Aquí, los hombres de los vértices del gobierno parecen haber descubierto ahora, (conflicto de las celulosas por medio), la estrategia de Brasil y el gobierno de Lula, en particular con la Argentina. Se conoce ampliamente que nuestros actores políticos contemporáneos tienen grandes dificultades en leer y estudiar lo que se publica en la región y el mundo. Pero cuesta reconocer que el extremo llegue a tanto.
Brasil por intermedio de sus principales hombres de gobierno, actual y anterior, en expresiones de sus intelectuales y periodistas, mas destacados, ha dicho y escrito, una y otra vez, que su autonomía frente a los EE.UU. y Europa pasa por mantener una unión estratégica con Argentina. Por primera vez en la historia reciente esta visión se comparte con matices desde la Argentina. Esta visión, no excluye fuertes estertores entre grupos o lobis empresariales de uno y otro lado. Un solo ejemplo, a punto estallar; los incentivos o crédito brasileño a la inversión en claro detrimento de Argentina. Pero la estrategia de Itamarati no es mediática, ni ha dejado de anunciarse reiteradamente.
Uruguay necesita diseñar con urgencia su propia hoja de ruta, no tiene opciones al estilo Harry Potter. La ruta a Washington es conocida y a estado una y otra vez expuesta, lo resultados también. El trípode se completa con las opciones brasileña o cubana - ALBA, ahora Tratado Comercial de los Pueblo (TCP), un proyecto de subsistencia, fundamentalmente político. Confusamente Uruguay parece apostar a todas, en estos momentos hay en Cuba y EE.UU delegaciones del más alto nivel negociando, pero fue dejado afuera en San Pablo.
Las relaciones comerciales con México serán siempre espasmódicas, inevitablemente contaminadas de su confrontación con Brasil y su sociedad carnal con EE.UU.. Con un agravante Uruguay tiene a Brasil al lado. El plebiscito que significara las elecciones nacionales en México expondrá una evaluación nada favorable para la política del presidente Vicente Fox Quesada, que muestra un camino difícil de entuciasmar.
En el entorno de la Secretaria Condolesa Rice, no pueden ser más eufóricos, se cumple paso a paso la sentencia del ausenté Roger Noriega, “si no funciona el ALCA, tampoco habrá MERCOSUR”. Las autoridades uruguayas han tenido en las ultimas horas una extraordinaria muestra de cómo actúa en concreto Washington con países como el nuestro. A pocas horas de la cumbre Vázquez - Bush un informe del Departamento de Estado, critica a Uruguay por su desinterés en la "lucha global" y por haber reanudado relaciones con Cuba, pero se muestra satisfecho con lo que llaman “defensa de la propiedad intelectual”.
La controversia con Argentina sobre las fábricas de celulosas, no debiera verse disociado del contesto de las tres estrategias, la de Brasil, la de EE.UU. y la del ALBA. El argumento de que Uruguay es soberano al decidir el modelo de desarrollo que implica la instalación de las fábricas en discusión y su plan forestal, solo es de recibo fuera de los ámbitos de decisión directa de la ciudadanía.
Los inaceptables métodos del gobierno argentino de hacer valer sus argumentos en esta controversia, llegando a negar el contenido de un Acta mercosuriana o argumentando en tiempo presente, en Brasil, un supuesto ofrecimiento de pago a obreros de Botnia, si ésta parara sus obras. O buscando “embarrar la cancha” para que los organismos internacionales de financiamiento nieguen los créditos a estos mega proyectos, no presagian un desenlace inminente. Ni la construcción de caminos para lograrlo.
Las dificultades del MERCOSUR para encontrar caminos que ayuden a salir de esta inaudita controversia, no debieran llegar a la diyuntiva fácil de tirar “el niño con el agua sucia de la bañera”. Solo extremando los más hábiles mecanismos de la diplomacia y el estudio y seguimiento minucioso de todas las variables, implícitas en el conflito, permitirán a largo plazo salir de él. Y alejar para siempre esa hipótesis de conflicto armado que maneja hoy por hoy el Estado Mayor del Ejercito Brasileño. Alerta que no lo borran las afirmaciones del Presidente argentino cuando insiste que es un conflicto sobre “medio ambiente”, pero luego hace una demostración de Estado, frente al escenario de la controversia. Nadie puede desconocer que también los conflictos de las islas del Beagle y Malvinas fueron convertidos en “una causa nacional” por Argentina.
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El artículo también fue publicado por el Diario la República del Uruguay.