C-130 y Boeing 707: Misiones (casi) Imposibles

RELATOS DE TRANSPORTE, EXPLORACIÓN Y RECONOCIMIENTO CON HERCULES / BOEING 707


PARTE 1


Extracto del Capítulo III "Vuelos memorables e históricos" del libro "La aventura de volar" del Brigadier Mayor (Retirado) Ruben O. PALAZZI. Biblioteca Nacional de Aeronáutica.

Hace exactamente 20 años, el 13 de junio de 1982, a esta hora 19:20 horas, el C-130 TC-65 volaba con nuestra tripulación en el campo de combate, próximo al aterrizaje en Puerto Argentino. Yo era su navegador, un joven comodoro de 46 años, recién ascendido. Deseo situarlos en los días en que se desarrollará nuestra historia, del 10 al 14 de junio de 1982, ¿qué situación estratégica y táctica se vivía? ¿cómo era la vida de las tripulaciones de C-130?...

La situación militar en las islas era muy comprometida. Las tropas inglesas estaban a pocos kilómetros de Puerto Argentino, librando un furioso combate con nuestras fuerzas terrestres. Nuestra diezmada aviación de combate realizaba heroicos esfuerzos para afectar la capacidad del enemigo, con ataques diurnos de cazabombarderos, como por ejemplo el ataque de 7 aviones A-4B en la mañana del 13 de junio al cuartel de campaña del general Moore, del cual el jefe enemigo y su estado mayor se salvaron milagrosamente de las bombas argentinas por pocos metros. Los bombarderos Canberra atacaban de noche, ocasionando daños materiales y sicológicos de importancia a los ingleses. Y pocos días atrás, el 8 de junio había sucedido el exitoso ataque de cazabombarderos de la FAA a buques enemigos en bahía Agradable, calificado por la propia Margaret Thatcher como el día más negro de la flota, pues la flota invasora tuvo 2 buques de desembarco, uno hundido y otro fuera de combate, una lancha de desembarco hundida y un destructor también fuera de combate.

En los primeros días de lucha, entre las tripulaciones de C-130 había corrido un rumor por el cual se afirmaba que los cazas ingleses no derribarían aviones de transporte desarmados. El 1º de junio esa fábula desapareció cuando una PAC (patrulla aérea de combate) de aviones Sea Harrier derribó un avión de nuestro escuadrón el TC-63, que se encontraba cumpliendo una misión de exploración y reconocimiento al norte de las islas. Su tripulación completa, tres oficiales y cuatro suboficiales pereció en las llamas de su avión.

Pese a ello, el Escuadrón C-130 siguió cumpliendo sus misiones de transporte táctico de abastecimiento de las islas y de reabastecimiento en vuelo de las escuadrillas aéreas de combate. Como prueba de ello, el día 11 de junio la tripulación cumple un cruce exitoso con aterrizaje y despegue de Puerto Argentino (despega con una cubierta principal reventada por una esquirla de bomba), y al día siguiente el 12 de junio, la tripulación también logra completar un cruce con aterrizaje y despegue de la pista en Malvinas.

La FAA no bajaba la guardia, pese a las pérdidas sufridas en los más de 40 días de operaciones, en especial nuestro Escuadrón sabía que la continuidad del transporte aéreo era el único vínculo material y espiritual de los defensores de la plaza con el continente, . . .con su Patria. El personal de tripulantes de C-130 eran básicamente 12 tripulaciones que hacían el transporte de abastecimiento táctico de las islas y la evacuación sanitaria, y 7 tripulaciones destinadas al reabastecimiento de combustible en vuelo.

Los reabastecedores KC-130 operaban desde Río Gallegos y el resto de los aviones del Escuadrón lo hacían mayoritariamente desde Comodoro Rivadavia. Aparte de los dos reabastecedores, los aviones C-130H que operaban a la isla oscilaban entre 3/4 en Comodoro Rivadavia y 1/2 en El Palomar para mantenimiento, con la rotación del personal de tripulaciones que normalmente era destacado por una semana en Comodoro Rivadavia para cumplir 1/2 vuelos a la isla y luego tener un período de descanso en la I Brigada Aérea de 2/3 días y así sucesivamente.

Se despegó el jueves 10 de junio de 1982 en el C-130 TC-66 a las 20:30 hs. desde El Palomar con destino a Comodoro Rivadavia, para integrarse al sistema de rotaciones de tripulaciones que volaban a las islas. A los 30 minutos se debió regresar a la I Brigada Aérea por problemas en un motor y recién se pudo solucionar la falla durante el transcurso de la noche, despegando nuevamente el viernes 11 de junio a las 07:00 hs. y aterrizando en Comodoro Rivadavia a las 10:30 hs. del mismo día.

El resto del día se dedica al descanso y esa noche a las 22:00 hs. se despega de Comodoro Rivadavia en otro avión, el TC-65, a Malvinas por un corredor aéreo al sur de las islas. Luego de más de 4 horas de vuelo y estando a solo 80 millas (140 km.) de Puerto Argentino se ordena el regreso desde el comando de la Fuerza Aérea Sur, por situación táctica desfavorable (ataque aéreo en la Base Aérea Militar Malvinas). Se regresa por Río Gallegos para cargar combustible y posterior a Comodoro Rivadavia donde se aterriza a las 07:00 hs. del sábado 12 de junio, descansando el resto del día, siendo citados para una nueva misión nocturna a Malvinas, despegando a las 20:00 hs. en el TC-64, pero a los 40 minutos de vuelo se debe regresar por radar fuera de servicio, un motor con problemas y el radar altímetro del piloto no indicaba, siendo este último instrumento fundamental para el mantenimiento de la altura de vuelo.
En cercanías de Comodoro Rivadavia, sobre el mar, se deben descargar por el sistema de alije rápido 10.000 libras (casi 5.000 litros) de combustible para llegar al peso máximo de aterrizaje, pues sino se estaba fuera de norma en el peso para poder aterrizar.

Hasta ese momento, era el segundo intento fallido nuestro, pero como dije hace un momento otras dos tripulaciones en los mismos días (11 y 12 de junio) habían conseguido entrar en Malvinas.
Ahora, desearía hacer un breve relato de cómo eran esos vuelos:
- Desde el 1º de mayo, con la presencia cierta de la flota inglesa en cercanías de Malvinas, la Fuerza Aérea Sur decidió continuar con el abastecimiento aéreo de la isla para lo cual analizó los distintos sistemas de armas de transporte aéreo de la FAA y determinó que el único Escuadrón que podía cumplir dicha tarea era el de C-130, por el tipo de equipamiento de navegación, por el adiestramiento de sus tripulaciones, por no tener necesidad de reabastecimiento de combustible en las islas pese a tener que recorrer rutas más extensas que lo habitual y por la facilidad de carga y descarga del C-130, por su sistema de rampa y puertas, que no necesitaba de servidumbres en tierra.

- Los vuelos se iniciaban a ras de las olas, desde que se entraba al mar, manteniendo 10 a 15 metros sobre el agua, para lo cual el piloto debía concentrarse especialmente en rumbo y altura a través del radar altímetro de su puesto.

- El volar tan bajo a casi 550 kilómetros por hora, en ocasiones de noche, con todas las luces apagadas presuponía una gran concentración y capacidad de pilotaje por instrumentos, pues sabíamos que cuanto más bajos estuviéramos, sería más difícil para el enemigo detectarnos e interceptarnos. También se volaba en silencio total de radio, excepto en escucha, por si a una palabra clave del Puesto de Operaciones ordenaba regresar.

- No se podía usar el radar de abordo ni para navegación ni para alerta meteorológica, pues se corría el riesgo de ser tomada su emisión por los ingleses. Pese a ello, en algún momento y estimando estar cerca de las islas, se hacía un solo barrido de pantalla para verificar la navegación, que se basaba en el sistema Omega de navegación y en un puntilloso ploteo de rumbos, velocidades y vientos por parte del navegador para cumplir los distintos puntos de viraje y control, pues era imprescindible llegar a una hora determinada en el punto de entrada a final de pista, con una tolerancia no mayor a 2 minutos de error; cumplido ese tiempo si nuestro radar de Malvinas no identificaba al avión, la artillería antiaérea tenía orden de abrir fuego, pues se consideraba que era enemigo.

- La tripulación portaba su armamento reglamentario de arma corta en sobaquera. No se llevaba otro armamento, como tampoco paracaídas para toda la tripulación y nuestra única defensa ante el enemigo era nuestro sigilo y nuestra idoneidad profesional.
El domingo 13 de junio a mediodía, estando en nuestro alojamiento, somos citados al Puesto de Operaciones de Transporte Aéreo (POTA) en la IX Brigada Aérea en Comodoro Rivadavia para tener a las 13:00 horas una reunión previa al vuelo para una nueva tentativa de entrar en las islas. . ., la tercera de nuestra tripulación.
Al recibir la citación, es el momento en que empiezan a revolotear unas extrañas mariposas en nuestro estómago durando todo un interminable viaje hasta la base y la reunión previa al vuelo, que solo termina al subir al avión y comenzar con la rutina del vuelo. A partir del momento en que uno sube al pájaro de metal, todo se transforma en trabajo y dedicación, fruto de tantos años de entrenamiento y experiencia, conseguido con instructores idóneos y dedicados, a los cuales debemos nuestra formación y a quienes algunos aquí presentes expresamos nuestro reconocimiento.
En el pequeño ambiente que ocupa la Sección Operativa de Transporte Aéreo se encuentra el jefe de la misma y también jefe del Grupo 1 de Transporte, quien brevemente en típico lenguaje militar nos impone de la carga a llevar: un cañón de 155 mm. del Ejército, con afuste y parque completo de munición (son mas de 10 toneladas de peso total), sumado a una treintena de oficiales y suboficiales, relevo de artillería antiaérea de Fuerza Aérea.

La situación táctica en Malvinas es alarmante, corroborada por los informes de los anteriores vuelos quien en ese vuelo había reventado una rueda del tren principal de aterrizaje, a causa de las esquirlas en la pista, producto de los constantes bombardeos enemigos, debiendo decolar de Malvinas con la rueda deshecha en un arriesgado despegue fuera de toda norma.

Pero la pieza de artillería a transportar es sumamente necesaria para la defensa de la plaza, que se unirá a otras dos piezas similares llevadas por los C-130 en anteriores vuelos que lograron burlar el bloqueo inglés.
La información de situación indica que las tropas enemigas están a poco mas de 2 kilómetros de Puerto Argentino, se combate a la vista de la Base Aérea Malvinas, la cual se encuentra en estado de alerta roja permanente. Para colmo, la meteorología es cruel: cielo completamente cubierto, con fuertes vientos, precipitaciones de agua-nieve y nevisca, con temperaturas muy inferiores a 0ºC. La meteorología en ruta es igualmente decepcionante para el tipo de vuelo a realizar, cielo cubierto, sin luna, chubascos de agua-nieve y nieve proveniente de nubes cúmulus potentes, turbulencia moderada y vientos de hasta 80 km/h.

Luego de recibir las instrucciones vamos al avión asignado, el TC-65, el mismo con el que dos días atrás habíamos regresado casi a la vista de Puerto Argentino por situación táctica desfavorable...¿Sería el tercer intento el definitivo?. Al subir a la máquina, nos impresiona en la penumbra del compartimiento de carga la silueta silenciosa y tenebrosa del enorme cañón de 155 mm, que ocupa la casi totalidad del espacio disponible. Ya en nuestros puestos, realizamos puesta en marcha, carreteo y despegue. Son las 15:26 hs. y nuestro vuelo se desarrollará como un plan de vuelo normal desde Comodoro Rivadavia hasta Río Grande (Tierra del fuego), descenso hasta altura de circuito como para aterrizar normalmente en la base de Río Grande y luego seguir bajando hasta 30 metros de altura e internarse con rumbo este sobre el mar. Todo esto para evitar en la zona de Tierra del Fuego la inteligencia visual y electrónica de nuestros vecinos. El vuelo bordea a la Isla de los Estados sin verla por la altura a la cual volamos y ya en esos momentos se nos hace noche cerrada. Debemos proseguir por la ruta de entrada sur a Malvinas con puntos de virajes predispuestos y regulación exacta de la hora de llegada al punto de entrada en final de pista que debía ser a las 19:21hs, so pena de tener problemas con nuestra propia artillería antiaérea. Pese al cielo nocturno encapotado, los ocasionales chubascos de agua-nieve, la salinidad flotante en el ambiente proveniente del oleaje que opacaba los parabrisas y la molesta turbulencia, un piloto condujo con pericia el avión a 15 metros sobre el océano, controlando rumbos, velocidades y alturas con virajes muy suaves y controlados, debido a la gran envergadura del avión (40 metros) que en viraje sus planos podían tocar el agua. El vuelo se desarrolló dentro de la cierta normalidad que la misión implicaba, ya que la tensión se disimulaba a través del trabajo que cada uno realizaba en su puesto.

A medida que nos acercábamos a nuestro destino, pensábamos cual sería la situación terrestre en Malvinas, dado que era sabido que desde la noche anterior las alturas del monte Dos Hermanas habían caído en poder del enemigo y por su proximidad a la base, ésta podía estar al alcance de su artillería de campaña y que además las Patrullas Aéreas de Combate de Sea Harrier no perdonarían un nuevo reto de los C-130 para entrar a Puerto Argentino, desafiando una pretendida superioridad aérea local.
Luego de casi 4 horas de vuelo, al acercarnos a las islas, con un rápido control por radar para verificar tiempos y velocidades, y corroborando que estábamos en tiempo exacto de arribo, pudimos observar por primera vez en nuestras vidas la visión panorámica de un combate terrestre real. Eramos espectadores privilegiados de un espectáculo dantesco que sobrecogía los corazones: al oeste de Puerto Argentino una extraordinaria luminosidad, provocada por el duelo de las artillerías, las luces de bengalas y los proyectiles trazantes, daban un marco angustiante al drama de la guerra.
Pese a todo, debíamos aterrizar . . . la pista, o lo que quedaba de ella (reducida a solo 20 metros de ancho por los bombardeos aéreos ingleses) estaba apenas iluminada y volábamos a bajísima altura. Nuestro primer intento falló y el piloto debió hacer un giro de 360º, casi tocando el agua con el ala.
Segundo intento, con ayuda del rayo laser desde la pista y . . .¡¡¡aterrizamos!!! carreteamos con luces apagadas hasta un lugar a salvo del fuego enemigo, en la cabecera mas alejada del frente de combate, donde nos estaban esperando los esforzados integrantes de pista y descarga de la Base Aérea Malvinas. Debíamos descargar el cañón en casi total oscuridad, con intermitentes resplandores de las bengalas enemigas que nos obligaban a guardar inmovilidad mientras duraba su iluminación.
Mientras los pilotos y mecánicos permanecían en sus puestos con los 4 motores en marcha, yo como navegador, ya que así lo ordenaba una directiva de la Fuerza Aérea Sur, debía hacerme cargo de supervisar la descarga y carga de elementos y personal del compartimiento de carga.
Cuando teníamos el cañón casi fuera del avión, una de sus enormes ruedas se trabó en el costado del fuselaje, ya que el espacio de maniobra para tremenda pieza era muy reducido.

En ese preciso momento, desde el Puesto Comando de la base aérea fuimos advertidos que el radar de Malvinas había detectado una Patrulla Aérea de Combate de aviones enemigos que se acercaba a mas de 800 km. de velocidad, por lo que si no despegábamos en 5 minutos debíamos cortar motores y buscar refugio, dejando el C-130 librado a su propia suerte, con la única protección de la oscuridad y de la artillería antiaérea. Después supimos que un helicóptero inglés era el que había alertado sobre nuestros movimientos y pedido el envío de los aviones interceptores, como así también hubo un pedido a la artillería de campaña inglesa para batirnos en tierra, pero por descoordinación del enemigo, no se pudo concretar.

Pese a nuestros esfuerzos no pudimos cumplir el despegue en tan poco tiempo y recibimos la orden de cortar motores y evacuar el avión. Fue una desenfrenada carrera en las tinieblas por momentos iluminadas por bengalas, entre piedras, esquirlas, zanjas, alambres y cráteres de bombas. Algunos sufrimos pequeñas excoriaciones por caídas en el accidentado terreno. Permanecimos entre unas piedras al costado de la pista, durante más de 40 minutos, con un frío glacial pese a nuestros trajes antiexposiciones, en silencio absoluto, salvo el retumbar de la artillería del cercano combate terrestre.

El ataque de los Sea Harrier no se produjo, pues tenían gran respeto por nuestra artillería antiaérea, pero se mantuvieron orbitando a diez millas al norte de la base, acechando su objetivo: nuestro C-130, esperando que despegáramos y podernos interceptar.
A las 20:30 hs. el Puesto Comando nos informó que la PAC se había alejado (posiblemente para ir a recargar combustible) y nos ordenaban despegar de inmediato para evitar una nueva intercepción. Corrimos al avión, pusimos los 4 motores en marcha simultáneamente en tiempo record y a las 20:35 hs. despegábamos entre las esquirlas de la pista, en un despegue temerario, sin luces y en una oscuridad total. Llevábamos 72 evacuados y heridos leves y dos periodistas de canal 7.
Volábamos tan pegados primero al suelo y luego al agua que el altímetro de presión marcaba cero, no así el radioaltímetro del piloto, donde apenas mantenía 10 m. de altura. Luego de volar más de una hora en esas condiciones y realizando algunos cambios de rumbo para evitar un recorrido que pudiera ser seguido linealmente por el enemigo, pudimos ascender un poco más y aliviar tensiones, realizando nuevamente una circunvalación de las islas por el sur y poco a poco ir ganando altura y poner rumbo a Comodoro Rivadavia, donde aterrizamos sin novedad pocos minutos después de la medianoche, o sea que llegamos a nuestra base el 14 de junio en las primeras horas, luego de haber volado mas de 9 horas, la mayor parte de ellas en zona de combate.
A nuestra llegada fuimos calurosamente recibidos y felicitados por nuestra exitosa misión, pero esta alegría se vio empañada por lo que presentíamos después de haber vivido la situación en Puerto Argentino: el fin de la resistencia terrestre argentina estaba próximo.

Por este vuelo, en el año 1993, por ley 24.229 la tripulación fue galardonada por el Congreso de la Nación con la condecoración de guerra Medalla la Nación Argentina al valor en combate.
Entre las consideraciones del otorgamiento de la condecoración se expresa: cumplir una arriesgada misión de vuelo de transporte táctico de abastecimiento nocturno en zona de combate, en condiciones tácticas desfavorables y meteorología marginal, ante presencia de patrullas aéreas de combate y tropas terrestres enemigas, pese a ello realizar la entrega por aterrizaje en la Base Aérea Militar Malvinas de un cañón de 155 mm para el Ejército Argentino con su parque completo y regresar con evacuados y heridos sin novedad a la base de salida.
 

g lock

Colaborador
Pequeño laburito te has tomado, Tormentor!!
Gracias por compartirla, está excelente!!
Juan
 
Para nada Juan, es simplemente un relato que encontré y, a pesar de conocerlo, no lo había leído contado por sus protagonistas. Me interesó mucho, no podía parar de leer. Según entiendo, parte está extraído de un libro y otras son de otros lados.

Las voy a ir poniendo acá por si hay otros como yo que no las habíamos leído antes.

Saludos,

T
 

TurcoRufa

Colaborador
Colaborador
Muy buena la historia, los ultimos párrafos me hicieron correr escalofrío por el cuerpo...
 
C-130 y Boeing 707: Misiones (casi) Imposibles / PARTE 2

PARTE 2


DOCE BREVES RELATOS (UNO INCONCLUSO) SOBRE VUELOS DE REABASTECIMIENTO, EXPLORACION Y RECONOCIMIENTO Y ABASTECIMIENTO CON HERCULES (19 DE MAYO AL 13 DE JUNIO)
Origen en http://www.asociacionatta.com.ar/malvinas.htm


01) Entrega por lanzamiento en Puerto Darwin

-Chequeo 1 minuto afuera, zona de lanzamiento recorrida, Luz Verde carga afuera, salida normal, paracaídas abiertos...mantenga el rumbo y velocidad, carga en tierra sin novedad..., mantenga rumbo y velocidad 140, rumbo a las laderas altas al frente, rampa cerrada, ¡abajo, abajo a 50 pies!...por la izquierda rumbo 310º... ¡más abajo, más abajo! más a la izquierda, velocidad 230 nudos, dele canela, no se preocupe, al frente hay agua, dele canela, más abajo es el canal, ya estamos, la visibilidad se reduce, ahora rumbo 010º por la derecha, si ve la costa izquierda péguese a la costa...
-¿Qué costa...? No veo nada...estamos volando por instrumentos a 250 nudos y a 50 pies del agua... (Del navegador, vicecomodoro al piloto mayor , y de este al navegador, en la cabina del C-130H TC-68 Tronco, el 19 de mayo, a las 16:04 horas luego de realizar la primera entrega por lanzamiento de 8 contenedores A-22, en zona de combate, al momento de efectuar el escape sobre las aguas del Estrecho San Carlos).



02) Tiene dos bandidos arriba a seis millas...


En básica de Puerto Argentino, aún sin ver la costa por lluvia intensa, el radar nos informó el viento y las condiciones: -Viento de los 360º a los 020º, 45 nudos ráfagas 55, visibilidad 800 metros reducida por lluvia. Con esa información y el tener que realizar la aproximación para cabecera 08, decidimos regresar: -Gato, Acuario efectúa QRF por MET.
El radar nos contestó: -OK Acuario, feliz regreso. Iniciamos un viraje chato por la izquierda porque estábamos a una altura de 15 metros sobre el agua, para colocar 360º de rumbo, cuando el radar nos llamó: -Acuario, continúe viraje a 270º, tiene dos bandidos arriba a seis millas. Preguntamos: -¿Dónde vamos con 270º? .Nos contestó: -A casa.
Decidimos no hacer más comunicaciones, mantuvimos constante 50 pies de altura (la pista tenía 75 de elevación) y aceleramos a 300 nudos, metiéndonos en una capa de estratus bajos. Pasamos lateral a la pista sin verla, cuando de pronto, a través de un pequeño claro divisé el comienzo de la bahía frente a Puerto Argentino. Llevábamos un rumbo, que de mantenerlo, impactábamos con las elevaciones al oeste de la misma. Ascendimos en forma inmediata, en segundos y cruzando los 2.000 pies hicimos tope, un blanco perfecto para la PAC.
Viramos a los 360º mientras descendíamos abruptamente hasta los 50 pies e hicimos contacto visual, esta vez sobre la bahía de la Anunciación, continuando el escape de la zona. Luego de unos cuantos minutos comenzamos a respirar nuevamente. Los escasos segundos que estuvimos a 2.000 pies sirvieron para que la PAC regresara nuevamente hacia nosotros, pero volvieron a perdernos cuando nos zambullimos hacia la bahía de la Anunciación. (Del brigadier mayor, que siendo mayor era el comandante del C-130H TC-66 Acuario el 20 de mayo, realizando el penúltimo de los vuelos diurnos de abastecimiento con entrega por aterrizaje a Puerto Argentino).



03) Quedamos pagando

El 23 de mayo, finalizado el REV de la escuadrilla Nene, una orden del Comando de la FAS, nos hizo dirigir a otra posición ubicada 100 millas al sur de Darwin, sobre el mar, para reabastecer a dos Super Etendard que regresaban de una misión.
Siempre resultó bastante difícil establecer enlace con los marinos, quienes ante la posibilidad que detectaran su posición por el uso de la frecuencia de radio, a veces daban la impresión de pasarse de largo, pensando más en su propia seguridad y en detrimento de la fidelidad de una comunicación tan necesaria para su reabastecimiento.
En esa oportunidad balbucearon su indicativo, haciéndonos entender que por una luz de alarma encendida en su equipamiento, estaban siendo detectados por el enemigo. Pasaron velozmente debajo nuestro sin reabastecer, con rumbo 270º, perdiéndose en el horizonte hacia Río Grande. Como dice la jerga aeronáutica, quedamos pagando, solos, mangueras afuera, en medio de ese gélido anochecer de los mares del Atlántico Sur.



04) Exploración y Reconocimiento...

Despegamos de Comodoro Rivadavia con el C-130 TC-64 cumplimentando lo Orden Fragmentaria 2.220, con el indicativo Loco (después nos enteramos que el indicativo respondía a que alguien dijo: -¡Hay que estar loco para hacer esos vuelos!...). Debíamos detectar blancos navales al norte del Canal San Carlos e informar la posición...¿Cómo?...De la siguiente manera: se volaba rasante a 320 nudos y se iniciaba, con el IFF en Stand By, una trepada con 30º de nariz arriba hasta los 10.000 pies alcanzándolos con 110 nudos.... En el ascenso se activaba el IFF para detectar si el avión era iluminado por radares enemigos...en caso afirmativo (luz fija), se lo apagaba, se hacían dos barridos con el radar y se congelaba la posición del eco en el navegador Omega, informando las coordenadas.
Hicimos el procedimiento y habremos alcanzado...2.000 pies, con la luz del IFF encendida (señal de que alguien nos había detectado)...con todo el asiento levantado me sumergí en el PPI del radar y en el primer barrido creí ver un eco del tamaño de una lenteja...le dije al navegador: -¡Negro! ¿Viste el eco?...-Sí, me contestó, cuando ya llegaba el segundo barrido....Con mi mano izquierda corté los cuatro aceleradores...sin darle tiempo al piloto a reaccionar...descendimos hasta los 50 pies y casi nos tragamos el agua...En pocos minutos, nos enteramos que era un buque hospital (el Uganda).



05) Exploración y Reconocimiento Lejano...

El TC-68 con el indicativo Tigre, salió bien temprano -a las 03:55 horas-, el 28 de mayo y regresó a las 15:30 horas. Al día siguiente, la misma aeronave, con el mismo indicativo cumplió la misma tarea volando 11:05 horas. El 1 de junio, la misma tripulación con el mismo avión e indicativo voló 14:10 horas. Idéntica tarea realizó el 2, 4, y 8 de junio volando en cada oportunidad más de diez horas sobre las frías aguas del Atlántico Sur. ¡Cuantas anécdotas en tantas horas!. Este es el relato inconcluso, pero por lo que hicieron, integran con todo derecho el capítulo de los vuelos memorables.



06) No vendrán...


-¡Señor...! Dos aviones por la derecha y parecen A-4C.
En pocos instantes los tuvimos a nuestro lado, los mecánicos de vuelo, suboficiales Perón y Tello extendieron las mangueras y reabastecimos a los A-4C. Entretenido en esta operación había algo que me tenía intranquilo. Mi mente maquinaba: -Estamos en zona caliente, los Harriers nos buscan, qué hago dando vueltas en círculos con dos Skyhawk colgados?... porqué no doy la orden de poner rumbo de alejamiento...? ¡Eso! ¡Faltan dos!
Pregunté a la tripulación si los veían. Me contestaron: -Negativo.
No me animaba a preguntarles a los pilotos de A-4C, pues tenía miedo a la respuesta...: -Díganme muchachos si los dos que faltan pueden llegar aún. Me contestaron: -No señor, no vendrán, los derribaron en la final de tiro al portaaviones.



07) Una jugada del destino

El 31 de mayo dos tripulaciones de C-130 permanecían en apresto para las próximas salidas a la zona de combate. Una de ellas debería hacer EYR sobre el mar, que denominábamos familiarmente hablando pinchar el globo y la otra realizaría el siguiente cruce a Puerto Argentino para entrega por aterrizaje. Un Grupo me preguntó, por ser el más antiguo, qué misión elegía realizar.
No había misiones fáciles para los Hercules durante el conflicto. Me hubiera resultado más aliviado recibir simplemente la orden de cumplir tal o cual misión. Por ello, como en un gesto de magnanimidad, asumí que los más viejos, deberíamos realizar aquella misión que considerábamos más riesgosa, o al menos, así lo interpretaba yo: realizar el cruce a las Islas Malvinas.



08) Próximos a básica de Puerto Argentino

A 100 millas detrás de nuestro avión venía otro C-130, el TC-64. Estando próximos a básica de Puerto Argentino, de noche, el navegador hace un barrido e informa de unos ecos a la derecha, en el mismo momento en que el copiloto puede constatar que desde una plataforma parten misiles hacia el C-130; esto ocurre a las 20:03 horas. En el acto el comandante realizó un viraje hacia la izquierda dando máxima potencia, marcando el radioaltímetro 40 pies de altura e invirtiendo el rumbo, lo que nos lleva a ingresar a zona lluviosa y evadir la operación de helicópteros ingleses e informar al otro C-130.



09) No se preocupe enano...

El 8 de junio oímos por el VHF al primer teniente con el A-4B C-231, numeral 3 de la escuadrilla Martillo que volvía solo porque los otros integrantes habían sido derribados. Pedía por radio al radar que lo tratara de ubicar para precisar el lugar de eyección en el mar por falta de combustible. Salí al aire y le dije: -¡No se preocupe enano, que hemos interceptado su comunicación y mientras quede una chancha en vuelo, usted no se va a bañar en otro lugar que no sea el casino de oficiales!...
Lo fuimos a buscar hacia las islas. Nos pidió: -¡traten de ubicarme ustedes a mí porque temo que no nos encontremos!. Le contesté: ¡No se preocupe enano que vamos estelando como locos y nos va a ver de lejos!. Detrás nuestro quedaba marcada nuestra ruta y posición por una reveladora y espesa estela, pero si descendíamos él no llegaría hasta nosotros...así que nos jugamos. Gracias a Dios, cuando sólo le quedaba combustible para unos minutos nos encontramos.



10) Con una rueda principal menos y la ayuda de Dios...

A medida que el C-130 incrementaba lentamente velocidad, comenzó a sustentarse el plano derecho, con lo cual la corrida se hizo más controlable disminuyendo las vibraciones de la estructura. Recorridos unos 400 metros aproximadamente, con 50 nudos en el velocímetro, al TC-66 le costaba aumentar la velocidad. A los 600 metros de carrera y 68 nudos de velocidad indicada, llegamos al cráter que había en la pista, taponado con tierra. La llanta de la cubierta reventada impactó con violencia en el borde del cráter, y el Hercules en lugar de frenarse momentáneamente, se levantó en forma imperceptible.
Aún muy por debajo de la velocidad de despegue de máximo esfuerzo y también de la velocidad de mínimo control, el TC-66 se despegó del suelo escasos centímetros. Si llegábamos a tocar nuevamente, agravábamos el problema. Ganamos unos pocos nudos más, no muchos, mientras la pista se acababa y penetrábamos en una espantosa oscuridad.
Ya no quedaba pista para abortar el despegue. Fue todo instantáneo. Dí la orden de ¡tren arriba! sabiendo que no teníamos seguridad en el aire y que el avión perdería unos cuantos centímetros de altura mientras se introducía el tren, pero no tocamos, el variómetro indicaba ¡un metro por segundo arriba!...¡despegamos!...¡sí despegamos con una rueda principal menos y la ayuda de Dios!....



11) Dios es Aeronáutico


-Lanza...va a tener que despegar de inmediato...estamos en alerta roja ¡despegue! Lanza...¡deben cortar motores y abandonar el avión!. Me saqué los teléfonos y me dirigí a la cabina principal de carga, para ver qué pasaba, el porqué de esa demora...
Alrededor de 50 hombres de Artillería Antiaérea que acababan de ser relevados habían abordado el avión cubriendo desde adelante hacia atrás más de la mitad de la cabina. Además una larga fila de vehículos se extendía encolumnada hacia atrás de la rampa, con todos los faros encendidos iluminando el avión, y sus luces giratorias de ambulancia alternando en su rotación los colores rojo, azul,...como tratando de llamar la atención de las PACs que orbitaban por el lugar. Una vez más se cumplía aquello de que Dios es Aeronáutico, ya que esta visión me hizo poner los pelos de punta y por más que gritaba para que apagaran las luces no logré mi objetivo. El movimiento era febril, desordenado, con el circular de las camillas, las órdenes y contraórdenes, el ruido de los cañones y de las explosiones, los gritos de los heridos, el ir y venir de las ambulancias...
-Lanza...corten motores y abandonen el avión. Hay una PAC próxima. Diríjanse a los refugios.... No había cabida para el cumplimiento de esas órdenes. Era imposible bajar a 45 heridos del avión y la tripulación no abandonaría jamás su aeronave dejándolos a merced del enemigo.
Dí las instrucciones a la tripulación y volví a la cabina de carga...El suboficial con un gesto de la mano me hacía la señal de un minuto. Volví al puesto de copiloto, trabé cinturones y arneses y escuché por el intercomunicador: -Señor...comienzo a cerrar rampa y puerta...-Agárrense que despegamos-, le contesté. –¡ sobre frenos...dé motor a pleno y despegue! No se reocupe por la luz de alarma de puerta abierta...
Con la puerta y rampa cerrándose el TC-66 se perdió en la oscuridad. –Lanza...la PAC lo sigue con rumbo de intercepción 270º...,nos informó el radar. Comenzamos maniobras evasivas, a muy baja altura y con exceso de velocidad, durante treinta minutos. Sobrepasando la boca sur del Estrecho de San Carlos nos sentimos un poco más aliviados...y colocamos proa directa a Río Gallegos pero peinando las olas.



12) La Chancha

Mientras iba ascendiendo comencé a llamar a la Chancha que tenía ese día el indicativo Piedra y le pedí que me vinieran a buscar pues me estaba quedando sin combustible. Para mi tranquilidad me contestaron: ¡No te hagas problemas pibe que ya mismo ponemos rumbo hacia las islas y vamos a buscarte!
Del Hercules me preguntaron: -¿Piano, hasta donde llega si se planta?. Les contesté: -¡Sólo al medio del mar!. -¿Cuánto jugo le queda...? -¡200 libras!. -¡Ah...le sobra para llegar, con eso...!. -¡¡¡Dije 200 no 2.000...!!!.
Mi combustible marcaba casi cero. -¡¡¡Me parece que te tenemos...poné viraje a la derecha, nos tenés que ver!!!. Los ví allá abajo y a la derecha. Mi indicador estaba en cero. Pensé que no llegaba. Reduje todo motor y me lancé en picada mientras les pedía que, haciendo viraje, se acomodaran para mi comodidad. Adelante estaba la canasta. Me acercaba a mucha velocidad, por lo que les pedí que picaran. Inmediatamente escuché en mis auriculares: -¡Picando para rizo!. (El Hercules se montó sobre la ruta Malvinas-San Julián ascendiendo desesperadamente para evitar el descenso del A-4B y cuando estuvieron a la vista realizó una media vuelta sobre el ala, una maniobra casi acrobática para que el C-221 pudiera acoplarse).
-Llegaba, estaba allí, era mía...saqué freno de vuelo y un segundo después mi lanza se incrustaba en la canasta. Mi liquidómetro comenzó a subir. Había nacido de nuevo. Casi todo el combustible que me daban salía por un orificio en mi tanque derecho. Me fui acoplado al Hercules hasta la pista.
Mi agradecimiento eterno a esos valientes pilotos de Hercules y también a la Chancha, esa Chancha querida, pues entre ambos salvaron muchísimas vidas, yendo bastante más lejos de lo que les exigía el deber.



Saludos,


T
 

cosmiccomet74

Colaborador
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Del C130 bombardero algun comentario????

Yo conosco a dos que estuvieron en la tripulacion,
tendria que hablar con ellos para que me cuenten de vuelta
la historia y hacer un informe.
 

cosmiccomet74

Colaborador
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Si, si, el C130 Malito, a esos tambien tendrian que hacerles un documental por la locura que se mandaron.

Porque con un A4, MIII, MVF o SUE, por lo menos tenes algo con que tirarles, hay velocidad, podes maniobrar y de ultima tenes el asiento eyector.

Estos muchachos MALOS, se fueron a bombardear con C130 a cuanto 270 KTS???? Esa mole!!!!

Para colmo, cuando encontraron el blanco, el Capitan del avion en vez de tirarle todas las bombas de una le hizo varias pasadas para asegurarse que alguna le iba a meter, lo cual fue acertado ya que mas de una pego, pero no exploto ninguna.

En otra ocacion, no me acuerdo si fue anterior o posterior al ataque al petrolero, cuando fueron a buscar un blanco, encontraron algo, pero era un buque de guerra!!!!
Tuvieron que salir rajando para que no los agarren.

Este es uno de los SECRETOS de nuestro lado, que ojala algun dia se dignen a aserlo publico.
 
-El Hercules en el 82 peleo de ambos lados y ambos lados le han
levantado un "monumento" a tan noble y marivillosa aeronave

-"LARGA VIDA AL HERCULES"


-La "Chancha Mala"







Saludosss:cool:
 

Eagle_

Colaborador
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Las víctimas fueron el buque tanque liberiano/norteamericano Hercules (aunque el C-130H esa vez no impactó, y utilizó un sistema más improvisado, lanzando una carga explosiva desde la bodega). De este buque se encargó posteriormente un bombardero Canberra

La otra víctima fue el petrolero British Wye, requisado por la Task Force, bandera enemiga. Esa vez sí se usó lo que podríamos denominar una especie de "BC-130H", el que muestra Litio en la fotografía. Ya un bombardero, no como el que nombré antes que era largar un artefacto desde la bodega, sino que ya éste tenía pilones, cableado para la activación de los mismos, y el sistema de dirección de tiro era de un bombardero Canberra.
 

CHACAL

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¿Estas seguro que las lanzaron por la bodega? porque la maniobra es mas que riesgosa y por lo que me contaron eso es uno de los "mitos" de Malvinas, usandose siempre el lanzamiento desde los soportes subalares.
 

Juanma

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Hasta que salio mas info del tema, lo unico que se sabia del ataque al hercules era que un cuatrimotor largo bombas desde su bodega por la rampa.
Ese era el relato de los tripulantes del barco.

Yo pase a ignorar esa info cuando vi las fotos de los pilones.

Tal vez salio de ahi lo que dice Eagle.
 

cosmiccomet74

Colaborador
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Yo he tenido el placer y el orgullo de tener como amigos a dos suboficiales que volaron esas misiones con el C130 bombardero.

Es mas, a uno de ellos, luego de retirado de la FAA, estuvo trabajando por unos anios en la misma empresa donde yo volaba un FA20 Carguero y siempre me decia que su suenio era aprender a volar, asi que lo anime, se ahorro lo que costaba el curso y le di el curso de piloto privado en un PA38.
Se recibio de PPL, pero al poco tiempo tuvo que abandonar la actividad de Piloto porque lo tuvieron que operar de una enfermedad jodida y no le dan el apto.

Continuando con el relato, un dia cuando le estaba dando el curso, anio 2001, me mostro las fotos del C130 bombardero, el cual fue modificado y probado en Cordoba.

Del tema de que tiraron las bombas por la bodega, se imaginan que les pregunte, y nunca me dijeron nada.
 
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