunión de Junta: “Sé que voy a tener problemas con mi decisión, pero hay que llegar al acuerdo”. Volvió al edificio Libertad y el almirantazgo le dijo que no.
—Después de eso, ¿la Armada hizo retornar toda la flota al continente?
—La Armada no estuvo ni 24 horas en la zona de combate.
—¿Cómo recibió eso?
—A Anaya, lo puteé de arriba abajo, fue el enfrentamiento más grande que tuve con él.
—¿Por qué tomó esa medida?
—Porque, según él, se habían descalibrado todos los instrumentos electrónicos.
—¿Tardaron toda la guerra en arreglarlos?
—No les interesaba porque les tenían miedo a los submarinos atómicos. Le dije: “Siempre supieron que estaban los submarinos nucleares ahí, qué me venís ahora con ese problema”.
—¿Potenciaron una guerra a la que después le tuvieron miedo?
—No sé. Siempre tuvieron claro lo de los submarinos, ya que si no estaban por ahí, los traían enseguida. La Armada nunca más volvió a la zona de combate. La flota de mar se fue a Puerto Belgrano y se quedó ahí.
—¿Dejaron solos al Ejército y la Fuerza Aérea?
—Sí, el Ejército estaba jugado a pleno y lo dejaron ahí.
—¿Cómo se puede encarar una guerra en forma tan improvisada?
—Anaya me dijo: “Tengo bombas que están adaptadas para lanzarlas sobre las fragatas”. Jamás nos las dio.
—Eran peor que el enemigo…
—Si para tirar el Exocet tuvimos que presionarlos al máximo...
—¿Para qué plantear una guerra así?
—No lo sé. Creo que pensaron que era un ejercicio de la Escuela Superior de Guerra.
—¿Hasta cuándo pensaba seguir?
—Hasta la última bomba. Pero si los otros dos no continuaban, no.
—Sin embargo, cuando el general Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición, el brigadier Crespo no quiso aceptar el cese del fuego.
—Crespo no tenía que rendir a la Fuerza Aérea, el que debía hacerlo era yo. El brigadier (Luis) Castellanos habló conmigo y me dijo: “Me han dado la orden de retirarme con toda mi fuerza a la pista del aeropuerto y dejar el armamento ahí, porque está firmada la rendición”. Colgué y traté de ubicarlo a Galtieri, y él también estaba intentando encontrarme. Entonces, le ordené a Crespo: han firmado la rendición, la Fuerza no ataca hasta que yo dé la orden. Si yo no lo autorizo personalmente, la flota queda en tierra hasta nuevo aviso. No la hice replegar, la dejé en el sur.

—¿La rendición nunca la firmó?
—No, bajo ningún punto de vista. En cualquier momento, daba la orden de ir, por lo menos, a hostigarlos.
—¿Por qué no la firmó?
—Porque tenía una carta guardada por cualquier cosa.
—Pero eran ustedes solos.
—Si ellos atacaban territorio continental argentino iba a ser un problema serio, porque sabían que íbamos a defendernos y con todo.
—¿Qué sintió cuando se enteró de que el general Menéndez había firmado la rendición?
—Fue una frustración tremenda. Me dio una inmensa tristeza ver a mis pilotos desaparecer en un esfuerzo que no dio los resultados que queríamos.
—¿Qué pensó cuando la Justicia lo condenó por su participación en la Guerra de Malvinas?
—Me acordé del general (Bartolomé) Mitre, a quien enjuiciaron y condenaron a muerte por la Guerra de la Triple Alianza. Son cosas totalmente diferentes, pero dije: bueno, me tocó.
—¿Qué sintió en ese juicio?
—Una frustración y un desengaño tremendos. Una depresión.
—¿Cuándo tuvo claro que lo iban a condenar?
—Antes de empezar el juicio.
—¿Ya sabía que estaba perdido?
—Sí, la decisión política de que los tres comandantes teníamos que salir condenados ya estaba tomada.
—¿En cuál de los juicios se sintió más frustrado: en el de Malvinas o en el de las Juntas?
—En el de Malvinas.
—¿En los dos estaba seguro de que lo iban a condenar?
—Pensé que podía salir con muy poca condena en el de las Juntas, porque cuando me hice cargo del Comando en Jefe de la Fuerza Aérea ya no había lucha contra la subversión, ya había terminado. Una de las primeras medidas que tomé como jefe de Operaciones fue dejar sin efecto el sistema de la lucha antisubversiva fuera de las instalaciones, me dediqué a defender exclusivamente las unidades.
—¿Tenía miedo de que lo condenaran por los años que fue secretario general de la Fuerza?
—El secretario general se ocupaba de los temas políticos. No tenía mandos, ni medios. Pero si me hubieran querido meter, lo iban a hacer. Si llegaba a salir uno que dijera: “El brigadier Lami Dozo estaba presente una noche que me estaban torturando en tal lugar, en Mansión Seré”, ¿qué le iba a decir? Yo no sabía que existía la Mansión Seré, porque eso nació como un anexo al Casino de Oficiales, porque no daba abasto. Para mí, era un anexo del Casino de Oficiales. Después, surgió todo ese tema.
—¿Qué pensó cuando leían el fallo?
—La mano venía pesada. Pero a mí me habían avisado que Graffigna y yo estábamos absueltos. Y dije: si él está absuelto, yo con más razón, porque vine después. El juicio que más me preocupaba a mí era el de las Juntas, porque ahí podía venir una condena a cadena perpetua seguro, pero hicieron una separación.
—Perú fue una de las grandes ayudas que tuvo la Argentina durante la guerra. ¿Qué sintió cuando se enteró del tráfico de armas a Ecuador en 1995?
—Tenía ganas de agarrarlo a chirolita o al califa, como yo le digo (a Carlos Menem) y hacerlo mierd@. ¿Cómo puede hacer eso con Ecuador cuando Perú había sido el que nos había ayudado a muerte? Si a los peruanos les hubiera dicho que mandaran una fuerza terrestre a luchar en Malvinas, la enviaban. Ellos se pusieron totalmente a nuestra disposición. Me agarré una bronca tan grande... Sé qué hablaron con nuestro agregado militar en Lima y le dijeron: “¿Cómo nos hacen esto después de lo que hicimos por ustedes en Malvinas?”.
 
Estimados

Cuando veo y escucho que nuestros héroes toman una decisión tan trágica se me estruja el alma y ciento lo poco se ha hecho por nuestros veteranos

Tal vez lo que escribo les perezca polémico, pero muchas veces siento que el pueblo y la nación argentina no se merece la entrega y el sacrificio que nuestros amados veteranos realizaron y realizan

QEDP
 

Argos

Colaborador
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Esto ya es historia.......entrevista al Brig Gral (R) Basilio Lami Dozo.
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A 28 años de la recuperación de Malvinas, el brigadier Basilio Lami Dozo, miembro de la Junta que detentaba el poder en 1982, acusa a la Marina de haber dejado solos al Ejército y a la Fuerza Aérea y revela que al asumir junto al general Leopoldo Galtieri y el almirante Jorge Isaac Anaya, tres meses antes, desconocía la existencia de los planes para recuperar las islas.

—Cuando se hace cargo del gobierno, ¿sabía del plan para recuperar las Malvinas?
—No, en ese momento mi problema era que Galtieri quería quedarse más tiempo de comandante en jefe del Ejército; entonces le dije al brigadier (Rubens) Graffigna que si él no dejaba el cargo yo no asumía. No iba a aceptar que estuviera más de tres años como comandante en jefe y presidente. O uno o lo otro. Malvinas vino enseguida.
—¿Cómo se enteró del plan?
—Galtieri me sacó el tema el 5 de enero (de 1982), después de una reunión para designar gobernadores, cuando recién se había hecho cargo de la Presidencia. Me dijo: “Hay que tratar el tema Malvinas porque la reunión de Nueva York no va”. Habíamos quedado en no hacer nada que dificultara esa negociación. Le respondí que lo tratáramos en la próxima reunión de la Junta. En el siguiente encuentro, sacó el tema enseguida.
—¿Qué le dijo?
—Le sugerí que teníamos que nombrar a un brigadier, a un general y a un almirante para que analizaran, junto con sus respectivos asesores de Estado Mayor, la utilización del poder militar para recuperar las Malvinas, los pros y los contras, y que nos entregaran un boceto. Se designó al general (Osvaldo) García, al vicealmirante (Juan José) Lombardo y al brigadier (Sigfrido) Plessl.
—¿Qué les presentaron?
—Nos entregaron el primer boceto del plan de acción el 9 de marzo.
—¿Cuáles fueron las contras que presentaron?
—Ninguna.
—¿Nunca intuyeron que la Fuerza Aérea no estaba preparada para una guerra aeromarítima?
—Si lo pensaron, en ningún momento lo escribieron. Lamentablemente, fue así.
—¿Qué planteos le hizo a Galtieri para mostrarle su oposición al desembarco?
—Le decía: “Leo, un choque bélico no, vamos a tener muchos problemas”. Pero Galtieri tenía la idea de que sin enfrentamiento no resolvía el tema Malvinas.
—¿Cómo hacían para controlarlo?
—Galtieri era un hombre con el cual se podía conversar, darle sus razones, y él las entendía. El problema era que Anaya tenía mucha influencia sobre él, porque habían sido compañeros del Liceo Militar, desde los doce años. Si íbamos a hacer una votación, era más lógico que Galtieri y Anaya votaran de la misma forma y yo en contra.
—Con la experiencia que tenía de la cuasi guerra con Chile en 1978, ¿por qué aceptó llevar adelante la recuperación de Malvinas?
—Ojalá supiera la respuesta. Traté por todos los medios de evitarla, pero hubo un momento en el que me tuve que decidir. No me pregunte por qué.
—¿Por qué ante una guerra no pudieron ponerse de acuerdo entre las tres fuerzas?
—Somos argentinos y no sabemos trabajar en conjunto. Individualmente, somos excepcionales, pero nos hacen trabajar en grupo y no nos ponemos de acuerdo.
—¿Por eso pelearon tres guerras separadas?
—Claro que sí. En Malvinas, la Armada no iba a estar mucho tiempo operando en el mar. Eso yo lo sabía porque en la cuasi guerra con Chile se demoró la iniciación de las operaciones porque ellos, a último momento, pusieron una necesidad de evitar que los submarinos chilenos actuaran en la zona de combate, porque no tenían espacio marítimo para moverse con comodidad.
—¿Cuál de las tres fuerzas estaba mejor preparada para la guerra?
—Ninguna. Lo único que tenía la Marina eran los Exocet, y eran muy pocos. El Ejército nunca estuvo preparado para Malvinas, y la Fuerza Aérea tampoco.
—Entonces, ¿por qué planear un choque bélico con Inglaterra cuando iba a ser como una pelea entre David y Goliat?
—Porque casi llegamos a un acuerdo diplomático antes del enfrentamiento con la propuesta de (el presidente del Perú, Fernando) Belaunde Terry. Pero ese día hundieron el Belgrano.
—Eso fue decisivo para las negociaciones
—Sí, las tiró abajo. Habíamos decidido en una reunión de la Junta, que duró hasta medianoche, aprobar el borrador del convenio, con dos pequeñas modificaciones. Volví al Comando (de la Fuerza Aérea) y le dije al brigadier (José) Miret: “Quedate tranquilo, mañana te vas a Lima con un general y un almirante a firmar la aceptación de un proyecto de acuerdo en nombre de la Junta”. A las dos y media de la mañana, me llamó Galtieri y me dijo que teníamos problemas, me contó el tema del Belgrano y que eso había causado un gran efecto en la Armada.
—¿Qué opinó Anaya?
—Hay que reconocer que a pesar del hundimiento del Belgrano, dijo con lágrimas en los ojos en la reunión de Junta: “Sé que voy a tener problemas con mi decisión, pero hay que llegar al acuerdo”. Volvió al edificio Libertad y el almirantazgo le dijo que no.
—Después de eso, ¿la Armada hizo retornar toda la flota al continente?
—La Armada no estuvo ni 24 horas en la zona de combate.
—¿Cómo recibió eso?
—A Anaya, lo puteé de arriba abajo, fue el enfrentamiento más grande que tuve con él.
—¿Por qué tomó esa medida?
—Porque, según él, se habían descalibrado todos los instrumentos electrónicos.
—¿Tardaron toda la guerra en arreglarlos?
—No les interesaba porque les tenían miedo a los submarinos atómicos. Le dije: “Siempre supieron que estaban los submarinos nucleares ahí, qué me venís ahora con ese problema”.
—¿Potenciaron una guerra a la que después le tuvieron miedo?
—No sé. Siempre tuvieron claro lo de los submarinos, ya que si no estaban por ahí, los traían enseguida. La Armada nunca más volvió a la zona de combate. La flota de mar se fue a Puerto Belgrano y se quedó ahí.
—¿Dejaron solos al Ejército y la Fuerza Aérea?
—Sí, el Ejército estaba jugado a pleno y lo dejaron ahí.
—¿Cómo se puede encarar una guerra en forma tan improvisada?
—Anaya me dijo: “Tengo bombas que están adaptadas para lanzarlas sobre las fragatas”. Jamás nos las dio.
—Eran peor que el enemigo…
—Si para tirar el Exocet tuvimos que presionarlos al máximo...
—¿Para qué plantear una guerra así?
—No lo sé. Creo que pensaron que era un ejercicio de la Escuela Superior de Guerra.
—¿Hasta cuándo pensaba seguir?
—Hasta la última bomba. Pero si los otros dos no continuaban, no.
—Sin embargo, cuando el general Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición, el brigadier Crespo no quiso aceptar el cese del fuego.
—Crespo no tenía que rendir a la Fuerza Aérea, el que debía hacerlo era yo. El brigadier (Luis) Castellanos habló conmigo y me dijo: “Me han dado la orden de retirarme con toda mi fuerza a la pista del aeropuerto y dejar el armamento ahí, porque está firmada la rendición”. Colgué y traté de ubicarlo a Galtieri, y él también estaba intentando encontrarme. Entonces, le ordené a Crespo: han firmado la rendición, la Fuerza no ataca hasta que yo dé la orden. Si yo no lo autorizo personalmente, la flota queda en tierra hasta nuevo aviso. No la hice replegar, la dejé en el sur.

—¿La rendición nunca la firmó?
—No, bajo ningún punto de vista. En cualquier momento, daba la orden de ir, por lo menos, a hostigarlos.
—¿Por qué no la firmó?
—Porque tenía una carta guardada por cualquier cosa.
—Pero eran ustedes solos.
—Si ellos atacaban territorio continental argentino iba a ser un problema serio, porque sabían que íbamos a defendernos y con todo.
—¿Qué sintió cuando se enteró de que el general Menéndez había firmado la rendición?
—Fue una frustración tremenda. Me dio una inmensa tristeza ver a mis pilotos desaparecer en un esfuerzo que no dio los resultados que queríamos.
—¿Qué pensó cuando la Justicia lo condenó por su participación en la Guerra de Malvinas?
—Me acordé del general (Bartolomé) Mitre, a quien enjuiciaron y condenaron a muerte por la Guerra de la Triple Alianza. Son cosas totalmente diferentes, pero dije: bueno, me tocó.
—¿Qué sintió en ese juicio?
—Una frustración y un desengaño tremendos. Una depresión.
—¿Cuándo tuvo claro que lo iban a condenar?
—Antes de empezar el juicio.
—¿Ya sabía que estaba perdido?
—Sí, la decisión política de que los tres comandantes teníamos que salir condenados ya estaba tomada.
—¿En cuál de los juicios se sintió más frustrado: en el de Malvinas o en el de las Juntas?
—En el de Malvinas.
—¿En los dos estaba seguro de que lo iban a condenar?
—Pensé que podía salir con muy poca condena en el de las Juntas, porque cuando me hice cargo del Comando en Jefe de la Fuerza Aérea ya no había lucha contra la subversión, ya había terminado. Una de las primeras medidas que tomé como jefe de Operaciones fue dejar sin efecto el sistema de la lucha antisubversiva fuera de las instalaciones, me dediqué a defender exclusivamente las unidades.
—¿Tenía miedo de que lo condenaran por los años que fue secretario general de la Fuerza?
—El secretario general se ocupaba de los temas políticos. No tenía mandos, ni medios. Pero si me hubieran querido meter, lo iban a hacer. Si llegaba a salir uno que dijera: “El brigadier Lami Dozo estaba presente una noche que me estaban torturando en tal lugar, en Mansión Seré”, ¿qué le iba a decir? Yo no sabía que existía la Mansión Seré, porque eso nació como un anexo al Casino de Oficiales, porque no daba abasto. Para mí, era un anexo del Casino de Oficiales. Después, surgió todo ese tema.
—¿Qué pensó cuando leían el fallo?
—La mano venía pesada. Pero a mí me habían avisado que Graffigna y yo estábamos absueltos. Y dije: si él está absuelto, yo con más razón, porque vine después. El juicio que más me preocupaba a mí era el de las Juntas, porque ahí podía venir una condena a cadena perpetua seguro, pero hicieron una separación.
—Perú fue una de las grandes ayudas que tuvo la Argentina durante la guerra. ¿Qué sintió cuando se enteró del tráfico de armas a Ecuador en 1995?
—Tenía ganas de agarrarlo a chirolita o al califa, como yo le digo (a Carlos Menem) y hacerlo mierd@. ¿Cómo puede hacer eso con Ecuador cuando Perú había sido el que nos había ayudado a muerte? Si a los peruanos les hubiera dicho que mandaran una fuerza terrestre a luchar en Malvinas, la enviaban. Ellos se pusieron totalmente a nuestra disposición. Me agarré una bronca tan grande... Sé qué hablaron con nuestro agregado militar en Lima y le dijeron: “¿Cómo nos hacen esto después de lo que hicimos por ustedes en Malvinas?”.

Gracias, @BIGUA82 .
 

rodrigocarra

RED OBSERVADORES DEL AIRE
Mis respetos a Lami Dozo, siempre lo veía diferente de Anaya, Galtieri y Costa Mendez. A pesar que siempre critiqué la "Junta" como un todo y por responsabilidad o mando lo incluía. También fue el único que reconoció que Malvinas era el antecedente de Chile, aceptando una responsabilidad y dando así un amplio campo de entender la política y estrategia en Malvinas.
Lamento su fallecimiento.
 

Andrés A. Gazzo

Veterano Guerra de Malvinas
Q.E.P.D. Camarada. Lo tuve como Comandante en Jefe de la FAA y como vecino en Olivos. Muchas veces charlamos luego del conflicto cuando nos intercambiábamos las cartas que llegaban equivocadas por el cartero a cada uno de nuestros domicilios en la calle Corrientes al 700. Una persona muy entera y humilde en su forma de trato.
 

drupi

Veterano Guerra de Malvinas
Una gran persona,recuerdo ese 14 de julio de 1982 regresabamos al continente luego de permanecer como prisioneros de guerra durante un mes,todo se retraso las horas pasaban, las familias esperaban y nuestra ansiedad crecía, el motivo el comandante en jefe nos quería recibir y saludar personalmente a cada uno de nosotros, sus compromisos del día lo tenían a mal traer,pidió que nos demoraron en Comodoro Rivadavia.
Cuando llegamos a la Escuela De Suboficiales en Ezeiza un recibimiento no esperado, estaba la banda de musica Autoridades de la FAA y el Comandante en Jefe,quien nos dio la bienvenida nos felicitó por la tarea cumplida y luego procedió a saludar personalmente a cada uno de nosotros.
Que en Paz Descanse Señor Brigadier.


En la Foto saludando al Suboficial más antiguo del Grupo de Operaciones Especiales, Suboficial Ayudante Martín Yulman.
 
Que habra querido expresar en la nota el Brigadier Lami Dozo cuando dice....

¿Por qué no la firmó?
—Porque tenía una carta guardada por cualquier cosa.

no es la primera vez que leo la nota y le agradezco a Bigua que la posteo para consultar sobre esa "carta" guardada
a que se referia???
 
Alguno sabe o puede relatar la carrera del Brig. Lami Dozo dentro de la FAA antes de ascender a Comandante en jefe. Si era piloto de caza o transporte, o venía de la rama técnica, qué aviones voló, etc.
 
—Si ellos atacaban territorio continental argentino iba a ser un problema serio, porque sabían que íbamos a defendernos y con todo.

no entiendo a que refiere con eso. Si por ejemplo un Vulcan bombardeaba plaza de Mayo, que respuesta militar podriamos haber dado ?
 
si ellos atacaban el continente : la misma pregunta se la hizo un alumno del inac ciata al brigadier ureta en una exposicion sobre el ataque al invencible , , y el le respondio los los hubieramos atacado con todo , y el chico volvio a preguntar , y si se nos terminaban los aviones ?y el brig respondio , les pelabamos con cuchillo y tenedor
 
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